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CAPITULO I: LAS CATEGORIAS DE LA DIALECTICA

MATERIALISTA.

A diferencia de la afirmación de Kant acerca de las categorías de conocimiento, a las que


define como las formas a priori y vacías de contenido que clasifican la información que los
sentidos y la mente reciben del mundo externo, Lenín postuló que las categorías están
plenas de contenido, pues provienen directamente de la experiencia humana a través de la
práctica histórica.

 Luego estableció las principales categorías de la dialéctica materialista, las que son duales:
Aunque el marxismo contabiliza muchas categorías.

¨El conocimiento es un proceso complejo, que arranca de la percepción sensible, de la


observación y de la realidad, de una percepción no pasiva, si no activa, que se realiza sobre
la actividad práctica¨. (Rosental pagina 2)
El Concepto científico es la síntesis en la cual se expresan los conocimientos adquiridos
acerca de un proceso o de un grupo de procesos. Desde su forma elemental hasta la más
compleja, el concepto se establece por medio de la reconstrucción racional de los datos
conocidos, los cuales son entrelazados y constituidos en una representación unitaria que
refleja al proceso o grupo de procesos en su integridad.

En esa representación quedan comprendidos tanto las propiedades como sus conexiones
internas y sus vínculos con otros procesos. El concepto, una vez formulado, permite
entender mejor los datos conocidos anteriormente y sirve también, para descubrir otros
aspectos y nuevas relaciones. Cuando así ocurre, el concepto se enriquece con la
incorporación de esos descubrimientos, incrementándose entonces la comprensión y
haciéndose posible la manifestación de nuevos aspectos y otros enlaces.

Los conceptos formulados racionalmente, como resultados de la actividad científica, son


abstracciones de los procesos y sus relaciones. La abstracción consiste en considerar algo
desde un punto de vista único, prescindiendo de todas las demás propiedades de su
existencia. Por lo tanto, abstraer es aislar y destacar una propiedad respecto de otras.

En todo caso, el fundamento objetivo de la abstracción se encuentra en el hecho de que el


universo es susceptible de descomponerse en partes aisladas, aunque siempre de manera
transitoria y relativa. Sobre esa base objetiva, la formulación del concepto se hace
justamente por medio de abstracciones sucesivas, que permitan destacar las propiedades
comunes de un grupo de procesos semejantes, aunque no idénticos, lo mismo que sus
diversos vínculos.

Como resultado de esa actividad de abstracción, las propiedades concretas de lo singular se


funden en la unidad general del concepto. Por lo tanto, el concepto es una cristalización del
conocimiento, en la cual se condensan las propiedades comunes de un grupo de fenómenos
constituyendo su contenido

Hegel definir acertadamente las categorías como abreviatura de la multitud indefinida de


detalles de la realidad exterior las categorías se expresan en forma condensada todo un
conjunto de fenómenos por cuanto refleja en lo general por medio de un solo concepto
podemos expresar una enorme cantidad de fenómenos como si los abarca hacemos en una
sola mirada piénsese por ejemplo que multitud de representaciones encierran en el siempre
concepto de árbol o de mercado

Ahora bien la importancia de los conceptos y de las categorías no sólo se determina por ser
y en la medida en que son abreviaturas de las particularidades de muchos objetos concretos
su importancia fundamental lo que hace de dichos conceptos y categorías verdaderos
puntos de apoyo de conocimiento radica que mediante ellos captamos los nexos y
relaciones entre los objetos su esencia.

Por su carácter general, las categorías constituyen los elementos del sistema que sirve de
estructura al conocimiento científico. Este sistema formado por las categorías es flexible y
eminentemente dinámico, porque sus elementos se transforman sin cesar.

El avance del conocimiento hace que se multipliquen ininterrumpidamente las categorías,


para caracterizar definidamente las nuevas manifestaciones de lo existente. A la vez, con
esas nuevas determinaciones se enriquece el conocimiento de las relaciones de unos
procesos con otros, dando como resultado una interconexión cada vez mayor entre las
categorías y el siguiente ensanche del sistema en amplitud y en profundidad.

Por otra parte, el desarrollo de la ciencia impone la necesidad de modificar constantemente


las categorías ya establecidas, al igual de lo que sucede con los otros conceptos científicos.
Además, llegado el caso, el propio desarrollo de la ciencia puede conducir a la sustitución
de unas categorías, por otras nuevas, cuando se pone al descubierto que las anteriores
solamente representaban aspectos limitados o unilaterales de propiedades objetivas, que
tienen mayor generalidad. En todo caso, las categorías surgen en la comprobación.

Una vez formuladas y verificadas, las categorías sirven como instrumento para descubrir
los nexos internos, la unidad y las relaciones fundamentales que existen entre los procesos.
Por consiguiente, además de constituir la condensación de los conocimientos ya logrados,
las categorías son un medio para la investigación de nuevos conocimientos.
CAPITULO II: EL FENOMENO Y LA ESENCIA

Sentido de la cosa dada, aquello que la cosa es en sí misma, a diferencia de todas las demás
y de los estados variables de la cosa al experimentar el influjo de tales o cuales
circunstancias.

El concepto de «esencia» es muy importante para todo sistema filosófico, para distinguir
los sistemas filosóficos desde el punto de vista de la solución que se da al problema de
cómo la esencia se relaciona con el ser y de cómo la esencia de las cosas está relacionada
con la conciencia, con el pensar. Para el idealismo objetivo, el ser, la realidad y la
existencia se encuentran en dependencia de la esencia de las cosas, entendida como algo
independiente, inmutable y absoluto.

En este caso, las esencias de las cosas forman una realidad ideal peculiar, que engendra
todas las cosas y las rige (Platón, Hegel). Para las tendencias idealistas subjetivas, la
esencia es una creación del sujeto, que proyecta fuera de sí la esencia y la representa bajo el
aspecto de cosas.

