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TRANSTORNOS
MÓDULO 4: CONTEXTO DE LOS TRANSTORNOS
INTRODUCCIÓN
CONTENIDO
1a. Etapa Esta primera etapa está marcada por la importancia reservada a la
sexualidad en la génesis de las neurosis. El papel reservado a la agresividad
es únicamente el de elemento de los impulsos sexuales, que se manifestará en
distinta forma en cada una de las tres fases del desarrollo sexual: canibalística,
anal y fálica. La importancia que concede a la sexualidad queda revelada en el
análisis que realiza de desviaciones como el sadismo y el masoquismo. En
"Tres ensayos sobre una teoría sexual" afirma: "la sexualidad de la mayor parte
de los hombres muestra una mezcla de agresión, de tendencia a dominar, cuya
significación biológica estará quizá en la necesidad de vencer la resistencia del
objeto sexual de un modo distinto a por los actos de cortejo.
En una obra posterior, "El análisis de una fobia infantil" (1909), Freud ofrece de
nuevo una visión de la agresividad fundamentada en el instinto sexual. Según
VAN RILLAER (1975), de este texto se desprenden algunas de las fuentes de
agresividad consideradas por Freud como, por ejemplo, el complejo de Edipo o
la rivalidad fraterna, las cuales podrían considerarse como agresividad frente a
acontecimientos externos hirientes, sin embargo para Freud todos estos casos
constituirán aspectos agresivos derivados de la pulsión sexual.
2a. Etapa En la segunda etapa de la teoría de los instintos, Freud propone una
teoría dualista, hablando por un lado de instintos sexuales dirigidos a la
obtención de placer, y por otro de instintos del yo, dirigidos a la conservación
del organismo. Es en esta etapa donde probablemente la agresividad adquiere
un mayor carácter de tendencia reactiva, pues considera que forma parte de
los instintos del ego y actúa contra los estímulos externos que son fuente de
insatisfacción.
"El yo odia, aborrece y persigue con propósitos destructores a todos los objetos
que llega a suponerlos una fuente de sensaciones de displacer, constituyendo
una privación de la satisfacción sexual o de la satisfacción de necesidades de
conservación. Puede incluso afirmarse que el verdadero prototipo de la relación
de odio no procede de la vida sexual, sino de la lucha del yo por su
conservación y mantención" (Freud, 1915, p.2050). Sin embargo, esto no
implica que toda no-satisfacción conduzca a una agresión, pues puede
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desembocar también en angustia, represión, neurosis o psicosis. "La agresión
aparece cuando el yo se siente herido por el obstáculo, la privación o el
rechazo" (Van Rillaer, 1975, p.72).
3a. Etapa Varias son las razones argüidas para explicar el hecho de que
FREUD asignara este papel mínimo a la agresividad en su teoría de los
instintos. De entre ellas, probablemente la menos justificada es la mencionada
por Storr (1968) para quien esta "resistencia" a aceptar en sus orígenes el
importante papel de la agresividad estaba motivada por la intolerancia de Freud
a modificar sus concepciones iniciales.
Este instinto será el de muerte o Thanatos. Por último, dentro de las causas de
este cambio, cabe señalar que la teoría dualista de instintos sexuales e
instintos de auto-conservación no permitía explicar fenómenos tales como la
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repetición compulsiva de experiencias desagradables. En este sentido, Freud
afirma: "Nosotros aceptamos que los instintos de los hombres no pertenecen
más que a dos categorías: o bien son aquellos que tienden a conservar y a unir
-los denominamos 'eróticos' (...) o 'sexuales' (...)-, o bien son los instintos que
tienden a destruir y a matar; los comprendemos en los términos 'instintos de
agresión' o 'de destrucción'" (Freud, 1933, p.3211).
Capacidad innata
Así, por ejemplo, Ruwet (1975) recoge el sentir general entre los etólogos al
reconocer la importancia del aprendizaje cuando afirma que, por regla general
"(...) en grados diversos, el
comportamiento final de un
individuo, es el resultado de una
complementariedad entre las
conductas heredadas, fijadas por
la misma razón que los atributos
físicos, y las conductas
aprendidas, adaptadas a las
circunstancias" (p.120); para más
tarde añadir "los animales, de
hecho, heredan simplemente unas
predisposiciones para aprender
determinadas cosas en
Impulsiones
Sociobiología y agresión
En los sujetos que hablan cabe observar una notable alteración de la habilidad
para iniciar o sostener una conversación con otros (Criterio A2b), o una
utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje o un lenguaje idiosincrásico
(Criterio A2c). También se observa una falta de juego usual espontáneo y
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variado o de juego imitativo social propio del nivel de desarrollo del sujeto
(Criterio A2d). Cuando se desarrolla el habla, el volumen, la entonación, la
velocidad, el ritmo o la acentuación pueden ser anormales (p. ej., el tono de voz
puede ser monótono o se formulan finales de frase con entonación
interrogativa).
