Está en la página 1de 17

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/281494657

LEYENDO Y MALINTERPRETANDO A V. GORDON CHILDE EN AMÉRICA DEL


NORTE

Article · January 2015

CITATIONS READS

0 772

1 author:

Randall H. Mcguire
Binghamton University
96 PUBLICATIONS   1,496 CITATIONS   

SEE PROFILE

All content following this page was uploaded by Randall H. Mcguire on 05 September 2015.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Anuario de Arqueología, Rosario (2015), 7:9-23 ISSN 1852-8554

LEYENDO Y MALINTERPRETANDO A V. GORDON CHILDE


EN AMÉRICA DEL NORTE

Randall H. McGuire1,2
Recibido 25 de julio de 2014. Aprobado 25 de agosto de 2014.

Resumen
V. Gordon Childe tuvo una relación larga e importante con la antropología y la arqueología de
América del Norte. Muchas de sus ideas tuvieron una profunda influencia en los investigado-
res norteamericanos, que aún hoy en día continua. Los manuales introductorios mencionan
constantemente a Childe por sus criterios arqueológicos para identificar la civilización y por
su teoría sobre los orígenes de la agricultura. Sin embargo, los arqueólogos norteamericanos
a menudo malinterpretan su teoría. Durante la segunda mitad del siglo XX lo caracteriza-
ron como difusionista y posteriormente como neoevolucionista. Por un lado, vincularon su
interés por la historia, la difusión y las culturas arqueológicas con una historia cultural
normativa. Por otra parte, parecía ser un materialista neoevolucionista que adoptó una vi-
sión sistémica de la sociedad, estudió los cambios evolutivos y buscó patrones en el registro
arqueológico. Estas malinterpretaciones ocurrieron porque pocos arqueólogos norteamerica-
nos se tomaron el trabajo de leer y estudiar sus escritos sobre la sociedad y el conocimiento.
A finales del siglo XX, un puñado de arqueólogos angloparlantes se volcó a leer seriamente
a Marx. Estos investigadores empezaron a estudiar, comprender y emplear la totalidad del
pensamiento de Childe.
Palabras clave: V. Gordon Childe, historia del pensamiento arqueológico, Estados Unidos

Abstract
V. Gordon Childe had a long and significant association with North American anthropology
and archaeology. Many of his ideas had a profound influence on North American scholarship
that continues until today. Introductory textbooks consistently mention Childe for his crite-
ria for civilization and his theory for the origin of agriculture. North American archaeologists,
however, often misread Childe and misunderstood his theory. During the second half of the
20th century they labeled him first a diffusionist and later a neo-evolutionist. On the one
hand, they correlated his concerns with history, diffusion, and archaeological cultures with a
normative culture history. On the other hand, he seemed a neo-evolutionary materialist who
took a systemic view of society, studied evolutionary change and searched for patterning in
the archaeological record. These misreadings occurred because few North American archaeo-
logists ever studied his writings on society and knowledge. At the end of the 20th century, a
handful of Anglophone archaeologists became serious about reading Marx. These scholars
began to study, understand and employ the totality of Childe’s thought.
Keywords: V. Gordon Childe, history of archaeological thought, United States

1
Binghamton University, Binghamton, New York, Estados Unidos. rmcguire@binghamton.edu
2
Este artículo ha sido publicado previamente en catalán en Cota Zero: Revista D’arqueologia I
Ciència, número 22, pp. 32-43, año 2007, con el título “Llegint I Malinterpretant V. Gordon Childe
a l’America del Nord”.
10 Anuario de Arqueología, Rosario (2015), 7:9-23

Introducción de Sigmund Freud se popularizaron tanto


en las universidades como en las conversa-
En los Estados Unidos, así como en el ciones de salón, y aún prominentes indus-
resto del mundo, V. Gordon Childe es uno triales como Nelson Rockefeller invitaron a
de los arqueólogos mejor conocidos y más los muralistas mexicanos de izquierda Die-
citados del siglo XX. Childe ha tenido una go Rivera y José Clemente Orozco a deco-
larga y significativa asociación con la an- rar paredes estadounidenses con su arte.
tropología y la arqueología norteamerica- Escapando de Hitler, el Instituto Marxista
nas (Peace 1988)1 y muchas de sus ideas de Frankfurt emigró a la Universidad de
han tenido una profunda influencia en la Columbia en Nueva York. El dramaturgo
academia norteamericana, que persiste marxista Bertolt Brecht pronto los siguió,
hasta el presente. Los arqueólogos nortea- presentando sus obras en los escenarios
mericanos, sin embargo, nunca supieron de Broadway y escribiendo el guión para
bien qué hacer con Childe y su teoría. A una película de Hollywood. En este contex-
lo largo de la segunda mitad del siglo XX, to, varias prominentes universidades esta-
consistentemente malinterpretaron a Chil- dounidenses invitaron a V. Gordon Childe
de, considerándolo primero como un difu- a los Estados Unidos y le rindieron hono-
sionista y luego como un neoevolucionista. res como académico eminente.
Por un lado, relacionaron su interés por Childe visitó los Estados Unidos tres
la historia, la difusión y las culturas ar- veces durante los años treinta (Trigger
queológicas con una historia cultural nor- 1980; Peace 1988). En 1936 viajó a Bos-
mativa. Por el otro lado, Childe también se ton para una conferencia y la Universidad
parecía a un materialista neoevolucionista de Harvard le confirió el grado de Doctor
que adoptaba una visión sistémica de la en Letras Honoris Causa. En 1937, la Uni-
sociedad, estudiaba el cambio evolutivo y versidad de Pennsylvania honró a Childe
buscaba patrones en el registro arqueoló- con el grado de Doctor en Ciencias Honoris
gico. Pero sus ideas nunca encajaron fá- Causa. En 1939, Childe enseñó en la Uni-
cilmente en las categorías simplistas de versidad de California en Berkeley, como
historia cultural o de evolución cultural, y profesor visitante durante el período lecti-
pocos arqueólogos norteamericanos estu- vo de verano. Durante estos viajes atravesó
diaron sus obras acerca de la sociedad y los Estados Unidos en tren. Sus viajes lo
el conocimiento. Fue sólo hacia finales del llevaron a Boston, Nueva York, Filadelfia,
siglo XX, cuando unos pocos arqueólogos Tucson, Ann Arbor, Berkeley y Chicago.
angloparlantes comenzaron a leer a Marx Los honores que se confirieron a Childe
seriamente, que los académicos norteame- durante estas visitas indican que los aca-
ricanos comenzaron a estudiar, entender y démicos norteamericanos ya conocían sus
emplear la totalidad del pensamiento chil- trabajos sobre la prehistoria europea y su
deano (Patterson 2003). relación con el Cercano Oriente. Childe
tendría su mayor impacto en la arqueolo-
gía norteamericana, sin embargo, a través
Childe en los Estados Unidos de las vinculaciones académicas que esta-
bleció en sus visitas a los Estados Unidos
Al final de la Gran Depresión, en las vís- Una vez que Childe hubo retornado a
peras de la Segunda Guerra Mundial, los Inglaterra, sostuvo una correspondencia
intelectuales norteamericanos tuvieron un epistolar regular con prominentes antro-
momentáneo, aunque intenso, interés por pólogos y arqueólogos norteamericanos
las visiones del mundo radicales. Las ideas (Peace 1988). Entre éstos figuraban A.L.
McGuire R. H. - “Leyendo y malinterpretando a V. Gordon Childe en América del Norte” 11