El único punto de vista acertado consiste en reconocer la realidad de la esencia objetiva de


las cosas y de su reflejo en la conciencia. La esencia no existe fuera de las cosas, sino en
ellas y a través de ellas, como su principal propiedad general, como su ley.

El conocimiento humano va asimilando gradualmente la esencia del mundo objetivo, cada


vez ahonda más en él. Este conocimiento se utiliza para influir retroactivamente sobre el
mundo objetivo con vistas a su transformación práctica (cfr. Realidad, lo Real, Esencia y
fenómeno).

Categorías filosóficas que reflejan facetas necesariamente inherentes a cada objeto de la


realidad. La esencia constituye el conjunto de las propiedades y relaciones del objeto más
profundas y estables, determinante de su origen, carácter y dirección del desarrollo.

El fenómeno constituye un conjunto de propiedades y relaciones del objeto diversas,


externas, móviles, inmediatamente accesibles a los sentidos y representa el modo como la
esencia se manifiesta, se revela.

Los idealistas interpretan torcidamente dichas categorías, suponiendo o bien que la esencia
es ideal («ideas», de Platón; «idea absoluta» de Hegel) o bien que el fenómeno es subjetivo
y la esencia objetiva e incognoscible (Kant, Agnosticismo); o declaran subjetiva la
diferenciación misma de esencia y fenómeno en el objeto (Dewey, Lewis), o bien,
finalmente, niegan por completo la esencia e identifican el fenómeno con la sensación
(Mach, Fenomenalismo).
Esencia y fenómeno constituyen una unidad: así como no puede haber esencias «puras»,
que no aparezcan, tampoco hay fenómenos carentes de esencia; «La esencia aparece. El
fenómeno es esencial» (V. I. Lenin, t. XXXVIII, pág. 249). La unidad de esencia y
fenómeno se revela, asimismo, en el hecho de que se transforman una en otro y
recíprocamente.

Lo que en cierto tiempo (o relación) es esencia, en otro tiempo (o relación) puede


convertirse en fenómeno, y viceversa. Sin embargo, la unidad de esencia y fenómeno es
internamente contradictoria, ellos mismos son aspectos de una contradicción. La esencia
aparece como lo determinante; el fenómeno, como lo determinado; el fenómeno se da de
manera inmediata; en cambio, la esencia se halla oculta; en cuanto a los rasgos, el
fenómeno es más rico que la esencia, pero ésta es más profunda que el fenómeno; la
esencia en un objeto es siempre una, aunque se manifiesta en una multiplicidad de
fenómenos; el fenómeno es más móvil que la esencia; un mismo fenómeno puede ser
manifestación de esencias variadas e incluso contrarias; el fenómeno puede expresar la
esencia tergiversada mente, de manera inadecuada (Apariencia).

 Sin embargo, la contradicción existe no sólo entre esencia y fenómeno, sino, además,
dentro de la esencia misma, y estas contradicciones son las fundamentales del objeto, cuyo
desarrollo global determinan. En oposición a la metafísica, el materialismo dialéctico
reconoce la mutabilidad de la esencia. La contradicción entre esencia y fenómeno
condiciona el carácter complejo y contradictorio del proceso del conocimiento, « ... si la
forma de manifestarse y la esencia de las cosas coincidieran directamente, toda ciencia sería
superflua» (C. Marx y F. Engels, t. XXV, parte II, pág. 384).

Profundizar sin límites desde el fenómeno hacia la esencia, descubrir la esencia de las
cosas tras los fenómenos externos, hallar el fundamento de por qué la esencia se manifiesta
de una manera y no de otra, tal es el fin del conocimiento.

Por medio de la contemplación inmediata, el hombre entra en conocimiento de las cosas


que figuran en la superficie, entra en conocimiento de los fenómenos.

El conocimiento de la esencia se logra gracias al pensamiento abstracto. En la ciencia, el


tránsito del conocimiento del fenómeno al conocimiento de la esencia adquiere el aspecto
específico de paso del experimento (la observación) a la explicación a través de
la descripción.

Sin embargo, la contradicción existe no sólo entre esencia y fenómeno, sino, además,
dentro de la esencia misma, y estas contradicciones son las fundamentales del objeto, cuyo
desarrollo global determinan.
En oposición a la metafísica, el materialismo dialéctico reconoce la mutabilidad de la
esencia. La contradicción entre esencia y fenómeno condiciona el carácter complejo y
contradictorio del proceso del conocimiento, « si la forma de manifestarse y la esencia de
las cosas coincidieran directamente, toda ciencia sería superflua»

La solución de estos problemas está vinculada con el paso al conocimiento de niveles


estructurales más profundos de la materia o con el desentrañamiento del sistema de
conexiones y relaciones más generales del que forma parte como elemento el fenómeno en
estudio.

Esto exige conocer las leyes más generales y fundamentales del ser, de las que las leyes y
procesos descubiertos antes se derivan en forma de sus manifestaciones particulares. Así se
realiza la transición a una esencia más profunda, a niveles estructurales nuevos de la
materia. En la interrelación de la esencia y el fenómeno se pone de manifiesto la dialéctica
de la unidad y la diversidad.

La misma esencia puede tener numerosas manifestaciones distintas, al igual que todo
fenómeno suficientemente complejo puede ser determinado por varias esencias relativas a
distintos niveles estructurales de la materia.

La esencia es siempre más estable que los fenómenos concretos, pero en definitiva las
esencias de todos los sistemas y procesos en el mundo también cambian en conformidad
con las leyes dialécticas universales del desarrollo de la materia.

Toda ciencia alcanza su madurez y perfección únicamente cuando pone de relieve la


esencia de los fenómenos que investiga y resulta capaz de prever sus cambios futuros no
sólo en la esfera del fenómeno, sino también en la de la esencia.

