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TALLER TERAPIA DE JUEGO

MÓDULO AUTOCONTROL Y ATENCIÓN

A continuación listamos estrategias para su aplicación tanto en el área familiar como el área escolar, las cuales
operan en menores, con perfiles inatentos. Sugerimos realice su lectura detallada y adecue a su necesidad y
dinámica familiar y académica. Les reiteramos que las estrategias aportadas son una alternativa de manejo,
cuando se presenten dificultades en la autorregulación, control corporal, la concentración y enfoque de la
atención, que caracteriza a estos perfiles. La aplicación de dichas estrategias, no garantiza o significa, que se
extinguirán inmediatamente, son recursos que le permitirán como padres y/o maestros tener estrategias de
intervención para manejar diversas situaciones. Recordemos que ellos (niños y niñas) se encuentran en
entrenamiento de las habilidades anteriormente descritas, para lo cual requieren de todos nosotros, de nuestro
tiempo, constancia y presencia formativa.

ESTRATEGIAS ENFOQUE DE ATENCIÓN

ÁREA FAMILIAR:
 Al momento de dar instrucciones, éstas deben ser claras, cortas, específicas, una por una, espaciadas en el
tiempo y haciendo contacto visual. De ser necesario dé al menor una muestra de lo que quiere que haga.
 Pedirle que repita la instrucción para verificar si estaba atento y la comprendió.
 Prepararse anímicamente (no desesperar) por tener que repetir la indicación más de una vez y piense que si
no fueron retenidas, esto no implica una desconsideración al adulto, ni una falta de respeto, ni una evidencia
de debilidad mental por parte del menor, el proceso de atención no depende nada más de la voluntad.
 Reducir al máximo posible los estímulos de distracción externos cuando deba concentrar su atención en una
actividad. Por ejemplo, el televisor, música, videojuegos, teléfono, entre otros.
 Mantenga las cosas y el estilo de vida lo más organizados posible, haga listas, programas escritos para que
el menor pueda retener la información y para que de este modo pueda ir aprendiendo a organizar su vida a
los efectos de dar estructura.
 No hacerlo estudiar, ni realizar tareas apenas regresa del colegio, los niños necesitan un tiempo libre para
descargar energías y después poder concentrarse.
 Ayúdelo a organizarse con el tiempo de estudio y la tarea, para evitar que se sienta abrumado por todo lo
que tiene que hacer, ya que puede angustiarse o desistir sus actividades. Aunque no lo parezca, a los niños
les encanta tener cierta rutina, por lo tanto, es recomendable establecer un horario de estudio.
 En caso de no tener tarea, el tiempo asignado para la misma se utilizará para trabajar en otra actividad
relacionada con el aprendizaje. Por ejemplo: leer un libro, aprender de un tema de su interés, ver un
programa educativo en la televisión, utilizar algún juego de mesa, etc.
 Respetar el tiempo establecido para las tareas escolares, con descansos y refuerzos constantes de lo
conseguido. Utilizando lenguaje positivo: “Tú puedes hacerlo”, “¡qué bien lo has hecho!”.

 Supervisar todas sus actividades de manera cercana y frecuente.


 De ser necesario, segmentar las actividades por pasos, paso 1, paso 2, paso 3, para facilitarle las rutinas y el
llevar a cabo algunas de sus responsabilidades de la vida diaria.
 Procurar que cuando inicie algo, lo concluya, es importante que sienta que puede concluir y completar
actividades.
 Habilitar un espacio de la casa a fin de que sea su “lugar de estudio”, destinado a estudiar y realizar las
tareas. Los materiales de trabajo en casa se sacarán conforme se necesiten. Debe recordarse que
demasiados objetos sobre la mesa suelen ser distractores.

