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Los Viajeros Medievales
Los Viajeros Medievales
I I
HÎSTORIA HOY
Santillana
LOS VIAJEROS
MEDIEVALES
Dirección: Sergio Sánchez Cerezo
Edición: Alberto Martín Baró
Diseño de cubierta: Elisa Rodríguez
Diseño de interior: Concha Langle
Dirección de arte: Juan José Vázquez
Selección de ilustraciones: Maryse Pinet, Mirian Galaz
Realización: Miguel García
Dirección de realización: Francisco Romero
Editorial Santillana, S. A.
Carrera 13, n.° 63-39, piso 12
Santafé de Bogotá - Colombia
Ediciones Santillana, S. A.
Boulevard España, 2418
Montevideo - Uruguay
Printed in Spain
Impreso en España por
Talleres Gráficos de Huertas, S. L.
Fuenlabrada (Madrid)
ÍSBN: 84-294-4783-0
Depósito legal: M. 13519-1996
LOS VIAJEROS
MEDIEVALES
por
#- Santillana
Introducción
Los viajeros
Los viajeros de Dios: los peregrinos _9
Los lugares de destino de las peregrinaciones 11
La actitud del peregrino en su lugar de destino 11
Los viajeros de ida y vuelta 16
Los reyes y otros grandes señores JL6
Los embajadores, mensajeros y correos JL8
Los soldados 20
Los buhoneros, arrieros y carreteros 20
Los viajeros estacionales: recaudadores,
estudiantes, segadores, pastores 22
Los viajeros de ida: los emigrantes y exiliados 24
Los viajeros a todas y a ninguna parte 26
Los viajeros de ficción J29
Los viajeros muertos 30
Documentos
Debate
Vocabulario
Bibliografía
introducción
F
mmn una fecha indeterminada de finales del siglo iv, una viuda de la
Callaecia, Galicia, llamada Egeria, realizó un viaje a ¡erusalén, con el
fin de visitar los lugares en que ¡esús había vivido. Nueve siglos más
tarde, un ¡oven veneciano, Marco Polo, acompañó a su padre y su tío a
la corte del Gran Kan mongol en Pekín y allí permaneció durante más
de quince años. En 1466, el noble bohemio León de Rosmithal decidió
ponerse en camino a Compostela, no tanto, según confesó, por venerar
la tumba del apóstol Santiago como por ver mundo y conocer nuevas
gentes.
Los tres ejemplos, escalonados a lo largo de once siglos, pueden
servir de pórtico a este libro sobre viajeros medievales. Al menos, para
recordar a los del siglo xx que, aun sin cámaras fotográficas, mapas o
folletos turísticos, también hubo entonces gentes dispuestas a recorrer
mundo. Sus motivos fueron tan variados como los de los viajeros de
hoy. La visita a un pariente, la peregrinación a un lugar santo, el viaje
de negocios, el deseo de conocer otras tierras y lugares de interés, la
emigración... eran en la Edad Media, como hoy, razones para ponerse
en camino.
Después, las circunstancias dejaban de ser parecidas. A diferencia
de nosotros, en sus desplazamientos, los medievales se preocupaban
poco del tiempo cronológico; se defendían a duras penas de las incle-
mencias atmosféricas y raramente llegaban a hacerse una idea general
del espacio y de las gentes que encontraban en su viaje. Maticemos, en
su viaje físico.
En efecto, este hombre medieval, al que se ha calificado de homo
viator, de caminante, se sentía como tal en tres aspectos. El físico, des-
de luego: la Edad Media, sobre todo antes del siglo x, fue casi una épo-
ca de nomadismo. El imaginario: como nos sucedió a los jóvenes que
leíamos las novelas de julio Verne, también los hombres y mujeres me-
dievales contaron con autores que imaginaron viajes. Y, por fin y sobre
6
Introducción
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Los viajeros medievales
LOS VIAJEROS
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Los viajeros medievales
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Los viajeros
HKROSOL01A
A la izquierda, imagen Bizancio y del califato de Bagdad disuadían incluso a las gentes
de Jerusalén en el Líber más piadosas. Así, un peregrino que saliera de España debía re-
chronicarum, de 1490
correr más de ocho mil kilómetros a pie para hacer el viaje de
(Biblioteca Capitular de
Bressanone, Italia). A la
ida y vuelta a Jerusalén.
derecha, nave central A finales del siglo xi, en el año 1095, el papa Urbano II ani-
de la catedral de San- mó a los europeos a hacerse cruzados. Esto es, a poner en sus ro-
tiago de Compostela. pas el signo de la cruz y a marchar a Jerusalén a rescatar la ciudad
de manos de los musulmanes. Ése fue el origen de la primera cru-
zada. Desde ese momento, la peregrinación a Jerusalén combinó
su contenido espiritual con otro de guerra santa contra el Islam.
Para animarla, el propio Urbano II concedió indulgencia plenària
a quienes murieran en la expedición. Ello equivalía a prometer
que los muertos iban directamente al cielo.
La peregrinación a Santiago de Compostela fue el segundo de
los tres destinos mayores de los peregrinos europeos de la Edad
Media. Su objetivo era entrar en contacto físico con el sitio en
que se suponía que el apóstol Santiago estaba enterrado. Según
la tradición, hacia el año 825, un día, un monje vio un resplan-
dor que salía de la tierra. Se acercó y comprobó que se trataba de
un arca. Tal arca se supuso que contenía los restos del apóstol
Santiago que, después de su ejecución, habrían sido trasladados
por sus discípulos desde Jerusalén hasta Galicia. A raíz del descu-
brimiento del sepulcro se edificó una iglesia en el lugar en que el
arca había aparecido, y la devoción a Santiago se extendió por
España y por Europa.
El primer peregrino de nombre conocido fue Godescalco,
obispo de la ciudad francesa de Puy, quien hizo el camino en el
año 950. Después, durante siglos, miles de europeos siguieron la
misma ruta. Ello contribuyó a fijar el recorrido del llamado
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Los viajeros
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Los viajeros medievales
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Los viajeros
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Los viajeros medievales
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Los v i a j e r o s
Conquista de Toledo
por Alfonso VI en un
azulejo de la Plaza de
España de Sevilla. El
caballo en el que mon-
ta, con rica gualdrapa,
da una idea del boato
de los cortejos regios.
