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R E V I S TA D E C I E N C I A S P E N A L E S
Número 11 v Sexta Época, Octubre-diciembre de 2015 v

VICTIMOLOGÍA
Antonio de Jesús Barragán Bórquez
El sicariato juvenil: de la ausencia a la realidad

DERECHOS HUMANOS
Arturo Guillén Castro

Número 11 v Sexta Época


La importancia sustancial de la justicia como base fundamental del desarrollo
posterior de una cultura efectiva de derechos humanos en el país

DOCTRINA
Joaquín Elizalde Ávila
La protección penal de los datos personales

ITER CRIMINIS
Manuel González Oropeza
Estándares y mejores prácticas internacionales para el desempeño de
la función jurisdiccional

Manuel Jorge Carreón Perea


¿Fomenta el Código Nacional de Procedimientos Penales la protección
de los derechos humanos?

HISTORIA DE LAS CIENCIAS PENALES


Odette María Rojas Sosa
En la frontera de la ley: apuntes sobre los “sujetos peligrosos”
y la defensa social en México, 1880-1931

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R E V I S TA D E C I E N C I A S P E N A L E S

H. JUNTA DE GOBIERNO

ARELY GÓMEZ GONZÁLEZ


Procuradora General de la República y
Presidenta de la H. Junta de Gobierno
del Inacipe

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Subprocurador Jurídico y de Asuntos
Internacionales de la PGR
y Secretario Técnico de la H. Junta
de Gobierno del Inacipe
Número 11 v Sexta Época
MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG octubre-diciembre 2015
Secretario de Gobernación

LUIS VIDEGARAY C ASO


Secretario de Hacienda y Crédito
Público

AURELIO NUÑO MAYER


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RODOLFO FERNANDO RÍOS GARZA


Procurador General de Justicia
del Distrito Federal Iter Criminis. Revista de Ciencias Penales, editada
JOSÉ NARRO ROBLES
Rector de la Universidad Nacional
por el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe)
Autónoma de México en México, Distrito Federal, publica artículos que son
SALVADOR VEGA Y LEÓN
Rector de la Universidad Autónoma
el resultado de investigaciones científicas originales
Metropolitana
cuyo objetivo es difundir el papel de las ciencias
SERGIO GARCÍA R AMÍREZ
Presidente de la Academia Mexicana penales por medio de la reflexión, el estudio y el
de Ciencias Penales
análisis desarrollados por autores reconocidos en los
MANUEL GALÁN JIMÉNEZ
Comisario Público Propietario y ámbitos nacional e internacional.
Delegado ante el Sector Seguridad
Nacional de la Secretaría de la Función
Pública

INSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS PENALES


R AFAEL ESTRADA MICHEL
Director General

ELISA SPECKMAN GUERRA


Secretaria General Académica

JORGE MARTÍNEZ IGLESIAS


Secretario General de Extensión

ALFONSO JESÚS MOSTALAC CECILIA


Director de Publicaciones

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R E V I S TA D E C I E N C I A S P E N A L E S

Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015


COMITÉ CIENTÍFICO ISSN en trámite
DICTAMINADOR

PEDRO JOSÉ PEÑALOZA


Profesor de asignatura de la
Facultad de Derecho de la unam
adscrito al SNI, nivel II, del Conacyt

HERLINDA ENRÍQUEZ RUBIO


HERNÁNDEZ ITER CRIMINIS. REVISTA DE CIENCIAS PENALES, núm. 11,
Profesora investigadora de la
Universidad Autónoma de la Sexta Época, octubre-diciembre 2015.
Ciudad de México. Catedrática
y miembro del Comité de
Doctorado del Inacipe Es una publicación trimestral editada por el Instituto Nacional de
Ciencias Penales, a través de la Dirección de Publicaciones. Calle
MARÍA ANGÉLICA CUÉLLAR VÁZQUEZ
Profesora de la Facultad de Magisterio Nacional núm. 113, Col. Tlalpan, Delegación Tlalpan, C.P.
Ciencias Políticas y Sociales de 14000, México, Ciudad de México Tel. 5487 1571;
la UNAM
www.inacipe.gob.mx; email: publicaciones@inacipe.gob.mx. Editorial
VICTORIA DE LA VEGA DÁVILA responsa ble: Instituto Nacional de Ciencias Pena-les. Reserva al
Directora de Investigación
del Inacipe Título en Derecho de Autor: núm. 04-2010-081319214700-102; ISSN
en trámite, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de
HAYDEÉ LORENA VÁZQUEZ PÉREZ
Directora de Capacitación Autor.
del Inacipe

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ALFONSO JESÚS MOSTALAC CECILIA
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Ciencias Penales @INACIPE

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Contenido
Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015

VICTIMOLOGÍA
antonio de jesÚs BarraGÁn BÓrQueZ
El sicariato juvenil: de la ausencia a la realidad . . . . . . . 9

DERECHOS HUMANOS
arturo GuillÉn Castro
La importancia sustancial de la justicia como base
fundamental del desarrollo posterior de una cultura
efectiva de derechos humanos en el país . . . . . . . . . . . . . 31

DOCTRINA
joaQuÍn eliZalde Ávila
La protección penal de los datos personales . . . . . . . . . . . 67

manuel GonZÁleZ oropeZa


Estándares y mejores prácticas internacionales para
el desempeño de la función jurisdiccional . . . . . . . . . . . . . . . 97

manuel jorGe CarreÓn perea


¿Fomenta el Código Nacional de Procedimientos
Penales la protección de los derechos humanos? . . . . . . . . . . 105