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 No saturarlo con la práctica de múltiples actividades extraescolares, ya que con sobrecarga, su atención se
dispersa aún más.
 Motivarlo en lo que sí logra, ya que la autoestima se puede deteriorar por sentir que no cumple con las
expectativas de los padres.
 Reforzar mediante elogios verbales cuando pueda realizar una actividad que le resulte complicada. Por
ejemplo: “te felicito porque te esforzaste mucho por acabar tu tarea”. El refuerzo positivo de una conducta
deseada favorece que ésta se repita con más frecuencia que la dura sanción de una conducta indeseable.
 Brindarle empatía, comprensión no verbal, seguridad y acompañamiento en sus actividades, pero sin llegar a
ser muy estrictos o resolverle las cosas. Así mismo, dejarlo tomar la iniciativa y decisiones propias en
situaciones que sean oportunas y justas para su edad, siempre con el objetivo de dotarlo de
responsabilidades acordes a su edad para que aumente su confianza y seguridad.
 Para mejorar la tolerancia a la frustración se recomienda que realice actividades que impliquen esfuerzo
mental, espera de turno, ensayo y error, con cierto grado de dificultad partiendo de menos a más.
 Papá y mamá deben ser siempre un equipo. El menor siente seguridad al saber que sus padres están de
acuerdo en la forma de educar, ya que si mamá dice una cosa y papá otra se confunde.
 Es de gran importancia establecer responsabilidades, límites, reglas y consecuencias claras a sus actos, ya
que esto le dará una estructura básica para su desarrollo, además de brindarle seguridad y confianza en sí
mismo y en su contexto.
 Si el niño se encuentra altamente impulsivo, llévelo a su cuarto, que se quede solo, no como castigo, sino
para que use este tiempo para pensar en lo que sucedió, hágalo sin discutir y que se quede allí por espacio
de 5 a 10 minutos (la impulsividad y la necesidad de acción para estos niños producen la vivencia subjetiva
de que la sanción duro media hora). Durante ese tiempo que no vea la televisión, ni se entretenga con juegos
y, al final, solo recuérdele por que estuvo en su cuarto, ya que de lo contrario se le habrá olvidado lo
sucedido y no sabrá por qué motivo fue sancionado.
 Darle responsabilidades que aporten a su autonomía y adquisición de hábitos según su edad.
 Continuar trabajando lo sugerido en el transcurso del taller: ignorar conductas no deseadas, “en este
momento…”, “es momento de recoger el material” y además otorgarle oportunidades donde él pueda elegir
“a partir de que yo aprendo a elegir, soy capaz de poner límites a los demás”, esto fortalecerá el proceso de
adecuación en la dinámica familiar, recordando que siempre que elija será bajo el contexto que la autoridad
marque.

ÁREA ESCOLAR:

