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ISHTAR, LA DIOSA DEL AMOR

Cuando se habla de la danza del vientre, la legendaria danza de los 7 velos es una de las que más
curiosidad causa. Sobre ella, existen varias versiones:

Se dice que la diosa babilonia del amor y la fertilidad, Ishtar, bajaba al inframundo seis meses al año.
En su descenso, pasaba por siete niveles, cada uno con siete puertas. En cada séptima puerta, debía
deshacerse de uno de sus atributos (belleza, poder, riqueza, templos, etc.) así que al final se encontraba
desnuda de cuerpo y alma, como todos lo hacemos al morir.

La Danza de los 7 Velos simboliza entonces las 7 puertas que Ishtar atravesaba en su descenso al
inframundo.

"En la primera puerta el demonio guardián obligó a Ishtar a entregar sus sandalias, que los hombres
sabios dicen que simboliza entregar la voluntad.

En la segunda puerta la diosa tuvo que dejar sus enjoyados brazaletes de los tobillos, que los hombres
sabios dicen que significa entregar el ego.

En la tercera puerta entregó sus ropas, que supone entregar la propia mente.

En la cuarta entregó los cuencos dorados que cubrían sus pechos, que es como entregar la actividad
sexual.

Y en la quinta puerta entregó su collar, que supone desprenderse de éxtasis de la Iluminación.

En la sexta puerta entregó sus pendientes, que significa entregar la magia.

Y finalmente, en la séptima puerta, entregó su corona de mil pétalos, que es entregar la divinidad."

Así, hasta que llegó desnuda e indefensa ante Ereskigal, que la mató y colgó su cuerpo en un clavo.

Pero el fiel Papusukal llegó hasta los dioses y les pidió que creasen un ser capaz de entrar en el mundo
de los muertos y resucitase a Ishtar con la comida y el agua de la vida. La severa reina de las regiones
infernales, Ereskigal, de mala gana permitió que Ishtar fuera rociada con el Agua de la Vida y partiera
con Tammuz al reino superior.

Así fue como Ishtar volvió a la vida, y recuperó a su amante rociándole con el agua de la vida para
resucitarlo, y se lo trajo de regreso a la superficie del mundo. Pero desde entonces tiene que pagar el
precio: durante seis meses al año, Tammuz debe vivir en el mundo de los muertos. Y mientras está allí,
Ishtar ha de lamentar su pérdida; en primavera vuelve a salir y los dos se regocijan sin descanso desde
entonces, creando así origen de las estaciones

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