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1. ¿Por qué se encapucha?

Para responder a esa pregunta, baste declarar el carácter de nuestra


organización. Declararnos como organización política, que busca
transformar la educación, y ser un punto de confluencia entre la lucha
universitaria y la lucha popular, en estos momentos de la lucha
universitaria, sería un cliché discursivo y demagógico. Aunque en
ocasiones hemos tenido esas pretensiones, hoy, humildemente
declararíamos que buscamos ganar un espacio para la participación
estudiantil en las decisiones que implican la planificación de su
educación, que propenda hacia una educación pública y popular, que
genera bienestar y eleva la calidad de vida de nuestro pueblo. En esa
medida, nos situamos en plena oposición a la organización de la
educación bajo el modelo neoliberal, por considerar, que éste no genera
ninguna de las condiciones para que exista educación pública de calidad,
con autonomía, que exprese y potencie las reales situaciones de nuestro
pueblo y nuestro entorno, y contribuyan a su desarrollo.

¿Por qué usar una capucha?. Sencillamente porque no existen


verdaderas condiciones ni voluntad política para que exista oposición.
Seremos estigmatizados y entregados a merced del paramilitarismo y la
represión estatal.

En este punto, deseamos que se lea esta declaración, que hemos


publicado en nuestra página, o estaremos prontos a publicarla, cuando
este mensaje se haya enviado.
CARTA DESDE NUESTROS COLECTIVOS

En cada uno de nuestros colectivos de formación, seguimos


estudiando, seguimos fortaleciendo este proyecto de manera
que se vayan solidificando sus bases. En esta ocasión,
consideramos pertinente hacer públicas algunas reflexiones
sobre el momento de crisis de la Universidad de Antioquia.

Reflexión sobre la acción directa


Desde las grandes estructuras de mafia y poder en Colombia, se aísla y se criminaliza
cualquier forma de confrontación, especialmente la violenta que atente contra el
status quo establecido, es decir contra la estabilidad política y económica que ellos
promulgan. Esto se hace sin dar oportunidad de dialogo a los actores rebeldes
violentos, porque un dialogo mientras exista miseria, exclusión y represión no tiene
sentido. Así se da pie a que las estructuras dominantes puedan decir que los
“radicales” no quieren diálogo y que por el contrario buscan el deterioro de la “buena”
vida que lleva el país.

Ahora pasemos al contexto universitario, cuyo análisis expuesto anteriormente se


cumple muy bien, porque hay unas estructuras establecidas como lo son las áreas
administrativas encabezadas por el CSU (consejo superior universitario), la
gobernación de Antioquia y el Estado colombiano. Desde allí se planean y maquinan
las grandes medidas privatizadoras y represoras, guiadas por las políticas neoliberales
impuestas por las estructuras de dominio global. Es desde allí que se reproduce una
estigmatización a los grupos que llevan a cabo acciones de confrontación directa, y que
se generaliza en los idearios colectivos de las masas estudiantiles y hasta en las
ciudades y campos. Esa estigmatización no permite ningún tipo de dialogo dentro de la
universidad, porque partimos del supuesto impuesto de que los grupos que confrontan
y se expresan encapuchados son terroristas, narcotraficantes, mentirosos, violentos sin
causa, y demás…

Es así que queremos plantear un verdadero debate respecto a nuestras acciones y las
acciones de nuestros compañeros, pero ese debate, ese dialogo, debe partir de un
reconocimiento político de nuestras organizaciones, empezamos planteando que no
estamos anteponiendo la acción directa violenta, a los procesos en los cuales se pueda
llevar a cabo un dialogo sincero y que busque realmente la transformación estructural
y no pequeños cambios, muchas veces inoficiosos. Pero desde que las condiciones no
estén dadas para ello, seguiremos tercos en nuestras formas y métodos de lucha que
nos permitan generar las condiciones o lograr la transformación.