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Los viajeros medievales
Desde mediados del siglo xin, el embajador empezó a ser una fi-
gura habitual en los caminos de Europa. Dos siglos más tarde,
Bernard de Rosier escribió el primer tratado de práctica diplomá-
tica, el titulado Breve tratado sobre los embajadores.
De los innumerables viajes de los embajadores medievales,
unos cuantos resultaron especialmente extraordinarios por su
destino y sus objetivos. Por ejemplo, los realizados a la corte del
Gran Kan o jefe supremo de los mongoles entre mediados del si-
glo xiii y comienzos del xv. Las primeras embajadas con ese des-
tino las envió el papa Inocencio IV desde 1245. Los enviados
fueron unos embajadores-misioneros, frailes franciscanos y do-
minicos. Su misión, entre otros objetivos, incluía dos: hallar el
reino del Preste Juan y animar a los mongoles a colaborar con
los reyes cristianos en la recuperación de Jerusalén de manos
musulmanas.
La leyenda del Preste Juan se había difundido por Europa
desde mediados del siglo xn. Esto es, desde el momento en que
los musulmanes empezaron a recuperar territorios que los cruza-
dos habían ocupado en Siria y Palestina en 1099. Se suponía que
el tal Preste Juan de la India era un emperador-sacerdote, cuyo
imperio abarcaba gran parte de Asia, y al que estaban sometidos
muchos reinos. Su autoridad se extendía sobre una tierra paradi-
síaca, llena de riquezas y plantas y animales extraordinarios. Banquete del Gran Kan,
La leyenda cobró fuerza cuando la expansión de los mongo- miniatura del Libro de
les en el siglo xm y la paz que siguió a sus conquistas permitie- las maravillas del mun-
ron a viajeros europeos adentrarse en Asia. En efecto, Gengis do sobre los viajes de
Kan y sus sucesores habían unificado políticamente un inmenso Marco Polo, del siglo xiv
espacio, desde el mar de la China hasta el Danubio. Más aún, (Biblioteca Nacional,
habían asegurado una paz, que fomentó las relaciones, basadas París).
en un excelente servicio de postas y correos.
Pese a la distancia y las dificultades del viaje, las embaja-
das de Juan de Pian Carpino en 1245 y, siete años después, de
Guillermo de Rubruck llegaron a su lejano destino. Sus prota-
gonistas, además de describir las costumbres de los pueblos
mongoles, dieron noticias de la existencia de pequeñas comuni-
dades de cristianos que encontraron en perdidos lugares del in-
terior de Asia.
Las embajadas al Gran Kan se repitieron en la segunda mi-
tad del siglo xm y principios del siguiente. Como en las anterio-
res, sus miembros, frailes franciscanos o dominicos, eran a la vez
enviados políticos y misioneros, que llegaron hasta Pekín.
Algunos de ellos, como Odorico de Pordenone y Juan de noiffffla'hUiTirlngoinmiifiHfroiiginirt'tiflaitttraJ
s n u t n i ifnmf te mints crir la diQttñooj ut toii-attpur^rtx
Montecorvino, nos dejaron relatos llenos de informaciones y al- .iiirrs.3«nt|cctr|Ki • Vil mmr^iicquronoiífclaunw^RC Gilí
nn«ifliir?umu*»ift"i-™ï'îtŒ»iotu.omiiaûirtrlatuiai<
gunas fantasías de sus recorridos por Asia. Animados por ellos, <? giaitr Uaan te catino cíftus «i utüuis i
entre 1403 y 1406, Ruy González de Clavijo, embajador del rey icsutts cu muiUr, 31? &nr£Ufcgcr arto
tmigr orne ïœ gmns fagnouB ícer ¡His
Enrique III de Castilla, realizó un viaje hasta la corte que el gran K I matr tots grane mipsaas.iiil-iit&tuK
uup ícaunísítrtí.toitjnrurtt bmtSx&.a
&5xd¡. CÍÍS ítuu? crujruxcs auioustrtntu
conquistador mongol Tamerlán tenía entonces en Samarcanda.
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Los viajeros medievales
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Los viajeros
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Los viajeros medievales
Desembarco de mercan-
cías en el puerto, en un
códice del siglo xv (Bod-
leian Library, Oxford,
Gran Bretaña).
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Los viajeros
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Los viajeros medievales
vuelta a segar las mieses de Castilla. Eran otros habituales del ca-
mino, sometidos a un ritmo férreamente estacional.
Los pastores fueron con todo los viajeros estacionales mejor
documentados. El cancionero popular ha recogido muchas tra-
diciones de pastores que van y vienen. Una de las más conocidas
recuerda: "ya se van los pastores a la Extremadura..." Se trataba
de los encargados de conducir los rebaños de ovejas en las largas
trashumancias. Según los documentos, algunos iban desde la
vertiente francesa de los Pirineos hasta las tierras del Maestraz-
go, donde llegaban a tiempo para las fiestas de las villas de San
Mateo y Morella.
Y, sobre todo, usuarios de los caminos o, más exactamente,
creadores de caminos, fueron los pastores de Castilla. Aquí, la
trashumancia medieval dejó su imborrable rastro en una serie de
caminos, cordales y sobre todo grandes cañadas, que podían lle-
gar a tener una anchura de casi cien metros. Algunas ciudades
castellanas, sin excluir Madrid, fueron en su momento lugar de
paso de esas cañadas; en el caso de la capital, la calle de Alcalá.
Por ellas transitaban los rebaños que durante el verano pastaban
en las montañas del norte y durante el invierno lo hacían en los
pastizales del sur: en Extremadura o en el valle de Alcudia.
Dos veces al año, durante un mes en primavera y otro en
otoño, hasta cuatro millones de ovejas se desplazaban de unos
pastos a otros. El tráfico estaba relacionado con la producción de
lana, primera materia de exportación del reino de Castilla en los
siglos xiii a xv. No extraña por ello que, hacia 1250, los propieta-
rios de ganado ovino se asociaran en el "Honrado Concejo de la
Mesta" para organizar tal tránsito. Para su conducción, los reba-
ños trashumantes se distribuían en hatos de mil cabezas, dirigi-
dos por un mayoral, ayudado por pastores y rabadanes. En total,
unas quince mil personas circulando por las cañadas con sus in-
mensos rebaños: en abril hacia el norte y en octubre hacia el sur
de Castilla.
