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Capítulo 1
EL PUNTO DE LA AVANZADILLA
“...tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en
tiempo de la tribulación.” Isaías 33:2
En el futuro me rodearán.
A vencerlo voy,
Tu presencia me fortalece.
-Marianne Farningham
Y seguro va a prevalecer.
-Carlos
Spurgeon
Capítulo 2
Gánese la Madrugada
Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; Me levantaré de
mañana. Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti entre las
naciones. (Sa. 57:8,9)
Alumbraban a su Creador,
No sé cómo enfrentarlo,
Si vamos a ganar
-Minnie Embree
Parker en "Biblical Evangelist"
Barclay Buxton, líder de la "Banda Evangelística Japonesa",
escribió a sus obreros cristianos y convertidos: “¿Se levantan
temprano? Ninguno esté acostado en cama después de las seis de la
mañana, para tener, por lo menos, una hora quieta con Dios, orando y
leyendo Su Palabra, antes de encontrarnos a otros y empezar la
jornada. Y en tiempos especiales, hay que invertir más, ¡pero el
cristiano no debe invertir menos!”
El biógrafo del Sr. Sung: Leslie Lyall, dice que “una larga lista de sus
convertidos y, de ser posibles, sus fotos a lado, fueron sus compañeros
inseparables, y oraba por todos ellos con regularidad, muchas veces con
lágrimas. Por todas partes, hizo hincapié a la necesidad urgente de orar. El
hecho que la iglesia china actual es una iglesia orante, se puede atribuir, en
parte, a la influencia y al ejemplo de este hombre devoto a la oración.”
Capítulo 3
-E.H. Divan
Y las puertas de los cielos están abiertas; cuando las del mundo están
cerradas.
Juan Eliot, uno de los primeros pobladores de Nueva Inglaterra,
EE.UU., se ocupaba plenamente entre los nativos de esa región. Cotton
Mather escribió acerca de los ejercicios de ese misionero pionero: “El
sueño que él se permitió nunca le robó las horas matutinas; sino que
tomó a la mañana nada menos que como amiga de sus meditaciones.
Aconsejaba a los estudiantes: —Los ruego, estén atentos a ser pájaros
del alba. —Y durante más de veinte años antes de su muerte, se
alojaba en la sala de estudio para poder estar solo, para disfrutar las
madrugadas sin hacer ningún ruido que molestara a sus amigos,
quienes al darse cuenta de su denuedo, le decían: —Maestro, ¡ten
misericordia de ti mismo!”
Un tesoro no buscado.
-Gerardo Tersteegen
Capítulo 4
Predicadores Ingleses
“He estudiado la Biblia y la historia cuidadosamente, y me he
dado cuenta que dónde se encontró un hombre poderoso, existió un
hombre orador.” Tal fue la profunda conclusión del obispo J.C. Ryle.
Nuestra propia indagación sobre las biografías religiosas igualmente nos
han convencido que los hombres y las mujeres del pasado y del
presente que marcaron, y van marcando, a sus generaciones con una
marca indeleble, fueron y aún son, siempre y cada vez, personas
oradoras. Estos guerreaban contra el reino del diablo; hicieron justicia;
hicieron llegar el reino de Dios, echando afuera el reino de la oscuridad;
todo esto por medio de la oración. Aun los más orantes de hoy en día
se sienten muy contentos al comparar su vida devocional, tomando
como punto de referencia los escasos y flaquitos momentos dedicados a
la devoción a Dios (a Quién se dicen servir), esto de acuerdo a la
mayoría de los cristianos evangélicos.
Jorge Fox
José Alleine
Los puritanos también eran gente muy oradora. José Alleine,
quien escribió su libro Alarm to the Unconverted (Aviso a los
Inconversos) mientras estaba encarcelado, fue expulsado de su hogar y
púlpito en aquel tiempo, en Inglaterra, cuando más de dos mil ministros
rehusaron someterse al estado, quedándose fieles a Dios y a sus
propias convicciones interiores. El Sr. Alleine respiraba el ambiente del
otro reino.
