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¿Cuál es el tratamiento para la disfagia en las personas mayores?

Ya que la disfagia en ancianos y ancianas puede deberse a motivos muy diversos, el tratamiento variará en función de las causas,
las circunstancias de la persona y su evolución.
En cualquier caso, el tratamiento perseguirá un objetivo principal:
Conseguir que la persona mayor pueda alimentarse e hidratarse de manera eficaz segura.
Ello implica:

Mantener unos niveles adecuados de nutrición e hidratación.

Disminuir la máximo el riesgo de atragantamiento y aspiración de alimentos y líquidos hacia el sistema respiratorio.

Recomendaciones para la alimentación de personas mayores con disfagia

Condiciones del entorno


• El lugar en el que come la persona mayor debe tener un ambiente tranquilo, sin ruidos ni distracciones.
En la medida de lo posible, hay que dejar que la persona mayor coma sola, pero bajo supervisión.
Hay que procurar que coma siempre a la misma hora, evitando momentos en los que la persona mayor está cansada o tiene
sueño.Intentar que la comida no dure más allá de 30 o 40 minutos.
Higiene bucal
Postura
Si la persona mayor que no puede tragar bien está en cama, la incorporaremos para comer al menos hasta que tenga un ángulo de 60º
entre las piernas y el tronco.
Si puede permanecer sentada, hay que vigilar que cabeza y tronco estén bien alineados.
Es importante que la cabeza está inclinada hacia delante en el momento de tragar , con la barbilla hacia el pecho. Esto protege
las vías respiratorias de posibles absorciones de alimentos. Si la cabeza tiende a irse hacia atrás, habrá que modificar su posición con
almohadas.
Después de cada comida, antes de tumbarse, es recomendable que la persona mayor con disfagia permanezca sentada o
incorporada durante al menos 15 minutos para evitar una posible aspiración de alimento o líquido hacia el sistema respiratorio.
El proceso de alimentación
Algunas recomendaciones para el proceso de alimentación de personas mayores, en especial para personas ancianas con demencia:
Si necesita que una persona le dé de comer, ésta debe decirle qué le va a dar de comer y enseñárselo. Debe mostrar calma y seguridad.
No debe conversar, ya que hablar aumenta el riesgo de que la persona mayor se atragante . Debe colocarse frente a la persona
mayor y a su misma altura o un poco más baja, para que la persona mayor mantenga baja su barbilla y eso le facilite la deglución.
Evitar que la cuchara toque los dientes de la persona mayor, ya que esto podría provocar el reflejo de morderla.
Antes de introducir en la boca una nueva porción, comprobar que la anterior ha sido tragada completamente.
No mezclar consistencias sólidas con líquidas.
Poner cantidades pequeñas en el plato y en la cuchara.
Proponer comidas que se puedan coger con los dedos.

Experimentar con contrastes de sabores (p. ej. dulce-salado, ácido-amargo), con sabores intensos y con contrastes de
temperatura. Alternar alimentos fríos y calientes estimula el reflejo de tragar.
• Ir viendo los gustos de la persona mayor y respetarlos. Evitar sabores o condimentaciones que la persona anciana rechaza.
• Variar con frecuencia los sabores.
• Enriquecer los alimentos para hacer más nutritivas las porciones pequeñas: añadir carbohidratos (copos de puré de patata, sémola,
tapioca), grasas (nata, aceite de oliva, mantequilla), proteínas (queso rallado, clara de huevo, suplementos proteicos en polvo).
Utensilios
Hay una amplia variedad de instrumentos y utensilios que pueden facilitar el dar de comer y de beber a las personas mayores con
disfagia, disminuyendo el riesgo de atragantamiento.
Es recomendable no usar pajitas o jeringuillas para los líquidos. También hay que evitar ofrecer líquidos
para beber directamente de una botella, puesto que obliga a la persona mayor a elevar su barbilla,
aumentando el riesgo de atragantamiento.

Vaso con recorte (escotadura)


Gracias al recorte que tienen, el vaso puede levantarse más sin que su borde toque con la nariz.
Ello permite que la persona mayor beba manteniendo la barbilla baja, sin tener que levantar la cabeza hacia
atrás, lo que disminuye el riesgo de atragantamiento.

Vaso especial para


disfagia, con
escotadura.
Vasos con tetina
Permiten a la persona mayor dosificar la cantidad de líquido que introduce en la boca.
Tipos de alimentos y cantidades
Hay dos reglas importantes:
• no mezclar texturas
• utilizar cantidades pequeñas

No mezclar texturas
Es más fácil tragar consistencias homogéneas (sin “tropiezos” o trozos):
• Cremas.

• Purés espesados con harina o patata.

• Yogur sin trozos.

• Natillas.

• Compota.

• Cuajada bien mezclada.

• Puré de frutas.

• Patatas aplastadas.

• Queso fresco (“queso de Burgos”).

• Croquetas.

• Pescado sin espinas.

