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_ JEAN-CLAUDE CARON, DANIEL FABRE, SABINA LoriGA, SERGIO LUZZATTO, LAURA MALVANO, ERIC MICHAUD, ‘LUISA PASSERINI, MICHELLE PERROT, GIOVANNI ROMANO HISTORIA DE LOS JOVENES II. LA EDAD CONTEMPORANEA bajo la direccién de GIOVANNI LEVI y JEAN-CLAUDE SCHMITT TAURUS PENSAMIENTO Primeraedicion Titulo original: Histoire des Jeunes. Il, L'Age contemporain © Editions du Seuil, 1995 ‘© SANTILLANA, S. A. TauRUS, 1996 Juan Bravo, 88. 28006 Madrid “elefono (01) 32247 00 Telefax. (91) 8224771 ‘Traduceign: Marfa Bane; (*+Forjarlajuventuds en el pueblo”, “La juventud obrera. Del uller ala fibrica", “La segunda ensefianzaen Francia yen Europa, desde finales del siglo xvun hasta finales del siglo xx: colegiosreligiosos ¢ institutos’, eSoldados de una idea»: los jvenes bajo el ‘Tereer Reich’), “Mari Pepa Patoweno: (“Imigenes de la juventud en la edad moderna’, “Laexperiencia militar’, “j6venes rebeldes yrevolucionarios [1789-19171", “El mito de la juventud a través de la imagen: el fascismo italiano”, “Lajuventud, matéfora del cambio social”). Disefio de cubierta: Manuel Estrada Disefio de interiores: Antonio Lax ISBN: 84-306-0068-X ISBN (0.0); 84-06-0066. Dep. Legal: M-36.070-1996 [impreso por: Palgraphic, S.A. Impreso en Eapaia “odes lo dereche reservados invice 1. Imagenes de la juventud en la edad moderna, por Giovanni ROMANO sennnenneinnnns 9 2. La experiencia militar, por Sabina Lorica.. 23 3. “Forjar la juventud” en el pueblo, por Daniel FABRE 61 4, Lajuventud obrera, Del taller alla fabrica, por Michelle PEROT. . 101 5, La segunda ensefianza en Franciay en Europa, desde finales del siglo xv hasta finales del siglo XIX: colegios religiosos ¢ institutos, por Jean-Claude CARON . 167 6. Jovenes rebeldes y revolucionarios (1789-1917), POF Sergio LUZZATTO .winnnsnninnnnnnnnnnnsenee 239 7. Elmito de la juventud a través de la imagen: el fascismo italiano, por Laura MALVANo .. . 311 8, “Soldados de una idea”: los j6venes bajo el Tercer Reich, por Eric MicHAUD . 347 9. Lajuventud, metafora del cambio social (dos debates sobre los j6venes en la Italia fascista y en los Estados Unidos durante los afios cincuenta), por Luisa PASSERINI, Haron 2 108 omas ee ® M, Carl, “Benito Mussolini", en Stile Futurist, julio de 1934, p. 86. “ © “Laseminagione’, en Balila,18 de abril de 1929 ; 8. Riise Musto del Popol dai julio de 1989p. 45. 2 Tipologia formal que tend. un éxito especial en el érea futur, ' ‘Ademés de la conocida obra Sites Plastic del cede Prampolin, de 1925, se puede citar laescltura de Mino Rowo, expuesiaen la Muesira de la Panicn Mural de Génova en 1984. Célebe yaplaiida fue I Sint Plstica del Dua, ‘sculpida por E, Michaelles, lamado Thayath, yreproducidaa toda pagina en 1a Rivista Musto del Popol dala, en el nero dedicado a a expesiion futurista de Berlin de 1984, e insalada ala entrada dela exponicion, sera la sarantia dela tendencia modernist del futurismo frente alos rigores forma: lee! nario; a exe reece, wi. Li Poturnns et cbotree’, “SOLDADOS DE UNA IDEA”: “Morgen ctype LOS JOVENES BAJOEL TERCER REICH ® G. Oriol, “T pari e i bimbi",en Goven Fascia, 15 de julio de 1085, i ™ O, Gregorio, en La Famiglia Fascista, junio de 1989, p. 24. por Eric MICHAUD ® Morgan, art ct, p.5. ™ Giovineza. Organd del Comitato Province O. N. B. Messina, de febrero dde 1929. La leyenda de Giovanni Batista Perasso, lamado Balila, hace de este ‘muchacho un personaje mitico que en 1746 inicié la rebelién contra los aus. ‘wiacosen Génova. idem. ™ Morgagni, art cit p.5. ™ A. Malatino “Avanguardsti e Bail, anoil",en Gioineal, 1 de febre- rode 1928. * [Balle 16 de jutio de 1981. 1" D. Caleagno, “Avanguardopol”, en I1Balil, 17 de septiembre de 1981, © “Sane, forte belle" en La Givane Italiana, 28 de octubre de 1997, p.7 © Le Giouane Haiana 28 de octubre de 1927, p 1. % Balla, 16de julio de 1981. {© [Balla 26 de diciembre de 1929, ‘© "Tl congresso dele Massie", en La Giouane latiana, 28 de octubre de 1927, p.2. Paris, “Donne e mad", en La Masai, Riva fonminililustate er | lemadere donne di case, 15 de enero de 1934. . M, Porgagni, “Gioventh Tallana del Litorio", en Rica Mustaa dl | Popol dak, ao de 1937, p 5. Morgagni, art. ct, p.5. ® iden. ® 'M. Pompe, “Tua madre donna fascisa’, en Giovent Fascists, 20 de Junio de 1982, p.5. Idem. ‘M. Scaligero, "La madre fascist", en Giovenis Fascists, 93-80 de marzo de 1982, p.10 % Pompei, “Tua madre..”, art. it Sobre el papel de la mujer durante el {ascismo, vi. V. de Grazia, Le danne nel regime fascia, Marslio, Venecia, 1998. [346] i 66+ [> cjad paso, viejos!”, gritaba en 1927 Gregor Strasser, | Wjete de organizacién del Partido Nazi, el NSDAP *?. “jLargaos, viejos!”, repetia en 1934 Baldur von Schirach, jefe de las Juventudes del Reich, “S6lo lo que es eternamente joven tiene un lugar [Heimat] en nuestra Alemania’. Pero era preci- so comprender que “Ia juventud es una actitud (Haltung]’, y que “los hombres interior mente viejos son la peste de un pue- blo sano”, porque se oponian encarnizadamente “a toda idea nueva” *, Porque, bajo el Tercer Reich, ser “joven” no se refe- ria nia un grupo social, ni a un momento en el desarrollo bio- l6gico del individuo. Ser “joven” significaba ante todo que se pertenecfa 2 una idea nueva —la Weltanschauung nacionalso- Cialista— que trataba de encarnarse en la lucha: “El que se halla en las filas de la HitlerJugend no es un néimero entre millones de hombres, sino soldado de una idea”®, Por ello, el combate emprendido por la Juventud Hitleriana (la H)) no s6lo estaba inserto en el conflicto ordinario de gene- raciones; y no solo se identificaba con la lucha contra el “siste- ma de Weimar” previa a la toma del poder por Hitler el 30 de enero de 1983. Esa lucha se inscribfa en la historia, pero no le pertenecia: no era més que una forma transitoria del “eterno combate” que la raza aria reifa por imponer la pureza de su sangre, esto es, su Idea, Hitler lo habia escrito en Mein Kampf: as{ como todos “los problemas de la vida tienen un Iimite en el Siglas del Nationalsralsische Deutsche Arbeiter Patei (Partido Obrero Alemén Nacionalsocialista), conocido por Partido Nari. (N. dela.) [349] Hisrom ne Los yovexes tiempo”, “la cuestién del mantenimiento o la pérdida de la pu- reza de sangre existiré mientras haya hombres” * En eso diferia la vida més cotidiana de los jvenes bajo el Tercer Reich de la de los j6venes italianos. Porque, si bien es cierto que Hitler y sus idedlogos se habfan inspirado en los admirados modelos de la organizacién juvenil fascista, con sus balilla y sus avanguardisti, se apartaron de ella singularmente por el lugar central que otorgaban al racismo en su formacién del Hombre Nuevo. Dado que esa tarea de formacién (Bildung) y de educaci (Erziehung) le incumbia ante todo al Estado racista o “étnico” (vélkisch), 1a familia y la escuela pasaban poco a poco a con- vertirse en lugares instancias secundarios, naturalmente subordinados a las organizaciones paramilitares de la juven- tud, Pero ese enrolamiento general en la “Juventud de Estado” no lleg6 a ser efectivo hasta las visperas de la guerra, cuando el terror hubo acabado por suplir a las leyes y sus decretos de aplicaci6n tendentes a tornar obligatoria la incorporacién ala Hitler Jugend. Con Jo cual la escuela, aunque fuera menos controlable de manera inmediata y constante en lo ideolégico, siguié siendo —por lo menos en los albores del nuevo régimen— el tinico lugar en el que el Estado racista podia confiar en dejar su hue- Ila en el conjunto de los j6venes alemanes. En este punto, como en tantos, Mein Kampf tuvo valor pro- gramitico: culminacién de toda labor educacional del Estado racista consistird en infiltrar instintiva y racionalmente en los corazones y los cerebros de la juventud que le esti confiada la nocién y el senti- miento de raza. Ningin adolescente, sea varén o mujer, deberfa dejar la escuela antes de hallarse plenamente convencido de lo que ignifica la pureza de la sangre y su necesidad. Ademés, esta educa- G6n, desde el punto de vista de la raza, tiene que alcanzar su perfec- ign en el servicio militar, es decir, que el tiempo que dure ese servi- cio hay que considerarlo como la etapa final del proceso normal de la educacién del aleman en general” Entre la autoridad declinante de la familia y el nuevo “est lo de vida” de la nacién que Rosenberg definia como el de [350] *Socninose UNA Dex” LosjOvesEs yo L Tenet “una columna en marcha” ¢, la escuela iba