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CAPÍTULO XI.

LA FUNCIÓN IDEOLOGICA DE LA SECULARIZACIÓN

La secularización se entiende desde el movimiento de la emancipación de la sociedad


occidental no solo frete a la tutela de la Iglesia, sino frente a toda forma religiosa. Ello ha
llevado a una discusión entre los historiadores de la cultura y los sociólogos de la religión en
definir si dicho fenómeno debe ser concebido como una ideología o como un fenomeno
histórico. Para dar respuesta a este interrogante se requiere la una hermenéutica de la
secularización y una hermenéutica del cristianismo.

I. VOCABULARIO DE LA SECULARIZACIÓN Y FUNCIÓN DE LA IDEOLOGÍA:

a. Secularización como fenómeno por el cual las realidades del hombre y del mundo tienden a
establecerse en una autonomía cada vez mayor, eliminando toda referencia religiosa. Los
grandes sectores de la vida humana escapan progresivamente a la institución eclesial:
pertenecen al orden de lo raciona, de lo científico y de lo político. Siguiendo al p. Berger, la
secularización se entiende en dos sentidos: 1. Objetivo (proceso de liberación de la sociedad
frente a la autoridad eclesiástica, así como el retroceso de las motivaciones religiosas en las
diversas manifestaciones de la cultura). 2. Subjetiva (secularización de la conciencia).

b. La función de la ideología: Se ha definido secularización como la “cristalización teórica de


una forma de falsa conciencia” (Marx). Se presenta la ideología como un sistema de
representaciones, ideas y valores que tienen su rigor propio mientras que su dinamismo
efectivo se encuentra en la voluntad de satisfacer los intereses de un grupo determinado.
Según el marxismo ortodoxo, las ideologías, en especial de la religión, son explicaciones
sustitutivas de los fenómenos que no han sido todavía comprendidos por la ciencia.

La argumentación marxista de alguna forma nos ayuda a discernir mejor la labor ideológica
que debe cumplir la teología en un momento histórico determinado. La teología degenera en
ideología cuando se convierte en sistema de justificación y de legitimación social e intenta
legitimar en nombre de “la pura fidelidad al evangelio” tal o cual posición social o política,
cuando de hecho defiende los intereses de la clase dominante, dentro de la sociedad o de la
misma iglesia.

II. SECULARIZACIÓN COMO PRODUCTO HISTORICO DE LA FE CRISTIANA: La


secularización que es ante todo un concepto sociológico, tiende a convertirse para algunos
teólogos en un concepto teológico. Fue F. Gogarten quien hizo por primera vez del término
“secularización” un criterio hermenéutico de la fe cristiana. La secularización es el criterio
hermenéutico, a partir del cual se debe interpretar para nuestros días, el mensaje cristiano. La
secularización moderna se concibe siguiendo el antiguo modelo de movimiento de
desacralización y de desdivinización efectuado por la fe bíblica.

Tres presupuestos teológicos fundamentales en toda reflexión cristiana contemporánea sobre


la secularización: a. La originalidad del Dios de la fe frente al Dios de la religión. b.
Secularización como concepto teológico que sirve para designar la desacralización. c.
Secularización entendida como “un mundo mayor de edad”.

Toda teología de la secularización se desarrolla en el horizonte teológico en la distinción entre


fe y religión, como lo han entendido K. Bart y R. Bultmann, que identifican la religión con la
búsqueda de seguridad, y por tanto, con una “obra” del hombre pecador, y entienden la fe
como riesgo, inseguridad, entrega total del hombre a la palabra de Dios, sin mediación
humana. No muy lejos de esta opinión se encuentran Gogarten y Bonhoeffer, que al entender
la secularización como autonomía de la razón, encuentran en ello la culminación de lo que se
encuentra en germen en la revelación bíblica: la desdivinización del mundo por Dios.
Debemos precisar también que los teólogos de la secularización utilizan también la doctrina
luterana de la justificación de la fe sin obras, para legitimar el reconocimiento del mundo como
profano y la autonomía de la razón frente a la fe.

III. LA SECULARIZACIÓN COMO FENÓMENO CULTURAL: La secularización que es antes


un concepto sociológico, para designar un fenómeno e virtud del cual las estructuras de la
sociedad tienden a establecerse con una autonomía cada vez mayor frente a toda instancia
religiosa o eclesial, termina por ser un concepto ideológico y por tanto, ahistórico. La
secularización distingue la sociedad sacral, todavía bajo el influjo de la Iglesia, y la sociedad
moderna. Hablar de una sociedad desacralizada no quiere decir que sea una sociedad que
no tenga experiencia religiosa o que sea incapaz de sentirla o experimentarla; es más bien,
que ha encontrado otras formas; se ha producido en este sentido, una metamorfosis de lo
sagrado.

La discusión entre fe y religión ha puesto a la fe al abrigo del rechazo radical de la religión por
el ateísmo moderno. Por otra parte, ofrece una justificación ideológica de la indiferencia
religiosa del hombre moderno, afirmando que la religión no es presupuesto necesario de la fe.
Hay un rasgo paradójico en las teologías de la secularización. Quieren ser progresistas:
rompen con una teología que intentaba legitimar el papel sacralizante de la Iglesia, frente a las
estructuras de la sociedad.

IV. LA SECULARIZACIÓN Y EL FUTURO DEL CRISTIANISMO: Es un error para l


cristianismo poner a la secularización y sus efectos en el plano abstracto. Este fenómeno está
produciendo efectos. Hay que tomar conciencia del destino histórico del hombre, ni tampoco
se debe cerrar los ojos ante la sospecha que el pensamiento moderno proyecta sobre la
ilusión religiosa; además, hay que descifrar por debajo de la ideologia de la secularización una
verdad profundamente cristiana de la estamos comenzando a tener conciencia: la
mundanidad del mundo como consecuencia de la creación y de la encarnación. El
cristianismo en este sentido, está obligado a tocar las realidades profundas del mundo y
atender las necesidades que demanda la secularización. Se debe hacer una lectura nueva
del mundo desde la encarnación de Dios.

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