La llegada de Hugo Chávez al acontecer político venezolano marcó un hito en la
historia del país, bajo la propuesta principal de refundar la República a través de la
convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), con la realización de una modificación a la Constitución de 1961, siendo la primera vez que se llevaría a cabo tal proceso luego de 40 años de la era democrática. Sin embargo, actualmente Venezuela atraviesa dicho proceso otra vez bajo unas condiciones completamente distintas a las impulsadas por Chávez. El gobierno del presidente Nicolás Maduro, el 1 de mayo del pasado año, en medio de una profunda crisis política y económica, optó por llamar a una Asamblea Nacional Constituyente, generando posiciones encontradas dentro del propio núcleo chavista, dado a las diferencias que existentes entre el proceso de 1999 y el que se plantea.
Llevan el mismo nombre, pero responden a realidades completamente distintas.
Y es una iniciativa que ha crispado los ánimos en un país dividido: para el gobierno es necesaria para fomentar el diálogo y alcanzar un pacto social por la paz; para la oposición es una forma de autogolpe de Estado y la confirmación de la "deriva autoritaria" del presidente.
Entre las primeras diferencias, se destaca el aval constitucional y legal del
proceso. Para 1999, la constitución de 1961 solo permitía dos maneras formales para su modificación de acuerdo a lo estipulado en los artículos del 245 al 248: la primera basada en la enmienda, la cual realiza únicamente modificaciones puntuales que no alterarán la estructura fundamental de la Constitución, y una segunda bajo la figura de la reforma, que únicamente son modificaciones que implicarán una alteración importante de la misma.
Por lo tanto, bajo la sana hermenéutica de dichos articulados, en Venezuela no
podía convocarse una ANC. El Presidente Chávez contó con el aval de la entonces Corte Suprema de Justicia, que a través de los fallos números 17 y 18 dictaminó que tal proceso radica en el principio democrático, es decir, la soberanía radica en el pueblo y es ella quien decide los destinos del país a través de sus representantes. En función a esto, se basará también en lo expuesto en el artículo 181 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política de 1997, el cual parte de la base de que si el pueblo se expresaba en un referendo consultivo a favor de la constituyente, ésta podría ser convocada para que sustituyera la Constitución de 1961.
Ahora bien, el Gobierno actual tiene una Constitución que sí se contempla la
figura de la ANC en su Capítulo III en los artículos 347,348, 349 y 350, a pesar de que no exista una ley específica que la regule. Siendo el artículo el 347 que establece que solo el pueblo venezolano es el depositario del poder constituyente originario, por ende, puede “convocar” a una ANC, mientras que el Presidente solo tiene “iniciativa de convocatoria”, en lo cual radica una gran diferenciación.
Bajo esta premisa, la siguiente diferencia data en el carácter democrático ya
que con Chávez en seis meses hubo dos elecciones con las cuales buscaba aprobar de forma definitiva y legitimar el nuevo texto constitucional: un referéndum consultivo (25 de abril 1999) y la elección de los integrantes de la ANC (25 de julio de 1999). En esta oportunidad, Maduro no hizo ninguna referencia al referendo consultivo al momento de anunciar su propuesta, estableciendo de manera directa la elección de los constituyentistas para el 30 de julio de 2017 con aprobación del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Aunado a este proceso de elección de los integrantes de la ANC, el presidente
Maduro planteó la elección de 545 representantes, siendo una cifra cuatro veces mayor a la de 1999, 131 por orden de la Corte Suprema de Justicia. No solo hay disparidad en cuanto a su número sino que también se presenta en el método para su postulación, el cual radica en dos aspectos: el primero basado en que ahora hay un agregado de categorías sin rango constitucional que vulneran el sufragio como son “poder popular” y “comunas”, cuando en el 99 se realizaba por iniciativa propia, iniciativa de los partidos políticos legalmente constituidos y por cualquiera de los sectores de la sociedad civil interesados en participar.
Y el segundo, que dicha elección se fundamentará por un criterio “sectorial y
territorial”, cuando hace casi dos décadas fue personalizada, es decir, nominal (por nombre y apellido) para los 104 representantes en circunscripciones regionales, los 24 de circunscripciones nacionales y los 3 representantes indígenas, bajo el criterio del 1 % de la población total del país.
Finalmente en mi opinión cuando se convoca la ANC de 1999, el chavismo era
la primera fuerza política del país tras ganar la presidencia en diciembre de 1998, mientras, la oposición estaba totalmente en desbandada y la situación económica del país era “normal” (con todo el aparato productivo funcionando). Ahora la situación es a la inversa: lo que está en desbandada es el chavismo, mientras la oposición está unificada, avanzando con aciertos y errores. Es por esta razón que esta ANC de ahora ha sido convocada ilegalmente por el presidente de la República, quien no tiene facultades legales para hacerlo. Ya que el único que puede convocarla es el poder originario, expresado en el cuerpo de electores del país. Además se está violando el proceso del referendo consultivo y el referendo aprobatorio de la nueva Constitución, como fue realizado en 1999 para que los ciudadanos expresaran su apoyo a la celebración a la Constituyente. Eso está muy lejos de la intención de Maduro en este proceso porque es evidente que cualquier referendo podría convertirse en un plebiscito. El oficialismo no se someterá a ninguna votación universal libre por temor a perderla. El objetivo final de esta Constituyente es arrasar con los poderes públicos no afectos al gobierno e instaurar en Venezuela definitivamente una dictadura.
Esta convocatoria a la ANC por del Presidente Maduro es una irresponsabilidad
frente al país y a la historia, que ha incrementado la crisis política, social y económica que vive el país y no permitirá solucionarla democráticamente mediante el diálogo, la negociación y los acuerdos. Como está diseñada la ANC para tener lugar, no será ni puede ser una oportunidad para un diálogo incluyente, plural y participativo. Además, lo que pide la inmensa mayoría de los habitantes es solucionar sus necesidades más básicas, ante la grave crisis que sufren a diario debido al fracasado modelo económico del socialismo bolivariano. Referencias Bibliográficas.
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Tecnología de los Altos (2017). Recuperado de: https://cepaz.org/noticias/constituyente-de-1999-vs-constituyente-de-2017/. [19 de febrero de 2020].
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Barrios A., González A., Grajales M. (2017); Constituyentes Venezolanas
de 1999 y 2017: Contextos y Participación; Direito e Práx., Rio de Janeiro, Vol. 08, N.4, 2017, p. 3144-3168