a asumir un come- tido de bisagra en la formacién de esos jévenes, cuya misién era la de dar cuerpo y realidad al “Reich ideal” (ideales Reich). Dentro de esa linea, Alfred Baumler, catedratico de Filoso- fiay de Pedagogia Politica en la Universidad de Berlin, en una conferencia del 12 de junio de 1933, definfa como soldado pol- ticoal Hombre Nuevo que tenfa que ser fruto de un sistema de educacién transformado: “Por soldado politico entendemos el tipo hist6rico del soldado de hoy, el hombre que sabe a quién ‘obedece y por qué combate, el hombre que se siente soldado de una idea concreta, el misionero de un cometido histérico”. Ese sistema de “educacién soldadesca”, decia Baumler, “tiene que englobar a todos los alemanes, quienesquiera que sean y ‘cualesquiera que sean sus funciones”, Semejante concepcién, claro esté, no cobraba su sentido y su aleance histérico sino dando por supuesto que Alemania, ‘pa saumit la esencia “aia” de ou “getmanidad” tenia que [evar a cabo el ideal espartano de la que era heredera natural: “Haciendo que la meta de nuestra educaci6n sea el tipo del soldado, no hacemos sino cumplir con la ley que rige nuestra esencia, [...] La instrucci6n técnica facilitada por el ejército sirve para culminar la educaci6n soldadesca del joven" ”. El aprendizaje de la seleccién . Los estudios de “ciencia racial” se introdujeron en las escue- las a partir del 13 de septiembre de 1983, Pero a rafz de la ley de 7 de abril de 1938 sobre la on. personal docente al (decreto de 11 de julio de 1933), el racismo fue ganando terreno répidamente en todas las disciplinas: “La culminacién de toda la ensefianza nacio- nalsocialista de la historia consiste en una sola cosa: el jura- mento de fidelidad al Fiihrer*. Al haberse admitido ya que “la cienca, como todo producto de la humanidad, racial ye condici por la sangre” °, resultaba evidente que la acostumbrar a los alumnos a distinguir lo que era util a su “raza” de lo que la amenazaba. Hasta el aprendizaje del calcu- [351] Hisromi De Los soveses Jo podia merclarse intimamente con el problema del aprendi- zaje de la selecci6n racial, como nos atestigua el siguiente pro- biema planteado a centenares de miles de alumnos de la escue- Ja primaria “Los judios son en Alemania una raza extranjera, En 1933, el Reich tenfa 66,060,000 habitantes. Entre ellos habia 499.682 judios practicantes. ¢Qué porcentaje representaban?” ®, De todos mods, durante las horas de “ciencia racial” era cuando los alumnos se iniciaban verdaderamente en conocer Jo que les era “racialmente extranjero”, Aunque los nuevos manuales de Rassenkunde, asi como numerosos folletos, refleja- ban las multiples y contradictorias concepciones que los ide6- Jogos nazis tenfan de las nociones de “pueblo”, de “raza” o de “naci6n”, tenfan en comén el incitar a los alumnos a recons- izuir por sf mismos el mito racial mediante la imagen y el tex- *Sounipospe evaroes:Losjovnes nyo Tences Rese “Todo esto ha de ser puesto en prictica desde los primeros aiios de la escuela, para responder al deseo del Fihrer, quien ha exigido que ningtin muchacho ni muchacha pueda ser autorizado en el futo- roa dar por terminados sus estudios escolares sin estar convencido de la importancia y la necesidad de una sangre pura” (R. Min. Amish, 1935 8.43 RU ITC 5209) Responder al deseo del Fihrer era, por consiguiente, la tarea esencial y constante de cada cual, desde el autor del decreto —el ministro Bernhard Rust, miembro del partido desde 1922— hasta el dltimo alumno de la Volksschule, pasando por sus maestros. Responder al deseo del Fiihrer significaba hacer acto de fe racista, y los profesores, en esa tarea cada vez mas controlada por Jos jovenes hitlerianos, se convertian en los iguales de sus alumnos més diligentes. A esas primeras labores, tendentes a ejercitar el ojo de los nifios para “descubrir los rostros xmanjeron, 26 aidan las to. Entre los ejercicios propuestos bajo la ribrica “¢Cémo pode- mos aprender a reconocer la raza de cada cual?", uno de esos manuales rogaba que se recogieran diversas descripciones de personajes “étnicos” tomadas de poemas, novelas o relatos", El escolar tenfa que subrayar los términos que describfan expre- siones, gestos y movimientos para sacar “conclusiones sobre el comportamiento animico de la raza”, y compararlas con los “rasgos fisicos” del personaje. Después tenia que “aplicar ese sistema de observaci6n a las personas de su propio entorno”. Caricaturas, carteles de propaganda o publicitarios para pro- ductos cosméticos, imagenes de grandes hombres recortadas de revistas, bustos y esculturas monumentales, todo servia para adiestrar al alumno a distinguir, a su alrededor, al hebreo del ario a través de “su modo de andar, su comportamiento, los ges- tos y movimientos que hace al hablar” #, De ese modo se seguia al pie de la letra el decreto del Ministerio de Educaci6n del Reich que institufa esa asignatu- a, “de donde se sacaran conclusions aplicables a todos los sectores de la vida publica y privada”. Ese decreto, que se pro- ponja inducir a los escolares a “cooperar de manera activa en todo aquello que pueda potenciar le pertenencia nérdica del pueblo aleman”, reproducfa a su vez casi literalmente el pasa- ‘je de Mein Kampf antes citado: [352] sesiones mas “practicas” de medici cana, a Jas que se dedicaban mutuamente Tos escolares on ‘las aulas. Se trataba tanto de aprender a describir “la expresién cobarde y pérfida” de sus comparieros judios, como de ejercitarse en Teconocer los mas hermosos ejemplares de la raza “nérdica” o ‘aria” (fig. 34). Pero la conformidad con esas normas fisicas ino dejaba libre a ningén alumno de la sospecha de sus com- Pafieros: “Claro esta”, escribia Franz Like en el manual Das ABC der Rasse, “que no hay que confundir raza con simple apa- Fiencia. Raza significa alma. Y existen hombres que ofrecen “Brieriormente"sgnos reales de-pertenencin ala Toes nOreicn ee a (© sea, que el cuerpo decia la verdad del alma, pero era mentiroso: semejantes contradicciones constituian el meollo de la ideologia nazi, porque permitfan crear un clima de sos- pecha general y muy poco después de terror, que penetraba hasta lo mas intimo de la esfera privada. Si cualquiera podia convertirse_en_ ‘judio_de espiritu’, la denuncia, en caso de duda, pasaba a ser un deber sagrado que no perdonaba a nin- ina familia. Las miiltiples vejaciones y humillaciones que se aplicaban a los escolares judios (obligacion de sentarse en bancos separa- los, insultos, privacién piblica de la distribuci6n de leche du- [353] Histon ne 10s joveses rante el recreo, etc.), cumplian una funcién pedagégica: fomen- tar el ardor de cada cual en la lucha que habfa de llevar a cabo la Comunidad del Pueblo inschaft) con el fin de pro- tegerse_contra el “antipueblo” (Gegenvolk). Y hasta el 15 de _noviembre, fecha en que los judfos fueron expulsados tempo- “Talmente_de los establecimientos de enseiianza (medida que 1a definitiva el 20 de junio de 1942), a todos y a cada uno J for alumnos Tes imax pavtclp participar en esa lucha “sagra- da” (y les vigilaban) sus compafieros miembros de la Hitler Jugend, cuyas camisas pardas eran cada vez mas numerosas en las aulas desde la primavera de 1933. De ese mode, la escuela se convertia en el lugar de apren- dizaje de una “selecci6n racial” entendida en el sentido mas amplio: la discriminacién de los “judios de espiritu” exigia una movilizacién a cada instante, antes y después de las clases. Referfa Erika Mann que un joven alemanito tenia que hacer el saludo hitleriano entre cincuenta y ciento cincuenta [veces al dia: al salir de su casa por la mafiana tenia que saludar ‘con un Heil Hitler! al “jefe de casa” o “de bloque” si se cruzaba con élen la escalera, a sus compafieros con quienes coincidia en la calle, al cobrador del tranvia...; repetia ese mismo saludo transformado en ley a sus profesores, al comienzo y al final de cada clase, al panadero 0 al papelero al salir de la escuela, ya sus padres cuando volvia a casa para la comida. Y quien no contestaba con otro Heil Hitler! incurria en una falta. Vecinos © amigos, e incluso parientes, nadie se libraba del riesgo de una denuncia. Ysi algunos, a veces, se dejaban arrastrar por la vena irénica y pronunciaban entre dientes un Drei Liter! (“{Tres litros!”), que sonaba parecido al saludo oficial, sabfan que esa desviaci6n casi imperceptible no afectaba a su Haltung (comportamiento) y no dejaba traslucir nada de su Stimmung, de su estado de