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 SUMARIO

ISSN: 0185-3716
del Fondo de Cultura Económica

Luis Cernuda, centenario


1902-2002
Paz, Valender, Segovia, Landa
y López Suárez

•Edward W. Said: •Ana Rosa Pérez


Conrad en Ransanz:
Latinoamérica Kuhn y la “nueva”
filosofía
•Poesía de la ciencia
de Cernuda
y Boullosa •José Blanco
sobre Pepe Ayala

Consuelo Sáizar Guerrero


Del paisaje de la palabra al país de los lectores
Wislawa Szymborska
vista por Elena Poniatowska

 SUMARIO

Junio, 2002 Número 378


 SUMARIO

SUMARIO
JUNIO, 2002
del Fondo de Cultura Económica
CONSUELO SÁIZAR GUERRERO: Del paisaje de la palabra
al país de los lectores • 4
DIRECTORA
Consuelo Sáizar ELENA PONIATOWSKA: Wislawa Szymborska • 6


EDITOR
Francisco Hinojosa

CONSEJO
DE REDACCIÓN LUIS CERNUDA, CENTENARIO
Adolfo Castañón,
Joaquín Díez-Canedo, 1902-2002
María del Carmen Farías,
Mario Enrique Figueroa, LUIS CERNUDA: Si el hombre pudiera decir • 3
Daniel Goldin, OCTAVIO PAZ: Luis Cernuda (1902-1963) • 10
Lorena E. Hernández,
JAMES VALENDER: Luis Cernuda en México • 11
Marina Núñez Bespalova,
Jorge Ruiz Dueñas FRANCISCO SEGOVIA: Cernuda y Octavio Paz • 13
ARGENTINA: Alejandro Katz JOSU LANDA: Cernuda y la “poesía meditativa” • 17
COLOMBIA: Juan Camilo Sierra HORACIO LÓPEZ SUÁREZ: Semblanza de Luis Cernuda • 19
ESPAÑA: María Luisa Capella,


Héctor Subirats
PERÚ: Germán Carnero

REDACCIÓN
Marco Antonio Pulido ANA ROSA PÉREZ RANSANZ: Thomas S. Kuhn y la “nueva”
filosofía de la ciencia • 21
DISEÑO, TIPOGRAFÍA EDWARD W. SAID: Conrad en Latinoamérica • 25
Y PRODUCCIÓN CARMEN BOULLOSA: Hierba • 27
elδorado JOSÉ BLANCO: Pepe Ayala • 28
Snark Editores, S. A. de C. V.
IMPRESIÓN


Impresora y Encuadernadora
Progreso, S. A. de C. V.


La Gaceta del Fondo de Cultura Económica es una publicación
mensual editada por el Fondo de Cultura Económica, con domici-
‹ ‹ FOTOGRAFÍAS TOMADAS DEL LIBRO DE MARIANA YAMPOLSKY,
lio en Carretera Picacho-Ajusco 227, Colonia Bosques del Pedre- LA RAÍZ Y EL CAMINO, FCE, 1985 › ›
gal, Delegación Tlalpan, Distrito Federal, México. Editor responsable:
Francisco Hinojosa. Certificado de Licitud de Título número 8635 y de
Licitud de Contenido número 6080, expedidos por la Comisión Califi-
cadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas el 15 de junio de 1995.
La Gaceta del Fondo de Cultura Económica es un nombre registrado
en el Instituto Nacional del Derecho de Autor, con el número 04-2001-
112210102100, de fecha 22 de noviembre de 2001. Registro Postal, JUNIO, 2002
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Publicación Periódica: PP09-0206. Distribuida por el propio Fondo de
Cultura Económica.
Correo electrónico: lagacetafce@fce.com.mx

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Si el hombre pudiera decir


3 Luis Cernuda
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Si el hombre pudiera decir lo que ama,


Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad
de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres la verdad ignorada,
La verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso


en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia
mezquina,
Por quien el día y la noche son para mí lo que
quiera,
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
Como leños perdidos que el mar anega o levanta
Libremente, con la libertad del amor,
La única libertad que me exalta,
La única libertad porque muero.

Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

• Poema tomado de La realidad y el deseo 1924-1962, libro publicado por el FCE en 1980 en la colección Tezontle.

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Del paisaje de la palabra


al país de los lectores
3 Consuelo Sáizar Guerrero

 Discurso leído en la La labor de Daniel Cosío Villegas y Fondo: ser un instrumento editorial de
ceremonia de toma de posesión de sus compañeros de empresa fructifi- primer orden en el mundo de habla his-
como directora general del có gracias al entusiasmo y la solidaridad pana. Por un lado, se publican autores y
Fondo de Cultura Económica, de un amplio grupo ya no sólo de eco- obras clásicas, y por otro se promueve el
el día 8 de mayo del presente año nomistas, sino del mundo cultural en su conocimiento de muy diversas discipli-
en la Unidad de Seminarios sentido amplio. Desde el inicio, al Fon- nas, en especial de los grandes autores y
Jesús Silva Herzog de do lo apoyó una red de amigos dentro y corrientes literarias surgidos en Améri-
esta casa editorial. fuera de México, que en un plazo relati- ca Latina. El resultado: un perfil por de-
vamente breve le dio a la editorial un es- más original y originario. A esto hay
pléndido catálogo, tan moderno en su que añadir dos ingredientes imprescin-
hora que en algunos puntos todavía es dibles: la libertad y la pluralidad. La tra-
actual. La exitosa gestión de Daniel Cosío dición crítica del Fondo de Cultura Eco-
Villegas durante tres lustros transformó nómica no sería concebible sin una vo-
lego a esta institución edito- muy pronto al Fondo de Cultura Econó- cación de pluralidad capaz de compren-

L rial fundada hace casi 68 años


por Daniel Cosío Villegas, un
intelectual convencido como
muchos de los integrantes de su gene-
ración, la de 1915, así llamada por Ma-
mica en una gran empresa de las ideas y
la crítica, para la cultura mexicana y la
cultura iberoamericana en general.
Con Arnaldo Orfila Reynal el catálo-
go del Fondo de Cultura Económica
der el saber y la memoria de México
más allá de las inclinaciones de un gru-
po o de un sector entre los muchos que
componen la república cultural mexica-
na. Mi compromiso con la cultura del li-
nuel Gómez Morín, de la necesidad de reafirma su vocación iberoamericana y bro pasa por un compromiso con la plu-
hacer prosperar en México la semilla mundial y la colaboración de Alfonso ralidad, afincado en el respeto a las tra-
del saber, la educación y la crítica, ins- Reyes y de representantes ilustres del diciones culturales y democráticas.
trumentos idóneos para el desarrollo ci- exilio español en México —como es el Creo irrepetible para nuestra fortuna el
vilizatorio que es soberanía y es identi- caso, entre otros, del editor Joaquín episodio vergonzoso donde el autorita-
dad irrenunciable. Díez-Canedo— ratifica el destino del rismo del presidente Díaz Ordaz se in-
ventó una “ofensa a México” y cesó al
gran editor Arnaldo Orfila Reynal por
publicar Los hijos de Sánchez de Oscar Le-
wis. En cualquiera de sus manifestacio-
nes, la censura es una ofensa a la demo-
cracia.
Esta editorial ha publicado a Hegel,
Andrés Bello, Carlos Castaneda, Momm-
sen, Marx, Octavio Paz, Jorge Luis Bor-
ges, Machado de Assis, Juan Rulfo, Ro-
sario Castellanos, Juan José Arreola,
Carlos Fuentes, Fernand Braudel y Fer-
nando Ortiz, entre muchos otros. A su
catálogo hay que sumar otro activo: la
presencia real y efectiva de estos libros
en los confines más apartados de nues-
tro país y en general en todo el mundo
de habla hispana. No es exagerado afir-
mar que la historia del Fondo de Cultura
Económica se asocia a la historia de la cul-
tura en América Latina, en virtud de la
compleja pero armónica densidad de un
catálogo que ha sabido renovarse como
lo muestran las exitosas colecciones de

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•Marcapasos•

El premio Príncipe de Astu-


rias de este año, en la cate-
goría de letras, correspondió
al dramaturgo Arthur Miller,
cuya Muerte de un viajero
ha recorrido los escenarios
de todo el mundo. El jurado,
encabezado por el presiden-
te de la Real Academia Es-
pañola, Víctor García de la
Concha, seleccionó a Miller
entre 27 candidaturas por
su independencia, su senti-
divulgación de la ciencia o de libros pa- nal, Joaquín Díez-Canedo, Jaime García do crítico y su universali-
ra niños o proyectos tan ambiciosos y ri- Terrés, José Luis Martínez, Alí Chuma- dad. Desde que este premio
gurosos como la Historia de la arquitectu- cero, Enrique González Pedrero, como se abrió a escritores de
ra en México. en su momento lo hizo Francisco Javier
otras lenguas lo han recibi-
El Fondo de Cultura Económica ha Alejo, y de técnicos como el legendario
do también Günter Grass y
sido también un gran semillero de edi- Sindulfo de la Fuente.
Doris Lessing.
tores y podemos considerarlo una uni- Que no quepa duda que esta admi-
versidad de la edición. Trabajar en el nistración sabrá honrar pactos, contratos


Fondo de Cultura Económica es para y compromisos y que persistiremos en
cualquier editor un sueño. Yo no soy la los proyectos formulados. Uno de ellos
excepción y he tenido ese sueño. Lo ex- tiene que ver con la reingeniería de las
cepcional es que podré realizarlo gra- filiales y sucursales del Fondo de Cultu-
cias al honroso nombramiento de direc- ra Económica, para efecto de que estas
tora general. La responsabilidad es embajadas del libro mexicano cumplan Otro galardonado fue el co-
abrumadora y es también un reto para más adecuadamente su función propa- lombiano Rafael Gutiérrez
ejercitar las destrezas editoriales y la gadora de la cultura. Creo lo eviden- Girardot, quien recibió el
fuerza profesional que permitan encarar te: la voluntad de servicio editorial es premio internacional Alfon-
este compromiso con la cultura escrita inseparable del afán de claridad y efi-
so Reyes en nuestra emba-
de México y América Latina. No podría ciencia administrativas, de la búsqueda
jada en Berlín. Alumno de
cumplir este cometido sin la colabora- de transparencia en la rendición de
Heidegger, diplomático y
ción de la comunidad de esta casa edito- cuentas y actos.
ra, además de la participación de los au- Si como ha dicho Octavio Paz en su catedrático en Alemania,
tores, editores, traductores, impresores saludo a Cuadernos Americanos “el hom- Gutiérrez Girardot conside-
y libreros, que son parte esencial de la bre […] es un continuo inventarse, un ra que en ese país existe un
acción de esta institución. permanente hacerse”, las obras y em- criterio folclorista que “no
Recibo de manos del maestro Gonza- presas humanas —de las cuales esta edi- les permite aceptar que ha-
lo Celorio una administración empeña- torial ha sido un adecuado ejemplo— ya escritores latinoamerica-
da en la modernización impulsada du- presentan un constante desafío creativo. nos que tengan la misma
rante 11 años por el licenciado Miguel Con la conciencia de ese reto llego a es- calidad o aun mejor que los
de la Madrid. Hay en plena marcha un ta ciudad de los libros que llamamos alemanes o europeos. Auto-
tren de obras en proceso: el Fondo de Fondo de Cultura Económica. Desde res finísimos como Juan Jo-
Cultura Económica es siempre una con- aquí mi deber se aclara: contribuir —en
sé Arreola, por ejemplo, no
tinuidad de trabajo. la medida de mis posibilidades— a la
les interesan porque no tie-
Recibo, también, los ejemplos de la tarea de convertir a México en un país
gran tradición de Arnaldo Orfila Rey- de lectores.

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Wislawa Szymborska
3 Elena Poniatowska

 Prólogo del libro lloso caballito polaco, lanza en mano, Si geografía es destino, el de Polonia,
Poesía no completa, de desafiante de ideologías y consignas, país mártir, país trágico si los hay, está
Wislawa Szymborska, mientras la trepidación humana hace marcado por las invasiones de Rusia,
compilado y traducido por que unos hombres conduzcan tanques Austria (como Imperio austrohúngaro)
Gerardo Beltrán y Abel Murcia, de guerra para destruir a otros. Szym- y Alemania, que la mutilaron, le hicie-
de próxima aparición bajo el sello borska siempre ha defendido la subjeti- ron pagar un precio atroz obligando a
de nuestra casa editorial. vidad frente al adoctrinamiento masivo. sus ciudades a cambiar de identidad cada
Para ella, la autodestrucción es peor vez que las ocupaban o se la repartían
que la accidental muerte colectiva. rusos o alemanes. Los polacos, despoja-
Aunque nació el 2 de julio de 1923 en dos, tuvieron que comerse sus propios
Bnin, un pueblo al oeste de Polonia, corazones.
a Marek Keller Szymborska vive desde los ocho años ¿Qué les pasa a los habitantes de un
en Cracovia, una de las ciudades más país con vecinos empeñados en borrarlo
bellas del mundo. Cracovia, severa, aler- de la faz de la tierra, al grado de que en
ergio Pitol, amoroso de Polo- ta, esencial, retraída como una mujer algún momento en los mapas de Europa

S nia, nombra el primer estable-


cimiento que se abrió entre
los escombros de Varsovia
después de la segunda Guerra Mundial:
una florería. Así imagino a Wislawa
que ha sufrido mucho; Cracovia perma-
nece a la expectativa, como toda Polo-
nia. Sale a caminar con su vieja bufanda
y sus botines negros en la nieve y mira
atrás y a los lados por si algún posible
Polonia ya ni siquiera aparecía?
Aman a su país por encima de todo.
Las sucesivas particiones de Polo-
nia, la llegada de Hitler y de Stalin al
poder, la ocupación del país, la presen-
Szymborska, surgiendo solitaria entre la invasor con dientes ensangrentados la cia de campos de concentración como
neblina de un nuevo amanecer de ceni- viene siguiendo. Codiciada por ávidos los de Auschwitz-Birkenau y Treblinka
zas y diamantes como en la película de vecinos, avanza rápido porque sabe que pudieron asfixiar la voz de una Wislawa
Wajda. su supervivencia depende sólo de ella. que en 1942 tenía 19 años. Desde la Uni-
Isaac Babel narra que los jinetes pola- Blanca y roja, Polonia es una imagen versidad Jagellona, Szymborska pade-
cos cargaban a galope tendido contra los de Szymborska, una manzana roja parti- ció el aniquilamiento de su patria y, más
tanques blindados alemanes. Así veo a da en cruz que aparece cuando la nieve tarde, el estalinismo —que llevó a Mi-
Wislawa Szymborska, sobre un maravi- se derrite. losz a refugiarse en Estados Unidos—.
En su universidad, la joven Wislawa
estudia literatura y sociología, y en mar-
zo de 1945, al final de la guerra, publica
su primer poema: “Busco la palabra”, en
el suplemento literario del diario Dzien-
nik Polski, y descubre que los ritmos
poéticos son los mismos que los latidos
de su corazón.
Wislawa Szymborska poeta, escribe
a mano, dibuja signos en la hoja de pa-
pel, signos más complejos que los nues-
tros, a los que sólo hemos inventado un
sombrerito para volver eñe la ene, por-
que en el idioma polaco hay eles parti-
das y eses con tilde que se pronuncian
con el íntimo sonido de alcoba
“shshsh”. Nos sorprendemos ante tan-
tas consonantes juntas, “szczypnac’”,
“c’wiczyc’”, “skrzywdzic’”. Esos signos
adquieren vida cuando trascienden la
tinta con que fueron escritos. Escuchar

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nen ese humor que les


atrae”. De Girardot hemos
publicado Cuestiones y Mo-
dernismo: supuestos histó-
ricos y culturales, ambos en
la colección Tierra Firme.


