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(UDIMA)
Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades
Departamento de Periodismo, Historia y Humanidades
GRADO EN HISTORIA
TRABAJO DE CURSO
1
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN.........................................................................................................3
2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS................................................................................4
3. EL PENSAMIENTO AFRICANISTA..........................................................................5
3.1. DONOSO CORTÉS Y EL PENSAMIENTO AFRICANISTA ISABELINO.......6
3.2. CÁNOVAS DEL CASTILLO, EL PENSAMIENTO PRUDENTE......................6
3.3. JOAQUÍN COSTA EN EL CONGRESO DE GEOGRAFÍA DE 1883................8
4. EL COLONIALISMO ESPAÑOL EN EL SIGLO XIX EN EL SAHARA
OCCIDENTAL..................................................................................................................9
5. EL PROTECTORADO DEL SAHARA OCCIDENTAL (1884)................................12
6. ESPAÑA EN ÁFRICA EN EL 98...............................................................................14
7. CONCLUSIONES.......................................................................................................16
8. BIBLIOGRAFÍA.........................................................................................................16
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EL COLONIALISMO ESPAÑOL DEL SAHARA
OCCIDENTAL EN EL SIGLO XIX.
Rafael Pérez
1. INTRODUCCIÓN.
3
2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Hay que remontarse hasta mediados del siglo XIX, aunque ya había algunos
acercamientos a esta zona africana desde el reinado de los Reyes Católicos, cuando se
reactiva el interés español por el África. Desde finales del siglo XV, como continuación
de la Reconquista y como proyección del espíritu medieval, los Reyes Católicos con el
apoyo del cardenal Cisneros apoyan algunas expediciones por la costa norteafricana con
el objetivo de aumentar la expansión territorial de Castilla. Pero estas expediciones no
quedan sólo en eso y ya en la Edad Moderna se fueron consolidando las posesiones
adquiridas que eran fundamentales para hacer frente a la expansión otomana a lo largo
del Mediterráneo y por el África del norte 1. El itinerario cronológico de estas
ocupaciones será el siguiente: en 1497 Melilla, en 1505 Mazalquivir, en 1508 el peñón
de Vélez de la Gomera, en 1509 Orán, en 1510 Argel y Bugía y en 1535 la conquista de
Túnez2. Ya en el siglo XVII, en 1640 Ceuta paso a manos españolas procedente del
reino de Portugal y en 1673 incorporó el islote de Alhucenas.
En las costas atlánticas del África Occidental la presencia española tiene también
antecedentes históricos que se concretarían con la incorporación a la soberanía nacional
de dos territorios: el Ifni y el Sahara Occidental. Las primeras presencias españolas en la
costa Africana están relacionadas con la conquista de las Islas Canarias en 1496 y con la
fundación del puerto de Santa Cruz de Mar Pequeña en los territorios de Ifni en 1476,
que sería abandonado posteriormente en 1524, aunque cobraría especial referencia en el
futuro como parte de las reivindicaciones sobre el Sahara, hay que señalar que fue
precisamente esta base la que sirvió posteriormente en 1860 como base para el regreso
español a la zona.
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algunas islas que sirvieron como factorías para el tráfico de esclavos, varias
expediciones españolas a partir de 1525 lograron arrebatar a los portugueses sus
posesiones en la zona. Pero fue a partir de 1777 y 1778 con los tratados de San
Ildefonso y el pardo respectivamente cuando Portugal cede sus derechos coloniales
sobre las islas y los territorios continentales a España a cambio de la colonia de
Sacramento en Uruguay3.
3. EL PENSAMIENTO AFRICANISTA.
En 1848 España se apoderó de las islas Chafarinas, además entre 1859 y 1860
mantuvo una guerra contra Marruecos, que se saldó con la paz de Tetuán. Estos
acontecimientos pusieron a África en el centro de la opinión pública española, el debate
intelectual se dirigió hacia los problemas coloniales africanos, este creciente interés por
el continente africano está en la base del posterior colonialismo del África por parte de
España4. En aquellos momentos España vivía, tras la Segunda Guerra Carlista, una
situación de estabilidad política que produjo una mejora en la economía y una creciente
industrialización, lo que animaba a las clases dirigentes a reclamar cierto protagonismos
internacional y animaba al Gobierno a emprender acciones coloniales en el África. Hay
que hacer hincapié que el pensamiento africanista español del siglo XIX tiene dos fases:
una primera que abarca los decenios centrales del siglo y la otra que se prolongará hasta
finales de siglo. La primera etapa se corresponde con los años de la Guerra de África de
1859, que toma los valores románticos como soporte del pensamiento africanista, estos
son Dios, Honor y Tradición, y sus máximos exponentes serán: Donoso Cortés y
Cánovas del Castillo. Por otra parte, la segunda fase se fundamenta en la política
económica liberal de los gobiernos del Sexenio, con la incorporación de la inversión
extranjera y el librecambismo como ideología arancelaria, en este caso sería Joaquín
Costa su máximo exponente5.