animo ™. De todos modos, como la “idea” del nazismo estaba simbo- lizada por la persona del Fithrer, el saludo hitleriano, con el brazo derecho levantado (0 el izquierdo, en caso de invali- dez), era mucho més que un acto automitico de fidelidad: era ‘el signo de la aptitud para el combate permanente que, desde los diez afios, tenia que llevar a cabo el soldado de una idea. Y1o aa alin mds desde que Rudolf Hess, cuando Ta gran concen tracién del partido en Naremberg en 1984 habia lanzado el [354] “SountpospeoNA DEA" LosyOvmNEsAYO EL THRcHRRHHE lema de Deutschland ist Hitler, Hitler ist Deutschland! el “saludo alemén” significaba no s6lo el saludo del joven aleman @ Hider, sino también su saludo for Hitler, el “Médico del pue- blo alemén”, el Salvador de Alemania, cuya “visi6n” 0 cuya “idea” de Reich eteznoy puro se convertiiaalgin dia en rex Ypara acelerar ese dia, e! muchachito habia colocado en la estanteria de su cuarto un busto de su Filhrer (modelo reduci- do de los entronizados en las aulas), de quien sabia, desde que habia aprendido a leer, que “quiere mucho a los nifios” (fig. 35); para que se realizara lo antes posible esa “vision” del Fiih- 1, seleccionaba, entre los juguetes de que se rodeaba, no unos soldaditos cualesquiera, sino figuritas de plomo de las SA 0 de las SS *, mapas de estado mayor, tambores y banderas con los colores y simbolos nacionalsocialistas (fig. 36). 4 al deseo del Fuhrer” Aese aprendizaje escolar de una seleccién permanente que tenfa que ejercer en su entorno se afiadia para el joven ale manito el aprendizaje de la competencia dentro de ias organi- zaciones paramilitares de la juventud: descubria que él, a su vez, era objeto de una rigurosa seleccién, ejercida por sus superiores mediante miiltiples actividades de marcadisimo ‘Caracter competitive. ~ Segiin sus dirigentes, las Juventudes Hitlerianas tenfan que ser las verdaderas “escuelas de la nacion” ®, De hecho, tenian Ja funcién, no solo de suplantar a la escuela y a la familia en sus tareas educativas, sino de entablar un proceso de “educa- cién permanente”, en el sentido que Hider dio a entender en el discurso que dirigié a “sus” HitlerJugend en septiembre de 1985, en el congreso del NSDAP en Niremberg: * Las SA (Sturm-ABtelunge, Secciones de Asalto), con uniforme pardo, fueron las milcias armadas de! Partido Nazi, bajo el mando primero de Ernst Rohm y luego de Lutze, con funciones sobre todo de accién callejera; las SS (Schut: Safeln, Escalones de Froteccién), con uniforme negro, eran la poti- cia militar del partido, con atribuciones en todo el teritorio, bajo el mando de Heinrich Himmler. (N. de ls T). [355] isroma De Los JouNs “Hiemos emprendido el educar a este pueblo de una manera nue- va, de brindarle una educacién que se inicia en la juventud, para no acabar nunca, En el futuro, el joven pasaré de una escuela a otra. Eso comenzaré con el nifio, y acabard con el viejo combatiente del movi- rmiento, Es preciso que nadie pueda decir que habré para él un tempo en que se le deje a su alberio™.* En 1988, cuando tuvo su poder més asentado atin, remat6 Ja enumeraci6n de esas “escuelas” sucesivas, declarando con mayor brutalidad: “...y en toda su vida, ya nunca serén libres”, Asi cobraba sentido la formula de Baldur von Schirach, para quien “la juventud es un comportamiento (cine Haltung) ®: se trataba, en efecto, de retirar a todos y cada cual toda respon- sabilidad que no fuera la de responder al deseo del Fithrer; es decir, de servilizar e infantilizar aun pueblo entero, con el fin de que se conservase “eternamente joven”. ‘Tal era el nuevo “contrato social” que con la Volksgemeinschaft suscribfan Hitler y el NSDAP, cuyo Aguila simbolizaba la “idea eterna” y protectora (fig. 37): se constituia en fiador de la se- guridad de cada uno, si cada cual le dedicaba a cambio la tota- lidad de su tiempo y de su espiritu, con el fin —como decia Hit- ler—de garantizarle al pueblo aleman una eterna juventud. En realidad, més que un contrato social, era algo asi como un nue- vo pacto féustico, pero sin plazo, lo que se perfilaba entre un “pueblo” y su Fihrer este dltimo en el papel de Mefistofeles, itado de manera consciente o inconsciente. ‘A finales de 1982, la HitlerJugend contaba con 108.000 ‘miembros; poca cosa era, comparada con los cuatro millones de jovenes distribuidos en las miiltiples asociaciones de cardc- ter politico, religioso, deportivo 0 de ocio ™. Un afio después contaba con 2.800.000, y luego con 3.500.000 en 1934 y con 5.400.000 a finales de 1936. Ese incremento masivo no fue fru- to tinicamente del entusiasmo: fue sobre todo el de que el 5 de abril de 1985 la HJ se hizo en Berlin con el control del Comi- té de las Ligas (Biinde) de Juventud alemanas, mediante la diso- Tucién de las que no se sometieron (el mismo mes, Schirach se apoderé también con malas mafias de la direccion de la importante red de albergues de juventud, los fugendherberge); y poco después procedi6 a la absorcién, firmada en noviembre, de los 600.000 miembros de las Juventudes Evangélicas y otras [356] "Soumspospetna ea” Los}Ovmas ROHL Tencen RICH ligas protestantes, propuesta por el Reichsbischof (obispo del Reich) Miiller; y por Gltimo y sobre todo, fue el efecto de las presiones sociales y politicas y de las amenazas que pesaban sobre la vida profesional de los padres, asi como sobre las acti- vidades, escolares o no, de los hijos *. En junio de 1934, el sébado fue declarado ‘jornada nacio- nal de la juventud”: los jévenes de la H] quedaban dispensados de clases, y tenfan que cumplir, de uniforme, su “servicio civ co”, mientras que los demés tenfan que asistir a “clases de poli- fica nacional”. Ademas, el miércoles fue instituido como “dia ‘deta vigilia”, Pero como no habia suficientes “mandos”, la mayorfa de los muchachos y muchachas deambulaban desocu- pados por laé calles. Asi pues, esa jornada fue sustituida en 1936 por dos tardes por semana. Mientras tanto, como se habian for- jente niimero de mandos gracias a la institucién de las correspondientes escuelas, las Filhrerschulen, esa. nueva dis posicién vino a reforzar la atraccién que podia ejercer la HJ sobre una juventud deseosa de librarse de las obligaciones esco- En un principio, la HJ habia sido colocada bajo la tutela de JasSA, que seleccionaron a muchos de sus reclutas (antes de la toma del poder, el paso de una organizacién a la otra se verifica- ‘ba automaticamente al cumplir los dieciocho afios). Pero, tras la purga del 30 de junio de 1934 que puso fin de modo brutal ala re- volucién “social” representada por las SA de Rohm, Von Schirach recobré su autonomia y prefiri6 cerrar un acuerdo con las SS de Himmler: él educaria a los j6venes para transformarlos en SS, ¥ ‘colaborarfa con estos iltimos para controlar, mediante un servi- cio de patrullas (Stvefendienst) al conjunto de la juventud ®. Escri- bia entonces que la unificacién de los jévenes habfa de llevarse a cabo “mediante una idea, una Weltanschuung que habra de ser vivida como ley de vida por la joven generacion”. Y afiadia que “solo la HJ es portadora de esa idea” ®. Von Schirach habia colocado a su organizacién bajo el sig- no de esta frase del Fithrer: “Una gran idea no puede ser lleva daa buen término mas que cuando una organizaci6n s6lida y rigurosamente disciplinada, gobernada con la consiguiente dureza, da su forma a la Wellanschauung” ™. Sabfa que, desde que ya de antiguo tuvieron trato en los cfrculos wagnerianos de Bayreuth, podia contar con el apoyo de Hitler. En la pugna [357] Hisromi ne Los sovewts por hacerse con las riendas de la juventud que le oponia a Rust, ministro de Educacién, no tuvo dificultades para que el Fiihrer de quien dependia directamente, le firmase la “Ley sobre la Hitler Jugend” de 1°.de diciembre de 1936, la cual esti- pulaba que ‘oda la juventud alemana quedaba en lo sucesivo agrupada en el seno de la HJ, y la constitufa como ‘Juventud de Estado”. Von Schirach escribié entonces, con razén: “La lucha por Ia unificacién de la juventud se ha terminado”. Sabfa, sin embargo, que el 40 por 100 de los j6venes alemanes ‘se mostraban refractarios y quedaban fuera de su férula; pero confiaba en que acabarfan por unirse de modo voluntario. No sucedi6 asi de inmediato, aunque se exigié el paso por la HJ para ingresar en la Universidad y, a partir de noviembre de 1985, para tener acceso al funcionariado piblico o a determi- nadas profesiones liberales. Hasta marzo de 1939, 0 sea, al cabo de més de dos