El también colombiano Héc-
tor Rojas Herazo murió el pa-
sado mes de abril a la edad
de 82 años. Apasionado del
ajedrez, como su coterrá-
neo León de Greiff, artista
plástico y uno de los princi-
pales escritores colombia-
poesía eslava es adentrarse en una can- ción del Nobel: “No sé”. Según ella, esas nos del siglo XX, Rojas He-
tata catedralicia, una imploración, un la- dos sílabas entrañables le abrieron la razo fue considerado como
mento que proviene del principio de los puerta a Isaac Newton y a María Sklo- uno de los precursores de
tiempos. Alguna vez pude oír al ruso Jó- dowska-Curie, su compatriota. “En el la escritura macondiana.
zef Brodsky y mi asombro persiste y su lenguaje de la poesía, donde se calibra Entre sus principales obras
canto sigue retumbando entre las pare- cada palabra, nada es normal. Ni una so- están: Celia se pudre, Res-
des. La poesía de Szymborska es más li- la piedra, ni una sola nube. Ni un solo día pirando el verano y En no-
gera pero comparte las características o una sola noche. Y, sobre todo, ni una so- viembre llega el arzobispo.
de los idiomas de Europa central. la existencia, ninguna existencia en este
De 1953 a 1981, Wislawa trabaja en la re- mundo.” Szymborska, con su modestia,


dacción del semanario La Vida Literaria. Le vierte luz sobre la esencia del mundo.
atrae la poesía medieval francesa, la ama Conocer nuestra esencia es conocer
y la traduce. Comprendió que para ella también algo del universo, por eso el
la poesía era una forma de respiración y poema nos conecta con el dios que cada
tuvo la sensatez necesaria para formular uno somos. Lo que somos en lo más
las preguntas que están todo el tiempo profundo, sólo se nombra mediante la Hemos recibido con gusto los
ahí, en el aire, esperándonos. Wislawa palabra que el poeta atrapa. Szymbors- últimos números de Universi-
debió darse cuenta de que la pregunta ka, lúdica espectadora de sí misma, dice dad de México, revista de la
es el inicio del saber. que “La Eva de la costilla, la Venus de la Coordinación de Humanida-
Leer un poema es un rito de inicia- espuma, / la Minerva de la cabeza de des de la UNAM, en la nueva
ción en el que el libro desaparece para Júpiter / eran más reales. // Cuando él época que dirige desde enero
convertirse en mensajero. La de Szym- no me mira, / busco mi reflejo / en la de este año Ricardo Pérez
borska no es una poesía mística, sin em- pared. Y sólo veo / un clavo del que han
Montfort. El número corres-
bargo, sus poemas tienen la magia de la descolgado un cuadro”.
pondiente a abril gira alrede-
revelación. Y la de la sonrisa. La poesía de Szymborska es gracia y
“A los existencialistas no les gusta descubrimiento.
dor de las religiosidades y
bromear.” Wislawa, menos solemne y Szymborska pasa del amor a la hu- contiene artículos sobre Ser-
más irónica, más desacostumbrada de sí manidad al amor por el individuo, y tal gio Schmucler, Clara Gallini,
misma, nos revela que filosofía y poesía vez de allí derive su preferencia por la Arnaldo Nesti y Enzo Segre.
son vasos comunicantes. Wislawa tien- sencillez. Un pedazo de cielo es todo el Las primeras cuatro entregas
de puentes entre ellas y se pregunta en cielo. A la poesía szymborskiana la de esta nueva dirección au-
qué se diferencian. ¿Qué es filosofía y qué acompaña la creencia de que lo muy pe- guran una renovada y rica
es poesía? Filosofía es el arte de pensar, queño contiene lo más grande y así el época de la revista cultural
poesía el de intuir. Ambas son ríos que individuo es más grande que la huma- más antigua de nuestra má-
desde distintos manantiales desembo- nidad. Amar a la humanidad es una xima casa de estudios.
can en dos palabras que Szymborska in- abstracción, pero amar al individuo es
sistió en repetir en su discurso de recep- tangible. Esta reivindicación del indivi-

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duo nos hace ver al hombre no sólo co- ras, perderse en la primera esquina. Todo puede ser comprendida como un hecho
mo el inventor de la guerra sino como el está previsto, todo está contabilizado. poético.
creador de la belleza. Finalmente la modernidad es una su- “Cuando escribo siempre tengo la
Muy pronto, Wislawa supo que su ma inacabable de individuos que por una sensación de que alguien está detrás de
mundo giraría alrededor del instante abstracción son reducidos a una cuenta mí haciendo muecas. Por eso huyo, todo
poético. Lo supo tan bien que escribió bancaria, un número telefónico, las placas lo que puedo, de las grandes palabras”,
Las tres palabras más extrañas: de un auto. comentó Wislawa en alguna de sus es-
Sus poemas nítidos, aforísticos, na- casas entrevistas. Después del Nobel no
Cuando pronuncio la palabra Futuro, da describen, ninguno se alarga dema- tuvo más remedio que someterse a la cu-
la primera sílaba pertenece ya al pasado. siado. Su ironía es precisa, tajante a riosidad internacional, pero —aunque se
Cuando pronuncio la palabra Silencio, veces. Más que cantar grandes elegías, benefició con el discurso de Kruschov
lo destruyo. exalta, juguetona, traviesa, las peque- condenando los crímenes de Stalin en
ñas y curiosas diferencias que nos de- 1956 y el consiguiente deshielo— siem-
Cuando pronuncio la palabra Nada, terminan. pre se mantuvo alejada de la política.
creo algo que no cabe en ninguna no Szymborska anda de boca en boca, la “El escritor no debe usar la herramienta
existencia. tararean, la dicen en voz baja y en voz de la política, debe enfrentarse solo al
alta, es parte de la vida cotidiana por su mundo”, declaró, a diferencia de Mi-
En 1996, una sorprendida Wislawa modestia, su sencillez estilística y por- losz, Herbert o Szczypiorski, quienes en
Szymborska (“hay otros mejores que que no vuela encima ni debajo de nadie. los ochenta abanderaron la oposición
yo”) obtiene el premio Nobel, sumándo- Octavio Paz afirmaba que la poesía anticomunista.
se así a los tres escritores polacos que la hay que decirla en las plazas públicas y
antecedieron, Sienkiewicz (1905), Rey- promovió con Homero Aridjis los festi- Puede quererse a la gente —decla-
mont (1924) y Milosz (1980). Testigo del vales de Morelia, Michoacán, en los que ró— pero no es necesario buscarles
nacimiento de Solidaridad, Szymborska un público compuesto por campesinos, un salvador. Cada vez que pienso en
lo comparte también con Lech Wale˛sa, amas de casa, barrenderos, placeras y las ideologías recuerdo una película
quien recibió el de la Paz en 1983. artesanos escuchaban embelesados a los de Chaplin donde Charlot se va de
La Academia sueca señala que poetas venidos del mundo. A partir de viaje. Cargaba una maleta de hierro
Szymborska (comparable a Samuel Bec- ese momento, la poesía empezó a volar que no lograba cerrar, y cuando por
kett y a Paul Valéry) ha sido calificada no sólo por encima de los tejados mexi- fin corre el cerrojo, quedan fuera una
como el “Mozart de la poesía por la ri- canos sino sobre los océanos. manga de camisa, una pierna de
queza de su inspiración y sobre todo A Szymborska, obsesionada por la pantalón. Entonces Charlot toma
por la leve gracia con que ordena las pa- Atlántida, mítico continente perdido entre unas tijeras y corta todo lo que cuel-
labras”, pero también “que hay algo de Europa y América, de la cual supuesta- ga fuera de la maleta. Lo mismo pa-
la furia de un Beethoven en su actividad mente se derivan nuestras culturas, le ha- sa con las teorías intelectuales.
creadora”. bría gustado ver a la gente que va y viene
Sal, Llamando al Yeti, Gente sobre el en el zócalo detenerse para escuchar que la En el punto exacto entre el humor y
puente, Si acaso, El gran número, Fin y golondrina es una “espina de la nube, / lo ridículo, entre el pesimismo y el entu-
principio y otros títulos conforman sus ancla del aire, / Ícaro mejorado, / frac en siasmo, se encuentra la poesía de Szym-
nueve tomos de poesía a lo largo de 50 el séptimo cielo”. borska, que busca el claroscuro, la con-
años literarios; conforman una obra ce- A los otros grandes poetas polacos no tradicción de sentimientos y efectos
lebrada dentro y fuera de Polonia. Los les sucedió lo que a Szymborska. Ni su poéticos en el poema mismo. El claros-
jóvenes la siguen, la cantan, la aman. compatriota Zbigniew Herbert, “para mu- curo refleja la riqueza de posibilidades
Los 10 000 ejemplares de la primera edi- chos el más grande poeta europeo del fin que ofrece la existencia humana. No só-
ción de El gran número (un número infi- de siglo”, ni Czeslaw Milosz son tan feste- lo hay Hitlers y Mozarts, también hay
nito, paradoja inconcebible, un número jados por los jóvenes como ella. José Emi- hombres y mujeres que encuentran, en
sin número, el más pequeño de los cír- lio Pacheco, quien conoce bien la poesía de distintas latitudes y de distinta forma,
culos, cualquiera de ellos, Pi o el del Europa central y ha ponderado a Herbert, las respuestas a las mismas viejas pre-
borde del vaso) se venden en una sema- a Czeslaw Milosz, a Vasko Popa, admira a guntas de la humanidad.
na de 1993. A Szymborska la canta Kora esta mujer que hoy tiene 78 años y el cabe- Imposible separar a Wislawa Szym-
con su voz dulce en la noche de Varso- llo blanco y ha declarado que lo que más le borska de Cracovia, patrimonio de la hu-
via (“la noche, viuda del día”, como la gusta de los viajes es el regreso. Szymbors- manidad. Cracovia, situada en el centro de
llama Szymborska). La escoge por su ka, que abomina del lugar común y de la Europa, como Szymborska, es mediterrá-
sentido del humor y porque el juego so- falsa erudición, vive como una araña en el nea. Una de las reinas de Polonia, Bona,
noro de sus ritmos es musical. También centro de su laberinto, prefiere quedarse fue italiana, y todavía hoy los polacos lla-
Lucía Prus la vuelve refrán callejero. en casa a fraguar las respuestas que en sus man a las verduras “italianas” porque fue
“Amor a primera vista” es hoy una can- poemas sorprenden por inesperadas. ella quien las introdujo en su dieta. Los po-
ción en que Szymborska asegura que el Para Szymborska, al igual que para lacos hablaban latín y su arquitectura flo-
destino juega con los enamorados, los los grandes: Heany, Milosz, Herbert, la rentina es la más fluida de Europa cen-
hace verse por la ventana, subir escale- vida humana, en última instancia, sólo tral. Sólo hay 11 cuadros de Leonardo da

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Vinci en el mundo y uno de ellos se en- Cuenta Oliver La Naire (que la entre-
cuentra en el Museo de los Czartoryski en vistó en 1996) que para verla tuvo que atra-


Cracovia. “La dama con el armiño” podría vesar un angosto pasillo en medio de un
ser Wislawa. Lo atestiguan la timidez de conjunto habitacional, subió escalones de
una sonrisa apenas esbozada y el recato cemento gastados por cuatro generaciones
de una mano grande y fuerte que protege y finalmente la encontró esperándolo re-
al armiño. cargada en el marco de la puerta, vestida
Quizá Wislawa no asista a la iglesia de con una falda amplia y un grueso suéter Al cierre de esta Gaceta nos
Santa María porque se ha declarado atea de lana. enteramos con pesar de la
en un país católico, pero es imposible Habla de “una abuela sonriente de muerte de Mariana Yam-
que no celebre al trompetero (de carne y uñas cuidadosamente pintadas”. “En la polsky (1925), autora de La
hueso) que desde lo alto del campanario entrada de su minúsculo departamento, se raíz y el camino (FCE, colec-
de Santa María sale a dar la hora en un amontonan muñecos de peluche, peque- ción Río de Luz). Recoge-
solo aliento musical que se interrumpe ños vasos con flores, accesorios de loza mos estas frases dichas por
abruptamente porque un tártaro mató a que, juntos, componen un carnaval de ella hace unos meses y pu-
alguno de sus antecesores de un flecha- chácharas”, puntualiza La Naire.
blicadas en La Jornada: “El
zo cuando atacó Cracovia. Los turistas Ni las uñas cuidadosamente pinta-
ojo que sabe mirar es más
azorados abren grandes los ojos porque das, ni el carnaval de chácharas, hacen
el trompetero es un símbolo de libertad. juego con Szymborska, que alguna vez
que todos los sentimientos
Los alemanes, durante su criminal ocu- le pidió a la felicidad que no se enoja- profundos que evoca ver
pación, prohibieron esa costumbre úni- ra por considerarla suya y que compu- ciertas cosas. Un fotógrafo
ca en el mundo. so, como quien no quiere la cosa, su puede estar enamorado de
Sepultar a los poetas junto a los reyes epitafio: los árboles o puede fotogra-
en la catedral de Wawel es otra bella fiar cosas hechas a mano o
costumbre. Adam Mickiewicz, Juliusz Aquí yace, como la coma anticuada, niños, y no necesariamente
Slowacki descansan al lado de la reina la autora de algunos versos. Descanso es un romántico. Todas es-
Jadwiga y los reyes Casimiro y Segis- eterno tas cosas son importantes,
mundo Augusto. Respiran al unísono tuvo a bien darle la tierra, a pesar de que pero hay que hacer una di-
su sueño de altezas serenísimas. Los hé- la muerta ferencia entre la fotografía
roes de la época napoleónica, Tadeusz con los grupos literarios no se hablaba.
banal y la que busca, que in-
Kos’ciuszko y Józef Poniatowski, sueñan Aunque tampoco en su tumba encontró
daga, incluso que inventa”.
de nuevo las grandes batallas que les nada
dieron la victoria sobre los rusos o se ti- mejor que una lechuza, jacintos y este
Descanse en paz.
ran sobre sus monturas al río Elster an- treno.


tes de entregarse al enemigo. (¡Ah, los Transeúnte, quita a tu electrónico cerebro
caballos polacos!) A la sombra de sus la cubierta
soberanos de piedra, Ignacio Paderews- y piensa un poco en el destino de
ki, músico y primer ministro, yace bajo Wislawa.
una lápida blanca, y si uno se acerca es
fácil percibir el murmullo de miles de Descanse en paz también el
orquestas. historiador Georges Baudot
Wislawa ha escrito que para ella la Goix, miembro de la Acade-
muerte es una exageración y siempre llega mia Mexicana de la Lengua
un poco después. Todavía la esperan años
y autor de La vida cotidiana
tranquilos en la Roma polaca, como se lla-
en la América española en
ma a su ciudad, Cracovia. A pesar del No-
bel, que la lanzó de cabeza al mundanal
tiempos de Felipe II: siglo
XVI, publicado en nuestra
ruido, sabe que la muerte es torpe y “a ve-
ces ni siquiera tiene la fuerza de aplastar Colección Popular.
una mosca en el aire y son muchos los gu-
sanos que la han abandonado”.
Por algo dice Wislawa Szymborska
que no hay “nadie en mi familia que ha-
ya muerto de amor. / Lo que pasó, pasó,
pero nada de mitos. / ¿Romeos tubercu-
losos? ¿Julietas con difteria? / Algunos,

por el contrario, llegaron a la decrepitud.
/ ¡Ninguna víctima por falta de respues-
ta / a una carta salpicada de lágrimas!”

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Luis Cernuda (1902-1963)


3 Octavio Paz

Ni cisne andaluz ola jaguar y calavera


ni pájaro de lujo Dos ojos fijos en dos ojos
Pájaro por las alas ídolos
hombre por la tristeza siempre los mismos ojos
Una mitad de luz Otra de sombra Soledad
No separadas: confundidas única madre de los hombres
una sola substancia ¿sólo es real el deseo?
vibración que se despliega en Uñas que desgarran una sombra
[transparencia labios que beben muerte en un cuerpo
Piedra de luna ese cadáver descubierto al alba
más agua que piedra en nuestro lecho ¿es real?
Río taciturno
más palabra que río
Árbol por solitario Deseada
hombre por la palabra la realidad se desea
Verdad y error se inventa un cuerpo de centella
una sola verdad se desdobla y se mira
una sola palabra mortal sus mil ojos
la pulen como mil manos fanáticas
Quiere salir de sí
Ciudades arder
humo petrificado en un cuarto en el fondo de un cráter
patrias ajenas siempre y ser bajo dos ojos fijos
sombras de hombres ceniza piedra congelada
En un cuarto perdido
inmaculada la camisa única
correcto y desesperado Con letra clara el poeta escribe
escribe el poeta las palabras prohibidas sus verdades obscuras
signos entrelazados en una página Sus palabras
vasta de pronto como lecho de mar no son un monumento público
abrazo de los cuatro elementos ni la Guía del camino recto
constelación del deseo y de la muerte Nacieron del silencio
fija en el cielo cambiante del lenguaje se abren sobre tallos de silencio
como el dibujo obscenamente puro las contemplamos en silencio
ardiendo en la pared decrépita Verdad y error
una sola verdad
Realidad y deseo
Días como nubes perdidas una sola substancia
islas sepultas en un pecho resuelta en manantial de transparencias
placer

• Tomado de Obra poética I (1935-1970), publicado por el FCE en 1997. Este poema de Octavio Paz aparece
asimismo en el libro de James Valender que nuestra filial en España está por editar bajo el título de Cernuda en
México.

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 SUMARIO

Luis Cernuda en México


3 James Valender

 Fragmento del prólogo de durante el franquismo, España y México Los poetas de moda por esas fechas en
Cernuda en México, libro no han vivido completamente aislados España eran Lorca, Alberti, Diego y
que nuestra filial en España el uno del otro, ni aislados tampoco de Guillén, y parece que éstos eran también
publicará en estas fechas. la diversidad de estímulos y presiones los poetas españoles preferidos por la
que han acompañado la vida cultural de mayoría de los lectores mexicanos.
la mayor parte de los países de Occiden- Dejando a un lado los breves anun-
te. Pero, puesto que el diálogo no siem- cios publicitarios, fueron dos las notas
pre ha sido tan bueno como todos qui- que acompañaron esta segunda apari-
siéramos, tal vez no estaría de más re- ción de La realidad y el deseo, ambas debi-
cordar que Cernuda también tiene su das a críticos mexicanos. (Curiosamente
ernuda asumió su destino público en América Latina y que la lec- ninguno de los españoles exiliados en

C trágico con una fe y una


constancia que, a estas altu-
ras, resultan poco menos
que heroicas, confiado en que, a pesar
de todo, con el tiempo, y ya muerto él,
tura que se ha hecho ahí de su poesía co-
rresponde a una evolución cultural muy
concreta que, si en ciertos aspectos coin-
cide con la española, en otros discrepa
de forma muy notoria. Y, de hecho, si
México se tomó la molestia de reseñar la
obra, lo cual, de nuevo, confirma el carác-
ter anómalo que asumía la poesía de Cer-
nuda dentro del panorama de la poesía
española de aquel entonces.)2 La nota de
su poesía llegaría por fin a encontrarse uno pretende tener una idea más o me- José Adalberto Navarro Sánchez, publi-
con el público que merecía. Y lo sor- nos exacta de la proyección que tiene la cada en la revista Tiempo Literario, de Gua-
prendente no sólo es su absoluta fideli- obra de Cernuda en el mundo, estas di- dalajara, expresa admiración, pero tam-
dad a esta concepción romántica del ferencias de matiz y de énfasis resultan bién desconcierto ante este “poeta del
poeta y su destino, sino también el he- fundamentales. olvido”. Se siente atraído hacia la dic-
cho de que la historia de su prestigio li- ción de Cernuda: “Poeta medular —di-
terario ha seguido, efectivamente, esa I ce—, poeta de lo concreto y lo visual, su
curva de fatalidad que él había previsto palabra no tiene ese desbordamiento
y que había sacrificado tanto por pro- En México, los primeros comentarios inútil que en otras obras encontramos”.3
mover. Porque si bien es cierto que la in- sobre Cernuda se publicaron en 1941, a Pero, en general, no logra explicarse el
diferencia y hostilidad hacia su obra no raíz de la publicación ahí de la segunda fuerte impacto que esta poesía evidente-
eran tan generales como él decía (cuan- edición, corregida y ampliada, de La rea- mente le ha causado.
do en 1936 se publicó la primera edición lidad y el deseo (Séneca, México, 1940). La reseña de José Luis Martínez, pu-
de La realidad y el deseo, por ejemplo, va- Por lo visto, la primera edición de sus blicada en la revista capitalina Tierra
rios de sus contemporáneos —Lorca, Sa- poesías completas no había provocado Nueva, fue a la vez más precisa y más ta-
linas, J. R. Jiménez, Altolaguirre, Leza- reacción alguna por parte de la crítica jante. El crítico no sólo expresa sus dife-
ma Lima— publicaron comentarios mexicana, como tampoco había suscita- rencias con el poeta, sino que también
muy perspicaces), también es cierto que do mayor interés la aparición de sus dos explica las bases, principalmente mora-
Cernuda tuvo que ir haciéndose un pú- libros anteriores: Perfil del aire (1927) y les, en que ellas se sostienen. Influido,
blico poco a poco y que el verdadero re- Donde habita el olvido (1934).1 Para expli- según parece, por la filosofía de Heideg-
conocimiento de su valor como poeta car este silencio sería muy fácil alegar ger, Martínez pide al poeta, sobre todo,
sólo empezó a darse después de su una difusión insuficiente de estas obras una actitud existencial mucho más afir-
muerte. en México y, por lo tanto, un desconoci- mativa que la que se expresa en sus ver-
En lo que sigue propongo ofrecer un miento de las mismas. Pero al consultar sos: “Se vive y se es para la muerte, y en
breve resumen de esta recepción crítica las revistas mexicanas de la época (Ulises, la muerte nos decidimos a nosotros mis-
de que ha gozado la obra de Cernuda, Contemporáneos, Cuadernos del Valle de Mé- mos. Los hermosos versos de Cernuda
pero no en su conjunto, sino limitándo- xico, etc.) uno se da cuenta de que no fue nos encantan con sus dejos melancóli-
me específicamente a aquella parte que así, de que los poetas y críticos mexica- cos, pero precisa urgirles una voz más
corresponde a la crítica mexicana. Este nos estaban perfectamente al tanto de viril y valerosa que no tienen”.4
propósito significa un corte que a algu- todo lo que se publicaba en España. El El finísimo crítico en que luego se
nos podrá parecer un poco arbitrario: a silencio tiene que interpretarse, enton- convertiría Martínez iba a arrepentirse,
fin de cuentas, y a pesar de la relación ces, como un desconcierto de la crítica, años después, de este “tonto regaño”.5
difícil que existió entre los dos países cuando no como una falta de interés. Y, a estas alturas, no resulta difícil adivi-

