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Contratos Civiles y Mercantiles
Contratos Civiles y Mercantiles
EL CONTRATO
UBICACIÓN:
EL CONTRATO:
Podemos definir el contrato desde tres ópticas diferentes: el Código Civil, el
Código de Comercio y la Doctrina.
a) A primera vista podría pensarse que esta definición se refiere a los contratos que
se celebran entre dos partes que en principio serían los bilaterales cuando dice
“una parte se obliga para con otra”, pero en realidad lo que hace la norma es
referirse a los contratos unilaterales, pues estos son contratos celebrados entre
dos partes, pero solamente una de ellas se obliga. Es evidente entonces que esta
definición es incompleta al contemplar solo al contrato unilateral, excluyendo las
demás modalidades como el bilateral y los plurilaterales.
b) Las obligaciones que nacen del contrato son prestaciones de dar, hacer o no
hacer. La obligación nace como consecuencia del contrato al ser una de sus
fuentes.
Definición del Código de Comercio: El Art. 864 C.Co. Dice que el contrato es un
acuerdo de dos o más partes para constituir, regular o extinguir entre ellas una
relación jurídica patrimonial. De la anterior definición se extraen las diferentes
conclusiones:
a) Desde el punto de vista de los sujetos esta definición es más completa, pues
incluye pluralidad de sujetos, se refiere implícitamente a los contratos bilaterales y
plurilaterales o “acuerdo de dos o más partes”.
b) Esta obligación tiene un efecto en el ámbito patrimonial al decir “constituir,
regular o extinguir una relación jurídica patrimonial”.
c) Esta definición del Código de Comercio es idéntica a la que hace el Código Civil
Italiano. El tratadista Luigi Ferri al comentar dicha obra lo refiere textualmente.
EL ACTO JURÍDICO:
¿Es lo mismo que el contrato? Partiendo de la concepción generalizada podemos
afirmar que el acto jurídico es el acto humano voluntario que produce efectos
jurídicos, es intencionado, pues su ejecución persigue deliberadamente un efecto
jurídico.
Para el profesor Valencia Zea el término negocio jurídico se emplea para designar
tanto las declaraciones unilaterales de voluntad como las plurilaterales y señala
que la expresión contrato es equivalente a la de negocio jurídico obligatorio. Otros
doctrinantes definen el negocio jurídico como la manifestación de voluntad directa,
reflexivamente encaminada a producir efectos jurídicos.
Dice el Art. 1501 C.C. que se distinguen en cada contrato las cosas que son de su
esencia, las que son de su naturaleza y las puramente accidentales. Son de su
esencia aquellas cosas sin las cuales no produce efecto alguno o degenera en
otro contrato. Ej.: El aporte en el contrato de sociedad es un elemento de la
esencia del contrato, el pago del canon de arrendamiento en el contrato de
arrendamiento, el precio en la compraventa o la entrega periódica en el contrato
de suministro. Son de su naturaleza los que no siendo esenciales del contrato se
entienden pertenecerle sin necesidad de clausula especial. Ej.: El saneamiento
por evicción en la compraventa y las reuniones de la asamblea general de
accionistas en el contrato de sociedad. Finalmente tenemos los accidentales que
son aquellas cosas que no pertenecen al contrato ni esencial ni naturalmente, pero
que se pueden incluir por medio de una clausula especial, es el caso de las
condiciones suspensivas o resolutorias que las partes pueden voluntariamente
incluir en un contrato.
Son los mismos requisitos para obligarse que señala el Art. 1502 C.C.: capacidad,
consentimiento, objeto y causa lícita. Debe precisarse que las expresiones
elementos y requisitos no son en realidad sinónimas. El elemento se define como
algo que es parte de un todo y requisito, en cambio se entiende como algo que
hace relación al aspecto puramente externo de una cosa, es algo exterior que se
requiere para la validez de un acto o contrato.
Ej.: En el contrato de sociedad son elementos del contrato el aporte del socio y la
pluralidad de socios, en cambio son requisitos la escritura pública y la inscripción
en el registro mercantil. En el contrato de compraventa de inmuebles son
elementos el precio y la cosa vendida y son requisitos de validez en cambio la
escritura pública y la inscripción de la misma en la Oficina de Registro de
Instrumentos Públicos.
La capacidad:
La norma general es la capacidad y la excepción es la incapacidad. La capacidad
se presume, pues todas las personas son capaces excepto aquellas que la ley las
declara incapaces. Existe capacidad de goce que la tienen todas las personas por
el solo hecho de hacerlo y capacidad de ejercicio que la tienen solo ciertas
personas para ejercer ciertos derechos o para adquirir ciertas obligaciones y es
evidente que para suscribir un contrato se requiere capacidad de ejercicio en los
términos de ley.
El consentimiento:
Es el acuerdo de voluntades para la formación de un negocio jurídico, debe estar
libre de vicios y los vicios del consentimiento son el error, la fuerza y el dolo.
El objeto lícito:
Es el que está de acuerdo con la ley, las buenas costumbres y el orden público, lo
contrario es el objeto ilícito. El Art. 1519 C.C. señala: “Hay un objeto ilícito en todo
lo que contraviene al derecho público de la nación. Así, la promesa de someterse
en la república a una jurisdicción no reconocida por las leyes de ella, es nula por
el vicio del objeto”.
Causa lícita:
Es la que está de acuerdo con la ley, con el orden público y las buenas
costumbres. La causa es el motivo o el móvil que impulsa a obrar, la causa
siempre produce un efecto, una consecuencia, no hay efecto sin causa. La causa
en Derecho debe ser lícita y lo contrario a ella es la causa ilícita, no exista causa
lícita cuando se constituye una empresa con dineros derivados del contrabando o
del narcotráfico.
Dice el Art. 1524 C.C.: “No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero
no es necesario expresarla. La pura liberalidad o beneficencia es causa suficiente.
Se entiende por causa el motivo que induce al acto o contrato; y por causa ilícita
la prohibida por la ley, o contraria a las buenas costumbres o al orden público”.
La promesa de dar algo en pago de una deuda que no existe carece de causa y la
promesa de dar algo en recompensa de un crimen o de un hecho inmoral tiene
causa ilícita.
La ley es coercitiva y proviene del Estado, en tanto que la moral pertenece al fuero
interno de cada persona, se origina en un contexto religioso y su observancia no
es obligatoria como si lo es la ley. El Art. 13 de la Ley 153 de 1887 vigente a la
fecha dice: “la costumbre siendo general y conforme con la moral cristiana
constituye Derecho a falta de legislación positiva”. En conclusión las costumbres
deben estar entonces a tono con la moral.
Hemos dicho que los vicios del consentimiento son el error, la fuerza y el dolo.
EL ERROR:
Filosóficamente es el juicio en el cual el sujeto lo formula equivocadamente el
objeto sin intención y por ignorancia, pero ha de procurarse que error no es lo
mismo que ignorancia, el primero supone el conocimiento equivocado de algo, la
ignorancia en cambio es la ausencia de conocimiento, lo que se ignora o no se
conoce.
Partiendo de la concepción del Código Civil sobre el erro encontramos que existe
error de derecho y error de hecho, el primero es un error sobre un objeto de
derecho que no vicie el consentimiento, así lo señala el Art. 1509 C.C.
Este error se refiere al desconocimiento que una persona pueda tener sobre una
norma o sobre los efectos jurídicos de la misma. Si en un contrato se ha tenido
como causa un error de derecho este contrato sería anulable, pues a pesar de que
según el Código Civil este error no vicia el consentimiento, en cambio este
contrato al estar estructurado sobre un error de carencia de causa real y sería
anulable.