Varias personas argumentan que la acción directa violenta puede provocar un


aumento de la represión generalizada a los movimientos sociales. Pero no debemos
confundirnos, lo que realmente desata la represión es la agudización del conflicto,
resultado de la lucha organizada que cuestiona las bases del orden establecido, es
decir, que cuestiona la capacidad de los administrativos, gobiernos y las burguesías de
decidir cómo organizar la economía y todo lo que ella conlleva (como nuestra
educación). Y así cualquier forma de lucha, aunque sea pacífica e incluso si se da
dentro del marco legal, será reprimida sin contemplaciones y eso ya lo hemos visto y lo
seguimos viendo cuando constantemente los movimientos y organizaciones que se
pronuncian son amenazados y exterminados. No será por culpa de la acción directa
violenta. Lo que ocurre es que el sistema busca sacar rentabilidad política de esa
situación de desventaja, y realiza un ataque contra todo el movimiento con el discurso
de hacer frente a la "radicalidad de algunos grupos".
Validamos nuestros métodos de confrontación, los vemos necesarios, es una forma de
desobediencia a la legalidad. De hacerlo, impregnándolo completamente de un sentido
político, y a pesar de que el sistema es capaz de absorber los tropeles y diferentes
manifestaciones violentas, por tratarse de acciones a pequeña escala, se demuestra
que estos conflictos no dejan de ser daños a la armonía y a la estabilidad de la
estructura política y social. Por eso el gobierno intenta condenar y aislar esa práctica. Y
por eso mismo debemos concebir esos arañazos como potenciales formas de
desestabilización, para crear de ese concepto un espacio de poder popular alternativo,
es decir, un arma y un derecho conquistado por los movimientos en lucha para
combatir la injusticia.
¡Porque es justo y legítimo rebelarse contra la incuestionabilidad del monopolio de
la violencia por parte del sistema!

“HACIENDO VISIBLE LO INVISIBLE”


“HACIENDO CAMINO AL ANDAR”
“CON PERMISO O SIN PERMISO”
“CON CAPUCHA O SIN CAPUCHA…”

PENSAMIENTO Y ACCION REVOLUCIONARIA


Tomado desde:
http://par-concapucha.blogspot.com

2. ¿Pertenece a alguna organización legal o ilegal? ¿Cuál?

Desde el punto de vista de la legalidad vigente, del orden establecido,


seríamos considerados ilegales. No pertenecemos a ninguna
organización “legal” o “ilegal”, tal como la mayoría de gente concibe esta
dicotomía o polaridad. SI la pregunta se refiere a si pertenecemos a
alguna organización insurgente, responderemos con un NO rotundo.

Sencillamente la acción política, no entra necesariamente en ese juego.

Existimos como un actor que pretende ejercer un dialogo de


subjetividades colectivas dentro del escenario universitario, buscando
legitimar nuestras acciones, la protesta entre ellas, aunque no la única, de
tal manera que ese dialogo, esa interacción, se exprese en
potencialidades de cambio para la educación, en la medida que se busque
otra forma de concebirse, mucho más allá de nuestros esquemas
dogmáticos o nuestras propuestas coherentes, y más allá de la quietud y
la rigidez con que históricamente los regímenes la han organizado.

Con ese ser que nos define, pretendemos elevar la participación y la


expresión del estudiantado en los ámbitos de la vida universitaria,
especialmente aquellos que involucran una búsqueda incesante por una
educación donde los intereses de nuestra región y nuestro país, primen
sobre los intereses de las multinacionales y la oligarquía regional-
nacional que las retroalimentan.

3. ¿Cuál es su mecanismo de protesta y porqué?

Primero que todo, deseamos recordar que la protesta no es nuestro único


medio de ser y existir dentro del escenario universitario. En vista de
aquellas pretensiones mencionadas anteriormente, nuestro diálogo
intersubjetivo, también se ejerce desde el estudio cotidiano, desde una
forma de sumergirnos dentro de la vida misma del entorno que nos
posibilita la universidad.

Ahora bien, si de la protesta se trata, es necesario decir que la protesta se


enmarca dentro de unas relaciones de poder, donde existe una parte que
ejerce domino sobre otra u otras. La noción surge cuando la parte
dominada, o que se autodeclara conceptualmente como tal, ejerce, una
presión mediante medidas de hecho, pacíficas o violentas, con el fin de
desestabilizar el poder de la parte dominante. Se da el caso en una
fábrica, cuando los trabajadores paran la producción, con el fin de obligar
a los patrones a negociar mejores condiciones laborales para los
trabajadores.