afios, no se firmaron los decretos de entrada en vigor de la ley de 1986: ‘entonces se obligé a los padres, bajo pena de multa o de car- cel, a declarar a los responsables de la HJ que sus hijos iban a cumplir diez. afios. Se prevefan las mismas penas para quienes tratasen de apartar a sus hijos del servicio en la HJ, servi que la policia municipal estaba habilitada para hacer cumplir por la fuerza *, ion que se ejercia.con creiente violencia sobre a aut de los ‘por lo menos, en la medida en que todavia se resistia a Ta Voluntad del Pv" acarreé la destruccién enice los jGvenes de toda instancia de identifica: i6n_privada, en beneficio de la imagen colectiva del Fiizer. {No tengo conciencial jMi conciencia se llama Adolf Hitler!” ‘esta famosa frase de Goering ™ no representaba a la postre mis que el término ideal de la Erziehung mediante la cual los nazis intentaban modelar al Hombre Nuevo. En lo sucesivo, se convertia en culpable aquel que siguiera las normas morales ‘ransmitidas por la autoridad familiar, en lugar de encomen- darse a la “voluntad del Fuhrer’, de responder al deseo del Fithrer ‘que quiere mucho a los nifios”. Una nueva version del “imy Fauvo lategorico en el Tercer Reich Tae daboradaa partir de Fat eae ee Hass Frank "koala deen gue vayais a tomar, pensad: «C6mo lo decidiria el Fihrer Tugar?»”, La reformul6 en 1942: “Obrad de tal manera que el [358] “Sounnospe evsinen" vosjovmeesaqon, Teacen Rec Fithrey, si tuviera conocimiento de vuestros actos, los aproba- ria” *”, As{ pues, el interés superior de la Volksgemeinschaft, representado por la voluntad del Fithres solia exigir del muchacho que entablase una lucha contra la autoridad pater- na o familiar. La politica de la juventud Mevada a cabo por el régimen sabia por lo general sacar el maximo provecho de los conflictos edfpicos. El enrolamiento se realizaba a los diez afios: el Pimpf (“chi- quillo”), tras superar determinadas pruebas deportivas, ingre- saba en el Deutsche Junguolk (DJ, el “Joven Pueblo Aleman”) por un periodo de cuatro aiios, a lo largo del cual le acompa- fiaba una cartilla donde se iban consignando sus progresos fisi- cos e ideolégicos. La ceremonia era anual, y tenfa lugar el dia del cumpleafios de Hitler (20 de abril), con la finalidad de que todos supieran que “pertenecfa al Fuhrer” (fig. $8). El mucha- cho prestaba juramento con ocasién de la “consagracién de la bandera”: “En presencia de este estandarte de sangre, que representa a nuestro Fithres juro dedicar todas mis energias y mis fuerzas al Salva- dor de nuestra nacién, Adolf Hitler. Estoy dispuesto a ofrecer mi vida por él, ya Dios me encomiendo” *. Entonces daba comienzo su verdadera educacién, que habia de conducirle a “pensar en aleman”® con el fin de iden- tificarse con el retrato ideal, convertido en legendario, que Hitler le brindaba como modelo: “EI muchacho alemén del porvenir ha de ser vivo y listo, mas ré- pido que el galgo, mas resistente que el cuero, mas duro que el ace- ro de Krupp. Para que nuestro pueblo no desaparezca bajo los sin- tomas de degeneracion de nuestro tiempo, hemos de construir a un Hombre Nuevo" ®. Por consiguiente, el muchacho tenia ante todo que endu- recer su cuerpo ("Tu cuerpo pertenece a la nacién’, “Tienes el deber de estar en buena salud”): los eercicios fisicos, cuya dureza ya se habia duplicado en los nuevos programas escola- res, se encaminaban a la resistencia y a la competicion. A los diez afios tenfa que recorrer diariamente de ocho a diez kilé- [359] Histoma be 105 yowoses metros a pie; alos trece afios, dieciocho kilémetros, los dos ter- cios de tos cuales mediante una “larga marcha”. Escribe Her- mann Rauschning que “al principio, esas marchas parecian ser una extrafia idea fija del nacionalsocialismo. Pero mucho des- pués se eché de ver también en ello una voluntad sutil, habili- sima para encontrar los medios apropiados a sus fines (...] La marcha mata el pensamiento. La marcha mata la individuali- dad, La marcha es el rito magico insustituible cuyo mecanismo vz moldeando a la comunidad popular hasta en el subcons- . [4] El paso cadencioso hace que penetre en los cuer- pos, por decirlo asi, el sentimiento de la comunidad” *!. ‘A los diez afios asimismo ingresaban las nifias en las Jungmé- del (JM, literalmente: las “Jévenes Virgenes”). El primer aiio, chicos y chicas tenfan que estudiar a los “Dioses y héroes de los ‘germanos”; el segundo, alos “Grandes alemanes” (desde Fede- rico el Grande a Bismarck); el tercero, “Veinte afios de comba- te por Alemania” (los “afios de lucha” del nacionalsocialismo); Y por Gltimo, el cuarto aiio, a “Adolf Hitler y sus compafieros de lucha”. Allos catorce afios, los jévenes ingresaban en Jas Juventudes Hilterianas propiamente dichas (H]); a los dieciocho aiios, les ‘esperaban otras estructuras del partido: el Arbeitsfront (Frente del Trabajo), las SA o las SS, Las muchachas permanecian mas tiempo en el Bund Deutscher Madel (BDM. Liga de las J6venes Alemanas). porque Ja seccién Glaube und Schinheit (Fe y belle- za) las retenia desde los diecisiete hasta los veintitin afios para ‘una formacién intensiva en la que predominaban los ejerci- Cine Fisicon, las tareas domésticas .segin la formula de Von , unos “objetivos especificamente femeninos” cuyo Contenido veremos mds adelante. La formacién ideolégica entre los catorce y los dieciocho afios se proseguia mediante cursillos acerca del “combate por el Reich” desde los antiguos germanos hasta Hitler, pasando por las relaciones del emperador con el papado; sobre el “pue- blo y Ia herencia de la sangre”, sobre el “espacio vital”, ast como sobre problemas referentes al “porvenir del movimien- to”, “la obra del Fithrer 0 “Alemania en el mundo” ®. Esos temas se desarrollaban semanalmente en los hogares de la HJ, donde se proyectaban filmes con los comentarios preparados; | y se recogian en las emisiones radiofonicas especialmente des [360] “SoupanosoeuNArmEs” Lone myo TenceR REC tinadas a la juventud, como la “Hora de la Joven Naci6n” sema- nal (Von Schirach tomaba la palabra los miércoles a las 20.15), en las Rundfunk-Morgenfeiern der HJ ("Maiianas radiofonicas de los dias festivos de la HJ"). Pero, sobre todo, llenaban las paginas de inntimeras publicaciones controladas por la Ofici- na de Prensa y Propaganda de la HJ. Cada revista correspon- dia a una categoria concreta de la juventud organizada: Der Pimpf, Die Hitleyjugend (luego Junge Welt), Das Deutsche Médel, Wille und Macht para los dirigentes, Das junge Deutschland (mas inmediatamente “politica”), Jugend und Heimat para los adep- tos a los albergues de la juventud; Die junge Dorfgemeinschaft, para los jévenes campesinos, etc. Y por tltimo, esos mismos temas constitufan la materia de conferencias pronunciadas urante los campamentos. Esos campamentos ocupaban un lugar importante en la vid de los HJ: asumfan la herencia de la disuelta Jugendbewe- ‘gang (“Movimiento juvenil”), que habia hecho descubrir des- de comienzos del siglo a sus miembros, los Wanderwegel (“paja- ros migratorios"), las montafas y valles de la Alemania profunda, con sus tradiciones, sus ritos ancestrales y sus can- ciones populares. Pero, bajo la direccién de la HJ, se habjan convertido en verdaderos campamentos de entrenamiento mi- litar, ya fuesen semanales o de larga duracién (tres semanas) cuando tenfan lugar durante las vacaciones. Con la jerarquia vertical de sus treinta categorfas y grados y su distribucién geo- grifica en cinco secciones, la propia estructura de la H] estaba calcada de la de un ejército. Cada campamento ostentaba el mismo lema: “Hemos nacido para morir por Alemania” *. El conjunto de actividades de los muchachos estaba organizado como una preparacién militar: instruccién en formacién abierta y cerrada, maniobras, camuflajes y trampas para el ene- ‘migo, proteccién de una columna en marcha, operaciones de exploracién, montaje de tiendas de campafia, cartografia, ejer- cicios de tiro, asi como todos los deportes susceptibles de fomentar la superacién de marcas. La duracién de las marchas se incrementaba con la edad, igual que el peso del equipo. Y por tiltimo, como Goering anhelaba que los alemanes se con- virtieran en una nacién de aviadores, habia que afiadir los cur- 508 de wuelo sin motor y con motor, asf como la realizacién de maquetas de aviones (fig. 39). [361] Huston tos yovbaes Las muchachas de la BDM recibian una formacién andlo- Iga, aunque sin exigirles tanto grado de superaci6n (fig. 