24
Los viaferos
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Los viajeros medievales
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II
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26
Los viajeros
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Los viajeros medievales
Los trovadores eran otros usuarios sin destino fijo de los ca-
minos. Su oficio era el de componer trovas o canciones que reci-
taban o cantaban en las cortes de reyes y grandes nobles. Para
éstos era un título de honor contar con uno o varios trovadores
que mediante pago cantaran las glorias de la familia. Ello explica
que los trovadores formaran parte de las comitivas nobiliarias, a
las que entretenían cuando acampaban para pasar la noche, y
que fueran bien recibidos en castillos y palacios. En toda Europa
gozaron de fama los trovadores del sur de Francia y Cataluña y,
más tarde, los de Galicia y Portugal. Así sucedió con Marcabrú,
Peire Vidal, Ramón Vidal de Besalú o Macias "lo namorado",
ampliamente conocidos por sus composiciones poéticas.
Los juglares. Aunque el tono de la corte señorial lo dieran los
trovadores, ningún rey o noble renunciaba a contar con algún
juglar. Éste era una mezcla de recitador de poemas, narrador de
cuentos, malabarista, echador de cartas, músico, ambulante, que
Los motivos del escudo no era difícil encontrar en los caminos de Europa. Se trataba
de armas de estos nobles además de un compañero muy bien recibido por otros viajeros,
se repetían en la gual- a quienes sus habilidades aseguraban un entretenimiento. Con
drapa de sus caballos.
Libro de los caballeros
todo, su función social fue más allá: algunos juglares contribu-
de Santiago (Archivo yeron a difundir los poemas épicos, como el Poema de Mió Cid, y
Municipal, Burgos). con ellos a crear una memoria histórica entre las gentes que los
escuchaban en plazas y ventas.
Los justadores fueron sin duda unos de los tipos más singula-
res de los caminos medievales de los siglos xiv y xv. Eran nobles
que recorrían los reinos buscando lugares donde lucir sus habili-
dades en justas y torneos. Éstos se habían convertido, en los si-
glos finales de la Edad Media, en una especie de residuo estiliza-
do de las antiguas luchas entre señores. En efecto, en los siglos xi
y xii, los jóvenes nobles que tenían hermanos mayores no espe-
raban heredar. Por ello buscaban señores que los contrataran co-
mo guardia personal a caballo. El pago de sus servicios les permi-
tía adquirir un patrimonio para casarse y mantener una familia
En los siglos xiv y xv, la difusión del empleo de la pólvora y
de los arcos grandes hizo disminuir el papel de la caballería co-
mo fuerza militar en las batallas. En cierto modo, para un noble
de los de antes, la guerra empezó a tener entonces un carácter
plebeyo: un campesino o un artesano dotado con un arco podía
derribar a un señor montado a caballo. Ello hizo que, por nostal-
gia de un tiempo pasado que consideraban mejor, los caballeros
se convirtieran en buscadores de gloria en otros escenarios.
Así, caballeros andantes a la búsqueda de aventuras, de de-
mostraciones de valor y fuerza, fueron frecuentes en los caminos
de Europa. A comienzos del siglo xvn, Miguel de Cervantes utili-
zaría ese tipo humano para crear la figura de don Quijote de la
Mancha. Con ella trató de ridiculizar la pretensión de tanto ca-
ballero andante a la busca de peligros por el amor de una dama.
28
Los viajeros
De las distintas andanzas de esos caballeros, las más vistosas G uerreros medievales
fueron sin duda los torneos y las más llamativas, los pasos de ar- en una miniatura de la
Biblia di Borso d'Esté,
mas. Se ha conservado acta notarial del paso de armas que sostu- del siglo xv, Biblioteca
vo el noble don Suero de Quiñones en el puente sobre el río Estense, Mòdena, Italia
Órbigo, cerca de León, durante el mes de julio de 1434. Por ella (Biblioteca Nacional,
sabemos que el noble se encadenó al puente, dispuesto a no de- Madrid).
jar pasar a ningún caballero que no aceptara rendirse ante él.
Durante un mes, don Suero lidió con más de sesenta caballeros
saliendo vencedor y rompiendo ciento ochenta lanzas en la lid.
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Los viajeros medievales
Caravana de mercade-
res en el Atlas catalán
de Abraham Cresques,
de 1375 (Biblioteca Na-
cional, París).
'rm .;S?.>-.
30
Los viajeros
31
Los viajeros medievales
c
en el libro Lancelot du
Lac (Biblioteca Nacio-
nal, París). ada viaje resultaba en la Edad Media más una excursión im-
provisada que un viaje tal como lo entendemos hoy. En el des-
plazamiento, el viajero rara vez desaprovechaba las ocasiones de
distracción, conocimiento, diversión o devoción que surgían en
torno a su ruta, pero en un entorno enormemente amplio, lo
que prolongaba la duración de cada viaje. Pese a estas diferen-
cias con nuestros viajes, algunos viajeros tomaban también sus
medidas a la hora de preparar y realizar sus salidas.
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Los viajeros medievales
EL C A M I N O DE SANTIAGO
Camino de Santiago a partir de Sancho III de Navarra Reinos cristianos a la muerte de Sancho III de Navarra (1035)
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Los viajes de ios viajeros medievales
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Los viajeros medievales
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Los viajes d e los viajeros m e d i e v a l e s
SÍ.V fe v
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Los viajeros medievales
Santo Domingo de la dievales. Por ejemplo, el construido por Domingo sobre el río
Calzada en un dibujo Oja a finales del siglo xi para facilitar el camino de los peregrinos
de 1909 de ). C. del a Santiago. Al lado de ese puente nació una villa, que tomó el
Bust0
- nombre del ermitaño ingeniero: Santo Domingo de la Calzada.
•MHB^^MMMMaa Un contemporáneo de Domingo, el rey Alfonso VI de León
y Castilla, fue recordado por las crónicas, entre otras cosas, por-
que "reparó todos los puentes desde Logroño a Compostela".
Pero realmente sólo en los siglos xiv y xv los reyes europeos em-
pezaron a planificar las rutas y a tomar medidas para el arreglo y
conservación de los caminos. Para ello establecieron tributos es-
peciales, los peajes, y encargaron la redacción de proyectos de
mejora de las rutas más importantes.
