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El problema aparece cuando esa energía se vuelca al exterior y en los demás de forma
negativa. Es decir, cuando se produce un exceso de impulsos agresivos descontrolados y
se hace un mal uso de ellos.
En los niños desde muy temprana edad ya se manifiestan ciertas conductas agresivas en
forma de celos, envidia, enfado, fastidio, desobediencia, etc. Lo que suelen pretender a
través de estas conductas es obtener algo, impresionar al otro, conseguir llamar la
atención de los demás, liberar la tensión que llevan dentro, etc.
Educación. La relación con los demás les ayudará a convivir sin violencia. (Archivo)
La observación de la violencia en la televisión contribuye al desarrollo de este tipo de
conducta mediante la imitación de modelos. Las investigaciones recientes están
encontrando gran relación entre la cantidad de violencia que los niños observan y la
conducta agresiva de estos en situaciones cotidianas.
- Se ha podido comprobar que existe cierta relación con el tipo de estrategias que
utilizan los padres para educar a sus hijos.
Así, por ejemplo, los padres que emplean conductas agresivas para educar a sus hijos, se
las están enseñando para que ellos también las utilicen, y están aprendiendo que esta es
una forma de conseguir de los demás lo que se quiere.
Por otro lado los padres que son excesivamente permisivos, que dejan a sus hijos hacer
lo que quieren, que no establecen normas de convivencia, etc. están contribuyendo a
crear en los niños cierto desconcierto que repercutirá negativamente.
Los niños no nacen sabiendo como se tienen que comportar en todas las situaciones
conflictivas, como se tienen que relacionar con los demás, como tiene que canalizar esas
tendencias que le llevan a conductas inadecuadas, etc. por lo tanto, hay que enseñarles.
- Los niños maltratados y aquellos que perciben su ambiente familiar con cierto
grado de conflicto suelen mostrar niveles altos de agresividad.
3. ¿Cómo ayudarles?
La agresividad bien encauzada dejará de tener una connotación negativa para convertirse
en positiva. Lo importante, por tanto, no es que la agresividad desaparezca totalmente de
la personalidad de niño, sino de prevenir ciertas tendencias a al violencia y a la
agresividad exagerada.
Existen ciertas pautas que ayudan a canalizar la agresividad y utilizarla en beneficio del
niño.
- Educar a los niños para que aprendan a internalizar y hacer suyos hábitos de conducta
y estilos de vida socialmente adecuados.
- Es necesario que el padre y la madre se pongan de acuerdo a la hora de tomar
decisiones, establecer las normas de convivencia y dejarles claro a los hijos cuáles son
los límites.
- Observar cuáles son las situaciones en las que los niños se comportan de forma
agresiva, intentar prevenirlas o enseñarles a los niños a enfrentarse a ellas de forma
adecuada. Intercambiar elogios y expresiones de satisfacción ante comportamientos
adecuados.
Universidad de Granada