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El liderazgo es la capacidad de influir en un grupo para que se logren las metas. La fuente de esta
influencia podría ser formal, tal como la proporcionada por la posesión de un rango general en una
organización (Robbins, 1999).
Fiedler (1961), considera el liderazgo como un hecho subjetivo que estructura el poder de un grupo.
Esta unidad estructurada se realiza por medio de una constelación de relaciones entre el líder y los
restantes miembros del grupo. Este líder debe tener como características principales la satisfacción de
necesidades de su grupo, la seguridad y la tendencia a la unidad.
Relación de influencia que ocurre entre los líderes y sus seguidores, mediante la cual las dos partes
pretenden llegar a cambios y resultados reales que reflejen los propósitos que comparten” (Daft, 2006).
Para Davis & Newstrom (2003), el liderazgo es el proceso de lograr influir sobre los demás con trabajo
en equipo, con el propósito de que trabajen con entusiasmo en el logro de sus objetivos.
Kast (1973), afirma que el liderazgo es el proceso por el que un individuo ejerce consistentemente
más influencia que otros en la ejecuci6n de las funciones del grupo. Además, este autor hace énfasis
en que esa influencia no puede limitarse a unas pocas ocasiones o acciones, sino que debe tener una
perdurabilidad en el tiempo.
Es preciso también que aprenda a delegar. De esta forma podrá dedicar su tiempo a otros asuntos que requieran
su atención. Su equipo de colaboradores agradecerá la confianza que ha puesto en ellos y reforzará así el
sentimiento de pertenencia al grupo.
2. Visión estratégica
El nuevo líder debe ser capaz de anticiparse a los cambios que puedan surgir en el mercado. Para ello es
preciso que posea una visión estratégica que le permita afrontar con éxito los nuevos retos a los que se
enfrentará su empresa.
3. Autoaprendizaje
El nuevo líder debe estar dispuesto a actualizar día a día sus conocimientos. No se trata de poseer más títulos
o certificaciones académicas, sino de ser capaz de adaptarse a los cambios que surjan a nivel tecnológico o
comercial y que afecten directamente a la marcha de su empresa. Su compromiso con la formación continua
debe ser firme.
4. Capacidad de comunicación
Cualquiera puede tener ideas brillantes, pero si no sabe comunicarlas su equipo no podrá trabajar en ellas para
alcanzar el éxito. Un buen líder debe ser lo suficientemente hábil para transmitir a sus empleados lo que la
empresa espera de ellos, sin necesidad de utilizar discursos grandilocuentes que marquen la distancia entre él
y su equipo. Para ello es preciso que sea sincero, transparente y por supuesto empático.
Además, debe favorecer y apostar por la comunicación ascendente, es decir, la que permite a sus subordinados
expresar sus ideas y proyectos a los responsables de la empresa. De esta forma, su equipo se sentirá motivado
y comprenderá que forma parte de un proyecto común.
5. Flexibilidad
El nuevo líder debe estar preparado para adaptarse a todo tipo de circunstancias, ya sean favorables o no. Para
ello es preciso que sepa anticiparse a los retos y necesidades futuras. Si es flexible podrá actuar de manera
rápida y eficaz ante problemas repentinos.
La flexibilidad también significa que el líder no tiene miedo a cambiar de estrategia tantas veces como sea
necesario. Siempre con el fin de adaptarse a las nuevas oportunidades que ofrece el mercado.
OTRAS CUALIDADES
Capacidad de decisión
Capacidad para resolver problemas
Capacidad de análisis
Paciencia
Tolerancia
Mantiene la mente abierta
Optimismo
Capacidad de confiar y delegar responsabilidades
Visión
Responsabilidad
Puntualidad
Pasión
Integridad (tiene valores)
Estoicismo
Influencia
Empatía
Capacidad de persuadir y motivar
Enfocado
Innovador y tiene cultura de aprendizaje
Tiene iniciativa
Flexibilidad
Carisma
Transparencia
Estrategias
1. Es importante aprender a tener la cabeza fría. La figura del líder energúmeno ha pasado de moda. El
liderazgo no se potencia con decisiones férreas que buscan intimidar o generar temor. Por el contrario,
se afianza logrando un equilibrio en las emociones que respaldan las decisiones.
2. En situaciones de crisis interna o de baja productividad, los equipos necesitan más que nunca el aliento
de un buen líder. Es una excelente oportunidad para potenciar esta figura e influir en los colaboradores
para generar cambios.
3. El líder justo y equilibrado genera admiración en su entorno. Estas cualidades suelen ser especialmente
valoradas por los equipos de trabajo, cuyas labores están en permanente evaluación y monitorización.
Es el criterio y no la posición lo que debe primar en el momento de ponderar los resultados.
4. Una estrategia que casi siempre da resultado es la de minimizar las jerarquías o rangos que existen en
una estructura corporativa. Ojo, no es un llamado al caos ni mucho menos. Simplemente, se trata de
entablar un trato más directo con las personas que conforman los equipos de trabajo. Entre más lejano
se presente el líder, menos entidad tendrá su figura.
5. El liderazgo jamás se afianzará si el líder hace exactamente lo contrario de lo que inculca en sus
colaboradores. Por ejemplo, si habla de la planificación y sus ventajas, no puede acudir tarde a las
reuniones. El liderazgo es una cualidad que se demuestra en día a día y en primera persona. El líder
aclara el camino para el seguidor.
6. Optimismo y realidad: O lo que es lo mismo, trazarse metas, pero sin quedarse sin brújula. ¿Quién está
dispuesto a seguir a un líder que ha perdido completamente la orientación y el sentido de la
oportunidad? El liderazgo sólo se afianza si las decisiones que se tomen poseen un fuerte anclaje en
la realidad y son viables.
9. Se debe generar conexiones y mantener lazos grupales para fomentar la confianza con los integrantes
del equipo. Se realiza actividades y dinámicas grupales para fortalecer al grupo como individuos y
mantener unido al equipo.
10. Se comparte los triunfos con el equipo para hacerlos sentir que son parte del éxito.