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Al.
Alma
Habitaciones
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Al. Alma
Habitaciones
Prólogo
Carlos Skliar

Lavagetto, Mario
Eutanasia de la crítica / Mario Lavagetto. - 1a ed . - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires : Marmol-Izquierdo Editores, 2016.
73 p. ; 23 x 15 cm.
Traducción de: Guillermo Piro.

ISBN 978-987-45328-2-4
1. Crítica Literaria. I. Piro, Guillermo, trad. II. Título.

CDD 801.95
fotomontaje de tapa: Joan Marco Borovach
© Marmol-Izquierdo Editores
Lavalle 2015 (1172) Buenos Aires
© Tarahumara SL
Calle Angel, 14 (28005) Madrid
ISBN 978-987-45328-x-x
El contenido intelectual de esta obra se encuentra protegido por

diversas leyes y tratados internacionales que prohiben la reproduccion
integra o extractada, realizada por cualquier procedimiento que no
cuente con la expresa autorizacion del editor.
Hecho el deposito que marca la ley 11723

Habitaciones
Al. Alma
“El sonido permanece mientras el tiempo transcurre.

Así es el alma.
Ese instante que teme todo lo que no regresa.”
Carlos Skliar
“…Todo se abre y el verlo

abre el alma,
el alma que es ese abrirse.”
Hugo Mujica

Digámoslo así, en primer lugar, ante todo, aunque
se pueda expresar de tantas maneras, con tantas
formas distintas: hay quienes embellecen el mundo
y hay quienes lo afean, lo empeoran, lo tornan más
agrio e inhabitable.
El mundo se ha puesto sombrío, y a pesar de que

esto pudo haber sido dicho muchas veces antes y la
repetición no logre con su extremo cometido, éste
es el tiempo que nos toca vivir y por lo tanto no
tenemos otro para padecer, percibir y rebelarnos.
El lenguaje, esa semilla materna que nos es

dada cuando llegamos al mundo como señal de

8 • Habitaciones
bienvenida, se vuelve cada día hostil delante de

la voz maquinalmente paterna, turbia, esgrimida
como arma de guerra o como falsa conciencia casi
inaudible que todo lo corroe y justifica, en vez de
continuar su extraño y misterioso derrotero de
invención, descubrimiento, arrullo.
De esto se trata, entre tantas otras cosas: de hablar-

nos al oído y no a los vozarrones, de acercarnos lejos
del tumulto impiadoso del barullo, de escuchar las
tempestades para descifrar la luminosidad entre los
nubarrones, de callar si no tenemos nada para decir.
La experiencia poética es desgarradora, sí. Se atra-

viesan laberintos de sinsentidos y esquivan puñales
a punto de horadar el cuerpo; se asciende a los
infiernos y se desciende a los paraísos; se busca con
desesperación una pausa que haga más hondo el
mundo; se echa de menos todo lo inhallable y se da
por perdido todo lo encontrado; se mece uno como
si el vaivén no fuera ya del tren que a horas incier-
tas nos conduce a una patria aún sin nombre, y se
celebra el instante como la única unidad del alma
disponible.

Al. Alma • 9
Un instante, de esto está hecha la poesía: del reco-

rrido que visto de cerca no dura más que una mi-
lésima de segundo y que, al recordarlo, tiene valor
de eternidad y longitud de infinito. De ese tiempo
inmedible que nos obliga a perder la atención en lo
inútil y mínimo, delante de la ostentación del ca-
rácter y del oprobio de la miseria. De esa marca que
deja el mar al retirarse, el abrazo negado, la sujeción
a la brisa, la memoria de siglos en el monosílabo
impronunciable del amor, de la muerte, de la tem-
pestad del existir.
El lenguaje del instante es breve, perceptivo y sacu-

de y hiere.
La poesía de Alejandra Alma lo es, también.
Como si nada fuese más importante que sugerir, a

duermevela, la mitad de una frase escrita que se re-
solvería en la otra mitad, leída. Como si nada fuese
más revelador que las entrelíneas donde descansa
la pausa decisiva de lo humano. Como si su poesía
contuviese el aliento para no sobrecargar de sílabas
la inevitable conclusión. Como si cada cosa –la sole-
dad, el pensamiento, la agonía, la noche, el cuerpo,

