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ANÁLISIS SOBRE EL APEGO A LAS LEYES Y LA PREDISPOSICIÓN A LA

CORRUPCIÓN

El análisis cultural sobre el apego a las leyes y la predisposición hacia la


corrupción que se presenta en esta investigación busca captar y desentrañar las
estructuras de significado de los jóvenes, particularmente de los adolescentes
frente a la legalidad, la justicia y la corrupción, como una forma de ser y pensar en
el mundo. 2 Es decir, busca rastrear las estructuras de significado que están
presentes en el trasfondo de las actitudes de los adolescentes y que hacen posible
determinados esquemas regulatorios mediante los cuáles piensan el mundo y
actúan en consecuencia. No busca dar respuesta a la pregunta si es legal o
corrupto un acto, sino más bien trata de desentrañar que significan las normas y
leyes para los jóvenes3 . Por supuesto, ello escapa a la idea de elaborar juicios
normativos sobre el deber ser, o sobre cómo nosotros, deberíamos concebir las
leyes y actuar frente a la ley o frente a un acto corrupto. Esta investigación se aleja
del análisis normativo de la legalidad y más bien propone analizar las experiencias
y las prácticas sociales de los adolescentes para comprender el comportamiento
de éstos frente a las normas y leyes y su relación con la corrupción. A partir de
ello, se busca analizar los significados que están en juego en estas prácticas
sociales. Desde esta perspectiva, se distingue que existe una multiplicidad de
interpretaciones, significados y experiencias que puede haber ante el ejercicio
propio de las leyes y la forma en cómo son concebidas éstas. Al respecto Paul
Kahn menciona que: El análisis cultural del derecho empieza con el
reconocimiento de que hay mundos de experiencia rivales. Este no es un desafío
a la objetividad científica sino el reconocimiento de que los significados no se
agotan con las descripciones científicas…la ciencia no nos dice nada sobre la
manera cómo aparecen los acontecimientos en el Estado de derecho. La
experiencia no está constituida por cosas, sino por significados a través de los
cuales comprendemos los acontecimientos, las comunidades y a nosotros
mismos. Hay múltiples posibilidades de experiencia, no sólo entre sociedades
distantes sino también dentro de una sociedad particular. El significado de los
acontecimientos, así como el curso apropiado para las acciones futuras, son
desafiados no sólo en sus características particulares., v.gr. argumentos sobre si
el acto es o no legal, sino también en los marcos de referencia de gran escala a
través de los cuales construimos sus significados4 . Algunas de las leyes pueden
tener poca relevancia para las prácticas reales de los individuos, para las
autoridades o servidores públicos o bien, para la sociedad en general. Esta
diversidad de formas de comprender las experiencias no sólo en sociedades
distantes sino también dentro de una sociedad particular como lo menciona Kahn
supone, por un lado, un gran número de contradicciones, así como de formas
rivales de comprender un mismo acontecimiento. Por el otro lado, implica que
estas formas rivales de comprender el mundo entran disputa por el poder de
dominio. Ello nos lleva a plantear las siguientes interrogantes para los
adolescentes, ¿qué entra en tensión cuando hablamos de apego a las leyes y la
posibilidad o no de cometer un acto corrupto?, ¿qué esquemas interpretativos
pueden resultar rivales entre sí? y ¿cuáles son las creencias y los patrones de
significado que le subyacen a esta tensión? Desde esta perspectiva el estudio de
la ley y la corrupción puede ser realizado en otros términos y no sólo desde el
punto de vista institucional sino a través de las prácticas y significados que los
sujetos le atribuyen. Se debe mencionar que esta investigación no busca el deber
ser con respecto a la forma en cómo los individuos se relacionan con la ley y la
corrupción. No existe garantía de que las leyes serán cada vez más perfectas y
que los sujetos mostrarán con el tiempo un alto apego a la norma para regir la
convivencia en una sociedad democrática. Después de haber delimitado el campo
de análisis de la investigación, se procederá a abordar algunos enfoques teóricos
que dan cuerpo a la presente investigación, los cuales nos permitirán visualizar la
forma en cómo se ha abordado el tema de la ley y su función desde la sociología y
la ciencia política. 1.1. Antecedentes teóricos Hace cerca de cincuenta años el
estudio de la ley desde la perspectiva sociológica era prácticamente incipiente5 .