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 SUMARIO

ción de La realidad y el deseo, pero en ju-


nio de 1943, en una nota sobre un libro
de prosas de Cernuda (Ocnos, Londres,
1942), sí aprovechó la oportunidad para
escribir unas líneas sobre el lugar tan es-
pecial que empezaba a asumir La realidad
y el deseo dentro del panorama de la líri-
ca contemporánea: “El libro de Cernuda
—dijo— es algo más que la expresión de
sus experiencias individuales; me parece
que es la elegía de una generación y de un
momento de la historia, que se despi-
den, para siempre, de España y de un
mundo al que ya no volverán”.6

NOTAS

1. Xavier Villaurrutia evidentemente ha-


bía leído Perfil del aire, por ejemplo; pero
nar por qué. Si bien es cierto que la vi- Ésta había sido, desde luego, la acti- se ve que, por esas fechas, prefería la
sión que tenía Cernuda del mundo era tud de muchos de los poetas, artistas e poesía de Prados e Hinojosa. Cf. Villau-
esencialmente trágica, la fidelidad con intelectuales que participaron en la Gue- rrutia, “Emilio Prados: Vuelta”, Ulises,
que el poeta asumía ese destino también rra Civil; pero fue una postura que Cer- México, núm. 5 (diciembre de 1927), pp.
presuponía cierto valor moral. Por otra nuda, por fidelidad a su propia concien- 20-22, y Villaurrutia, “Títulos”, Contem-
parte, resulta muy discutible la distin- cia, no pudo hacer suya. Aunque nunca poráneos, México, I, núm. 1 (junio de
ción tan absoluta que establece aquí el dejó de apoyar la causa del gobierno re- 1928), pp. 81-82. Véase también Jaime To-
joven crítico entre lo que es la forma de publicano, su experiencia durante la gue- rres Bodet, “Cuadro de la poesía mexi-
un poema y lo que es su fondo. ¿Senti- rra le fue enseñando que el arte compro- cana”, Contemporáneos, México, 1928.
mos esta distinción cuando leemos poe- metido no sólo no podía cumplir con su 2. Cernuda sí contaba con algunos
sía? ¿No es la prueba de un buen poema propósito de influir en el curso inmedia- lectores perspicaces entre los exiliados
(entre otras cosas) la medida en que el to de los hechos, sino que, al contrario, españoles (José Bergamín y Ramón Ga-
ritmo y los demás recursos retóricos y hasta ponía en peligro la sobrevivencia ya, por ejemplo). Sin embargo, la mayo-
formales nos persuaden a abandonar de esa cultura que el gobierno republi- ría de sus compatriotas parecen haber
nuestra visión acostumbrada de las co- cano decía defender. De ahí la enorme estado de acuerdo con la opinión expre-
sas y a contemplar el mundo desde la diferencia que distingue Las nubes de los sada por Juan José Domenchina en su
perspectiva que estos mismos recursos poemas de guerra de un Alberti o de un Antología de la poesía española contemporá-
van estableciendo? Así, al hablar del Neruda (por ejemplo): para Cernuda la nea (1900-1936), Atlante, México, 1941:
“encanto” que los “dejos melancólicos” poesía, y el arte en general, sólo podían “esta poesía anómala que se enrevesa o
ejercen sobre él, ¿no estaría el crítico re- mantenerse vivos en una esfera de abso- dificulta en una sintaxis asimismo anó-
velando su vulnerabilidad también ante luta independencia de criterio estético e mala y que prescinde última y anacróni-
la visión del mundo a la cual estos “de- ideológico frente a los distintos órganos camente, tal vez porque jamás puntuali-
jos” dan expresión? de poder político. Si una de las grandes za, de los signos de la puntuación, sus-
Sea como sea, el ensayo de Martínez ilusiones de los poetas de los años trein- citó en un tiempo curiosidad e interés.
resulta especialmente aleccionador, en ta había sido la de poder colaborar —en Dentro del área normal de la poesía, el re-
cuanto resume con gran claridad una de cuanto poetas— en la creación de un Es- sentido y contrariado sentir de Cernuda,
las principales inquietudes que habrán tado más justo, Cernuda fue uno de los que desconoce a conciencia los límites es-
tenido muchos de los lectores de la épo- primeros en reconocer la irrealidad de téticos, carece de voz y voto”.
ca al enfrentarse con esta poesía. Porque este sueño. De ahí la importancia de su 3. J. A. Navarro Sánchez, “Luis Cer-
implícita en la crítica que le hace Martí- testimonio. nuda: Poeta del olvido”, Tiempo Litera-
nez hay una defensa de una de las con- Curiosamente, el primero en señalar rio, Guadalajara, I, núm. 1 (1941), p. 12.
venciones literarias más sagradas de ese este aspecto “testimonial” de la obra de 4. José Luis Martínez, “La poesía de
momento, convención que la obra de Cernuda fue otro mexicano, Octavio Luis Cernuda”, Tierra Nueva, México, II,
Cernuda, y sobre todo aquella parte es- Paz. Éste había viajado a España en 1937, núms. 7-8 (enero-abril, 1941), p. 82.
crita durante la Guerra Civil (Las nubes), había conocido a varios de los poetas es- 5. Carta al autor, del 15 de diciembre
contradice de manera muy flagrante. pañoles, entre ellos a Cernuda, y a raíz de 1987.
Me refiero, desde luego, a la idea de que de su breve estancia se había percatado de 6. Octavio Paz, “Luis Cernuda, Oc-
el poeta debiera poner su trabajo al ser- la intensa crisis estética e ideológica que nos”, El Hijo Pródigo, México, I (1943),
vicio de una causa política o social. todos vivían. No reseñó la segunda edi- p. 188.

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Cernuda y Octavio Paz


3 Francisco Segovia

Hay quienes aman los cuerpos Un muro, ¿no comprendes?, Tantas veces medidas por el paso
Y aquellos que las almas aman Un muro frente al cual estoy solo. Febril del prisionero.
Luis Cernuda
En la hendidura que ve en el muro, [...]
en la puerta que ahí ve abrirse, Paz reco-
EL AMOR AQUÍ Y MÁS ALLÁ noce el indicio de un más allá donde el Un deseo inmenso,
sentido del mundo se realiza. (Lo ve o, Afán de una verdad,
ctavio Paz dedicó a Luis mejor dicho, lo vuelve a ver, pues ya en- Bate contra los muros,

O Cernuda uno de los cuatro


ensayos de Cuadrivio: “La
palabra edificante”. Como
deja entrever su título, se trata de un en-
sayo moral. Por eso mismo lo mejor de
tre 1960 y 1961 había escrito “Un más allá
erótico”, aunque este ensayo sólo se pu-
blicó seis años después de Cuadrivio.)
Cernuda, desde luego, también ve el
sentido del mundo, pero —a diferencia
Bate contra la carne
Como un mar entre hierros.

[...]

él, creo, está en la lucha que Paz entabla de Paz— no halla en él ningún consuelo Entre piedras de sombra,
con Cernuda y consigo mismo por abrir sino la misma vieja prisión de siempre: De ira, llanto, olvido,
una puerta “moral” justo ahí donde también el sentido vive en la inmanen- Alienta la verdad.
Cernuda sólo mira un muro ciego; por cia, como el paganismo y sus mitos.
colocar una trascendencia donde Cernu- ¿Qué hay más allá de ese sentido que La prisión.
da sólo ve inmanencia; almas, donde la se vuelve siempre sobre sí mismo? Nada. La prisión viva.
poesía del español no mira sino cuer- Soledad. Palabras. Y otra vez sentido —de
pos... Y ya que ve almas ¿no es lógico esa soledad, de esas palabras, de esa na-
que Paz proponga un más allá para el da—. Cualquier cosa que se responda a EL AMOR Y SU QUIMERA
amor, un mundo distinto de éste, otro, la pregunta por el más allá del sentido
heterogéneo? Pero ¿a cuenta de qué po- será sentido. El universo de la significa- Uno puede discordar de Cernuda y con-
ner esa heterogeneidad amorosa en el ción es un Uroboros que se muerde la cordar con Paz, pero eso en ningún caso
centro de la poesía de Cernuda, para la cola, solitario y solipsista. No se trata, equivaldría a decir que la prisión de
cual el mundo es uno, cerrado y homo- pues, de que el mundo no tenga sentido. Cernuda es un lugar yerto. Si no es tam-
géneo? Paz —todos lo sabemos— era Se trata de que el sentido no se tiene si- poco en verdad “la tumba del alma” es
experto en pedirle peras al olmo... y lue- no a sí mismo para tener sentido. Como porque no hay en ella un alma trascen-
go sacarles jugo. Forzando a Cernuda a la soledad: dente sino simple, paganamente, vida.
su terreno, Paz lo interroga. Su ensayo En esa prisión “alienta la verdad”, sí,
es, en efecto, un diálogo, pero también Cómo llenarte, soledad una verdad de este mundo, no por “in-
una lucha interior por abrirse paso has- Sino contigo misma. trascendente” menos sagrada que la
ta el corazón de La realidad y el deseo y, ya otra.
ahí, mirarse a sí mismo: “La obra de Es el muro, no Cernuda, quien está Paz, desde luego, no pasa por alto es-
Cernuda —dice— es un camino hacia ciego. Y, siendo así, la desesperanza no ta visión, y por eso dice que en Cernuda
nosotros mismos. En esto radica su va- brota de una posición moral —como afir- palpita “un ateísmo religioso”. A los
lor moral”. Es verdad, pero quien reco- ma Paz refiriéndose a Sade en “Un más ojos de Cernuda, sin embargo, eso no
rre ese camino no llega a Cernuda sino a allá erótico”, pero sólo insinúa en el caso eximiría a Paz de cometer él mismo el
sí mismo. Y así, hablando de Cernuda, de Cernuda— sino de la experiencia, del pecado que denuncia en Jean Genet (y
el ensayo de Paz habla especialmente mundo mismo en su secreta evidencia: prudentemente omite denunciar en Cer-
de aquello que a él mismo lo distingue de nuda); un pecado que Paz —tomando
Cernuda —por lo menos en teoría y por El invisible muro prestado de Nietzsche— llama “un nihi-
lo menos en prosa—; esto es, en cuanto Entre los brazos todos, lismo incompleto”. Para el Paz de “La
a la poética que declara, más que en Entre los cuerpos todos, palabra edificante”, este nihilismo in-
cuanto a la poesía que escribe, como se Islas de maldad irrisoria. completo consiste en profesar un ateís-
verá más adelante. Y lo que mejor lo dis- mo que precisa de un dios al cual opo-
tingue es la abertura que ve en ese mis- No hay besos, sino losas; nerse. Así, el ateísmo de Genet no le pa-
mo muro del que Cernuda escribía: No hay amor, sino losas rece más que “un cristianismo sin Cris-

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 SUMARIO

nombre de Otro Mundo) sino a la mane-


ra griega, como un sentido que no va
fiado a la trascendencia de las almas si-
no a la existencia de las cosas, a su pre-
sencia, a su fugaz presencia. ¿O puede
ser incompleto un universo que es todo
él inmanencia?

EL SILENCIO DE LOS AMANTES

No es pues la visión griega de Hölderlin


lo que Paz halla en el centro de la poesía
de Cernuda. Para él se trata de algo más
personal y concreto: el centro poético de
Cernuda es la homosexualidad, “no
porque su poesía pueda reducirse a esa
pasión —eso sería tan falso como igno-
rarla— sino porque ella es el punto de
partida de su creación poética”. Algo
parecido podría decirse de Francis Ba-
to”, un ateísmo que termina por alimentar bles “los placeres prohibidos” y se deja- con y su pintura. Y es que hay más en
al dios que desconoce. Pero ¿no alimen- ba convertir en uno más de esos poetas común entre Bacon y Cernuda de lo que
ta también Paz una suerte de optimismo “Flacos o fláccidos, sin cabellos, con len- podría suponerse con sólo contrastar
católico que Cernuda no podría mirar tes / [...] Que en la mujer encuentran su sus personalidades. En el mero atuendo
sin el desdén que le merecía todo lo ca- personal triste Quimera”. de Cernuda —ese caballero español, ese
tólico? Un optimismo, por cierto, no del Y es que, desde la perspectiva de señorito andaluz— hay mucho más de
todo tácito. Paz dice explícitamente que Cernuda, a su mundo no le falta nada: gentleman y mucho más de dandy que en
al mundo de Cernuda le faltan dos co- todo él es mismidad, inmanencia. Él no todo Francis Bacon, es verdad, pero los
sas: “el cristianismo y la mujer. La ‘otre- confía en que otro venga buenamente a une la misma conciencia dolorosa de la
dad’ en sus manifestaciones más totales: sacarlo de su prisión, y aún menos con- fugacidad y una especie de “formalis-
el otro mundo y la otra mitad del mun- fía en que otro logre remontar su “reali- mo” estético y moral: la exaltación de la
do”. Dice Paz: dad” para verse al fin como lo que es: belleza juvenil en los cuerpos de los mu-
un deseo, un fantasma, una promesa, chachos —o, dicho con Cernuda, de los
Entre el deseo y la realidad hay un pero jamás un cumplimiento, jamás su mancebos—. Este rasgo de su homose-
punto de intersección: el amor. El de- salvación —como lo es para Paz—. xualidad —que Paz no vacila en llamar
seo es más vasto que el amor pero el La polémica entre los dos poetas “idolatría”— tiene en los dos consecuen-
deseo de amor es el más poderoso de es la de dos visiones del amor. No en- cias parecidas. Ambos, por ejemplo, se
los deseos. Sólo en ese desear un ser tre el ágape (el amor al prójimo) y el interesan por “representar” parejas, y
entre todos los seres el deseo se des- amor pasión sino entre dos formas les es común el hacerlo siempre en una
pliega plenamente. Aquel que cono- del amor pasión: la heterosexual y la situación que de algún modo resalta lo
ce el amor no quiere ya otra cosa. El homosexual. Pero también entre las dos más “inhumano” de su relación; esto es,
amor revela la realidad al deseo: esa opciones metafísicas que ellas plantean, y que subraya su aspecto más “natural”
imagen deseada es algo más que un que las rebasan: Grecia y Cristo —por —el menos cultural, el más animal—;
cuerpo que se devanece: es un alma, así decir—; la poesía pagana y la que un aspecto que podría calificarse de “in-
una conciencia. Tránsito del objeto mira o sueña el Otro Mundo; la voz de fantil” en el sentido en que es el que
erótico a la persona amada. Por el la Quimera y “la otra voz”. Ninguna ce- comparten los in-fans, los que no hablan.
amor, el deseo toca al fin la realidad: de a la otra. Así como Cernuda no acepta Eso son las parejas de Bacon y Cernuda:
el otro existe. al salvador, Paz tampoco puede aceptar pares que se unen con violencia y —so-
la fatalidad del mundo que gobierna la bre todo— sin palabras. Por eso dice
Frases hermosas, sin duda, en las poesía de Cernuda; esto es, la condición Cernuda: “Qué ruido tan triste el que
que Paz resuelve para sí —y tal vez pa- de ser él mismo (el mundo mismo) un des- hacen dos cuerpos cuando se aman”. Es
ra algunos de nosotros— el conflicto que tino... Un destino intrascendente, si se el ruido que se deja oír en el silencio de
le plantea Cernuda, pero que acaso na- quiere, pero no por eso falto de sentido. los amantes, el roce de las pieles, el ge-
da resolverían para Cernuda mismo. Y no lo ve, quizá, porque no escucha en mido de los cuerpos. Porque se trata de
Son frases demasiado luminosas para el Hölderlin lo que Cernuda escuchó en él; cuerpos más que de rostros, nombres o
temple sombrío del español; frases que a saber, que el destino del mundo (y no personas; de destinos, más que de hom-
él no habría podido suscribir sin sentir sólo el destino de los hombres) no se mi- bres; de soledades precaria y brevemen-
que se traicionaba, que volvía acepta- ra al modo cristiano (que lo desprecia en te enlazadas...