HISTORIA DE LAS CIENCIAS PENALES


odette marÍa rojas sosa
En la frontera de la ley: apuntes sobre
los “sujetos peligrosos” y la defensa social en
México, 1880-1931 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121

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Victimología

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EL SICARIATO JUVENIL:
DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD*

ANTONIO DE JESÚS BARRAGÁN BÓRQUEZ

Palabras clave Resumen  En los últimos años en México se han logrado


Violencia atestiguar crueles y duras realidades propias de una zona
caracterizada por un permanente e indefinido conflicto arma-
Delincuencia do, en este caso referente a cambios cuali-cuantitativos en el
organizada ejercicio de la violencia relacionada con la delincuencia orga-
nizada. Es en este contexto en el cual ha emergido un nuevo
Conflicto
armado fenómeno: niños, adolescentes y jóvenes en el sicariato, una
forma de violencia que ha dejado de ser lo que era hasta hace
Niños y adolescentes algunas décadas. Y ante este escenario siguen existiendo
sicarios grandes y graves vacíos que imposibilitan una comprensión
más aproximada de esta emergente problemática. El presen-
te artículo describe una concreta aproximación al sicariato en
adolescentes y jóvenes recluidos en Sonora, México.

Keywords Abstract   In the last years Mexico has been witness of a


cruel and harsh reality, particularly in areas affected by con-
Violence
tinuing armed conflicts. It has been notice quantitative and
Organized qualitative changes in the exercise of violence related with
Crime organized crime. In this frame has emerged a new pheno-
menon: children, teenagers and youngsters hired killers, a
Armed new violence form very different the one seen some decades
conflict
before. Against this reality, serious gaps have unable a better
Children and teenagers
comprehension of these emerging issues. The present paper
hired killers describes the concrete situation of children and teenagers
hired killers imprisoned in Sonora, Mexico.

* El presente artículo forma parte de la investigación de tesis titulada Por el recorrido de la vida
y la muerte: identidad y aprendizaje social de jóvenes sicarios en Sonora para obtener el grado
de maestro en Ciencias Sociales por El Colegio de Sonora.

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Iter Criminis · Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015 · Victimología

Sumario
1. Breve desarrollo de la violencia sicarial en México. 2. Ausencias
y vacíos del sicariato juvenil. 3. El sicariato juvenil en el sistema
de justicia para adolescentes de Sonora. 4. Conclusiones. 5. Biblio-
grafía.

1. BREVE DESARROLLO DE LA VIOLENCIA SICARIAL EN


MÉXICO

Hasta hace algunos años, en nuestro país el sicariato había sido


enmarcado en una dinámica comprensiva que remite al asesino a
sueldo per se, ya que, como se ha constatado a lo largo de la historia
de nuestro país, en la mafia mexicana la resolución de conflictos se
lleva a cabo mediante justicia impartida por propia mano, o por
mano ajena, aquella siempre dispuesta a jalar del gatillo a cambio
de una paga.
Siendo que el sicariato puede ser comprendido como un servi-
cio consistente en un contrato para ajustes de cuentas, justicia por
propia mano o actos de intimidación a cambio de una compensación
económica previamente pactada, el sicario es, pues, el ejecutante de
dicho servicio, y el contrato puede ser un acto realizado entre indi-
viduos o bien con el crimen organizado. Entonces, es el sicariato un
fenómeno en el cual se mercantiliza la muerte (Carrión, 2009: 5) y
encierra un cúmulo de relaciones sociales complejas, y es en dicho
sentido, cuando se anteponen intereses diferentes a la mediación
del pago, que el sicario pierde su carácter (Montoya, 2009: 73). El
sicariato posee un fuerte trasfondo económico, donde el ejercicio de
la violencia criminal se vuelve un modo de ganarse la vida.
Aunque el sicariato no es exclusivo de nuestra realidad, el caso
de la violencia ejercida por organizaciones criminales mexicanas
se distingue de otros ejemplos latinoamericanos en los cuales el
sicariato también se ha desarrollado, debido en parte al incremento
de las actividades de narcotráfico, pandillas y operaciones de gru-
pos de la delincuencia organizada, como ha sucedido y sigue su-
cediendo en Brasil, Perú, Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa
Rica y Colombia.
A lo anterior se suma el hecho de que en nuestro país no existe
cártel de la droga que no cuente con una estructura interna de

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EL SICARIATO JUVENIL: DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD
Antonio de Jesús Barragán Bórquez