10 • Habitaciones
la flor, la pregunta- describiese un tipo de mundo

ignorado por la excesiva moral y devuelto desnuda,
erizada y conmovida, a la tierra tibia de la poesía.
Uno puede preguntarse: ¿porqué la poesía si la poe-

sía no trae otra cosa que ambigüedad y desatención,
desierto envuelto en el polvo de la palabra inquieta,
atracción por el sonido en el reino de la infección
de la voz, pasión desaforado por lo inexistente?
Sobre la esencial inutilidad de la poesía ya se ha

escrito demasiado, pero nunca suficiente.
Quizá hoy haya que decir o agregar que la inutili-

dad se ha convertido en un valor en desuso, que nos
hace falta más que el aire espeso y contaminado de
las ciudades, más que el enrarecido despojo de la
irremediable realidad y aún más que la obstinada
confusión de presencias y de ausencias. Una virtud
cuyo sentido no puede atesorarse sin mencionar, al
paso, que es inútil para este mundo la poesía, que
molesta o perturba o incomoda al individuo some-
tido a la lógica del provecho y la finalidad.

Al. Alma • 11
Que la poesía no sirve para nada, ésa es su mayor

virtud.
No sirve, si por servir entendemos servidumbre y

pérdida de singularidad. No sirve si de lo que se
trata es de morirnos antes sin importarnos otras
muertes. No sirve, claro está, si la felicidad actual
está enraizada en movimientos espasmódicos de
luctuosa indiferencia.
Esta poesía recorre todo aquello que el humanis-

mo del saber ha abandonado hace ya demasiado
tiempo, en nombre del conocimiento transparente,
plástico y adaptado a la conformidad del horror de
la apatía.
Esta poesía está hecha con las manos precipitadas

de la herida y del ardor, de la huella y su oquedad,
del desprendimiento por los modos artificiosos de la
lengua infectada de poder.
Es breve, provoca espasmos de sensibilidad.
Es descendente, corporal.

12 • Habitaciones
Tiene agujas, caricias, vendavales.
Expresa, no explica.
Son habitaciones del alma, refugios incómodos para

la complacencia.
Habitaciones hechas con palabras de fuego y

hospitalidad.
Habitaciones, en fin, como modos de invitación a la

desnudez del alma.
Carlos Skliar

Habitaciones

Al. Alma • 15
Siglos de borrasca
y la obstinación de algún capullo.
Hace melodías ya, de tu cielo tenue.

16 • Habitaciones
II
Beso la hora del crepúsculo

ese instante entre los ojos y la boca
donde una lágrima cae
suavemente
incluso su sentido.
III
Amamos por descuido.

No sé, si acaso podríamos cuidarnos
por amor.

Al. Alma • 17
IV
Un sol dormido en el recuerdo de su brillo, podría

despertarte en pleno insomnio.

18 • Habitaciones
La soledad despierta como el frío, te eriza los ojos y

las manos.
De pronto, te encuentra entre tus libros
buscando desesperadamente
una palabra.

Al. Alma • 19
VI
Hace lunas, que noche es relación de todos mis

silencios.
Por eso escribo; para rozarnos la voz.
VII
Si el amor fuera recíproco sería bonito.

Magia, nunca más.
VIII
Volar, incluso la caída

confiarte al cuerpo alado
al viento, no al ave
(Y es que no ves) en el ocaso
hay mares de ser
pájaro.

20 • Habitaciones
IX
Hay mariposas en la lengua.

Como si saber de qué va la vida fuera relación de
las papilas: un vuelo en el dulzor que se disfruta, un
velo de las frutas que no están.

