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No creas tener derechos La generacién de la libertad femenina en las ideas y vivencias de un grupo de mujeres Libreria de Mujeres de Milan Dist de a cabents: eve Bonloy ‘Maguctaci: Sonia Marin Domine CConecin: Bears Alber “ilo rig: Non crdere dt avr dei dt (© 1991 de ls tunes Mara Cnn Momagut nebo 1 190, hore y HORAS, Sa Chisbal 7, 28012 Maid (©2001, eg ci evisu Nos emit aac opal dest br, su nears Tnstueme forte, oa tutamenoenculgue forma pox caqoet tre se te lett, mvs, pr fp, por aac cn Iman il perm eso por eet dese del com Prac y tea: Cron sox ausmisor9 Dept ea 39712-1981 pes on Espa INDICE, Note 6 fet Introdecin xa rier Lot rn poo DENA y Rho one (Sl nen men pei En busa cone scar on is ans Uae cee Binge de Rta = Una a is apf segundo vio problems det abo . Despemlizcin una pops n escca Leyes ules prs tor ne mies psa dea dvd ‘cn pode tartar el echo ena pti ‘Cone ili enue dents ste Ls res Geb Sobre a ey eons a wlesia ses Capitulo treo Lape de hacer (Con emis lg Le de Min is de Pa Dos desnties merorabiel lea de Cole Lana Yel Congres de Pesttn Nua en lenis ‘capt evar Dela teats est por mee: pring ae iberad 1 Sonos verde ~ nel horaome de a dirs oa CCrsodar las diferentes cert paren ces Regavo dela superavencia pt ord ‘ibiogratia [Nota de la traductora Fn Ia traduccisn de este libro he dejado el término afi. ‘mento sin taducie por la imposibilidad de encontar un equi valente que refleje de manera fel el significado que tiene en italiano y et significado que Te dan las autoras del libro, en el 4que se combinan, entre ottos, los canceptos de confar, apo- arse, dejarse aconsear,dejarse diriir. a ixqueda de un término castellano me ha levado a lat= 4s y prolijasdiscusiones con Anna Bofill~quien me ha ayu- dado en la traducciGn- y con muchas otras mujeres con quie- nes he comentado cl asunto ‘Lamento no haber encontrado la equivalenciaeastllana, por lo que a fo largo del texto la palabra figura en italiano y en cursiva Lo que sie hecho, por considerislo més adecus- do, es utilizar Ia norma de deivacin castllana en caso nece sario; las teminaciones en plural a el verbo conjugedo siguen, or tanto, la norma castelana. [En las piginas de bibliogratia doy la ficha de a trade ign eastllana cuando la fay, en Tos demds casos indica a ficha bibliogréfies tal como aparece en el origins! italiana, [No crest ener derechos, Es decir, no oftsquis eforeis In justia, pero no eredis que se puede ‘esperar legitimamente que las cosas ocutran de modo eonforme 8 lant; nto mis eannto que notre ¥ nosotros mismos estamos ben lejos de ser juss. Siperposicion vertical Hy una mala manera de creer tener derechos y una mula manera deere que nos nen Simone Wel, Cader | INTRODUCCION BB tema de este libro es Ia necesidad de dar un sentido, cexaltar, epresentar con palabras e imégenes Ia relacién de ‘una majer eon su semejana Si explicar con palabras una prictica politica equivale a hacer teria, enfonces este es un libro de teria, porque las relaciones entre la mujeres son Ia sustancia de stra poli- ica Es un libro de teorfa, pero mezclada con historias, Para nosotras, explicar Ia teorfa signifia, en parte, explicar la prdctca: porque el razonamiento te6rico se refiere con fre- cvencia a cosas que ya tienen un nombre, mientas-que aqut ‘se haba, en parte, de cosas que no lo tena Los hechos e ideas que exponemos ccurtieron entre 1966 ¥y 1986, en Milén principalmente. Svelen designarse bajo el nombre de feminismo. Nuestro propésito aqui es sacar lt luz su verdadero sentido y también su nombre. ET nombre es “genealogia”. En los afos y lugaies indica dos hemos visto tomar forma una genealogia de mujeres, 0 sea, Ja salida al mundo de unas mujeres legitimadss por si referencia a su origen femenino, [Lo decimos can emociGn: es un hecho emocionsnte por ‘que todavia es muy precario y vailante. No estamos sepuras ‘de que la historia reconsruida en este lio produzcael resale tado que buscamos, que no es otra cosa que ser inscitas en tuna generacion de