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Microrelatos

Sebastian
18-10

1- Cuento rojo. El color de la ira


Las gotas de sudor caían como un tobogán de su frente colorada. Desde la mollera hasta las cejas,
traqueteaban en el ceño enrojecido de enojo. Las palabras no le salían con facilidad y las respuestas
que recibía lo ponían fucsia de la indignación. Eligió a otro antes que a mi. ¿cómo pudo hacerme
esto? Reclamaba, bordó de la desesperación. No importa mi elección, con una sonrisa de lado le
dijo: tengo la plena certeza de que usted será mi sucesor, y que va a desempeñarse mejor que yo.
¿qué importa mi preferencia? La ebullición carmesí transformó su piel y el sudor se vaporizaba por
el calor que emanaba su sangre. El sabía que el puesto ya era suyo, solo deseaba con todas sus
fuerzas la aprobación de ese hombre. Se marchó rojo de la rabia. Una rabia roja que no se le iba a
quitar jamas.

Microrelatos
Sebastian
18-10

1- Cuento rojo. El color de la ira


Las gotas de sudor caían como un tobogán de su frente colorada. Desde la mollera hasta las cejas,
traqueteaban en el ceño enrojecido de enojo. Las palabras no le salían con facilidad y las respuestas
que recibía lo ponían fucsia de la indignación. Eligió a otro antes que a mi. ¿cómo pudo hacerme
esto? Reclamaba, bordó de la desesperación. No importa mi elección, con una sonrisa de lado le
dijo: tengo la plena certeza de que usted será mi sucesor, y que va a desempeñarse mejor que yo.
¿qué importa mi preferencia? La ebullición carmesí transformó su piel y el sudor se vaporizaba por
el calor que emanaba su sangre. El sabía que el puesto ya era suyo, solo deseaba con todas sus
fuerzas la aprobación de ese hombre. Se marchó rojo de la rabia. Una rabia roja que no se le iba a
quitar jamas.

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