Kroeber, Leslie White, E.A. Hooton, Carle- 1959, Joseph Caldwell (1959) escribió en
ton Coon, Irving Rouse, Robert Redfield y la revista Science que la arqueología esta-
Robert Braidwood. Sus interacciones con dounidense había tomado una dirección
Braidwood, de la Universidad de Chica- fundamentalmente nueva tras la Segunda
go, serían importantes y de gran alcance. Guerra Mundial y dio el crédito a Childe
Como resultado de esta correspondencia, como fuerza inspiradora principal de este
Childe tendría su mayor impacto en el me- cambio.
dio académico estadounidense en los años Aún cuando la influencia de Childe en
posteriores a la Segunda Guerra Mundial. la arqueología norteamericana crecía, la
Tras la guerra, el plantel docente de antro- simpatía política del gobierno de los Esta-
pología en la Universidad de Chicago pre- do Unidos hacia él decayó. Como muchos
paró un curso autoguiado de antropología, otros radicales que habían sido bienveni-
titulado Human Origins, para los veteranos dos en los Estados Unidos en la década de
de guerra que retornaban a casa y Braid- 1930, incluyendo a Bertolt Brecht y Diego
wood le solicitó a Childe que escribiera va- Rivera, Childe encontró que había sido ex-
rias partes para incluir en este curso (Tri- cluido de los Estados Unidos de postgue-
gger 1980:126-127). El etnógrafo Robert rra. El intento del gobierno estadouniden-
Redfield, de la Universidad de Chicago, fue se de controlar y expulsar a los extranjeros
uno de los primeros académicos norteame- que tenían ideas de izquierda comenzó con
ricanos en realizar una crítica seria de las el Acta de Registro de Extranjeros de 1940,
teorías de Childe. Redfield (1953:24) cues- que requería que todos los extranjeros re-
tionó la teoría childeana de las revolucio- sidentes en los Estados Unidos se regis-
nes en la prehistoria y argumentó que en traran y explicitaran sus ideas políticas.
vez de lo que Childe planteaba, los comien- Este miedo hacia las ideas de izquierda y
zos de la agricultura y el surgimiento de el comunismo creció luego de la guerra,
las ciudades habían consistido en proce- y la persecución activa de izquierdistas,
sos graduales. Braidwood (1974) fue a Jar- tanto extranjeros como domésticos, conti-
mo en Iraq para poner a prueba la teoría de nuó hasta finales de la década de 1950.
los oasis de Childe acerca de la revolución Durante este período de macartismo [NdT:
agrícola. por el senador McCarthy, su inspirador], el
En la Chicago de postguerra, Braidwood gobierno federal censuró a los medios de
formó a una generación de estudiantes de comunicación, a la academia, la prensa y
arqueología en las ideas de Childe. Los más las bibliotecas, y rutinariamente se dene-
importantes de ellos serían Richard Mc- gó la entrada al país a extranjeros en ra-
Neish (1974) y Robert McCormick Adams zón de sus ideas políticas. Después de la
(Yoffee 1997). McNeish (1974) estudió a guerra, Leslie White y Robert Braidwood
Childe en Chicago e inició la búsqueda de trataron de volver a traer a Childe a los
la revolución agrícola en México central. Estados Unidos como profesor visitante, y
Adams (Yoffee 1997) acompañó a su profe- la Universidad de Harvard consideró la po-
sor a Jarmo y luego se consolidó como un sibilidad de ofrecerle un cargo académico.
prominente estudioso de la prehistoria del A pesar de este interés, Childe nunca más
Cercano Oriente. El trabajo fundacional de visitó los Estados Unidos (Peace 1988).
Adams (1966), titulado Evolution of Urban Aparentemente el Departamento de Esta-
Society, buscaba explicar la revolución ur- do de los Estados Unidos declaró a Childe
bana de Childe mediante la comparación persona no grata en 1945, porque había
de los desarrollos históricos ocurridos en representado a Gran Bretaña en la cele-
el Cercano Oriente y en Mesoamérica. En bración del 220 aniversario de la Acade-
12 Anuario de Arqueología, Rosario (2015), 7:9-23

mia Soviética de Ciencias, que tuvo lugar Guerra Civil española, que incluía a Pedro
en Moscú y Leningrado (Rouse 1958:83). Armillas, Angel Palerm y Pedro Carrasco,
Childe bromeaba con sus estudiantes de se convertirían en muy influyentes en la
postgrado en Londres, diciendo que sería antropología y arqueología mexicanas. Le-
más fácil para él entrar al paraíso que a los yeron a Childe y uno de sus más promi-
Estados Unidos (Peace 1988:419). nentes miembros, José Luis Lorenzo, viajó
La influencia histórica del pensamiento a Londres a estudiar con Childe. En el fa-
marxista, incluyendo la obra de Childe, en moso Proyecto del Valle de México de los
la arqueología estadounidense es con fre- años cincuenta y sesenta, estos antropólo-
cuencia ocultada, presentándose como di- gos hispánicos trabajaron con académicos
fusa y fragmentaria (McGuire 1992:53-89). estadounidenses, tales como el etnógrafo
El macartismo aisló a los arqueólogos es- Eric Wolf y el arqueólogo René Millon, in-
tadounidenses de las ideas marxistas, pero fluenciándolos (McGuire 1992:65; Patter-
la barrera nunca fue completamente im- son 2003:61).
permeable (Patterson 2003:63). Para que Childe tuvo su mayor influencia en la
las ideas pudieran atravesar la barrera, te- arqueología norteamericana durante la
nían con frecuencia que codificarse, disfra- Guerra Fría, cuando la mayoría de los aca-
zarse o expresarse como eufemismos. Los démicos estadounidenses veía al marxis-
efectos del macartismo permanecieron en mo como algo problemático y peligroso. Al
los Estados Unidos hasta mucho después momento de su muerte, aún los amigos de
que la cacería de brujas hubiese perdido Childe buscaron ignorar o incluso repudiar
vigor, y fue sólo en la segunda mitad de la su marxismo. En un obituario sobre Chil-
década de 1960 que los académicos pudie- de, Braidwood (1958:73) citó a Mortimer
ron asumir abiertamente posturas marxis- Wheeler diciendo: “el marxismo de Childe
tas. No debería sorprendernos, entonces, decoró sus interpretaciones, más que dar-
que mucha de la influencia de Childe so- les forma”. Como resultado de este desdén
bre la arqueología norteamericana siguie- por el marxismo, una generación completa
ra caminos indirectos y clandestinos. En de arqueólogos leyó a Childe sin entender
Perú, el arqueólogo aficionado Larco Hoyle el pensamiento dialéctico y la teoría mar-
leyó a Childe y formuló su propia teoría de xista sobre la cual él basó sus ideas. Es-
evolución cultural. Julian Steward derivó tos arqueólogos han trasmitido esta mala
sus ideas acerca de la evolución cultural interpretación a generaciones posteriores
de Hoyle y las enseñó a sus estudiantes, de estudiantes estadounidenses hasta el
entre los que estaba Gordon Willey (Patter- presente.
son 2003:58). En Columbia, un grupo de Los años ochenta presenciaron un flore-
estudiantes de antropología radicales, que cimiento de arqueologías alternativas en el
incluía a Eric Wolf, John Murra, Eleanor medio académico angloparlante, incluyen-
Leacock, Sidney Mintz, Morton Fried y El- do posturas feministas, postprocesuales y
man Service formaron un grupo de estudio marxistas (Fernández 2006). Por primera
encubierto denominado “Sociedad para la vez, algunos arqueólogos norteamericanos
Revuelta Mundial”, y uno de los princi- adoptaron explícitamente una teoría mar-
pales autores que leían era Childe (Peace xista de la arqueología (McGuire 1992; Pa-
1988:422). En los años setenta, estos estu- tterson 2003). Estos arqueólogos leyeron
diantes radicales influirían decisivamente a Childe para adquirir un entendimiento
en la economía política antropológica en del pensamiento dialéctico y la teoría mar-
los Estados Unidos. En México, un grupo xista. El canadiense Bruce Trigger (1980)
de republicanos españoles veteranos de la escribió una biografía titulada Gordon Chil-
McGuire R. H. - “Leyendo y malinterpretando a V. Gordon Childe en América del Norte” 13