Al. Alma • 21
No es mancha sino luz

cobijo
un cuerpo que atesora
la dilución del sol
y, de cuando en cuando
la besa en una nota
un pensamiento al fin
sin prepotencia
o el ancho merodía
sin vanas conclusiones

Y acaso sólo reste improvisar el pensamiento

seguir figuras propias en signos de pregunta
como la noche, abierta
nuestros cuerpos reunidos
en estado de danza.

22 • Habitaciones
Habría que cuidar la intensa fragilidad de lo que

existe
y ama.
(como el aliento sorprendente de otra boca;
su devenir fragancia en el baile de tu lengua)
Nadie sabe lo que puede un cuerpo, sin embargo un

cuerpo tiembla.
Sabe -con extrema precisión- lo que puede una
palabra.

Al. Alma • 23
XI
Llevar la contundencia de una flor

al vértigo
que nunca tuvo nombre.

24 • Habitaciones
XII
Escribir para revelar el insomnio, como si rebelarte

ante la noche fuera vestirla con palabras.
Palabras mágicas, por ejemplo; palabras verdes o
ventanas.
Como si en un abrir de hojas,

ellas dieran a las habitaciones de los vivos.

XIII
La fragilidad sabe a sorpresa, besa la textura ambi-

gua de los límites.
Y nada explica, ya.
Pero también sabe a caricia; es piel abierta de los
ojos:
escucha lo que muda.

Al. Alma • 25
XIV
Te bese la lluvia
en la reiteración de lo que cae
Me deje
apenas la humedad
que me despide
la partitura de lo abierto
el sueño de otro parto.
XV
Sólo las hojas que han caído podrían crepitar entre

tus pies, la intensa música que ama.
Un hilo rojo que se quiebra en el crepúsculo, lleva
el fulgor que ha declinado de sí mismo.
Y en otro fuego, arde.
Principio del formulario

26 • Habitaciones
XVI
Entre lo exhausto y lo innombrado

el mundo se percibe dentellada:
tiempo voraz, fauces
humanidad que se apresura
en consumirse.
XVII
El mundo hace racimos de nosotros, donde las sole-

dades pretenden sus fragmentos
como si fueran uvas.
(en ese orden)

Al. Alma • 27
XVIII
Acaso el incontable dolor de partir

cada vez
sepa que no se regresa.
XIX
No. no es el temor por nacer

es el dolor de partir
es alma abierta,
corpórea
sensibilidad que se desgarra
Sí. es esfuerzo, también

(y tiempo)
trabajo de parto.

28 • Habitaciones
XX
Quisiera habitaciones de silencio

ventanas de otra piel
que alberguen lo que callo.

Al. Alma • 29
Flor de azar
“Cada día es la mañana desnuda.

Tu corazón tiene prisa…”
L.A. Spinetta

30 • Habitaciones

Al. Alma • 31
Donde el aroma cuenta
Beso el perfume de la flor

efímera por un segundo amplio
olvido
mañana
donde el aroma cuenta.
No, el jazmín
ni siquiera ya
su aroma
Es el resto:
la tierra que se espera
- como si fertilidad –
Semilla.

32 • Habitaciones
La voz del mar lleva también

el canto de mi piedra
fragmentos rojos
de otro tiempo
su percusión.

Al. Alma • 33
Extraño
la risa inevitable,
el movimiento torpe de las manos,
el aire entre la tierra y nuestros pies.
Esa ternura
o el gesto del amor
cuando te habla
apenas has dejado de entender.
Una oportunidad al día

al polvo del diamante
Como si magia consistiera

en recibirse
allí
donde casi nada hay

y casi todo, arena.

34 • Habitaciones
Te acaricio a flor de brisa

llevada en la tibieza de las aves
que miro sin saber
Movida en el trayecto que describe una pregunta
que se hace piel abierta
íntima
intacta.

Al. Alma • 35
Dónde termina un cuerpo?
Oh! ¿Qué razón de ser me habrá puesto piel

en la inmensidad?
L.A. Spinetta
¿Dónde termina un cuerpo?

Si ni siquiera sabría precisar
cuál fue el principio
ni cómo
a hora podría comenzar.
La piel del cactus

partido
en su centro
se desangra flor.