No obstante, han estado presentes aspectos en diversas corrientes teóricas que
tienen que ver con la relación que se establece entre la ley y el orden social, las
condiciones estructurales en diferentes tipos de leyes y sistema legales, así como
los procesos de legitimación de la ley y, su referencia a los derechos y
obligaciones de los individuos ante éstas. Desde la sociología clásica Durkheim6 ,
consideraba a la ley como un hecho social, un símbolo visible que refleja el nivel
de solidaridad social. Para él las formas más características de la ley podrían
decirnos mucho sobre la naturaleza de las sociedades. La ley es un externo
indicador de lo social. Lo que mantiene unida a la sociedad es esta fuerza de
atracción social. Las normas y las leyes que no son cumplidas significan un estado
de anomia, son formas anormales de comportamiento. Así el crimen podría ser
definido como un acto que ofende la conciencia colectiva. La intensidad del
castigo tiene que ver con un menor grado de desarrollo moral y de conciencia
colectiva.
De acuerdo con el autor, la ley es represiva y sus acciones son punitivas. Estas
formas represivas dotan de beneficios para los individuos que las cumplen debido
a las ventajas, servicios y valores que reciben a cambio de participar en el
cumplimiento de las leyes. El contrato formal es un control y una fuerza externa
que el acatamiento máximo de éste garantiza el cumplimiento de los valores como
la libertad, la equidad y el desarrollo cooperativo de una sociedad. El análisis de
Durkheim está inscrito en una lógica funcional de equilibrio que existe cuando la
naturaleza de las personas está de acuerdo con la función social de los roles que
deben cumplir. Por su parte Weber7 define la ley como un “orden”, cuando existe
una garantía externa para la probabilidad de la coerción psíquica o psicológica,
supone una conformidad sobre aquello que viola las leyes. Asimismo, enfatiza que
existe una relación multicausal en el mantenimiento de un cuerpo jurídico-legal.
Para Weber la ley se desarrolla paralelamente con el capitalismo y la racionalidad
lógica formal; las leyes facilitan las funciones ideológicas y represivas. La regla de
la ley o de la racionalidad formal asegura la predictibilidad, el cálculo y la
estabilidad. La calculabilidad y la coerción de la ley pueden ser amenazadas
cuando una forma legal de ley o intereses particulares subvierte a los intereses de
grupo. En este sentido, la legitimidad de la dominación fue un aspecto central para
Weber, ya que los sujetos desde su punto de vista orientan su comportamiento
hacia el orden porque éste es visto como una regla derivada de la racionalidad. La
regla de la ideología de la ley se auto justifica a sí misma. Desde la perspectiva
weberiana, la relación del orden legal y el cumplimiento de los valores puede ser
sintetizado de la siguiente manera: una forma de ley y de pensamiento legal que
plantea la libertad formal, ofrece un contrato de derechos que puede brindar los
mismos beneficios de clase en detrimento de otros que no tienen propiedades en
una sociedad capitalista. Lo cual constituye un ejemplo de un formalismo
represivo. Sin embargo, la realización de los valores sociales como la equidad, la
individualidad y la comunidad no necesariamente se cumplen con aplicar la ley
que es lógicamente racional desde el punto de vista de Weber.