40); ademés, tenfan que adquirir “conocimientos profundos de socorrismo”, de “primeros auxilios”, de “defensa pasiva” para caso de ataques aéreos y de guerra quimica. Pero, de todos los “objetivos especificamente femeninos”a los que apuntaban los programas de Von Schirach, el més esencial fue, sin duda algu- na, el aprendizaje de la maternidad y de su fanci6n “vital” para el porvenir de la joven Alemania. Hiller lo habfa escrito en Mein Kampf: “La finalidad de la educaci6n femenina es, inmutablemente, formar a Ja futura “madre” * Recordaba asimismo a las mujeres alemanas el deber ~“de-wu sexo en el discurso que pronuncié en Niire iembre de 1984: al igual que, en el campo de batalla, el hombre tiene que dar pruebas de heroismo, “cada hijo que [la mujer) trae al mundo es una batalla que libra por la supervi- ‘vencia de su pueblo” *, En diciembre de 1938 cre6 la Cruz de la Madre de Familia, de la cual Himmler afirmaba que consti- tufa la distincién mds importante del Gran Reich venidero: de, bronce por cuatro hijos, de plata por seis, y de oro por ocho. Por su lado, Gregor Strasser habia pedido ya en 1926 que a las madres de familia numerosa se les concediese un voto miltiple; aunque esa atrevida sugerencia de un “voto de los recién nack dos" cayera en el olvido, perduré la idea de considerar la mater ‘nidad como equivalente del servicio militar de los hombres *. Por consiguiente, era preciso inculcar lo antes posible a las [j6venes su deber para con la raza. Y asimismo, lo que se les ;pedia con ello era responder al deseo del Fidhre;, como lo expresa- ba con claridad el eslogan que afirmaba que tenfan que “darle. un hijo al Fithrer”. De ese modo se convertfan en verdaderos “soldados de una idea”, con la mision de dar cuerpo y realidad al “Reich ideal”. Antes de cada concentracién de “unidades” de 1a BDM y de la HJ, con ocasiGn de los campamentos o las excur- siones, las jefas se dirigian a sus tropas: “No podéis todas encon- ‘war un marido, pero todas podéis llegar a ser madres” *, E] 28 de octubre de 1935 se instaur6 oficialmente el “matrimonio Biolégico”, recomendando las relaciones sexuales fuera de los ‘Yinculos del matrimonio entre muchachos y muchachas unidos or un mismo ideal de conservacién de la raza. Unos meses después, mas de mil muchachas regresaron encinta del Con: [362] “Soxpanospe exh 104A" Los)OvENEs RNOEL TERCERREIGE greso del Partido celebrado en septiembre de 1936 en Nérem- ‘berg. Esa cifra impresionante quebranté un tanto la idea reci- ida de que el encuadramiento paramilitar y deportivo de los \jovenes causaba el efecto de desviar a la libido de sus metas sexuales. A los padres aferrados a los valores morales tradicio- rales, las jovencitas les escribian a veces cartas de aviso: si se indignaban de que ellas pudieran darle tan temprano un hijo al Fiihrer, les denunciarfan inmediatamente por oposici6n a la politica de Bevolkerung, de poblamiento hacia el Este, que habia de dar realidad al “espacio vital”, al Lebensraum, Desde un pun- to de vista nacionalsocialista, la juventud siempre tiene raz6n”, habia dicho el Reichsjugendfihrer Baldur von Schirach. Debido ‘esto, la Bund Deutscher Médel (BDM) pronto recibié por la via ironica el sobrenombre de Bald Deutsche Mutter (“pronto madre alemana”). Al omnipresente eslogan que comninaba a las Jjovencitas a que “le dieran un hijo al Fihrer” se le vino a afiadir ‘el término de Fithrerdienst (“Servicio del Fihrer”), nombre con jue de ordinario se designaba al “matrimonio biologi Desde la éptica nacionalsocialista, el Fiihrer era, pues, el padre simbélico de todos esos nifios nacidos bajo el signo del ideal racial; era él quien los engendraba mediante Ia pujanza de la “idea nacionalsocialista” y la virtud de su “inquebrantable vo- Tuntad”. Ylas madres solteras, cuyo niimero fue creciendo répi- damente —en especial a partir de 1937— y que obtuvieron por disposicion es del Ministerio del Interior el derecho a jue las lamaran “sefiora”, hacfan de heroinas imbuidas de la “idea nacionalsocialista”, que luchaban en “el frente de Jos nacimientos” para contribuir a la juccién del “mate- ‘al humano” (Menschmaterial) El interés, de lo general a lo particular Sin embargo, esa aplicacién de la politica racial —de la cual los j6venes constitufan a la vez el medio y el fin— engen- draba numerosos “efectos adversos” que no habia previsto el ‘médico del pueblo alemdn”. EI sacrosanto principio, hereda- “médico del pueblo alemAn”, El sacrosanto principio, hereda- do de los “afios de lucha” y que pretendia que “el interés gene- tlpreleciee we parca, Das erevoneio suns el particular”, iba a verse sometido a una jua prueba. [363] Histon ve 0s yovenss Por ejemplo, el “afio rural” (Landjahr) instituido por Rust, para hacer que los muchachos regresaran a las fuentes vivas del mundo campesino, asi como el “servicio rural” (Land- dienss) que ponia a los HJ a trabajar en os campos, hacian habilmente coincidir Ia ideologia Blibo (Blut und Boden: san- gre ysuelo) con la necesidad de hallar una solucién a la falta. de mano de obra agricola y al éxodo del campo. Pero los con- tactos obligados entre los mundos campesino y obrero o estu- diantil suscitaban unas veces la incomprensi6n y el desprecio, y otras la decadencia de los “valores de la tierra” ante el ejem- plo aportado por los j6venes de las ciudades. Una encuesta demostraba que la casi totalidad de las j6venes campesinas de diez a catorce afids deseaba irse a vivir ala ciudad ®, pese alo muy estigmatizada que esta Giltima se hallaba como hervidero de todas las degenteraciones fisicas y morales que hacian estra- gos en Alemania. Y por otro lado, la influencia que la HJ podia ejercer en ese mundo campesino se manifestaba harto dificultosa, debido a que el tiempo dedicado al Fithrer habia que detraerlo del necesario para el trabajo en la finca o en los campos. Por otra parte, la presencia de campamentos de jovencitas “Sounnposne una ineyL08yoveNes YO TeRcERREICH al estudiante y al obrero agricola, a sentarse en la misma mesa para servir juntos al pueblo y a la patria", El propio Von Schi- rach habia dedicado un capitulo entero de su libro-programa sobre la HJ a la cuestién del “socialism”: “Una bandera tinica ondea ante las HJ. El hijo del millonaio y el hijo del trabajador visten un ‘nico uniforme. Porque solamente la Juventud es capaz de sentirse libre de prejuicios de esa indole es capaz dde una auténtica Comunidad; sf la Juventud es el Socialismo” ®. Si bien es verdad que algunos hijos de “proletarios” ascen- didos en la jerarquia de las Juventudes Hitlerianas pudieron, en los comienzos del régimen, darse el Iujo de mandar a los hijos de la aristocracia y la burguesia industrial, poco duré esa, inversion de la jerarquia social: a partir de 1936, la direccién_ del movimiento fue sustraida a los j6venes obreros, aprendices © empleados, y paso progresivamente a manos de j6v. gueses y aristécratas provistos de titulos ®. Igualmente desde ese mismo afio se dejaron sentir sinto- mas de cansancio entre los j6venes de la HJ, que comenzaron ‘Tasistir con menos asiduidad a las reuniones en los locales de del BDM préximos a campamentos de jévenes del Servicio del Trabajo fomentaba también la extension en el mundo rural ante de Tos nacimientos*, y se cantaba el siguiente estri- billo, aludiendo a la organizacién de vacaciones del Frente de! Trabajo denominada Kraft durch Freude (KDF: la Fuerza mediante la Alegria): “Por los campos y las matas / Pierdo las fuer- as com oe, Aparte de algo asi como una “resistencia pasiva” limitada, que se expresaba sobre todo mediante el humor muchas veces resignado, también era posible en los primeros tiempos cierta emancipacién, aun relativa, de los jévenes (y de determinadas categorias en particular: las jovencitas, los jévenes obreros), mediante la autonomia de principio que se les otorgaba: “La juventud ha de ser guiada por la juventud” (Von Schirach). ‘Ademés, para contrarrestar al “judeobolchevismo”, la imagen que la HJ y el Servicio del Trabajo ofrecian de si mismos era la de unas organizaciones destinadas a formar al pueblo aleman en el “socialismo”; la mejor manera de abolir las clases era acostumbrar “al hijo del director de fabrica y al joven obrero, [364] la organizaci6n, aburridos por la monotonfa de las conferen- cias y as “charlas” ideol6gicas. Ya partir de ese mismo aio, | hhacia los solicitantes de trabajo que habfan sido mandos en la ‘Hj.sabfan que las responsabilidades en el seno de Ja Juventud