Pero la unidad de la esencia y el fenómeno no equivale a su coincidencia, pues la esencia


siempre se oculta bajo la superficie del fenómeno y, cuanto mayor es la profundidad en que
se encuentra, tanto más difícil y largo resulta su conocimiento en la teoría: “...toda ciencia
estaría de más, si la forma de manifestarse las cosas y la esencia de éstas coincidiesen
directamente.
CAPITULO III : LA CAUSA Y EL EFECTO

Causa y efecto. A través de la experiencia, se conoce que ningún fenómeno surge sin
causa, "de por sí”, sino que lo engendran el desarrollo precedente de dicho fenómeno u
otros fenómenos. De la nada no surge nada.

Todo fenómeno tiene su origen, lo que lo engendra. Es precisamente lo que se llama


“causa”. Lo que crea, produce o da vida a otro fenómeno y lo antecede en el tiempo recibe
el nombre de causa. Lo que surge bajo la acción de la causa se denomina efecto.

Las categorías filosóficas de “causa” y “efecto” expresan la relación existente entre dos
fenómenos, de los cuales uno, llamado causa, produce ineluctablemente el otro,
denominado efecto; esa relación recibe el nombre de relación causal (o de causa y efecto).

Puesto que la causa provoca el efecto, entre ellos existe un nexo determinado. Pero los
metafísicos lo entienden de manera unilateral: sólo como la influencia de la causa en el
efecto. Ahora bien, ¿influye el efecto en la causa? Los metafísicos no pueden responder
acertadamente a esta pregunta porque separan los contrarios: la causa y el efecto. Un
fenómeno, razonan, puede ser o causa o efecto.

Si actúa como causa, no puede ser ya efecto. El metafísico, según la expresión de Engels,
ve aquí la causa y allá el efecto, pero al margen de su relación mutua, al margen de la
unidad dialéctica.

Es claro que los metafísicos ven la razón. Entre la causa y el efecto se establece la
interacción. ¿En qué consiste? La materia, la existencia, origina la conciencia; pero la
conciencia, a su vez, influye en la existencia, actúa sobre ella.

La interacción consiste en la interdependencia de la causa y el efecto, en que influyen la


una sobre el otro, y viceversa. ¿No significará eso que la causa y el efecto se condicionan
mutuamente en igual medida?" No, pues la causa desempeña siempre el papel decisivo en
la relación de causa y efecto.

Es precisamente la causa la que determina esa relación, en tanto que el efecto desempeña
un papel importante, pero, de todos modos, secundario. Tiene gran importancia comprender
esto. No es indiferente considerar cuál es la causa de una determinada relación causal y cuál
es el efecto, de la misma manera que no es indiferente, por ejemplo, para la ciencia el
problema de si es la materia la que determina la conciencia o viceversa.

Más esto no significa tampoco que se pueda menospreciar la influencia del efecto sobre la
causa.

El concepto de interacción tiene un segundo sentido, como verán por el ejemplo siguiente.
La causa de la corriente eléctrica en el generador es la energía mecánica de la rotación,
transformada en energía eléctrica. Pero la energía mecánica tiene también, a su vez, una
causa. Esta consiste, digamos, era la fuerza de la caída del agua. Resulta, pues, que la
energía mecánica de la rotación es, en un caso, causa y, en otro, efecto de otra causa: la
fuerza de la caída del agua.

Ahora bien, la fuerza del agua, que actúa en este caso como causa, es también efecto. Ha
sido provocado por la circulación del agua que tiene lugar en la naturaleza, gracias a la cual
se mantiene un determinado nivel del agua en el río en que se encuentra la central eléctrica,
etc.

Esta cadena de relaciones de causa y efecto es una cadena de fenómenos no aislados, sino
concatenados. Cada causa o efecto no deben ser examinados aisladamente, sino en
conexión con los fenómenos que los han originado o que han originado ellos.

Entonces, un mismo proceso u objeto es a la vez causa y efecto. Es causa con relación al
fenómeno que ha provocado. Pero es ya efecto con relación al fenómeno que lo ha
originado. Con esta concepción, la causa y el efecto no son ya polos aislados, opuestos,
sino eslabones de una compleja cadena de objetos y fenómenos en interacción. Así, pues,
dicho con palabras de Engels:

“… en el mundo existe la interacción universal, consistente en que las causas y los efectos
cambian constantemente de sitio; lo que aquí o ahora es causa, se convierte allá o luego en
efecto, y viceversa.”

La doctrina marxista-leninista de la causalidad tiene gran importancia para refutar las


supersticiones de todo género.

Los idealistas, igual que los clericales, son incapaces de explicar los hechos de conformidad
y orden que encontramos a cada paso en la naturaleza. Por eso afirman que el surgimiento y
desarrollo de todas las cosas de la naturaleza no está determinado por causas materiales, por
las leyes de la propia naturaleza, sino por el objetivo al que sirven, por el fin para el que
están destinadas y el por qué y para qué de su existencia.

Los clericales llegan de ahí a la siguiente conclusión. Cualquier orden, el logro de cualquier
objetivo mediante el empleo de determinados medios presupone la razón. La naturaleza
representa, en efecto, un orden, en ella se consiguen determinados fines. La conformidad, la
sabiduría de la naturaleza se explica porque existe el sapiente Dios. Es el "gran maestro"
creador del gran mecanismo. Engels señala, ridiculizando semejantes afirmaciones, que,
según la concepción teleológica del mundo:

"los gatos han sido creados para comerse a los ratones; los ratones, para ser comidos por los
gatos, y toda la naturaleza, para demostrar la sabiduría del creador".