Igualmente el error de derecho constituye una presunción de mala fe, así lo señala
el Art. 768 C.C. cuando dice: “el error en materia de derecho constituye una
presunción de mala fe que no admite prueba en contrario”.
Así mismo el Art 2315 C.C. en relación con el pago señala la repetición por error
de derecho en el pago cuando establece que se podrá repetir lo que se ha pagado
por error de derecho cuando el pago no tenía por fundamento ni aun una
obligación puramente natural.
ERROR DE HECHO:
Este error versa sobre una situación real y concreta y este error vicia el
consentimiento cuando cumple con los siguientes requisitos: debe ser
determinante, ser comunicado y excusable y la consecuencia del error de hecho
es la nulidad relativa del acto o contrato.
Clases de error de hecho:
a) Según la doctrina:
1. El error obstáculo o error obstativo: Este a su vez es error in negotio, error in
corpore y error in causa.
El error obstáculo es aquel que impide la formación del consentimiento y por tanto
produce la inexistencia del contrato, pues al no existir consentimiento o acuerdo
de voluntades, el contrato no nace a la vida jurídica.
Ej.: Alberto quiere comprar un vehículo particular y Bernardo quiere venderle un
vehículo tipo taxi, pues cree que eso es lo que quiere Alberto.
Los Arts. 1510 y ss. C.C. trae diferentes modalidades de error de hecho:
1. Error in negotio: El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre
la especie del acto o contrato que se ejecuta o celebra, como si una parte entiende
préstamo a interés y la otra donación. Este error se ha denominado error en
esencia o error in negotio.
2. Error in corpore: Vicia también el consentimiento y recae sobre la identidad de
la cosa específica de que se trata como si en el contrato de compraventa el
vendedor entiende vender fríjoles y el comprador entiende comprar arvejas.
3. Error in substantian: Lo señala el Art. 1511 C.C. cuando la calidad esencial
del objeto es diversa de lo que se cree, este error también vicia el consentimiento.
Ej.: Cuando una de las partes supone que el objeto es una barra de plata y
realmente es una masa de algún otro metal semejante, o cuando se cree que el
anillo es de oro y realmente es de cobre.
4. Error intuito personae: Lo señala el Art. 1512 C.C. que es el error acerca de
la persona con quien tiene la intención de contratar, este error por criterio general
no vicia el consentimiento, salvo que la consideración de esta persona sea la
causa principal de este contrato.
2. Error común: Los antiguos decían que el error común hace derecho, este error
no es un vicio del consentimiento, por el contrario crea derecho. La doctrina dice al
respecto que existe error común como hacedor de derecho cuando a
consecuencia de un error invencible en una colectividad la apariencia toma forma
de realidad creando una buena fe colectiva y requiere de los siguientes requisitos
para que exista error común:
Como vicio del consentimiento está señalado en los Arts. 1508, 1513 y 1514 C.C.
y constituye fuerza todo acto que infunde a una persona un justo temor de verse
expuesta ella su consorte o alguno de sus ascendientes o descendientes a un mal
irreparable y grave. La fuerza vicia el consentimiento solamente cuando es capaz
de producir una impresión fuerte en una persona de sano juicio tomando en
cuenta su edad, sexo o condición (Art. 1513 C.C.) y la fuerza que es considerada
como sinónimo de violencia puede ser de dos clases: física o material y moral o
psíquica; entendida esta última como la amenaza de un mal futuro dirigida contra
la persona cuyo consentimiento se desea obtener o contra un allegado suyo. En
conclusión es una presión psicológica.
TEMOR REVERENCIAL:
Señala el Código Civil que éste no vicia el consentimiento y dice que el temor
reverencial, esto es el solo temor de desagradar a las personas a quienes se debe
sumisión y respeto no basta para viciar el consentimiento.
Existe una especie de fuerza que no es considerada vicio del consentimiento sino
una circunstancia eximente de responsabilidad contractual, es el caso de la fuerza
mayor y dice el Art. 64 C.C. que se llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto
a que no es posible resistir, como un naufragio, un terremoto, etc. La fuerza mayor
y el caso fortuito son dos circunstancias eximentes de responsabilidad que la
doctrina las ha diferenciado, dándole a la primera un carácter más general, como
cuando un terremoto impide firmar un contrato, y la segunda el caso fortuito le da
un aspecto más particular relacionado únicamente con la persona que debía
cumplir con la obligación, el automóvil en que viajaba se estrello y esa persona no
pudo firmar el contrato.
EL DOLO.
CLASES DE DOLO:
Ej.: Si en un contrato de compraventa no se dice quién debe pagar los gastos del
registro de la escritura, este vacío que presenta el contrato lo suple la norma
general o en el caso de la sociedad anónima si la reunión de asamblea general de
accionistas no fuere convocada, los socios se reunirán por derecho propio el
primer día hábil del mes de abril a las 10 A.M. en las oficinas del domicilio principal
(Art. 422 C.Co.).
LA BUENA FE.
El Art. 1603 c.c. estipula que “los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por
consiguiente obligan no solo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas
que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por ley
pertenecen a ella”.
Es principio general que la buena fe se presume, la mala fe debe probarse. Buena
fe es la conciencia de estar obrando rectamente de acuerdo con la ley y la moral,
pues estos son dos postulados que norman la conducta del hombre. La ley nace
del Estado y es coercitiva, la moral obedece a un mandato religioso y pertenece al
fuero interno de la persona. El Art. 768 C.C. cuando habla de la posesión dice
que “la buena fe es la conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por
medios legítimos exentos de fraudes y de todo otro vicio”. También el Art. 83 C.N.
se refiere a ello: “Las actuaciones de los particulares y de las autoridades públicas
deberán ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual se presumirá en todas las
gestiones que aquellos adelanten ante éstas”. En conclusión, no se necesita en el
contrato señalar que se actúa de buena fe, estos son elementos constitutivos del
contrato que se presumen.
En conclusión podemos señalar que la fuerza obligatoria de los contratos radica
en tres puntos fundamentales:
1. El contrato legalmente celebrado es una ley para las partes, esto es las
cláusulas pactadas son obligatorias para los contratantes.
2. Es la ley lejos de ser general, abstracta e impersonal, es sólo aplicable a las
partes contratantes aunque cobija y protege obviamente a terceros involucrados
en la relación contractual.
3. Los contratos deben ejecutarse de buena fe y ésta se presume.
Se fundamenta en que la ley que nace del contrato sólo es aplicable a las partes
sin perjuicio naturalmente de terceros interesados, es que puede resultar que
existan personas a quienes un contrato que no han realizado puedan involucrarlos
activa o pasivamente, tal es el caso de los causa habientes o herederos de las
partes. La ley contractual no puede exceder el límite propio del contrato y sus
consecuencias jurídicas o patrimoniales y el principio de relatividad implica que el
contrato debe estar enmarcado dentro de los preceptos de la ley y la moral.
La señala el Art. 1620 C.C. cuando señala que “El sentido en que una cláusula
puede producir algún efecto, deberá preferirse a aquel en que no sea capaz de
producir efecto alguno”. Esto significa que una cláusula del contrato puede tener
dos o más interpretaciones, en ese caso debe preferirse la interpretación que
produzca efectos, pues recordemos que la finalidad del contrato es producir o
crear obligaciones y en ese sentido el contrato como fuente que es de
obligaciones ha de producir efectos patrimoniales, se debe buscar entonces el
pensamiento principal, la idea general del contrato, no la interpretación aislada.
