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Desde un principio, Manfred atrae la atención con sus ideas, sus comentarios logran sensibilizar a

la audiencia, es decir, después de haber escuchado a un ponente crítico y reflexivo de lo que


realmente sucede sobre el impacto negativo al medio ambiente crea un gran y confortable
consentimiento del futuro esperado conseguido por la destrucción provocada por la misma especie
humana.

Provoca una profunda preocupación y a la vez, un sentimiento de indignación escuchar lo que


expone Manfred Max-Neef sobre el mundo en el que vivimos y el rumbo que ha estado tomado,
haciéndose presente una alocada insistencia en seguir el mismo rumbo, que es hacia una colisión
casi inevitable de este mundo en el que habitamos, y en palabras de Manfred: “El mundo en el que
estamos, es aquel acostumbrado a que nunca hay suficiente para los que no tienen nada y siempre
hay suficiente para los que lo tienen todo. No hay suficientes recursos para superar la pobreza,
pero sobran recursos para satisfacer necesidades superficiales”, este reconoce que nunca imaginó
que se podría llegar a estas magnitudes, lo que lo ha decepcionado mucho, y al mismo tiempo,
causado una profunda repugnancia.

Manfred advierte diversas cuestiones a través del video, algunas de ellas son:

- El crecimiento exponencial del cambio climático prácticamente inducido que afecta a todas
las regiones del mundo.
- El fin de la energía barata con dramáticos efectos en las sociedades.
- La extensiva disminución de recursos fundamentales para el bienestar humano como lo
son: agua fresca, recursos genéticos, bosques, pesquería, entre otros.

Manfred advierte que las causas de esta convergencia son en primer lugar el paradigma
económico dominante que estimula la acumulación y codicia corporativas, en segundo lugar el uso
incontrolado de los combustibles fósiles para facilitar el excesivo crecimiento económico, tercero el
consumismo como presunta ruta hacia la felicidad, así como la destrucción de culturas
tradicionales con el propósito de imponer modelos económicos industriales con la consecuente
pérdida de lenguajes y valores distintos a los impuestos por la cultura dominante.

Es así como Manfred Max-Neef propone una economía nueva coherente al siglo XXI que es la
siguiente:

- La economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía.
- El desarrollo tiene que ver con personas y no con objetos.
- El crecimiento no es lo mismo que el desarrollo y el desarrollo no precisa necesariamente
decrecimiento.
- Ninguna economía es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas.

Sin duda, es de nuestro interés, conocer los problemas y retos que la humanidad entera tendrá que
enfrentar, y de manera específica, nos referimos a la crisis ambiental, además, el papel que juega y
tendría que asumir la educación con el objeto de intentar un cambio en el escenario planetario.

En efecto, la problematización del mundo-hombre parte de que:

El hombre es un “ser de relaciones” y es un ser “con los otros”  se constituye conjuntamente con el
mundo, como ser social y como ser histórico, es existencia y apertura.

Por ello, la relación hombre-mundo, seguramente toma una mayor importancia desde la educación,
agentes sociales educados que saben y ejercen relaciones armónicas con los otros quienes a su
vez identifican con claridad la importancia de comprender que las diferentes formas de vida animal
y vegetal, más que distantes, son una extensión de la vida de la comunidad y para que esto sea
realidad, es fundamental que suceda una: “Reflexión y acción de los hombres sobre el mundo para
transformarlo. Sin ella es imposible la superación de la contradicción. En un pensar dialéctico,
acción y mundo, mundo y acción se encuentran en una íntima relación de solidaridad.”

El rumbo que ha tomado el mundo hacia una colisión, que puede ser catastrófica para la
humanidad entera, sin excepción, sin vuelta atrás; sin embargo, para el ponente Manfred Max-Neef
siempre nace la esperanza para el hombre que no sea así, se trata de actuar desde la
individualidad que nos puede colocar desde nuestro testimonio personal, para provocar un cambio,
siendo coherentes consigo mismos.  

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