La conformidad con que está organizado el mundo sirve de base a los clericales para juzgar
de la "fuerza racional" que lo ha “creado”. Esta "demostración" sigue siendo utilizada en
nuestros días por los idealistas y clericales.
La categoría filosófica de la necesidad sirve precisamente para designar esta
interdependencia constante de los fenómenos:

Es necesidad no lo que existe, pero puede no existir, sino lo que debe existir
obligatoriamente, ya que es originado por causas y nexos profundos y, por ello, dimana de
la propia naturaleza interna del fenómeno, de su esencia.
CAPITULO IV: NECESIDAD Y CASUALIDAD
 La necesidad es una categoría filosófica que sirve para designar aquellos aspectos de la
realidad, que por estar íntimamente ligados a lo esencial del desarrollo, deben de ocurrir, se
abren paso a través de la realidad hasta que existen de manera inevitable. La necesidad es
portadora de los aspectos esenciales de la realidad que expresa, y se desprende de las
relaciones internas de la misma realidad, se deriva de ella. La casualidad puede ocurrir
independientemente de la voluntad o no de los seres humanos.

La categoría de necesidad y casualidad nos permite comprender que existen fenómenos y


acontecimientos que ocurren sin falta y bajo ciertas condiciones. A estos fenómenos se los
conoce como necesidad. Por ejemplo el trabajo revolucionario en la clase obrera es una
necesidad para la revolución, por la misión que la historia le ha planteado a la clase obrera.

Pero junto a la necesidad se da la casualidad porque necesidad y casualidad no están


aisladas. La casualidad puede ocurrir independientemente de la voluntad o no de los seres
humanos. En el ejemplo anterior, la formación de un sindicato que hará posible la misión
histórica del proletariado, se ve de repente supeditado a la casualidad que significa la crisis
de esa empresa que obliga a los trabajadores a emigrar hacia otro país impidiendo el
cumplimiento de la necesidad de conformar el sindicato de trabajadores que ayude al
objetivo estratégico de la clase obrera.

Por ejemplo, la muerte es una necesidad para el desarrollo, incluso de la vida misma; pero
la forma como la muerte se haga realidad, es algo casual.

Entre la gran variedad de fenómenos de la naturaleza y de la sociedad humana los hay que
no se desprenden necesariamente del desarrollo de una cosa concreta o de una serie dada de
fenómenos; pueden ocurrir y pueden no llegar a producirse, pueden suceder de una manera
y pueden darse de una manera distinta.

Son los fenómenos casuales. Por ejemplo, el granizo que destruye la cosecha es casual si
nos referimos al trabajo del agricultor y a las leyes de crecimiento de las plantas. Acerca del
problema de la casualidad se ha debatido, y no poco, en la ciencia. De la proposición,
acertada, de que todos los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad humana están
sometidos a la causalidad, muchos hombres de ciencia y filósofos llegaban a la errónea
conclusión de que en el mundo hay sólo necesidad, de que los fenómenos casuales no
existen.

La casualidad, según ellos lo entienden, es un concepto subjetivo con el que designamos


las causas que no hemos llegado a conocer. Tal opinión es profundamente errónea, puesto
que identifica dos conceptos distintos: necesidad y causalidad. Cierto que en el mundo no
hay fenómenos sin causa; cierto también que los fenómenos casuales están condicionados
causalmente. Pero eso no quiere decir que los fenómenos casuales sean necesarios.
Tomemos un ejemplo. El tren descarriló y los vagones volcaron.

Podemos conocer la causa del accidente, que pudiera ser la mala sujeción de los carriles a
las traviesas; sin embargo, el descarrilamiento será una casualidad, y no necesidad. ¿Por
qué? Porque fue originado por una circunstancia que no se derivaba de las leyes del
movimiento de los trenes por la vía, ya que técnicamente no hay dificultad alguna para
conseguir unas condiciones en que el accidente no se produzca.

La negación de la casualidad objetiva lleva a conclusiones nocivas desde el punto de vista


científico y práctico. Si admitimos que todo es igualmente necesario seremos incapaces de
separar lo esencial de lo no esencial, lo necesario de lo casual.

Con tal criterio, como dice Engels, la propia necesidad es reducida al nivel de la casualidad.
Para comprender correctamente lo que es necesidad y casualidad hay que considerar no
sólo la diferencia, sino también el vínculo que entre ellas existe.

Este vínculo no lo comprende en absoluto el metafísico, para el que necesidad y casualidad


son términos opuestos que no tienen nada de común. Contrariamente a la metafísica, la
dialéctica materialista demuestra que no es correcto oponer absolutamente la casualidad a la
necesidad, tomar la primera aisladamente de la segunda, como hacen quienes se atienen a
un modo de pensar metafísico.

La casualidad absoluta no existe. Únicamente hay casualidad con relación a algo. Se


equivocará quien piense que los fenómenos pueden ser sólo necesarios o sólo casuales.

La dialéctica dela necesidad y la casualidad estriba en que la casualidad se manifiesta como


forma de la necesidad y como complemento suyo. De ahí que también existan casualidades
dentro del proceso necesario.

Un ejemplo. A la llegada del invierno, en las latitudes altas vienen los fríos y nieva. Esto es
necesidad. Pero qué día será precisamente aquel en que el termómetro marque bajo cero y
nieve, cómo será el frío, cuál será la cantidad de nieve que caiga, etc., todo esto es casual. Y
al mismo tiempo, en estas casualidades aparece la necesidad, pues tanto el frío como la
nieve son características obligatorias del invierno en las latitudes altas.

En el anterior ejemplo del tren que descarrila, el accidente era una casualidad. Pero si en el
ferrocarril hay una organización deficiente, si la disciplina de trabajo es débil, si el personal
no conoce bien su oficio, los accidentes dejarán de ser una rara casualidad y se convertirán
en consecuencia necesaria del mal servicio en la vía.