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Esto aleja a Cernuda no sólo de Paz solas. Un silencio que suele traicionar sobre Paz. Y digo directa porque, si bien
sino también de Hölderlin y lo acerca a cuando habla de él en prosa, atendiendo es posible rastrear la “contemplación”
una de las facetas más íntimas de García a otra cosa que al silencio mismo. Con de Cernuda escuchándolo hablar de Ril-
Lorca (la menos popular, la de Poeta en esto quiero decir que el ensayo de Paz se ke, no es Rilke quien la delata en Paz si-
Nueva York). García Lorca declaraba, muestra más distante moralmente de no Cernuda mismo. Léanse, si no, estos
por ejemplo, que “hay cuerpos que no Cernuda que su propia poesía, que a dos ejemplos. Primero Cernuda:
deben repetirse en la aurora”, y Cernu- menudo se entrega a la inmanencia del
da decía en sus Primeros poemas: mundo y al silencio del amor cuidándo- Recuerda la ventana
se muy poco de lo que el poeta ha dicho Sobre el jardín nocturno,
Vivo un solo deseo, en prosa, prosaicamente, con esta voz, Casi conventual; aquel sonido
Un afán claro, unánime; no con “la otra”. A veces escuchamos en humano,
Afán de amor y olvido. Paz un eco de Cernuda —un homenaje, Oscuro de las hojas, cuando el
quizá, como cuando en Pasado en claro tiempo,
y más adelante, en Invocaciones: dice: “Adolescencia, / país de nubes”, Lleno de la presencia y la figura
pensando quizá en aquel poema de Cer- amada,
Quiero vivir cuando el amor muere: nuda que comienza: “Adolescente fui en Sobre la eternidad un ala inmóvil,
Muere, muere pronto, amor mío. días idénticos a nubes”—, pero a veces Hace ya de tu vida
ese “eco” se vuelve menos literal: es una Centro cordial del mundo,
Cernuda no establece un verdadero coincidencia. Se oye algo del tono som- De ti puesto en olvido,
diálogo amoroso con sus parejas. Y su brío de Cernuda en ese mismo poema Enajenado entre las cosas.
poesía no se detiene en el amor sino en de Paz, cuando dice, por ejemplo:
la nostalgia del amor, en la añoranza so- Ahora Paz:
litaria de un cuerpo que a menudo no ha Revelaciones y abominaciones:
tenido siquiera tiempo de decir su nom- el cuerpo y sus lenguajes No me habló dios entre las nubes;
bre. Paz señala esto y ve en ello la cifra entretejidos, nudo de fantasmas entre las hojas de la higuera
de su diferencia con nosotros, hombres palpados por el pensamiento me habló el cuerpo, los cuerpos de
más comunes y ordinarios, amantes de y por el tacto disipados, mi cuerpo.
nuestra personal triste Quimera: la fu- argolla de la sangre, idea fija Encarnaciones instantáneas:
gacidad del erotismo —dice— y la cons- en mi frente clavada. tarde lavada por la lluvia,
tante añoranza de la presencia amorosa, El deseo es señor de espectros, luz recién salida del agua,
de la presencia del amor, son el aliento el deseo nos vuelve espectros. ya frente o libro abierto
principal de su poesía. Es verdad que la el horizonte despejado,
poesía de Cernuda no se hace nunca en el vaho femenino de las plantas
el presente del amor sino en su ausen- EL AMOR EN EL JARDÍN piel a mi piel pegada: ¡súcubo!
cia, como si para ella todo amor dicho —como si al fin el tiempo coincidiese
fuera ya, fatalmente, amor ido, amor ca- Pero es en el terreno de la memoria don- consigo mismo y yo con él,
llado: “Es el amor de una esencia / Que de Paz y Cernuda coinciden más franca- como si el tiempo y sus dos tiempos
se corrompe al hablarlo”. Sin embargo, mente. Y por eso resulta extraño que fuesen un solo tiempo
el silencio expresa, paradójicamente, la Paz no se detenga a comentar el valor que ya no fuese tiempo, un tiempo
realidad de su sustento: el deseo. que en Cernuda tiene eso que muchos donde siempre es ahora y a todas
En el ámbito de Cernuda, el silencio críticos llaman “contemplación”, y que horas siempre,
en que se traban los amantes es prueba suelen glosar echando mano de la poe- como si yo y mi doble fuesen uno
de dos cosas: primero, de la naturaleza sía en prosa de Cernuda (Ocnos, Varia- y yo no fuese ya.
animal de su relación, tan insobornable- ciones sobre tema mexicano). Para ellos, es-
mente material, corporal, que alcanza ta contemplación es una especie de re- La similitud es asombrosa: el jardín,
para suscitar un amor extremo —o ex- manso del tiempo, un lugar donde el las hojas, la semipresencia de una figu-
tremado— por la belleza de sus formas: pasado coincide con el presente y don- ra erótica (presentida, soñada, invoca-
un formalismo, una idolatría, un ama- de el poeta reconoce su identidad más da, recordada), el desvanecimiento del
neramiento (y esto no sólo entre los profunda mientras su yo terrestre y co- tiempo, el reconocimiento de sí en el
amantes homosexuales)...; pero se trata tidiano se disuelve. ¿Por qué Paz no ha- acto mismo de disolverse en cuanto in-
de una naturaleza animal que, a diferen- bla de este tema, tan de Cernuda? ¿Se dividuo... A eso mismo que unos críti-
cia de la que concibe Paz, no está rebaja- trata de una omisión voluntaria? Es po- cos llaman “contemplación” en Cernu-
da, humanamente rebajada, rebajada por sible, como es posible también que la da, otros lo llaman “revelación” en
“lo humano”; y segundo, el silencio de “familiaridad” de Paz con esa misma Paz. Son, básicamente, la misma expe-
los amantes es prueba de que en su experiencia lo haya hecho pasarla por riencia, aunque Paz dé cuenta de la su-
apretada trabazón se ligan, evanescen- alto. Sin embargo, es una visión que los ya, en prosa, enfrentándola con la de
temente, la realidad y el deseo. dos comparten tan estrechamente que Cernuda y marcando sus distancias
Es quizá el silencio del amor lo que el uno no tiene más remedio que sospe- con él. Cernuda, por su parte, habla de
poeta escucha cuando escribe poemas a char una influencia directa de Cernuda ella a propósito de “la visión angélica”

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que se le presentó a Rilke en Toledo, y hace eco de las que Heidegger se hacía aristocracia en cuanto derecho sobera-
cita este fragmento de una carta suya: con respecto a Hölderlin y Rilke: “¿Para no. Y es que, en efecto, quizá no haya
qué poetas...?” Aguilar-Álvarez no acu- nada menos democrático que la mane-
El paisaje español (el útimo que ex- de en esto a Heidegger, pero la pregun- ra en que los poetas alzan la voz para
perimenté ilimitadamente), Toledo, ta que supone subyacente en Variaciones decir que por ellos hablan todos los
llevó al extremo esta tendencia sobre tema mexicano no deja de ser tam- hombres, como dando por sentado que
mía: porque allí la misma cosa ex- bién la del filósofo: “¿Hay ‘lugar’ para el es la Providencia (la Inspiración, la Mu-
terna —río, monte, puente— posee hombre?” Según ella, la respuesta de sa) quien les otorga el rango y les da
de antemano la estupenda e insobre- Cernuda es que ese lugar debe cons- nombramiento.
pasable intensidad de aquellos equi- truirse, y que toca justamente a la poesía Un poeta para poetas es aquel que no
valentes interiores por medio de los tal construcción. Pero ¿por qué a la poe- sólo acepta el nombramiento sin actos
cuales pudiéramos haberla represen- sía justamente? Quizá porque sólo ella de contrición y sin falsas modestias sino
tado. Por todos lados la apariencia y puede poner en el mundo esa clase de que además hace de su lealtad a él un
la visión llegan, por decirlo así, a jun- atención —esa “contemplación”, dice ejercicio de sinceridad. Porque sabe que
tarse en el objeto, manifiesto en cada ella— que reúne en un solo gesto dos a fin de cuentas es justamente esa since-
uno de éstos todo un mundo inte- extremos opuestos (la realidad y el de- ridad, ese no faltar a la verdad, lo único
rior, como si un ángel, en que el es- seo, Grecia y Alemania, Andalucía y que “reconcilia” el mandato de la Musa
pacio estuviese incluido, fuera ciego México); es decir, porque sólo la poesía con la grey de los hombres. Dicho de
y mirase dentro de sí mismo. Un “circunscribe el espacio, constituyendo otro modo, porque entiende que la sin-
mundo así, no considerado ya desde así el ámbito en que discurre la contem- ceridad es la única prueba que el poeta
el punto de vista humano, sino tal plación”. Si en esa contemplación se verdadero puede ofrecer para que los
como es dentro del ángel, resulta funden fugazmente la realidad y el de- demás juzguemos la legitimidad de su
quizá mi tarea verdadera o, al me- seo es porque en ella se instala el silen- nombramiento; una sinceridad que con-
nos, aquélla hacia la cual convergen cio (como ya hemos visto), pero también siste en devolver a los hombres limpias
todas mis tentativas anteriores. la mirada, “la mirada angélica” de Ril- sus palabras, como decía Heidegger:
ke. Dice Cernuda (repitiendo a Rilke, ca-
Aunque sin relacionarlo con Rilke, si plagiándolo): La poesía habla en nosotros
Tatiana Aguilar-Álvarez ha dedicado La misma lengua con que hablaron
un ensayo a este asunto: “Lugar y con- Viendo este rincón, respirando este antes,
templación en Variaciones sobre tema me- aire, hallas que lo que afuera ves y Y mucho antes de nacer nosotros,
xicano” (NRFH, t. XLIX, núm. 1). En él ha- respiras, también está dentro de ti; Las gentes en que hallara raíz
bla —qué remedio— de la oposición ca- que allá en el fondo de tu alma, en su nuestra existencia;
nónica en Cernuda: la realidad, por un círculo oscuro, como luna reflejada No es el poeta sólo quien ahí habla,
lado, el deseo, por otro. Pero lo hace só- en el agua profunda, está la imagen Sino las bocas mudas de los suyos
lo como a la pasada. Digo a la pasada misma de lo que en torno tienes; que A quienes él da voz y les libera.
porque no insiste demasiado en que esa desde tu infancia se alza, intacta y
misma oposición opera también enfren- límpida, esa imagen fundamental, En Cernuda —como en Hölderlin y
tando a una Andalucía más bien desea- sosteniendo, ella tan leve, el peso de otros pocos— la lealtad a la Musa que lo
da (recordada, idílica) con un México tu vida y de su afán secreto. ha nombrado, su inquebrantable since-
harto tangible y real. Quizá esto se deba ridad (aun en los exabruptos finales de
a que “es cierto que la visión de México La poesía, pues, funda el lugar en su ego herido), es algo más que una me-
que aparece en Variaciones resulta a ve- que la atención puede fijarse, centrarse ra vocación: es una devoción, una asce-
ces incómoda” (para los mexicanos, por y hallar, en suma, el sentido de su habi- sis. Este aspecto ascético, franciscano,
supuesto). Pero esa “incomodidad” se tación del mundo. Sí, “es sólo poética- solitario, tiene mucho de ejemplar (de
diluye bastante en la comparación de mente como el hombre habita el mun- “edificante”, según Paz). Y aunque es
esa Andalucía deseada y ese México do”, como dijo Hölderlin. Y sí, “todo es ejemplar para todos, el rigor con que ejer-
real con la Grecia y la Alemania de Höl- íntimo”, como también dijo Hölderlin. ce su oficio sacerdotal tiene siempre al-
derlin, en las que muy probablemente gunas reglas formales que sólo se apre-
se inspiró Cernuda. Así, el “lugar” CERNUDA ARISTÓCRATA cian plenamente desde una perspectiva,
(ideal) y el “sitio” (real) constituyen los digamos, “técnica”. Son las reglas esencia-
dos extremos del movimento pendular Se dice que Cernuda —como Hölder- les de la poesía, las que cumple todo poe-
que es la poesía; dos momentos de quie- lin— es un “poeta para poetas”. Paz ta que lo sea de veras, pero que sólo el
tud momentánea, en los que el péndulo transforma la frase y dice que “es un poeta para poetas libera por completo
se detiene un instante en lo más alto an- poeta solitario y para solitarios”. Pero de polvo y paja.
tes de lanzarse de nuevo por su vertigi- ¿qué significan estas frases? Más allá de El poeta para poetas es el poeta esen-
nosa resbaladilla. El resto, el swing en la pueril acusación de aristocratismo cial, el que desbroza el camino para to-
que la poesía está echada —como la que suele hacérseles, ambas frases im- dos, pero sobre todo el que lo limpia pa-
suerte— tiene en Cernuda un aire de plican un reconocimiento nada pueril ra los otros poetas. Hölderlin y Rilke para
pregunta metafísica que, sin duda, se del valor que entre los hombres tiene la Cernuda, Cernuda para Paz.

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 SUMARIO

Cernuda y la “poesía meditativa”


3 Josu Landa

ambiguo, desprovisto de entusiasmo. juicios y valoraciones (crítica) con intui-


Luis Maristany, por su parte, ha insisti- ciones de ciertas verdades y referencias
do en la relativa carencia de relieve de de sentido (theoría). Sin embargo, hay
esta obra de Cernuda.4 No le faltan ra- iniciativas de comprensión de lo poético
zones al crítico y meritorio editor de las en que domina uno de estos componen-
obras del gran poeta, para llegar a tal tes sobre el otro. En el caso de Pensamien-
conclusión. Entre sus argumentos se to poético..., el elemento teórico es el que
cuenta la apreciación que sobre el tex- prevalece y el que le confiere una desta-
to en cuestión comunica el propio Cer- cable peculiaridad respecto de los de-
nuda a José Luis Cano en una carta fe- más estudios cernudianos sobre poesía
chada en 1957. Allí sostiene que su obra y literatura.
Estudios sobre poesía española contempo- En primer término, lo que merece
ránea le parece más importante que destacarse en Pensamiento poético... es
Pensamiento poético..., porque aquélla que se trata de la obra de un poeta que
es “expresión mía”, mientras que ésta es piensa la poesía y, para hacerlo mejor,
“expresión de otros recogida por mí”.5 recurre a lo que otros poetas han pensa-
No cometeré el atropello de desesti- do sobre el particular. No es, pues, la
A Manuel Ulacia (In memoriam) mar tan autorizadas opiniones. Menos simple relación de los hallazgos de una
aún quiero irrespetar las genuinas que- imaginaria suerte de voyeur, que se aso-
rencias que todo poeta se va formando ma al vano desde el que puede otear la
omo observa Jaime Gil de de sus criaturas. Tampoco pretendo “sa- “poesía meditativa inglesa” del siglo

C Biedma, “no deja de ser iró-


nico que Cernuda, poeta
homosexual sin domicilio
fijo, español a pesar suyo, tenga por úni-
co predecesor a don Miguel de Unamuno,
ber más” que el autor sobre sus propias
obras. Sin embargo, creo disponer de
elementos de juicio suficientes para rei-
vindicar el notable valor del tratado cer-
nudiano sobre las poéticas de Blake,
XIX. Al contrario, esa obra viene a dar
cuenta de un diálogo teórico con poetas
que han elaborado sus respectivas ideas
de lo real, en las que se cifran y sostie-
nen sus modos de asumir y de ejercer la
padre de familia monógamo, funciona- Wordsworth, Keats, Tennyson y otros poesía. Diálogo que, por cierto, no sólo
rio del Estado avecindado en Salamanca excelentes poetas ingleses del siglo ante- es teórico, sino que también tiene como
y español profesional”.1 Ciertamente, pasado; siglo del que, por cierto, dado correlato un influjo en el plano estético,
Gil de Biedma exagera cuando señala a su influjo en muchos sentidos positivo, puesto que, como advierte Gil de Bied-
Unamuno como “único” ascendiente li- no podremos librarnos todavía en un ma, es “en el modo de concebir y reali-
terario del autor de La realidad y el deseo. buen tiempo. Confío, pues, en que esta zar el poema, donde gradualmente se
Sin embargo, va por buen camino tras la apreciación no me coloque entre los manifiesta [la] asimilación de la tradi-
pista dada, primero, por el propio Cer- “idiotas” que Cernuda ve en quienes, ción inglesa [por parte de Cernuda]”.7
nuda y advertida, después, por algunos según él, sobrevaloran dicho libro.6 Si algo distingue a ese libro de libros
de sus lectores más aprovechados, como Por encima de las comparaciones, re- que es La realidad y el deseo es su palma-
José Ángel Valente: hay una fuerte afini- salta la especificidad de este último es- ria referencia a una imagen de la exis-
dad de intereses poéticos, teóricos y crí- crito. Pensamiento poético en la lírica ingle- tencia, a unas coordenadas específicas
ticos entre el autor que nos ocupa y el sa del siglo XIX es un libro único en el de sentido, conforme a las cuales el poeta
poeta-filósofo bilbaíno. conjunto de la obra cernudiana y uno de está en el mundo y forja su obra poética.
Tal vez el principal motivo de identi- los más singulares, visto en el contexto No hay gratuidad alguna —aunque, sin
dad entre ambos es lo que Unamuno lla- de la crítica de poesía en lengua hispa- duda, la espontaneidad del gran orfebre
ma “poesía meditativa inglesa”,2 a la na. La aseveración cernudiana —ya se- del verso sea inocultable— cuando, por
que Cernuda dedica su estimable trata- ñalada— en el sentido de que se trata de ejemplo, Cernuda incluye la expresión
do Pensamiento poético en la lírica inglesa una obra donde recoge expresiones aje- “ya sólo puede el hombre hacer dinero o
del siglo XIX. nas no hace justicia a esa singularidad. hijos” entre las que dan cuerpo y forma
Para Gabriel Zaid, se trata de “un li- Toda reflexión sobre cualquier dimen- a su gran poema “Quetzalcóatl”.8 Ésta,
bro decoroso y aburrido, dentro de la sión de lo poético tiene a la vez un ca- como muchas otras construcciones ver-
mejor tradición académica”:3 un juicio rácter teórico y crítico. Es decir, combina bales de su autoría, remite a una poética