INTERPRETACIÓN SISTEMÁTICA:
INTERPRETACIÓN EXTENSIVA:
LA OFERTA O LA POLICITACIÓN:
Lo señala el Art. 1656 C.C. y dice que “para que el pago sea válido no es
menester que se haga con el consentimiento del acreedor; el pago es válido aún
contra la voluntad del acreedor, mediante la consignación”. El pago por
consignación es el depósito de la cosa que se debe en una persona natural o
jurídica y que generalmente se hace ante una entidad bancaria realizado conforme
a las formalidades de ley. El pago por consignación es el típico pago que se
realiza aun contra la voluntad del acreedor y este debe estar precedido siempre de
una oferta de pago.
VALIDEZ DE LA OFERTA:
La define en su Art. 845 y dice que La oferta o propuesta, esto es, el proyecto de
negocio jurídico que una persona formule a otra, deberá contener los elementos
esenciales del negocio y ser comunicada al destinatario. La doctrina acoge los
siguientes requisitos para la validez de la oferta: Debe ser precisa (exacta),
inequívoca, sin ambigüedades, completa, que incluya los aspectos esenciales del
contrato, objeto, precio, forma de pago y garantías y que emane de la libre
voluntad del oferente, esto es sin error, fuerza o dolo y que deba ser comunicada
al destinatario. Se exceptúan aquellas ofertas de tipo general a través de
publicidad masiva.
CLASES DE OFERTA:
Existen dos clases de oferta: la oferta con destinatario determinado que para la
doctrina es la oferta propiamente dicha, y la oferta general hecha al público
llamada policitación. La primera es irrevocable, así lo señala el Art. 846 C.Co. y
dice que una vez comunicada la oferta no podrá retractarse el proponente, so
pena de indemnizar perjuicios que con su retracto cause al destinatario. Esta
propuesta conserva su fuerza legal aun cuando el proponente muera o llegue a
ser incapaz en el tiempo medio entre la oferta y su aceptación. En cambio las
ofertas de tipo general hechas al público no son obligatorias para el oferente, así
lo señala perentoriamente el Art. 847 C.Co. cuando dice que “Las ofertas de
mercaderías, con indicación del precio, dirigidas a personas no determinadas, en
circulares, prospectos o cualquiera otra especie similar de propaganda escrita, no
serán obligatorias para el que las haga”. En conclusión una oferta es obligatoria
solamente cuando se dirige por escrito a persona determinada. El profesor
Valencia Zea señala que la oferta a persona determinada se llama declaración
recepticia de voluntad y la que se dirige a destinatario incierto declaración no
recepticia.
También existen oferta de mercancías que son las que se exhiben en vitrinas con
indicación de su precio, estas ofertas son obligatorias mientras tales mercancías
estén expuestas al público, y si la mercancía se agota, se entiende por finalizada
la oferta de se ofrecía, así lo señala el Art. 849 C.Co.
ACEPTACIÓN DE LA OFERTA.
Partiendo de lo señalado por el Art. 1611 C.C. derogado por el Art. 89 de la Ley
153 de 1887 encontramos los siguientes requisitos para que la promesa produzca
obligaciones:
1. Debe constar por escrito, no hay promesa verbal.
2. No debe contener vicios del consentimiento (error, fuerza y dolo).
3. La promesa debe contener un plazo o condición que fije la época en que ha de
celebrarse el contrato.
4. Que para perfeccionar el contrato futuro sólo falte la tradición de la cosa o las
formalidades legales.
Bajo criterios jurisprudenciales se tiene que la promesa ha de precisarse la
notaría, hora y fecha en que va a suscribirse la escritura de venta que protocolice
la promesa de venta celebrada, así lo ha señalado la Corte Suprema de Justicia a
través de la Sala de Casación Civil a partir del 19 de septiembre de 1979.
Respecto a la hora se dice que debe señalarse por razones prácticas, pero esa no
es una exigencia de la Corte.
LA VOLUNTAD CONTRACTUAL.
LA RESERVA MENTAL:
LA SIMULACIÓN:
CLASES DE SIMULACIÓN:
Esta puede ser absoluta y relativa. Absoluta cuando las partes celebran un
contrato pero no quieren que dicho acto produzca efectos jurídicos, por ejemplo
las ventas de confianza que se hacen para engañar a terceros; y la relativa que a
su vez es de dos clases:
a) Por la naturaleza del acto: Las partes si quieren celebrar el negocio pero no en
la forma contenida en el contrato.
Ej.: Celebran compraventa pero en realidad lo que hay es donación.
b) Por interposición de sujetos (testaferros): Es el negocio que se celebra por
interpuesta persona. Una tercera persona se hace pasar como parte contractual
para ocultar al verdadero obligado.
La simulación se puede probar por cualquier medio probatorio que señala el
Código de Procedimiento Civil, esto es declaración de testigos, documentos,
prueba indiciaria como el parentesco, la falta de capacidad económica, entre otros.
ACCIÓN DE SIMULACIÓN.
NATURALEZA JURÍDICA:
Ej.: Si Alberto le dona una casa a Bernardo y se simula una compraventa, vale la
donación porque la compraventa se invalidó.
La prescripción de la acción de simulación de acuerdo a la Ley 791 de 2002 de la
acción ejecutiva es de cinco años y de la ordinaria diez años (Art. 2536 C.C.) y la
prescripción de la acción de la nulidad absoluta es también de diez años y de la
acción de nulidad relativa es de cuatro años.
EL FRAUDE PAULIANO.
El Art. 2488 C.C. establece que toda obligación personal da al acreedor el derecho
de perseguir su ejecución sobre todos los bienes raíces o muebles del deudor
sean presentes o futuros exceptuándose solamente los no embargables (Art. 1677
C.C.) y no son embargables el salario mínimo legal, los derechos personales de
uso y habitación, los implementos para el ejercicio de una profesión, el lecho o
cama, los bienes de uso básico, los libros de una profesión, los uniformes, etc.
Quiere decir que los acreedores pueden con las excepciones legales pedir que se
vendan de manera forzada los bienes del deudor (remate) para que con su
producto les sean cancelados los créditos, así lo señala el Art. 2492 C.C. y esta es
la razón y el fundamento del proceso ejecutivo consagrado en el Art. 488 C.P.C. y
dice que pueden demandarse ejecutivamente las obligaciones claras, expresas y
actualmente exigibles que consten en documentos que provengan del deudor o de
su causante y constituyan plena prueba contra él. La acción pauliana busca
entonces la revocación de estos actos si son fraudulentos para resarcir al acreedor
hasta la concurrencia de sus créditos.
Un contrato se puede rescindir, esto es declararlo nulo mediante la acción
rescisoria cuando ataca un vicio del consentimiento (error, fuerza o dolo). Existen
figuras como la rescisión de la venta por lesión enorme y la rescisión por vicios
rehidibitorios u ocultos que más adelante se estudiará. En general rescindir el
contrato es dejarlo sin efectos o declararlo nulo, bien porque el contrato es lesivo
contra alguna de las partes o porque existe fraude en perjuicio de un tercero como
el caso del fraude pauliano.
EL FRAUDE A LA LEY.
Opera cuando las partes mediante contratos pretenden desconocer o violar la ley.