3 Ibíd, p.3.
4 Martínez Carreras, J. U., op. Cit., pp. 169-171.
5 Pedraz Marcos, A., “El pensamiento africanista hasta 1883. Cánovas, Donoso y Costa”, Anales de la
Fundación Joaquín Costa, n.º 11, 1994, pp. 31-33.
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3.1. DONOSO CORTÉS Y EL PENSAMIENTO AFRICANISTA ISABELINO.
Cánovas del Castillo (1828-1897) era un gran conocedor del mundo árabe y de
su historia, eso le hará ver en 1852 de la importancia de la independencia de Marruecos
para garantizar la seguridad de España. En su libro Apuntes para la Historia de
Marruecos (1851) empieza a formular el que sería la base de su pensamiento respecto a
la cuestión africana, entre las que indica la necesidad de extender las fronteras
6 Ibíb. pp. 33-34.
6
nacionales hasta el Atlas con el fin de garantizar el futuro de España en África. Las tres
ideas primordiales que se pueden extraer del pensamiento canovista son: la necesidad de
civilizar el continente, la necesidad de asegurar la posición de España respecto de
Europa y la obligación de cumplir el destino de España en África. Pero estos
pensamientos pronto se encuentran con la realidad política y social del momento, en
1860 tras la guerra en África darán paso a una visión mucho mas suave en la que se
empieza a verse la personalidad moderada y prudente de Cánovas. Con las
responsabilidades que la participación en política le otorgaban, tuvo que hacer cambios
en sus pensamientos de juventud y adaptarse a unas nuevas obligaciones que el sistema
político de la Restauración le imponía. Esta implicación con la política de reconciliación
y de reconstrucción interior, le implica a su vez un nuevo enfoque en política exterior de
corte moderado en la que buscara mantener el equilibrio con Marruecos como acción
más representativa en el continente africano. Desde su conocimiento de la situación de
España, no quería complicar la estabilidad de las empresas comerciales en el exterior
con situaciones de difícil desenlace. Esta posición le llevó a algunos enfrentamientos
con los africanistas posteriores, a los que censurará su irresponsabilidad en su política
exterior. A la hora de profundizar en los factores hay que señalar a Cánovas del Castillo
como el cerebro intelectual en la política española del colonialismo africano,
desarrollado en los comienzos de la Restauración. Es aquí donde el progreso cultural y
científico que se estaba dando en el siglo XIX en todas las esferas de la sociedad, se
pone de manifiesto con la creación de las sociedades geográficas. Estas no solo tenían
como objetivo el conocimiento geográfico sino que también tenían como prioridad
servir de soporte para el desarrollo colonial. Ambos objetivos estaban detrás de la
creación de la Sociedad Geográfica de Madrid. En el caso de España, la relación entre
colonialismo e interés geográfico aparece por la necesidad de salvar el retraso, no solo
cultural sino también político en el que se había quedado estancada España respecto a
otros países europeos, todas estas actuaciones no tenían otro fin que un intento de
modernización para no quedarse atrás. En este intento de modernización cultural,
Cánovas le otorgó un especial significado a las actividades de la Sociedad Geográfica,
además decidió la creación de la Asociación Española para la Exploración de África de
la misma manera que se estaba haciendo en otros países7. El objetivo principal que
7
tenían ambas entidades, a parte de otros de tipo más científico y cultural, era la de
estudiar el África Noroccidental para su posterior acción colonial8.
8 Salom, J., “Los orígenes coloniales del Sahara occidental en el marco de la política española”,
Cuadernos de Historia Contemporánea, 2003, n.º extraordinario, pp. 247-251.
9 Pedraz Marcos, A., op. Cit., pp. 37-39.
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para la colonización y al francés basado en la fuerza militar, a Costa le parecía que la
política colonial española se basaba en una dialéctica sin propósito. La pasividad del
Gobierno español en su política africanista le lleva a la desesperación numerosas
ocasiones. Su pensamiento está basado en los fundamentos de la ideología
decimonómica sobre el papel civilizador de las sociedades que a su vez se basaba en los
preceptos del capitalismo y de la revolución industrial en la economía del siglo XIX.
