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PALADIO

El paladio nunca ha sido un metal barato. Es escaso y tiene


un sinfín de aplicaciones, y en estas circunstancias son las
leyes del mercado las que mandan. La escasa oferta y la
importante demanda solo pueden acarrear una
consecuencia: su precio necesariamente será alto. Aun así,
que a principios del pasado mes de enero haya
conseguido superar el precio del oro, algo que no sucedía
desde 2002, y se haya colocado como el metal precioso
más cotizado del planeta, sorprende.
Sí, el paladio es escaso, pero… ¿por qué es tan
valioso? Sencillamente, porque sus propiedades
fisicoquímicas lo hacen idóneo para ser utilizado en los
catalizadores de los coches de gasolina y diésel. Y también
en los condensadores y otros componentes de nuestros
dispositivos electrónicos. Estas son las dos aplicaciones más
frecuentes, pero tiene otras también importantes. Hay
quien incluso asigna a este metal un rol esencial en ese
bonito sueño que es la fusión fría, y que, por el momento,
no tiene visos de hacerse realidad. Al menos a medio plazo.
Estas son algunas de las razones por las que merece la pena
que conozcamos un poco mejor el paladio.

Un metal precioso por derecho: qué


es y dónde se encuentra
El paladio es un elemento químico con número atómico
46, lo que significa que un átomo de este elemento tiene 46
protones en su núcleo y otros tantos electrones orbitando en
torno a él. La coincidencia entre el número de protones, que
tienen carga eléctrica positiva, y el de electrones, que tienen
carga eléctrica negativa, es una propiedad que provoca que
la carga eléctrica global del átomo sea neutra. El símbolo
que nos permite localizarlo en la tabla periódica de
elementos es Pd, y forma parte del grupo del platino, que
está constituido por seis metales, debido a que sus
propiedades fisicoquímicas son muy similares.

EN XATAKA

Fusión nuclear y energía: de la teoría girocinética a la fusión con muones,


pasando por su impacto medioambiental

Su color plateado y su escasez han provocado que desde la


antigüedad el paladio haya sido considerado un metal
precioso, pero lo que lo hace tan apreciado más allá de su
aspecto son sus propiedades. Y es que en contacto con el
aire no se oxida, es blando y maleable, es el metal del grupo
del platino menos denso y con el punto de fusión más bajo,
y, lo que es mucho más sorprendente, es capaz de
absorber unas cantidades enormes de hidrógeno
molecular (H2) a temperatura ambiente.
Precisamente, esta última propiedad es la que en gran
medida lo coloca como el candidato ideal para ser utilizado
en los catalizadores de los coches, como veremos en la
siguiente sección del artículo, debido a que puede
absorber hasta 900 veces su propio
volumen en hidrógeno molecular. No es necesario que
profundicemos mucho más en las propiedades
fisicoquímicas de este elemento, pero nos viene bien tener
unas ligeras nociones acerca del carácter químico del
paladio porque pueden ayudarnos a entender por qué
resulta tan valioso para algunas industrias, como la
automovilística o la electrónica, entre otras.
El paladio tiene una propiedad muy
interesante: es capaz de absorber hasta
900 veces su propio volumen en
hidrógeno molecular. Esto es lo que lo
hace especial

Solo un apunte más antes de dejar la química atrás: en la


naturaleza podemos encontrarlo bajo la forma de
siete isótopos, seis de ellos estables, y, por tanto, no
radiactivos. Los isótopos son átomos que pertenecen a un
mismo elemento químico, por lo que tienen el mismo
número de protones, pero difieren en el número de
neutrones, lo que provoca que su masa sea distinta.
Curiosamente, las propiedades químicas de los isótopos son
las mismas, pero sus propiedades físicas no son
idénticas como consecuencia de su distinta masa atómica.
Ya tenemos algunas nociones acerca de las propiedades
fisicoquímicas del paladio que nos ayudan a intuir por qué
es un metal valioso, pero aún tenemos pendiente confirmar
que realmente es escaso. En la naturaleza casi siempre se
encuentra bajo la forma de aleaciones con otros
metales del grupo del platino, como el propio platino, el
rodio o el rutenio, e, incluso, en aleación con el oro. El
problema es que para obtener una pequeña cantidad de
paladio es necesario procesar cantidades enormes de
mineral, lo que encarece aún más su obtención. Eso sí, la
buena noticia es que debido a que suele encontrarse junto a
otros metales valiosos, como los que he mencionado en este
mismo párrafo, el níquel o el cobre, el esfuerzo que es
necesario llevar a cabo para extraerlo y procesarlo se ve
recompensado por la posibilidad de obtener varios metales
muy apreciados.
Los depósitos de paladio más abundantes que se conocen
están en los montes Urales, lo que explica que actualmente
Rusia produzca aproximadamente el 50% del paladio que
podemos encontrar en el mercado mundial. Otros países
que también tienen minas importantes de este metal son
Sudáfrica, Canadá, Estados Unidos, Etiopía y Australia, que
se reparten el 50% restante. Si sumamos su escasez, su
costoso procesado y el hecho de que está en manos de unos
pocos países, es fácil intuir por qué es tan caro,
actualmente más incluso que el oro.
Un apunte curioso es que es posible obtener paladio en los
reactores de fisión nuclear actuales a partir de los desechos
del combustible nuclear, pero el elevado nivel de radiación
emitida por este material y su complejo procesado han
provocado que este método de producción no se utilice.

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