En el caso de la universidad pública, o mejor dicho, estatal, la protesta


presenta variados matices, variados fenómenos, debido principalmente a
la gran diversidad de actores y de factores que se insertan en el medio. A
la universidad llega gente de todo tipo, y pensar la universidad en un todo
único y homogéneo, y pretender encuadrarla en un mundo blanco-negro,
bueno-malo, correcto-incorrecto, es quizás una de nuestras mayores
desventuras que podamos estar padeciendo.
En el contexto universitario, podemos afirmar que la parte dominante y la
parte dominada, o mejor, las relaciones de poder, no están claramente
delimitadas, sino que obedecen a planteamientos conceptuales y
discursivos, donde cada actor asume una lógica y actúa en consonancia
con ella.

Por consiguiente, la protesta estudiantil toma diferentes matices y


formas. Una protesta puede darse sencillamente en busca de mejor
presupuesto para la universidad, puede darse reivindicando autonomía
administrativa, democracia y gobierno universitario, pero también llega el
caso, de que la protesta sea de carácter político, donde se cuestiona los
cimientos mismos de la organización de la educación, y donde se
cuestiona al régimen político, como incapaz de ofrecer una educación que
vaya tras de unas perspectivas de cambio social.

En todas esas medidas, se ubica nuestra forma de protesta. La protesta


adquiere singular apreciación en nuestro imaginario colectivo, y con ella
se busca no solo desestabilizar ciertas formas de poder, sino que a la vez,
en la medida de un fenómeno constructivo, cimentar nuevas formas de
convivencia, de bienestar, de justicia.

En cuanto al mecanismo de protesta, debemos decir que en el camino de


nuestra expresión, y de la expresión del estudiantado, se interpone la
represión estatal y paraestatal, por ello, la mayor parte de las veces, las
formas de protesta, quedan confinadas a una confrontación violenta. La
violencia física, la violencia “real”, se va entrecruzando con una violencia
sociológica, en una violencia entre sujetos actores, en la medida que va
moldeando sus idearios y sus formas de representarse y asumirse dentro
de un determinado entorno.

4. ¿Qué rechazan de la universidad actualmente?

Si pudiéramos expresar en pocas palabras lo que nos disgusta de la


universidad actualmente, diríamos que rechazamos el espíritu anti-
universitario que se ha apoderado de ella. Consideramos que reina la
imposición vertical y autoritaria, las medidas de represión generalizada, el
intento de homogenización discursiva y conceptual, la tendencia hacia el
pensamiento único y maniqueo, donde todo se ubica en el escenario de
los buenos y los malos, entre los culpables y no culpables, generando
practicas de segregación y de eliminación de la diversidad de
pensamientos, de formas de vida, de actitudes, de prácticas, de
existencia.

El espíritu pluralista y democrático de las universidades, que antaño se


ha peleado desde el manifiesto de Córdoba hasta nuestros días, ha sido
herido de muerte. Ya no se puede vivir de forma diferente a cómo lo
establezca el régimen de castigo, de señalamiento, de macartización, de
punibilidad. A todo eso lo han denominado, valores misionales de la
universidad, como si estudiar asimilando y depositando una amalgama de
contenidos conceptuales que han servido a las potencias opresoras del
mundo a ejercer su dominio, fuera la única práctica válida como
esencialmente misional de la universidad.

Si pudiéramos resumir, diremos que la universidad debe protestarse a sí


misma por el hecho de estar condenada a ser presa del control, por estar
cosificada, petrificada, fosilizada, quieta, rígida, muerta, fuera de todo
dinamismo vital.

5. ¿Buscan el cierre de la universidad?

En lo absoluto, jamás. La universidad es el centro donde nos


expresamos, donde generamos discursos y prácticas diferentes, donde
asumimos nuestro rol de individuos con proyectos de vida y de sociedad.
No queremos una universidad cerrada, de hecho, hablar de universidad
cerrada, es una antinomia, es un sinsentido. Si se definiera a una
universidad como espacio infinito del conocimiento y la realización
humana, lo primero que se nos viene a la mente, en sentido lógico, es que
ésta, a priori, para ser tal, deba permanecer abierta y en construcción
constante, en debate permanente contra los dogmas y esquemas
establecidos, incluso los que están por establecerse. La universidad por
esencia es crítica, cuestionadora, problemática. El cierre del campus
imposibilita gran parte de su ejercicio pleno.

6. ¿Cuáles son las razones de la crisis de seguridad en la Universidad?