Los caminos medievales, como los de hoy, tenían una an-
chura muy variable. Allí donde habían subsistido las calzadas ro-
manas, éstas podían tener hasta quince metros de ancho. Más
amplias eran, como hemos visto, las cañadas por las que transi-
taban los rebaños trashumantes de la Mesta en Castilla. Pero eso
era excepcional. Los caminos más importantes de Francia e
Inglaterra no solían tener más de ocho a nueve metros. En
Vizcaya, los que iban de las terrerías a los puertos eran de unos
cinco metros; así podían cruzarse los carros que transportaban el
mineral de hierro.
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Los viajes de los viajeros medievales
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Los viajeros medievales
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Los viajes de los viaferos medievales
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Los viajeros medievales
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Las consecuencias de los viajes medievales
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Los viajeros medievales
A la izquierda, portula- El primero fue la aparición de los portulanos, mapas que di-
no de Pietro Vesconte bujaban los accidentes de la línea de costa de Europa. En su crea-
en la obra de 1321 de ción destacaron los cosmógrafos mallorquines y catalanes. El
Marín Sañudo, Liber ejemplar más notable fue probablemente el elaborado por el ju-
secretorum fidelium
super Terrae Sanctae
dío Abraham Cresques, cartógrafo real de Aragón, en 1375. El se-
recuperatione (Biblio- gundo fue la traducción del griego, a principios del siglo xv, de
teca Apostólica, Ciudad la Geografía de Ptolomeo, autor del siglo n. Y el tercero, unas des-
del Vaticano). A la de- cripciones más precisas de los viajes, como puede verse en las de
recha, copia facsímil Nompar de Caumont, peregrino en Compostela y Jerusalem
del Atlas catalán de
Abraham Cresques, del Hacia un conocimiento del espacio extraeuropeo
año 1375.
Los viajes por los caminos de los reinos europeos o la nave-
gación de cabotaje por sus costas abrieron rutas de comercio y
facilitaron el conocimiento de su geografía. De esa forma, para
mediados del siglo xm, los europeos ya tenían una idea bastante
clara de los pequeños y los grandes itinerarios. Desde el mar
Báltico al mar Negro a través de las estepas y los ríos rusos.
Desde los puertos del mar del Norte hasta Roma atravesando los
Alpes, o por mar cruzando el estrecho de Gibraltar. Aunque to-
davía de forma insegura, daba la impresión de que los europeos
conocían ya su espacio.
Desde mediados del siglo xm, a la vez que las relaciones
mercantiles y políticas entre los reinos se intensificaron, se fue-
ron multiplicando los viajes fuera de los límites de Europa. El
proceso tuvo dos escenarios: uno terrestre, en Asia; otro maríti-
mo, en el océano Atlántico.
Los viajes de europeos por tierras asiáticas, como ya hemos di-
cho, tuvieron que ver con las expectativas creadas por la expan-
sión de los mongoles. Recordemos que en 1099 los cruzados ha-
bían conquistado Jerusalén y se habían instalado en medio de
un territorio ocupado por musulmanes. Este hecho explica que
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Las consecuencias de ios viajes medievales
LA EXPANSIÓN, S. XI - XII
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Los viajeros medievales
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Las consecuencias de los viajes medievales
unidad de los territorios dominados por los mongoles para llegar A la izquierda, desem-
hasta Pekín. De estos viajes, unos fueron misiones protagoniza- barco de los cruzados
das, sobre todo, por frailes franciscanos. Otros, viajes de nego- de la expedición de San
Luis en Tierra Santa,
cios. Y otros, meras embajadas tratando de conseguir la ayuda de miniatura de una carta
los mongoles contra los musulmanes. del Mediterráneo del si-
Entre las misiones franciscanas, ya hemos mencionado en glo xiv (Biblioteca Na-
su momento las de Guillermo de Rubruck y Odorico de Porde- cional, París). A la de-
none. En cuanto a los viajes de negocios, los más famosos fue- recha, miniatura del
ron los de los mercaderes venecianos de la familia Polo. Entre Libro de las maravillas
1262 y 1269, Nicolás y Mafeo Polo fueron los primeros occiden- del mundo sobre los
viajes de Marco Polo.
tales en hacer un viaje de ida y vuelta a la China, donde habían
ido siguiendo la ruta del comercio de la seda. De allí regresaron
con una carta de Jublai, kan de los mongoles, solicitando del pa-
pa el envío de hombres sabios.
En su segundo viaje, los Polo incorporaron a Marco, hijo de
Nicolás, y necesitaron tres años para ir de Venecia a Pekín. Una
vez aquí, su estancia se prolongó durante más de quince años,
ocupados en diversos servicios al emperador. Por fin, en 1293
abandonaron China por vía marítima, llegando a Ormuz, en el
fondo del golfo Pérsico. Desde aquí, cortaron por tierra a Trebi-
sonda, en la costa del mar Negro, para seguir por mar hasta
Venecia. En suma, veinticinco años fuera de su tierra. El relato
de sus andanzas dictado por Marco Polo recibió el nombre de El
libro de las maravillas o El millón y está lleno de descripciones y
noticias. Siglo y medio más tarde, otro italiano, Nicolás Conti,
pasó veinticinco años (entre 1419 y 1444) recorriendo tierras de
la India, Birmània, Indonesia y Malasia.
Entre los viajes a tierras asiáticas, uno de los mejor, conoci-
dos fue el realizado por Ruy González de Clavijo, enviado del
rey Enrique III de Castilla a la corte de Tamerlán, Gran Kan de
los mongoles, en Samarcanda. La embajada salió del Puerto de
Santa María en junio de 1403, llegó por mar a Constantinopla;
pasó allí el invierno y en marzo de 1404 siguió por mar hasta
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Los viajeros medievales
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Las consecuencias de los viajes medievales
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LA EXPANSIÓN, S. XIII - XV
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Los viajeros medievales
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C o n c l u s i ó n : más allá de p e r e g r i n o s y viajeros, ei homo viator
r
a presentación de los viajeros medievales nos ha permitido
acercarnos a variados aspectos de la sociedad de la época. Entre
los que se refieren más directamente al tema debemos recordar
los tres siguientes:
1. Los hombres y mujeres medievales fueron viajeros natos.
Lo fueron antes del siglo xi, cuando la sociedad era, en buena Una forma de peregri-
nación espiritual fueron
parte, nómada. O, si la palabra parece exagerada, cuando la so-
las procesiones, como
ciedad europea no estaba todavía plenamente arraigada en espa- ésta de los notarios de
cios concretos. Y lo fueron desde el siglo xi en función de los la ciudad de Perugia en
diversos motivos y en las distintas modalidades que hemos ana- la fiesta de la Cande-
lizado en el texto. laria. Detalle de una
2. Los viajes de los viajeros medievales fueron mucho más miniatura de Saluto
incómodos que los nuestros. Por las inclemencias atmosféricas, dell'Arte dei Notari,
ante las que se hallaban prácticamente inermes. Por los medios del siglo xv (Biblioteca
Augusta, Perugia).