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 SUMARIO

interesada en decir, en expresar una re- cuanto a la segunda, “el poeta no tiene a la “actualidad” como un valor en sí, si-
presentación de la realidad, en suma: en por objetivo comunicar un ‘pensamien- no porque refiere una idea de la reali-
exteriorizar un modo de pensar, de la to’, sino hacer nacer en otro el estado dad y, por ende, un cauce específico del
manera más conveniente desde el punto emotivo que conviene a un pensamiento deseo. El examen acucioso y simpatético
de vista estético. En definitiva, lo que análogo al suyo (aunque no idéntico)”.13 que Cernuda hace de la “poesía medita-
Cernuda busca y encuentra en los poe- De acuerdo con lo expresado hasta tiva inglesa” pone así de manifiesto una
tas ingleses más representativos del pri- aquí, puede decirse que el centro de lucidez innegable que, a su turno, con-
mer tercio del siglo XIX y de la época vic- atención de Cernuda —y, por lo mismo, fiere una relevancia digna de considera-
toriana es, según confesión propia, el re- el motivo de su interés por la poesía in- ción a su libro sobre la materia.
gistro de ciertas “ideas sobre la poesía” glesa del siglo XIX— es la experiencia poé-
junto con una “filosofía poética”.9 Es de- tica. Blake o Yeats, por considerar un par
cir, los dos grandes alicientes para el ofi- de poetas del conjunto que aborda Cer- NOTAS
cio de un autor que, según el acertado nuda, importan porque su poesía da
juicio de Octavio Paz, es un “poeta de la cuenta de su vivencia del mundo moder- 1. Jaime Gil de Biedma, “Como en sí
poesía”.10 no y porque reflexionan tanto sobre tal mismo, al fin”, Al pie de la letra. Ensayos
Esa simpatía cernudiana por la “poe- vivencia como sobre los procedimientos 1955-1979, Barcelona, Crítica, 1980, p. 343.
sía meditativa” inglesa responde, por estéticos apropiados para expresarla. 2. Cf. M. de Unamuno, citado por
consiguiente, a una voluntad de teoría Conviene tener presente que hablar de Luis Maristany en “El ensayo literario
que operará lo mismo como una refe- “experiencia” es nada menos que hablar de Luis Cernuda”, en Luis Cernuda,
rencia del juicio crítico que de la compo- del núcleo de la subjetividad moderna. Prosa I, vol. II, Madrid, Siruela, 1994, p.
sición poética propia y ajena; es decir, En efecto, si aceptamos con Hegel que la 42n.
de las dos dimensiones de la escritura experiencia es el “movimiento dialéctico 3. Gabriel Zaid, “Cernuda, crítico”,
que se requieren recíprocamente en los que la conciencia lleva a cabo en sí mis- Leer poesía, México, FCE, 1987, p. 154.
textos del poeta sevillano, como es de ma [...] en cuanto brota ante ella el nue- 4. Cf. loc. cit., pp. 19 y 55.
esperarse en una obra en cuyo “carácter vo objeto verdadero...”,14 debemos reco- 5. Loc. cit., p. 56.
orgánico” ha reparado Vicente Quirar- nocer que se trata del contenido de la 6. Ibid., p. 56.
te.11 Así, la exigencia de un respaldo imagen moderna del mundo por el he- 7. J. Gil de Biedma, loc. cit., p. 340.
teórico sólido para la labor creativa de- cho de que es el fundamento de ese mis- 8. Luis Cernuda, “Como quien espe-
termina por completo las valoraciones mo mundo. Las Songs of experience (1794; ra el alba”, La realidad y el deseo, México,
que pueda suscitar una obra concreta o contraparte y complemento de las Songs FCE, 4a ed. aumentada, 1964, p. 212.
toda una corriente literaria. Es lo que se of inocence) de Blake pueden ser asumi- 9. Luis Cernuda, Pensamiento poético
percibe, pongo por caso, en la escasa das como expresión cabal de uno de los en la lírica inglesa del siglo XIX, Madrid,
complacencia con que Cernuda se refie- modos más fecundos del alma moder- Tecnos, col. Metrópolis, 1996, pp. 9 y 24.
re al romanticismo español, como cuan- na: el de estirpe romántica. Pocos años 10. Octavio Paz, Corriente alterna, Mé-
do expresa que “el pensamiento indu- después de la aparición de esa obra del xico, Siglo XX, 10a. ed. 1978, p. 13.
dablemente asustaba a los románticos poeta inglés, en 1807, en su célebre pró- 11. Vicente Quirarte, La poética del
españoles más que el misterio y la oscu- logo a Fenomenología del espíritu, Hegel hombre dividido en la obra de Luis Cernuda,
ridad, porque éstos al menos los prodi- sitúa “la atención al presente”15 —o sea, México, IIF-UNAM, 1985, p. 14.
garon, entre bambalinas y tormentas de la experiencia— en las lindes de un or- 12. Luis Cernuda, “Estudios sobre
guardarropía, como recursos melodra- den degradado del espíritu, lo que justi- poesía española contemporánea”, Prosa
máticos”.12 Pero, a su vez, la poesía de ficará el denuedo con que se dedicará a I, vol. II, p. 79.
Cernuda es inconcebible sin la intención cimentar una “ciencia de la experiencia de 13. Paul Valéry, Notas sobre poesía,
manifiesta de estipular una verdad. No, la conciencia” —definición técnica de su sel., trad. y pról. de Hugo Gola, México,
desde luego, una verdad científica o idea de “fenomenología”, esto es, una ex- UIA, 1995, pp. 14 y 70.
cualquier otra de índole lógica, sino una posición del proceso de constitución de la 14. G. W. F. Hegel, Fenomenología del
que monta a lomo de la palabra poética, Modernidad, a resultas del despliegue his- espíritu, trad. de Wenceslao Roces con la
con la intención de suscitar una even- tórico del espíritu absoluto—. colab. de Ricardo Guerra, México, FCE,
tual connivencia estética y, a su modo En verdad, Cernuda no fue ni tenía 1966, p. 58.
teórica —es decir, contemplativa, intui- por qué ser un filósofo. Tampoco llegó a 15. Ibid., p. 11.
tiva— en un “otro”, un “lector”, impli- ser una figura modélica de otra de las
cado desde el acto mismo de componer derivaciones de la conciencia estética
el poema. De ese modo, la poiesis ejerci- moderna: el poeta-pensador. Pero es ob-
da por Cernuda parece concordar con vio que supo justipreciar como pocos la

3
dos observaciones de Valéry —por cierto, importancia del pensamiento, de la ex-
alguien respetado por el poeta anda- periencia entendida en sus implicacio-
luz— acerca del quehacer poético. Con- nes más amplias y hondas, como susten-
forme a la primera, “la verdad en litera- to de una poesía plenamente moderna,
tura [...] no es [...] la descripción [...] de como la que nos dejó en herencia. No
lo que existe, sino su construcción”. En porque ese adjetivo (“moderna”) remita

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 SUMARIO

Semblanza de Luis Cernuda


3 Horacio López Suárez

ntes de hacer un breve aná- na. Se instala en México definitivamente ven marino”, con la fuerza de nues-

A lisis y comentario sobre el


libro que lleva por título
Variaciones sobre tema mexi-
cano, para conmemorar a 100 años el na-
talicio del poeta Luis Cernuda, voy a ha-
en 1951.
En México se incorpora a la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México en
la Facultad de Filosofía y Letras, donde
imparte cursos sobre el Siglo de Oro y
tros mejores poetas clásicos.

La poesía lírica mexicana también lo


admiró. Oigamos a Octavio Paz: “La poe-
sía de Cernuda es una crítica de nues-
cer una semblanza de la vida y obra del poesía contemporánea española, en el tros valores y creencias; en ella destruc-
escritor. Nace en Sevilla, España, el 21 Colegio de Letras Hispánicas. Publica ción y creación son inseparables, pues
de septiembre de 1902. De clase media en diversas revistas y suplementos cul- aquello que afirma implica la disolución
acomodada, lo que le permite estudiar turales: Revista de la Universidad Nacional de lo que la sociedad tiene por justo, sa-
una carrera universitaria, la de derecho, Autónoma de México, Romance, Nivel, en- grado o inmutable. Como la de Pessoa,
que nunca llega a ejercer, ya que desde tre otras. su obra es una subversión y su fecundidad
1922, a los 20 años de edad, inicia su ca- Luis Cernuda está vinculado y es espiritual consiste, precisamente, en que
rrera docente en la École Normale de partícipe de la Generación del 27, cono- pone a prueba los síntomas de la moral
Toulouse, Francia, como profesor de la cida también como la Generación de la colectiva, tanto los fundados en la auto-
lengua española. De vuelta a España República, con Pedro Salinas, Rafael Al- ridad de la tradición, como los que nos
participa en las principales revistas lite- berti, Federico García Lorca, Vicente Alei- proponen los reformadores sociales”.
rarias del momento: Cruz y Raya, Revista xandre, Emilio Prados, Pedro Garfias, Vivió el poeta todos los movimientos
de Occidente, Litoral, entre otras. En 1936, Dámaso Alonso, Manuel Altolaguirre. literarios de la primera mitad del siglo
año aciago para España, publica en la Entre ellos ocupa un lugar prominente XX; posromanticismo, modernismo, no-
editorial Cruz y Raya el libro de poe- en la poesía lírica del siglo XX. Prosista ventayochismo, literaturas de vanguar-
mas La realidad y el deseo, su obra más fino, delicado, poemático, incursiona dia, todos los “ismos”: futurismo, sobre-
trascendente. El 18 de julio de 1936, día también como excelente traductor en rrealismo, ultraísmo, gongorismo, con
del alzamiento militar en contra de la idiomas que conocía a fondo y los hacía los que creó su propia voz.
República española del 11 de abril de suyos. Traductor al español de poetas Amén de ser un excelente poeta líri-
1931, se incorpora como voluntario a las ingleses, franceses, alemanes. co es un fino prosista, prosa poética ele-
milicias populares republicanas en la García Lorca admira al poeta amigo gante, serena que a la vez cala hondo en
defensa de Madrid, en la Sierra de Gua- y decía en un homenaje al poeta, por la lo conceptual; críticos hay que afirman
darrama, coherente con su ideología aparición de La realidad y el deseo en 1926, que en su prosa hay más plenitud, más
marxista. Debido a la superioridad béli- lo siguiente: alma, diría yo.
ca del ejército sublevado, auspiciado Variaciones sobre tema mexicano se ini-
por el Eje Roma-Berlín, la II República La realidad y el deseo me ha vencido con cia a manera de prólogo con un fuerte
Española finalmente es derrotada. El su perfección sin mácula, con su amo- reproche por la actitud de los escritores
exilio ha comenzado. Luis Cernuda es rosa agonía encadenada, con su ira y peninsulares de su ignorancia, de su
acogido en Inglaterra en 1939, y desde sus piedras de sombra, libro delica- desconocimiento, de su despreocupa-
ese año hasta 1943 se desempeña como do y terrible al mismo tiempo, como ción hacia las otras tierras de raigambre
profesor —lector de español— en las un clave pálido que manara hilos de española que se habían desprendido de la
universidades de Glasgow y de Oxford; sangre por el temblor de cada cuer- piel de toro. Se pregunta por qué Galdós
de 1943 a 1945, en la Universidad de da, no habrá escritor en España, de la guarda silencio ante el hecho histórico
Cambridge, y de 1945 a 1947 en el Insti- clase que sea, si es realmente escri- de la pérdida de las últimas colonias es-
tuto Español de Londres. De Londres tor, manejador de palabras, que no pañolas en Ultramar: ¿Cómo entender
pasa a los Estados Unidos en 1947, don- quede admirado del encanto y refi- este silencio? ¿Como indiferencia? Tris-
de imparte clases de literatura en el namiento con que Luis Cernuda une te realidad —digo yo—, y Galdós se
Mount Holyoke College de Massachus- los vocablos para crear su mundo pregunta ¿cómo es España? Y de Améri-
sets; a partir de ese año viene a México a poético propio; nadie que no se sor- ca nada. El poeta sigue preguntándose y
pasar vacaciones de estío y queda asom- prenda de su efusiva lírica gemela de hace acto de contrición: “En tu niñez, en
brado, enganchado, enamorado del país Bécquer y de su capacidad de mito, tu juventud, qué supiste tú, si algo su-
y su gente. Abandona los Estados Uni- de transformación de elementos que piste de estas tierras, de su historia, que
dos y se incorpora a la cultura mexica- surgen en el bellísimo poema “El jo- es una con la tuya, sin duda, pero nada

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 SUMARIO

en torno podía encaminarla. Lo que bra es el elemento esencial de la poesía, Quién sabe. Tú al menos, confiesas
oías, cuando algo oías, frases políticas al escuchemos a Bécquer: “Por los tenebro- no saberlo. Pero allá en tus entrañas
uso, carentes, por tanto, de sinceridad y sos rincones de mi cerebro, acurrucados le comprendes..., a él que nada po-
vacías de pensamiento, mas era para y desnudos, duermen los extravagantes see, nada desea, algo que hace siglos
matar toda curiosidad”. hijos de la fantasía, esperando en silen- postula tácitamente. Lástima que el
El exilio lo trajo a México, le dio la cio que el arte los vista de la palabra pa- azar no te hiciera nacer uno entre los
oportunidad de conocer, de saber, de ra poderse presentar decentes en la es- suyos.
sentir, de vivir en plenitud la realidad cena del mundo”. Antonio Machado, en
de México, la realidad latinoamericana, voz de Juan de Mairena, al igual que Queda el poeta atrapado, mejor sería
vino la curiosidad y tras la curiosidad vi- Bécquer y Cernuda, declara que la poe- decir, asombrado ante el espíritu, la for-
no el interés; tras el interés lo simpático, sía es “palabra en el tiempo”, los tres taleza y entereza ante la vida y conti-
tras de la simpatía el amor. El amor, te- coinciden, los tres son sevillanos. núa: “Demasiado sería pedir su descui-
ma que perdura a través de toda su El poeta de la Generación de la pos- do ante la pobreza, su indiferencia ante
creación literaria guerra Civil Española, Carlos Bousoño, la dicha, su sentimiento ante la muerte”.
Variaciones sobre tema mexicano son sobre la obra de Bécquer afirma que Y termina agradeciendo a Dios por ha-
una serie breve de cuadros sobre Méxi- Luis Cernuda: “desempeña en nuestra berle creado y salvado: “Pero gracias,
co; son impresiones, emociones que le poesía moderna un papel equivalente al Señor, por haberle creado y salvado...”
suscitan todo lo que ve desde la lengua de Garcilaso en nuestra poesía clásica”. Muchos cuadros más completan la
hablada, naturaleza, paisaje y, ante to- En el cuadro “Músicos rústicos” ha- visión que tuvo sobre México: “Merca-
do, la gente, el pueblo que lo habita. El ce elogio de la música y de la guitarra deres de la flor”, “El pueblo”, “El jar-
poeta ha abandonado el país, mejor di- de la canción ranchera: “qué bien suena dín”, “Miravalle” y “El mercado”. Vi-
cho, los países: primero, Gran Bretaña, la guitarra y cómo fluye de ella con gra- vencias que lo mantuvieron en vida —el
después, América del Norte, los Estados cia reticente la música y sus extrañas recuerdo de lo vivido— en la soledad
Unidos, el mundo anglosajón, la sole- voces en el falsete, que de pronto saltan del mundo anglosajón.
dad donde ha vivido por largos años, la a la corriente de la melodía”. Al oír al Luis Cernuda se identificó en el al-
neblina, la lluvia constante y el clima in- grupo de músicos, el recuerdo del can- ma, en ser, en cuerpo con México, es un
clemente de la nieve, del frío, que al de- to flamenco llegaría a sus oídos y el fal- auténtico transterrado, como los deno-
cir de José Luis Cano, en palabras de sete propiamente mexicano lo llevaría minó el filósofo mayor del exilio espa-
poeta, encontraba detestable. Llega a al grito, al lamento y al quejido desga- ñol José Gaos. Llegó de su blanca Anda-
México, a la ciudad, cuando ésta era “la rrado del cante jondo de su Andalucía, lucía y amó entrañablemente al país que
región más transparente del aire”. El falsete, jipido-jipío, tristeza y lloro, can- lo hizo mexicano. Fallece en la ciudad
primer cuadro que aparece en el breve te grande de México y de España; Lu- de México el 5 de noviembre de 1963, a
libro es el referente a la lengua donde él cha Reyes y la Niña de los Peines; La los 61 años de edad.
se pregunta a sí mismo: tequilera, Dos arbolitos y las soleares
de la Niña.
Tras de cruzar la frontera, al oír tu En “Lo nuestro” comenta con triste- POST DATA
lengua, que tantos años no oías ha- za la realidad del mundo que pisa;
blada en torno ¿qué sentiste? —Sentí “Apenas cruzada la frontera, en el pri- Conocí a Luis Cernuda como profesor
cómo sin interrupción continuaba mi mer pueblo desastrado y polvoriento, en la Facultad de Filosofía y Letras de la
vida en ella por el mundo exterior, donde viste aquellos niños pidiendo li- UNAM, cuando impartía la cátedra de
ya que por el interior no había dejado mosna, aquellas mozas con trajes y ve- poesía contemporánea española. Re-
de sonar en mí todos aquellos años. los negros comenzaron a despertar en ti cuerdo que vestía con gran sobriedad;
penosos los recuerdos. Recuerdos de tu saco azul marino con botones platea-
Habían transcurrido 22 largos años tierra también pobre y también grave”. dos, pantalón color gris ratón, camisa
donde no había sentido la lengua en su Visión desolada, igual a la España que le blanca, discreta corbata, zapatos de an-
entorno, en su exterior, ausencia de la tocó vivir, nostalgia, melancolía que le ha- te. Al terminar la lección en varias oca-
sonoridad de la lengua —clara y sonora ce exclamar: “Oh gente mía con toda su siones nos acercábamos los estudiantes
como se habla la lengua de Castilla—, pobreza, y desolación, tan viva, tan en- con el deseo de conocerlo más perso-
exalta a la palabra, se siente atrapado, trañadamente viva”. nalmente, intentos siempre fallidos de-
enganchado por ella porque “y si la pri- En el cuadro intitulado “El indio”, al bido a su carácter poco sociable. Años
mera palabra que pronunciaron tus la- describir al hombre lo hace no del cuer- más tarde supe que era un apasionado
bios era española, y española será la úl- po sino del alma, de su ser, descripción por las películas de Oeste americano, el
tima que de ellos salga, determinadas ontológica, dice: Western, cine que a mí también me apa-
precisa y fatalmente por esas dos pala- siona. Quizá el tema del cowboy y las
bras, primera y postrera, están todas las Es el hombre a quien los otros pue- películas de Billy the Kid, La diligencia, A
de tu poesía. Que la poesía, en definiti- blos llaman no civilizados. Cuánto la hora señalada, Shane el Desconocido,
va, es la palabra”. pueden aprender de él. Ahí está. Es Jesse James, Los hermanos Dalton, hubie-
El poeta ha recuperado la palabra al más que un hombre; es una decisión ran servido para entablar una relación
contacto del mundo mexicano. La pala- frente al mundo. ¿Mejor? ¿Peor? amigable.