mujeres. No excluimos ls posibilidad de ‘que la prucba de los hechos demuestre que muestra experen ‘Ora de ellas sea Ideidamente el Jerdadero problema: Ia contraicci6n derivada del hecho de que, con el propésito de ‘garantizar un espacio a a palabra de las mujeres, 86 acaba Aegradndola por efecto de la “yuxtaposicion esttiea de pro- puesta y visiones que proceden de perspectvasditintas™ ese’ las dudas, se decide publicar el segundo numero “ms © menos segin los mismos postulados que el primero" Este segundo Sottosopra result6 mucho mis voluminoso y también mis aburido que el anterior. Conenia bastantes tex (os que aisladamente habrian resultado vivos y originales, pero, como sefialaba acertadamente el comentario citado, 1 yuxtaposicion estitica les quitababrillo. EI hecho es que ya ro hubo efectivos humanos suficientes para seguir publicando nuevas nimeros de Sottosopra segun el enfoque inicial Sobrevivi6 un “grupo de la revista que no leg a resultados eoneretos. Mis adelante se publicaran otros nimeros, pero con un enfoquedistinto [La apuesta orginaria de generar lo nuevo a partir de un scereamiento de lo diverso no se abandoné tanto por motivos relacionados con el periédico, sino sobre todo asociados & politica que lo definia. La sensacién de aburrimiento 0, peor ain, de impotencia que generaba la recopilacién de tantas experiencia 0 ideas diferentes tambin estaba empezando a afectar al pequeio grupo de autoconciencia, EL sentimiento de creciemte insatisfacci6n aparece docu smentado en varios textos publicados en el segundo Sottosopra Se dice, sobre todo; que la autoconeiencia esti bien pero no 4% busta. Por tanto, se intenta pensar e6ino poe completarse 0 Potenciarse, Como se dice, por citar sélo un ejemplo, en "Espericnza alla Feda”(Experiencia en la FEDA\,excito or algunas mujeres que se unieron alas obreras de una fabrica ocupad Ie a fibricn vespondia a exigenci desir dl ‘tayo de atoconciensia telzado en el interior de oe ‘grupos; tabo que eonsideramoseacnil como mét- do individual y colectivo de toa de concienia, pro ‘que por af slo no basta. [Porque] nos ave consi {es pero no nos da instumentes, no nos hace des Tarun poder contractual en a tansormacion de sociedad, sino slo ls cnciencia yl bia, En realidad, la préctica de la autoconciencia habia empe- zadlo a generar un sentimiento de impotencia por la sencilla razén de que se habia agotado su potencial. Por su propia naturale, era una pritica politica a plazo fio, ue no pod prolongarse una vez conseguido su frato, que fue hacer macer en las mujeres la conciencia de ser un sexo distinto, no subordinado ni asimilable al masculino, Haba arrancado la diferencia de ser mujer de la posiciém de algo dicho, para poner en situacién de poder hablar por sf misma. Ello pene- ‘aba problemas y coniradicciones que dicha pritica no pode afrontar, ni mucho menos resolver. Sus propias modalidades de funcionamiento s6lo eran valdas a plaza fj. Por ejemplo, cl hecho de escucharse entre mujeres y contarse hechos y sentiments de los qué se tenia ung experiencia comin, Era slg fascinante, con Ta fascinacién del descubvimiento de una ‘misma e el fel espejo de su semejanta No habia la menor sombra de aburtimiento ni de senti- riento de impotencia en este acto de desebrimiento, Alcon ‘eaio. La aparicién det aburtimiento fue una seta: el descu brimiento, para mantenerse vivo, exig una continua por nuevas vie. En los textos que documentan esta fase de trénsito hay ‘muchos signos de instisfaceién, pero no se eneventra und auéatica critica de Ja prt de Ta autoconciencia propiamen- te dicha. Al menos no por parte de quienes la habian vivido a fondo; éstas simplemente Ia abandonaron porque habian ‘encontrado la continwacign. ‘Aunque, naturalmente, no todas la dejaron. Algunas 1a rmantuvieron todavia durante varios afs. Como, por ejemplo, los grupos de Rivoltafemminile 0 muchos grupos de reciente reac, Ean fos aos del feminism trunfante y continuamente se ‘staban creando nuevos grupos. Por su genial simpicidad y por la fama de