La crisis de la universidad no deviene en una causa única, ni siquiera en


un fenómeno único. Empero, podríamos enunciar algunos factores que
han jugado un rol en la crisis de convivencia que vive el escenario.
--- Las estructuras mafiosas, corruptas, del país, de la región, de la ciudad
y de la universidad.

---El dogmatismo reaccionario, el régimen de represión que estamos


viviendo actualmente bajo un aparente manto de democracia y seguridad.
Para ponerlo más concreto, la presencia de la policía y el ESMAD, en las
porterías, en los alrededores del campus y dentro de él, crean la
sensación de estar entrando a una guarnición, o incluso, nos recuerda,
guardando las proporciones, aquellos tiempos del muro de Berlín.

--Producto del dogmatismo reaccionario, la tendencia a controlar todo


tipo de expresiones, que tanto se ha criticado a los regímenes
autoritarios, totalitarios. ¿Al parecer es un fenómeno del capitalismo?, la
represión, la guerra, el control social.

--La concepción de la seguridad como un conjunto de prácticas


homogéneas y únicas, donde se criminaliza todo aquello diferente a
aquellas nociones únicas y autodeclaradas legales y legítimas, por ende,
autoasumidas como verdaderas. Es la seguridad concebida como control
militar, social, político, académico.

--La incapacidad tanto de la izquierda como de la derecha, de ofrecer


respuestas acordes a los cambios de nuestros tiempos. El problema de
la seguridad, es tan sólo un ámbito donde se expresan variadas
relaciones y expresiones de poder.

--La mediocridad de todos los universitarios para asumir el problema y


buscar las soluciones. No nos referimos a los pocos que han intentado
miles de formas de plantear soluciones y generar perspectivas.

En este caso, nos estamos refiriendo a todos los universitarios,


estudiantes, que sólo les interesa ganar sus “materias”, escondiendo su
mediocridad social bajo su aparente excelencia académica; profesores,
cuya actitud hacia la universidad sea la de venir a “dictar” e impartir
cánones de conocimiento, o en el peor de los casos, “a ganarse su
sueldo”; trabajadores, que de antemano, explotados por el sistema
capitalista, continúan enajenados al sistema y al régimen de dominación;
administrativos, que bajo la apariencia de su civilidad moderna y
posmoderna, esconden la mediocridad con que reproducen los elementos
de dominación y opresión, condenando a la universidad a ser presa de
los juegos del mercado, y en el peor de los casos, cosa que lamentamos
cada día y luchamos por cambiarlo, en el peor de los casos, condenar a la
educación, a ser presa pasiva de los aparatos ideológicos del estado, y a
su vez, ser agente activo reproductor de las condiciones actuales de
existencia.

7. ¿Quiénes son responsables por esa crisis?

Enmarcar el análisis a una cuestión de culpables o no culpables, sería


seguir cayendo en el mismo juego o en la misma dinámica que ha
conducido a la agudización de la crisis universitaria. Emitir en estos
momentos algunos juicios de valor o estimativos acerca de los culpables,
sería una total unilateralidad, teniendo en cuenta que estamos ante un
fenómeno complejo y multivariable, a pesar de que por nuestro carácter
político, estaríamos legitimados a dar nuestra postura.

A ello es necesario y suficiente por ahora decir que en la crisis ha hecho


falta la variabilidad, la diversidad, el pluralismo, la concatenación de
sentimientos, de pensamientos y de prácticas diferentes. La necesidad
del control único, de la rigidez, de la dogmaticidad, lejos de paliar la
inestabilidad socio institucional, tenderá cada vez más a minarla desde
dentro, generando situaciones de descomposición, como de hecho ha
estado sucediendo los últimos dos años, pero que consideramos, aún no
se ha expresado a profundidad.

De la crisis somos culpables todos, tanto el que dice como el que no dice,
como el que actúa como el que no actúa. Encontrar las relaciones de
poder, y enmarcar la solución de la crisis en un contexto más allá de
dichas relaciones, será una tarea acuciante que deberá empezar a darse
la universidad a sí misma.

7. ¿Se sientes ustedes responsables por la situación de desestabilización de la UdeA?

En el marco de la respuesta anterior, al igual que todos los miembros de


esta comunidad universitaria, tenemos responsabilidad, no como
verdaderos o únicos culpables, sino como actores individuales o
colectivos, como una parte de esta universidad. Nos ha hecho falta
generación de propuestas, pero también nos ha hecho falta espacios
dónde manifestarnos, lo que en gran parte la represión nos ha estado
negando.
8. ¿Cómo deben afrontarse las problemáticas actuales?