sicarios, pues son éstos los encargados de la efectividad de la orga-


nización en términos operativos. Para los cárteles se vuelve indis-
pensable la protección, seguridad y ajustes de cuentas. Mucho de
su poder se encuentra en ese uso de la fuerza ilegítima en disputa
con otras bandas mafiosas y con el mismo Estado. En nuestro país
el sicariato se ha hecho cada vez más evidente como un creciente
fenómeno debido al particular modo en que se han desarrollado las
organizaciones criminales, bajo una lógica de conflicto permanente.
Al respecto es fundamental reconocer la importancia del mo-
delo de sicariato instaurado por los Zetas, lo cual representa un
verdadero parteaguas para entender el desarrollo cualitativo de la
violencia en México; este modelo de sicariato se debe en parte a
la militarización de las policías y procuradurías de justicia del país
y a la agudización de los conflictos entre los cárteles de aquella
época, pues es a finales de la década de los noventa cuando el Cár-
tel del Golfo copta a agentes especializados de la milicia (gafes y
kaibiles principalmente), entrenados en las más avanzadas técnicas
y conocimientos bélicos, con los cuales se integra el brazo armado
llamado los Zetas, con el fin de incrementar la operatividad y pro-
tección de la organización delictiva, en específico a su antiguo jefe,
Osiel Cárdenas Guillén. De esta manera se sembró la semilla que
germinaría en nuevos modos de asesinar, de resguardar y proteger
a la organización, de intimidar y hacerse respetar ante los demás. El
sicariato ya no volvería a ser lo mismo, debido a esta militarización,
por lo que dicho factor ha repercutido en su identidad (Pineda y
Martínez, 2011); además, la ideología basada en la guerra trastocó
la violenta competencia entre las organizaciones criminales, ya no
bastaba con asesinar, ahora importaba más el mensaje que se que-
ría transmitir: personas colgadas en puentes viales, masacres de
migrantes, familias y pueblos enteros, narcofosas, narcomensajes,
ejecuciones colectivas entre grupos contrarios, asesinato de funcio-
narios públicos de diversos órdenes y niveles, todo ello registrado
por la prensa nacional e internacional en múltiples casos que ejem-
plifican esas nuevas formas de sicariato.
Al momento de surgir los Zetas, la brutal competencia obligó al
resto de las organizaciones a adaptarse a los nuevos lineamientos
establecidos, fue entonces que éstas comenzaron a reclutar a ex-
policías o exmilitares para la integración y adiestramiento de sus
brazos armados, y como le sucedió a los Zetas,un patrón se ha re-

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Iter Criminis · Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015 · Victimología

producido en otros cárteles que comparten similitudes con esta


organización, pues algunas agrupaciones de sicarios, en un inicio
diseñadas exclusivamente para el ejercicio de la violencia y seguri-
dad de la organización, se independizaron y se consolidaron como
organizaciones y cárteles que operaban aparte.1
En las últimas dos décadas, la figura del sicario se ha venido
convirtiendo en una pieza indispensable para las organizaciones
delictivas, este personaje es clave en el entendimiento de la espiral
de violencia de los últimos años. El sicariato en México ya no sólo
significa matar por encargo, ahora nos remite a la imaginación de
las escenas más macabras, casi extraídas de lo que pudiéramos re-
pensar como el infierno en la tierra.
Es en dicho panorama en el que surgen los llamados “sicarios
desechables” de los cárteles de la droga, personas caracterizadas
por ser cada vez más jóvenes y medianamente capacitados en el
uso de armas, los cuales son reclutados para integrar ejércitos
criminales, encomendados en peligrosas misiones para pelear
la plaza,2 hacer labor de amedrentamiento, patrullajes, enfren-
tamientos contra las autoridades y organizaciones enemigas y
demás actividades relacionadas con el control directo de los terri-
torios y la protección del cártel.
De esa forma se dice que el sicariato se ha instaurado como
un fenómeno netamente juvenil, ya que, según la Secretaría de
Seguridad Pública (ssp), en el 2010 la edad promedio en la que los
jóvenes se iniciaban en el sicariato era de veinticuatro años, con
una esperanza de vida de tres (Ramírez, 2010: 2). De esa forma el
crimen organizado ha encontrado más ventajas que desventajas
en la contratación de menores de edad para formar sus filas de
pistoleros.
Como todo fenómeno social, el sicariato ha sufrido cambios,
algunos se han hecho más evidentes que otros, como el desplaza-
miento que se ha visto en relación con la edad y el agudizamiento
del ejercicio de la violencia.

1
Un caso similar al desarrollo de los “Z” fue el del ahora Cártel de Jalisco Nueva Generación
(cjng) anteriormente conocidos como Mata Zetas, los cuales iniciaron como un grupo de exter-
minio auspiciado por el Cártel de Sinaloa para acabar con los “Z”.
2
La plaza es un término utilizado en el argot de la delincuencia organizada para referirse a un
territorio delimitado para las actividades de determinado grupo criminal.

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EL SICARIATO JUVENIL: DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD
Antonio de Jesús Barragán Bórquez

2. AUSENCIAS Y VACÍOS DEL SICARIATO JUVENIL

A pesar de que el desarrollo del sicariato en el país ha tenido un


fuerte impacto en la violencia criminal de los últimos años, ac-
tualmente no existe un marco normativo que contemple la figura
del sicariato o del sicario. Además de las complejas dimensiones
que implica el estudio integral de este fenómeno, en materia de
Derecho penal el sicariato va más allá de los alcances jurídicos
contemplados para el homicidio, figura con la cual se le relaciona
frecuentemente, siendo así que este vacío representa un amplio
terreno fértil para las ciencias jurídico penales.
Lo anterior significa una gran incapacidad de las instituciones,
públicas o de cualquier otra índole, para cuantificar este tipo de vio-
lencia y por ende comprender mejor dicho fenómeno. Y aunque se
han hecho estimaciones en la materia, aún no se puede decir nada
concreto sobre el sicariato juvenil. Cabe resaltar que en México no
se cuenta con un sistema adecuado para determinar y contabilizar
el sicariato como un fenómeno con características propias.
Según algunas estimaciones realizadas por organizaciones de
la sociedad civil, así como del Estado, en el país aproximadamente
75 000 niños y adolescentes trabajan para los cárteles de las dro-
gas.3 Por lo cual se ha venido registrando un incremento en las
detenciones de menores de edad relacionados con la delincuencia
organizada desde que inició la guerra contra el narcotráfico; sin
embargo, no hay información específica sobre este segmento de la
población que trabajaba o trabaja como sicarios.
Para el año de 2013, había 12 000 adolescentes recluidos por
cometer algún delito, de los cuales 5 000 se encontraban ahí
por delitos graves, de estos últimos no rebasa el 15% la cantidad
de jóvenes que reconocen su pertenencia al crimen organizado
realizando labores de sicariato, venta y distribución de droga,
o como halcones,4 siendo así que son estos casos, de los adoles-
centes y niños que se involucran con los cárteles de la droga, los

3
Cauce Mexicano, México, la guerra invisible. Historias, cifras y negocio de los cárteles crimina-
les y la impunidad de las mafias mexicanas, México por la Paz, 2013.
4
Se le denomina halcón a la persona encargada de realizar la vigilancia, con el objetivo de
agilizar las actividades criminales de la organización, para prevenir y alertar a los miembros
de las autoridades que les persiguen o de grupos contrarios.