de: Revolutions in Archaeology que emplea- finición de culturas arqueológicas y en la


ba una perspectiva marxista para ilustrar difusión de ideas. Un persistente eurocen-
la mala interpretación estadounidense de trismo guiaría los intereses e ideas Childe
Childe. La biografía de Trigger se sumó a durante toda su vida. Este eurocentrismo
numerosos trabajos británicos a principios era claramente evidente en el conocimien-
de los años ochenta, como parte de un to y opiniones que Childe tenía acerca de
“movimiento conozcamos mejor a Childe” la historia cultural de América (Flannery
(McNairn 1980; Green 1981; Gathercole 1995). Aparentemente había leído muy
1983; Tringham 1983:87). A comienzos del poco de la prehistoria de América del Norte,
siglo XXI, el arqueólogo estadounidense Central y del Sur (Trigger 1980:126). Glynn
Thomas Patterson (2003) escribió un libro Daniels (1973:343) señaló que Childe en-
donde exploraba las influencias del mar- contraba a la prehistoria de América “biza-
xismo en la arqueología. Patterson le otor- rra, desabrida e irrelevante”. En la primera
ga a Childe el crédito por haber iniciado y mitad del siglo XX, pocos arqueólogos nor-
definido la conversación entre la arqueo- teamericanos leían acerca de la prehisto-
logía y Marx. El marxismo persiste como ria europea, y prácticamente ninguno de
una corriente pequeña y algo menospre- ellos trabajaba en Europa (sólo unos pocos
ciada en la arqueología norteamericana y más lo hacen hoy en día). A pesar de estos
por esta razón la mala interpretación de regionalismos, Childe se involucró en una
Childe surgida en la postguerra continúa. interacción vigorosa y productiva con los
El “movimiento conozcamos mejor a etnógrafos y arqueólogos norteamericanos
Childe” por lo general dividió el traba- en relación con el concepto de cultura.
jo académico de Childe en tres unidades Childe derivó su concepto inicial de cul-
temporales y temáticas (McNairn 1980; tura arqueológica del arqueólogo alemán
Green 1981; Gathercole 1983; Tringham Gustaf Kossina, quien había construi-
1983:87). Comienzan con los trabajos más do sus ideas sobre la base del trabajo de
tempranos de Childe sobre la prehistoria geógrafos alemanes de fines del siglo XIX,
de Europa y su definición del complejo cul- especialmente Friedrich Ratzel (Stocking
tural y el uso de la difusión. En los años 1998). También derivaba de la geografía
treinta, Childe dirigió su énfasis hacia alemana la idea de que las culturas cam-
problemáticas tales como la evolución cul- bian a través del tiempo debido a la inven-
tural y grandes síntesis de los desarrollos ción de nuevas ideas, la difusión de estas
culturales en Europa y el Cercano Oriente. ideas hacia otras culturas y la migración
Finalmente, en el período de postguerra, de grupos culturales. En su libro The Da-
Childe se volcó a cuestiones más filosófi- nube in Prehistory, Childe definió a una
cas relacionadas con el conocimiento y la cultura arqueológica como un complejo de
sociedad. La malinterpretación más fun- tipos de restos, incluyendo los artefactos,
damental ocurrida en América del Norte las formas de las casas y de los entierros,
consiste en tratar a estas unidades como que ocurren consistentemente de manera
si fueran distintas y en conflicto entre sí. asociada (Childe 1929:v-vi). Kossina equi-
paraba a las culturas arqueológicas con
razas, y buscaba rastrear la migración
Cultura y difusión de la raza alemana a través del mapa de
Europa. Childe intentó contrarrestar esta
Las investigaciones iniciales de Childe noción racista tratando de demostrar que
(1925, 1926, 1928, 1929, 1930) se enfoca- las culturas arqueológicas cambiaban pri-
ron en la prehistoria de Europa, en la de- mariamente por efectos de la difusión y
14 Anuario de Arqueología, Rosario (2015), 7:9-23

que, en consecuencia, no diferían entre sí a su investigación como política. Compar-


en términos de creatividad, inteligencia o tían la convicción de que la investigación
logros. antropológica/arqueológica debería contri-
A comienzos del siglo XX, los etnógra- buir a cuestionar la intolerancia, mejorar
fos y arqueólogos norteamericanos com- el entendimiento intercultural y combatir
partían una idea de cultura muy similar, el racismo (Peace 1988:429). Ambos usa-
con raíces alemanas comparables, pero ron su lectura de la teoría cultural ale-
sus ideas no derivaban de Kossina ni de mana desde una perspectiva izquierdista
Childe. Fue Franz Boas quien introdujo para confrontar al fascismo y cuestionar
las nociones alemanas de cultura y de in- los prejuicios sin fundamento. Ambos re-
vención, difusión y migración en la antro- cibieron desprecio y críticas por vincular
pología estadounidense de fines del siglo explícitamente la investigación científica
XIX. De la misma manera que Childe, Boas con los fines políticos.
rechazaba el énfasis de Ratzel y Kossina Un producto de la visión boasiana de
en la migración que llevaba a la caracteri- la cultura en la arqueología de América
zación racista de las culturas como supe- del Norte fue el Sistema de Clasificación
riores o inferiores (Stocking 1998). Boas McKern. Este sistema clasificaba tipológi-
enfatizaba la fluidez del cambio cultural y camente los restos arqueológicos en una
el valor inherente de cada cultura. Para el jerarquía de niveles basada en complejos
momento que Childe comenzó a trabajar de tipos que ocurren asociados recurrente-
en la prehistoria europea, a mediados de la mente. Se convirtió en el sistema de clasi-
década de 1920, esta visión alemana más ficación dominante de restos arqueológicos
liberal de la cultura y el cambio cultural ya en el este de los Estados Unidos. Childe
era dominante en la etnografía y arqueolo- (1935:3) objetó el sistema McKern porque
gía norteamericanas. Boas introdujo estas su énfasis en la dinámica de la cultura le
ideas a una antropología conformada por llevaba a rechazar la idea de ver a las cul-
cuatro campos. La antropología estadou- turas como organismos muertos. En vez
nidense se fundó sobre la base del estudio de eso, Childe privilegiaba la funcionalidad
de los indígenas americanos e incluyó a y los mecanismos internos de la cultura
la antropología biológica, la etnografía, la por sobre la clasificación tipológica (Pea-
lingüística y la arqueología. Este enfoque ce 1988:423). Durante la década de 1930,
de cuatro campos disciplinares coincidía Childe refinó su definición de cultura, ha-
con la teoría de Childe, porque él veía a ciéndola más dinámica y basada en la ex-
la arqueología y la etnología como ramas periencia humana (Patterson 2003:43-44).
complementarias e interdependientes de Para mediados de los años treinta, definió
una ciencia unificada (Trigger 1980:129). a la cultura como la totalidad de la vida de
Childe viajó a los Estados Unidos en los una comunidad y posteriormente le agregó
años treinta en parte para conectarse con la dimensión de género, al definir a la so-
la antropología estadounidense (Peace ciedad como hombres y mujeres con una
1988). En virtud de estos paralelos en la cultura en común. Para el final de su vida,
teoría, Childe halló fácil entablar el diálogo Childe había desarrollado una visión de la
con etnógrafos y antropólogos biológicos cultura muy actual, entendiéndola como la
estadounidenses prominentes, tales como arena en la cual la gente vive y experimen-
Boas, Kroeber y Hooton, y sumarse a los ta la vida cotidiana (Childe 1946:243-250).
debates teóricos norteamericanos acerca En esta última formulación, Childe definió
de la naturaleza de la cultura. a la cultura en términos de trabajo y situó
Tanto Childe como Boas consideraban al motor del cambio social en las contradic-
McGuire R. H. - “Leyendo y malinterpretando a V. Gordon Childe en América del Norte” 15