Tiene un elemento interno y otro externo. El primero se traduce en la intención de
violar la ley y el segundo son los medios de que se valen para hacerlo. Todo
fraude implica mala fe y por ello todo fraude debe ser sancionado y el efecto que
genera el fraude a la ley es la nulidad absoluta por objeto y causa ilícitos y si al
propio tiempo se presenta simulación y fraude a la ley en un acto el juez está
obligado a declarar la nulidad.
LAS NULIDADES.
Esta figura está contemplada en todas las ramas del Derecho y esta palabra
proviene del latín Nullus, nos indica que un acto carece de valor y que no puede
producir efectos jurídicos. Esta sanción también deja sin valor a un acto o contrato.
La aparición de la nulidad como institución jurídica se remonta a la Edad Media
tomada así del antiguo Derecho Romano.
Nuestro Código Civil consagra la nulidad en el Título XX Arts. 1740 y ss. bajo el
rótulo de la nulidad y rescisión, y el Código de Comercio se refiere a ella en los
Arts. 899 y ss.
El Art. 1740 C.C. dice que es nulo todo acto o contrato al que le falta alguno de
los requisitos que la ley exige para el valor del mismo acto o contrato según la
especie o calidad o estado de las partes y concluye diciendo que la nulidad puede
ser absoluta o relativa.
NULIDAD ABSOLUTA:
Las causales las consagra el Art. 1741 C.C.:
1. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita.
2. La nulidad producida por la omisión de algún requisito o formalidad que las leyes
prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en consideración a la
naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan
3. Hay así mismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas
absolutamente incapaces.
Ya hemos dicho que el objeto ilícito es el que no está de acuerdo con la ley, el
orden público o las buenas costumbres, igual cosa puede predicarse de la causa.
La segunda causal de nulidad absoluta señalada por la ley que es la producida por
la omisión de un requisito o formalidad hace referencia a los contratos solemnes.
Ej.: Cuando en una escritura pública de compraventa de un bien inmueble falta la
firma de un contratante, el acto es nulo en forma absoluta.
La nulidad absoluta está inspirada en motivos de orden público y seguridad
general, lo que no ocurre con la nulidad relativa.
La nulidad absoluta no debe confundirse con otras figuras como la inexistencia, la
inoponibilidad o la ineficacia de los actos jurídicos.
LA INEXISTENCIA:
Es inexistente el contrato que se celebra sin los requisitos legales que la ley exige
para su perfeccionamiento. El contrato inexistente no nace a la vida jurídica y por
eso se diferencia de la nulidad en que esta el contrato si nace a la vida jurídica
pero adolece de un requisito de formalidad.
LA INOPONIBILIDAD:
Se presenta cuando un contrato no tiene validez frente a terceros y la ley dice que
un negocio jurídico será inoponible a terceros cuando se celebra sin cumplir con
los requisitos de publicidad que la ley exige.
Ej.: Un contrato de sociedad comercial que no se inscribe en la Cámara de
Comercio es inoponible.
LA INEFICACIA:
Es aquel que no produce efectos jurídicos pero opera de pleno derecho sin
necesidad de declaración judicial a contrario de lo que ocurre con la nulidad, esta
debe ser declarada judicialmente, la ineficacia no (Art. 897 C.Co.).
Ej.: Estipular en un contrato de sociedad que alguno de los socios no tendrán
derecho a utilidades.
La señala el Art. 899 C.Co. en tres casos: cuando el negocio jurídico contraría una
norma imperativa salvo que la ley disponga otra cosa, cuando el negocio jurídico
tiene causa u objeto ilícitos y cuando es celebrado por persona absolutamente
incapaz.
NULIDAD RELATIVA:
La señala el Art 1766 C.C. que en su parte final señala: “Cualquier otra clase de
vicio produce nulidad relativa y da derecho a la rescisión del acto o contrato” y
esas otras especies de vicios son la incapacidad relativa y los vicios del
consentimiento por error, fuerza y dolo. La nulidad relativa no se inspira en
motivos de orden público como la absoluta, se fundamenta en la protección del
interés personal y los actos cobijados por esta clase de nulidad son aquellos que
tienen un vicio no sustancial.
EFECTOS DE LA NULIDAD.
Declarada judicialmente una nulidad esta se limita a dejar sin valor alguno el acto
afectado o vicio y a restituir las cosas al estado anterior. Al respecto el Art. 1746
C.C. señala que la nulidad pronunciada en sentencia que tiene fuerza de cosa
juzgada da a las partes el derecho para ser restituidas al mismo estado en que se
hallarían si no hubiese existido el acto o contrato nulo a menos de que trate de
objeto o causa ilícita.
La rescisión la regula los Arts. 1946 y ss. C.C. cuando expresa que el contrato de
compraventa podrá rescindirse por lesión enorme, entonces si en un contrato se
configura lesión enorme la parte perjudicada puede impetrar la acción de rescisión
por lesión enorme para pedir la rescisión del contrato. Jurisprudencialmente se ha
dicho de manera reiterada que la nulidad conlleva a la invalidez del acto o negocio
jurídico (Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil Sentencia de 1° de
Julio de 2008 M.P. William Name Vargas).
RATIFICACIÓN DE LA NULIDAD.
Pueden ratificar la nulidad de acuerdo al Art. 1755 C.C. únicamente las partes que
tienen derecho de alegar la nulidad y de acuerdo al Art. 1756 C.C. sólo puede
ratificarlo el que tiene capacidad para contratar.
NULIDAD PROCESAL:
El profesor López Blanco señala que las nociones de nulidad sustancial y nulidad
procesal tienen alcances distintos porque una cosa son las cosas de carácter
sustantivo y otras las de carácter adjetivo, en las primeras está el concepto de
validez o nulidad del acto o contrato en sí mismo considerados, y en las segundas
únicamente se tiene en cuenta el procedimiento invocado para ser efectivo el
derecho sustancial.
Finalmente debe aclararse que la acción de nulidad y la acción reivindicatoria,
volviendo al estudio de la nulidad sustantiva, llegado el caso podrán interponerse
simultáneamente en una misma demanda.
LA PRESCRIPCIÓN.
LA PRESCRIPCIÓN ES RENUNCIABLE.
Puede ser renunciada expresa o tácitamente pero solo después de cumplida (Art.
2514 C.C.), es decir puede renunciarse a la prescripción pero solamente después
de que se haya producido, vale decir después de que haya transcurrido el tiempo
necesario para su existencia y la renuncia es expresa cuando el interesado
renuncia a ella en forma inequívoca verbalmente o por escrito, y tácita cuando el
que puede alegarla manifiesta mediante un hecho o acción específica su intención
de renunciar a ella o de no tenerla en cuenta.
Ej.: Si tipificada la prescripción de una obligación cambiaria el deudor hace
abonos a capital o intereses, en este evento estaría renunciando en forma tácita a
la prescripción.
La prescripción se cuenta desde que la obligación se haya hecho exigible, así lo
señala el Art. 2535 C.C.
INTERRUPCIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN:
Puede ocurrir de dos formas:
a) Naturalmente: Cuando el deudor reconoce la obligación expresa o tácitamente,
expresa cuando lo manifiesta en forma inequívoca verbal o por escrito, y tácita
cuando reconoce intereses atrasados o solicita plazo.
b) Civilmente: Esta interrupción se presenta cuando existe demanda judicial.
BIENES INPRESCRIPTIBLES:
Los bienes de uso público no prescriben en ningún caso ni prescriben los bienes
fiscales (Art. 2519 C.C.), tampoco prescriben los derechos personalísimos ni
algunos derechos reales señalados por el legislador como las servidumbres
discontinuas de distinta clase y la continua inaparente (Art. 939 C.C.).