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Iter Criminis · Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015 · Victimología

más graves y preocupantes (Azaola, 2014: 54, Azaola, 2014b). Es


decir, el sicariato practicado por menores de edad es una realidad
inminente.
Como ya se mencionó, no existe precisión en cuanto a la canti-
dad de jóvenes, adolescentes y niños involucrados en el sicariato, y
en muchas ocasiones se le da al tema un tratamiento indiferenciado
que lo confunde con otras actividades de la división del trabajo de
los cárteles, ya que no es lo mismo la venta, cultivo o transporta-
ción de droga, o la labor de vigilancia, que el uso de las armas para
ejercer la violencia.
El sicariato es un fenómeno social complejo que debe ser com-
prendido en sus amplias dimensiones para poder traducirlo al len-
guaje jurídico-penal considerando el contexto mexicano. A pesar
de la inexistencia de estimaciones más o menos precisas, se sabe
que el sicariato en jóvenes y menores de edad es un fenómeno de
grandes magnitudes.
En el caso de la delincuencia juvenil, los sistemas de justicia
para adolescentes de cada estado de la República son los organis-
mos encargados de atender a jóvenes que cometan delitos entre
los doce y los dieciocho años; además, dicho Sistema Integral de
Justicia para Adolescentes establece la medida de prisión como
una medida extrema y por aplicar únicamente cuando se trate de
jóvenes que hayan cometido delitos considerados como graves
y éstos sean mayores de catorce años. De ese modo el sistema
indica que los menores de doce años que hayan cometido algún
delito deben ser dispuestos a otras instancias familiares como el
Desarrollo Integral de la Familia (dif), y aquellos entre doce y
catorce años deben recibir tratamiento en los centros en exter-
namiento, ya sea que hayan cometido algún delito considerado
como grave o no.
Es menester señalar el impacto que tuvo el caso del llamado
niño sicario, Edgar Jiménez Lugo, alias el Ponchis, un adolescente
detenido a los catorce años que llevaba a cabo tareas de sicariato
para el Cártel del Pacífico Sur, en Morelos, y quien fue sentenciado
por delitos contra la salud en su modalidad de transportación de
cocaína y marihuana, posesión de arma de fuego de uso exclusivo
del Ejército, delincuencia organizada y homicidio doloso. El Ponchis

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EL SICARIATO JUVENIL: DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD
Antonio de Jesús Barragán Bórquez

recibió una sentencia de tres años,5 y según narraba al momento


de su detención, se dedicaba a degollar a los enemigos de la or-
ganización; de igual manera, torturaba a sus víctimas, de lo cual
queda registro en videos que circulan por Internet. Este famoso
caso develó una realidad que no había sido contemplada por las
instituciones del sistema de justicia de nuestro país: la existencia
de personas muy jóvenes dedicadas al sicariato.
En términos generales el sicariato ha pasado desapercibido
en las cifras oficiales, en específico del sistema penitenciario, de
impartición de justicia y seguridad pública; este fenómeno se en-
cuentra a la sombra de otras figuras penales como el homicidio,
portación de arma de fuego, delitos contra la salud, secuestro y
delincuencia organizada, entre otras.

3. EL SICARIATO JUVENIL EN EL SISTEMA DE JUSTICIA PARA


ADOLESCENTES DE SONORA

En 2006 inicia actividades el Instituto de Tratamiento y Aplicación


de Medidas para Adolescentes (itama), otrora Consejo Tutelar para
Menores (Cotume), siendo el primer organismo que actualmente
se encarga de aplicar las medidas dictadas por los jueces especia-
lizados en justicia para adolescentes que hayan incurrido en com-
portamientos delictivos.
Sonora y la Ciudad de México cuentan hoy en día con seis cen-
tros de tratamiento para adolescentes en internamiento, siendo los
estados con mayor número de instituciones de este tipo en el país,
seguidos por Tamaulipas, que cuenta con cinco centros.
Al respecto, el siguiente cuadro muestra la distribución de la
población adolescente en internamiento desde 2008.

5
Julio Scherer García, Niños en el crimen, México, Grijalbo, pp. 14 y 15.

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Iter Criminis · Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015 · Victimología

Cuadro 1. Adolescentes con tratamiento en internamiento por año


en Sonora

Año 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014


Hombres 875 1013 945 1161 1020 796 724
Mujeres 19 24 35 15 26 32 17
Total 894 1037 980 1176 1046 828 741

Fuente: elaboración propia, datos proporcionados por el Departamento


de Estadística de itama.

Se observa un aumento en la población interna entre 2009 y


2012. En 2014 se contaba con 741 jóvenes en internamiento, la
cantidad más baja de los últimos siete años. En el mismo tenor, el
cuadro 2 contiene la incidencia delictiva según algunas categorías
delictivas por año desde 2008.