ciones entre producción, sociedad, cultura la década de 1950, Julian Steward carac-
e ideología (Patterson 2003:44-45). El con- terizó equivocadamente a Childe como un
cepto de cultura plenamente desarrollado evolucionista unilineal y lo criticó por ha-
de Childe, con su énfasis en la experiencia blar sólo de la cultura como un todo y por
de vida, podría ser aceptable para muchos no considerar a las culturas individuales.
arqueólogos norteamericanos hoy en día, Equiparó el enfoque de Childe acerca de
incluyendo a los marxistas pero también a la evolución cultural con el que delinearon
muchos otros. Lewis Henry Morgan y Leslie White (Peace
La teoría childeana de la cultura tuvo 1988:420). Esta crítica distanció a la teoría
muy poco impacto en los arqueólogos nor- de Steward de las ideas unilineales y de
teamericanos en la primera mitad del siglo la contaminación marxista. Otros críticos
XX, porque sus ideas se superponían sus- reprodujeron la visión crítica de Steward
tancialmente con ideas sobre la cultura ya sin haber leído cuidadosamente a Childe
existentes en la arqueología estadouniden- (Peace 1988:420). Pronto, era sólo el pro-
se. Luego de la Segunda Guerra Mundial, pio White (1959:110-115) el que parecía
los seguidores de la Nueva Arqueología reconocer que la teoría de Childe difería de
abrazaron a Childe como uno de los padres su propia teoría de evolución unilineal. Los
fundadores del neoevolucionismo (Binford defensores de la evolución cultural nortea-
1972:79-80; Trigger 1980:11). O bien no mericanos también buscaron distanciar-
leyeron o leyeron mal la teoría de la cul- se del contenido explícitamente político y
tura de Childe. Por eso dejaron de lado su activista del trabajo de Childe. Como Pat-
visión de la cultura, considerándola como terson (2003:61) ha señalado, ninguno de
difusionista y como una reliquia de la vi- ellos discutió la explotación, la lucha de
sión histórico-cultural tradicional (Binford clases o el carácter opresivo de las relacio-
1983:3, 399). Veían una ruptura inexora- nes de clase y de la formación del estado.
ble entre el Childe difusionista y el Childe Tendían a ver estas cosas como resultados
neoevolucionista. En los años ochenta, los naturales o necesarios del surgimiento de
arqueólogos norteamericanos que busca- la civilización.
ban una alternativa a la arqueología pro- A fines de la década de 1930, Childe
cesual, leyeron las ideas de Childe sobre formuló su enfoque de la evolución cultu-
la cultura y encontraron que él ya había ral (Trigger 1980:128-135). Childe (1934)
forjado un camino antes que ellos. discutió por primera vez las revoluciones
agrícola y urbana en su libro New Light on
the Most Ancient East. En todos sus esfuer-
Evolución cultural zos, discutió la evolución cultural en tér-
minos sustantivos para dar cuenta de los
En la primera mitad del siglo XX, mu- desarrollos históricos en el Cercano Orien-
chos antropólogos norteamericanos equi- te y en Europa. No se involucró en el tipo
paraban a la evolución cultural con el de polémica que caracterizaba a los tra-
marxismo y comunismo de la Unión Sovié- bajos de White sobre el tema, ni tampoco
tica. El prominente etnógrafo estadouni- desarrolló una teoría que fuera aplicable a
dense Robert Lowie (1937) construyó una todos los contextos. De hecho, una de las
caricatura del marxismo, al caracterizarlo razones por las cuales Childe no leyó acer-
como una teoría determinista económica ca de la arqueología americana fue porque
y evolucionista unilineal. Esta distorsión no creía que sus ideas acerca de la evolu-
perduró en la antropología norteamerica- ción cultural pudieran aplicarse allí (Peace
na hasta finales de siglo. En los inicios de 1988:428).
16 Anuario de Arqueología, Rosario (2015), 7:9-23