Carlos Simeón
Una ventana del segundo piso tenía vista hacia una sendita
poco usada en aquellos días. Y, solamente el Dios de este anciano
hombre pudo decir cuantas veces la andaba de aquí por allá,
confesando, pidiendo, consultando, alabando y adorando. Creo que la
sendita muchas veces fue mojada con las lágrimas de él, y fue
endurecida por sus rodillas, mientras Carlos se paraba en un tiempo de
adoración; porque pocos han sentido más profundamente que Carlos la
bendición y el deber de la adoración. Le encantaba hablar acerca de
aquella visión del profeta, la de los serafines de seis alas, que vuelan
con dos y se cubren con las demás, ante la gloria eterna…”
Juan Wesley
Juan Fletcher
Juan Nelson
Al leer los anales de la Iglesia Metodista, encontrarás que este
grupo produjo gente muy orante. Un líder orante produce predicadores
y laicos orantes.
Guillermo Bramwell
“Veo más claro que antes que los que están rendidos a Dios en
oración continua, son gente de acción, en la tierra y en el cielo. Pasan
por el mundo con serenidad, son obedientes a llevar la cruz y se glorían
más entre más pesada fuera la cruz.. De otra manera, si no están
rendidos a Dios en oración, cada cruz les traerá una mayor perplejidad
y les roba el poco amor y gozo que tienen. Estar vivo en Dios en todo,
es como tener dos cielos; estar inestable y de medio corazón, es cómo
tener dos infiernos.”
Juan Smith
Samuel Bradburn
Juan Oxtoby
Tomás Champness
Samuel Chadwick
Samuel Chadwick, también usado poderosamente por Dios y
presidente de Cliff Collage en antaño, a menudo tenía tiempos cuando
la enfermedad lo forzó a descansar de todo trabajo duro. Nombró a
estos tiempos de descanso “El Valle Soñoliento”, en donde siempre le
fue dada una visión más amplia, para ponerla en práctica cuando
volviera al ministerio activo.
“Yo creía” dijo él, “que cuando un hombre hablaba a Dios, Dios
le respondía y cuando Dios habla a un inglés, no le habla en holandés.
… ¡Cómo miraba yo a los hombres de más edad que estaban en el bar,
abandonados por la iglesia y amigos como seres sin esperanza, y
deseaba su salvación!” Luego vino el avivamiento. Los hombres
malvados se rindieron. “El fuego del Espíritu vino como respuesta a la
oración de fe y de la obra incansable por la salvación de los perdidos.”
Capítulo 5
Roberto Hall
Antonio N. Groves
G.H. Lang
El biógrafo del señor Groves, G.H. Lang, fue notado por su vida
de oración. Autor y evangelista ambulante entre ‘Los Hermanos’, era un
hombre de aguda comprensión a causa de sus oraciones y conocimiento
de la Palabra. Unos cuantos libritos acerca de la oración, escritos por
él, nos revelan los secretos descubiertos por él, durante su vida. Al
punto que dice en su auto-biografía, An Ordered Life (Una Vida
Ordenada), se preocupaba por la infructuosidad en su ministerio y por
esto, empezó a buscar a Dios. Recibió su respuesta y nos explica cómo:
“Cuando yo Le busqué acerca de este problema, Él respondió: —Los
apóstoles dijeron, ‘Nosotros persistiremos en la oración y en el
ministerio de la Palabra.’ (Hechos 6:4) Tú te has entregado a ti mismo
para el ministerio de la Palabra y la oración. Ponlos en mi orden y Yo
obraré. —[Esto es, poner la oración primero, no la predicación.] Desde
entonces puse yo en orden mi vida, para dar un día de la semana a la
oración, con ayuno, y desde entonces en adelante Dios obró más
poderosamente conmigo. Los que esperan en el poderoso Jehová,
cambian su fuerza humana al poder divino. (Isa. 40:29-31) En cuanto a
cómo procede esto, cesan de tocarse ligeramente los corazones
humanos y empiezan a ser quebrantados como piedras golpeadas por
un martillo; se tiene suficiente fuerza para atar a los malos espíritus
que cautivan y entenebrecen a las almas, para que puedan ser librados
los cautivos.” (Lu. 11:21-22) (Citas usadas con permiso de Paternoster
Press, Exeter)
“Así era cómo crecía más fuerte, hasta el punto que estando
moribundo, pudo susurrar una pregunta a su hija: —¿Has visto una
vez a Dios?