Reprochaba a los comerciantes que como agentes civilizadores que son, debían ser parte
activa de este proceso, a todo ello además hay que sumar la inanición de la política
española en Marruecos. Para él la escasa presencia en el panorama internacional se
debía a la poca importancia que tenía el comercio exterior en nuestra política. Para
Costa era de vital importancia la necesidad de mantener activo el comercio con
Marruecos, no entendía como después de la guerra de 1859 que permitió la supremacía
española en el imperio marroquí, con las cinco plazas en la costa mediterránea y la
nueva en la costa atlántica, se perdiera la oportunidad de estimular el comercio como
forma de acrecentar la importancia española en Marruecos y ser parte fundamental en su
desarrollo. Para Costa nada justificaba la desidia tanto de los comerciantes como del
Gobierno español a la hora de ejercer un comercio que él entendía como muy favorable
a los intereses de ambos países. Será desde la Sociedad de Africanistas desde donde
Costa intentará ejercer la fuerza necesaria para acabar con la falta de interés de la
política exterior española en cuestiones coloniales y desde donde pretenderá ser el pilar
desde el que afianzará las posibilidades coloniales de España en África10.
Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando los mandatarios españoles
ponen su mirada en el Sahara Occidental, motivado en principio por cuestiones
económicas; por un lado había una razón pesquera, por otro lado también había una
razón comercial y además también tuvo su influencia el movimiento africanista como
hemos visto. A lo que hay que añadir en menor medida la posición del Gobierno español
y la situación internacional. Aunque no hay olvidar que también existió la motivación
geo-estratégica, es importante señalar la excelente situación geográfica de las costas
10 Ibíd. pp. 39-45.
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saharianas frente a las costas de las islas Canarias, y por último la cuestión política ante
el previsto reparto colonial de África. Esto se manifiesta en un creciente africanismo
que permitió la organización de expediciones de exploración y de ocupación del
territorio, a las que siguieron algunos contactos con las poblaciones autóctonas de la
zona. Con todos estos antecedentes se procedió a la creación del protectorado español
del Sahara Occidental en diciembre de 1984, cuando se declaró oficialmente la unión de
la costa sahariana al territorio de las islas Canarias11.
10
establecimiento de puntos comerciales en las costas africanas permitirían un incremento
en el comercio con el continente, se pensaba que el comercio que anteriormente se
generaba desde los puertos marroquíes pasaría a manos españolas14.
El importante factor político, el creciente interés por la situación de las tribus
saharianas, su independencia y la inclinación de estas a tener acuerdos comerciales con
los europeos fue un factor más a tener en cuenta. Para las tribus saharianas la instalación
de los españoles en la zona significaba liberarse de la subordinación de los marroquíes.
Aunque la utilización de las tribus saharianas como justificación y apoyo a esa
independencia respecto a los marroquíes tenía el problema de que no había una frontera
clara para el Imperio, ese conflicto fronterizo ha llegado hasta nuestros días como un
gran problema tanto histórico como político que se inició con el proceso descolonizador
del Sahara español en los años 70 del pasado siglo. Pero los primeros exploradores
españoles que llegaron a la zona se dieron cuenta que los marroquíes no tenían apenas
autoridad en la región, además los propios marroquíes reconocían que sobre la zona
tenían una soberanía sin autoridad15. España reconocía esta soberanía sin autoridad para
no dañar las relaciones con Marruecos, pero dentro de las justificaciones de carácter
político también estaba el factor geopolítico, España alegaba así sus acciones en el
Sahara Occidental como un factor de índole defensivo del archipiélago canario. Este
factor va de la mano con la causa económica en el desarrollo de factorías pesqueras,
España se veía obligada a defender sus intereses en la zona y a prestar protección a las
actividades económicas y comerciales llevadas por diferentes comerciantes en la región.
Se pedía desde varios ámbitos políticos y económicos la acción colonial sobre Santa
Cruz por la necesidad de crear un centro comercial y a partir de los años 80 del siglo
XIX, cuando la intervención de otos países europeos en la zona ponía en peligro la
acción de España sobre los territorios del Sahara, la obligación de emprender acciones
políticas que certificaran la presencia de España en el Sahara Occidental. El fundamento
de la razón geoestratégica en el Sahara Occidental es mostrado no solo como una acción
de iniciativa colonial propia española sino más como una medida de defensa de los
11
intereses españoles ante los movimientos imperialistas de otras potencias en unos
territorios en los que España tenía grandes intereses16.