Childe (1943a) sostuvo que la arqueo- de la agricultura. El estudio comparativo


logía debería ser una ciencia histórica y de Adams (1966) acerca del surgimiento
humana. Reconoció que los arqueólogos del urbanismo en el Cercano Oriente y en
podrían aprender mucho de las ciencias Mesoamérica representó la consideración
naturales, pero rechazó la idea de que los más sofisticada y perspicaz en la postgue-
métodos o los conceptos de las ciencias rra norteamericana de las revoluciones de
naturales podrían aplicarse sin modifica- Childe. Así como Childe, Adams trató a la
ciones al estudio de la prehistoria (Patter- evolución como lo que sucedió en la his-
son 2003:43). Enfatizó la necesidad de las toria y no buscó leyes o procesos univer-
generalizaciones y del desarrollo de leyes sales. Sin embargo, derivó su método de
evolutivas. Pero, para Childe, dichas leyes la comparación histórica controlada que
no trascendían por sobre el tiempo y el es- proponía Steward y difería del enfoque his-
pacio. Las leyes o verdades universales sólo tórico de Childe. Su libro también introdu-
podrían existir si la naturaleza humana jo a la arqueología norteamericana la lista
y/o la sociedad fueran fijas e inmutables. de diez criterios que propuso Childe para
La dialéctica marxista que Childe adoptó identificar una civilización (Yoffee 1997).
comenzaba con el principio de que tanto Desde los años sesenta hasta casi finales
la naturaleza humana como la sociedad del siglo XX, la búsqueda de los orígenes
están cambiando constantemente (Trigger de la agricultura y de los orígenes de la ci-
1980:131-132; Patterson 2003:45). Dado vilización (o del estado) fueron las dos pre-
que la generalización era posible pero las guntas de investigación principales en la
leyes de la evolución no podían trascender arqueología norteamericana.
a los casos empíricos, para Childe la histo- Los seguidores de la Nueva Arqueolo-
ria era genuinamente creativa e impredeci- gía de los años sesenta buscaban revo-
ble. Childe (1946:248) sintetizó su postura lucionar la arqueología e identificaron a
diciendo que la evolución era lo que suce- Childe como uno de sus camaradas de
día en la historia. Así, Childe consideraba armas. Lewis Binford (1972:52, 71, 79)
a la arqueología básicamente como una citó a Childe como un precedente de sus
fuente de la historia, más que como una propias posturas acerca de la arqueología
búsqueda de leyes universales. Desde una como ciencia, de su crítica al razonamiento
perspectiva dialéctica, no veía una dicoto- basado en analogías etnográficas y de su
mía entre historia y evolución, y vinculó a visión de que los arqueólogos deben estu-
la difusión y la evolución es sus estudios diar procesos de cambio cultural. Binford
esenciales (Trigger 1980:135, 173). (1972:61) leyó el artículo de Childe (1943b)
Al tiempo que White intentaba iniciar acerca de la arqueología en la Unión So-
una polémica con Childe, los arqueólogos viética y notó la descripción que hacía del
de Chicago buscaron evaluar sustancial- trabajo del arqueólogo soviético Tretyakov.
mente sus ideas (Peace 1988). Braidwood Tretyakov proponía la noción de que si las
(1974) fue a Turquía y MacNeish (1974) a mujeres eran las alfareras en una sociedad
México, a evaluar las nociones de Childe y si la sociedad era matrilocal, entonces
acerca de la revolución agrícola. Ambos los arqueólogos deberían encontrar menos
identificaron procesos que interpretaron variación formal en el diseño de la cerá-
más como evolutivos que como revolucio- mica dentro de las comunidades que si la
narios. El trabajo de Childe inspiró a los ar- sociedad fuera patrilocal. Los estudiantes
queólogos norteamericanos para empren- de Binford, William Longacre (1970) y Ja-
der una gran cantidad de investigaciones mes Hill (1970) adoptaron este supuesto
en todo el mundo en busca de los orígenes para sus trabajos fundacionales acerca de
McGuire R. H. - “Leyendo y malinterpretando a V. Gordon Childe en América del Norte” 17

la organización social de los grupos Pue- emplean actualmente, presentan a Chil-


blo ancestrales. Estos estudios iniciaron de como un neoevolucionista. En la gran
el enfoque que luego sería conocido como mayoría de ellos, Childe aparece dos ve-
arqueología procesual. ces. Los libros presentan la gran pregun-
En su mayoría, sin embargo, los segui- ta acerca de los orígenes de la agricultura
dores de la Nueva Arqueología malinter- discutiendo en primer término la teoría de
pretaron a Childe. Tendieron a interpretar los oasis que Childe formuló para expli-
que Childe era un evolucionista unilineal car el origen de la agricultura en Cerca-
cuyas ideas se correspondían en gran me- no Oriente. Luego inician la segunda gran
dida con las de White. Habían sido educa- pregunta, los orígenes de la civilización y
dos durante la era del macartismo y pocos el estado, invocando los diez criterios ar-
de ellos habían leído, o entendido, a Marx. queológicos que Childe definió para iden-
No apreciaron el pensamiento dialéctico de tificar una civilización. Actualmente en
Childe y en vez de eso caracterizaron su los Estados Unidos, esta breve y con fre-
teoría en términos de oposiciones categó- cuencia engañosa presentación de Childe
ricas: mentalismo vs materialismo, histo- en los textos introductorios es la principal
ria vs evolución, humanismo vs ciencia y o incluso la única exposición que tiene la
explicación vs descripción. Equipararon mayoría de los estudiantes de arqueología
historia cultural con procesos de inven- a la obra de V. Gordon Childe.
ción, difusión y migración, y rechazaron
esto como una forma válida de entender
la prehistoria. En su lugar defendieron un Conocimiento y sociedad
funcionalismo en el cual la adaptación al
ambiente determinaba el cambio y la va- En los años cuarenta, Childe comenzó
riación cultural. Adoptaron una epistemo- a escribir acerca de la naturaleza del cono-
logía positivista que buscaba leyes univer- cimiento y de su relación con la sociedad
sales de la evolución cultural y plantearon (Trigger 1980:136). Childe volcó su aten-
que los métodos y conceptos de las ciencias ción a la naturaleza de las afirmaciones en
naturales podían aplicarse directamente al torno al conocimiento luego de la Segun-
estudio de la cultura. Tendieron a ver la da Guerra Mundial, cuando las falencias
naturaleza humana como fija e inmuta- del bolchevismo del estado soviético se
ble, asumiendo, por ejemplo, que la gen- hicieron evidentes para los académicos de
te siempre busca minimizar el esfuerzo y Occidente (McGuire 1992:25-32). Childe
maximizar la ganancia, o que las poblacio- (1989:15-17) luego llamaría al estalinis-
nes humanas siempre van a crecer. Debido mo “la perversión marxista del marxismo”.
a que no entendieron cuán fundamental- Con esta crítica, Childe se mostraba muy
mente la teoría y epistemología de Childe preocupado por la naturaleza del conoci-
se diferenciaban de las suyas, no pudieron miento y por cómo lo creamos los acadé-
reconciliar a Childe el prehistoriador con micos. Rechazó las nociones de leyes que
Childe el evolucionista, o a Childe el hu- determinan el cambio social. Vio al cono-
manista con Childe el científico, o tal vez cimiento como creado de manera compleja
más importante, al Childe marxista con el y siempre sujeto a revisión. Su discusión
Childe académico. de la naturaleza del conocimiento anticipó
Virtualmente todos los manuales de por una generación a debates actuales en
arqueología publicados en los Estados la arqueología angloparlante.
Unidos, desde Prehistoric Men de Braid- En The Sociology of Knowledge, Childe
wood (1948) hasta la docena o más que se (1949) argumentó que la función, estruc-
18 Anuario de Arqueología, Rosario (2015), 7:9-23

tura y contenido del conocimiento es social el manifiesto de la arqueología postproce-


