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DOS TÚNICAS

En su reciente visita a Austria, el Dalai Lama nos ha regalado otra de sus instantáneas
cargadas de humildad y esperanza. Se ha postrado y orado ante el Sagrado Corazón de
la Catedral de San Esteban en Viena. Es el testimonio puro y a la vez osado, es el gesto
abierto y a la vez valiente, la actitud generosa y desprendida..., la que va abriendo los
corazones humanos, la que va inaugurando una nueva era de hermandad espiritual sobre
la tierra.

Si le seguimos la pista, observaremos las ocasiones últimas en las que se ha bañado en


afable sencillez, en las que se ha puesto sombreros que no son suyos, en las que se ha
mutado en el otro... En sus viajes de este año le veremos calzar el pañuelo de los shijs,
oír misa en el corazón de Europa, pero también le encontraremos feliz, rodeado de
mujeres hawaianas, abrazado con ellas en un "ceremonial" no menos santo...

Hora de los reencuentros que anuncia de forma callada el líder de la túnica granate y
azafrán. Mañana el incienso será compartido o seguramente no será, pareciera
sugerirnos el otro papa sin patria ni oropeles.

El futuro de comunión ya nos ha alcanzado. Podemos atender las señales de este nuevo
y liberador tiempo. Podemos ir ya, marchar por fin hacia esa cúpula, hacia ese ancho
espacio, superiormente iluminado, que reúne nuestros anhelos sinceros, nuestros credos
sentidos. Los Cristos, los Budas, la Jerarquía que es y reina, rompen en gozo ante esa
devoción que desborda los límites establecidos, que hace arder todas las fronteras.

Tu templo es mi templo, pareciera susurrarnos el monje de la eterna sonrisa.


Concluimos, nos rendimos con él: tus Divinidades son las mías, tu cera se derrite en el
altar de mi alma. Me postro ante las llamas que iluminan tus Iconos, ante el Fuego que
calienta tu corazón latiendo entre mis costillas...

La luz se va haciendo, la realidad esclareciendo. En unos palacios campan las intrigas,


se encierra en la sombra al mayordomo. En unos salones desborda el lujo y se callan las
otras melodías, los otros e igualmente sagrados verbos. Silencian la disidencia. Dicen
que están torcidos los otros pentagramas. Sin embargo, junto al techo del mundo hay
otros salones de piedra y barro. Allá lejos, en un Oriente, en un exilio sin fin, hay quien
rehúye los honores y se postra ante los diferentes... Lo que es por él ni siquiera se
levantara.

Rastreamos un Amor que no se contiene, que no sabe de Iglesias, ni fronteras.


Buscamos unas Huellas que salieron de Galilea, pero desconocemos dónde llevan. Hace
dos milenios, el del Corazón sagrado jamás concibió sirvientes, ni mayordomos. Al
culminar los paseos de polvo y tierra, lavaba los pies de sus hermanos.

Las más Santas Sedes tienen techo de uralita y lindan con el dolor del mundo. La pompa
no nos confunde. Hay quilates de brillo exiguo, oros que caducan temprano. Roma es la
capital de Italia. Otra centralidad será preciso meritarla.

Somos los seguidores del Cristo, no de quien pretende su excelso lugar en la Tierra. La
luz se va haciendo. La palmaria realidad nos va situando. Quien quiera leerla que la lea.

Koldo Aldai

www.artegoxo.org

* En la imagen, el Dalai Lama el sábado de Pentecostés

en la catedral de Viena.

Imagen remitida por Karmele Osa de la asociación Atisha

(San Sebastián)

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