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El sonido de la trompeta es tan brillante como su apariencia, y ese detalle fue

el responsable de que Alison Balsom dedicara los días a su interpretación.


Según ella, pocos instrumentos tienen la capacidad de establecer una relación
directa entre lo que se alcanza a ver y lo que logran producir después del
contacto con alguien diestro en su ejecución. Lo pensó cuando tenía siete años
y, motivada por su encanto resplandeciente, optó por su sonido, y lo sigue
pensando en la actualidad, siendo una figura tan luminosa como su misma
trompeta en la escena contemporánea de la música clásica.

Cuando se inclinó por el instrumento estaba en el colegio en Roystond Town,


al sur de Inglaterra, y se emocionó al ver que varias de sus más cercanas
amigas también querían ser trompetistas. Todas se dejaron guiar por el
impulso de escoger un instrumentos resplandeciente, pero a los pocos meses
se quedó sola en clase y fue la única de ese ramillete de talentosas mujercitas
que consiguió traducir el brillo de su apariencia en notas musicales. Las
demás desistieron del cobre y hoy Alison Balsom se las encuentra como
destacadas violinistas y chelistas en las orquestas más prestigiosas de Europa.

Además de esa extraña conexión entre apariencia y sonido, la artista británica


fue descubriendo otras bondades en el instrumento. En este proceso de
conquista y ratificación fueron fundamentales las sesiones de escucha de
Dizzy Gillespie, el reconocido trompetista de jazz que le mostró los lados
opuestos de la interpretación. Él, con los cachetes prácticamente a reventar,
amplió sus horizontes y pudo establecer que se puede ser sutil y contundente
al mismo tiempo.

A pesar de escuchar lo mejor del jazz en su casa, jamás sintió ese terreno
como propio, por lo que se concentró en la ejecución del repertorio para
trompeta proporcionado por los compositores clásicos y asumió las partituras
de los autores contemporáneos. Se inscribió en la escuela de música Guildhall,
en la Royal Scottish Academy of Music and Drama, y en el Conservatorio de
París, pero de manera simultánea continuó con la interpretación del
instrumento en una banda, lo que multiplicó su dedicación.

Fue en una de las presentaciones con la banda y no en las aulas donde


descubrió que los músicos que optan por la trompeta tienen algo de
exhibicionistas. Ese instrumento, más que cualquier otro, según Alison
Balsom, es capaz de potencializar las fallas del músico en escena.

“Tocarlo tiene bastante de exhibicionismo, que es algo que se relaciona más


con los hombres. Cuando eres solista siempre estás muy expuesto. En este
caso más, porque la trompeta es un instrumento arriesgado, que no te deja
esconderte. Ni siquiera cuando formas parte de la orquesta. Incluso cuando
participas en un toque normal estás expuesto. Hay una cierta adicción a eso de
estar muy presente. Al parecer nos gusta”, contó recientemente Balsom en una
entrevista realizada en Bilbao, España, antes de su presentación como solista
invitada de la orquesta sinfónica de esa ciudad.

La trompetista británica recibió en 2013 la designación como artista del año


otorgada por la prestigiosa revista Gramophone, y ese premio se convirtió en
uno más de los múltiples galardones conseguidos gracias a la publicación de
más de diez trabajos discográficos exitosos. Según Balsom, la divulgación
afortunada de su música se debe a la consagración como profesional, a su
dedicación juiciosa al instrumento y a un elemento que muchos de sus colegas
no tienen en cuenta: el carisma.

Alison Balsom define esta virtud carismática sin rodeos y la llama


simplemente marketing. Otros relacionan sus triunfos con su innegable belleza
y ella deja pasar esos comentarios. Tiene una agenda exigente y en ella resalta
la apertura de la Temporada Nacional de Conciertos del Banco de la
República, en la que interpretará junto al organista Chad Kelly obras de
Johann Sebastian Bach, intercaladas con piezas de otros compositores. La
trompeta sonará en la sala de conciertos con todo y su poder exhibicionista.
Martes 25 de febrero, 7:30 p.m. Sala de Conciertos Biblioteca Luis Ángel
Arango, calle 11 Nº 4-14 (Bogotá). Informes y boletería: 593 6300 y
www.tuboleta.com.

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