Cuadro 2. Incidencia delictiva por año y tipo de delito


Delitos 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

Robo en sus diferentes


modalidades (simple,
496 664 727 862 780 606 505
agravado, con
violencia)
Robo de vehículo 103 102 69 51 38 26 44
Contra la salud 57 88 67 91 71 64 66
Delitos sexuales 46 36 15 41 36 29 17
Lesiones 20 30 18 26 30 18 30

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EL SICARIATO JUVENIL: DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD
Antonio de Jesús Barragán Bórquez

Delitos 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

Abusos deshonestos 12 18 12 10 20 21 6
Privación ilegal de la
12 14 0 9 5 4 4
libertad
Otros delitos 148 85 72 86 66 60 69
Total 894 1037 980 1176 1046 828 741

Fuente: elaboración propia con información proporcionada por itama.

Como se advierte, es el robo en sus diversas modalidades el


delito que mayormente cometen los adolescentes, por lo que re-
presenta hasta dos terceras partes del total de delitos cometidos en
los últimos años.
Los delitos contra la salud representan menos del 10% de los
internamientos, mientras que otros como el homicidio, portación
de arma de fuego, y violación a la Ley de Armas de Fuego y Ex-
plosivos representan un mínimo en la incidencia delictiva en la
región.
Como es bien sabido, las características geográficas del estado
de Sonora lo convierten en una zona clave para el tráfico ilegal de
drogas y personas hacia Estados Unidos, ruta conocida popular-
mente como el corredor Sonora-Arizona, por lo que en esta región
han operado organizaciones criminales como los cárteles de Sina-
loa, de Juárez, de los Arellano Félix, y del grupo de los Beltrán Le-
yva en alianza con los Zetas, principalmente, siendo que el primer
grupo (el Cártel de Sinaloa) es el que históricamente ha controlado
la región, seguido por la organización Beltrán Leyva; antes aliados,
actualmente se mantienen en disputa. La zona de referencia no
ha sido ajena a los estragos de la violencia del crimen organizado,
aunque no se puede comparar con la que se vive en estados como
Guerrero, Michoacán o Tamaulipas, como lo ha hecho evidente la
prensa. Con todo, en Sonora también son comunes los ajustes de
cuentas y los enfrentamientos armados.
De ese modo, y como parte de la investigación realizada en el
Centro de Tratamiento en Internamiento Intermedio se logró te-
ner contacto con seis jóvenes que indicaron haber trabajado como
sicarios o pistoleros para alguna organización criminal. En total

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Iter Criminis · Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015 · Victimología

se aplicaron quince entrevistas a profundidad, semiestructuradas,


a jóvenes internos cuyos perfiles criminológicos pudiesen estar
relacionados con el sicariato; de preferencia, se eligió a jóvenes
recluidos por delitos como homicidio doloso, delitos contra la sa-
lud, violación de la Ley de Armas de Fuego de Uso Exclusivo del
Ejército, secuestro, tráfico de personas, homicidio en tentativa y
delincuencia organizada.
Es en dicho centro de internamiento varonil donde se encuen-
tran los jóvenes que han cometido los delitos de mayor gravedad,
por lo que requieren de un internamiento más prolongado y con
mayores medidas de seguridad.
De esa manera, el sicariato en el sistema de justicia para ado-
lescentes de Sonora en el 2014 representa el 1% de la criminalidad
grave en la entidad, aunque no se tuvo acceso al total de adolescen-
tes debido a su estatus jurídico, puesto que únicamente se podía
entrevistar a quienes estaban ya sentenciados. Antes de proceder
a la investigación, las autoridades de dicha institución comentaban
tener conocimiento de dos o tres casos de jóvenes sicarios, aunque
hasta el momento no se habían realizado estimaciones más apro-
ximadas al fenómeno. Después de la aplicación del instrumento,
se pudo constatar que en seis casos se trataba de adolescentes que
indicaban haber sido sicarios.
La realidad se encuentra oculta entre las mismas cifras, ya
que los adolescentes sicarios mantienen un bajo perfil durante
su reclusión, debido en parte, como ellos mismos manifiestan, al
escepticismo que tienen sobre la readaptación social, además de
que el silencio es su mejor aliado, pues gracias a eso son super-
vivientes de la llamada guerra del narco; son jóvenes extremada-
mente leales que no suelen presumir las hazañas de sus carreras
delictivas.
El cuadro 3 integra datos sobre los delitos por los cuales se en-
cuentran recluidos los adolescentes sicarios, además de que reúne
el dato narrativo que permite caracterizarlos como tales.

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EL SICARIATO JUVENIL: DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD
Antonio de Jesús Barragán Bórquez

