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En El Estado y la revolución Lenin desarrolla por primera vez de forma pormenorizada un

programa político para llevar a cabo ante un eventual triunfo revolucionario, con los soviets como
sujeto de la transformación. En esta obra, la más elaborada entre las que produce en 1917, y uno de
los trabajos más importantes de su vida -según Lucio Colletti, su aporte más importante a la teoría
política-, Lenin menciona una sola vez al partido obrero, a la vanguardia de la clase organizada en
partido, aunque había sido el objeto principal de sus reflexiones hasta entonces, por más de 20 años
(Daniels, 1953, McLellan, 2007). Perry Anderson considera a esta desconexión entre la teoría del
partido y la teoría de la democracia socialista como uno de los elementos que permitió “una rápida
reversión del democratismo soviético radical de El Estado y la revolución al radical autoritarismo
partidista radical del Estado ruso después del comienzo de la guerra civil” (Anderson, 1987: 141).
La revolución desplaza el foco de atención de su pensamiento desde el partido, como instrumento,
hacia las masas en su autoactividad. El historiador Robert V. Daniels sostiene la tesis de que El
Estado y la revolución es una rareza en el conjunto del pensamiento político leninista, porque es
producto de un giro intelectual hacia la izquierda protagonizado por el propio Lenin, en la víspera
del triunfo revolucionario, resultado de la influencia directa que la propia dinámica de la revolución
produjo en él. Daniels señala también que en la lectura que Lenin -bajo el auspicio de Bujarin-
emprende de la obra clásica de Marx y Engels referida a la cuestión de la dictadura del
proletariado, que es la base sobre la que se sostiene El Estado y la revolución, se encuentra parte de
la explicación del carácter peculiar del libro en cuestión.

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