de transporte lentísimos: los pies o una cabalgadura; rara vez, el
carro. Por las condiciones de los caminos. Las físicas: el mal esta-
do, los barros, las nieves, los ríos desbordados, la falta de puen-
tes..., los bosques espesos y llenos de animales y salteadores. Las
humanas: los abusos de cobradores de peajes, barqueros, posade-
ros, soldados... Las administrativas: la multiplicación de juris-
dicciones, cada una con sus ordenamientos. Por la falta de ins-
trumentos de conocimiento del espacio: hasta el siglo xm, los
mapas fueron sólo representaciones simbólicas.
3. Los viajeros medievales, pese a esas incomodidades y li-
mitaciones, no renunciaron a recorrer tierras y a conocer otras
gentes, tanto europeas como extraeuropeas. En ocasiones fueron
las leyendas de riqueza las que los empujaron a ir cada vez más
lejos. En otras, el deseo de convertir infieles o paganos. Esa mez-
cla de leyenda y espíritu misionero influyó decisivamente en los
viajes que se hicieron desde finales del siglo xv. Tanto hacia las
Indias occidentales (América) como hacia las orientales (India
propiamente dicha, China y el sudeste de Asia).
La atención a estos tres conjuntos de datos relativos a los
viajeros medievales no debe hacernos olvidar otro fundamental.
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Los viajeros medievales
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¡ir íir
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Documenías
Los "viajeros de Dios": los peregrinos tuvieron por objetivo su purificación espiritual a través del
desarraigo, el sacrificio físico y la humildad. Sus destinos más importantes fueron jerusalén,
Santiago de Compostela y Roma, según recogía a mediados del siglo xm uno de los títulos de las
Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla.
Documento 1
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Los viajeros medievales
ios viajeros reales y nobiliarios. Una de las ocasiones en que los viajes medievales adquirían mayor
brillantez era la de la llegada de una princesa prometida en matrimonio a un príncipe de un reino
ajeno. En esas ocasiones, el reino anfitrión se esmeraba por impresionar a la novia y su comitiva.
Tal vez, una de las recepciones de ese tipo más impresionante fue la que dispensó el conde de Haro
en Briviesca en 1440, con ocasión de la llegada de la princesa Blanca de Navarra a Castilla para
contraer matrimonio con el que luego sería Enrique IV.
Documento 2
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Documentos
El paso de una comitiva de viajeros reales o nobiliarios por un lugar era una amenaza para los
vecinos, que estaban obligados a cumplir las obligaciones de hospedaje (alojarlos en sus casas) y
yantar (darles alimentos) a su paso por la ciudad o la aldea. Ello era motivo de abusos; ante la
denuncia de los procuradores en las Cortes de Segovia del año 1390, el rey trató de cortarlos.
Documento 3
Como quier que, segund costumbre usada fasta aquí, los de los
nuestros regnos sean tenudos de dar posadas sin dineros a los
de la nuestra corte,... por fazer merced a los vezinos e moradores de la
cibdat de Segovia, porque no sean tan agraviados en tener los huespe-
des en sus casas continuadamente sin dinero, ordenamos e mandamos
que sean asignadas posadas en los dichos arrabales... E las posadas que
asi fueran asignadas, mandamos que sean partidas entre el morador y
el huésped,... pero que el morador no sea tenudo de dar al huésped ro-
pa nin otra cosa alguna de lo suyo contra su voluntad...
Otrosí, mandamos que... los moradores o sennores de las posadas
donde fueren aposentados les den aguisadamente ropa en que
duerman e mesa e manteles e ollas e tajaderos e escudillas...
(Cuaderno de las Cortes de Segovia de 1390, petición 5. Publicado en
Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla, Madrid, 1863, tomo I.)
Documento 4
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Los viajeros medievales
Los caminos europeos fueron frecuentados también por malhechores y, en consecuencia, por las
justicias que los perseguían. Los vecinos de cada lugar estaban obligados a acompañar a esas
justicias en la persecución de los delincuentes cuando eran convocados al apellido o llamamiento.
Así lo disponía, por ejemplo, el Fuero de Úbeda, del siglo xm.
Documento 5
Los viajeros de ida: los emigrantes repobladores. La repoblación fue un proceso muy característico
de los siglos xi a xm. La llamada Crónica de la población de Ávila guardó memoria de la tradición
de la repoblación de esa ciudad, a finales del siglo xi, por parte de gentes procedentes de las aldeas
de las sierras de la Demanda y Picos de Urbión.
Documento 6
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Documentos
/.os viajeros de ida: los emigrantes. Con carácter masivo, la emigración se dio en los siglos xi a xm,
sobre todo en dos espacios. Uno, el conquistado a los musulmanes en España; otro, el de los eslavo
al este del río Elba, ocupado por los alemanes. El Libro del repartimiento de Sevilla incluyó la lista
de los que poblaron la ciudad y sus alrededores después de la conquista de 1248. El topónimo que,
como apellido, acompañaba al nombre de persona indica la procedencia de muchos pobladores.
Documento 7
Uno de los tipos de viajero más singular de los siglos xiv y xv fue el caballero justador: un noble que
recorría los caminos o se apostaba en un lugar determinado, retando a otros nobles a medir sus
armas con él. Su acción se llamaba un paso honroso. Uno de los más famosos fue el sostenido por
don Suero de Quiñones en el mes de julio de 1434, año santo compostelano, en el puente del río
Órbigo, a su paso por la localidad de Hospital de Órbigo. Cuando al cabo de un mes levantó el
campo, había lidiado con 69 caballeros y había roto 180 lanzas.