Recordemos que los derechos personales son las obligaciones y los derechos
reales son aquellos que se tiene sobre una cosa sin respecto de otra persona y los
derechos reales son el dominio, la herencia, usufructo, uso o habitación,
servidumbres activas, prenda e hipoteca. La servidumbre se entiende como un
gravamen que sufre un predio en beneficio de otro y es un derecho real que tiene
múltiples clasificaciones, son imprescriptibles las servidumbres discontinuas como
las de tránsito, la continua inaparente como la de acueducto o alcantarillado.
El embargo no impide la prescripción, la Corte Suprema de Justicia ha dicho que
el embargo de un bien inmueble no impide que se consuma la prescripción
adquisitiva sobre el bien y agrega además que la posesión no se interrumpe con la
presentación de la demanda.
CLASES DE PRESCRIPCIÓN:
Puede ser adquisitiva de un derecho y extintiva de una acción. Recordemos que la
prescripción adquisitiva es un modo de adquirir el dominio y estos modos son la
accesión, la ocupación, la tradición, la sucesión por causa de muerte y la
prescripción (Art. 673 C.C.) y según la doctrina la ley también es un modo de
adquirir el dominio y recordemos también que por la prescripción se extinguen
obligaciones y los modos de extinguir las obligaciones son la convención extintiva,
el pago, la novación, la transacción, la remisión, la compensación, la confusión, la
pérdida de la cosa que se debe, la declaración de nulidad, la condición resolutoria
y la prescripción (Art. 1625 C.C.). La prescripción extintiva es liberatoria porque al
extinguirse la obligación el deudor se libera de la deuda.
LA PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA:
Por ella se adquiere el dominio de las cosas ajenas. El Art. 2518 C.C. dice “Se
gana por prescripción el dominio de los bienes corporales, raíces o muebles, que
están en el comercio humano, y se han poseído con las condiciones legales. Se
ganan de la misma manera los otros derechos reales que no están especialmente
exceptuados” y la prescripción adquisitiva es de dos clases: ordinaria y
extraordinaria, esta última llamada por los romanos usucapión (Art. 2527 C.C.) y la
prescripción adquisitiva ordinaria tiene dos elementos: la posesión regular no
interrumpida y el paso del tiempo, así lo señala el Art. 2528 C.C.
La posesión es la tenencia de una cosa con ánimo de señor y dueño, sea que el
dueño o el que se da por tal tenga la cosa por sí mismo o por otra persona que la
tenga en lugar y a nombre de él, el poseedor se reputa dueño mientras otra
persona no justifique serlo (Art. 762 C.C.). En cambio la posesión regular es la que
proviene de justo título y ha sido adquirida de buena fe (Art. 764 C.C.).
JUSTO TÍTULO:
PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA:
Esta figura también extingue derechos por el paso del tiempo y es muy parecida a
la prescripción pero en su esencia es diferente. La doctrina dice que la caducidad
es la extinción ipso jure de la facultad de ejercer un derecho o celebrar un acto por
no haberse ejercido dentro de un plazo que la ley establece, parece confundirse
esta figura con la prescripción y sus similitudes son el transcurso del tiempo,
inactividad de la parte para el ejercicio del derecho y la extinción de la acción y sus
diferencias principales son de que la caducidad son de orden público y la
prescripción no lo es, la prescripción es renunciable expresa o tácitamente y la
caducidad no, la caducidad no admite suspensión e interrupción, la prescripción
en cambio si admite, la caducidad no implica una obligación previa porque nace de
una norma legal objetiva, la prescripción por su parte supone la preexistencia de
una obligación pues sus términos comienzan a correr desde que la obligación se
hizo exigible.
La caducidad de los títulos valores está regida por los Arts. 718 C.Co. para el
cheque y 673 para la letra de cambio y para ello ha de tenerse en cuenta las
formas de vencimiento de la letra de cambio que señala el artículo citado. Se
entiende por caducidad la sanción que se le impone al beneficiario de un cheque
por no presentarlo para su pago dentro de los quince días siguientes a la fecha
prevista para el pago si es de la misma plaza, si es de distinta plaza dentro del
mes siguiente siempre y cuando el girador demuestre no haber tenido la suficiente
provisión de fondos y respecto de la prescripción dijimos que el cheque prescribe
en seis meses, la letra de cambio en tres años para el obligado directo, en un año
para el obligado en vía de regreso y para el pagaré y la factura cambiara de
compraventa se aplican las normas de la letra de cambio.
EL CONTRATO DE COMPRAVENTA.
Es el más importante de los contratos dentro del contexto del Derecho Privado, si
bien no es el más antiguo porque antes que éste existió la permuta o trueque hoy
en día es el contrato de mayor aplicación. El Art. 1849 C.C. lo define así: “La
compraventa es un contrato en que una de las partes se obliga a dar una cosa y la
otra a pagarla en dinero. Aquélla se dice vender y ésta comprar. El dinero que el
comprador da por la cosa vendida se llama precio”. A su vez el Art. 905 C.Co. lo
define así: “La compraventa es un contrato en que una de las partes se obliga a
transmitir la propiedad de una cosa y la otra a pagarla en dinero. El dinero que el
comprador da por la cosa vendida se llama precio.”. Tanto el régimen civil como el
comercial lo llaman contrato y a las partes las llaman vendedor y comprador y para
ambas legislaciones existe objeto y precio. La diferencia principal consiste en que
el Código Civil utiliza la expresión “dar” y el Código de Comercio habla de
“transmitir” la propiedad. Resulta más apropiada la definición del Código de
Comercio en el sentido de que toda venta implica transmitir o transferir el dominio
de la cosa vendida. El diccionario hace sinónimas las palabras transferir y
transmitir y la Corte Suprema de Justicia ha dicho que la expresión dar contiene la
obligación de entregar. En conclusión dar es traditar o transferir el dominio.
Respecto de otras diferencias el Código Civil reglamenta la lesión enorme en la
venta de inmuebles, el Código de Comercio guarda silencio; el Código Civil
establece el pacto de reserva de dominio para bienes inmuebles, el Código de
Comercio lo hace para bienes muebles e inmuebles. Finalmente el Art. 740 C.C.
establece que “La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas, y
consiste en la entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte
la facultad e intención de transferir el dominio, y por otra la capacidad e intención
de adquirirlo. Lo que se dice del dominio se extiende a todos los otros derechos
reales.”, habiendo por una parte la facultad e intención de transferir el dominio y
por la otra la capacidad e intención de recibirlo. Recordemos que el tradente es el
que transfiere el dominio y el adquiriente el que lo recibe, y los modo de adquirir el
dominio de acuerdo al Código Civil son la accesión, la tradición, la prescripción, la
ocupación y la sucesión por causa de muerte, a ellos debe agregársele la ley.
El contrato de compraventa se rige por la teoría del título y el modo lo que implica
la realización de dos actos jurídicos distintos y sucesivos: el contrato título y la
entrega o tradición (modo), es decir el contrato que en la venta de inmuebles está
contenido en la escritura es el título y la tradición o entrega es el modo que
tratándose de bienes inmuebles se perfecciona con la inscripción en el registro.
1. En razón del parentesco: Es nulo el contrato entre el padre y el hijo de familia
(Art. 1852 C.C.) y se reserva al hijo sobre el cual se ejerce patria potestad y no
sobre el hijo menor y según la Corte Suprema de Justicia este contrato es válido
cuando se celebra entre padres e hijos mayores y también cuando se realiza con
dineros propios del hijo.