Cuadro 3. Características criminológicas de la población objetivo


Delitos Narrativas del sicariato
En este caso el joven describe algu-
nos momentos de su detención: “[…]
nosotros teníamos un patrón, era
Violación a la Ley Fe- el que nos piloteaba.6 Y pues ese
deral de Armas de día estábamos ahí en la casa, es-
tábamos desvelados, no habíamos
fuego y Explosivos, dormido toda la noche y todo
portación de arma ex- el día, estábamos desvelados. Y
Adolescente
clusiva de las Fuerzas como a medio día nos habló el pa-
1 trón, que fuéramos a aventarnos
Armadas, posesión de
cartuchos de uso ex- un jale, a la calle, ahí saliendo,
sobre un carro a quebrarlo.7 Y si-
clusivo y asociación món, salimos, fuimos solos, pero
delictuosa. el bato que íbamos a quebrar nos
salió más listo, nos puso un cua-
tro,8 se hizo una balacera, nos aga-
rraron, no alcanzamos a salir […]”.
Aquí el joven cuenta algunas de sus
actividades como sicario: “[…] nomás
nos la pasábamos en las casas guar-
dados y así, salíamos, ponle que me
Delitos contra la sa- mandaban a mí solo, me la aven-
Adolescente taba, iba, me lo tronaba9 y me de-
lud y asociación delic-
2 volvía para la casa. O iba a levantar
tuosa. a una mujer, alguien así, doctores
pa’aliviar a los que estaban heridos.
Iba, me la aventaba y me devolvía
para la casa […] allí andaba con los
sicarios, cuidando […]”.
El joven narra los motivos por los
cuales cree que fue detenido: “[…]
andábamos trabajando allí en la
mafia, y cuando llegué me man-
Homicidio calificado daron a trabajar, el primer día que
cometido con alevo- llegué, y no “que vas a ir a matar
Adolescente a uno”, y “todo bien”, dije, como
sía y premeditación.
3 calándome10 acá pa’ver si me tem-
Portación de arma de blaba acá. “Simón”, dije, y ya me
fuego sin licencia. fui, me dieron una moto y otro
güey, otros morros.11 Y ya agarré,
me dieron la pistola, subí tiro y
me la fajé y me fui, y nos fuimos
[…]”.

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Iter Criminis · Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015 · Victimología

Delitos Narrativas del sicariato


En este caso el joven cuenta parte
de su desarrollo criminal, pasando
de vendedor de droga a sicario: “[…]
primero andaba allí repartiendo
droga, ya al rato andaban unos
batos12 allí que […] andaban ya de
sicarios, ¿watchas?13 Estaba muy
caliente allí, se metían los otros,
Homicidio en grado de ¿watchas?, la otra gente (los gru-
Adolescente
tentativa y portación pos contrarios) […] un matadero y
4
de arma de fuego. puras de esas, y pues allí los batos
esos nomás nos cuidaban así, los
sicarios […] ya al rato me empecé
a meter en eso […] Pues a los que
andaban así como yo, son a los
primeros que matan, mandan a lo
primero (los vendedores de droga),
y ya me metí en lo otro (sicariato),
ya traía con qué defenderme […]”.
El joven cuenta cómo se inició en el
sicariato, así como algunas de las
actividades que realizaba: “[…] mi
hermano empezó primero y yo
me preocupé por él, miraba en
Secuestro agravado y las noticias esas cosas, y bien pre-
Adolescente ocupado, ya te la sabes. Y ya al
delincuencia organi-
5 ratito andaba con él allí […] andá-
zada. bamos de sicarios, pero no había
mucho que perder […] estábamos
en una casa, y dos tres misiones,
ya te la sabes, dos tres limpia de
plaza, no directamente ir a echar
chingadazos […]”.

6
“Pilotear”: significa que recibían órdenes de su empleador.
7
“Quebrar”: asesinar a alguien.
8
“Un cuatro”: una trampa.
9
“Tronar”: asesinar a alguien.
10
“Calar”: poner a prueba a alguien, testearlo.
11
“Morro(a)”: regionalismo norteño para referirse a una persona joven, e incluso a un niño.
12
“Bato”: persona del sexo masculino, por lo regular un adulto.
13
¿”Watchas”?: del inglés to watch, “mirar a, estar al tanto de”. En la connotación de la con-
versación adquiere un sentido referido al entendimiento que el receptor puede tener sobre el
mensaje que se pretende transmitir: ¿entiendes?, ¿miras?, ¿washas?

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EL SICARIATO JUVENIL: DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD
Antonio de Jesús Barragán Bórquez

Delitos Narrativas del sicariato


En este caso se describen actividades
que tenía que realizar como pistolero:
“[…] mi trabajo era andar allí cui-
dando nomás. Yo andaba encargado
de algunas colonias, estaba encar-
Adolescente Delitos contra la salud gado de los tiraderos,14 los puntos de
6 y portación de arma. allí, y ya me encargaba de todo, de
surtir, el dinero mandarlo, agarrar
más merca,15 y así. Y me encargaba
de los que anduvieran robando, de
los que anduvieran asaltando […] an-
daba de pistolero con mi primo […]”.

El cuadro anterior muestra la variedad de tipificaciones penales


por las cuales los adolescentes sicarios se encuentran en interna-
miento, siendo así que la tipificación por homicidio se incluye en
sólo dos casos; es decir, el homicidio no es un elemento suficiente
para ser relacionado con el sicariato, ya que los sicarios cometen
una amplia diversidad de delitos. La columna sobre narrativas co-
rresponde a los argumentos ofrecidos por los propios adolescentes,
que posibilitan identificarlos como sicarios. En algunas narraciones
se describen verdaderas carreras criminales, el inicio en este tipo
de delincuencia, así como actividades propias del sicariato y situa-
ciones referentes a su detención.
La población de sicarios recluidos enfrenta condenas que van
desde un año hasta la máxima contemplada por el sistema de jus-
ticia para adolescentes, la cual es de siete años. El sicariato va más
allá de lo que pueden contemplar, hasta este momento, las tipifica-
ciones penales, pues este fenómeno está más relacionado con un
amplio cúmulo de conductas delictivas que posibilitan un estilo de
vida mafioso.
A continuación se contemplan algunas características sociode-
mográficas de la población objetivo retomadas de los expedientes
de tratamiento.