Cierto que, aun así, serán más o menos casuales las circunstancias concretas y el lugar y el
tiempo en que se produzca cada accidente. Las casualidades influyen sobre la marcha de un
proceso necesario, pueden acelerarlo o retardarlo. Muy a menudo se incorporan hasta tal
punto a la marcha del proceso que se convierten en necesidad.

Así, según la teoría de Darwin, los inapreciables cambios casuales de los organismos,
cuando les son útiles, son fijados por la herencia, se robustecen en e curso de la evolución y
acaban por modificar la especie

. Las diferencias casuales se convierten así en caracteres necesarios de la especie nueva.


Todo lo dicho nos prueba que la necesidad y la casualidad no se hallan separadas por un
abismo infranqueable; se interactúan y se convierten una en otra en el proceso de
desarrollo.
Lo necesario y lo casual, son dos aspectos de una misma realidad, uno expresa lo esencial
del desarrollo y el otro una forma de expresarlo. Lo necesario se debe expresar, lo casual
puede o no expresarse; sin embargo, existe una unidad dialéctica entre ambos conceptos,
"... lo que se afirma necesario se compone de toda una serie de meras casualidades y que lo
que se cree fortuito no es más que la forma detrás de la cual se esconde la necesidad, y así
sucesivamente.", afirma Engels en Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica
alemana.

Lo necesario se distingue de lo casual, a la vez que se realiza en ello. De la forma cómo se


realicen las necesidades, es decir de las casualidades, depende hasta cierto punto, las
condiciones más o menos favorables para el desarrollo de lo necesario, existiendo así, una
mutua interrelación y dependencia entre ambas.

 Se denomina necesario el comienzo y desarrollo de los fenómenos que se desprenden de


las relaciones más esenciales que presiden un proceso dado. Desarrollo necesario es aquel
que, atendidas las condiciones presentes, no puede por menos de producirse. Así, por
ejemplo, en la historia del mundo vivo los organismos menos adaptados son sustituidos
necesariamente por los más adaptados.

La necesidad en la naturaleza y la sociedad se revela de la manera más completa en las


leyes. Al admitir la necesidad en la aparición y desarrollo delos fenómenos se presupone
que dichos fenómenos se hallan sujetos a determinadas leyes, las cuales existen con
independencia de la voluntad o del deseo de los hombres. Toda ley es manifestación de la
necesidad a que los fenómenos se subordinan. Por ejemplo, cualquier cuerpo levantado
sobre la superficie de la Tierra caerá necesariamente si no hay una fuerza opuesta que lo
sostenga. Aquí se pone de manifiesto la ley de la gravitación universal.
CAPITULO V : LA LEY
El materialismo dialéctico afirma que la Naturaleza no es un conglomerado casual de
objetos y fenómenos, sino que en la Naturaleza existen leyes objetivas, la causalidad y la
necesidad.

“El mundo es el movimiento de la materia sujeto a leyes, y nuestro conocimiento, como


producto superior de la Naturaleza, sólo está en condiciones de reflejar estas leyes” (Lenin).

Los partidarios del subjetivismo y del agnosticismo en filosofía (Hume, Kant, Mach)
niegan el carácter objetivo de las leyes por las que se rige la Naturaleza. Afirman que el
hombre impone las leyes a la Naturaleza, que la conciencia humana introduce las leyes en
el mundo, caótico, según ellos, de los fenómenos.

El materialismo dialéctico, por oposición al idealismo subjetivo, afirma que el


conocimiento humano descubre en los fenómenos de la Naturaleza y de la sociedad las
leyes objetivas, la conexión interna objetiva del mundo. El materialismo dialéctico se opone
también al idealismo objetivo que, aunque reconoce las leyes objetivas, supone sin embargo
que la fuente de estas leyes no es la materia, sino el espíritu, la idea absoluta.

La ley es la expresión de los aspectos y conexiones más generales, más sustanciales de la


realidad material, y, por eso, las leyes científicas expresan con mayor profundidad y
plenitud que las percepciones sensoriales directas, el cuadro del mundo objetivo.

“La ley es el reflejo, de lo esencial en el movimiento del Universo” (Lenin).

El conocimiento auténticamente científico consiste en descubrir las leyes objetivas de la


realidad. Sólo apoyándose en el conocimiento correcto de las leyes, pueden los hombree
influir activamente sobre la Naturaleza y sobre el curso del desarrollo social.

Dominando la filosofía del marxismo-leninismo, adquirimos un conocimiento científico de


las leyes más generales por las que se rige el desarrollo de la Naturaleza, de la Sociedad y
del pensamiento humano.

“El mundo es un movimiento de la materia, sujeto a leyes; y nuestro conocimiento, siendo


el producto superior de la naturaleza, sólo está en condiciones de reflejar esa sujeción”
(Lenin).

El materialismo dialéctico sostiene que la naturaleza no es una casual acumulación de


objetos, de fenómenos, sino que existen en ella una objetiva sujeción a leyes, la causalidad,
la necesidad.

Relación necesaria entre las cosas, fenómenos o procesos, emanada de su naturaleza


interna, de su esencia. La noción de ley es uno de los peldaños del conocimiento por el
hombre de la unidad, relación e interdependencia de los fenómenos del mundo objetivo.

Las leyes son objetivas, es decir, no son creadas por la conciencia y la voluntad de los
hombres, sino que existen independientemente de ellas. En cuanto al reconocimiento del
carácter objetivo de las leyes, se manifiestan dos tendencias filosóficas opuestas: el
idealismo subjetivo, el voluntarismo, por una parte, y la tendencia del materialismo
filosófico, por la otra.

Para el idealismo subjetivo, el voluntarismo, las leyes de la naturaleza y de la sociedad no


son objetivas, no existen independientemente de la voluntad humana, sino que son creadas
arbitrariamente por los hombres. El entendimiento dicta sus leyes a la naturaleza,
decía Kant. Los filósofos reaccionarios actuales se afanan por demostrar que en la
naturaleza y en la sociedad reina el caos, que sólo la voluntad humana puede poner orden
en ellas.