Documento 8
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Los viajeros medievales
Documento 8
Uno de los aspectos de la sociedad medieval que más sorprende a una persona del siglo xx es la
disponibilidad de las gentes para abandonar su casa y seguir a predicadores que les prometían,
unas veces, el cielo por morir luchando contra los infieles (así en las cruzadas), otras, una igualdad
social, que no encontraban en sus ciudades y aldeas. Los seguidores de los predicadores itinerantes
fueran herejes o no, constituyeron otros de los habituales de los caminos medievales. Así sucedió en
Vizcaya hacia 1445.
Documento 9
Los viajeros inmóviles: fueron aquellos eruditos que, sin moverse de su lugar de residencia, usaron
libros de viajes y de geografía escritos por otros para elaborar los suyos propios. Ese fue
el caso de un franciscano del reino de Castilla que, a mediados del siglo xiv, escribió el que él llamó
Libro del conoscimiento de todos los reinos y tierras y señoríos que son por el mundo.
Documento 10
Documento 10
Colonia se dice que están enterrados los tres Reyes Magos que adora-
ron a Jesucristo en Belén. Pero cuando estuve en el imperio de Cataya,
en una ciudad llamada Solin, me mostraron tres monumentos muy
notables y me dijeron también que eran las tumbas de los tres Reyes
Magos...
... En las tierras de Gotia e Hircania,... ven la estrella del norte en
medio del cielo y... en ellas el día dura seis meses y la noche otros seis
y la tierra está deshabitada. Por cierto, se dice que en estas tierras hay
hombres sin cuello, que tienen las cabezas pegadas a los hombros, bar-
bas sobre los pechos y orejas tan grandes que les llegan a los hombros.
... Estas dos provincias de Hircania y Gotia fueron pobladas por
los godos cuando salieron de Tartaria, de los castillos de Gog y Magog,
tras librarse del encerramiento en que Alejandro Magno los ha- N
bía puesto...
(Edición facsímil de la de M. JIMÉNEZ DE LA ESPADA. Barcelona, 1980, pp. 8 y
114. Para facilitar su lectura, se ha modernizado su ortografía y redacción.)
Los viajeros muertos: las reliquias. La devoción y la fe en la fuerza milagrosa de las reliquias de los
santos fueron causa de robos y de procesiones y acogidas solemnes. En 17 02, el propio arzobispo
de Santiago, Diego Gelmírez, con ocasión de un viaje a las iglesias del norte de Portugal que
pertenecían a su jurisdicción, se llevó a escondidas reliquias de los santos Fructuoso, Silvestre,
Cucufate y Susana a Compostela.
Documento 11
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Los viajeros medievales
La Guía del peregrino a Santiago de Compostela, elaborada por Aymeric Picaud, clérigo de la
región francesa del Poitou, a mediados del siglo xii, está llena de observaciones útiles para el viajero
que hace el camino. De ellas puede deducirse que el autor de la guía lo pasó mal en muchos
momentos de su viaje (más de mil kilómetros) desde el centro de Francia hasta Compostela. En
especial, en sus encuentros con portazgueros y barqueros.
Documento 12
ios dificultades de los viajes por el estado de los caminos y la lentitud e incomodidad de los medios
de transporte no fueron las únicas. Hubo también frecuentes abusos en los puntos de cobro de
derechos de tránsito, como peajes, portazgos (en las puertas de villas y ciudades), pontazgos (en
los puentes) o rodas (a los vehículos de ruedas, los carros). Los procuradores en las Cortes se
hicieron eco de las protestas populares contra esos abusos.
Documento 13
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Documentos
Documento 13
Las dificultades de los viajes se acrecentaban en los pasos de montaña. En algunos, había guías
especializados, como en los de los Alpes. En otros, los pastores de las aldeas cercanas cumplían el
cometido, incluso cargando con el viajero al hombro. Es lo que le aconteció al Arcipreste de Hita
con una pastora en los montes de Somosierra.
Documento 14
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Los viajeros medievales
Documento 14
La sociedad medieval era una sociedad estamental; esto es, la pertenencia a un estamento, incluso
a un grupo dentro de él, condicionaba hasta el uso de cosas como ropas o cabalgaduras. Respecto
a éstas, los reyes querían disponer de caballos como instrumento de guerra. Para asegurar su
existencia y cuidado, limitaban mucho el empleo de otras cabalgaduras, como asnos, mulos y
muías, que prácticamente sólo las señoras y los eclesiásticos tenían derecho a usar.
Documento 15
El rey Enrique III de Castilla dispuso que sólo el que tuviera ca-
ballo de un costo igual o superior a 600 maravedís podía tener mula.
Se exceptúa de esta norma una serie de personas. La relación de las
mismas es un índice de las que usaban mula en los desplazamientos:
El cardenal de España que pueda tener en su casa e traer consi-
go, sin traer cavallos, veinticinco muías e mulos. Los arzobispos
de Toledo, Santiago y Sevilla, cada uno, veinte muías. Los obispos, ca-
da uno diez muías. Los abades benedictinos e priores de monesterios
de monjes e mendigantes, cada uno dos muías. Los canónigos de egle-
sias catedrales, cada uno una mula. Los capellanes,... Las duennas e
donzellas que puedan traer sendas muías en que anden...
// //
(Ordenamiento sobre caballos y muías, otorgado en las Cortes de Segovia
de 1396. Publicado en Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla.
Madrid, 1863, tomo Y.)
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Documentos
La preocupación de reyes y nobles por mantener medios de transporte en buenas condiciones fue
muy común. Y tanto más necesaria cuanto que el mal estado de los caminos medievales era causa
de rápido deterioro de herraduras, carros y equipajes. Las cuentas de la reina Leonor de Castilla,
esposa de Eduardo I de Inglaterra, referentes al mes de febrero de 1290, incluían unos cuantos
pagos por compra o renovación de material de transporte.
Documento 16
El ritmo de los viajes y el tipo de gastos ocasionados quedan reflejados con claridad en las cuentas
del que realizaron los caballeros navarros Pedro Alvarez de Rada y Gil García de Yáñiz y sus
veintiséis acompañantes de Estella a Sevilla en 1352.