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Thomas S. Kuhn y la “nueva” filosofía


de la ciencia
3 Ana Rosa Pérez Ransanz

 Capítulo del libro Kuhn y el Esta idea general sobre el método sólo la investigación histórica nos puede
cambio científico, recientemente científico, común a las dos corrientes dar esa información. En consecuencia se
publicado por el FCE en la Sección que conforman la filosofía “clásica” de otorga primacía, como instrumento de
de Obras de Filosofía. Ana Rosa la ciencia: el empirismo lógico y el racio- análisis, a los estudios históricos frente a
Pérez Ransanz es autora, asimismo, nalismo crítico, resulta severamente los análisis lógicos. El escaso uso de he-
de Filosofía de la ciencia: teoría y cuestionada —en los años sesenta— por rramienta formal, característico de este
observación (UNAM-Siglo XXI). una serie de concepciones que respon- enfoque, es lo que le ha valido el título
den al interés por explicar cómo, de he- de “filosofía blanda de la ciencia”.
cho, la ciencia cambia y se desarrolla. La denominación de “teoreticistas”
Estas concepciones surgen, por tanto, responde a otra de las tesis que compar-
de una reflexión filosófica muy ligada a ten los nuevos filósofos: toda observa-
los análisis históricos de la práctica cien- ción, y en general toda experiencia, está
na de las principales razo- tífica. Si bien es cierto que los autores de “cargada de teoría”. No hay observacio-

U nes de que en el siglo XX se


haya desarrollado una dis-
ciplina filosófica específi-
ca, la filosofía de la ciencia, la encontra-
mos en el supuesto de que la ciencia se
las primeras concepciones alternativas
—entre los que destacan Norwood Han-
son, Paul Feyerabend, Stephen Toulmin
y, sobre todo, Thomas Kuhn— provie-
nen de diversos campos y corrientes de
nes puras, neutras, independientes de
toda perspectiva teórica. En lugar de su-
poner que las observaciones proporcio-
nan la base firme, los datos absolutamen-
te estables contra los cuales se ponen a
distingue del resto de las actividades pensamiento, todos ellos coinciden en prueba las teorías, se intenta mostrar que
culturales por haber adquirido un méto- poner en duda la existencia de un con- los marcos teóricos contribuyen en bue-
do especial, “el método científico”, el junto de reglas metodológicas del tipo na medida a determinar qué es lo que se
cual constituye un modo privilegiado que los filósofos clásicos habían estado observa. También se considera que la
de conocer el mundo. Hasta los años buscando. Es entonces cuando comien- importancia de los datos varía en fun-
cincuenta, dentro de la tradición anglo- za a perder su carácter hegemónico el ción de las distintas perspectivas teóri-
sajona, los filósofos de la ciencia com- supuesto de que la ciencia debe su enor- cas. Aunque desde luego se reconoce el
partieron la idea de que los sorprenden- me éxito a la aplicación de un método papel central que tiene la experiencia en
tes logros científicos —especialmente universal. la adquisición de conocimiento, se enfa-
los de la física— se alcanzaban gracias a El movimiento de los años sesenta ha tiza que la mayor parte de la investiga-
la aplicación de un poderoso conjunto sido identificado de varios modos: nue- ción científica consiste en un intento por
de principios o reglas, tanto de razona- va filosofía de la ciencia, corriente histo- comprender la naturaleza en términos
miento como de procedimiento, que ricista, teoreticismo, análisis de las cos- de algún marco teórico presupuesto.
permitían evaluar objetivamente las hi- movisiones e, incluso, filosofía blanda Estos dos aspectos, el enfoque histó-
pótesis y teorías que se proponen en la de la ciencia. La denominación de “nue- rico (contra la primacía del análisis lógi-
actividad científica. Se pensaba que el va filosofía de la ciencia”, que persiste co) y el acento en el carácter teórico de la
método constituido por dichas reglas en la actualidad, destaca simplemente investigación (contra la existencia de
ofrecía, por decirlo así, un riguroso con- su oposición a las tesis básicas tanto del una base empírica neutral), conducen al
trol de calidad de las hipótesis y teorías, empirismo lógico como del racionalis- cuestionamiento de la tajante distinción
junto con una forma de calibrar su éxito, mo crítico, que ahora se consideran las entre “contexto de descubrimiento” y
que permitía a los científicos decidir con concepciones clásicas o tradicionales. El “contexto de justificación”, distinción
total acuerdo sobre su aceptación o re- calificativo de “corriente historicista” que está en el núcleo de las concepcio-
chazo. De aquí que la tarea central de la obedece a que en este enfoque la aten- nes clásicas. Pero sobre todo, conducen
filosofía de la ciencia se haya concebido ción se concentra en la dinámica del a la idea de que para entender qué es el
como la de formular con precisión las proceso mediante el cual cambia y evo- conocimiento —tarea de la epistemolo-
reglas del método que garantizaban la luciona el conocimiento científico, más gía— no basta considerar el “contexto
correcta práctica científica y el auténtico que en la estructura lógica de sus resul- de justificación”. Hans Reichenbach,
conocimiento. En otras palabras, el obje- tados. En opinión de los nuevos filóso- uno de los principales representantes
tivo era codificar las reglas metodológi- fos, el análisis del desarrollo del conoci- del empirismo lógico, quien en 1938 in-
cas que encerraban el núcleo de la racio- miento exige tener en cuenta el modo trodujo la distinción bajo esa nomencla-
nalidad científica. como de hecho se trabaja en la ciencia, y tura, pretende marcar la diferencia entre

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los procesos por los cuales los indivi- como la estructura de las relaciones de nuestro conocimiento, debemos esta-
duos llegan a concebir o descubrir nue- justificación entre las hipótesis y la evi- blecer qué tan bien confirmada (justifica-
vas hipótesis, y los procesos por los dencia. Como señala Wolfgang Stegmü- da) queda una hipótesis de aplicación
cuales dichas hipótesis se evalúan y se ller, la idea era que “con métodos lógi- más general. El problema de caracteri-
justifican ante la comunidad de especia- cos sólo se puede llegar a aseveraciones zar formalmente la confirmación es,
listas. Las cuestiones que atañen a la ra- válidas para todas las ciencias posibles”. para Carnap, el problema de construir
cionalidad sólo se plantean en el segun- De esta manera, la atención exclusiva en una lógica de tipo inductivo que per-
do contexto, el de la justificación o vali- la reconstrucción lógica eliminaba del mita establecer qué tanto apoyo (justifi-
dación. Los factores involucrados en la ámbito filosófico, como cuestiones no cación) presta la evidencia empírica a las
producción creativa de una idea son pertinentes, los procesos de producción hipótesis generales. Se trata entonces de
irrelevantes para la cuestión de si tene- y desarrollo de los resultados científi- formular un algoritmo que permita deter-
mos buenas razones para aceptar o re- cos, así como la posible influencia de minar, de acuerdo con los datos disponi-
chazar esa idea; dichos factores pueden “factores externos” —que no sean de ti- bles, el grado preciso de justificación de
ser estudiados por los psicólogos, soció- po experimental o lógico— en la acepta- cualquier hipótesis general. Este grado
logos, historiadores, biógrafos, etc., pero ción de dichos resultados. Este conjunto indicaría la medida de la confianza que
los resultados de esos estudios no son de cuestiones se consideró como parte es razonable tener en una hipótesis.
de interés para la filosofía de la ciencia. del contexto de descubrimiento, contex- La búsqueda de una lógica inductiva
Reichenbach afirma que la episte- to que era de la competencia de la histo- ha sido históricamente la vía más transi-
mología —a la que identifica con la filo- ria, la psicología, la sociología o la prag- tada en el intento de formular las reglas
sofía de la ciencia— se distingue de la mática de la ciencia. de evaluación de las hipótesis científi-
psicología en que la primera “intenta re- La distinción de contextos, así como cas; sin embargo, también han prolifera-
construir los procesos de pensamiento la exclusiva importancia epistemológica do las objeciones a los distintos intentos.
como deberían suceder si han de ser or- del contexto de justificación, fueron de- En el siglo XVIII, David Hume, quien su-
denados en un sistema coherente”. Esto fendidas no sólo por los empiristas lógi- ponía que la existencia de una liga nece-
es, se busca remplazar los procesos de cos, cuyo principal líder fundador es saria entre premisas y conclusión era un
pensamiento que de hecho ocurren por Rudolf Carnap, sino también por los ra- requisito de todo argumento racional,
series de pasos lógicamente justificados cionalistas críticos encabezados por Karl afirmaba que no tenemos ninguna base
que conduzcan al mismo resultado; la Popper. Si bien es cierto que las diferen- para aceptar los argumentos inductivos,
epistemología trabaja entonces con “sus- cias entre el empirismo lógico y el racio- ya que en ellos siempre es posible que
titutos lógicos” más que con procesos de nalismo crítico son muchas y muy im- las premisas sean verdaderas y falsa la
pensamiento efectivos. Por tanto, afirma portantes —diferencias que incluso los conclusión. En el siglo XIX, John Stuart
este autor, “nunca será una objeción per- colocaron como enfoques rivales—, Mill, quien estaba convencido de que
misible a una construcción epistemoló- también es cierto que presentan acuer- existían reglas para la inducción correc-
gica el que el pensamiento efectivo no se dos de fondo. Pero sólo cuando surgió ta, consideraba que el hecho de que los
conforme a ella”. Esta reconstrucción ló- un enfoque radicalmente divergente, lógicos no hubieran logrado formularlas
gica es, justamente, la reconstrucción ra- dentro de la misma tradición anglosajo- explica que en ocasiones aceptemos ge-
cional del conocimiento, reconstrucción na de pensamiento, se pudieron poner neralizaciones basadas en inducciones
que permite decidir si una hipótesis es- de relieve esos acuerdos básicos. Es de- incorrectas. En el siglo XX, dentro del
tá justificada por la evidencia empírica, cir, la situación que prevalecía antes del programa del empirismo lógico, se
y en consecuencia si es racional su acep- surgimiento de la nueva filosofía de la abandona la exigencia de consecuen-
tación. ciencia podía hacer pensar que coexis- cia necesaria para los argumentos in-
Desde esta perspectiva clásica, resul- tían dos concepciones básicamente dis- ductivos; se trata ahora de precisar el
ta natural que sólo se examinen produc- tintas; sin embargo, el contraste que es- sentido o el grado, según el carácter cua-
tos de la investigación que se conside- tablece la nueva perspectiva resalta los litativo o cuantitativo del análisis, en que
ran terminados. El análisis lógico opera acuerdos de fondo entre las concepcio- la evidencia disponible confirma una hipó-
aquí sincrónicamente, contentándose nes clásicas, a la vez que permite acotar tesis. Dentro del análisis cuantitativo de la
con “fotografías” del estado final de los sus diferencias específicas. Como señala confirmación se ha recurrido a la teoría
sistemas científicos. Este carácter estáti- Ian Hacking refiriéndose a Carnap y a matemática de la probabilidad, y tam-
co del análisis está íntimamente relacio- Popper: “ellos discrepaban en mucho bién a una variante del enfoque proba-
nado con el carácter universal que se pero sólo porque estaban de acuerdo en bilista basada en el teorema de Bayes.
otorga a la reconstrucción racional: al lo básico”. Sin embargo, el problema de evaluar el
utilizar sólo métodos lógicos se preten- En cuanto a las diferencias entre estos grado de probabilidad que un cuerpo de
de que los resultados del análisis filosó- dos filósofos clásicos, la más importante evidencia confiere a una hipótesis uni-
fico de la ciencia tengan una aplicación se encuentra precisamente en la manera versal, problema que ocupó a Carnap
y validez generales y, por tanto, un ca- de concebir y reconstruir el método cientí- hasta sus últimos años, continúa siendo
rácter definitivo. El filósofo debe recons- fico. Carnap defiende un método de jus- objeto de investigación; un tratamiento
truir la estructura lógica del lenguaje tificación de tipo inductivo: partiendo de clásico de la confirmación, de tipo cuali-
científico, de las leyes, de las teorías, de los enunciados de observación, que son tativo, es el de Hempel; una clara expo-
las explicaciones que éstas ofrecen, así la base segura (el fundamento) de sición de las dificultades que enfrentan

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las lógicas inductivas se puede ver en Ahora bien, a pesar de las fuertes di- social y pragmática de la empresa cien-
Brown; un examen de la evolución del ferencias apuntadas, el empirismo lógi- tífica, y de explorar su impacto en la di-
análisis de la confirmación se encuentra co y el racionalismo crítico coinciden, en mensión metodológica.
en Pérez Ransanz. primer lugar, en su objetivo básico: se Así, autores como Toulmin y Han-
Popper, por su parte, es uno de los fi- trata de destilar lo esencial del método son parten de la idea de que para com-
lósofos más convencidos de que el pro- científico y justificar nuestra confianza prender una teoría científica es necesa-
blema de la inducción es irresoluble. Ar- en él. En ambas concepciones se supone rio tomar en cuenta tanto aquello que se
gumenta ampliamente que la inducción que la pregunta por las reglas metodo- intenta resolver con ella, su uso, como su
no puede ser un método de justificación, lógicas —aquellas que garantizan la co- proceso de evolución. No basta con re-
y subraya que los enunciados que des- rrecta práctica científica y el auténtico construir lógicamente teorías que se
criben nuestras observaciones también conocimiento— conduce a los cánones consideran suficientemente desarrolla-
son corregibles, y en consecuencia no universales de racionalidad. Esto es, se das. El análisis de una teoría debe tomar
constituyen ningún fundamento último parte de la idea de que en la situación de en cuenta, de manera primordial, que la
de nuestro conocimiento, como pensa- evaluación de hipótesis todos los sujetos ciencia siempre se hace desde alguna
ban los empiristas. Tampoco cree que que manejan la misma evidencia (infor- perspectiva determinada, desde cierta
sea posible establecer fundamentos a mación) deben llegar a la misma deci- forma de ver e interactuar con el mun-
priori, como suponían los racionalistas sión, si proceden racionalmente. La ra- do, y esto significa que “no hay una
tradicionales. La racionalidad, según cionalidad se concibe, entonces, como ciencia libre de presupuestos”, una cien-
Popper, no requiere de puntos de parti- enclavada en reglas de carácter univer- cia que se desarrolle en un aséptico va-
da incuestionables —pues no los hay—; sal, las cuales determinan las decisiones cío de compromisos. De aquí el nombre
se trata solamente de una cuestión de científicas; el énfasis se pone en las rela- de “análisis de las cosmovisiones” que
método: la ciencia es una empresa racio- ciones lógicas que conectan las hipótesis también ha recibido este enfoque alter-
nal porque la racionalidad reside en el con la evidencia, y se minimiza el papel nativo.
proceso por el cual sometemos a crítica de los sujetos. Las teorías científicas se generan y
y remplazamos nuestras creencias. En cuanto a las tesis que configuran desarrollan, siempre, dentro de un mar-
Frente al fracaso de los diversos intentos la concepción de ciencia que también co de investigación más comprehensivo,
por encontrar un algoritmo que nos per- comparten los filósofos clásicos, se des- un marco que abarca diversos tipos de
mita decidir —de manera efectiva— tacan las siguientes: 1) hay un criterio compromisos o supuestos básicos que
cuándo debemos aceptar una hipótesis, general de demarcación que permite comparte la comunidad de especialistas
Popper propone en cambio una serie de identificar lo que cuenta como ciencia; en un campo. De aquí que las teorías no
reglas metodológicas que —a su jui- 2) es posible distinguir con nitidez la puedan cumplir el papel de unidades bá-
cio— nos permiten decidir cuándo de- teoría de la observación, y siempre existe sicas de análisis en el estudio de la ciencia
bemos rechazarla. una base de observación relativamen- —papel que les habían asignado los filó-
La piedra de toque de la metodología te neutral frente a hipótesis alternativas; sofos clásicos—, y se introduzcan uni-
popperiana está en la regla lógica del mo- 3) el desarrollo del conocimiento cientí- dades de análisis más complejas, como
dus tollens. Esta regla da lugar a inferen- fico es progresivo en el sentido de que son los marcos de compromisos o pre-
cias estrictamente deductivas —las úni- tiende hacia la teoría correcta del mun- supuestos. Un marco de investigación
cas seguras— que permiten establecer la do; 4) las teorías científicas tienen una es- comprende, para empezar, compromi-
falsedad de hipótesis universales a par- tructura deductiva bastante rígida; 5) los sos de tipo pragmático: cuál es el interés
tir de enunciados sobre hechos singulares. términos científicos son definibles de en construir determinadas teorías y lo
Popper reconstruye el método científico manera precisa; 6) todas las ciencias em- que se espera de ellas, es decir, qué pro-
como un método de conjetura y refuta- píricas, tanto naturales como sociales, blemas deben resolver y a qué campo de
ción: se propone una conjetura (hipóte- deben emplear básicamente el mismo fenómenos se pretenden aplicar. Tam-
sis) arriesgada de gran alcance, y se de- método, y 7) hay una distinción funda- bién comprende compromisos de carác-
ducen consecuencias observables que se mental entre contexto de descubrimien- ter ontológico: qué tipo de entidades y
ponen a prueba; si alguna de estas con- to y contexto de justificación, y sólo el procesos se pueden postular como exis-
secuencias falla, la conjetura ha quedado segundo es importante para dar cuenta tentes en el dominio de investigación;
refutada y debe rechazarse; en caso con- del conocimiento científico. compromisos de carácter epistemológi-
trario, se repite el proceso considerando Esta lista condensa la concepción tra- co: a qué criterios se deben ajustar las hi-
otras consecuencias contrastables. Cuan- dicional que constituyó el blanco de ata- pótesis —que se proponen como solu-
do una hipótesis ha sobrevivido a diver- que del movimiento filosófico de los ción a problemas— para calificar como
sos intentos de refutación, se dice que años sesenta. La imagen de la ciencia co- conocimiento; así como compromisos
está “corroborada”, pero esto no nos au- mo algo que a fin de cuentas está fuera sobre cuestiones de procedimiento: qué
toriza a afirmar que ha quedado justifi- de la historia, y que gracias a su método técnicas experimentales y qué herra-
cada por la evidencia empírica. La racio- resulta ser independiente de los sujetos mientas formales se consideran más
nalidad de nuestras creencias no depende que la producen —de sus intereses, prác- adecuadas o confiables. El marco con-
de su corroboración, sino del estar siem- ticas, supuestos, condicionamientos, inte- diciona, incluso, la manera de concep-
pre sujetas a revisión y expuestas a la re- racciones, etc.—, provocó la reacción tualizar la experiencia y clasificar los fe-
futación. de reivindicar la dimensión histórica, nómenos, ya que ante todo implica el