Pueden alinear un número exacto de juguetes del mismo modo una y otra vez,
o reproducir repetitivamente los comportamientos de un actor de televisión.
Pueden insistir en la identidad o uniformidad de las cosas y resistirse o
alterarse ante cambios triviales (p. ej., un niño pequeño puede experimentar
una reacción catastrófica ante un pequeño cambio en el ambiente, como son
unas cortinas nuevas o un cambio en la colocación de la mesa del comedor).
Hallazgos de laboratorio.
TRASTORNO DE RETT
Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno de Rett es el desarrollo de múltiples
déficit específicos tras un período de funcionamiento normal después del
nacimiento. Los sujetos presentan un período prenatal y perinatal
aparentemente normal (Criterio Al) con un desarrollo psicomotor normal
durante los primeros 5 meses de vida (Criterio A2). En el nacimiento la
circunferencia craneal también se sitúa dentro de los límites normales (Criterio
A3). Entre los 5 y los 48 meses de edad el crecimiento craneal se desacelera
(Criterio B1).
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El inicio de los síntomas del trastorno de Rett puede establecerse hacia los 5
meses de edad, mientras que en el trastorno desintegrativo infantil el período
de desarrollo normal es típicamente más prolongado (esto es, por lo menos
hasta los 2 años de edad). En el trastorno de Rett hay un patrón característico
de des aceleración del crecimiento craneal, pérdida de habilidades manuales
intencionales previamente adquiridas y aparición de una marcha y unos
movimientos del tronco mal coordinados.
En contraste con el trastorno de Asperger, el trastorno de Rett se caracteriza
por una alteración grave del desarrollo del lenguaje expresivo y receptivo.
Relación con los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-IO El DSM-
IV y la CJE-1O proponen criterios y códigos diagnósticos prácticamente
iguales. En la CJE-IO, este trastorno viene recogido con el nombre de
síndrome de Rett.
Tras los primeros 2 años de vida, pero antes de los 10 años de edad, el niño
experimenta una pérdida c1ínicamente significativa de habilidades adquiridas
anteriormente, por lo menos en dos de las siguientes áreas: lenguaje expresivo
o receptivo, habilidades sociales o comportamiento adaptativo, control vesical o
intestinal, juego o habilidades motoras (Criterio B). Los sujetos con este
trastorno manifiestan el déficit social y comunicativo y las características
comportamentales generalmente observados en el trastorno autista (v. pág.
69). Existe una alteración cualitativa de la interacción social (Criterio Cl) y de la
comunicación (Criterio C2), y unos patrones de comportamiento, intereses y
actividades restringidos, repetitivos y estereotipados (Criterio C3).
Aunque parece probable que el trastorno sea el resultado de alguna lesión del
sistema nervioso central en desarrollo, no se han identificado sus mecanismos
concretos. Ocasionalmente, el trastorno se observa asociado a otra
enfermedad médica (p. ej., leucodistrofia metacromática, enfermedad de
Schilder) que pudiera explicar la regresión evolutiva. Sin embargo, en la mayor
parte de los casos ninguna investigación revela tal trastorno. Si existe una
enfermedad neurológica o médica asociada al trastorno desintegrativo, se
codificarán en el Eje III. Los datos de laboratorio reflejarán la enfermedad
médica asociada.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
En el desarrollo normal pueden observarse ciertos períodos de regresión, pero
en tal caso no son tan graves ni tan prolongados como en el trastorno
desintegrativo infantil El trastorno desintegrativo infantil debe ser diferenciado
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de otros trastornos generalizados del desarrollo. Para el diagnóstico diferencial
con el trastorno autista, véase la página 73. Para el diagnóstico diferencial con
el trastorno de Rett. En oposición al trastorno de Asperger, el trastorno
desintegrativo infantil se caracteriza por una pérdida clínicamente significativa
de habilidades previamente adquiridas y una mayor probabilidad de retraso
mental En el trastorno de Asperger no hay retraso del desarrollo del lenguaje ni
una pérdida significativa de habilidades evolutivas.
TRASTORNO DE ASPERGER
Características diagnósticas
Las características esenciales del
trastorno de Asperger son una alteración
grave y persistente de la interacción social
(Criterio A) y en el desarrollo de patrones
del comportamiento, intereses y
actividades restrictivas y repetitivos
(Criterio B). El trastorno puede dar lugar a
un deterioro clínicamente significativo
social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo
(Criterio C). En contraste con el trastorno
autista, no existen retrasos del lenguaje clínicamente significativos (p. ej., se
utilizan palabras simples a los 2 años de edad y frases comunicativas a los 3
años de edad) (Criterio D). Además, no se observan retrasos clínicamente
significativos del desarrollo cognoscitivo ni en el desarrollo de habilidades de
autoayuda propias de la Criterios para el diagnóstico de F84.3 Trastorno
desintegrativo infantil [299.10]
A.- Desarrollo aparentemente normal durante por lo menos los primeros 2 años
posteriores al nacimiento, manifestado por la presencia de comunicación verbal
y no verbal, relaciones sociales, juego y comportamiento adaptativo apropiados
a la edad del sujeto.