que gozaba, la autoconciencia era una prctica ‘que muchas adoptaban espontineamente al acerarse al femi- nismo, Tanto que durante los aos setenta hacer autoconcien- ia logs a considerarse como una especie de propedéutica en ‘el movimiento de mujeres, Lucgo ya no seria as La prfctica de la autoconciencia dejé como herencia pes- manent en la mente de la mujer el gusto por razonar mane nigndose en contacto con la esfera de lo sensible y una ciee ta capacidad para aplicara al desarrollo del pensamiento te6rico, La “wascendencia femenina” que postlaban nves- tras primeras tedricas tal vez no habria encontrado sus for- mas originales sin este gusto y esta capacidad. El primer Sottosopra ofrece un buen ejeniplo de ello en el texto titula- do “La nuda” (La desnudez}. En el segundo ndimero pue- den encontrarse otros, como “La violenza invisibile™ (La violencia invisible}. Por cierto que este iltimo texto mantiene una posicion is prima, y también mas lacerante, al debate sobre Ia prctiea agonizante de Ia autoconciencia. Como ya se ha sea- Tad, en su fase de agotamiento, la prctica de reunirse entre mujeres para razonar sobre lo vivido personal generaba un entimiento de insatisfacein, Segin algunas, el motivo era «que no proporcionaba instrumentos para modificr la realidad ‘tre complicacién bien distinta. De aquellos discursos ya epitivos, de aquella insistencia sobre Ios aspectos dolorosos de la propia condicién, afloraba un mal oscuro que tena rai- ‘es muy profundas, donde no llegaban los razonamientos de la toma de conciencia. Era el miedo ala soledad, la depen dencia del hombre, Ia falta de amor matero, la debilidad de los deseo. En buses de concepos: el encuentro com las franeesas Ta fase de autozonciencacién terminé con un doble movi miento de la mente femenina en sentidos contrapuestos: de repliegue sobre su parte oscura (La violenza invisible) y de extraversion hacia la sociedad (Eyperienza alla Fed). “Habla dos teoras capaces de ayudar ala mente femenina en su doble movimiento: el maximo y el psicoandlisis, En fqvella época no eran pocos quienes erefan pesble una con= Ciliacign entre ambas, pese a su evidente diversidad. Pero para nosotras estaba en juego una grave cuestign no resvela. En ambas leorias Ia diferencia de ser mujer aparecta como algo pensido desde un punto de vista neutro-masculino, Para tlmarxismo, las mujeres consituyen un grupo social oprimi- do cuya liberacion depende, fundamentalmente, de a lucha es. Para el psicoandiss, en versGn freudiana, la dife- se reduce a Ia falta de algo que ls hombres poscen. En otras versiones, a diferencia queda anulada en una ideal ‘complementariedad entre ambos sexo. 'Nointeresan aqui los detalles. El caso es que la mente feme- hina neesitaba conceptos que le permiteran pensarsey pensat fel mundo pero los que le ofecia la cultura humana le negaban 1a poibilded de ser principio pensant yfemenina a a vez a teora de la autoconcieneia, como hemos visto, exclufa ‘oda forma de mediacién para remarcar que la mujer es prin- cipio orginal desi misma En adelante queremos eliminar todo filtro entre oso y ef mundo -te lt en el Manjiso de Rive ta fonminile- (pore) desde cada idolopa ete ‘vemos I jerargin de Io sexo EE pensamiento femenina se encont, por tanto, en un circulo cera necesita instrumentos para relacionarse com sigo mismo y con el mundo, pero no podia utilizar ninguno salvo la autoconciencia si queria slvaguardir la propia auten Aicida, Sin embargo, como se ha visto, esta via empezaba & ‘esl instisfatora para muchas. En Min, las que se encontraron metidas en este circulo ‘errado optaron por la siguiente salida: uilizar lo intrumen tos que les offecfa la cultura e inventar una préctica politica ccapaz de transformarlos en significacin de la diferencia humana originaria del ser mujer. Para ello se inspraron de cetea en el modelo oftecido por un grupo de mujeres france- sas, nacido en Parfs en 1968 y conccido bajo el nombre de Pychanalyse et Politique [Psicoandlisis y Polite). Tin el Sonosopra de 1973 se incluye