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Desarrollo Moral
Desarrollo Moral
De Filosofía L-1 1
El desarrollo moral
EL DESARROLLO MORAL
El desarrollo moral comenzaría con la etapa cero, donde se considera bueno todo
aquello que se quiere y que gusta al individuo por el simple hecho de que se quiere y
de que gusta. Una vez superado este nivel anterior a la moral se produciría el
desarrollo según el esquema que presentamos a continuación.
Piaget: Autonomía-Heteronomía
De un modo muy general, Jean Piaget distinguirá tan sólo estas dos etapas en el
desarrollo moral del ser humano:
I. Heteronomía moral: es la propia del niño, que necesita que los demás le
den las normas. Piaget habla del “realismo moral” propio de los niños, para
los que las normas y deberes son prácticamente algo objetivo, que existe
por sí mismo e independientemente de la conciencia del individuo. Para el
niño las normas y valores se imponen como algo realmente existente: es la
heteronomía del deber: hay que cumplir las normas porque lo manda la
autoridad, sin que quepa una discusión al respecto. Las reglas existen de
un modo absoluto, sin matices o interpretaciones posibles.
II. Autonomía moral: gracias a la cooperación del adulto, el niño comienza a
darse cuenta de que las normas son flexibles y que siempre pueden estar
sujetas a interpretación. El orden moral se descubre, no como algo objetivo
y absoluto, sino muy al contrario, como algo sobre lo que el propio individuo
puede reflexionar y que puede ser incluso objeto de crítica. En
consecuencia, la acción moral no debe ajustarse siempre a las normas,
sino que conviene buscar criterios propios de acción.
Depto. De Filosofía L-1 2
El desarrollo moral
I. Etapa preconvencional
ACTIVIDAD: ¿A qué etapa del desarrollo moral según Kohlberg corresponden las
siguientes frases?:
"Te doy para que me des",
"no quiero que me castiguen",
"tenemos que casarnos, todo el mundo sabe que estamos juntos",
"es necesario mantener el orden social",
"no debes defraudar a tus padres",
"no me conviene hablar todavía",
"hice lo que debía",
"todos tenemos unos derechos". Justifica tus respuestas
Lea el cuento y desarrolle
"Una vez, hace tiempo, Khidr, maestro de Moisés, dirigió al género humano una
advertencia. En cierta fecha, dio, todas las aguas del mundo que no hayan sido
especialmente guardadas desaparecerán. Ellas serán entonces renovadas con
diferente agua la que enloquecerá a los hombres. Solamente un hombre prestó oídos
al significado de esta advertencia. Juntó agua y fue a un lugar seguro donde la
almacenó, y esperó a que el agua cambiara sus características. En la fecha indicada
los torrentes dejaron de correr, los pozos se secaron, y el hombre que había
escuchado, viendo lo que estaba ocurriendo fue a su refugio y bebió del agua que
había guardado .Cuando vio, desde su seguro albergue que las caídas de agua
nuevamente comenzaron a correr, descendió, entremezclándose con los otros hijos de
los hombres. Comprobó que estaban pensando y hablando en forma completamente
diferente de la anterior; ni siquiera tenían memoria de lo que había sucedido, tampoco
recordaban haber sido prevenidos. Cuando trató de hablarles, se dio cuenta que ellos
pensaban que él estaba loco, mostrando hostilidad o compasión en lugar de
comprensión. Al principio no bebió del agua renovada sino que regresó a su refugio
para procurarse su provisión de todos los días. Pero, finalmente, tomó la decisión de
beber la nueva agua porque no pudo soportar la tristeza de su aislamiento,
comportándose y pensando de una manera diferente del resto del mundo. Bebió
la nueva agua y se volvió como los demás. Entonces olvidó completamente todo lo
referente al agua especial que tenía almacenada; y sus semejantes comenzaron a
mirarle como a un loco que había sido milagrosamente restituido a la cordura.
Depto. De Filosofía L-1 4
El desarrollo moral
Esta narración puede ser interpretada de diversos modos. Justifica, por supuesto, un
ejercicio de aplicación de puntos de vista posibles. Consideremos algunos. Por
ejemplo, es posible una interpretación en términos de `persona individual', de manera
que la decisión final de nuestro protagonista, en el sentido de dejar atrás sus propias
aguas y sumarse a las aguas de los demás, puede ser vista como una derrota del
individuo a manos del grupo, como un triunfo del engaño sobre la verdad. Otra
interpretación posible nos sugerirá que esta historia es un símil de la condición social
del hombre. Ninguna persona aislada puede obtener la satisfacción de sus
necesidades sin el concurso, la colaboración e, incluso, la oposición, de otras
personas. Somos una especie irremediablemente social; pero esto no debe verse
como una maldición sino como un hecho categórico. Necesidades como el cariño, el
respeto, el reconocimiento, la solidaridad, no pueden obtenerse en condiciones
solitarias. Pero, además, nacemos como producto de una relación previa que implicó a
dos personas. De allí en adelante y sin interrupción, nuestras vidas se entrelazan y
dependen de la existencia de los demás. El pan que comemos, la cama en que
descansamos, los vehículos en que nos trasladamos, el médico que nos atiende,
las enseñanzas que recibimos, la formación que nos dan, las relaciones de pareja que
establecemos, todo ello supone la existencia de otras personas sin las cuales nada
podría ser construido. Esta dependencia, aunque limitante en muchas circunstancias,
es también condición de posibilidad de algunas de las experiencias humanas más
gratificantes y significativas. El reconocimiento de la naturaleza indefectiblemente
social del ser humano, plantea agudos problemas teóricos a la ética, con
indesmentibles consecuencias prácticas. Por ejemplo, plantea el problema de si acaso
las categorías morales son producto de las culturas mismas, como un precipitado
normativo a partir de experiencias dilemáticas vividas en la evolución y estabilización
de esas sociedades. Si así fuera, una diversidad de culturas generaría una diversidad
de preceptos morales. De este modo, lo moral en una comunidad puede no serlo en
otra, contemporánea o del pasado. Muchos autores ven en esta admisión, la fuente del
relativismo ético. Cuestionar el relativismo ético implica afirmar la existencia de valores
morales universales, que trascienden la experiencia comunitaria de ésta o aquella
cultura. Se sigue, de aquí, una pregunta sustantiva: ¿de dónde han surgido esas
categorías morales? El individuo mismo, ¿es el productor o constructor de esas
categorías? o es receptor o, acaso, destinatario de ellas? Una respuesta u otra
conducen a concepciones alternativas de la responsabilidad y del sentido de la
existencia.