14
“Tiradero”: en el argot criminal, lugar o sitio de venta de droga. A su vez, tirador es la persona
dedicada a la venta de droga.
15
“Merca”: mercancía, es decir, droga.

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Iter Criminis · Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015 · Victimología

Cuadro 4. Características sociodemográficas de la población


Escolari-
Ocupación
Edad de Tipo de dad
Escolaridad padre/
detención familia padre/
madre
madre
Primaria Primaria
incompleta. Integrada incom-
Adoles- Jornalero/
17 Motivo de disfuncio- pleta/
cente 1 hogar
deserción: no le nal primaria
gustó. incompleta
Primaria Secunda-
Desin-
incompleta. ria incom-
Adoles- tegrada Empleado/
14 Motivo de pleta /
cente 2 disfuncio- hogar
deserción: no secundaria
nal
quiso seguir. completa
Secundaria Primaria
incompleta. Integrada incom-
Adoles- Motivo de aparen- pleta/ Técnico/
17
cente 3 deserción: lo temente primaria hogar
expulsaron por funcional incom-
mala conducta. pleta
Secundaria Primaria
incompleta. incom-
Integrada
Adoles- Motivo de pleta/ Jornalero/
16 disfuncio-
cente 4 deserción: primaria hogar
nal
problemas eco- incom-
nómicos. pleta
Desin- Primaria
Primaria in- Empleado
Adoles- tegrada completa/
14 completa: no /empleada
cente 5 disfuncio- primaria
quiso seguir. tienda
nal completa
No conoce
al papá.
Secundaria Desin- Padrastro:
Adoles- incompleta: tegrada secundaria Empleado
16
cente 6 problemas de semifun- completa/ /empleada
conducta. cional mamá: se-
cundaria
completa

Fuente: elaboración propia con datos obtenidos de los expedientes.

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EL SICARIATO JUVENIL: DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD
Antonio de Jesús Barragán Bórquez

El cuadro anterior muestra, por ejemplo, el rezago educativo


como un elemento común en todos los jóvenes, así como la baja
instrucción escolar por parte de los padres, y los empleos de los
mismos, así como el tipo de familia al cual pertenecen. Si bien es-
tos datos no nos permiten realizar inferencias profundas sobre la
relación de la familia y la delincuencia del joven, sí podemos tener
un horizonte básico. Hay que resaltar que la información que los
adolescentes dan a las autoridades puede no ser tan precisa como
debería, el contacto con el sistema de justicia penal, el contexto de
la detención y la vida carcelaria posibilitan dicha situación. Cuatro
de los seis adolescentes sicarios indicaron ser oriundos de Sonora,
el resto indicó ser originario de algunos estados vecinos a dicha
entidad.
Dadas las características que implica una investigación de tipo
sociológico-criminológico con dicha población, además de un es-
tricto apego a las normas éticas de la investigación social y de
respeto a los derechos de los niños y adolescentes en reclusión, es
necesaria una comprensión del complejo lenguaje juvenil de la re-
gión, así como conocimiento del argot criminal. En todos los casos
se trataba de jóvenes muy cooperativos y sumamente inteligentes;
“[…] todo sea por esta madre”, comentaba uno de ellos, mientras
señalaba con la cabeza el instrumento de medición al inicio de la
entrevista, además, que indicaban no tener problemas afuera: “[…]
a algunos los mataron, otros están encerrados[…]”, comentó alguno
de ellos en referencia a su organización criminal, pues, aunque la
mayoría decía no tener problemas para participar en el estudio,
saben que deben ser precavidos.
En ese mismo tenor, el cuadro 5 muestra otras características
de esta población:

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Iter Criminis · Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015 · Victimología

Cuadro 5. Características de la población según expediente de


internamiento
Nivel
Orden en socio- Factores de protec-
la gesta- Factores de riesgo
econó- ción
ción mico
Propios de la edad,
medio ambiente
vulnerable a adic-
Ocupa
ciones. Consumo de
el 5°
drogas, exposición Disposición por parte
Adoles- lugar en
Bajo a situaciones de de la familia a ayudar
cente 1 el número
peligro, deserción en su desarrollo
de naci-
escolar, poca super-
miento
visión. No cuenta
con figuras de
autoridad
Ocupa el Interés en la escuela,
3° lugar Medio social donde
interés en dejar el
en el nú- se desenvuelve,
Adoles- Bajo- consumo de drogas,
mero de consumo de drogas,
cente 2 nacimien- medio los padres procuran
deserción escolar,
tos de la apoyarlo pero son
vagancia
mamá poco asertivos
Medio ambiente
vulnerable a adic-
ciones. Consume
Es el me-
drogas.
nor de dos
Adoles- Bajo- No se encuen-
hermanos, Apoyo familiar
cente 3 medio tra inscrito en la
es el único
escuela. No des-
varón
empeña actividad
laboral. Falta de
supervisión
Propios de la edad,
deserción escolar,
falta de supervisión,
medio ambiente
vulnerable a adic-
ciones. Pertenece
Es el 3°
Adoles- a pandillas, no hay
de cuatro Bajo Apoyo familiar
cente 4 figuras de autori-
hermanos
dad. Consumo de
drogas, exposición
a situaciones de
peligro, familiares
consumidores de
drogas

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EL SICARIATO JUVENIL: DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD
Antonio de Jesús Barragán Bórquez