Las problemáticas actuales se afrontan con propuestas de solución, no


con imposición de medidas que tiendan a la culpabilidad, negación y
eliminación de los opositores, o las diferentes perspectivas,
concepciones y enfoques.

En primer lugar, está la urgente tarea de identificar cuáles son las


problemáticas, pues pensamos que otro factor de la crisis es que ni
siquiera hemos sabido qué tipo de crisis es la que estamos viviendo, ni
siquiera sabemos cuál es el dilema, cual es el conflicto, cuales son los
factores, los actores y los contextos bajo los cuales estamos actuando.
Es tarea de la universidad y de sus miembros, en ejercicio de sus
facultades constitutivas y estructurales, encontrar sus problemáticas,
para empezar a ahondar en la propuesta de soluciones, no en la
perspectiva de una solución ideal, eterna e inmutable, perfecta y
verdadera, sino una solución, que en determinado contexto espacio
temporal, pueda y deba ser susceptible de crítica y cambio.

9. ¿Cómo creen que afecta la protesta encapuchada a la protesta y organización


estudiantil que no se encapucha?

Creemos que la protesta encapuchada afecta, en el sentido de influenciar,


o realizar algún efecto. No tomamos en este caso el término afectar en el
sentido de victimizar. La protesta encapuchada tiene efectos en todos los
miembros de la comunidad universitaria, en tanto que influencia un
conjunto de imaginarios colectivos y subjetividades conceptuales, que
brindan o contribuyen a generar un espectro de representaciones de la
vida universitaria.

La protesta encapuchada, se convierte también en una justificación


discursiva para señalar y perseguir la organización y la protesta no
encapuchada. Sin embargo, aceptar esto, no quiere decir que estemos
asumiendo la culpa de que exista represión contra las formas no
encapuchadas. El hecho de la represión contra el movimiento estudiantil,
no debe significar que nosotros debamos desaparecer, porque
consideramos que la represión no cesaría, en la medida que las causas
de todo conflicto permanezcan incólumes y las estructuras socio
institucionales sigan siendo las mismas, rígidas y dogmáticas.
Queremos aclarar que la represión se está dando contra todos los
miembros de la comunidad, y para generar mayor disgregación entre
nosotros los estudiantes, han hecho recaer la culpa de toda la crisis, a
algunos actores, delimitándonos, señalándonos, macartizándonos,
rodeándonos discursivamente en un plano de noción amigo-enemigo.

La lucha encapuchada, adquiere plena connotación en múltiples planos


de acción política, y para nosotros adquiere vigencia en la medida que se
conceptualice y se utilice con pertinencia histórica, con abordaje
dinámico, no rígido, con plenas posibilidades de diálogo y comunicación
de subjetividades, que le brinden un marco de legitimidad en la cual
desarrollarse y reproducirse.

11 ¿Cree que los encapuchados hacen parte del problema de la seguridad? Qué
piensa de ello?

Queremos aclarar nuevamente que el problema de la universidad no es


únicamente de inseguridad. El fondo del problema es una crisis que surte
efecto en toda la comunidad, en la que se genera un sentimiento de miedo
y de impotencia, que se cruza con una sociología de la inseguridad.

La seguridad no es tanto más un fenómeno real de organización, como un


concepto. La inseguridad es un sentimiento, es una noción, es una
subjetividad individual y colectiva expresada a partir de miedos, de
temores.

La imposición, la coerción, la represión, siempre generará inseguridad.


Ahora bien, en el marco de un conflicto, esa represión y hostigamiento, es
validada por un actor para derrotar al otro, en la medida que se construye
discursivamente un enemigo y un culpable, y se justifican un conjunto de
metodologías y prácticas para sustentar su derrota, haciéndole creer
sociológicamente a los diferentes individuos, que tal derrota traerá
consigo la superación del miedo. He aquí la esencia de la famosa
“seguridad democrática”, la “seguridad nacional”, o la “seguridad
privada”.

