Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Aunque estás triturado y machacado por el dolor no te conviertes en animal, que no sabe por qué
sufre; no pierdes la lucidez del hijo amoroso que lleva a cabo la obra que te encomendó tu Padre: la
Redención de nuestros pecados.
Y tu primera palabra es de misericordia, no de condena. No podría ser de otra manera, porque eso
fue lo que nos enseñaste durante toda la vida: “perdonen hasta setenta veces siete” “Vete –le dijiste
a la pecadora- y no peques más” “Cuando vayas a presentar tu ofrenda, primero reconcíliate con tu
hermano”.
Yo también desde mi pequeña cruz les perdono, a todos lo que en algún momento de mi vida me
han hecho daño.