Por su parte la perspectiva instrumental del marxismo8 desarrolla el control del
ejercicio de la ley a través de una reglamentación para las clases sociales. Ésta es
un instrumento usado para maximizar los intereses de clase social capitalista y
controlar a las clases trabajadoras. Asimismo, la definición del crimen, las leyes, y
el funcionamiento del sistema de justicia están siendo manipulados a favor de la
clase social burguesa. El Estado es organizado para servir a los intereses de la
clase dominante. La ley es un instrumento del Estado y la clase económicamente
dominante, mantiene el orden y perpetúa la existencia social y el orden
económico. En contraste la perspectiva estructural, sostiene que la ley no es un
producto o un instrumento de la clase dominante, sino que la ley tiene un grado de
independencia o autonomía específica. Esta autonomía relativa es producto de
fuerzas contingentes que se deben a efectos específicos en un determinado
momento histórico y una sociedad específica. La clase trabajadora y los
burgueses o capitalistas son sujetos de los efectos de esas fuerzas, sin embargo,
los sujetos son conscientes o inconscientes de esos efectos. La represión y la
legitimación son combinados de la siguiente manera: las funciones represivas
incluyen la violencia directa hacia la clase trabajadora. Facilita funciones e incluye
la promoción de la ley, la comodidad y la maximización de provecho personal. Por
su parte la función ideológica incluye la forma en que la ley comunica el mensaje
para la explotación, la libertad y la igualdad, aspectos que pueden ser soportados
por la regla de la ley. Desde este punto de vista, la relación entre un orden legal y
los valores sociales del individualismo, la igualdad y comunidad pueden ser
integradas en una perspectiva. Para el estructural funcionalismo el tema de las
leyes está conectado directamente con el sistema creado de necesidades. El
comportamiento de la ley tiene caminos y estos, son relativos a varios aspectos
estructurales de la sociedad. Esta corriente enfatiza el proceso de socialización
por medio del cual se adquieren los valores. Para Parsons la gente aprende una
serie de roles sociales desde la niñez, mismos que son sucesivamente reforzados
en el comportamiento diario. Esta posición asume una concepción del individuo
donde la naturaleza humana está conectada con la idea de tabula rasa.
El rol para Parsons tiene dos componentes: a) los que desempeñan un rol de
expectativas en ciertos ámbitos y, b) las personas que se sienten con la obligación
de cumplir con ciertos actos que son consistentes con el rol asumido. La
desviación y la patología de esto, significa disturbios en el balance o equilibrios.
Ello es consecuencia de una inadecuada socialización. La salud de una sociedad
desde la perspectiva parsoniana puede ser definida como una capacidad óptima
de desempeñar un rol determinado en cuál se es socializado. El orden normativo
es establecido y estabilizado con el tiempo. El propósito central de la ley es
integrar varios roles e instituciones para el deseable funcionamiento de la
sociedad. Finalmente Parson considera que la ley comienza con la función
primaria de integrar a los individuos en la sociedad9 . Por su parte, Niklas
Luhmann 10 considera la propia autoregulación del sistema legal. La función de la
ley no es primariamente represiva, sino más bien, su papel es proveer un medio
ambiente en la cual los sujetos realizan un plan en el que día a día hacen las
actividades esperadas y, si hay un descuerdo en éstas -que deberán ser pocos-,
se remedia y las cosas nuevamente se pondrán en orden. En esencia para esta
corriente la ley es una expectativa de comportamiento normativo congruentemente
generalizado. En otras palabras, la expectativa del comportamiento comienza con
la idea de que cada persona en interacción tiene ciertas expectativas de otros
sobre lo que podrían hacer. La gente en la sociedad se encuentra orientada hacia
el comportamiento de otros. Así, las expectativas que yo tengo sobre los otros,
son actos predecibles de acuerdo con el rol que ocupa en un determinado
contexto. Lo normativo significa extender el patrón de expectativas desarrolladas y
que han llegado a ser estabilizadas con el tiempo. Esto es congruentemente
generalizado y extendido a todos los individuos, al asumir expectativas similares
de cada uno y entender que cada persona comprende dicha interacción. Así la
normalidad y el entendimiento da la regla o la norma que, es igual a la
congruencia generalizada y cada entendimiento del otro es el entendimiento de
esto mismo. Para Luhmann la ley produce un orden que estabiliza las
interacciones que dan y reciben, así como aquellas que permiten la acción.