Nivel
Orden en socio- Factores de protec-
la gesta- Factores de riesgo
econó- ción
ción mico
Poca supervisión
de sus padres, no
Es el me-
Adoles- encontrarse en la
nor de tres Bajo No hay
cente 5 escuela, el medio
hermanos
social donde se
desenvuelve
Ocupa
Interés de la familia
el 4° Consumo de drogas,
por el desarrollo del
Adoles- lugar en el medio social donde
Medio joven, interés del
cente 6 orden de se desenvuelve,
mismo por ingresar a
nacimien- deserción escolar
la escuela
tos

Aunque la información de los dos últimos cuadros suele utili-


zarse para cuantificar a la población adolescente recluida, también
es útil para obtener un panorama más específico sobre la población
de sicarios.
Sin embargo, las autoridades carcelarias encargadas de estos jó-
venes son incapaces de interactuar a un nivel de comprensión más
profundo, por lo que la información que reciben de parte de estos in-
ternos en muchas ocasiones es sesgada. Incluso para la investigación
de la cual se desprende el presente trabajo fue imposible abordar
el tema del homicidio cuando el adolescente en cuestión no se en-
contraba recluido por dicha figura penal, con excepción de un caso,
el de un joven detenido a los catorce años, un verdadero veterano
de batalla, con poco más de tres años en el sicariato, quien se había
convertido en todo un profesional en el ejercicio de la violencia.
Los datos socioeconómicos y los obtenidos del expediente de
tratamiento de los adolescentes sicarios son útiles para realizar es-
tadísticas criminales, pero el dato por sí mismo carece de elementos
para realizar un análisis más detallado que posibilite una compren-
sión más amplia de este fenómeno delictivo.

4. CONCLUSIONES

El sicariato ha tenido un desarrollo particular en México, lo cual per-


mite explicar los cambios en los modos del ejercicio de la violencia

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Iter Criminis · Número 11 · Sexta Época · octubre-diciembre 2015 · Victimología

relacionada con la delincuencia organizada tanto en términos cuantita-


tivos como cualitativos, siendo la movilidad en la edad y la utilización
de la violencia extrema algunos de los más relevantes.
La importancia de estos datos no radica tanto en el número o
la cantidad, sino en la cualidad que se encuentra en el trasfondo
de dicho dígito (aunque signifique sólo el 1% de la criminalidad
grave). Es un hecho constatado que no son los adolescentes que
cometen robos quienes llaman la atención pública, sino aquellos
que descuartizan, levantan, encobijan, cuelgan o disparan un arma
de alto calibre contra otra(s) persona(s); es esta forma particular de
delincuencia juvenil la que alerta y horroriza tanto a la sociedad
como a las autoridades; son las edades cada vez más tempranas de
estos individuos y el modo en el que ejercen la violencia lo que
llama la atención. Ese 1% resulta insignificante en comparación
con la cantidad de menores de edad en el sicariato en activo, es
apenas una pequeña muestra de estos verdaderos supervivientes
de los campos de batalla que se libran en la llamada guerra del
narco.
De esta manera, resulta interesante encontrar tres veces más
la cantidad de sicarios que aquellos estimados por las autoridades
carcelarias. Ante este escenario, es menester que aquellas insti-
tuciones que tienen injerencia en la materia aborden y discutan
rigurosa y profesionalmente el tema desde las distintas disciplinas
de estudio, y de esa forma se logre tener un concepto más o menos
homogéneo del significado del sicariato en nuestro país, y así con-
siderar este fenómeno para la elaboración de políticas adecuadas
para esta realidad.
Es necesario recalcar que son los jóvenes y menores de edad
sicarios los grandes ausentes en las estadísticas e informes oficiales,
pero a la vez muy presentes en el imaginario colectivo, por lo cual
se deben explorar brechas que posibiliten, primero, hacer visible la
problemática, para después lograr una comprensión del sicariato;
y aunque no es posible generalizar el caso de Sonora para todo el
país, es un caso que ejemplifica la necesidad de reconocer otros
medios para poder detectar con más agudeza y tacto humanístico
a esta población.
La intención de todo lo dicho anteriormente es reconocer la
existencia de esta población en las prisiones para adolescentes, así
como señalar la falta de investigaciones e informes que retomen

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EL SICARIATO JUVENIL: DE LA AUSENCIA A LA REALIDAD
Antonio de Jesús Barragán Bórquez

aspectos relacionados con las profundas cualidades de esta particu-


lar forma de delincuencia, aunque estadísticamente represente un
porcentaje minúsculo.

5. BIBLIOGRAFÍA

Azaola, Elena, Fábricas de Sicarios. Conferencia presentada en el


Seminario sobre Violencia en México. El Colegio de México.
28 de Octubre, México, 2014.
Azaola, Elena, Diagnóstico de las y los adolescentes que cometen delitos
graves en México, México, Unicef, 2014.
Carrión, Fernando, “El sicariato: una realidad ausente”, Revista
Latinoamericana de Seguridad Pública urvio, núm. 8, 2009.
Cauce Mexicano, México, la guerra invisible. Historias, cifras y negocio
de los cárteles criminales y la impunidad de las mafias mexica-
nas, México por la Paz, 2013.
Montoya, Alexander, “Asalariados de la muerte. Sicariato y crimi-
nalidad en Colombia”, Revista Latinoamericana de Seguridad
Pública urvio, núm. 8, 2009.
Pineda, Ulises y Enrique Martínez, “El sicario: México-Colombia”,
Cultura de Drogas, vol. xvi, núm. 18, 2011.
Ramírez, María, “La educación como herramienta de política pú-
blica para combatir la violencia”, Revista Bien Común, vol. xvi,
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Scherer García, Julio, Niños en el crimen, México, Grijalbo, 2013.

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