un breve texto de las francesas, A proposio di una tendenca {A propésito de una tendencia, en la parte dedicada a las experiencas extranjeras [No somos un grupo -esriben-, sino una tendencia del movi- ‘miento de mujeres, caracterianda por una préctica social © ieoldgica, Y afiaden: “estos dos diferentes niveles de prti- a, para no seriiegos, dogmticos,falsamente revolociona- ‘os, idealists”, tienen que tener en cuenta el marxismo y el psicoanlisis. "No se inventa nada a partir de cero, Ia gene ‘id espontinea no exist” Rechazaban, por tanto, 1a auto- blemas personales, pero hoy en cambio sett que pode hablar nun grupo, ero veo que fo es as. ienso que la explicaion es que cada uns de nosotes iene sus problemas espectios, y rus demandas no siempre interesan de lamest, De modo que acaban fayendoen el vaco , En cambio, “en el pequetio grupo" la respuesta es “mis inmediata y mucho menos aienante” Oxas observan, y lamentan més amargamente ain, qué algunas hablan sin dficultad, pese a encontarse en un grupo ampli y acaban imponigndose: “ Ext mafana me he sentido may mal, no consul" hablar, seguir, comprender algunas personas tenes fm discus en el gue no lopramos entra denis un oder cultural de verbaliasin y una mayer seguridad Pero ella misma prefiere pensar que, en realidad, todas son victimas de su misma insoguridad y asi Io dice: “Creo ‘que, en realidad, todas estamos inseguras y que algunas con- siguen disimalario mejor ‘Siguen otras identificacionesy otras confrontaciones ibis una chica que no doen. y estaba ansiosa or abordar un certo tema. en sus protests se ha ‘Sesencadenado unt agresvidad de un terror Inset. be 'Y a a evocacién de este hecho sigue Ia pregunta acucian- te: “yPor qué esta agresividad no se manifesta nunca conta las personas que parecen poser instrumentos cuturles mis vilidos? El dolor del desrecio, oportado en la sociedad de ls hom- bres, se revela insoporable en el grupo de mujeres. Por fin, Pero su aparicién amenazaba con desvituar cualquier aro pen- samiento. . 'A juzgar por Jos debates grabades, el “gran grupo” de Dinarlla se dedicé sobre todo a a tare de inventr as razo nes las formas de una socisblidad femenina auténoma, esto ‘es, no dependiente de Ia mediacién masculina. Un palabra se repite insstentemente: “inmediate2" “Una entra aqui con el peso de toda su historia personal y la exigencia de fondo es obtener una respuesta.” Fxactamente, porque de esa materia y de esta exigencia esté ec nuestra i, pero no se puede hacer politica si no se constinye tia “dimension colectiva”y no bay dimension coletive si un no escapade “Soportar” que “no se recoja inmedistamente ‘rablema". Queremos transformar “nuestra experiencia vivda fen contenido politico esto genera una “contradicién, que ‘debemos superar, entre la inmediatez de las propias vivencias| (Gesesperacion alegra.)y el conunto del colectivo". Para ‘que el discuso sea fal, est 8, colectivo, es preciso evitar “la fnmediatez del deseo y de la experiencia”, pero sin dejar de ‘poner “en circulacién” tanto el deseo como ia experiencia EI problema esté en que el deseo, Ia demanda de snore presetan de forma anima por tanto cho- an con Ia reaidad diferente dels demas ‘Algunas dicen entonces que buscan “aceptaci6n”. No, replican otras, Yo que se busca es “atencin”. ‘Si queremos wilizar el material que apotan ls dite- rentes personas, [lendemos que) hacer abstaccién de Tn porcalidad de esta experiencia personal y evitar ‘ier, por ejemplo, en I foal afiemacin o aceptacién « de cada uns misma. (La] demsnds absolut (de ser ‘acepada] parece encubir casi un deseo derecho Lo coletivo se crea cuando se consign sli de eta ose, donde tu propia experiencia Io es tod El obstéculo estaba, por tanto, en la foal fijacién en to ave cada uma sient y vive en primera persona, Pera esta fja- ma determinacién el deseo, sin nega si. embargo com ello la Posibildad de otros deseos, de otras opciones. ‘Aun a el significado politico de aque hacer no podia pres-

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