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compromiso con un determinado es- él se generan, y quienes consideran (los te influidas por el antinaturalismo de
quema conceptual —sistema de catego- filósofos clásicos) que el objetivo es co- Carnap, Popper y pensadores afines
rías— y un conjunto de principios teóri- dificar los criterios y procedimientos, de pertenecientes o cercanos al Círculo
cos (de aquí la oposición al supuesto de carácter universal, que regulan la co- de Viena, quienes sostenían que la ta-
una base empírica neutral). rrecta práctica científica. rea propia de la metodología y la fi-
Ahora bien, otra idea clave de este Desde su perspectiva histórica, los losofía de la ciencia era proporcionar
enfoque alternativo es que los marcos nuevos filósofos encuentran que tanto “elucidaciones” o “reconstrucciones
generales de investigación también los criterios de evaluación de hipótesis racionales” de la forma y función del
cambian. Si bien es cierto que de acuer- como las normas de procedimiento tam- razonamiento científico. Tales elucida-
do con los distintos autores estas unida- bién se modifican con el desarrollo de ciones debían suministrar las normas
des de análisis adquieren características las distintas tradiciones científicas. Esto o criterios de racionalidad para el se-
peculiares y nombres diferentes: para- es, los cambios en los marcos de investi- guimiento de la investigación cientí-
digmas, programas de investigación, gación —dentro de los cuales se desa- fica, y debían ser formulados con ri-
tradiciones científicas, teorías globales, rrollan las teorías— implican también gurosa precisión mediante el aparato
cosmovisiones, etc., también es cierto cambios en los métodos. Pero entonces, conceptual de la lógica [...] El acerca-
que todos ellos coinciden en que los acon- si los métodos no son fijos ni universali- miento de Kuhn a la metodología de
tecimientos más importantes de la histo- zables, una teoría acerca de la ciencia la ciencia era de una clase radical-
ria de la ciencia son aquellos que involu- (que incluye una metodología) tiene que mente diferente: se dirigía a exami-
cran cambios en los marcos que guían la poder dar cuenta de su evolución y di- nar los modos de pensamiento que
investigación en una disciplina. De aquí versidad. De aquí que la tarea se conci- dan forma y dirigen la investigación,
la preocupación, que ha llegado a ser la ba ahora como la de construir modelos la formación y el cambio de teorías
preocupación central de muchos filóso- de la dinámica científica que permitan en la práctica de la indagación cientí-
fos de la ciencia, por proponer modelos explicar el cambio no sólo en el nivel de fica pasada y presente. En cuanto a
de desarrollo que den cuenta de los cam- las hipótesis y teorías (el nivel de conteni- los criterios de racionalidad pro-
bios más profundos, y a más largo plazo, dos), sino también en el nivel de los pro- puestos por el empirismo lógico,
en el nivel de los compromisos básicos cedimientos experimentales y los cri- Kuhn adoptó el punto de vista de
(o presupuestos) de las comunidades terios de evaluación (el nivel de los que si esos criterios tenían que ser
científicas. Esto es, se vuelve imprescin- métodos). infringidos aquí y allá, en instancias
dible explicar el cambio de paradigmas Este profundo viraje en la manera de de investigación que eran conside-
o marcos generales. concebir el quehacer metodológico vie- radas como correctas y productivas
La tesis de que en el desarrollo cien- ne acompañado de una aproximación por la comunidad pertinente de es-
tífico ocurren cambios profundos, cam- distinta al problema de la racionalidad. pecialistas, entonces más nos valía
bios que revolucionan tanto la perspec- En un enfoque como éste, la vía para cambiar nuestra concepción sobre el
tiva teórica como las prácticas de una abordar el problema de la racionalidad proceder científico correcto, en lugar
comunidad, cuyo defensor más destaca- científica es la investigación empírica de de rechazar la investigación en cues-
do es Thomas S. Kuhn, es una tesis que sus mecanismos y resultados a través tión como irracional. La perspectiva
surge de la investigación histórica. del tiempo. Los principios normativos y de Kuhn consiguió atraerme cada
Kuhn intenta mostrar, con base en el es- evaluativos se deben extraer del registro vez más.
tudio de casos de la historia de la cien- histórico de la ciencia exitosa, en lugar
cia, la incapacidad de las metodologías de importarlos de algún paradigma También cabe mencionar que fue na-
ofrecidas hasta entonces —tanto induc- epistemológico preferido —sea de corte da menos que el propio Carnap, como
tivistas como deductivistas— para ex- inductivo o deductivo— y tomarlos co- editor asociado de la International Ency-
plicar los grandes logros científicos. Es- mo la base de “la reconstrucción racio- clopedia of Unified Science, quien reco-
te autor encuentra que buena parte del nal”, a priori, de la ciencia. mendó con gran entusiasmo la publica-
proceder científico viola las reglas meto- A este respecto, vale la pena citar ex- ción de La estructura de las revoluciones
dológicas propuestas tanto por los em- tensamente el testimonio de Carl Hempel científicas, el libro de Kuhn que repre-
piristas lógicos como por los racionalis- —uno de los representantes más brillan- senta el parteaguas en el desarrollo de la
tas críticos, y que ello no ha impedido el tes y creativos del empirismo lógico— filosofía de la ciencia. Lo cual no es más
éxito de la empresa científica. Esta obje- sobre su encuentro con las tesis de que otra muestra de la aguda visión y
ción de falta de adecuación histórica re- Kuhn. Este testimonio deja en claro el gran capacidad de autocrítica por las
vela un claro desacuerdo con el carácter cambio de perspectiva que introdujo que siempre se distinguió este autor.
normativo del análisis metodológico, es Kuhn en la filosofía de la ciencia.
decir, con la idea de que la filosofía se

3
ocupa de especificar cómo se debe hacer Cuando conocí a Tom Kuhn en
ciencia. Se establece entonces la famosa 1963, en el Centro para Estudios Avan-
controversia entre quienes consideran zados en las Ciencias de la Conducta,
(los nuevos filósofos) que el objetivo es me acerqué a sus ideas con descon-
entender la estructura del desarrollo fiada curiosidad. Mis concepciones
científico y explicar los cambios que en en aquel tiempo estaban fuertemen-

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Conrad en Latinoamérica
3 Edward W. Said

 Capítulo de La política del propietarios ingleses y estadunidenses bamos. Cualquier otra cosa es, sin más,
conocimiento y otros ensayos, libro —es decir, nos describe el imperialis- inaceptable, más bien impensable.
que nuestra casa editorial publicará mo— como predestinados por su impo- Conrad era antimperialista, y un im-
próximamente en la colección sible ambición, también nos describe su perialista progresista cuando se trataba
Lengua y Estudios Literarios. visión occidental de un mundo no occi- de representar la autoconfirmación, el au-
dental; esta visión la tiene tan arraigada toengaño de la corrupción colonial de
que le impide ver otras historias, otras Occidente; reaccionario por su incapaci-
culturas, otras aspiraciones. Lo que dad de imaginar que Costaguana podía
Conrad puede ver es un mundo domi- haber tenido una significativa existencia
nado por Occidente, y —con la misma propia que el imperialismo interrumpió
importancia— un mundo en el que toda con violencia.

N
ostromo es la novela más oposición a Occidente sólo confirma su Para no parecer condescendientes
larga y compleja de Jo- maligno poder. Lo que Conrad no pue- considerando a Conrad nada más como
seph Conrad. Es también de ver es la vida fuera de esta cruel tau- un hombre de su tiempo, hay que men-
la única de sus obras ex- tología. No puede comprender —o no- cionar que hoy sus opiniones siguen
tensas que trata de Latinoamérica, si sotros concluimos— que en Latinoamé- teniendo vigencia. Por lo menos Conrad
bien Conrad, como en sus mejores obras, rica (para el caso, la India y África) hay podía percibir la perversidad y la declara-
deriva sus perspectivas, caracteres y te- gente y culturas con historias y modos da demencia del imperialismo, algo que
mas de la experiencia del imperialismo no controlados por el gringo imperialis- muchos de nuestros escritores, y sin du-
europeo, en ese entonces en su apogeo. ta y los reformistas liberales de este da nuestro gobierno, aún no pueden
Leer Nostromo hoy, cuando Estados mundo; tampoco se podría permitir la percibir. Conrad tenía los medios para re-
Unidos trata de imponer con torpeza y a creencia de que los movimientos de in- conocer que ningún esquema imperial
menudo con brutalidad su “narrativa” dependencia antimperialistas no son co- —incluyendo los “filantrópicos”, como
—su autoría, tramas y temas— a Lati- rruptos ni títeres. el de “un mundo seguro para la demo-
noamérica (y en todas partes), es volver Estas importantes limitaciones son cracia”— tendría éxito.
a un texto primitivo, auténtico y singu- parte de Nostromo, tanto como sus carac- En el centro de Costaguana se encon-
lar, texto en el que uno de los temas ex- teres y tramas —vistas como un esplén- traba el principal activo del país, la mi-
plícitos es el vano intento de controlar un dido todo, con negra ironía y profundo na de plata San Tomé, de origen español
país latinoamericano desde el exterior. pesimismo—, cuya acción principal es y ahora bajo el control de un idealista
Sin embargo, no sería correcto leer la lucha por las fortunas de la mina de inglés: Charles Gould, cuya familia ha-
Nostromo, que Conrad terminó en 1904, plata San Tomé en un mítico país lati- bía tenido una vieja relación con la mina
como un presagio de lo que hoy ocurre noamericano llamado Costaguana. La y el país. La historia reciente que Conrad
en Latinoamérica, con las empresas Uni- novela de Conrad encarna con mucho trama con detalle en la novela trata
ted Fruit, coroneles déspotas, fuerzas de la misma paternal arrogancia del impe- sobre la lucha por el control de la rique-
liberación y mercenarios pagados por rialismo que imitan sus personajes: za producto de la mina, lo que influye
Estados Unidos. En Nostromo se prefi- Charles Gould, el propietario inglés de la en la vida marital y en las fantasías per-
gura un modo de ver y de comunicarse mina, y Holroyd, su financiero estaduni- sonales de los personajes, pero princi-
con el Tercer Mundo. Conrad es el pre- dense. Parece que Conrad nos dice: no- palmente en la política y el poder. El
cursor de novelistas como Graham sotros los occidentales decidimos si los gran revolucionario latinoamericano Si-
Greene, V. S. Naipaul, Robert Stone; de nativos son buenos o malos, ya que exis- món Bolívar deducía que la región es
teóricos del imperialismo como Hanna ten gracias a nuestro reconocimiento. por principio ingobernable. Conrad cita
Arendt, y del surtido de escritores y ci- Nosotros los creamos, les enseñamos a al “gran liberador” en Nostromo: tratar
neastas viajeros cuya especialidad es traer hablar y pensar, y cuando se rebelan los de gobernar es como arar en el mar. Tí-
el Tercer Mundo a casa para analizarlo, vemos como niños inocentes manipula- picamente y con la implacable ironía
para juzgarlo o nada más para diversión dos por sus amos occidentales. En efec- que lo caracteriza, Conrad describe a
del público europeo y estadunidense to, así pensamos de nuestros vecinos del Costaguana como un país que todo mun-
con el gusto por lo “exótico”. sur: les deseamos independencia y justi- do trata de gobernar. En un principio era
Si en Nostromo Conrad nos describe cia siempre y cuando sea el tipo de inde- el país nativo de las tribus indias. Los
la mina de plata de San Tomé y a sus pendencia y justicia que nosotros apro- indios se rindieron a los españoles. Lue-

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go vinieron los ingleses, que a su vez ma de la plata, cuyos verdaderos amos él, también lo serán para las almas lati-
trajeron a los estadunidenses, represen- son los distantes imperialistas, los finan- noamericanas—, tal como los políticos
tados por Holroyd, el financiero de San cieros de la mina; Gould tampoco puede proclaman hoy que la seguridad de
Francisco, con una mentalidad de misio- ver cómo él mismo y su esposa, con to- “nuestro hemisferio” es buena para no-
nero. Francia está representada por do y sus maravillosas y generosas aspi- sotros y buena para ellos.
Martin Decaud, un nativo costaguanano raciones y su lealtad al país, se han atro- Con el rigor de Marx, Conrad vio
que en París se había hecho periodista fiado espiritualmente —él dentro de un que el fetichismo de la mercancía puede
y un cínico hombre de mundo, y los lejano símbolo de poder, ella como una asimilar cualquier cosa y cualquier per-
hermanos Montero, un par de holgaza- complaciente e imparcial madrina cuya sona, por lo tanto el imperialismo tiene
nes y oportunistas militares que en Pa- única capacidad para aliviar las afliccio- la capacidad de reproducirse a sí mismo
rís habían aprendido las artes de la nes de la gente es escuchar sus ruegos de modo infinito. Sin embargo, el nuevo
conspiración y de la insurrección blan- cuando ya no hay nada que hacer—. Los Estado independiente de Sulaco, que
quista. Italia también estaba en Costa- Gould navegaron juntos por la vida ha- emerge al final de Nostromo, sólo es más
guana representada por Giorgio Viola, ciendo negocios y engañando inocentes, pequeño y mucho más controlado: una
un viejo garibaldiano que hizo campaña realizando sus inhumanos planes; mien- versión intolerante de Costaguana, país
en Uruguay con su reverenciado líder, y tras tanto mantenían la compostura con del que se independizó para mostrar su
ahora es un mesonero en Sulaco, y Gian un fondo de violencia. Costaguana es riqueza e importancia. Conrad percibe
Battista, conocido como Nostromo, un tan volátil que la descripción que hace que el imperialismo es un sistema. Todo
contramaestre genovés que había emi- Conrad de su historia es una sarta de en el reino subordinado de la experien-
grado por una infracción marítima y dictaduras, golpes de Estado y nuevas cia está marcado por las ficciones y dis-
llegó a ser líder de la variopinta pobla- dictaduras. parates del reino dominante.
ción del puerto: estibadores, arrieros y Costaguana es a la vez opulenta y vul- Este punto de vista, profundo e im-
desocupados. nerable a los esquemas indígenas y los placable, ha dado lugar al mismo pun-
Narrado como una serie de comple- especuladores extranjeros, por eso Con- to de vista sobre las ilusiones imperia-
jos, a veces sobrepuestos y digresivos rad considera que este país es típico de listas que encontramos, por ejemplo, en
flashbacks, Nostromo desarrolla la histo- Latinoamérica, muy diferente de África The Quiet American, de Graham Greene,
ria de la lucha de Charles y Emelia como blanco del imperialismo. Ésta, se- o en A Bend in the River, de V. S. Nai-
Gould, propietarios de la mina, para gún Conrad, representa la oscuridad paul. La ferviente inocencia de Pyle en
mantenerla libre de la política local y de elemental; ahí sólo hay negros y blancos Greene o del padre Huismans —perso-
lo que ellos creen son mezquinos intere- rapaces o locos. Por otra parte, Costagua- najes para quienes los nativos pueden
ses. El retrato que hace Conrad de la pa- na tiene “historias”, si bien dispersas e ser educados en “nuestra” civiliza-
reja es devastador: a veces con una ex- incompletas, indígenas y españolas y, ción— en realidad producen muerte,
traña compasión, Charles está obsesio- más recientes, europeas y estaduniden- subversión y una interminable desesta-
nado con los recuerdos de su tío Henry, ses, algunas inspiradas por la religión y bilización en las sociedades donde ellos
quien fue asesinado por un dictador re- otras por el comercio. pretenden introducir lo mejor de la civi-
volucionario; también está obsesionado Al final de Nostromo, la provincia lización moderna.
con su padre, cuyos infructuosos esfuer- costera de Sulaco —donde se encuentra Sin embargo, obras como éstas, que
zos por reanimar la mina le causaron un la mina de plata— se separa de Costa- tanto le deben a la ironía antimperialis-
fatal infarto. Charles y Emelia llevaron guana para ser un Estado independien- ta de Conrad en Nostromo, siempre ubi-
a una nueva prosperidad y poder a la mi- te. El país es ahora más que nunca un can la fuente de toda acción importante
na de plata; sin embargo, en el proceso de triunfo del neocolonialismo dirigido por y vital en Occidente, cuyos representan-
rehabilitación identificaban sus planes Gould y Holroyd, y por los oligarcas lo- tes parecen libres para recurrir a sus
altruistas con el prestigio y riqueza de la cales, que se las han arreglado para fantasías y obras filantrópicas sobre el
mina; empleaban tales planes para justi- cooptar a los otrora intransigentes ban- embrutecido Tercer Mundo. Sin el Occi-
ficar la difundida corrupción y el go- didos y a los curas. Para abreviar, todo dente las remotas regiones no tienen
bierno llevado por mercenarios, y la mundo se define por el “interés mate- existencia, historia o cultura de que ha-
continua opresión de la población nati- rial”. Nostromo es la primera obra en la blar, ni independencia o integridad que
va por la oligarquía local al estilo español. literatura europea que trata de modo valga la pena. La descripción de cual-
Esto no es todo: Gould está resuelto agudo y despiadado el proyecto impe- quier asunto indígena no es posible, se-
a retener el control de la mina —porque rialista para Latinoamérica. Conrad fue gún Conrad, por su gran corrupción,
cree que él mismo es incorruptible y que el primero en ver que la lucha por los degeneración y por ser incorregible. A
está por encima de las tentaciones inno- productos de la región (terrenos, frutas, Conrad se le puede perdonar —escribió
bles y mundanas—; para ello está pre- minerales, petróleo) se enredaría tanto Nostromo en una larga época de entu-
parado incluso para volarla. ¡Cuántos con la lucha ideológica —las actitudes siasmo imperialista sin oposición—, pe-
presidentes de compañías petroleras, occidentales hacen el mundo no euro- ro no a los novelistas (y cineastas), quie-
fruteras y mineras en el siglo XX habrán peo—. Holroyd, el voraz financiero es- nes aprendieron tan bien sus ironías; no
tenido esa combinación de atención pa- tadunidense, está imbuido de la au- tienen excusa por su ceguera. Realiza-
ternal y determinación asesina! Gould torectitud moralista del puritano eleva- ron su trabajo después de la descoloniza-
es incapaz de advertir qué tanto es vícti- do —si los beneficios son buenos para ción; después de la impresionante, inte-