2. En razón del cargo que ocupa: El Art. 1853 C.C. prohíbe a los
administradores se establecimientos públicos vender los bienes que administra en
todo o en parte, y el Art. 1854 C.C. amplía esta prohibición para los empleados
públicos y para quienes ejercen jurisdicción. Ellos no pueden comprar ni vender
los bienes públicos o particulares que estén bajo su ministerio como tampoco los
bienes en cuyo litigio intervenido y que se tengan en pública subasta, en caso de
hacerlo habrá nulidad absoluta.
EL CONSENTIMIENTO:
OBJETO:
CAUSA:
DE LA COSA VENDIDA:
Los derechos que nacen del pacto de retroventa (Art. 1942 C.C.)
Los bienes comunes a todos por su naturaleza como la luz, el aire, el sol
Las cosas embargadas pues están fuera del comercio, salvo que el acreedor o
el juez lo consientan.
El segundo caso hace referencia a que la cosa no exista pero se espera que
llegue a existir, cosa común en la vida de los negocios, sucede por ejemplo en las
cosechas futuras, obras de arte que se encuentren en proceso de creación,
inmuebles sobre planos y de acuerdo al Código Civil estos contratos quedan
sometidos a la condición de existir la cosa a menos que por la naturaleza del
contrato aparezca que se compró la suerte (Art. 1869 C.C.).
LAS ARRAS.
Vienen desde el Derecho Romano, son cosas o sumas de dinero que un
contratante entrega a otro como garantía de la celebración y ejecución de un
contrato y pueden darse en todos los contratos y estas pueden ser:
Simples: Dan derecho a retractarse y no forman parte del precio (Art. 1859 C.C.).
Solemnes: Son partes del precio y plena prueba de la irrevocabilidad del contrato
(Art. 1861 C.C.).
El profesor José Alejando Vonimento señala que las arras son penitenciales o de
retractación (Art. 1859 C.C.) y confirmatorias (Art. 1861 C.C.) las que son parte del
precio.
CLÁUSULA PENAL.
Se llama cláusula penal pecuniaria y tiene por objeto asegurar el cumplimiento de
una obligación, la define el Art. 1592 C.C. y es aquella que se pacta para asegurar
el cumplimiento de un negocio y se sujeta a una pena que consiste en dar o hacer
en caso de no ejecutar o retardar la obligación principal y puede pactarse a favor
de un tercero distinto del acreedor, tiene un carácter accesorio y la nulidad de la
obligación principal acarrea la de la cláusula penal, lo accesorio accede a lo
principal, por tanto sirve de garantía y sólo puede exigirse a partir de la mora del
deudor y una vez constituido en mora el deudor puede el acreedor demandar
simultáneamente la obligación principal y la cláusula penal.
La venta de cosa ajena es válida sin perjuicio de los derechos del verdadero
dueño mientras no se extinga por el tiempo, pues si el vendedor no es dueño de la
cosa vendida evidente resulta que no puede transferir la propiedad pues nadie
puede transferir lo que no tiene y por tanto la validez de la venta está sujeta a que
el verdadero dueño la ratifique. Recordemos la teoría del título y el modo, dos
elementos distintos el contrato o título y la entrega o modo; el contrato así mismo
no transmite propiedad, requiere de la entrega, en la venta de cosa ajena vale el
título pero no puede ejecutarse el modo, no puede transmitirse la propiedad de la
cosa pues el que vende cosa ajena no tiene la propiedad de la cosa vendida a
menos que lo ratifique el verdadero dueño. En conclusión el contrato como tal es
válido pero la tradición es nula pues si el verdadero dueño consiente la deuda
confiere al comprador la tradición, por tanto la venta de cosa ajena vale respecto
al contrato o título pero no respecto al modo o tradición.
La señala el Art. 946 C.C. Es la que tiene el dueño de una cosa singular de que no
está en posesión para que el poseedor de ella sea condenado a restituirla y
pueden reivindicarse las cosas corporales raíces inmuebles excepto las cosas
muebles compradas en feria, almacén o similar y puede reivindicar la propiedad el
dueño, el que tiene la propiedad plena o nuda, absoluta o fiduciaria de la cosa (Art.
950 C.C.) y esta acción se dirige contra el poseedor actual y la Corte ha dicho que
esta acción no se puede ejercer contra el tenedor. Prescribe en diez años (Art. 1°
Ley 791 de 2002).
LA ACCIÓN POSESORIA:
LA ACCIÓN PUBLICIANA:
Son ciertos acuerdos o convenciones que las partes hacen por medio de cláusulas
especiales al celebrar el contrato de compraventa, los pactos accesorios son
elementos accidentales del contrato. El Código Civil enumera tres pactos
accesorios a la compraventa: el pacto comisorio (Art. 1935 C.C.), el pacto de
retroventa (Art. 1939 C.C.) y el pacto de retracto o pacto de mejor comprador (Art.
1944 C.C.).
EL PACTO COMISORIO:
EL PACTO DE RETROVENTA.
Lo señala el Art. 1944 C.C. Se pacta que si dentro del año siguiente a la venta
aparece otra persona o un tercero que mejore el precio de la venta u otro mejor
comprador se resolverá el contrato a menos que el primer comprador iguale o
mejore la oferta del segundo. Este pacto puede aplicarse también a la permuta, al
arrendamiento, al mutuo y en el fondo este pacto ha sido considerado como un
contrato de opción, prescribe en un año a partir de la venta. El profesor Alejandro
Vonimento señala que este pacto conlleva una condición resolutoria del contrato y
señala que hay que entender que si el comprador se coloca en las mismas
condiciones del tercero debe ser preferido.
Finalmente el Art. 1946 C.C. estipula que también podrán pactarse cualesquiera
otros pactos accesorios lícitos, no sólo los anteriormente estudiados y entre estos
están el pacto de reserva de dominio, el pacto de exclusividad, el pacto de cuota
Litis y en el derecho comercial se encuentra el pacto de preferencia contemplado
en el Art. 862 C.Co., el cual al no referirse concretamente al contrato de
compraventa no será tema de estudio.
Lo contemplan los Arts. 750 y 1931 C.C. y el 952 y ss. C.Co. El pacto de reserva
de dominio puede versar sobre bienes muebles en materia civil y muebles e
inmuebles en materia comercial, se basa en que el vendedor no transfiere la
propiedad o dominio de la cosa vendida sino hasta su pago total, es una limitación
al dominio hasta el no pago total de la cosa de gran utilización en las ventas al
público particularmente en vehículos automotores. El vendedor conserva la
propiedad o dominio de la cosa ajena, por su parte el comprador tiene la posesión,
es decir el uso y el goce y una vez pagada la cosa en su totalidad el dominio de la
misma pasa al comprador. Respecto a efectos ante terceros la reserva de dominio
debe inscribirse pues en materia mercantil sólo produce efectos a partir de su
inscripción en el registro mercantil (Art. 953 C.Co.), si se trata de vehículos
automotores ante la respectiva autoridad de tránsito y los bienes muebles deben
ser singularizables (que constituyan una unidad) como un vehículo, un
computador, y no cabe sobre bienes fungibles que se destruyan con el uso. En
caso de incumplimiento en el pago por parte del comprador el vendedor podrá
ejercer la acción de restitución en los términos de los Arts. 948 y 966 C.Co.