Esta nueva reactivación del interés viene motivada por los movimientos
expansivos del resto de potencias europeas, que se lanzaron a la conquista colonial de
África amparadas en el reparto que se hizo después de la Conferencia de Berlín entre
1884 y 1885. Se tomaba la conciencia de peligro que suponía todos los movimientos de
los diferentes países y sus correspondientes compañías comerciales en la zona, lo que
llevó tras la expedición de Bonelli 18, a la declaración por parte del Gobierno español,
16 Ibid., p. 256-257.
17 Mapa extraído de Mohorte Medina, A., op. Cit., p. 2.
18 El 15 de octubre de 1884 se enviaba una expedición comandada por Emilio Bonelli en nombre de la
Sociedad de Africanistas y Colonistas, la cual tomó posesión del litoral entre los cabos Bojador y
Blanco, donde se instalaron en Río de Oro, en la bahía de Cintra y en Cabo Blanco, las primeras
instalaciones y se firmaron pactos con una cabila local. Esta expedición contó con la ayuda del
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mediante “Real Decreto de 24 de diciembre de 1884 a tomar bajo su protección los
territorios de la costa occidental de África comprendida entre los cabos Bojador y
Blanco, sin perjuicio de los derechos subsistentes de tercero que puedan probarse”. Este
decreto fue comunicado al resto de países europeos de acuerdo con las normas que se
estaban estableciendo en el Congreso de Berlín19. Cánovas y el Gobierno español pronto
se dieron cuenta de la importancia en el panorama internacional de las competencias
coloniales, de la forma en la que se tenían que dar los pasos para evitar los problemas
que podían darse si no se establecía de la manera correcta. La Conferencia de Berlín lo
que procuraba era implementar una reglamentación para evitar o disminuir los
problemas que surgieran con las cuestiones territoriales en África, aunque su primer
objetivo era la cuestión del Congo. De hecho, en la reunión de la Sociedad Geográfica
del 25 de octubre ya se habla de la necesidad de defender los derechos españoles en el
Sahara Occidental en Berlín. En el Consejo de Ministros del 18 de diciembre de 1884 el
propio ministro de Estado daba cuenta de cueles eran las reglas por las que se tenían que
hacer oficiales este tipo de actos, lo que influyó para que Cánovas tomara la decisión de
proclamar el protectorado cuanto antes. Además esta premura en la declaración también
venía dada por el miedo a una ocupación por parte británica de la factoría de Tarfaya y
la posibilidad de que se extendiera hacia el sur. Cuando llegó la comunicación del
Gobierno español, Granville20 la aceptó tras consultar a su gobierno y después del
compromiso español de dar libertad comercial en el nuevo protectorado del Sahara.
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destrucción de las instalaciones. Estos sucesos provocaron la critica de algunos sectores
de la opinión pública española, a las que respondió Cánovas en el Congreso el 28 de
marzo fijando el marco en el que se moverían las relaciones y las acciones de España en
el Sahara Occidental. Estas serían únicamente la de otorgar a las factorías la protección
necesaria para el correcto desarrollo de su relación comercial además de la ayuda moral
a las tropas que ejercían esta protección. Dejó claro que la posición de España no sería
la de crear una colonia con fuertes o guarniciones en la costa que pusieran en peligro
intereses mayores para España ni para el bien general de España. Establecía la
necesidad de que las propias factorías dispusieran de los medios necesarios para la
defensa de sus intereses en una acción mixta entre las propios establecimientos y la
ayuda del gobierno con el envío ocasional de fuerzas de defensa. Todo ello dejaba bien
a las claras cuales serían los límites del gobierno en lo sucesivo en los territorios del
Sahara22.
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Fig. 2. La enorme dispersión a lo largo del mundo de las posesiones coloniales españolas fue uno de los
grandes problemas para el mantenimiento del sistema colonial24.
15
7. CONCLUSIONES.
8. BIBLIOGRAFÍA.
16
Martínez Milán, J., “Intentos de explotación del banco pesquero canario-sahariano,
1850-1914”, II Aula Canarias y el Noroeste de África, Cabildo Insular de Gran
Canarias, Las Palmas, 1988, pp. 371-395.
Mohorte Medina, A., “La España colonial en África en el siglo XIX”,
https://www.museoliber.org/wp-content/uploads, 10-2014
Pedraz Marcos, A., “El pensamiento africanista hasta 1883. Cánovas, Donoso y Costa”,
Anales de la Fundación Joaquín Costa, n.º 11, 1994, pp. 31-48.
Rodríguez Esteban, J. A. (Ed.), Conmemoración de la expedición científica de Cervera-
Quiroga-Rizzo al Sahara Occidental en 1886, Madrid, CSIC, 2008.
Salom, J., “Los orígenes coloniales del Sahara occidental en el marco de la política
española”, Cuadernos de Historia Contemporánea, 2003, n.º extraordinario, pp. 247-
272.
Salom, J., “El colonialismo español en el marco de los sistemas internacionales del siglo
XIX”, en Rodríguez Esteban, J. A. (Ed.), Conmemoración de la expedición científica de
Cervera-Quiroga-Rizzo al Sahara Occidental en 1886, Madrid, CSIC, 2008, pp. 25-67.
The New Modern History, Cambridge University Press, 1970, vol. XIV (Atlas).
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