de Estado eran incompatibles con una escolaridad “normal”, y ‘que los pequefios Fiihrer eran por lo general malos alumnos. Ademés, pocos eran los empresarios a quienes alegrase la idea de contratar a un chivato en su empresa o su establecimiento. Ante la amplitud de ese rechazo, Rudolf Hess, en nombre del Rihrer, hizo que el ministro de Educacién adoptase una dispo- sicién (de junio de 1937) que tuvo cardcter secreto. En ella + quedaba prohibido que en los certificados o diplomas de fin de estudios se consignase ninguna “observacién sobre las acti- ~vidades del alumno en el NSDAP o en una de sus ramas” “, Cuatro aiios habian transcurrido desde que Ja transforma: cién de la educaci6n: conforme al programa pergefiado por. Hitler en Mein Kampf, en lugar de “limitarse a hacer que pe- netre en Jos cerebros la ciencia a fuerza de bostezos", “[...] su [365] Hisrom ne Los joven ‘objetivo consiste, en primer lugar, en formar hombres fisica- ‘mente sanos”, ya que “en se término esta el desarrollo de las facultades mentales [...] ©. Pero, para que esa crianza condujese a la formacién de una élite “, la HJ habia recibido la misin de organizar la seleccién mediante un conjunto de competiciones destinadas a estimular la superacién de marcas deportivas y de disciplina ideolgica por parte de los j6venes. Desde 1934, “afio de la formacién”, se crearon, tanto para mu- “ehachios ‘como para muchachas, las Leistungsabzeichen, las “in- signias de rendimiento” de 1° y 2° grado, asi como la “insignia deportiva alemana”, cuya consecuci6n era Ja meta primordial queva promocién del alumnado. El término leistung (rendimiento”, “resultado” o “récord”), con la idea de supe- raci6n que entrafia, invadia todos los discursos de la HJ y las dos instituciones que constitufan sus prolongaciones principa- les: las SS de H. Himmler y el Frente del Trabajo (Deutsche Arbeitsfront) de Robert Ley. Una antigua Fithrerin de la HJ ates- tiguaba después de la guerra que el affn de superacién lleva- baa no competir sélo por la mejor Leistung deportiva o profe- sional, sino que cada “unidad” pugnaba por la condecoraci6n mis preciada, por que su coro fuera el mejor, y sus represen- taciones teatrales, las mejores: “Ese incesante combate por la listung introducta, ya en tiempos de paz, un elemento de inquietud y de actividad artificialmente forzada en la vida de los grupos (...] Los mandos [Fithreschaft] de una juven- ‘ud ast adiestrada para la acci6n y la Laistung perfilaban poco a poco un estilo bien singular de dirigente, que corrfa de una acci6n a otra y hhacfa correr a su “séquito” (Gefolgschaft] de una accién a otra” ®. Esa dindmica competitiva se extendia a todas las ramificacio- nes de las organizaciones: desde 1933, el Frente del Trabajo (que habia sustituido a los sindicatos, prohibidos) instituy6 un Concurso Profesional del Reich (Reichsberufswetthampp) destinado a Tos jOvenes aprendices, obreros, artesanos y empleados. “A los faureados s¢ les trataba como campeones de los Juegos Olimpi- ‘cos 0 como grandes actores del cine, se los conducia con gran ‘a Berlin y se los fot tba junto a Leyy a Hitler en sona” ©, La intensa propaganda que rodeaba a esos concursos ‘exya importancia se iba incrementando) los presentaba como [366] “Soumapospe unamex"Losyovesasnyors Traces Rc reflejo de “la concepcién socialista de la selecci6n”. Los jévenes general procedentes de ambientes modestos, su ejemplo poten- ciaba el sentimiento de que el nuevo régimen le brindaba a cada ‘cual su oportunidad, fuera cual fuese su origen social, Pero, en ~ cuanto salian de la HY para pasar al Deuische Arbeitsfron (en lugar de continuar sus estudios de ingresar en las $S, los “soldados de una idea” se convertian todos, segiin Ta formula de Robert Ley, en “soldados del trabajo” cuya “orden de marcha” era dada por Hider y cuyas “compatiias (tenian] el nombre de Dautsch- land!” ®, Esa version nacional del “socialismo”, que glorificaba de modo espectacular a sus pocas promociones de obreros, con- trastaba evidentemente con el répido ascenso de los “dirigentes” en los multiples mecanismos del poder de las $S. Pero por do- quier, desde el Jungvolk hasta las jerarquias de las SS, responder al deseo del Fuhrer significaba también que cada cual entablase con sus “camaradas” una relacién de rivalidad amorosa para satisfa- ‘cer ese deseo. De ese modo se engendraba una dinamica per- versa a propésito de esa “idea” primera de la cual cada uno debe- fa haber sido soldado: “el interés general prevalece sobre el particular” (Gemeinnutz geht vor Eigennutz). Y siempre en nombre del interés general, simbolizado por la figura de Hider, se esta- blecieron todas las selecciones, pero también se declararon las rivalidades mis feroces que minaron interiormente al régimen. Elswing contra Wagner Pero, gde qué naturaleza era ese “deseo del Fithrer”? Desde Tuego, si retenia en sus redes a la mayoria de los jévenes era porque ellos comprendfan que constituian su objeto privile giado. Ese pacto mas que faustico que Hitler les habia pro- puesto (conservar la eterna juventud) lo aceptaban unos aue- ye millones, por las buenas o por las malas, a comienzos de 11939. Cudl haya sido el grado de presién —muchas veces, fuer- teen esa adhesin masiva es cosa que no cabe comprender sin precisar la naturaleza propiamente material de ese vinculo amoroso que unfa a los j6venes con su Fithrer Segiin el testimonio posterior a la guerra escrito por una Joven que ingres6 en las HJ, ademas del programa “de inde- [367] “isrom ne Los jovenas pendencia, libertad y felicidad” que Hitler proponia, “nos sedujo otra cosa, revestida para nosotros de un misterioso poder: la juventud desfilando prietas las filas, con las banderas alaire, al redoble del tambor y entonando cénticos. {No tenia esa comunidad un algo invencible? No fue nada raro el que Hans, Sophie y todos nosotros nos afiliésemos bien pronto a las Juventudes Hitlerianas...” *. El “poder misterioso” de ese espectaculo era el despertar en cada cual el deseo de partici- par en él como si fuera una obra de arte colectiva y grandiosa, Ta que Wagner habia denominado “la Obra de arte comiin del porvenix”, mediante la cual solamente podria llegar la Reden- Gi6n del pueblo entero: “Mas y mejor que una religién avejentada, negada por el espfritu iiblico, y mas efectivamente y de manera més atractiva que una sabi- durfa de Estado que desde hace mucho tiempo duda de sf misma, el Arte, perennemente joven, que puede encontrar constantemente en si mismo y en lo més noble del espiritu de la época un frescor nuevo, puede brindar a la corriente social que se desvia con facilidad hacia salvajes arrecifes o hacia los bajos fondos, una meta bella y elevada, Ja meta de una noble humanidad” *. “Quien desee comprender la Alemania nacionalsocialista, tiene que comprender a Wagner”, habia declarado el Fithrer'?, De esa pasion por Wagner y por el ejército que Hider com- partia con Baldur von Schirach (en Bayreuth empezaron jun- tos a escribir una 6pera) iba a nacer una gigantesca y perma- nente opereta militar, que la HitlerJugend representaba a escala nacional. Al igual que desde 1934 controlaba todos los trajes y decorados del Festival de Bayreuth, y que mandaba disefiar a Benno yon Arent Jos trajes de noche de los oficiales de las SS, corrigiéndolos tres o cuatro veces *, Hitler habia mandado también disefiar los uniformes de la HI (fg. 41), a quienes hacia evolucionar en el escenario de una Alemania cuyo decorado entero se empefiaba en remodelar. Esos uniformes, esas marchas y esos cdnticos, esa perma- nénié escenificacin de una vida colectiva heroica, ritmada por las miltiples festividades nacionalsocialistas, no consti- tufan, como se ha escrito demasiado en nuestros dias, la par- te més espectacular de una engaiiosa propaganda cuya fun- [368] “Soupanos pe eatben”LosyoveNts ajo Tencex REC cin fuera enmascarar una realidad desastrosa. Al igual que Baudelaire, tanto Hitler como algunos de sus allegados (yen ello residia la parte mas temible del nazismo) opinaban que “la idea que el hombre se forja de lo bello se plasma en todo su modo de vestir, arruga o estira su traje, redondea o estira cel gesto, y hasta penetra sutilmente, a la larga, en los rasgos de su rostro”; y que “el hombre acaba por parecerse a lo que desearfa ser”, Pero la propaganda, como tampoco el arte, no tenia por lo general el cometido de engafiar a nadie; no ‘enmascaraban ni maquillaban nada: tanto la una como el otro tenfan la