y se relaciona con la acción. La función del sual, Symbolic and Structural Archaeology
conocimiento es social dado que proporcio- (Hodder 1982), los autores adoptaron una
na reglas para la acción social cooperati- visión revolucionaria que se remontaba al
va. El contenido del conocimiento es tam- humanismo de Childe y su reconocimien-
bién social, porque proporciona un modelo to de que los académicos construyen co-
del funcionamiento del “mundo real” que nocimiento. El arqueólogo estadounidense
debe ser lo suficientemente preciso como Mark Leone (1982), en su comentario del
para que una sociedad actúe. Pero, el co- volumen, llamó a los postprocesuales “los
nocimiento de una sociedad no es siempre hijos de Childe”. Sin embargo, así como lo
progresivo, y la crítica es necesaria para habían hecho los neoevolucionistas de una
identificar este problema. Para Childe, la generación anterior, los postprocesuales
convergencia entre el conocimiento como eligieron sólo algunas ideas del pensamien-
modelo del “mundo real” y los medios de to de Childe, esta vez seleccionando aque-
producción de la sociedad, es lo que pro- llos puntos relacionados con su humanis-
porciona la medida de la capacidad de mo y pensamiento crítico, descartando los
una sociedad para sobrevivir. Los engaños aspectos científicos y materialistas. La ma-
[delusions] o falsas nociones individuales yoría de los arqueólogos norteamericanos
y sociales pueden impedir el conocimiento leen las afirmaciones postprocesuales sin
de una sociedad o la habilidad para actuar entender completamente sus orígenes.
y progresar (Childe 1956:115). Tales enga- Para otros en América del Norte, la to-
ños pueden servir a intereses de clases o talidad del trabajo de Childe se convirtió
grupos específicos particulares, y al mismo en el punto inicial para integrar al marxis-
tiempo pueden servir como soporte para la mo clásico a la arqueología (Trigger 1984,
autoridad de la clase dominante (Childe 1985, 1993; Muller 1997; Patterson 2003).
1949:308). Estos engaños transforman al Estos arqueólogos rechazaron los prin-
conocimiento y a la ciencia en ideología, cipios básicos de la Nueva Arqueología.
y esta ideología se convierte en un freno Bruce Trigger (1978) encontró en los tra-
para el progreso del conocimiento (Childe bajos de V. Gordon Childe dialécticas crí-
1949:309). Childe veía al desarrollo del co- ticas entre la historia y la evolución, entre
nocimiento como una dialéctica en la cual la teoría y los datos, entre el mentalismo
la gente logra entendimientos a través de y el materialismo, que estaban ausentes
la negación del error (Trigger 1980a:141). en la Nueva Arqueología. A principios de
Planteó que todo conocimiento científico es los años sesena, Thomas Patterson (1973,
práctico y debe proporcionar reglas para 1989, 2003) entró en contacto con el pen-
la acción (Childe 1947: 93). Para Childe samiento político marxista en Perú. De
(1947:83), la meta última de la historia manera creciente, comenzó a verlo como
científica, o de la acumulación de conoci- una perspectiva teórica útil para la arqueo-
miento práctico acerca del pasado, es la de logía. Para los años setenta, el marxismo
“permitir al ciudadano sensato discernir el había atraído el interés de un puñado de
patrón que el proceso ha tejido en el pasa- arqueólogos estadounidenses. Entre estos
do y a partir de allí calcular cómo puede estaba Phil Kohl, quien en los años setenta
continuar en el futuro inmediato”. se volcó hacia Marx como alternativa a los
En los años ochenta, las ideas de Chil- enfoques arqueológicos procesuales para
de una vez más recibieron la atención de el estudio del intercambio y la producción
los académicos norteamericanos, a través (Kohl 1975, 1985).
de una vía algo retorcida y encubierta. En Otros arqueólogos norteamericanos le-
McGuire R. H. - “Leyendo y malinterpretando a V. Gordon Childe en América del Norte” 19

yeron a Childe en su totalidad pero adop- la investigación antropológica es transfor-


taron enfoques marxistas que enfatizaron mar el mundo social. Trigger nos urge a
más la crítica que Childe, o adoptaron una trabajar en pos de una sociedad que sea
noción más humanística del marxismo que tecnológicamente avanzada, culturalmen-
la de Childe. Mark Leone y sus estudian- te diversa, igualitaria tanto en sus aspec-
tes (1986, 1995, 2005; Palus et al. 2006) tos económicos como políticos, y en la
desarrollaron una arqueología crítica de- cual la gente comparta tanto los beneficios
rivada del marxismo estructural francés y como las responsabilidades de vivir en esta
de la Escuela de Frankfurt. La arqueolo- Tierra. Encuentra los medios para alcan-
gía crítica enfatiza la crítica y la creación zar esta meta en una consciencia crítica
de conciencia como forma para la acción, del contexto social y político de la investi-
en oposición a la idea childeana de que el gación arqueológica y en la búsqueda del
conocimiento proporciona reglas para la conocimiento. En la última década, Trigger
acción. Los estudiantes de la Universidad (2003a) se ha tornado aún más explícito
de Columbia que habían leído a Childe y a acerca de las implicaciones políticas de su
otros pensadores radicales como parte de trabajo.
la “Sociedad para la Revuelta Mundial” de En los comienzos del siglo XXI, la po-
fines de los años cuarenta, establecieron la pularidad de la evolución cultural ha de-
economía política antropológica estadou- clinado en la arqueología norteamericana.
nidense (Leacock 1972; Wolf 1959, 1982; Trigger (1998:xi) equipara el rechazo de la
Mintz 1986; Nash 1993). Inspiraron a una evolución sociocultural con el extremo re-
tercera cohorte de arqueólogos norteame- lativismo de la arqueología postprocesual.
ricanos (Crumley y Marquardt 1987; Mar- En su libro Sociocultural Evolution, Trigger
quardt 1992; McGuire 1992, 2008; Payn- (1998) ofrece un análisis histórico crítico.
ter 1999; Wurst 2006; Saitta 2007) para Examina el concepto en términos del con-
desarrollar un enfoque más humanista texto social y político de su formulación y
para la arqueología. Estos arqueólogos no uso, y en términos de su vinculación con
ven al conocimiento como proveedor de re- la acumulación de conocimiento acerca del
glas para la acción, sino más bien como pasado. Como Childe, rechaza la idea de
resultado de la interacción de la crítica, las la evolución cultural unilineal y en su lu-
observaciones del mundo real y de la ac- gar propone una idea contextualizada de la
ción en el mundo. evolución cultural como aquello que ocu-
El arqueólogo canadiense Bruce Trigger rrió en la historia. Reconoce que variadas
ha continuado explícitamente el trabajo de agendas sociales y políticas han usado a
Childe (McGuire 2006). Es claro que Chil- la evolución sociocultural y que el concep-
de tuvo una influencia germinal en su pen- to carga con un pesado lastre etnocéntrico
samiento. En igual medida, sin embargo, (Trigger 1998:225). Nota, sin embargo, que
Trigger ha sido el investigador más respon- estos problemas surgen de los usos políti-
sable de la formulación de una compren- cos del concepto y que no tienen en cuenta
sión coherente y contemporánea de Chil- la cuestión de si hay o no una forma y di-
de para la arqueología. Trigger (1980:19) rección en la historia humana. No cree que
exploró la profundidad del pensamiento el racismo y el etnocentrismo sean inhe-
de Childe para revelar las maneras en las rentes a la evolución sociocultural. Trigger
que “el pensamiento de Childe sigue cons- plantea que para que la evolución sociocul-
tituyendo un desafío importante para la tural sea un concepto esencial para enten-
arqueología”. der la historia humana, deben descartarse
Para Trigger y Childe, la meta última de las ideas de determinismo, de direcciones
20 Anuario de Arqueología, Rosario (2015), 7:9-23