—No, papá —respondió ella.
De un satélite nómada,
-Grace V. Watkins
Roberto C. Chapman
Este patriarca tenía casi cien años cuando se fue para estar con
su querido Maestro, dejando una vida fragrante con la que había
bendecido a todo aquel distrito donde vivió, se movió y fue. (He. 17:28)
Capítulo 6
Predicadores Escoceses
¡Qué tremenda herencia nos ha sido dada por los piadosos
escoceses de todas generaciones! El secreto no es difícil de hallar. No
son las montañas fragosas de ese país, las que los hicieron santos;
porque entre sus contemporáneos había forajidos, borrachos y otros
pecadores. Por supuesto, tampoco su naturaleza esquiva los hizo
piadosos, ni los capacitó para mandar misioneros a todas las partes del
mundo; siendo esto sin proporción, por los pocos habitantes de su
tierra escasamente poblada. El secreto es el mismo de cualquier otra
gente con logros; eran hombres y mujeres de oración y amantes de la
Palabra de Dios. Sus vidas han brillado hasta nuestros días, porque
conocieron a Dios por medio de la oración. Aprendamos, de ellos,
“Tocar y brillar”.
Juan Knox
Samuel Rutherford
Alejandro Peden
Era la oración la que convirtió a una cueva en un Betel para
“Auld Sandy” Peden, escondiéndose de las autoridades y preparando su
mensaje para el siguiente conventículo secreto, en una valle recluso. Y,
como sería natural a cualquier persona en tales condiciones; ¡cómo
oraba! Estando de pie sobre un punto prominente, se dio aviso de la
venida del enemigo. Entonces, cuán sencillamente pidió al Dios que
conocía tan íntimamente para que bajase su manto sobre el “pobrecito
Alejandro”. Con espontaneidad respondió Dios y bajó la inimitable
llovizna escocesa, ¡y así “Auld Sandy” escapó otra vez!
Juan Livingstone
Alejandro Whyte
Para él, la oración era un asunto muy serio y dio aviso a otros
que no era fácil invertir horas clamando a Dios.
¡Cuán extraño!
Capítulo 7
Andrés Bonar dijo que sólo unos meses antes del fallecimiento
de Roberto, éste había anotado unas consideraciones referentes a “La
Reformación de la Oración Privada”. “Debo” escribió McCheyne,
“invertir las mejores horas del día en la comunión con Dios. Es mi más
noble y fructuoso trabajo, y, no debe esconderse en un rincón.”
Andrés Bonar
“Con más cuidado que antes, deseo dar dos horas más,
diariamente, durante este año, a la meditación de la Palabra y a la
oración, antes de salir de la casa.”
-de un antiguo
himno hugonote
Juan Brown
Monod
“¡Más oración!”
Este camino;
¡Más oración!
Un día no es suficiente
¡Más oración!
¡Más oración!”
-autor
desconocido
Capítulo 8
Predicadores Galeses
“¡Oh! ¡Qué aparecieran 500 Elías,” dijo Carlos Spurgeon, “cada
uno encima de su Monte Carmelo, rogando a Dios, y pronto vendrían
nubes cargadas de agua! ¡Oh!, qué oráramos más, con más constancia,
¡sin cesar! ¡Entonces las bendiciones sí caerían sobre nosotros!”
De verdad, si los que ministran salieran del aposento de
oración, habiendo prevalecido con Dios, en nuestros cultos se vería más
del práctico y omnipotente poder de Dios. Nuestros convertidos se
contagiarían más profundamente de tales predicadores. Daremos
prueba de esto, mostrando como ejemplo a unos predicadores galeses,
quienes se sintieron su propia insuficiencia y así de Dios recibieron un
fresco derramamiento de poder. Gales, de antaño, tuvo sus Elías, los
que ganaron la victoria orando; antes de predicar.