36 • Habitaciones
No ves?
El ojo es el órgano que llora.
La soledad como el desierto avanza en multitudes;

abono del Uno
feliz.
Como si se pudiera sellar el intersticio

ahogar el entre
de la separación
alguien diseña muros.

Al. Alma • 37
La muerte es tanta y tan extraña por la tarde

que la vida pide un abrazo.
Le urge tocar para saberse reunida,
o acaso descansar
en el borde de su cuerpo.
Una extraña nostalgia de la piel

como una rebeldía del sentido
del tacto.
Pensar que un hilo rojo podría sostener, la gravedad

del mundo…

38 • Habitaciones
Lo que hiende el cuerpo

ignora mi lengua
me excede los labios.
De todo este gris, quiero decir
el resto.
Arena
y noche
bajo la planta de los pies
apenas se desliza
suavemente el mundo
descubre otros matices
promesas infundadas de la luna
clara
un tono solitario halla un pasaje

de mariposas negras
exorcistas

Al. Alma • 39
al borde de una muerte

pasillos
como brotes de los dedos.
Y es que su cuerpo arena fina,

podría deslizarse entre los dedos del diamante,
caer entonces como el sol sobre la tarde;
reunir al fin
el brillo de la risa
así,
hasta el más ínfimo destello.

40 • Habitaciones

Al. Alma • 41
Qué cosa acaba

sino en miles de preguntas

¿Qué cosa acaba
sino en miles de preguntas?

¿Qué evento del ser contaría como un hecho
mientras pudiera contar?
Desoír el conflicto es la peor de las violencias,

la lengua más nociva, el poder que anula el resto.
como si fuera Todo.
Y lo inexistente.

42 • Habitaciones
Entre el deseo de saber

y no saber
una pregunta danza
como la vida
transcurre así
durante
movida
moviente.
Quisiera escuchar como los ciegos

del mar
la fuerza que la vida hace.

Al. Alma • 43
Luna
un hilo por único sostén
y el gesto que la mira
hasta mañana
La vitalidad de una pregunta

cuyo aliento es otra boca.
“Todo el cielo se fue. ¿En busca de qué?

Y acaso las sombras huyan”
L. A. Spinetta
Un rayo, en plena tormenta

y el cielo
se ilumina blanco.

44 • Habitaciones
Profanar las alturas

ligar pues, con los cuerpos que nos pasan.
Como si inicio fuera piel
tejida horizontal,
una lectura nueva entre nosotros.

Al. Alma • 45
Figuras del oleaje
Hay mar, se sabe

in
tensas
aguas
cuya serenidad no es fin
ni anticipo
sino una cara
(del pulso oscuro

de las olas
su profundidad).

46 • Habitaciones
Ser nube y jaula

a la vez
contradice todo cielo.
Por eso llovemos

desde la primer separación
nos desdecimos.
Imposible sustraerse del tono de los días. Y sus

noches.
Vivir con otros es también saberse el cuerpo a solas
en cada sonido que nos roza o un sol que reverbera
como el pasar inevitable, cada sensible que nos
atraviesa.
Como el aroma de eucaliptos o glicinas
caricias de jazmines sin
nombrar.
Piel inefable en sostenidos.
Y bemoles.

Al. Alma • 47
Como si alegría solo pudiera pronunciarse en otro

mundo
con la mirada perdida de los nuestros
O en el lapso distraído
que el mar asume, al ir y venir
entre los párpados.
Estos días de furia

de guerra solapada y sin solapa
donde el día se hace tarde a cada instante
de olvido
de los otros
nuestros
Estos días
que nos vamos consumiendo
entre las cosas

48 • Habitaciones
y el dulzor de lluvia tenue

se hace casa.
Había que matar

para ordenar la noche
Había que quitarse el rostro

de la boca
que un día dijo amor.