PACTO DE EXCLUSIVIDAD:
Este pacto sólo afecta a una de las partes, al que vende y se obliga a suministrar
bienes o servicios a la otra con exclusión de cualquier otro consumidor o
comprador y la otra parte, la que compra se obliga a su vez a no adquirir a ningún
otro proveedor el bien que allí se pacta, puede obligara a ambas partes aunque
puede suceder que este pacto se suscriba dando exclusividad solamente a una de
ellas. Este pacto que teóricamente sería propio del contrato de suministro está
considerado por la ley como una acto de competencia desleal pues el Art. 19 de la
Ley 256 de 1999 considera desleal pactar en los contratos de suministro cláusulas
de exclusividad pues debe advertirse que el suministro es una venta periódica, es
un contrato de tracto sucesivo a diferencia de la compraventa que es de ejecución
instantánea.
El Art. 1894 C.C. dice que hay evicción de la cosa comprada cuando el comprador
es privado del todo o de parte de ella por sentencia judicial; del todo cuando se
compra cosa ajena o un bien robado y de parte cuando el bien soporta gravamen
o carga real (hipoteca, prenda o servidumbre). La evicción implica entonces que al
comprador se le despoje de la posesión en virtud de sentencia judicial, para que
haya evicción se requiere que un tercero alegue mejor derecho sobre la cosa
comprada y ese tercero haya iniciado acción judicial que prive al actual comprador
de su derecho de propiedad, es entonces cuando el vendedor debe responder o
sanear por evicción. En conclusión evicción es cuando el comprador es privado
del todo o parte de la cosa por sentencia judicial y saneamiento es la obligación
que surge de ello, es decir la obligación de sanear a cargo del vendedor, es por
ello que se habla de saneamiento por evicción, esta figura viene del Derecho
Romano y es propia de la compraventa, pero también se podría aplicar al
arrendamiento, el arrendador está obligado a librar al arrendatario de toda
perturbación de la tenencia.
El vendedor está obligado a sanear al comprador todas las evicciones que tengan
una causa anterior a la venta salvo que se haya estipulado lo contrario en el
contrato (Art. 1895 C.C.), pero si existe mala fe del vendedor probada esta
estipulación en contrario será nula. A su vez el Art. 1909 C.C. señala que la
estipulación que exime al vendedor de la obligación de sanear la evicción no lo
exime de la obligación de restituir el precio recibido. La acción de saneamiento la
instaura el comprador perjudicado y puede intentarse solidariamente contra los
herederos del vendedor o contra cualquiera de ellos, lo mismo sucede si son
varios vendedores pero cada uno responderá a prorrata de su cuota hereditaria lo
cual rige también para el caso de que sean varios vendedores aclarando que la
acción de saneamiento es indivisible y solo en estos casos sería divisible.
Finalmente la acción de saneamiento por evicción comprende dos aspectos
básicos: la acción de defensa de la cosa o denuncia del pleito y la acción de
restitución y reparación de perjuicios. La denuncia del pleito por evicción se da
cuando el comprador a quien se demanda la cosa vendida por causa anterior a la
venta deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderla (Art. 1899
C.C.), se trata de una denuncia de pleito que señalan los Arts. 54 a 56 C.P.C.,
acto procesal que se hace dentro del término de contestación de la demanda.
1. La restitución del precio aunque la cosa al tiempo de la evicción valga menos.
2. Al pago de las costas del contrato o gastos notariales, de registro, impuestos
que hubiese pagado el comprador.
3. La del valor de los frutos que el comprador hubiere sido obligado a restituir al
dueño.
5. El aumento del valor que la cosa edita haya tomado por causas legales o por
transcurso del tiempo (Art. 1904 y 1907 C.C.) y en general deberá reconocer al
comprador las mejoras que éste hubiere hecho.
Son los defectos ocultos de la cosa vendida que el comprador no advirtió al comprar y
en este caso el vendedor debe garantizar que la cosa vendida esté libre de
defectos ocultos propios de la naturaleza misma del objeto del contrato y si ello es
así debe responder ante el comprador. Los vicios redhibitorios son siempre
ocultos, no pueden ser manifiestos y evidentes y es lógico que el comprador al
conocerlos probablemente no hubiese contratado o hubiese pedido rebaja del
precio pues si el vicio es manifiesto y a sabiendas se compra no existe engaño.
Los requisitos de los vicios redhibitorios son:
De acuerdo al Art. 1923 C.C. la acción redhibitoria prescribe en seis meses para
bienes muebles y en un año para bienes inmuebles y el tiempo se contará desde
la entrega real pudiendo las partes en el contrato ampliar o restringir este plazo.
Se reducen a dos: pagar la cosa y recibirla. El Art. 1928 C.C. señala que la principal
obligación del comprador es pagar el precio convenido y este debe ser en dinero y
en caso de incumplimiento por parte del comprador el vendedor podrá ejercer la
acción resolutoria, podrá pedir que las cosas vuelvan a su estado anterior o que se
cumpla tardíamente en ambos casos con indemnización de perjuicios (Art. 1930
C.C.). Respecto de recibir la cosa el Código Civil no lo señala de manera expresa
pero si lo señala el Código de Comercio, el comprador está obligado a recibir la
cosa en el lugar y tiempo estipulado, caso contrario está obligado a indemnizar. En
el contrato de compraventa se presenta la lesión enorme y existe cuando hay una
desproporción en el justo precio de la cosa que se vende o se compra, el Art. 1947
C.C. señala que el vendedor sufre lesión enorme cuando el precio que recibe es
inferior a la mitad del justo precio de la cosa que vende y para el comprador
viceversa.
Esta acción tiene un carácter objetivo pues solamente se mira la proporción del precio
que puede existir en el contrato que sea inferior o superior a la mitad de justo
precio para que se configure a favor de cualquiera de las partes, esta figura viene
del Derecho Romano y el precio se consideraba vil cuando era inferior a la mitad
del precio.
Esta acción sólo cabe en bienes inmuebles que no se trate de ventas en subasta
pública, que el engaño sea enorme, que no se trate de contratos aleatorios y que
no haya prescrito pues la prescripción opera en cuatro años contados desde la
fecha del contrato. El Art. 1946 C.C. señala que el contrato de compraventa podrá
rescindirse por lesión enorme, ello quiere decir que en la promesa de venta no
existe lesión enorme pues la promesa no produce una obligación de dar sino de
hacer y cabe la lesión enorme en la hipoteca (Art. 2455 C.C.), en la permuta de
inmuebles (Art. 1958 C.C.), en la cláusula penal (Art. 1601 C.C.), en el mutuo con
interés (Art. 2231 C.C.), en la anticresis (Art. 2466 C.C.), en la aceptación y
partición de la herencia (Arts. 1291 y 1401 C.C.).
El Art. 1887 C.C. dice: si se vende por cabida debe tenerse en cuenta la extensión del
predio y el vendedor debe responder por el número exacto de metros o hectáreas
y esta figura se da en la venta de predios rurales o fincas. Si la cabida real es
mayor que la declarada en el contrato el comprador debe aumentar
proporcionalmente el precio salvo que el precio de la cabida que sobre alcance en
más de una décima parte del precio de la cabida real, en este caso podrá el
comprador a su arbitrio o aumentar proporcionalmente el precio o desistir del
contrato y si desiste deben resarcirse perjuicios a su favor (Art. 1888 C.C.) y si la
cabida real es menor que la declarada deberá el vendedor completarla y se
aplicará en viceversa el artículo anterior. Esta acción prescribe en un año contado
desde la entrega y se puede ejercer simultáneamente con el de la lesión enorme.
La compraventa es un contrato en virtud del cual una de las partes se obliga a dar
una cosa y la otra a pagarla en dinero. Aquélla se dice vender y ésta comprar. El
dinero que el comprador da por la cosa vendida, se llama precio.
