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RESUMEN 1

NOMBRE: HUGO BARRIONUEVO

Teología Sistemática por L. S. Chafer, Tomo I Volumen II páginas 846 – 889

El hecho de que los sufrimientos y la muerte de Cristo alcanzan tanto al Universo cuanto
a la restringida esfera de la necesidad inmediata de una vida humana en una sola de sus
pruebas, impele a la mente devota a preguntar por qué pudo haber surgido una tan gran
necesidad. La necesidad es obvia, y la satisfacción que el sacrificio de Cristo le ha
proporcionado es perfecta, pero ¿por qué tuvo que surgir tal necesidad en 'un Universo
que Dios había creado tan santo como es El mismo, y como lo son todas las obras de Sus
manos – un Universo del que El es, y siempre será, Dueño supremo? La misma
perplejidad causa, a este respecto, el hecho de que la intrusión del pecado en el
Universo iba acostarle a El, como de antemano lo sabía, el mayor de los sacrificios que
el mismo Dios podia hacer – la muerte de Su Hijo. El mensaje evangélico de que "Cristo
murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras" (1 Co. 15:3) es en verdad
maravilloso, pero la Biblia no limita el designio de la muerte de Cristo a la necesidad de
una persona humana, sino que la Palabra de Dios encierra materias de mayor amplitud,
a las que es menester prestar la debida consideración

La importancia teológica de lo que Cristo sufrió, de varias maneras, en los tres años y
medio que duró Su ministerio público, es mucho mayor que el mero hecho de tales
sufrimientos; en primer lugar, a causa de su significado típico; en segundo lugar, porque
hay quienes les han dado una excesiva importancia en algunos aspectos, atribuyéndoles
resultados que no les habían sido asignados. Es cierto que Mateo refiere a Isaías 53 las
curaciones físicas descritas en este texto, pero un cuidadoso examen de este capítulo
nos descubre que Isaías hace relación, tanto a los sufrimientos de Cristo en vida (vs. 1-
4), cuanto a los sufrimientos de Su muerte (vs. 4b-12). La línea divisoria está en el
versículo 4 y aparece señalada por la conjunción y, de la siguiente manera: "Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido". Si se acepta esta división, eso que dice Mateo
8:16-17 de tomar nuestras enfermedades y llevar nuestras dolencias, y que está allí
basado en lsaías 53:4, pertenece a los sufrimientos de Cristo en Su vida y está totalmente
dentro de la región de Su compasión, la cual compasión, debido a su perfección infinita,
sobrepujaba toda medida humana. Así Isaias 53 :4a fue cumplido por Cristo cuando,
movido por esta compasión sin límites, curó a cuantos le fueron presentados

Nos hemos referido en este punto al bautismo de Cristo, sólo por el hecho de que Su
bautismo es el episodio que, en la forma en que muchas veces se le interpreta, sirve más
que ningún otro para confundir lo referente a la vida pública de Cristo y al ministerio
implicado en ella, con lo referente a Su muerte. Hay que reconocer que El predijo Su
muerte desde el principio de Su ministerio público -como también lo hizo el Bautista (Jn.
1 :29),pero Su bautismo en nada contribuyó a Su obra redentora, conciliadora y
propiciadora. La obra eficaz que Su Padre le encomendó fue inaugurada en la Cruz; allí
fue proseguida, y allí fue consumada. Si no se observa la debida distinción entre lo que
Cristo llevó a cabo en Su vida, y Jo que llevó a cabo en Su muerte - y hay muchos que no
parecen advertirlo – el resultado es sólo confusión doctrinal. Queda un punto por
considerar, a saber, la distinción que hombres, por otra parte devotos, han inventado
entre lo que ha venido en llamarse obediencia activa de Cristo, y Su obediencia pasiva,
entendiendo por activa la obediencia con que el Salvador mantuvo una perfecta rectitud
de vida, guardando todas las intimaciones de Dios de una manera infinitamente
perfecta, y por pasiva la obediencia con que aguantó los sufrimientos, tanto de Su vida
como de Su muerte

La posición central de la Cruz ha sido reconocida por todas las mentes devotas, desde el
día del primer Viernes Santo hasta los tiempos presentes. Los inconversos ven en ella
poco más que un "escándalo" eso es para un judío- y una "locura" eso es para un gentil;
mas para los llamados, así judíos como griegos, es el poder de Dios pues por ella queda
libre para obrar Su poder salvador~ y la sabiduría de Dios pues por ella queda resuelto
el problema más difícil que Dios tuvo jamás que afrontar, a saber: ¿cómo puede Dios
envanecer justo y, al mismo tiempo, justificar al impío sin que éste ponga de su parte
otra cosa que el creer en Jesús (1 Co. 1 :23-24; Ro. 3:26; 4:5)? Cuando se nos dice que la
Cruz es para los gentiles locura, no se insinúa que la ridiculicen, sino más bien que las
interpretaciones que dan a la muerte de Cristo son necias, por no ser dignas del Hijo de
Dios; y esta locura es común a toda interpretación que se le dé, salvo la que está
consignada en la Palabra de Dios

Es probable que la ceguera que Satanás impone a los inconversos en relación con el
Evangelio (2 Co. 4:3-4), así como la iluminación que los nacidos de nuevo reciben, se
centren en este punto crucial: el sentido de la muerte de Cristo. En el primer caso, los
hombres sólo ven un brutal asesinato y, puesto que la víctima era inocente –una persona
amable y admirable - hay ancho campo para meditar en ciertas lecciones que pueden
sacarse de tan trágica muerte. Con todo esto, y aun de buena intención, la Cruz se
convierte en locura. En el segundo caso, los nacidos de nuevo, gracias a la iluminación
que han recibido, pueden ver en la Cruz el completo designio y el plan entero de la gracia
redentora. Está escrito - ¡y cuántos pasajes podrían citarse! - que Cristo fue "puesto" (lo
cual es una evidente alusión a Su posición como víctima en la Cruz) para manifestar la
justicia de Dios, de manera que "El sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de
Jesús" (Ro. 3:25-26).

Crítica y aplicación práctica

En importante entender que Cristo lo dio todo por amor al mundo para darnos el regalo
de la salvación y estudiar todo lo que implica me anima a obedecerlo.

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