Las viscosidades de los alimentos


La alimentación de las personas mayores con disfagia requiere modificar la textura de los alimentos, en especial de los líquidos, para
adaptarla a las características individuales de cada persona
Cuando hablamos de disfagia, manejamos 4 niveles de viscosidad:
• Púding: como una crema, yogur o gelatina.
• Miel: como un yogur líquido.
• Néctar: como el zumo de melocotón.
• Líquidos finos: como el agua. Las personas mayores con disfagia suelen tener problemas para tragar líquidos finos. Por ello, es
habitual utilizar espesantes o agua gelidificada.
En función de cuáles son las dificultades para la deglución, utilizaremos diversas viscosidades:
Cuando la persona mayor expulsa líquidos por la nariz: se recomienda usar una viscosidad de tipo púding.

Cuando hay dificultades para mover la lengua: se recomiendan consistencias ligeras, como néctar.

Cuando hay dificultades en el momento de tragar: se deben emplear consistencias espesas de tipo púding con alto contenido en agua,
como las gelatinas.
Utilizar cantidades pequeñas
La o el especialista en otorrinolaringología nos orientará en cuanto al tamaño de las porciones de alimento que la persona mayor puede
tragar, así como en cuanto a su nivel de viscosidad o textura.
Siempre hay que utilizar la misma medida:
Cuchara de sopa: 10 ml.

Cuchara de postre: 5 ml.

Cuchara de café: 2,5 ml o 3 ml.

Dietas para personas mayores con disfagia

Dieta triturada
Indicada cuando la persona mayor tiene problemas en la fase preparatoria, dificultades para crear o manejar el bolo alimenticio y
dificultades en la fase faríngea (el momento en que se traga).

Purés de consistencia suave y uniforme.

No necesitan masticación.

No se mezclan consistencias.

Sólo se puede comer con cuchara.

Se puede añadir espesante.

Debe permitir que el alimento se mueva fácilmente en la boca.

Dieta manipulada mecánicamente


Indicada cuando la lengua tiene una movilidad limitada y dificultades para enviar el bolo alimenticio hacia la faringe, así como dificultades
al tragar (fase faríngea).

Purés de consistencia suave y uniforme, alimentos moldeados con consistencia púding, pastel de pescado, queso fresco, flan…

Pueden no requerir masticación, o requerir una masticación ligera, con formación fácil del bolo alimenticio.

No se mezclan consistencias.

Se puede comer con cuchara o con tenedor.

Se puede añadir espesante.

Evitar alimentos que se rompan en trozos.

Dieta blanda
Indicada en disfagias leves y como tránsito hacia la dieta sólida.

Alimentos suaves y húmedos, no triturados, como lomos de pescado sin espinas.

Requieren una masticación suave.


Se acompañan de salsas espesas.

Pueden aplastarse con un tenedor.

Alimentos con riesgos para personas con disfagia


• Alimentos secos: patatas fritas, quesos secos, magdalenas, pan tostado, pan con semillas, frutos secos… Este tipo de alimentos se
quedan se desmenuzan al morderlos y la lengua tiene dificultades para recoger los restos.
• Alimentos que se dispersan por la boca: arroz, guisantes, legumbres…
• Alimentos que tienen pulpa y desprenden líquidos: principalmente frutas.
• Alimentos con fibras o filamentos: algunas frutas como la piña, algunas verduras, carnes…
• Alimentos con huesos pequeños, espinas, grumos, semillas (kiwis, fresas)…
• Alimentos pegajosos: plátano, puré de patata, leche condensada, miel, algunos postres, caramelos (que además, generan mucha
saliva y ésta puede desviarse a las vías respiratorias si no se traga bien)…
• Alimentos con doble textura: sopa de fideos, arroz con leche, leche con cereales…
• Líquidos: es conveniente aumentar la consistencia de los líquidos hasta el punto indicado por prescripción médica (néctar, miel, púding)

Una vez que sabemos qué alimentos incluir en nuestros menús y cómo incluirlos solo nos queda saber cuánto debemos incluir de cada
grupo de alimentos para garantizar una dieta equilibrada con la que satisfacer las necesidades en energía y nutrientes. Es importante
tener en cuenta que las necesidades de cada nutriente son cuantitativamente muy diferentes. Así, los hidratos de carbono, las grasas y
las proteínas, que son los únicos nutrientes que nos proporcionan energía, deben consumirse diariamente en cantidades de varios
gramos, ocupando un porcentaje de kilocalorías en la dieta de : 55-60% (hidratos de carbono), 25-30 % (grasas) y 15% (proteínas). A
estos tres nutrientes se les denomina macronutrientes. El resto, vitaminas y minerales, se necesitan en cantidades mucho menores
(micronutrientes); por ejemplo, únicamente necesitamos unos miligramos de vitamina C (60 mg/día) o de cinc y aún cantidades
inferiores, del orden de microgramos, de otras vitaminas como B12, folato o vitamina D (10 mcg/día). Sin embargo, todos los nutrientes
son igualmente importantes y tanto la falta como el consumo excesivo de cualquiera de ellos puede dar lugar a patologías diversas.

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