inevitables del cambio y los juicios de va- dades más justas simplemente eliminando
lor. Una vez que los arqueólogos hagan las influencias corruptoras del capitalis-
esto, podrán estudiar la evolución socio- mo. En vez de ello, tenemos que imaginar y
cultural dentro de los contextos históricos diseñar mecanismos de control que funcio-
de la vida humana real. También sostiene nen en las sociedades de gran escala y tec-
que la realidad de la evolución sociocultu- nológicamente avanzadas, de una manera
ral demuestra la falsedad de la afirmación análoga al rol que cumplen el ridículo, el
conservadora de que estamos viviendo en chismorreo y el miedo a la brujería en las
el “fin de la historia” y de que sólo el libre sociedades de pequeña escala.
mercado nos espera en el futuro (Trigger
1998:192-193, 256).
Los últimos diez años de investigación El futuro de Childe en América del
de Trigger, que tienen como punto culmi- Norte
nante el libro Understanding Early Civili-
zations (Trigger 2003b), incluyen tanto la La lectura y mala interpretación de V.
crítica de los supuestos del neoliberalismo Gordon Childe continúa en América del
como el tratamiento marxista de la natu- Norte. La vasta mayoría de los arqueólogos
raleza humana. Este libro tiene parale- norteamericanos lo conoce sólo a través de
lismos con Man Makes Himself de Childe las breves caricaturas de sus revoluciones
(1936) en sus metas, en su alcance y en en la prehistoria, de su teoría de los oasis
su significancia para el mundo moderno. y de sus diez criterios arqueológicos para
Trigger cuestiona el supuesto originado identificar civilizaciones que aparecen en
en la Ilustración de que los humanos son los manuales. Childe es frecuentemente
inherentemente altruistas. Argumenta citado en la arqueología norteamericana,
que las relaciones igualitarias existentes pero es raramente leído. El trabajo de Chil-
en las sociedades de pequeña escala de- de inspiró y anticipó los principales intere-
ben ser mantenidas a través del ridículo, ses de la teoría arqueológica del siglo XX.
el chismorreo y el miedo a la brujería. Así, En los comienzos del siglo XXI, los arqueó-
las sociedades cazadoras-recolectoras no logos norteamericanos están bregando por
proporcionan un modelo para el futuro, demostrar la relevancia de la arqueología
pero demuestran que el igualitarismo so- para las problemáticas actuales y para
cial y político es posible en las sociedades construir arqueologías que respondan a
humanas. Su estudio intercultural de las los intereses de diferentes comunidades
primeras civilizaciones demuestra que es- (Watkins 2000; Bernbeck 2003; Pollock
tos mecanismos fallan al incrementarse la 2003; Meskill y Pels 2005; Pyburn 2005;
complejidad social. Sostiene que el resul- Hamilakas y Duke 2007; McGuire 2008).
tado inevitable de los cambios evolutivos Childe también nos ha precedido en estas
en las sociedades es la desigualdad políti- cuestiones. En la década de 1930, reco-
ca, social y económica institucionalizada. noció el rol que jugó la prehistoria para
Reconoce que los sistemas políticos com- sostener el surgimiento del fascismo en
plejos requieren que exista un mecanismo Alemania. Planteó y respondió la pregun-
de toma de decisiones de alto nivel, pero ta: “¿Es práctica la prehistoria?” (Childe
que esto no explica por qué las elites se 1933), para confrontar al fascismo. Luego
apropian de los excedentes para su propio de la Segunda Guerra Mundial, también
uso. Toma esto como evidencia de que el confrontó a la perversión del marxismo en
altruismo no es inherente a la condición la Unión Soviética y buscó construir un
humana, y de que no podemos crear socie- enfoque del conocimiento para enfrentar-
McGuire R. H. - “Leyendo y malinterpretando a V. Gordon Childe en América del Norte” 21

la. Tengo esperanzas que mis colegas van Trench, Trueban, and Co. London.
a trascender las malas lecturas y las ca- CHILDE, V.G. 1928. The Most Ancient
ricaturas de Childe, y volverán a leerlo a East: The Oriental Prelude to European
medida que nos enfrentemos a estas pro- Prehistory. Keagan Paul, Trench, True-
blemáticas. ban, and Co. London.
CHILDE, V.G. 1929. The Danube in Prehis-
tory. Claredon Press, London.
Notas CHILDE, V.G. 1930. The Bronze Age. Cam-
bridge University Press, Cambridge.
1. En la mayor parte del continente america- CHILDE, V.G. 1933. Is Prehistory Practi-
no (América del Norte, Central y del Sur), y a di- cal? Antiquity 7:410-418.
ferencia de Europa, la arqueología prehistórica
CHILDE, V.G. 1934. New Light on the
no es una disciplina específica o una rama de la
historia. Es parte de una disciplina mayor deno- Most Ancient East: The Oriental Prelude
minada Antropología, que se compone de cuatro to European Prehistory. Keagan Paul,
campos: la antropología biológica, la etnografía, Trench, Trueban, and Co. London.
la lingüística y la arqueología. CHILDE, V.G. 1935. Changing Methods
and Aims in Prehistory. Proceedings of
the Prehistoric Society. 1:1-15.
Bibliografía CHILDE, V.G. 1936. Man Makes Himself.
The New American Library, New York.
ADAMS, R.McCormick. 1966. Evolution of CHILDE, V.G. 1943a. Archaeology as a
Urban Society. Aldine, Chicago. Science. Nature 152:22-23.
BERNBECK, R. 2003. War-Time Academic CHILDE, V.G. 1943b. Archaeology in the
Professionalism. Public Archaeology. USSR. Man 43:4-9.
3:112-116. CHILDE, V.G. 1946. Archaeology and An-
BINFORD, L. 1972. An Archaeological Pers- thropology. Southwest Journal of An-
pective. Seminar Press, New York. thropology 2(1):243-251.
BINFORD, L. 1983. Working at Archaeolo- CHILDE, V.G. 1947. History. Cobbett
gy. Academic Press, New York. Press, London.
BRAIDWOOD, R.J. 1948. Prehistoric Men. CHILDE, V.G. 1949. The Sociology of
Scott Foresman and Company, Glen- Knowledge. The Modern Quarterly
view, IL. NS(IV):302-309.
BRAIDWOOD, R.J. 1958. Vere Gordon CHILDE, V.G. 1956. Society and Knowled-
Childe 1892-1957. American Anthropo- ge. Harper and Brothers, New York.
logist 60(4):733-736. CHILDE, V.G. 1989. Retrospective. En The
BRAIDWOOD, R.J. 1974. The Iraq Jarmo Pastmasters: Eleven Modern Pioneers
Project. En Archaeological Research in of Archaeology, editado por G. Daniels
Retrospect, editado por By G.R. Willey, y C. Chippendale, pp. 10-19, Thames
pp. 64-78. Winthrop Publishers Inc., and Hudson, London.
Cambridge, Massachusetts. CRUMLEY, C. y W. MARQUART. 1987. Re-
CALDWELL, J.R. 1959. The New American gional Dynamics: Burgundian Landsca-
Archaeology. Science 129:303-307. pes in Historical Perspective. Academic
CHILDE, V.G. 1925. The Dawn of Euro- Press, Orlando.
pean Civilization. Keagan Paul, Trench, DANIELS, G. 1975. A Hundred and Fifty
Trueban, and Co. London. Years of Archaeology. Duckworth, Lon-
CHILDE, V.G. 1926. The Aryans: A Study don.
of Indo-European Origins. Keagan Paul, FERNÁNDEZ, V.M. 2006. Una Arqueología
22 Anuario de Arqueología, Rosario (2015), 7:9-23

Crítica: Ciencia, Ética y Política en la LEONE, M. 2005. The Archaeology of Liber-