Teniendo estabilidad en una regla, la interacción puede continuar y prever el futuro
de la acción. La ley en este caso sirve para restablecer la predictibilidad
orientando su comportamiento con las mismas premisas donde el riesgo de error
decrece. La ley no constituye un camino para promover necesariamente un futuro
bueno, tampoco es un simple reactivo. Se constituye como la mejor forma de
proteger los derechos y eliminar las injusticias. No obstante, las leyes en las
sociedades más complejas, incrementan el número de procesos y la ley, comienza
a ser más independiente del contexto concreto. Así, las leyes son cada más
dependientes del proceso legal y más abstractas donde se separan de los
contextos sociales concretos. Las decisiones que se toman llegan a ser cada vez
más dependientes del proceso legal. Un problema de la ley es determinar en el
futuro lejano como deberían suceder las cosas y que expectativas normativas se
podían estabilizar. Las leyes del Estado para Luhmann tienen la función de
integración social, de estabilización de las estructuras y del establecimiento de las
expectativas por medio de las cuales los sujetos pueden comportarse de una
manera relativamente predictiva. 1.1.1. El enfoque cultural de la ley Estas
perspectivas teóricas sobre la ley desde la sociología clásica, muestran algunos
aspectos nodales sobre la discusión del orden, la ley y su función, el papel del
sujeto frente a la ley, la interiorización de la misma, así como la obediencia hacia
ésta. Sin embargo, de manera reciente se ha buscado construir un campo para
analizar el comportamiento de los individuos ante las leyes y, algunas
explicaciones que se han elaborado en relación con esto, se encuentran
relacionados con el tema de la cultura. En la presente investigación se entenderá
por cultura “el elemento genético del sistema social y de las normas de la vida
individual y colectiva; incluye los modelos de comportamiento, la orientación de los
valores, la ideología, el lenguaje, el modo de vivir de los miembros de una
configuración histórico social…”11 La noción de cultura entendida de esta manera,
comprende las creencias, las cogniciones, los valores, las evaluaciones y las
orientaciones a la acción, así como las costumbres, los hábitos, y las prácticas
sociales de una determinada sociedad o grupo social. La cultura a su vez supone
aquel conjunto de significaciones que se comunican entre los propios individuos
mediante la interacción. El contexto de las interacciones, impone sus reglas,
convenciones y expectativas particulares en los individuos. Esta “pluralidad de
contextos de interacción explica el carácter plural e inestable de toda cultura y
también los comportamientos aparentemente contradictorios de un mismo
individuo” 12, que no necesariamente se encuentran en discordancia. A partir de
ello, se hace posible pensar la heterogeneidad de una cultura en lugar de pensar
una forzada homogeneidad. Considerando lo anterior, una aproximación al estudio
del comportamiento de los individuos ante la ley, es la noción de cultura de la
legalidad, la cual ha tenido un amplio uso de manera reciente. Sin embargo, en la
opinión de los especialistas, este término es el menos afortunado para describir la
relación de las personas con la ley debido a que con frecuencia existe una
diversidad de modos de utilizarla generalmente poco consistentes y consensados.
En este sentido, Nelken considera que el uso de los términos de cultura y ley13,
tiene múltiples y controversiales significados y señala que es difícil que sean
definidos claramente cuando se utilizan conjuntamente. Así para los científicos
sociales y para los abogados, las implicaciones posibles de cultura y ley tienen un
rango amplio e incluyen a la ley más como un artefacto cultural que una forma de
ingeniería social. Asimismo, considera que la ley está presente en nuestra vida
cotidiana y el significado de ésta se encuentra fincado en el entramado cultural. De
igual forma, menciona que algunas veces el término cultura legal es utilizado por
los jueces y por algunos actores políticos cuando hacen reclamos sobre lo que es
inconsistente con un orden legal, sus prácticas o ideales. Estos hechos desde el
punto de vista de Nelken, son un esfuerzo por entender el intento que los sujetos
hacen para describir, adscribir o producir coherencia legal en el curso de su toma
de decisiones.
Autor: ERIKA TAPIA NAVA

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