Documento 17 1
Remembranza sea que Per Alvarez de Rada y Gil García de Yániz
\ A fueron en Estella, lunes día 23 andados del mes de mayo, por yr
al Rey de Castilla, por mandadería del señor infante, y levaron diez
hombres de muías y una acémila y seis nombres de pie y diez mozos...
... Sábado siguiente, 28 días de mayo, partimos de Belorado y cos-
tó pasar el puente, 3 maravedís.
Fuimos a comer a Zalduendo:
costó el pan, 8 m.
costó el vino, 16 m. y medio
costaron los huevos, 7 m.
costó el tocino, 18 dineros
costó la cebada, 16 m.
•i
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Los viajeros medievales
Documento 17
El más famoso de ¡os viajes de europeos medievales fuera de Europa fue el realizado por Marco
Polo, quien vivió quince años en la corte del Gran Kan de los mongoles (entre los años 1275 y
1290) y a la vuelta dictó sus impresiones y recuerdos. Entre éstos, uno de los datos que más le
llamó la atención fue la organización de los correos del Gran Kan.
Documento 18
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\ebate
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Los viajeros medievales
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Debate
informar acerca de las riquezas y los pro- Sus principales etapas son ahora mejor
digios de otras tierras. Y con ello a ani- conocidas. En el siglo xn, los europeos em-
mar a otros a ir a buscarlos. De esa forma, pezaron a manifestar un interés por obser-
hoy sabemos que hubo continuidad (po- var la naturaleza y estudiarla. A comienzos
demos decir, física y mental) entre los del siglo xm, Francisco de Asís se constituyó
viajes realizados desde el siglo xm y los en un defensor, un amante de la naturaleza
que los europeos emprendieron desde y sus criaturas que, según él, mostraban la
mediados del siglo xv. grandeza y la bondad de Dios. Ese espíritu
La segunda parte del debate entre esta- fue heredado por sus seguidores, los frailes
bilidad y movilidad de los europeos a fi- franciscanos. Ello explicó que buena parte
nales del siglo xv lo ha resuelto la investi- de los progresos en la observación científica
gación más reciente al subrayar cómo se de la naturaleza se debió a ellos.
trata de un falso debate. En efecto, uno Fueron franciscanos algunos de los via-
de los rasgos de la sociedad europea des- jeros que viajaron y residieron en Asia en
de el siglo xm fue lo que los historiadores los siglos xm y xiv. Sus informaciones, in-
llaman su progresivo "encuadramiento". cluso las que resultaron ser falsas, trans-
Esto es, se trataba de una sociedad que mitieron a los europeos sobre todo dos
cada vez estaba mejor delimitada, más ideas. Una, la existencia de extensas tie-
controlada (física, política, fiscal, ideoló- rras pobladas por paganos, a los que había
gicamente). Y por ello mismo era una so- que convertir para que se salvaran. Otra,
ciedad a la que se forzaba a no moverse la existencia de enormes y maravillosas ri-
de su lugar de residencia. Por recordar un quezas en aquellas lejanas regiones.
dato, hemos visto que las peregrinacio- En el siglo xv, estas ideas estimularon
nes eran sustituidas por devociones más la puesta en marcha de viajes para con-
estables, como las procesiones. vertir infieles y, sobre todo, localizar las
Cuando esa sociedad se movió en el riquezas. Para ese momento, la ciencia y
curso de los grandes viajes de descubri- la técnica habían progresado ya de modo
miento, no lo hizo, como sucedía antes que los nuevos viajes pudieron contar
del siglo xm, a su voluntad, sino con la con más medios para asegurar su éxito.
autorización y el estímulo del poder polí- Pero, en el fondo, lo que los estimuló fue
tico correspondiente. De esa forma, los precisamente el conocimiento de la exis-
viajes del siglo xvi serán por supuesto sig- tencia de otras tierras que los viajeros
nos de movilidad de la sociedad, pero de medievales les habían transmitido.
movilidad consentida o animada por los No debe extrañar por ello que, a finales
Estados europeos. del siglo xv, Cristóbal Colón uniera las in-
El tercer debate en relación con el tema formaciones proporcionadas por el libro
de los viajeros medievales se refiere a la de Marco Polo con sus conocimientos
ampliación de los conocimientos geográ- científicos acerca de la esfericidad de la
ficos de los europeos. En otras palabras, tierra. Gracias a esa combinación de da-
¿cómo pudieron aumentar aquéllos y es- tos, no dudó en navegar hacia el oeste pa-
timular los descubrimientos, si gran parte ra encontrar el imperio de Catay, del que
de las informaciones de los viajeros me- el viajero veneciano del siglo xm había
dievales estaban mezcladas con impresio- contado tantas maravillas. Los cálculos de
nes subjetivas y con leyendas? En este Colón sobre las dimensiones de la tierra
sentido, la investigación histórica ha eran erróneos y no contaban con que, por
puesto de relieve que se trató de un proce- la ruta que él escogió, entre Europa y Asia
so de maduración intelectual muy lento. estaba América.
67
Línea del tiempo
400-950
li
t O Comienzo de los
O 400-600 Migraciones de los pueblos movimientos
germanos: invasiones bárbaras en Occidente. migratorios de los
O 600-700 Migraciones de los pueblos eslavos, cristianos en la
que afectan especialmente a Europa oriental. Península, subsiguientes
O 711 -715 Llegada de los árabes y bereberes a a la reconquista de
la península Ibérica. tierras ocupadas por los
O 800-950 Migraciones de los pueblos musulmanes.
vikingos, que afectan sobre todo a las zonas
costeras de Europa, desde Escocia hasta Sicilia.
O 950 Primer peregrino a Compostela de 4
nombre conocido: Godescalco, obispo de Puy.
7060 I. - - J
1095-1120
O 1095 Predicación de la
primera cruzada por el papa
Urbano II.
Emigración de gentes, sobre
todo de Flandes y norte de
Francia, a Palestina.
O 1120 Comienzo de los
movimientos migratorios de los
alemanes hacia tierras situadas al
este del río Elba.
O Comienza a difundirse
por Europa la leyenda del Hacia 1150
Preste luán.
O Primeros franciscanos en
la corte del Gran Kan: fray
Juan de Pian Carpino
y Guillermo de Rubruck.
I
1245-1255
68
.• • . . ' • : ; ' • ; .. • •
1270-1295
r
t
O 1270-1295 Viaje de
Marco Polo y estancia
en la corte del Gran
Kan en China.