Al. Alma • 49
Tomarle el tiempo al capitalismo: escribir tu rebel-

día en una carta leernos los cuerpos sin tv, sin otro
intermediario que la espera.
Así, a un trazo de la piel es nuestra voz.
Hay quién escribe amor y espera una palabra con

las manos temblando.
Ya no por la humedad –que insiste entre los dedos–
sino por el temor de su evanescencia
bajo el labio impasible del los hábitos.
Si rebelión hubiere
Si algo quedara vivo (que no privado)
llevaría la gema del resto,
la sangre que sobra
el sabor de la lengua materna.

50 • Habitaciones
Abandonarte mar
diseminarte cuerpo
que rompe de una vez
convite o invento
Estar en las figuras del oleaje.

Al. Alma • 51
Algo de belleza es el silencio
Algo de belleza es el silencio.

No, la estética del ave perdiéndose entre nubes
sino su remanso
el tiempo que transcurre
suspendido
al ritmo de su vuelo.
Un sol frío y Fermín junto al balcón.

La visita fue un felino aullando por su ración de
alimento.
Como si la memoria fuera hogar
que hospeda la facilidad de gesto antiguo
la pretensión de reír
como si la risa fuera nuestra.

52 • Habitaciones
Hace gritos que la lluvia no es aroma de jazmín

Ni golondrina el vuelo de las hojas.
Sin embargo hay el susurro de una flor:
don de una
semilla al sueño irreverente
del desierto.
Como si hubiera conversado con la luna

que se parece a saberte
casi creer que el amor se hace lenguaje
de señas.
Supe que la piel ensancha el silencio
Y se horada amor.

Al. Alma • 53
El desierto crece
sin embargo un día alguien nos mira con buenos

ojos y la belleza se siente nacer
como un instante de humedad
el destello que aún no vimos late entre

nosotros
La maravilla es otra boca

otras manos que apenas quisieran pronunciarte
como si un beso inentendible
donde nos falta la voz.

54 • Habitaciones
Apenas una nota

acordes
un ínfimo destello
un pensamiento afín
y el tiempo que inaugura
una palabra
el cuerpo que te toma
la piel de lo que queda
Por decir
Lo que nos hace

temblor
Y en la belleza
llama.

Al. Alma • 55
Qué la música nos cuide

en el instante desnudo
donde sobren las palabras.
Sólo el espacio, abierto
(Voces
florecen sin querer).

56 • Habitaciones

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Traducción de: Guillermo Piro.

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“El sonido permanece mientras el tiempo transcurre.

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El mundo se ha puesto sombrío, y a pesar de que

El lenguaje, esa semilla materna que nos es

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bienvenida, se vuelve cada día hostil delante de

De esto se trata, entre tantas otras cosas: de hablar-

La experiencia poética es desgarradora, sí. Se atra-

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Un instante, de esto está hecha la poesía: del reco-

El lenguaje del instante es breve, perceptivo y sacu-

La poesía de Alejandra Alma lo es, también.

Como si nada fuese más importante que sugerir, a

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la flor, la pregunta- describiese un tipo de mundo

Uno puede preguntarse: ¿porqué la poesía si la poe-

Sobre la esencial inutilidad de la poesía ya se ha

Quizá hoy haya que decir o agregar que la inutili-

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Que la poesía no sirve para nada, ésa es su mayor

No sirve, si por servir entendemos servidumbre y

Esta poesía recorre todo aquello que el humanis-

Esta poesía está hecha con las manos precipitadas

Es breve, provoca espasmos de sensibilidad.

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Son habitaciones del alma, refugios incómodos para

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Un sol dormido en el recuerdo de su brillo, podría

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La soledad despierta como el frío, te eriza los ojos y

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Hace lunas, que noche es relación de todos mis

Si el amor fuera recíproco sería bonito.

Volar, incluso la caída

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Hay mariposas en la lengua.

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No es mancha sino luz

Y acaso sólo reste improvisar el pensamiento

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Habría que cuidar la intensa fragilidad de lo que

Nadie sabe lo que puede un cuerpo, sin embargo un

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Llevar la contundencia de una flor

que nunca tuvo nombre.