misiéa, mucho més radical, de transformar heroicamente lo real. Ya en su discurso sobre los plenos pode- res, el 23 de marzo de 1933, subrayé Hitler el lugar central del arte en el nuevo régimen: “La actitud contemplativa deja- r4 répidamente paso al herofsmo que se impondra con todo ‘vigor como el camino propio de quienes tienen un destino politico” De concentracién en concentracin, Hitler no dejaba de re- ppetir a “sus” j6venes que representaban el porvenir de la Ale- mania eterna, debido a que anticipaban la realizacién total de su “visién” y comenzaban a hacer que el Reich ideal cobrase cuerpo. Igual que el roméntico Schleiermacher, para quien “la mayor obra de arte es aquella cuya materia es la humanidad’, ®, Goebbels, el apéstol del “romanticismo de acero”, veia en la politica “el arte més elevado", el que tenia “la alta responsabili- dad de formar, partiendo de la masa bruta, la imagen solida y plena del pueblo”; y a continuacién afiadia: “La mision del arte y del artista no es solamente unir, sino que va ‘mucho més lejos. Es su deber el crear, el dar forma, el eliminar lo que cesté enfermo y abrir el camino a lo que esta sano” ”. Lo cual presuponta asimismo el derecho a ejercer la violen- cia contra el material humano (Menschmaterial) cuando oponia resistencia a su transformacién segtin la “idea”. Esa tarea de seleccion y de eliminacién constituyo el meo- lo de la “idea” nacicnalsocialista igual que fue, a partir del Renacimiento, el mecllo de la teorfa del arte y de ‘la idea del pintor”:se trataba de una tarea de purificacién inseparable de Ja produccién de una belleza ideal [369] \ Hisroma be 10s yovms Por ese motivo, Hitler esperaba de *su” juventud que mani- festase el mismo “fanatismo” que segiin él era indispensable en el artista: los “soldados de una idea”, ya fueran escolares, aprendices o campesinos, eran todos artistas del Reich eterno y le encarnaban simulténeamente en sus trajes, sus gestos y sus ‘voces, Por consiguiente, estaban llamados a la més noble de las ‘aéas, y era esa nobleza lo que ejercia sobre ellos tanta atrac- cin. Y esa tarea era asf de exaltante porque entraiiaba en si misma su propio fin, ya que su meta era la produccién del Hombre Nuevo: “Pero sobre todo”, les habfa dicho Hitler, “os pedimos, a vosotros, Jjuventud alemana, que deis forma al pueblo aleman del porvenit, ¥ ‘que sedis vosotros mismos un modelo para él” #. Al llamar a los j6venes a que se convirtieran en los artifi- ces del pueblo alemén y, simulténeamente, a que fueran la obra de arte que le servirfa de modelo, Hider, consciente- mente o no, hacia suyo uno de los presupuestos mas atrevi- dos de la modernidad, segiin el cual lo posible y lo real han cambiado de estatuto. O, como escribia Jan Patotka, “lo po- sible ya no es lo que antecede a lo real; mas bien se convierte en lo real mismo en su proceso creador” ®. Pero (y ahf radi- caba el “arcafsmo” de Hitler, heredero de la teorfa clasica del arte), de lo que se trataba ante todo, a través de esa escenifi- cacién de la juventud, era de salirse de la historia para con- seguir la eternidad mediante “el Arte, eternamente joven” (Wagner). “El modo de vida alemén esta determinado con precision para el préximo milenio” ": ésa era, desde el afio 1984 que habia dado un frenazo a la “revolucién”, la na- turaleza de la juventud eterna que Hitler prometia a la juven- tud, siempre que fuera capaz de autoproducirse como obra de arte, exactamente igual que habia sabido él, su Fithrer- artista, crear su propia imagen inmortal cuyos cabellos.no encanecfan nunca ®. ES ‘Lo que el nazismo presentaba como un gran movimiento de autoproduccién (Selbsigestaltung) de la juventud alemana tenia que ser asimismo una autopurificacién: responder al deseo del Fihrerera no s6lo comprometerse en Ia autoseleccién median- te los cAnticos, los uniformes, las pruebas y las marchas; era [370] “Sounanosoe usaines"tossOvests yor Texcex Rc también desear ser uno mismo més puro, o realizar la pura ‘esencia de la propia alma eterna mediante la eliminacién de la alteridad. Rosenberg, en E! mito del siglo XX, brindaba el mode- lo de ese amor propio que él habia creido hallar en maese Eck- hardt: “Ser uno consigo mismo” “. No obstante, el discurso nacionalsocialista reflejaba tam- bién las resistencias que se manifestaban en el proceso de uni- ficacién mediante y dentro de la obra de arte eterna: el judio, © mejor dicho, el “udio de espiritu”, se obstinaba siempre, segiin decian, en quebrar esa circularidad perfecta del amor que era la tinica que podia asegurarle a la raza su eterna juven- tud. No habia bastado con excluir de la produccién de la “Obra de arte comin del porvenir” a ese “demonio plastico de Ja decadencia de la humanidad”, como le habia llamado Wag- ner ™, porque la contaminacién se habia extendido al propio cuerpo aleman. Ya en 1988, un idedlogo de la “biologia politi- ca” ponfa en guardia a la Volksgemeinschaft: odavia hoy, al igual que en las épocas anteriores, nuestra vida amorosa est continuamente determinada por influencias judas sas influencias judfas son, como hemos visto, particularmente evi- dentes en la tierna infancia a través de la dislocaciOn de las barreras entre los sexos [..] Aquel a quien el comportamiento de una mucha- ccha virgen mueva a risa, ha de ser declarado contrario a la naturale- 27a, al igual que aquel que se atreva a despreciar la valentia masculina © el empefio heroico, 2 los valores que cumplen un papel importan- te en la construcci6n del cuerpo del pueblo en su aspecto moral, papel incluso capaz de determinar el destino. [..] Mientras no haya- ‘mos aniquilado al judte en nosotros mismos, mientras nuestra supervi- vencia esté en entredicho, el problema judio no estard resuelto en modo alguno ®. Esa exhortaci6n a “aniquilar al judio en nosotros mismos” era una alusién directa a los jovenes que se solfan reunir en pandillas sin normas ni jefe, eiegian sus propios signos de reco- nocimiento, sus propias misicas y sus propias canciones, “zan- ganeando” en lugar de hacer marchas y que, en su mayoria, tenfan una sexualidad un tanto libre. Hay que destacar que los miembros de esos grupos —cuyo ntimero se incrementé consi- derablemente cuando la guerra—, lejos de “responder al deseo [371] Hisrona De 106 oma del Firer”, ofrecieron con su atuendo provocador un espec- taculo de formas harto “disonantes”, frente al ideal de armonia de la gran “Obra de arte coman del porvenir”. Cuando la HJ cantaba el inevitable Vorwérts! Vorwérts! (jAdelantel, ;Adelante!) que Baldur von Schirach habia escri- toy compuesto para el film Die Hitleunge Quex: ‘Nuestra bandera ondea delante de nosotros, entrames uno por uno en el porvenir. ‘Marchamos por Hitler en ta noche y la miseria, con la bandera de la juventud, por la libertad y el pan. ‘Nuestra bandera ondea delanté de nosotros. 4 ‘Nuestra bandera es el tiempo nuevo, +9 la bandera nos leva a la eternidad. Sila bandera es més que la muerte! ® algunos, en los primeros afios del régiinen, entonaban, con musica de una antigua melodia: Somos criminales en vuestro Estado, 1y estamos orgullosos de nuestro crimen. ‘Somos la Juventud culpable de alta traicién, En nosotros se quiebra la servidumbre [...]™. ‘Tras su disoluci6n en 1933, las organizaciones juveniles que dependian de los sindicatos y los partidos de izquierda y de extrema izquierda realizaron numerosas tentativas de recons- truirse en la clandestinidad. Pero las detenciones y los proce- sos que se multiplicaron hasta 1937 liquidaron esa forma inmediatamente politica de resistencia. A partir de 1938, una vez desmanteladas las asociaciones catélicas, la hostilidad de los jvenes se manifests sobre todo a través de modos de vivir radicalmente incompatibles con los objetivos del régimen. El cual, después de destruir todas las formas tradicionales de autoridad para monopolizarlas, se encontré entonces solo ante el “deseo” de la juventud. Absolutamente incapaz de captar en un solo haz y en provecho propio al conjunto de esas fuerzas libidinales, suscit6 por el contrario su escisién y su dispersion hacia los miltiples modelos que intenté reunir bajo la deno- minacién de “enemigo tinico” o de “judeobolchevismo”. [372] qe —— “Soumoospe onarona" osyoventsaou. TaxcexRct Asi pues, en octubre de 1944, Heinrich Himmler, jefe de las $8 y de la policfa, redacté una circular relativa la “jucha contra, las pandillas de jvenes” ®, en la cual se hacia la distincién entre tres categorias de bandas marginales. La