Construcción Pasado. Crítica, Barcelo- ty in an American Capital: Excavations
na. in Annapolis. University of California
FLANNERY, K. 1995. Childe the Evolutio- Press, Berkeley.
nist: A Perspective From Nuclear Ame- LONGACRE, W. 1970. Archaeology as An-
rica. En Archaeology of V. Gordon Chil- thropology: A Case Study. Anthropology
de: Contemporary Perspectives, editado Papers of the University of Arizona 17.
por D. Harris, pp. 101-120. University Tucson.
of Chicago Press, Chicago. LOWIE, R. 1937. The History of Ethnologi-
GATHERCOLE, P. 1983. Gordon Childe, cal Theory. Holt, Rinehart and Winston,
Man or Myth? Antiquity. 56:195-198. New York.
GREEN, S. 1981. Prehistorian: A Biography MACNEISH, R.S. 1974. Reflections on My
of V. Gordon Childe. Moonraker Press, Search for the Beginnings of Agriculture
Wiltshire. in Mexico. En Archaeological Research
HAMILAKIS, Y. y P. DUKE (editores). 2006. in Retrospect, editado por G.R. Willey,
Archaeology and Capitalism. Left Coast pp. 208-214.Winthrop Publishers Inc.,
Press, Walnut Creek, California. Cambridge, Massachusetts.
HILL, J. 1970. Broken K Pueblo: Prehisto- MARQUARDT, W.H. 1992. Dialectical Ar-
ric Social Organization in the American chaeology. Archaeological Method and
Southwest. Anthropology Papers of the Theory 4:101-140.
University of Arizona 18. Tucson. McGUIRE, R.H. 1992. A Marxist Archaeo-
HODDER, I. (editor). 1982. Symbolic and logy. Academic Press, Orlando, Florida.
Structural Archaeology. Cambridge Uni- McGUIRE, R.H. 2006. Marx, Childe, and
versity Press, Cambridge. Trigger. En The Works of Bruce G. Tri-
KOHL, P. 1975. The Archaeology of Trade. gger: Considering the Contexts of His
Dialectical Anthropology 1(1):43-50. Influences, editado por R. Williamson,
KOHL, P. 1985. Symbolic and Cognitive pp. 61-79. McGill University Press,
Archaeology: A New Loss of Innocence. Montreal.
Dialectical Anthropology 9:105-117. McGUIRE, R.H. 2008. Archaeology as Po-
LEACOCK, E.B. 1972. Introduction. En litical Action. University of California
Origin of Private Property and the State, Press, Berkeley.
editado por F. Engels, pp. 7-67. Inter- McNAIRN, B. 1980. Method and Theory of
national Publishers, New York. V. Gordon Childe. Edinburgh Universi-
LEONE, M. 1982. Childe’s Offspring. En ty Press, Edinburgh.
Symbolic and Structural Archaeology, MESKELL, L. y P. PELS (editores). 2005.
editado por I. Hodder, pp. 179-184. Embedded Ethics. Berg, Oxford.
Cambridge University Press, Cambrid- MINTZ, S. 1986. Sweetness and Power.
ge. Penguin, New York.
LEONE, M. 1986. Symbolic, Structural, MULLER, J. 1997. Mississippian Political
and Critical Archaeology. En American Economy. Plenum, New York.
Archaeology Past and Future, editado NASH, J. 1993. We Eat the Mines and They
por D. Meltzer, D. Fowler y J. Sabloff, Eat Us. Columbia University Press,
415-438. Smithsoian Institution Press, New York.
Washington. PALUS, M.M.; M.P. LEONE y M.D. CO-
LEONE, M. 1995. A Historical Archaeology CHRAN. 2006. Critical Archaeology:
of Capitalism. American Anthropologist Politics Past and Present. En Historical
97(2):251-268. Archaeology, editado por M. Hall y S.W.
McGuire R. H. - “Leyendo y malinterpretando a V. Gordon Childe en América del Norte” 23

Silliman, pp. 84-106. Blackwell Publi- in Anthropology: Essays in Honor of Ha-


shing, Oxford. rry Hoijer 1981, editado por S. Mintz,
PATTERSON, T.C. 1973. America’s Past: A M. Godelier y B. Trigger, pp. 59-97. Un-
New World Archaeology. Scott-Fores- dena Publications, Malibu, California.
man and Co., London. TRIGGER, B.G. 1985. Marxism in Ar-
PATTERSON, T.C. 1989. Political Economy chaeology: Real or Spurious. Reviews
and a Discourse Called “Peruvian Ar- in Anthropology.12:114-123.
chaeology”. Culture and History 4:35- TRIGGER, B.G. 1993. Marxism in Contem-
64. porary Western Archaeology. Archaeolo-
PATTERSON, T.C. 2003. Marx’s Ghost: gical Method and Theory 5:159-200.
Conversations With Archaeologists. TRIGGER, B.G. 1998. Sociocultural Evolu-
Berg, Oxford. tion. Blackwell Publishers, Oxford.
PAYNTER, R. 1999. The Archaeology of TRIGGER, B.G. 2003a. Artifacts and
Equality and Inequality. Annual Review Ideas. Transaction Publishers, New
of Anthropology 18:369-399. Brunswick, New Jersey.
PEACE, William J. TRIGGER, B.G. 2003b. Understanding Ear-
1988 Vere Gordon Childe and American ly Civilizations: A Comparative Study.
Anthropology. Journal of Anthropologi- Cambridge University Press, Cambrid-
cal Research 44(4):417-433. ge.
POLLOCK, S. 2003. The Looting of the Iraq TRINGHAM, R.A. 1983. V. Gordon Chil-
Museum: Thoughts on Archaeology in de, 25 Years After: His Relevance for
a Time of Crisis. Public Archaeology Archaeology in the Eighties. Journal of
3:117-124. Field Archaeology 10:85-100.
PYBURN, A.K. 2005. Past Pedagogy. Ar- WATKINS, J. 2000. Indigenous Archaeolo-
chaeologies: Journal of the World Ar- gy: American Indian Values and Scien-
chaeological Congress. 1(2):1-6. tific Practice. AltaMira Press, Walnut
REDFIELD, R. 1953. The Primitive World Creek, California.
and Its Transformation. Cornell Univer- WHITE, L. 1959. The Concept of Evolution
sity Press, Ithaca. in Cultural Anthropology. En Evolu-
ROUSE, I. 1958. Vere Gordon Childe 1892- tion and Anthropology: A Centennial
1957. American Antiquity 24(1):82-84. Appraisal, editado por B. Meggers, pp.
SAITTA, D. 2007. The Archaeology of Co- 106-125. The Anthropological Society
llective Action. University Press of Flori- of Washington, Washington.
da, Tallahassee. WOLF, E. 1959. Sons of the Shaking Earth.
STOCKING, G.W.Jr. (editor). 1998. Volks- University of Chicago Press, Chicago.
geist as Method and Ethic: Essays on WOLF, E. 1982. Europe and the People Wi-
Boasian Ethnography and the German thout History. University of California
Anthropological Tradition. University of Press, Berkeley.
Wisconsin Press, Madison. WURST, L.A. 2006. A Class All Its Own:
TRIGGER, B.G. 1978. Time and Traditions: Explorations of Class Formation and
Essays in Archaeological Interpretation. Conflict. En Historical Archaeology, edi-
Columbia University Press, New York. tado por M. Hall y S.W. Silliman, pp.
TRIGGER, B.G. 1980. Gordon Childe: Revo- 190-208. Blackwell Publishing, Oxford.
lutions in Archaeology. Columbia Uni- YOFFEE, N. 1997. Robert McCormick
versity Press, New York. Adams: An Archaeological Biography.
TRIGGER, B.G. 1984. Marxism and Ar- American Antiquity 62(3):399-413.
chaeology. En On Marxian Perspectives
View publication stats

También podría gustarte