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El pequeño ratoncito

En una granja vivía un pequeño ratoncito que estaba muy triste porque pensaba que
era un desgraciado por ser tan pequeño.
Cada vez que veía al caballo tan apuesto y esbelto, al gallo tan elegante cantando de
madrugada y al toro tan bravo, se encerraba en su pequeño agujero para llorar y
lamentarse de su poca suerte.
Los animales, sabedores de su valía lo miraban con cierto desprecio.
Cierto día de tormenta, estaban todos los animales metidos en el granero, pues era tal
la cantidad de agua que caía del cielo que no se podía salir.

Al poco tiempo, comenzó a caer agua del tejado, hasta que éste cedió, se rompió y
empezó a llover sobre ellos.
Pasados unos minutos el agua ya les llegaba por la mitad del cuerpo y nerviosos
intentaban escapar de allí pero sin éxito pues la puerta estaba bien cerrada desde fuera.
El ratoncito, al ver ese panorama, no se lo pensó dos veces, escaló por la pared, se
dirigió hacia el agujero que se había formado en el techo y luchando contra la fuerte
lluvia y el viento para no caer.
Así consiguió llegar hasta el otro lado de la puerta, soltando el cerrojo y abriéndola para
que, de esta manera, todos los animales pudieran salir de allí y salvar sus vidas.
Desde aquel día, el caballo, el gallo y el toro, que no pudieron olvidar esa gran hazaña
del pequeño ratoncito realizada con tanta valentía, lo tuvieron en una gran estima y
valor.

MORALEJA:
Todos somos distintos, únicos e irrepetibles, las comparaciones tan sólo sirven para
incitar a la envidia, la soberbia y humillar a otros.
Todos valemos por lo que somos y no debemos buscar ser de otra manera. Aceptarnos
y sacar lo mejor que tenemos poniéndolo al servicio de los demás es la clave para vivir
felices.
DIOS TE AMA COMO ERES. ACÉPTATE COMO ERES Y SERÁS FELIZ

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