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Las políticas nacionales de empleo (PNE) procuran alcanzar el objetivo general de

convertir el crecimiento económico en crecimiento del empleo. A nivel nacional, es de


capital importancia contar con una política de empleo coherente, integral y bien concebida,
que abarque todas las dimensiones micro y macroeconómicas y se ocupe tanto de la
demanda como de la oferta de empleo, a fin de abordar los problemas relativos al empleo.

La OIT promueve un enfoque integral de las políticas de empleo, en virtud del cual una
PNE debe tener una visión y marco concertado y coherente que vincule todas las
intervenciones en materia de empleo y a todas las partes interesadas —gobierno,
organizaciones de trabajadores y empleadores, instituciones financieras, la industria y otros
grupos de la sociedad civil— que tengan un papel en el cumplimiento de los objetivos de
empleo37 .

Por consiguiente, las políticas nacionales de empleo se relacionan estrechamente con


diversas áreas temáticas que se presentan en la presente guía, en especial con las políticas
activas de mercado de trabajo, el crecimiento económico con alto coeficiente de empleo, las
condiciones de trabajo, la economía informal, el empleo juvenil y la igualdad.

Varias normas internacionales del trabajo abordan la problemática de las políticas


nacionales de empleo, principalmente el Convenio sobre la política de empleo, 1964 (núm.
122) , ratificado por 109 países, y las Recomendaciones asociadas núm. 122  y núm. 169 .
El Convenio núm. 122 establece la referencia normativa mundial para la política de
empleo. Exhorta a los estados a declarar y llevar adelante una política activa destinada a
fomentar el empleo pleno y productivo como meta prioritaria, en consulta con
interlocutores sociales y tomando en cuenta las circunstancias nacionales.

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