A fin de disimular a los ojos de las masas trabajadoras las leyes que determinan el
reemplazo ineluctable del capitalismo por el socialismo, niegan las leyes objetivas del
desarrollo de la sociedad, intoxican la conciencia de las masas con concepciones idealistas.
Lenin revela el objetivo de clase de esta negación:

“Expulsar las leyes de la ciencia, no significa otra cosa, en realidad, que introducir las


leyes de la religión”

Contrariamente al idealismo, el marxismo parte del principio de que las leyes de la


naturaleza y de la sociedad son objetivas y que la naturaleza y la sociedad se desarrollan de
acuerdo con sus propias leyes, que existen independientemente de la voluntad y de la
conciencia de los hombres.

“El universo es el movimiento de la materia, conforme a leyes, y nuestro conocimiento,


que es el producto supremo de la naturaleza, sólo puede reflejar leyes” (Lenin).

El hombre puede descubrir las leyes de la naturaleza y la sociedad, conocerlas y sobre la


base de este conocimiento, utilizarlas prácticamente. La herencia de las plantas, por
ejemplo, se forma bajo la influencia del medio en que viven.

Se trata de una ley objetiva que no se puede modificar ni abolir. Los hombres pueden
descubrir esta ley y, apoyándose en ella, adaptar el desarrollo de las plantas a sus
necesidades. Al crear condiciones objetivas determinadas, los michurinistas logran
modificar las plantas, obtener mejores especies.

Sucede lo mismo en la vida social, donde las leyes objetivas actúan independientemente de
la conciencia humana. Así, los hombres no pueden instaurar a voluntad tal o cual régimen
social. El marxismo prueba que el modo de producción de los bienes materiales constituye
la fuerza principal de la sociedad, y que un régimen social determinado corresponde
necesariamente a un modo de producción dado.

El socialismo era inconcebible en la Edad Media o en el siglo XVIII, pues implica una
producción altamente evolucionada.

Los deseos de los hombres no son suficientes pues, para establecer tal o cual régimen
social. Preciso es, para ello, que existan condiciones objetivas determinadas y, en primer
lugar, condiciones de vida material, un cierto nivel en el desarrollo de las fuerzas
productivas.Materialismo y empiriocriticismo, p. 182)
A diferencia de las leyes de la naturaleza, las leyes sociales no son duraderas. Todo modo
de producción tiene sus leyes específicas, leyes que obran mientras ese modo de producción
existe.

Cuando éste es destruido y surge un nuevo modo de producción, las antiguas leyes pierden
su fuerza y abandonan la escena para ceder el lugar a las nuevas leyes. Así, con el triunfo
del socialismo en la U.R.S.S., dejaron de obrar la ley de la competencia y de la anarquía de
la producción, la ley general de la acumulación capitalista, la ley de la plusvalía, y nuevas
leyes entraron en vigencia.

Además de las leyes económicas específicas que operan en el marco de un modo de


producción determinado, existen leyes económicas generales, inherentes a todas las
formaciones económico-sociales.

Así, la ley de correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y el carácter de


las fuerzas productivas es una ley general. Otra ley general que actúa tanto en un régimen
capitalista como en un régimen socialista, es la ley del desarrollo prioritario de la
producción de medios de producción con relación a la producción de medios de consumo,
sin lo cual es imposible la reproducción ampliada.

Bajo la acción de las leyes económicas específicas y generales, las condiciones objetivas
que reclaman la liquidación de una vieja formación y el nacimiento de una sociedad nueva,
más progresiva, llegan a su madurez en el seno mismo de las antiguas formaciones. Las
leyes generales ligan a todas esas formaciones en un proceso regular único que progresa de
lo inferior a lo superior.

La teoría marxista de las leyes es de capital importancia para la actividad práctica del
Partido Comunista. El conocimiento de las leyes sociales permite al Partido comprender no
sólo el presente, sino prever también el porvenir, dar a su política una base científica
inquebrantable, y guiar con seguridad a las masas trabajadoras por el camino del
comunismo.

El Partido Comunista es hostil a las concepciones oportunistas de la espontaneidad, de la


acción automática de las leyes de desarrollo, que reducen el papel de los hombres a una
contemplación pasiva de los acontecimientos. Estas concepciones son particularmente
peligrosas bajo el socialismo donde el auge económico se produce no de manera
espontánea como sucede bajo el capitalismo, sino de acuerdo con un plan establecido por
los organismos dirigentes conforme a las exigencias de la ley económica objetiva del
desarrollo armónico de la economía nacional.

Para llevar a cabo la planificación, es preciso estudiar a fondo esta ley, aprender a aplicarla
con conocimiento de causa, establecer planes totalmente conformes con las exigencias de la
misma.
CAPITULO VI: CONTENIDO Y FORMA
Categorías que reflejan la interconexión de dos aspectos de la realidad natural y social:
conjunto ordenado de determinado modo de los elementos y procesos que forman el objeto
o fenómeno, es decir, el contenido, el modo de existencia y expresión de este contenido y
de sus distintas modificaciones, es decir, la forma.

El contenido se refiere al conjunto de elementos y procedimientos que constituyen un


objeto y un fenómeno dado. Forma es la estructura u organización del contenido. La forma
no es un agregado externo que se relacione con el contenido. Sino es algo propio e
inherente al mismo.

En los fenómenos sociales también están presente el contenido y la forma. Ej: las fuerzas
productivas constituyen el contenido y las relaciones de producción constituyen la forma.

El concepto de forma se emplea en el sentido de la organización interna del contenido,


adquiriendo así desarrollo sucesivo en la categoría de estructura la problemática de la
forma.

