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"Capítulo Uno. Él adoraba Nueva York. La sentimentalizaba de un modo excesivo...". Las imágenes
del skyline neoyorquino, visto desde Central Park, se suceden en la pantalla al ritmo de los acordes de la "Rapsodia en
azul" de George Gershwin, mientras la voz en off del escritor Isaac Davis desgrana el primer capítulo de una novela que
nunca llegará a terminar. De esta forma comienza Manhattan, una de las películas más conocidas y admiradas del
prolífico Woody Allen. El cineasta neoyorquino hizo en 1979 el retrato más hermoso jamás rodado de su ciudad, un
fresco inolvidable de la Gran Manzana y de sus habitantes.
Ya en 1979, Woody Allen era una de las figuras más interesantes del cine estadounidense. Apenas dos años
atrás había logrado el mayor éxito de su carrera con la comedia romántica Annie Hall, que ganó los Oscars a la Mejor
Película, Mejor Actriz (para Diane Keaton) y Mejor Guión Original, y en 1978 se pasó por primera vez al drama
en Interiores. Manhattan combina a la perfección el encanto cómico de la primera con el mayor peso dramático de la
segunda, a través de la historia de un aspirante a escritor divorciado que se debate entre el amor de una adolescente y la
atracción que siente por una periodista un tanto snob, que sale con uno de sus mejores amigos.
Aunque escribió el guión en colaboración con Marshall Brickman, con quien también trabajó en El
dormilón y Annie Hall, Woody Allen introdujo en Manhattan un buen número de elementos autobiográficos. Así, el
personaje de Tracey, que interpretó en la pantalla una jovencísima Mariel Hemingway, fue modelado a partir de Stacey
Nelkin, con la que salió mientras ella aún iba al instituto. Además, al igual que su personaje Woody Allen se había
divorciado ya dos veces cuando rodó la película, y en la vida real mantuvo breves idilios tanto con Diane Keaton como
con Mariel Hemingway, sus dos compañeras en el filme.
En todo caso, Manhattan es ante todo una declaración de amor de Woody Allen a Nueva York, que participa de
la historia como un personaje más. A lo largo del filme podemos ver paisajes tan característicos de la ciudad como el lago
de Central Park, el museo Guggenheim, el Salón de Té Ruso, el MOMA, el Planetario o el Puente de Brooklyn, sobre el
que Woody Allen y Diane Keaton ven amanecer en una de las escenas más memorables de la película. Todo ello
fotografiado en exquisito blanco y negro por el oscarizado Gordon Willis, sin duda uno de los mejores directores de
fotografía del cine estadounidense.
Corre el rumor de que, después de ver la película, Woody Allen se sintió tan disgustado con su interpretación
que le ofreció a United Artists dirigir para ellos otra película gratis si aceptaban no distribuir Manhattan. El asunto
concreto es que después de su estreno el filme se convirtió en un éxito inmediato y consagró a Woody Allen como
uno de los directores más importantes del cine estadounidense en los últimos treinta años.
10. Corrige el siguiente texto, empleando la puntuación (punto, punto y coma, coma,
dos puntos, puntos suspensivos, etc.) y ortografía adecuada.
Llego la temporada de las rratas Las rratas no son animales repunates y tienen por otra parte el moro grasioso y
los vigotes de caravinero las ratas biben en una ciudad al rebes que impulsa a despreciar las ponpas y vanidades
umanas una ciudat donde ay mucho sueño y donde ni ellas pueden dormir “Chico de madrid” matava ratas las matava
por sport como otros matan pichones. se divertia con sus tiragomas “paqueándolas” sin prisa conocia mejor la mejor ora
del atardecer cuando la tierra se pone morena y ahí violetas en los tejados y el primer murcielago ace su ronda.