Mas allá e independiente de que se nos macartice y se nos delimite como


enemigo discursivo para justificar nuestra derrota, tanto teórica como
práctica, seguiremos ejerciendo nuestros imaginarios, asumiendo las
consecuencias y responsabilidades que puedan derivarse. Somos
conscientes de ser un actor que ejerce un conjunto de actividades y
actitudes, de nociones, de conceptos, de presuntas verdades, incluso de
dogmas, de creencias, y por tal motivo, existirá siempre personas a las
cuales les produzcamos miedo o “inseguridad” al tiempo que para otras,
nuestra existencia y nuestra presencia, será motivo de seguridad y
confianza. Como lo hemos repetido, somos un actor y un factor de la
universidad de Antioquia y nos debemos a ella, y la contribución a
imaginar mundos diferentes, en el plano de la posibilidad, pero también,
en el plano de un mundo en apertura y en continuos horizontes.

Si nos sumergimos en la profundidad de la pregunta, también debemos


mencionar, que ha habido en la historia de los últimos dos o tres años
en la Universidad de Antioquia, casos donde algunos individuos se han
encapuchado para cometer actos que descohesionan la estabilidad
institucional y deslegitiman el uso de la capucha, ante quienes la
legitiman, o la toman como neutral. He aquí el caso de los robos a las
diferentes cafeterías, el hostigamiento a miembros de la comunidad
universitaria, la amenaza, el señalamiento.

También es necesario mencionar que las Autodefensas, los


paramilitares, han hecho circular amenazas contra estudiantes. A pesar
de que no los veamos, eso sería considerado también, un hecho de
encapuchados. El hecho de que se hagan amenazas públicas por medio
de pasquines, o de correos electrónicos, son también considerados actos
“encapuchados”.

Por todas estas razones, hemos venido haciendo algunas apreciaciones,


tratando de demarcar los intereses y las prácticas. Por ello, planteamos
que el uso de la capucha, la debemos hacer con pertinencia histórica y
legitimidad política. La capucha es nuestro medio de expresión, pero
también es el medio de expresión de otros intereses criminales. De estas
observaciones, nace la tesis de que la capucha, no se legitima “a priori”,
la capucha se legitima en medio del discurso, del diálogo, de la
problematización en la que se sumerge, en su práctica misma. Es la
capacidad de generar acuerdos intersubjetivos, de generar movilidad,
movilización de pensamientos y acciones, lo que le brinda al
encapuchado su legitimidad, para actuar en este y muchos escenarios.

Así que todos los amigos luchadores, compas, a los que la utilizan, a los
que la validan o apoyan de cualquier forma, tenemos la misión de
legitimar la capucha desde nuestras prácticas, en el actuar mismo, con
ética, con planteamientos claros. A los criminales, los señalaremos como
enmascarados. A muchos les producirá risa esta expresión, pero
esperamos que entiendan el planteamiento conceptual que está detrás
de ella.
12. Qué propuesta concreta tiene para garantizar el desarrollo de las actividades
académicas y misionales de la Universidad.

Nuestra propuesta apunta a terminar este semestre, que bastantes


interrupciones ha tenido ya. Proponiendo desde ahora y de manera
ininterrumpida, un encuentro permanente por la universidad que debe
empezar desde el año 2011. Consideramos que no debe iniciarse el
próximo semestre, hasta tanto no se haga un encuentro que defina la
problemática de la universidad, y genere unas perspectivas comunes de
solución.

Ahora bien, es momento de precisar algunas cosas, con este encuentro,


no nos estamos refiriendo únicamente a una actividad, ni siquiera a un
foro de dos horas, ni siquiera una asamblea de 4 horas, ni siquiera un
insípido conversatorio con las administrativas, ni siquiera un mitin a
barranquilla o Barrientos, ni siquiera un marcha a la alpujarra, que de
manera unilateral y parcial contribuyen, pero que no son suficientes
cuando se realizan de forma aislada. Queremos que se enmarque dentro
de una campaña “Alma Mater, abierta y deliberante”, donde se interprete
a nuestra universidad, que sea una toma cultural, académica, política,
ciudadana, donde se declare de manera institucional, el rescate de los
principios universitarios, el debate, la protesta, la lucha. Que desde la
universidad misma se garanticen las condiciones materiales y de
logística, para la realización de ollas comunitarias, conversatorios, teatro,
danza, música, cine club, programaciones deportivas, pero también,
políticas. Que dure el tiempo necesario, para facilitar nuevas perspectivas
y prácticas de cambio.

PENSAMIENTO Y ACCION REVOLUCIONARIA

NOVIEMBRE 30 DE 2010

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