En la filosofía premarxista, sobre todo en la idealista, la forma se reducía a la estructura, y


el contenido se identificaba con cierto conjunto no ordenado de elementos y propiedades
(con la “materia”), lo cual contribuyó a que durante un prolongado período histórico se
consolidaran y se conservaran las representaciones idealistas sobre la primacía de la forma
respecto al contenido.

En la dialéctica materialista, la estructura y el ordenamiento interno se consideran como


componentes necesarios del contenido. A medida que se modifica la estructura, la
organización, cambian sustancialmente el contenido del objeto y sus propiedades físicas y
químicas. Al fijar las múltiples modificaciones del contenido y los modos de su existencia y
manifestación, la forma también posee una estructura.

La interacción del contenido y la forma incluye obligatoriamente en el proceso de


desarrollo tanto la acción de los distintos componentes del contenido sobre la forma como
los de la forma sobre el contenido, tomando en cuenta la subordinación objetiva del
contenido y la forma.

En la interacción del contenido y la forma, el contenido representa el lado rector,


determinante del objeto, y la forma, el lado que se modifica, cambia en dependencia del
cambio del contenido y las condiciones concretas de su existencia.

A su vez, la forma, poseyendo una relativa autonomía, ejerce influencia activa inversa
sobre el contenido: la forma que corresponde al contenido acelera su desarrollo, mientras
que la forma que dejó de corresponder al contenido modificado frena su desarrollo.

La interrelación del contenido y la forma es un ejemplo típico de la interconexión de los


contrarios dialécticos que se caracterizan tanto por su unidad como por las contradicciones
y conflictos entre ellos.
Categorías filosóficas que sirven para poner de manifiesto las fuentes internas de la unidad,
de la integridad y del desarrollo de los objetos materiales. El contenido es el conjunto de los
elementos y procesos que constituyen la base de los objetos y condicionan la existencia, el
desarrollo y la sustitución de sus formas. La categoría de forma expresa el nexo interno y el
modo de organización, de interacción de los elementos y procesos del fenómeno tanto entre
sí como con las condiciones externas.

El desarrollo de la forma y del contenido es el de dos aspectos del mismo fenómeno, es el


desdoblamiento de lo uno, desdoblamiento que da origen a contradicciones y conflictos que
llevan a desechar la forma y a modificar el contenido.

La relación entre contenido y forma es dialéctica, por cuanto el contenido determina la


forma, es decir lo que constituye a las cosas determina la manera como ésta se exprese; y la
disposición formal de las cosas favorece que el contenido se desarrolle o se destruya

En el pensamiento, el contenido y la forma son conceptos fundamentales de la ciencia


lógica. En la dialéctica materialista como lógica (Lógica dialéctica), se entiende por
contenido del pensamiento la realidad natural y social en el aspecto en que aparece ante
nosotros como objeto del pensamiento teórico-científico: en forma de un conjunto de
conceptos, representaciones, teorías, diversas abstracciones e idealizaciones, que se
establecen en el curso del desarrollo histórico del conocimiento.

Las formas del pensamiento son diversos modos de actuación del sujeto social con el
objeto en el plano ideal, orientados a reproducir las regularidades y propiedades de la
realidad objetiva en el contenido del pensamiento (categorías, ascenso de lo abstracto a lo
concreto, distintas formas de ilaciones, etc.).

El conjunto de formas del pensamiento organiza de determinado modo el contenido


cognoscitivo y orienta el avance del pensamiento del sujeto en los procesos de obtención de
un conocimiento nuevo.

En el arte, el contenido y la forma son aspectos mutuamente condicionados del arte en su


conjunto o de una obra artística, correspondiendo el papel rector al contenido. El contenido
del arte lo integran la realidad polifacética en su originalidad estética, principalmente, el
hombre, las relaciones humanas y la vida social concreta.

La forma es la organización interna, la estructura concreta de una obra artística, que se


configura con ayuda de los medios expresivos específicos para esclarecer y plasmar el
contenido.

Los elementos fundamentales del contenido de una obra de arte son su tema e idea. El tema
revela la gama de fenómenos vitales, que se refleja y concibe en la obra. La idea expresa la
esencia de los fenómenos reproducidos, las contradicciones de la realidad y su valoración
emocional-figurativa desde el punto de vista del ideal estético, conduciendo al hombre a
determinadas conclusiones estéticas, morales y políticas.

La forma artística de una obra de arte es multifacética. Figuran entre sus elementos
principales la trama, la composición, el lenguaje artístico y los medios expresivos
materiales (palabra, rima, ritmo, entonación de sonido, armonía, color, colorido, línea,
dibujo, claroscuro, volumen, tectónica, mise en escena, montaje cinematográfico, etc.).

Contrariamente al formalismo, que separa la forma del contenido, y el naturalismo, que los
identifica, la estética marxista estima que un importante criterio del nivel artístico de una
obra es la unión indisoluble y la correspondencia entre el contenido y la forma.

CAPITULO VII: POSIBILIDAD Y REALIDAD


 Categorías en que se reflejan el desarrollo dialéctico del mundo
objetivo, los diversos estadios y etapas por los cuales pasan los
objetos en su aparición y evolución.

La posibilidad expresa la tendencia objetiva del desarrollo contenida


en los fenómenos existentes, la presencia de condiciones para que
surja el objeto (cosa, fenómeno), o por lo menos, la ausencia de
circunstancias que excluyan la aparición del mismo. Se llama
realidad cualquier objeto (cosa, estado, situación), que ya exista
como resultado de la realización de cierta posibilidad.

n el proceso de formación del conocimiento, se forman los conceptos


que son las ideas más acabadas de las cosas, los fenómenos o
procesos, que reflejan las cuestiones esenciales de ellos. Un número
es un concepto de cantidad, no importa que cosa, es una abstracción
que representa un aspecto esencial de las cosas, su cantidad, es
decir su unidad como cosa y su diferencia y su similitud con otras.