Patrón familiar Aunque los datos disponibles son limitados, parece darse una
mayor frecuencia de trastorno de Asperger entre los familiares de los sujetos
afectados por el trastorno.
Diagnóstico diferencial
El trastorno de Asperger no se diagnostica si se cumplen criterios de otro
trastorno generalizado del desarrollo o de esquizofrenia. Para el diagnóstico
diferencial con el trastorno autista. Para el diagnóstico diferencial con el
trastorno de Rett, véase la página 76. Para el diagnóstico diferencial con el
trastorno desintegrativo infantil,. El trastorno de Asperger también debe
distinguirse del trastorno obsesivo-compulsivo y del trastorno esquizoide de la
personalidad.
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El trastorno de Asperger y el trastorno obsesivo-compulsivo comparten unos
patrones de los comportamientos repetitivos y estereotipados. A diferencia del
trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de Asperger se caracteriza por una
alteración cualitativa de la interacción social y un patrón de intereses y
actividades más restrictivo. A diferencia del trastorno esquizoide de la
personalidad, el trastorno de Asperger se caracteriza por comportamientos e
intereses estereotipado s y por una interacción social más gravemente
afectada.
Por ello, pueden aparecer ciertos comportamientos obsesivos y rígidos (un afán
exagerado por el orden de los objetos, movimientos estereotipados, rutinas...).
Presentan generalmente unas buenas capacidades en las áreas visoespaciales
(pensamiento visual, habilidad para el dibujo), de memoria mecánica y de
motricidad. Un porcentaje importante de estos alumnos y alumnas tienen
discapacidad intelectual asociada a su alteración autista, aunque otros
(especialmente los afectados de Síndrome de Asperger) no presentan retraso
en el desarrollo cognitivo ni en el desarrollo del lenguaje aunque sí un deterioro
en las interacciones sociales con comportamientos estereotipados y
restringidos (DSM IV-TR).
Estos alumnos y alumnas corren un alto riesgo de ser detectados de forma muy
tardía. Generalmente, a medida que estas personas se acercan a la edad
adulta, tienden a estabilizar su conducta, mejorando las relaciones con los
demás y desarrollando un mayor grado de autonomía personal. Sin embargo,
es muy posible que ello no sea suficiente para que puedan adaptarse a las
demandas que plantea nuestra sociedad, y precisarán apoyo a lo largo de toda
su vida. Los programas de educación especializada, el desarrollo de
habilidades adaptativas y la coordinación entre profesionales, familias e
instituciones públicas y privadas para proporcionar los recursos adecuados
para una inserción social adecuada, son el camino hacia la implantación de
niveles de calidad de vida en igualdad de condiciones al resto de los miembros
de la comunidad.
Así pues, la detección temprana de los alumnos y alumnas con trastornos del
espectro autista tendrá como objetivos los siguientes:
• El inicio, lo antes posible, del tratamiento educativo más adecuado para cada
alumno o cada alumna, mediante la utilización temprana de técnicas y
estrategias educativas específicas.
SEÑALES DE ALERTA
Para los niños y las niñas más pequeños, (de 0 a 3 años) se han descrito
ampliamente en la literatura unas “señales de alerta” que de aparecer, deberían
suponer una inmediata derivación a un recurso especializado para una
evaluación diagnóstica (New York State Department of Health Early
Intervention Program, 1999):
• Retraso o ausencia del habla
• No presta atención a las otras personas
•No responde a las expresiones faciales o sentimientos de los demás
• Falta de juego simbólico, ausencia de imaginación
• No muestra interés por los compañeros y las compañeras de su edad
• No respeta la reciprocidad en las actividades de “toma y dame”
• Incapaz de compartir placer
• Alteración cualitativa en la comunicación no verbal
• No señala objetos para dirigir la atención de otra persona
• Falta de utilización social de la mirada
• Falta de iniciativa en actividades o juego social
• Estereotipias o manierismos de manos y dedos
• Reacciones inusuales o falta de reacción a estímulos sonoros Para Filipeck y
cols (1999) serían:
• No balbucea, no hace gestos (señalar, decir adiós con la mano) a los 12
meses
• No dice palabras sencillas a los 18 meses
• No dice frases espontáneas de dos palabras (no ecolálicas) a los 24 meses
• Cualquier pérdida en lenguaje o habilidad social Para asegurar una eficaz
detección, es necesario valorar los parámetros del desarrollo evolutivo del niño
o de la niña, comparando los déficits que presente con el patrón de desarrollo
normativo.