Christmas Evans
“Esa lucha duró tres horas; se acrecentó una y otra vez, como
hervores, uno tras otro, o como una fluyente marea alta, impulsada por
el recio viento, hasta que, llorando con sollozos, mi cuerpo se cansó.
Así me rendí a Cristo, en cuerpo y alma, dones y labores —toda mi vida
— para Él cada día y cada hora que me restaban; y todas mis cargas las
entregué a Cristo. El camino de ese sitio era montañoso y quieto, y yo
estaba solo, no permitiendo ninguna interrupción en mi lucha a favor
de Dios.”
Sr. Griffith
Rees Howells
Predicadores Americanos
Durante los primeros años de historia de los europeos en
Norteamérica, existieron varios hombres que se destacaron por su
manera de orar. A Jonatán Edwards, a causa de sus escritos y sus
experiencias en el avivamiento, se le conoce más que a los otros. El
secreto de su gran éxito se encuentra en cómo él invirtió mucho tiempo
a solas con Dios, actuando como alguien que Le conocía íntimamente.
Su esposa, después de vivir veinte años en el legalismo, al fin entró
en una profunda y rica experiencia de gracia, terminando así el
intermitente flujo de gracia de su vida anterior. Entonces, ella también
llegó a ser una estudiante a los pies de Cristo, y los campos en rededor
de su hogar llegaron a ser sitios donde compartía una profunda
comunión con su Salvador.
-Gerardo Tersteegan
Los Tennent
A.B. Earle
Asa Mahan
A.B. Simpson
Un Predicador de Tennessee
Pedro Jackson
G.D. Watson
Nosotros, los dos autores de este libro, tenemos una gran deuda
a los escritos de G.D. Watson. En nuestra juventud habíamos recibido
un vivificante derramamiento del Espíritu Santo, habiendo recibido muy
detalladas instrucciones referentes a cómo recibirle. Pero, en cuanto a
cómo retenerle o en cuanto a las pruebas y luchas venideras, no
recibimos nada. Por esto, encontrando una y otra cruz en el camino,
estábamos muy turbados, queriendo entender el porqué de las mismas.
Luego, alguien nos introdujo en los escritos de G.D. Watson, y, ¡oh!,
¡qué iluminación nos dieron tocante a las muchas crucifixiones
interiores que se encuentran en el caminar con Dios! El señor Watson
escribió para los santos, entendiendo las pruebas peculiares que ellos
tienen que pasar para que se conformen como imagen de Cristo.
El jale divino
“Me fue revelado que para poder amarle como Cristo le amaba,
yo tendría que ceder mi ser al Espíritu Santo, para que yo fuese hecho
un canal de la imparcial, desinteresada, tierna, infinita y sacrificada
misericordia de Dios. Al entender esto, lo hice; y, antes de haber orado
una hora, las fuentes de mi alma manaron y mis lágrimas fluyeron
como lluvia. Sentí un amor cálido y suave hacia mi enemigo. Todo su
bienestar —cuerpo, alma, familia y sus intereses temporales y eternos—
me llegó a ser muy estimado.”
“Oh, mis amados amigos, no hay nadie de nosotros que pueda vivir sin
orar. Lo sabemos. Pero orar no es ‘decir nuestras oraciones’, ni decir unas
cuantas peticiones cada mañana y tarde; así tratando de forzar nuestra propia
voluntad, aunque fuera con vehemencia y celo, en lugar de aceptar la Suya.