Las ciencias particulares tienen también sus propias categorías


particulares, como categorías de la Medicina, por ejemplo
"paciente", de la Física "fusión", que son propias de ellas y fuera de
su contexto cambian de significado. Las categorías de la filosofía, en
cambio son generales como, materia, contenido, movimiento, etc.,
que serán validas, conservando su significado esencial en cualquier
ciencia, sin considerar por supuesto, las connotaciones singulares
que suelen dar los grupos sociales al lenguaje.

En más de una ocasión habrán tenido, sin duda, que resolver el


problema de si es posible convertir en realidad uno u otro
pensamiento, objetivo o sueño. Saben, por ello, que de ordinario
denominamos posible lo que puede realizarse, hacerse, cumplirse.

La posibilidad de volar a la Luna existía desde que Konstantín


Tsiolkovski creó la teoría de la cohetonáutica y se construyeron los
primeros cohetes reactivos. Pero cuando un cohete soviético llevó un
emblema a la Luna, la posibilidad del vuelo al satélite de nuestro
planeta empezó a convertirse en realidad.

La categoría posibilidad fija la tendencia objetiva del desarrollo de


los fenómenos existentes, la de las condiciones de su surgimiento o,
por lo menos, la ausencia de las circunstancias que lo impiden.

La categoría realidad representa todo objeto (estado, situación), que


existe ya a consecuencia de la realización de una posibilidad. La
transformación de la posibilidad en realidad se basa en la conexión
causal de los fenómenos del mundo objetivo.

La posibilidad, es una categoría filosófica que sirve para expresar la


propiedad de la materia en constante movimiento, de adquirir
diversas formas, de expresar su desarrollo de maneras diferentes;
expresa el nexo con lo necesario del desarrollo. Representa los
distintos caminos por los cuales puede fluir el desarrollo los cuales
dependerán de las circunstancias en que este se realice.

La realidad es la categoría con la que se designa a aquello que


existe, y representa la materialización de la posibilidad.

Posibilidad es lo que no se ha realizado todavía, lo que no existe aún, pero


tiene todos los fundamentos para hacerse real. Realidad es lo que se ha
realizado ya, lo que tiene existencia verdadera, lo que es real y ha sido
originado por las leyes objetivas, por la necesidad natural.

Una posibilidad puede concretarse en realidades distintas, bajo la


influencia de las condiciones en que se realice. Lo opuesto a lo
posible es lo imposible, y es aquello que bajo determinadas
condiciones no puede ocurrir.

Las posibilidades, las realidades e imposibilidades, dependen de las


condiciones concretas del desarrollo. Las condiciones concretas del
desarrollo, deben tenerse en cuenta siempre, al momento de analizar
lo que es o no posible de llevar a la realidad; es un error común
desconocer estas condiciones, lo que nos lleva o al voluntarismo de
pensar que podemos realizar aquello para lo cual no existen
condiciones; o, al derrotismo al desconocer las posibilidades de
realizarlo.

La posibilidad y la realidad son dos contrarios.


Ahora bien ¿existe algún nexo entre ellos? Los metafísicos niegan
todo nexo entre la posibilidad y la realidad, las separan. Unos dicen:
las posibilidades no existen en general. Si un fenómeno no se ha
producido todavía, quiere decirse que no hay tampoco ningún
fundamento, ninguna condición, para que surja. Si el fenómeno se ha
producido, ello significa que sólo en ese momento han surgido las
condiciones que lo engendran. Y las posibilidades antes existentes
no tienen nada que ver con eso.

Otros metafísicos afirman que todo es posible, que no hay nada


imposible. Dios todo lo puede: secar el mar, incendiarlo, parar el Sol
¡Todos los milagros están a su alcance! El hombre puede también
hacerlo todo si es una "personalidad fuerte”. Para ellos, lo posible es
igual a lo real.

Ambos puntos de vista son profundamente erróneos. Tan


equivocados están quienes niegan en absoluto la existencia de las
posibilidades como quienes toman la posibilidad por realidad.

¿Dónde se encuentra la raíz de tales errores? En que se enfoca el


problema de la posibilidad y la realidad completamente desvinculado
de lo que existe en la vida. Lo que puede ser y lo que no puede ser no
está determinado por los deseos de las personas, sino por las leyes,
condiciones y causas que existan en la vida.

Richiardelli declaró después de abandonar los EE.UU. que allí no


podía estar seguro del porvenir de sus hijos. "¿Será posible —
escribió— que estén condenados a compartir los sufrimientos de los
desocupados? ¿Tendrán la posibilidad, en este país de las
"posibilidades iguales”, de recibir instrucción superior gratuita? ¿No
serán víctimas de la inquisición norteamericana de nuestros días?"

En los países capitalistas existen causas, fundamentos y leyes que


conducen a que los ricos sean cada día más ricos y los pobres vivan
cada vez peor. Por eso, los trabajadores no tienen ninguna posibilidad
de "abrirse paso en la sociedad".

Por tanto, es posibilidad únicamente Jo que corresponde a las leyes


de la naturaleza y de la sociedad. La realidad corresponde también a
esas leyes. Una y otra categoría son objetivas, pues reflejan las
propiedades de las cosas y de los fenómenos que existen fuera de
nuestra conciencia e independientemente de ella.
"Si nos basamos en esta definición — dirán ustedes—, el vuelo a
la Luna era posible hace también mil años, ya que tampoco
entonces estaba en contradicción con las leyes de la naturaleza. Es
sabido, sin embargo, que incluso hace treinta años se consideraba
dicho vuelo como el sueño más irrealizable. ¿Cómo explicarse esto?
Para explicárselo deberán tener en cuenta que existen posibilidades
diferentes.

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