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 Dar cada instrucción de forma positiva, directiva y concreta. Por ejemplo: “Te recuerdo que hablamos en voz
baja”, en vez de decir, “No gritamos”, “Caminamos despacio”, en lugar de “No corremos”; “No pelear” es
“Somos amables”.
 Asegúrese el contacto visual con el menor cuando le formule una directiva, le indique un ejercicio, un trabajo
ó un deber; ésta es una forma sencilla de convocar su atención.
 Ser específico, es decir; dirigirse hacia el objetivo. No dejar anclarse por el niño cuando no quiera seguir la
instrucción y trate de evadirla.
 Pedir de manera frecuente que repita la indicación para verificar si estaba atento y la comprendió.
 Asegurarse de que dispone únicamente del material necesario para realizar la tarea.
 Mencionar lo que va a obtener (si realiza cierta actividad) y después dar la instrucción de lo que se tiene que
hacer.
 Fragmentar la tarea en sub-tareas, a los efectos de aprovechar el periodo de atención que el menor es capaz
tener y al mismo tiempo estimule que pueda quedarse con la sensación de empezar y concluir algo.
 Sean muy enfáticos para destacar aciertos, sus mejoras y progresos. Destacando siempre el valor del
esfuerzo que realiza para superar sus problemas.
 Sentarlo cerca del docente y rodeado de compañeros que trabajen en tiempo y forma, para propiciar en el
menor la imitación de la conducta. Así como donde haya menos distracciones, por ejemplo: en la primera o
segunda fila, lejos de la puerta o ventana.
 Controlar su trabajo y atención de manera indirecta, es decir; pasar por las mesas de trabajo, tocando la
cabeza o espalda, haciendo un gesto, sonrisa, levantar el pulgar como signo de aprobación, entre otras.
 Permitirle levantarse cuando ha permanecido un tiempo razonable en su silla y considere que necesita
moverse.
 Constantemente recordarle la norma antes de empezar: “Nadie vendrá a mi escritorio si no tiene el trabajo
terminado, el que tenga una duda que levante la mano y yo me acerco”.
 Aprovechar algunas situaciones con otros niños para mostrar el modelo correcto: “Voy a preguntar primero…
a Juan que está sentado, en silencio y con la mano levantada”.
 De retroalimentación clara de su desempeño, de sus aciertos y de sus fallas, demandando calidad en sus
trabajos, ejemplo: “Veo que rellenaste con tu color esta área (señalar), te quedó muy lindo. Esta otra necesita
estar igual” (señalar). Para ello deben ser claros los criterios de entrega de cada actividad y los tiempos en
que deberá ocurrir ésta.
 Utilizar algunas estrategias para modificar los problemas de comportamiento: como frenar conductas de
lenguaje espontáneo, con frases como “es momento de realizar la actividad en silencio, cuando sea
momento de hablar yo te lo indicaré”.
 Identificar la conducta deseada en otros compañeros y elogiarla: “Juan te felicito porque estás guardando tu
material”, “Pedro me gusta cuando compartes tu trabajo conmigo”, “Me gusta que sigas las instrucciones”.
Indirectamente con esto, se busca que el menor al ver que se le reconoce a su compañero; él regule su
conducta o siga la instrucción, según sea el caso. Si después de haber mencionado a otros de los
compañeros corrige su postura o su distracción, se le reconoce y se continúa con la actividad.
 Reforzar la conducta correcta, acercarse y decir: “Me gusta verte sentado, sé que harás un buen trabajo”, e
ignorar la conducta incorrecta. Así como también la conducta de trabajar de forma autónoma, recordándole
que si logra trabajar sentado durante alguna actividad, podrá realizar después una actividad que le guste. Es
importante que la consigna sea cumplida para lograr que el cambio de conducta se dé.
 Los elogios estimulan a los niños a esforzarse más para complacer a sus padres o maestros. Si éstas figuras
de autoridad señalan solamente las conductas negativas, el niño, que busca ser tenido en cuenta, “sabrá”
que tener conductas inadecuadas atraerá la atención de sus progenitores, se inicia así, una interacción que
tan sólo fortalece su mala conducta. Cuando una buena conducta es señalada, es más fácil que se repita.
 Sea claro y bien explícito respecto de cuáles son las reglas de convivencia, los deberes y obligaciones, y los
roles que cada uno desempeña en el ámbito escolar.

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 Sancionar y aplicar las consecuencias necesarias en tiempo y forma, recordemos que quien vive la situación;
la resuelve. Dar acompañamiento durante la ejecución de las instrucciones dadas. Por ejemplo: terminar el
trabajo incompleto a la hora de recreo o durante las actividades lúdicas.
 Tenga siempre en cuenta que el uso excesivo de “castigos” para corregir la mala conducta es peligroso, pues
conduce a un daño en la autoestima del niño que se siente sometido a la autoridad. Además incrementa las
conductas desafiantes y conduce a la génesis de un círculo vicioso que luego es muy difícil o casi imposible
de revertir.
 Mantener un ambiente estructurado, con rutinas estables, motivadoras y predecibles. Con el objetivo de que
el alumno sepa lo que tiene que hacer en cada momento y se sienta seguro en el aula.
 Utilizar los anclajes verbales que usamos en el taller como son: “Cuerpo controlado” (manos cruzadas,
pies quietos), “Boca controlada” (en silencio, sin ruidos bucales), “Tiempo de Instrucción” o “Es
momento de instrucción” (una vez que están en silencio y atentos, se da la instrucción). Dichos anclajes ya
los dominan los niños que participan en el taller e incluso se pueden aplicar con todos los alumnos para
incrementar los periodos de atención y control del grupo.
 Continuar promoviendo el entrenamiento autoinstruccional “STOP” para modificar las verbalizaciones
internas que los niños realizan ante cualquier tarea o problema, sustituyéndolas por otras más útiles para
llevarla a cabo. La idea central de este modelo, es que el lenguaje de los niños tenga la función de guiar y
ordenar su propia conducta externa. Recordemos que las autoinstrucciones son las siguientes:
1. PARO: controlo mi cuerpo
2. MIRO: ¿qué tengo que hacer?
3. DECIDO: ¿cómo lo voy a hacer?
4. SIGO: lo realizo, lo estoy haciendo bien.
5. REPASO: ¿cómo lo he hecho? ¿me he equivocado?

ATENTAMENTE

MTCC. Gabriela Porras Rangel


Directora General

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