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1982 Una Juventud Sin Liderazgo Político BP1982 1 5 8 - 10 PDF
1982 Una Juventud Sin Liderazgo Político BP1982 1 5 8 - 10 PDF
Ignacio Martin-Dar6
1. El liderazgo politJco. progreso. Sin duda, Monsenor Romero
ejerci6 este tipo de liderazgo transforma·
En cualquier grupo humano, la exis- dar con el pueblo salvadoreflo en los tres
tencia de personas que sean al mismo a 1'1 os de su arzobispado (Martin·Bar6,
tiempo "otros significativos" (Mead) y 1981).
modelos dignos de imitación constituye De lo dicho se puede deducir la im-
un factor de gran importancia social. El portancia de que una sociedad cuente con
modelo no s6lo encarna las virtudes o ca- lideres pollticos, lI~mense Mahatma
racteres valiosos de una sociedad, sino Gandhi, Fidel Castro o John F. Kennedy.
que sirve como punto de referencia y co- El IIder polltico ayuda a la cohesión gru-
mo objetó de Identificación que hace po- pal, permite canalizar las fuerzas sociales
sible el cambio. hacia objetivos comunes y sirve como mo-
Para Freud (1921/1972), todo grupo delo con quien las personas pueden identi-
necesita una figura modélica a fin de con- ficarse y a quien puede imitar. La existen-
figurarse como grupo. La vinculación de cia de un Iider polltico es particularmente
los miembros entre si surge al haber una importante en los momentos de crisis so-
comunidad de lazos afectivos entre cada cial, cuando la rutina burocrática es des-
miembro y ellldér o figura central. Asl, la bordada por los problemas y conflictos, y
cohesi6n y el carácter especifico o "identi- surge la necesidad de cambios profundos.
dad" de los grupos dependerá en buena Ahora bien, asl como el líder puede llevar
medida de la existencia de un IIder con el a un grupo o sociedad hacia el triunfo y el
que se pueda identificar la mayorla de las progreso, también los puede llevar al fra-
personas. caso y a la destrucción. El caso de Hitler
En su an·álisis clásico sobre el poder y es el mejor ejemplo en la historia conte:m-
la autoridad social, Weber (1922/1969) poránea de un liderazgo que desemboca
subray6 el importante papel que puede en catástrofe.
dcsempenar en los proceso de cambio so- Cabe preguntarse si El Salvador
cial una autoridad carismática, cuyo po- cuenta en la actualidad con personalida-
der 5e cifra en las cualidades de su perso- des pollticas a la~ que la poblaci6n admire
nalidad. Muchos psic6logos sociales han yen quienes est~ djspue~ta a reconocer un
insistido en la funcionalidad del lideraz- Iidem7~W_ NuestrR hipótesis es que no
go: elllder surge en respuesta a la'! necesi- e.l!lstel\ esas personas y que ~se es un fac-
dades específicas de un determinado gru- tor m~~ que al mismo tiempo expresa y
po, como la persona capaz de CI\nali71H contri huye a la desintegración de los gru-
las demandas colectivas en una situadón pos sociales, patente en la guerra civil que
concreta _(Knicker~ocker, 1948/1 9(j'1). vive el país.
Ahora bien, el liderazgo no se a~ota en la
rcspllcsln a las exigencias grupales. Corno 2. Una encuesta entre unIversitarios.
ha sefiaJado Buros (1978), existe el lIder
transformador, que recoge las demandas A fin de verificar la anterior hipóte-
de sus seguidores, pero les conduce a un sis, se han tomAdo los dntos de ulla en-
nivel superior de necesidades, propician- cuesta corrida el ~ de febrero de 1981
do de este modo el cambio social y el entre jóvenes preuniversitarios. El cues-
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TABLA 1
Estos datos tienen claras limitacio- a este porcentaje habrla que aftadir el de
nes: al circunscribir la pregunta a una fi- aquellos que no responden (el 27.7 l1Jo), lo
gura "polltica" y "nacional" se estaba 'que darla un porcentaje acumulado de
cerrando el margen para la mención de 60.7 %; pero, aun prescindiendo de los
otro tipo de figuras con arrastre politlco, que no contestan, e145.6 l1Jo de los que res-
aunque pertenecientes a otras esferas de la ponde indica que no admira a ninguna fi-
vida. El c¡lso más obvio sería el de Monse- gura politica nacional.