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lectual, moral e imaginativa revisión y


decontrucción de la representación de Hierba (fragmento)
Occidente del mundo no occidental;
después de las obras de Franz Fanon,
Amilcar Cabral, C. L. R. James, Walter 3 Carmen Boullosa
Rodney; después de las novelas y dra-
mas de Chinua Achebe, Ngugi Wa
Thiong O, Wole Soyinka, Salman Rush-
die, Gabriel García Márquez y muchos
otros. Los escritores occidentales han Allá va la hierba que creció sin tocar tierra.
mantenido sus prejuicios frente a la his- Va la que no conoció el lodo ni el seco craquelar sin lluvia.
toria. Pasa en flor,
Esto no sólo es asunto de occidenta- sobre la ráfaga.
les que no pueden sentir una total sim- Pasa silbante.
patía por otras culturas; con todo, hay Blandida o aventada como arma o herramienta.
ciertos artistas e intelectuales que, en No sabe pesar porque nunca ha pesado.
efecto, se han pasado al otro lado —Jean Al volar no duerme ni descansa.
Genet, Basel Davidson, Albert Memmi—. Hierba sin nombre, hierba perra, hierba palabra del mono que
Lo que es importante y debe desarro- en la noche grita articulando sin gramática.
llarse es la voluntad política para tomar Hierba oliendo a carne,
en serio las alternativas al imperialismo nacida al roce de una piel insomne con otra que no sabía
y para garantizar, según Aimé Césaire, conciliar el sueño,
que “no hay raza que tenga el monopo- las de esos dos entrando donde rige la razón incuerda con los
lio sobre la belleza, la inteligencia, la ojos abiertos,
fuerza, y que hay lugar para todos al ignorando el rito tajante del sueño que divide a lo real en dos
llamado de la conquista”. trozos.
Si leemos Nostromo sólo para confir- Un paso los traía o los llevaba a la locura, no los quemaba la
mar nuestras habituales sospechas so- frontera.
bre Latinoamérica o si vemos en Nostro- Perdían el piso sin saltar, distrayéndose volaban,
mo los lineamientos de nuestro punto de sus huesos desconocían el gravitar de la piedra.
vista mundano sobre el imperialismo, Hierba que repudia al rocío, que no obedece al sol,
capaz de malinterpretar las perspecti- hierba sin rumbo,
vas tanto del lector como del autor: ésas
nació crecida, arrancada; su flor lleva en trozos diminutos el
son las alternativas reales. Hoy el mun-
fúnebre color que en Cuaresma cubre el rostro y la llaga de
do no es un espectáculo sobre el que po-
Cristo, es luto destazado.
damos ser pesimistas u optimistas, que
Va la hierba, como si no tuviera cuerpo, en el lomo del viento.
determine el que nuestros “textos” sean
Tose.
ingeniosos o aburridos. Tales actitudes
Allá va, miente, nunca aprendió a pisar, firme firmeza,
implican el despliegue del poder y de
desnuda, acostada, la siempremuerta.
los intereses. Hasta el punto en donde
No hubo semillas en su árbol genealógico.
podemos ver cómo Conrad critica y re-
Nació entre cuatro paredes, donde el hombre cubría su
produce la ideología imperial de su
miembro con vísceras de gato y usaba a los
época, hasta ese grado podemos carac-
vientres hasta reventarlos,
terizar nuestras actitudes: la proyección
sellando con incansable gozo su infertilidad.
o el rechazo del deseo de dominar, la
Apenas mira el rostro que lo ama.
capacidad de condenar o la energía pa-
ra comprender y comprometerse con
otras sociedades, tradiciones e historias.

Traducción de Benito Lacave

• Tomado de La bebida, libro de próxima publicación en el FCE dentro de la


colección Letras Mexicanas (Serie menor).

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Pepe Ayala
3 José Blanco

ciones y el desarrollo, el neoinstitucio- no, silenciosamente, sin haber produci-


nalismo. do antes algún síntoma que lo alertara.
Fuimos compañeros de generación Nutrición le confirmó el diagnóstico
escolar, tomamos muchos cursos juntos y la noticia de que no había vuelta atrás.
en la licenciatura y en el posgrado, va- Pepe, de todos modos, ensayó diversas
rias veces preparamos juntos exámenes vías. Pero habló todo el tiempo de su
finales y juntos realizamos la tesis de li- muerte sin tapujo alguno y en concien-
cenciatura. La seriedad en todo y en to- cia plena de su final más o menos inmi-
do momento lo acompañó hasta el final. nente. Sin depresión, sin condolerse de
Cuando el medio académico de los su suerte. Sólo el libro que tenía a punto
economistas reconoció de múltiples for- de término, Instituciones para mejorar el
mas el valor efectivo de su trabajo, se desarrollo. Un nuevo pacto social para el cre-
volvió más alegre y conversador. La ti- cimiento y el bienestar, era su gran preo-
midez y una actitud de cierto rezongo lo cupación y a él dedicó sus últimas ener-
ino de Irapuato al Distrito abandonaron en buena medida, pero no gías, mientras la enfermedad devoraba

V Federal a mediados de los


años sesenta a estudiar eco-
nomía en la UNAM. Llegó,
algo tímido entonces, con sus grandes
ojos muy abiertos, y con esa mirada sin
la seriedad con la que cada día acometía
el encierro de su estudio produciendo
en línea continua. Los estudiantes pulu-
laban en su derredor permanentemente.
Repartió enseñanzas a muchas genera-
vertiginosamente todas sus células.
Hace unas cuatro semanas la Facul-
tad de Economía le organizó un homena-
je-despedida. Enrique González Tiburcio,
Alejandro Álvarez, Arnaldo Córdova,
malicia, fresca y franca que denota en ciones, sin cesar. Rolando Cordera y Roberto Escalante
los jóvenes su desconocimiento del El estado de ánimo íntegro, la racio- hicieron cinco excelentes, vibrantes in-
mundo. Pero como lo demostraría con nalidad, los pensamientos que lo acom- tervenciones. Al final, Pepe, con la tran-
el tiempo, su aspiración y su sed de sa- pañaron durante el proceso de su muer- quilidad, la entereza, la lucidez con la
ber eran ilimitados. Llegó y experimen- te no admiten fácilmente un adjetivo. que todo el tiempo habló a su familia y
tó (como a tantos otros nos ocurrió) esa No sé de otro caso igual. Cuando fui in- a sus amigos de su pronto deceso, le ha-
exultante sensación de libertad que en vitado por Gonzalo Celorio a dirigir El bló a un auditorio repleto que absorto e
los sesenta producían las aulas y los co- Trimestre Económico —la septuagenaria incrédulo veía y oía cómo Pepe se despe-
rredores de la UNAM, y esa expectativa revista de economía del FCE—, fue Pepe día de Denise, su compañera, de sus lin-
plena de alborozo de comerse al mun- el primer economista al que invité a for- das hijas Ana y Lucía —que en una em-
do buscando cada día entender más y mar parte del comité dictaminador. El patía perfecta con su padre mantenían
más las entrañas de la sociedad en que día que instalamos el comité, en sep- la misma fuerza y lucidez de Pepe—, de
vivíamos. tiembre pasado, tuvimos una comida y todos sus amigos y sus discípulos. Yo
Su batalla por aprender a fondo los una larga sobremesa, aderezada de no canto a la muerte sino a la vida, pero
cursos, su brega por aprender a escri- buen vino y sabrosa conversación. Pepe pronto moriré, dijo con sosiego. No in-
bir, su lucha sin tregua por crecer inte- por largos trechos se apoderó del micró- tentaré una reflexión “filosófica”, menos
lectualmente, no conoció fatiga. Con el fono hablando vehementemente de la aun “religiosa”, agregó, pero sé que pa-
mismo denuedo, con la misma auto- UNAM y su virulenta huelga reciente. De saré a una especie de vida virtual por al-
disciplina —casi despiadada—, se hizo pronto, casi intempestivamente, dijo gún tiempo, porque se quedan mis li-
economista, se volvió un experto en que debía marcharse inmediatamente bros, mis afectos, mi familia, mis amigos
jazz, un gran conocedor de cine, un em- porque el mal tiempo amenazaba. Unos y los recuerdos. Fue un acto a la par do-
peñoso explorador de la literatura. Con días después me contó que esa tarde sin- loroso y reconfortante.
ese mismo afanoso empeño continuó tió el primer síntoma; ese día, dijo, sentí, El jueves 17 de abril pude darle la no-
hasta terminar con brillantez sus estu- cuando me fui, como si me hubiera comi- ticia de que su último libro, que me en-
dios de doctorado. do un elefante. Tenía ya los resultados viara para publicación al FCE, se hallaba
En ese ahínco acumuló una notable de sus estudios médicos: cáncer en el en proceso de dictamen académico. El
expertise en la investigación de los temas páncreas y metástasis en distintos pun- jueves 25 a las seis de la mañana murió
que lo absorbieron: el Estado, la econo- tos del aparato digestivo. La corrosiva viendo a la muerte como vio a la vida:
mía pública, el vínculo entre las institu- enfermedad había avanzado sin retor- con los ojos muy abiertos.

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1934 • LIBROS PARA IBEROAMÉRICA • 2002
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• NOVEDADES •

R. H. MORENO-DURÁN BENJAMÍN CARRIÓN


• De la barbarie a la imaginación. • La patria en tono menor. Ensayos escogidos.
La experiencia leída Prólogo, selección y edición de Gustavo Salazar

Desde su primera edición, hace poco más de 20 En este volumen se antologan ensayos escogidos
años, De la barbarie a la imaginación ha confirma- de uno de los hombres de letras más lúcidos del
do ser un texto de múltiples lecturas. Ecuador del siglo XX: Benjamín Carrión. Sin embargo,
Con su análisis de aspectos esenciales de la la insuficiente difusión de su obra no corresponde
evolución de la novela latinoamericana, el autor co- a su aguda percepción acerca de la literatura, la
lombiano reafirma en esta obra su independencia de política y el ambiente social hispanoamerica-
criterio a la vez que aborda su tema con una clara nos. El objeto de la intuición de Carrión fue siem-
voluntad de desmitificación y desafío. “Gracias a pre la América bolivariana, ideal al que contribuyó
su imaginación —escribe el autor—, el Buen Sal- con poemas, relatos, crónica periodística, novelas
vaje ha vuelto a Europa, esta vez bajo el pretexto y, lo más logrado, ensayos; sus reflexiones sobre
editorial, aunque, por mal que pese, descubre que corrientes y escuelas literarias —no sólo ecuato-


el paternalismo con el que durante tanto tiempo rianas, sino de toda Hispanoamérica— permiten
fue obsequiado marca aún la pauta de los hiperbó- apreciar a un lector con intuición poco común.
reos.”

SEVERO SARDUY JUAN GELMAN


• Antología. • Pesar todo. Antología.
Prólogo de Gustavo Guerrero Selección, compilación y prólogo de Eduardo Milán

Severo Sarduy (Cuba, 1937-1993), escritor de ima- La poesía de Juan Gelman (Buenos Aires, 1930)
ginación fertilísima y barroca, publicó su primer es una amalgama de memoria, experimentación y
poema en 1953, cuando el exilio de su Cuba natal conciencia. El poeta se apropia de su destino: “Si
no se vislumbraba en el horizonte. Después de la me dieran a elegir, yo elegiría / esta inocencia de
Revolución, viajó a Francia con una beca para es- no ser un inocente, / esta pureza en que ando por
tudiar pintura; en ese país residiría gran parte de impuro”. Su oficio hace de él un poeta reclamado
su vida, pero sin dejar los fuertes lazos de sus raí- por los dolores propios y ajenos. “Todo me obliga
ces caribeñas. Tanto la prosa como la poesía de a trabajar con las palabras, con la sangre.” Poeta
Severo Sarduy reflejan una vida llena de experien- que participa del trabajo de la esperanza, que lu-
cias y una sed inagotable de conocimiento. Sus cha contra la separación de los hombres, el empe-
ensayos sobre crítica literaria son agudos, profun- queñecimiento del espíritu. El pasado reciente de


dos, reveladores, y abarcan una gran diversidad una historia pesarosa hace del dolor un contenido
de autores latinoamericanos y europeos. lacerante, la clave temática de su poesía.

TOMÁS ANTONIO GONZAGA MARIANO AZUELA


• Marilia de Dirceo. • Correspondencia y otros documentos.
Traducción, edición, prólogo y notas de Compilación de Beatrice Berler. Introducción,
Jorge Ruedas de la Serna edición y notas de Víctor Díaz Arciniega

Marilia de Dirceo se convirtió, desde su primera Mariano Azuela (1873-1952) es sin duda una de las
edición en 1792, “en la obra lírica amorosa más po- figuras más destacadas de la literatura mexicana
pular de la literatura en lengua portuguesa, y nin- contemporánea. Correspondencia y otros docu-
gún poema, excepto Os Lusíadas, de Camões, se mentos, compilada por Beatrice Berler y editada y
ha reeditado tantas veces”, según dijo el poeta anotada por Víctor Díaz Arciniega, es un docu-
brasileño Manuel Bandeira. Los poemas, que su mento indispensable para el estudio y compren-
autor llamó liras, nacieron de los amores de Dirceo sión del creador, del médico y del hombre que
—seudónimo de Tomás Antonio Gonzaga, un cul- presenció una época particularmente intensa en la
to y refinado poeta cuarentón, funcionario de la co- historia de nuestro país. Esta nueva recopilación
rona portuguesa en la idílica ciudad brasileña de continúa un libro anterior también compilado por
Ouro Preto— con una hermosa jovencita de 17 Beatrice Berler: Mariano Azuela. Epistolario y
años, llamada Maria Dorothéa Joaquina de Sei- archivo (1969, UNAM).
xas, la Marilia de los versos.

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LIBRERÍAS DEL FCE


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• Librería Alfonso Reyes • Librería Octavio Paz • Librería en el IPN


Carretera Picacho-Ajusco 227, Miguel Ángel de Quevedo 115, Av. Politécnico, esquina Wilfrido
Col. Bosques del Pedregal, Col. Chimalistac, Massieu,
México, D. F. México, D. F. Col. Zacatenco,
Tels.: 5227 4681 y 82 Tels.: 5480 1801 al 04 México, D. F.
Tels.: 5119 1192 y 2829

• Librería Daniel Cosío Villegas • Librería Un paseo por los • Librería Juan José Arreola
Avenida Universidad 985, libros Venustiano Carranza
Col. Del Valle, Pasaje Zócalo-Pino Suárez del y Eje Central,
México, D. F. Metro, Centro Histórico
Tel.: 5524 8933 Centro Histórico, México, D. F.
México, D. F.
Tels.: 5522 3016 y 78

• Ventas por teléfono: 5534 9141 • Ventas al mayoreo: 5527 4656 y 57 • Ventas por internet:
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 COLECCIÓN NOEMA
• FCE, ESPAÑA/TURNER •

BRASSAÏ HAN ISRAËLS
• Conversaciones con • El caso Freud
Picasso
Han Israëls demuestra cómo
De origen rumano, Brassaï muchos de los estudios de
fue uno de los protagonistas Freud produjeron resultados
de la explosión artística parisi- contrarios a los que él descri-
na de los años treinta (Paris bía en sus reportes y que, in-
de nuit es quizá su obra más cluso, muchos de los traumas
celebrada). Para Picasso, las supuestamente padecidos
fotografias de Brassaï —uno por sus pacientes no eran
de los grandes maestros de la más que inducciones suyas.
luz del siglo XX— eran arte en A partir del acceso a docu-
estado puro. El sentimiento de mentos inéditos sobre el “epi-
admiración era mutuo y ha sodio de la cocaína”, Israëls
quedado plasmado en este retrata las obsesiones que


documento de inusual belle- llevaron a Freud a mentir. Un
za. Con una poderosa narrativa a la que acompañan 53 libro revelador sobre el papel de la mentira en la crea-
fotografías tomadas a lo largo de casi 30 años, Brassaï ción del imaginario colectivo y sobre una supuesta forma
crea un revelador perfil de Picasso y, al mismo tiempo, de curación terapéutica que en realidad produjo estra-
construye una emocionante crónica del arte en la que gos en los pacientes. “Israëls revela el comportamien-
desfilan extraordinarios personajes como Dalí, Matisse, to alucinante de Freud para dar con la clave del naci-
Camus, Sartre y Cocteau. “Si alguien quiere entender- miento mitificado del psicoanálisis.” London Review of
me, debe leer este libro.” Pablo Picasso. Books.

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Álvaro Mutis
• PREMIO CERVANTES •

 • Colección Tierra Firme •


Summa de Maqroll el Gaviero

Ciertamente, los poemas —cuando merecen llamarse tales— nos ayudan a vivir, a habitar
el mundo con mayor lucidez, a cruzar el desierto cantando. Álvaro Mutis, capitán
de exilios, enfebrecido gaviero, es un hombre que ha dedicado más de dos terceras partes de su
vida a la poesía, es decir, a la alabanza de la maravillosa, la pavorosa vida. Ahora tenemos
ocasión, gracias a esta Summa de Maqroll el Gaviero, indispensable reunión de su poesía, de
compartir con él este vértigo de asombros y pesadillas...

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