Este contrato es el que tiene mayor importancia entre los de su clase porque
se trata del contrato tipo traslativo de dominio y, además, porque constituye
la principal forma moderna de adquisición de riqueza; es decir, tanto en su
función jurídica como económica, debe merecer un estudio especial.
Como contrato tipo de los traslativos de dominio, aplicaremos sus reglas
principales a la permuta; sufrirán estas modificaciones esenciales en la donación;
también recurriremos a la compraventa para explicar ciertas especialidades del
mutuo, de la sociedad, de la transacción y de la renta vitalicia.
2.1. Características
2.2.1. La Permuta
2.2.2. El Arrendamiento
Elementos Reales:
Pueden venderse los bienes existentes o que puedan existir, siempre que sean
determinados o susceptibles de determinación y cuya enajenación no esté
prohibida por la ley.
Si cuando se hizo la venta había perecido una parte del bien, el comprador tiene
derecho a retractarse del contrato o a una rebaja por el menoscabo, en proporción
al precio que se fijo por el todo.
En la venta de un bien que ambas partes saben que es futuro, el contrato está
sujeto a la condición suspensiva de que llegue a tener existencia.
Empero, si el bien llega a existir, el contrato producirá desde ese momento todos
sus efectos, cualquiera sea su cuantía y calidad, y el comprador debe pagar
íntegramente el precio.
La venta de bien ajeno es rescindible a solicitud del comprador, salvo que hubiese
sabido que no pertenecía al vendedor o cuando este adquiera el bien, antes de la
citación con la demanda.
En los casos de rescisión a que se refieren los artículos 1539 y 1540, el vendedor
debe restituir al comprador el precio recibido, y pagar la indemnización de daños y
perjuicios sufridos.
Los bienes deben existir al momento que se celebra el contrato o deben ser
susceptibles de existir (bienes futuros). Si al momento de celebrarse en el
contrato el bien no existe, el contrato es nulo por falta de objeto. En el caso
de que parte de él haya desaparecido en el momento de celebrarse el contrato se
reduce el precio del bien. Los bienes deben estar dentro del comercio de los
hombres, físicamente posibles. La venta de bienes futuros está sujeta a una
condición suspensiva, la cual significa que el contrato tendrá valor si la cosa llega
a existir totalmente.
Si el comprador conocía que el bien era ajeno, estaba celebrando el acto con
riesgo. (Art. Del 1541 del CC. Establece los efectos de la rescisión.- Se disuelve
con efectos con efectos retroactivos; las cosas vuelven al estado en se
encontraban en el momento inmediato anterior al contrato pactado, el comprador
debe pagar el bien y el vendedor recibirá lo que ha pagado. La indemnización por
daños y perjuicios (Art. 1542) dice que el adquiriente no puede ser ovacionado o
despojado del bien si la compra está respaldada con su respectiva factura y si se
realizó de buena fe, el vendedor propietario no podrá recuperar el bien, pero
puede demandar la indemnización por daños y perjuicios al que se apropió
indebidamente del bien que era suyo. También puede ejecutar las acciones
penales correspondientes. Aquí hay contradicción en el Art. 68 del Código Penal
que dice que la restitución se hará con la misma cosa aunque se halle en poder de
terceros, salvo el derecho de esta, si fuese culpable para reclamar su valor (ya no
la cosa) contra quien corresponda la norma penal por ser pública prima sobre la
Ley Civil de carácter privado.
El Precio.- Sólo se podrá dar en dinero. Deberá ser fijado de mutuo acuerdo y no
por la sola voluntad de una parte. Sin embargo el precio puede ser fijado por un
tercero a lo cual no podrá ser anulado, salvo que se apruebe que está actuando
de mala fe para beneficiar a una de las partes (Art. 1543-1544) puede ser fijado en
moneda nacional, extranjera o al tipo legal al momento de efectuarse el pago (Art.
1237).
Por último indicar que el mero retraso en la entrega de la cosa vendida, equivale al
incumplimiento total.
Entregar el bien.
Responder a la evicción.
Pago del precio convenido: Que deberá realizarse en el tiempo y lugar pactado o,
en su defecto, en el tiempo y lugar en que se hace la entrega. En el comercio el
precio convenido comprende a veces simplemente el valor de las mercancías,
mientras que en otros casos, se le añade el coste del transporte hasta el lugar de
destino e, incluso, el coste del seguro.
Por otra parte, el pago puede realizarse al contado o a plazos; recibir la cosa
comprada: El comprador está obligado a recibir o retirar la cosa en el lugar y
momento adecuado. No obstante cuando las mercancías tengan vicios o defectos
de cantidad o calidad o si se pretende su entrega por el vendedor una vez
transcurrido el plazo para la misma, el comprador puede negarse a recibirlas sin
incumplir su obligación.
En materia del pago del precio es conveniente diferenciar el pago normal del
precio y el pago extraordinario que tiene que ver con que junto al precio se
abonen una serie de cantidades que las partes convengan.
En la práctica comercial son frecuentes las cláusulas que deben completarse con
los usos, que suelen fijar las condiciones relativas tanto al modo como al momento
y lugar del pago. A falta de pactos de este punto, el pago debe hacerse en el
momento y lugar en que se hace la entrega de la cosa vendida al ser de aplicación
el art. 1500 C.Civil con carácter subsidiario.
Para completar este asunto hay que decir que la Ley de Comercio Minorista
establece que cuando los comerciantes acuerdan con sus proveedores
aplazamientos de pago que excedan de 60 días desde la entrega y recepción, el
pago deberá quedar instrumentado en un documento que lleva aparejada
ejecución. Con mención expresa de la fecha de pago que aparece en la factura. El
documento que se utiliza normalmente es un título cambiario como la letra de
cambio.
Si el plazo acordado entre las partes supera los 120 días el vendedor podrá exigir
que queden garantizados los documentos señalados mediante un aval bancario o
un se¬guro de crédito.
1.- Un grupo de ellas tienden a señalar directamente que el comprador está libre
de todo gasto hasta un determinado momento; en este sentido nos encontramos
con las cláusulas F.O.B. Free On Board, o también las de franco-vagón, franco-
camión o franco a bordo, señalan que en el precio se incluyen todos los gastos
hasta que las mercancías estén cargadas en el ferrocarril, barco o camión, siendo
los gastos de transporte y todos los gastos posteriores por cuenta del comprador.
Esta franquicia del comprador puede llegar incluso hasta su propio estable-
cimiento a través de la cláusula “franco lugar de destino”.
2.- En otras ocasiones se detalla que en el precio van incluidos, junto al coste de
la mercancía, la prima de seguro y el precio del transporte, mediante la cláusula
C.I.F. Cost Insurance Freight. Esta cláusula indica la determinación del lugar de
destino, lo que a veces incluso se indica de manera expresa y normalmente son a
cargo del comprador los gastos de descarga del medio de transporte.
2ª.- La Recepción:
Por otra parte, decir que el vendedor no está obligado a entregar la cosa si no
recibe el dinero, siempre que no se haya pactado un plazo para el pago del precio.
Una vez que el vendedor ha entregado la mercancía y mientras ésta esté en poder
del comprador, el vendedor tiene un crédito por el importe del precio, un crédito al
que se le otorga el carácter preferente reconocido en el art. 1922 C.Civil.
En ambos casos, los gastos de depósito correrán por cuenta del comprador salvo
que el retraso o demora sean imputables al vendedor.