‘Señor, enséñanos orar’ (Lu. 11:1), pedimos; y Su primera respuesta es, ‘Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros’. (Juan 15:7)
Cumpliendo esto, oraremos con éxito. Hay que ser un verdadero cristiano
primero. Hay que entrar en la vida nueva, y, una vez allí, la oración será muy
fácil: será tan fácil orar en la tierra ‘Señor, ten misericordia de mí’ (Ma. 10:47),
que fuera adorar en el cielo, ‘Digno eres tú, Oh Señor…porque nos has
redimido…’ (Ap. 5:9)” —Felipe Brooks
Capítulo 10
Eduardo Payson
Será maravilloso, una vez que estemos en el cielo, contemplar
las extensas influencias de los hombres y las mujeres de oración,
quienes no contaron como injusto el invertir horas, y aun días,
estudiando la Palabra de Dios y compartiendo la comunión con el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Existía un predicador en la Nueva
Inglaterra: Eduardo Payson, quien claramente manifestó que no le tenía
confianza a la carne, e insistía en quedarse en la Presencia Divina hasta
que se llenase con la magnitud de la santidad y majestad de Dios.
Solamente entonces podría ministrar a otros sin depender de la
sabiduría humana, pero sí en la demostración y poder del Espíritu.
“Su diario describe su propio orar: ‘Pude orar con agonía por mí
y por otros, intercediendo con gemidos indecibles.’ Eduardo creyó que
nada glorificaba a Dios más que el orar reunidos. Y, puede ser que las
oraciones públicas de él indirectamente influenciaran a otros más de lo
que lo hacían sus prédicas. Sin duda ésas prevalecieron con Dios, y de
igual modo, se hizo patente que afectaron a los hombres
inmensamente. A la oración tenemos que dirigir a los estudiantes de
teología, tal como todavía no se ha hecho. No son las liturgias las que
necesitamos, más bien el espíritu de oración, el cual es obtenido de la
misma manera que Payson lo obtuvo: en la íntima comunión con Dios.”
E.M. Bounds, quien también fue un gran maestro de oración,
dijo lo siguiente referente a Eduardo: “Las rodillas de Payson hicieron
ranuras en el piso de tablas duras que tenía su cuarto, a razón de su
mucho orar.” Uno de sus biógrafos escribió lo que a continuación se
dice acerca de él: “Su constancia en el orar (Ro. 12:12), sin importar sus
circunstancias, es el punto más destacado de su vida, lo cual nos
señala el deber que tenemos todos los que queremos sobresalir de igual
modo. A la respuesta de Dios a sus ardientes y perseverantes oraciones
tenemos que atribuir su distinguido y casi ininterrumpido éxito.”
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Cómo Oraban
Capítulo 10
Eduardo Payson
“Su diario describe su propio orar: ‘Pude orar con agonía por mí
y por otros, intercediendo con gemidos indecibles.’ Eduardo creyó que
nada glorificaba a Dios más que el orar reunidos. Y, puede ser que las
oraciones públicas de él indirectamente influenciaran a otros más de lo
que lo hacían sus prédicas. Sin duda ésas prevalecieron con Dios, y de
igual modo, se hizo patente que afectaron a los hombres
inmensamente. A la oración tenemos que dirigir a los estudiantes de
teología, tal como todavía no se ha hecho. No son las liturgias las que
necesitamos, más bien el espíritu de oración, el cual es obtenido de la
misma manera que Payson lo obtuvo: en la íntima comunión con Dios.”
E.M. Bounds
Gilberto Chapman
A.C. Dixon
Capítulo 11
Predicadores alemanes
Gerardo Tersteegan
Luis Harms
“¡Adelante, en marcha!”
“¡Adelante, en marcha!”
Nunca te conquistarán:
“¡Adelante, en marcha!”
Y tu historia se termine,
Y pisotees a la gloria:
“¡Adelante, en marcha!”
—Monod
Bengal
Tholuck
Tholuck fue otro educador alemán quien dejó una profunda
impresión en los estudiantes de la universidad donde enseñaba. A
menudo fue de paseo con algunos de ellos, y esas conversaciones
fueron valoradas mucho por aquellos jóvenes, quienes fueron los líderes
en el futuro. Lo que dijo Tholuck tocante a la oración resulta evidente
que el comprendía bien el poder de la misma. A continuación se dan
sus palabras:
Capítulo 12
Juan Gossner
—Jorge Herbert