primera com- prendia las de “cardcter criminal-asocial”, que se manifestaban mediante diversos delitos como las granujadas, las peleas calle- jeras, las infracciones de normas de policia, los robos colecti- ‘vos y los atentados al pudor. La segunda categoria presentaba un aspecto de oposici6n politica, pero sin programa definido, ‘que se manifestaba en el rechazo de la HJ y los deberes para con la Volksgemeinschaf, la indiferencia hacia la evolucién de la guerra, la escucha de emisorasextranjeras, la agresiOn a miem- bros de la HJ, la puesta en circulaci6n de rumores y, a veces, la penetracién en las organizaciones del Partido Nazi para llevar a cabo en ellas “sus actividades destructoras”. Por dltimo, la tercera categoria era calificada por Himmler de “individualis- ta liberal”: sus miembros adoptaban los “ideales ingleses’, la lengua, el comportamiento y la vestimenta ingleses; preferian el jazzy la miisica hot, el swing, etc. Procedian en su mayoria de las “mejores clases sociales” y s6lo se preocupaban de satisfacer sus deseos, sexuales 0 no, con excesos, lo cual les llevaba répi- damente a entrar en conflicto con la Weltanschauung nacional- socialista. Dos afios antes, Himmler ya habia preconizado un tratamiento radical para los cabecillas de esas pandillas: su opi- ni6n era que los campos de trabajo o los campamentos juve- niles no eran suficientes, y que habfa que enviar a “esos tipejos y chicas inditiles” alos campos de concentraci6n, para que reci- bieran “una buena tunda” antes de que los obligaran vigoro- sammente alos trabajos més duros ®. En los ambientes obreros, las pandillas reclutaban a los ‘j6venes que habfan dejado Ia escuela a los catorce afios y no ;podian ser incorporados todavia al ejército. Prefiriendo dispo- ner libremente de su tiempo, en lugar de regalarselo a los jefes de las Juventudes Hitlerianas que procedfan de las clases supe- riores, esos obreros j6venes coincidfan con los alumnos swing de los institutos, procedentes de las clases acomodadas, en su odio comiin a las HJ. En el propio seno de las HJ se desarro- aba soterradamente una hostilidad que adoptaba diversas formas, desde el porte de “calzado campesino” (prohibido por el reglamento por su peligrosa evocacién de la guerra de los [373] [Histon De 10s jovenes Campesinos) hasta palizas a los instructores o jefecillos de poca monta. : esas “pandillas” o ‘jaurfas”, o también “grupos salvajes", una de las mas importantes fue, a partir de 1938, la de los “Edel weiss Piraten” ®, La policia estimaba en 1942 que, en la regi del Ruhr y el Rin contaban con unos 750 miembros repartidos en 28 grupos en Diisseldorf, Duisburgo, Essen y Wuppertal. Existfan asimismo los “Kittelbach Piraten” de Disseldorf o los “Navajos” de Colonia. En 1940 se sometié a juicio en Francfort a miembros del “OK Gang” y del “Haarlem Club”, que existfan desde comienzos de 1939; después también se formaron el “Ohio Club” y el Cotton Club”. En Miinich, los “Buschwolfe”, con su estrella de siete puntas, cometian robos colectivos; mien- tras que la “Charlieblase” procuraba encuentros con mucha- cchitas muy jévenes en los refugios. En Hamburgo, la juventud swing organizaba inmensas veladas de baile; los muchachos lle- vaban el pelo largo (“hasta 27 centimetros”, precisaba un ates- tado de la polica), las muchachas se maquillaban —cosa prohibida en la BDM— y todos se vestian de modo juzgado extravagante; entre ellos practicaban una sexualidad “desinhi- bida’, que de ninguna manera tenia el objetivo de “darle uit hijo al Fithrer”, Es muy digno de destacar que el ideal de reproduccion de la “raza creadora” predicado por el nazismo suscit6 una sexua- lidad “marginal” que se evidenciaba peligrosa para la “realiza- ci6n de la Weltanschauung’ asi como, por otro lado y por moti vos de orden moral, la tnica manifestacién callejera que conocié el régimen ”!, Mientras que cuando la guerra, la movilizaci6n en masa de muchachos y muchachas de la HJ para tareas militares, su reclu- tamiento forzoso para tareas agricolas (dos millones en 1942) 0 el desplazamiento de los més jvenes para protegerles de los bombardeos (800.000 en 1944) parecia que habfan de arreba- tar del control de los padres y de la escuela al conjunto de los {jovenes alemanes, la oposicién multiforme de las inniimeras “pandillas”, gangsy otras “jaurfas” no s6lo reflejaba el fracaso de Ta realizacion plena de ia “vision” hitleriana. Mas profunda- mente quiz, y por encima de toda hostilidad meramente poli- tica a la dictadura nazi, esos j6venes parecian rechazar el régi- men de la Leistung, de la superacién de marcas y del [374] “SocosnorDe va mer” LosyovEns yon. TeAceRRECH _rendimiento. A su manera, “sabjan” que el deseo del Fithrersim- bbolizaba esa fe en una vision de lo posible que no antecede alo real, sino que, como decia Jan Patotka, “se convierte en lo real mismo en su proceso creador”. En los primeros afios del régi- ‘men, esa perspectiva les pareci@,a muchos una promesa de libe- raci6n. Pero poco a poco se fue echando de ver que ese proceso creador conducia a Ja maxima servidumbre a quienes se some- ‘fan a él. Exigia de ellos una Leistung cada vez mayor, en la cual tenjan que subsumirse por entero para conferir a la “visién del Fiikrer” un cardcter tangible y legitimarla. Ese proceso que los convertia en “soldados de una idea” exigia que la guerra pasara ser un estado permanente y que, por consiguiente, el proceso creador se confundiera por entero con la negacién de lo que ¢s. [375] isroma or Los yovents Notas » Gregor Strasser, Kampf um Deuschlang, Ménich, 1982, p. 171. * Baldur von Schirach, Die Hile-Jugend - Idee und Gestalt, Berlin, 1934, pp. 18:19. + Biden, op. ct, p. 130. “« Adolf Hider, Mein Kampf, MGnich, 1995; 1" ed. en dos tomos, 1927; ed. ‘Minich, 1949, p. 860. (Hay ed. castellana, Mi lucha; la mas antigua, Araluce, Barcelona, 1935. Ed. reciente, Ed. Wotan, Barcelona, 1995. Biden, Mi bacha, op. cit, p. 219. © Alfred Rosenberg, cit por Hermann Rauschning, Die Revolution des Nihi- isms: Kufse und Wirklichhat im Driten Reich, Zaxich, 1988, p. 77. 7 Alfrei Béumler, Mannerdund und Wistenschaf, Berlin, 1994, pp. 159-168. "Friedrich Miedes, en Nationascialistsches Bldungraesn, abril de 1937; it, por ErikaMann, Die Erichung der Jugend im Driten Raich, Amsterdam, 1988. ® Philip Lenard, catedritico de Fisica de la Universidad de Heidelberg, it. ‘por William Shirer, Le Trosiéme Reich, des originesd la chute, Paris, 1968, vol. I, . 260, ¥ Cit. por E, Mann, op. at, n. 8, p. 166; tomado de Deutschlonds Nieder gong und Auftieg- Bilder aus der Oberstufe der newen Volkschule (Decadencia y auge de Alersania- Imagenes de la ensefianza del célculo en los cursos supe- riores de la nueva escuela primaria], Leipzig, 1986 (715* milla). Por ejemplo, Der Hungepaster de Wilhelm Raabe, Berlin, 1868, p. 72: “Con su negra cabellera revuelta, Moses estaba ali, constantemente ocupado cen disecar la diversidad colorida de la vida y en comprimirla en lat casllas de tuna légica despiadada. Cuanto més conocimiento acumulaba, mas frio se tor- nnaba su corsz6n [..J*, at por S. Friedlinder, Llantisémitiome nazi, trad. Paris, 1971, p. 83. 1 J, Graf, Familienkunde und Rassenbiologie flr Schile; Miinich, 19855 ct por G. L. Mosse, Nazi Culture, Intalltual, Cultural and Social Life in the Third ‘Reich, Nueva York, 1981, p. 80. 3B Maan, op. at, n. 8 p. 130. % Biden. op. it, pp. 31-38. ' Jan Kershaw, Hite; Londree Nueva York, 1991, pp. 35 798-09. Se peda alos nios que, antes del desauyno, recitasen esta oracion: “Fihrey mi Fibres fl. que me ha sido enviado pore Sr, / protigeme,velapor mi mientras viva! / Has salvado a Alenania del més hondo desamparo [.., at. por John Toland, Adolf Hitler; wad. castellana, Cosmos, Madrid, 2 vos. 1977. 4 “Die Schule der Nation”, en Vothischer Bebachte, 14 de septiembre de 1935, ¥ ‘Norman H. Baynes, The Speeches of Adolf Fle, LondresNueva York Toronto, 1942, vol. I, pp. 542-543; A. Hiller, Princes d'action, Paris, 1936, p. 104 (el subrayado es mio, E. M.) ™ Discurso pronunciado en Reichenberg el 4 de diciembre de 1988, at por Amo Kisnne, Jugend im Dritim Reich, Die HitlerJugend und ihre Gener, Colonia, 1982, p. 30. [376] "Soumoospe IDeA" Losyovess myo TenceR RIC 4 B. von Schirach, op. ct, n. 2, p. 18. ® En las postrimertas de la Repablica de Weimar, la distribucion de efec- tivos de las principals ligas juveniles era la siguiente: dos millones en ls ligas

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