O 1291 Caída de San
Juan de Acre, en
Palestina, en poder de
los musulmanes;
supone el final de la 1318-1416
presencia de los I
cruzados.
Expedición de los
hermanos Vivaldi, O 1 318-1 331 Viajes de Odorico de
genoveses, por la Pordenone por diversas regiones de
costa africana con Asia.
ánimo de alcanzar la O 1 335-1 340 Primeros contactos de
India. navegantes mallorquines e italianos
con las islas Canarias.
Atlas del genovés-mallorquín Angelino
Dulcert.
O 1419-1444 Viajes O 1375 Portulanos de los cosmógrafos
marítimos de Nicolás mallorquines y catalanes: Abraham de
Conti por la India y Cresques, Atlas catalán.
el sudeste de Asia. O 1402 Expedición de Juan de
O 1434-1436 Viajes Bethencourt y Gadifer de la Salle a las
de Pedro Tafur, Canarias.
hidalgo español. O 1403-1406 Viaje de Ruy González de
Clavijo, embajador de Enrique III de
Castilla, a la corte de Tamerlán en
U19-1444 Samarcanda.
O 1410 Traducción de la Geografía de
Ptolomeo.
O 1416 Comienzo de las expediciones
1455-1498 enviadas por el infante portugués don
r Enrique el Navegante por las islas y
t costa atlántica de África.
O 1455 Intensificación de las
navegaciones por la costa atlántica
de África.
O 1487-1488 Bartolomeu Dias,
navegante portugués, dobla el
cabo de Buena Esperanza.
O 1492 Primer viaje de Cristóbal
Colón a América.
O 1497-1498 Vasco da Gama llega
a la India por vía marítima.
69
acabulario
70
Vocabulario
componentes de dos bandos. Los siglos xiv príncipe cristiano, a medias emperador y sa-
y xv fueron pródigos en este tipo de luchas, cerdote, cuyos dominios se hallarían situa-
que venían a ser una especie de residuo esti- dos al este de las tierras del Islam y cerca de
lizado de las antiguas peleas entre señores. las habitadas por los pueblos bárbaros de
Las Coplas de Jorge Manrique recogieron el Gog y Magog. Los europeos buscaron su rei-
espíritu de justas y torneos del siglo xv. no por estimar que el Preste Juan podía ayu-
Kan Nombre que recibe el jefe o príncipe en- darlos contra los musulmanes. Con el tiem-
tre los tártaros o mongoles, conjunto de po, la leyenda cambió la localization de ese
pueblos de las estepas de Asia. A este con- reino: de situarlo en Asia, pasó a hacerlo en
junto pertenecieron, sucesivamente, los hu- Etiopía.
nos del siglo v, los turcos del siglo xi, los Siete Partidas Código elaborado en el reina-
mongoles del siglo xin, todos ellos caracteri- do de Alfonso X el Sabio de Castilla (1252-
zados por su belicosidad y su habilidad co- 1284), que constituía un completo ordena-
mo guerreros a caballo. El Gran Kan o jefe miento para el reino y estuvo en vigor hasta
supremo era el sucesor de Gengis Kan, aun- el siglo xix. Su nombre se debe al hecho de
que el imperio mongol se dividió en varios que el conjunto de las leyes estaba distribui-
kanatos entre mediados del siglo xin y su de- do en siete partes.
saparición en 1372. sínodo Reunión de los sacerdotes de una dió-
paz y tregua Las asambleas de "paz y tregua" cesis convocada y presidida por el obispo
fueron una iniciativa de algunos eclesiásti- para tratar de asuntos relativos a la vida
cos europeos de comienzos del siglo xi que eclesiástica, la moral y la vida de piedad de
tuvo como objetivo limitar las consecuen- clérigos y feligreses. Los papas, sobre todo
cias de las guerras entre señores. Una de las desde finales del siglo xi, insistieron en que
preocupaciones de dichas asambleas fue ase- los sínodos se convocaran con frecuencia,
gurar la "paz del camino", esto es, el respeto pero sus demandas a este respecto fueron
a los viajeros, peregrinos y mercaderes que poco atendidas por los obispos de las dióce-
circulaban por los caminos. Los reyes eu- sis europeas.
ropeos, sobre todo desde fines de aquel si- sociedad estamental La sociedad que se con-
glo, tuvieron igualmente interés por salva- sidera a ella misma formada por estratos, es-
guardar la paz de los caminos de sus reinos. to es, por grupos de personas dotadas de
peaje Derecho que gravaba el tránsito de per- una misma consideración ante la ley, que
sonas y mercancías por un determinado lu- era a su vez distinta para los otros estamen-
gar. Para asegurarse su cobro, los reyes y los tos. Los tres estamentos de la sociedad me-
señores obligaban a los viandantes y merca- dieval fueron: los oradores o rezadores (esto
deres a pasar por determinados lugares de su es, el clero, tanto sacerdotes como monjes),
señorío, so pena de ser considerados "extra- los luchadores o guerreros (esto es, los no-
viados" y multados por ello. El peaje reves- bles laicos) y los trabajadores (al principio,
tía varias formas y nombres, según se tratara sólo campesinos; luego, campesinos y habi-
de tránsito por las puertas de entrada a una tantes de las ciudades que no eran ni cléri-
ciudad (portazgo), por un puente (pontaz- gos ni nobles). Cada uno de los tres esta-
go), en una barca (barcaje), etc. mentos tenía un tratamiento distinto en los
Preste Juan Según la leyenda difundida en fueros y ordenamientos jurídicos, siendo los
Europa a mediados del siglo xn, legendario dos primeros los estamentos privilegiados.
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CHAUNU, P., La expansión europea (siglos xm al xv). Editorial Labor, Barcelona, 1982.
LABARGE, M. W., Viajeros medievales. Los ricos y los insatisfechos. Editorial Nerea, Ma-
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VÁZQUEZ DE PARGA, L., LACARRA, J. M., URÍA, J., Las peregrinaciones a Santiago de Com-
postela. Última reedición: Gobierno de Navarra. Pamplona, 1992.
72
#
Edad Media, sobre todo antes del siglo X, fue casi una época de
con autores que imaginaron viajes, como lo harían siglos después julio
Estas páginas se ocupan ante todo del primero, el viaje físico, \j las
ni
HISTORIA HOY
Santularia