ftor Romero. Con todo, los resultados Entre las figuras mencionadas, el
ofrecen un dato abrumador consistente en Ing. Duarte, el Dr. Ungo y el Mayor
el altisimo porcentaje (33 1110) que respon- D' Aubuisson alcanzan los porcentajes
de que no admira a nadie. Posiblemente, mayores. Si se tiene en cuenta su calidad
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de I'lcsidcntc de la .lunl<l de (;(llll(" 11" \ (la de normas conlllnl'S que den funda-
'iU conlinua presencia en los mcdios de ~U mento a un orden colectivo, corresponde
municaci6n masiva, el porcentaje de lu, la carencia de un mismo modelo y de una
que dicen admirar al Ing. OU3r1e resulta imagen ideal. En otros lérminos, a la ano-
~oprendentemente bajo, y más si se como mia social corresponde la desidentifica-
rara con su popularidad dc 11;1('" 11111" 'Ion ~rll pa 1
.11\0.\. I.os polos de reicrcncia polillca \ I Aunque los presentcs dalos 110 se
vcnciados por esta población esludiantil puedan generalizar a toda la población de
quedan de manifiesto en los nomhres de El Salvador, sí nos permiten hipotetizar
Duarle, Ungo y O' Aubuisson, así como que la sociedad salvadorei'la, como uni-
en la mención de las tres entidades dad colectiva, carece de un líder que la
polílicas correspondientes: el POC, el cohesione, de un modelo político que sir-
H)R/FMLN y ARENA. Como observa· va de referencia común, una personalidad
ción sintomática, cabe indicar que de 65 con quien la poblaci6n pueda identificarse
nombres de personas y entidades men- y a quien desee seguir e imitar. Podemos
cionados por los encueslados, sólo salió el sospechar que se da a nivel de toda la so-
de una mujer: Ana Guadalupe Martínez, ciedad salvadoreña lo que aparece claro
comandante guerrillera del ERP y en este grupo de j6venes: la carencia de
miembro de la Comisi6n Político Diplo- una imagen política indiscutible, capaz de
mática del FDR/FMLN, mencionada por aglutinar fuerzas y voluntades en la bús-
cuatro personas. queda de un objetivo común.
Desde el punto de vista social, la
3. Reflexión. ausencia de un modelo político predomi-
nante es, al mismo tiempo, síntoma y
Los datos presentados muestran que causa parcial de que no sea posible lograr
este grupo de j6venes carece mayorita- un acuerdo mayoritario respecto a algún
riamente de una imagen política nacional proyecto. Desde el punto de vista psicoló-
admirada y que aquellos que expresan al- gico, es posible que la -ausencia de un mo- \
guna admiración se encuentran divididos delo político paralice el despliegue de
entre una gran diversidad de personas y muchas potencialidades humanas de los
entidades políticas. Si se tiene en cuenta el j6venes salvadoreños, que podrían quedar
porcentaje de quienes dicen no admirar a truncadas por falta de estímulo y orienta-
nadie y de quienes no responden, así co- ci6n en este área crucial de la vida huma-
mo los porcentajes tan bajos obtenidos na. En todo caso, es difícil pensar que El
por las figuras mencionadas, parece claro Salvador podrá arremeter con los proce-
que los datos muestran no tanto una pola- sos de cambio social que su crítica si-
rizaci6n subjetiva hacia figuras opuestas, tuaci6n objetiva demanda si no logra en-
cuanto el vaclo de un modelo político. contrar un líder que, simbólica y realmen-
Aunque hay indudables polos de referen- te, aglutine voluntades y esperanzas.
cía política subjetiva, no parece que se
pueda afirmar que estos jóvenes estén di- R~r~rrncla~ blblióllrarkas.
vididos entre quienes admiran al sector Burns, J. M. [Llderazgo.1 New Yor: lIarper Row,
gu bernamental y quienes admi, an al seC' t9711.
I'nud, S. F'skolollh.lte Ill.~ OII'LOI1lS. (Traducci6n de L.
tor insurgente, y menos aún entre admira- López Ballesleros.) Madrid: Alian7.a Editorial,
dores de "la derecha" (O' Aubuisson y 1972. (Originalrnenle pllhlicada en t921 l.
ARENA), "el centro (Duarle y el PDl") y 1\ nickerbockel, l. El lidera7go: cuncepto y algunas
"la izquierda" (Ungo y el FDR/FMI.N) comecuencias. En C.C;. liJo,,"llc y T. S. ("oh n
Lo que las respuestas indican es la au~cll' (COll1ps.). El ~sllIltlo "~I IId~rI1l71l'" (rraduc.
ción de C. A. Leal.) Buelllls Aires: Paid()s.
cia de una imagen política dominante, ca· lQó9. tArticulo originalmente puhlicado en
paz oe gallar la aomiraciún cO!cl'(il ;1. 1<\ 1'141! ¡
falta de un líder nacional COII quiell idcnti· Marllll-UUJ 0, 1. El liderazgo de Momd)or Romero.
ficarse afectiva e intelectualmente. Oc este Un an(¡lisis pslco-social. Estudios CentrOáIlle-.
rkanos, 19111.3119. ISI-In.
modo, la desintegraci6n objetiva que exis- Weber, M. F.conomla y !IOdrdad. (Traducción de
le a nivel de la convivencia social. existe J. Medina y olros.) Mexico: rondo de Cultura
también a nivel de los espíritus; a la Giren· Ft"onomica, J 964 (Origillalmenle puhlicada en
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