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Microeconomía (del prefijo "micr (o) -" que significa "pequeño" +

"economía") es una rama de la economía que estudia cómo los hogares


y las empresas toman decisiones para asignar sus limitados recursos,
normalmente en los mercados donde los productos o los servicios se
compran y venden. La Microeconomía examina cómo estas decisiones y
comportamientos afectan a la oferta y la demanda de bienes y servicios,
que determina los precios, y cómo los precios, a su vez, determinan la
oferta y la demanda
de bienes y
servicios.

Este es un contraste
con la
macroeconomía,
que implica la
"suma total de
la actividad
económica, abordar
los problemas de
crecimiento,
inflación y
desempleo, y con las políticas económicas nacionales relativas a estas
cuestiones". LaMacroeconomía se ocupa también de los efectos de
gobierno con sus acciones microeconómicas (como cambiar los niveles
impositivos) sobre los mismos. En particular, a raíz de la crítica de
Lucas, gran parte de la teoría macroeconómica moderna se ha
construido sobre los supuestos básicos sobre el comportamiento a nivel
micro.

Uno de los objetivos de la microeconomía es analizar los mecanismos


de mercado que establecen los precios relativos entre bienes y servicios
y la asignación de recursos limitados entre muchos otros usos. La
microeconomía analiza los distintos tipos de mercado que pueden existir
en función del número de oferentes y demandantes (de competencia
perfecta, oligopolio, duopolio y monopolio), losfallos del mercado,
donde los mercados no producen resultados eficaces, así como la
descripción de las condiciones teóricas necesarias para la competencia
perfecta. Campos de estudio importantes en la microeconomía incluyen
el equilibrio general, los mercados bajo información asimétrica,
elección bajo incertidumbre económica y las aplicaciones de la teoría de
juegos. También se considera la elasticidad de los productos en el
sistema de mercado.

 Definición y Asunciones
 Modelos
 Oferta y demanda
 Fallos del Mercado
 Coste de Oportunidad
 Aplicación de la microeconomía

Economía ambiental
La economía ambiental surge del modelo basado en la formulación de Hartwick (1977)
primero y de Solow más tarde (1986). La idea principal desarrollada por el primero es el
requerimiento de reinvertir las rentas obtenidas del capital naturalen el país de donde se
extraen para mantener el consumo real constante a lo largo del tiempo. Sollow desarrolla
esta premisa y la reinterpreta como el mantenimiento del stock de capital constante. Con
este fin subdivide el capital en sus tres posibles formas: Capital manufacturero (máquinas,
infraestructuras,..), capital humano (stock de conocimientos y habilidades) y capital natural
(recursos naturales renovables o casi-renovables valorados en términos económicos.

Bajo este enfoque, lo que heredan las generaciones futuras es una capacidad general de
producir más que un componente específico de capital.
Este es el modelo base de la sostenibilidad débil de inspiración neoclásica donde se
asume la sustitubilidad de las formas de capital con el fin de mantener constante el capital
en general. Las críticas son varias y procedentes de la economía ecológica en su mayoría.
Algunas de ellas son, por ejemplo que la depreciación del capital natural se imputa a los
países exportadores y no a los países consumidores, o la difícil cuestión de la valoración
monetaria de los recursos naturales como su sustituibilidad por otras formas de capital.
La economía ambiental es el estudio de la conservación de los recursos
naturales. Aplica instrumentos analíticos a las decisiones económicas que
repercuten en el medio ambiente, considerando este como un proveedor de
recursos ecológicos , naturales, de servicios recreativos, etc.27 feb. 2013

El pantanal boliviano es la parte boliviana del Pantanal, repartido entre Brasil,


Paraguay y Bolivia, ocupando una superficie de unos 31.898,88 km²,
tiene una gran importancia ecológica ya que es un mosaico altamente
complejo y temporalmente dinámico, de lagos, lagunas, pantanos, ríos,
sabanas inundadas, palmares,
Bofedal es un humedal de altura y se considera una pradera nativa poco
extensa con permanente humedad. Los vegetales o plantas que habitan
elbofedal reciben el nombre de vegetales hidrofíticos.
" bofedal es un humedal de altura, y se considera
una pradera nativa poco extensa con permanente
humedad. Los vegetales o plantas que habitan el
bofedal reciben el nombre de vegetales hidrofiticos.
Los bofedales se forman en zonas como las del
macizos andinos ubicadas sobre los 3.800 metros de
altura, en donde las planicies almacenan aguas
provenientes de precipitaciones pluviales, deshielo
de glaciares y principalmente afloramientos
superficiales de aguas subterraneas
Ya es tiempo que nos preocupemos de los recursos
hídricos, porque son importantes para todos los
seres vivos y no cabe duda que cada región tiene
como tesoros a sus lagos, ríos, lagunas y bofedales.

* en biología, un endemismo, una especie u organismo biológico que se halla exclusivamente


en una determinada parte del planeta;

o primero que vamos a hacer es encontrar el origen etimológico de las dos palabras que dan
forma al término especie endémica que vamos a analizar en profundidad a continuación:
• Especie, es un vocablo que emana del latín y más concretamente de “species”, que es
equivalente a “imagen o apariencia”.
• Endémica, por su parte, tiene su procedencia en el griego. Y es que así se comprueba al
analizar la estructura que posee: el prefijo “en-“, que es sinónimo de “dentro”; el sustantivo
“demos”, que puede traducirse como “pueblo”; y finalmente el sufijo “-ico”, que viene a
significar “relativo a”.

Las especies son, para la zoología y la botánica, los grupos en que pueden dividirse
los géneros. Al integrar una misma especie, los individuos comparten los caracteres
genéricos y otros factores que hacen que se asemejen entre sí y se diferencien de los
integrantes de otras especies.
Endémico, por otra parte, es lo perteneciente o relativo a la endemia. Este concepto
suele utilizarse para nombrar a una enfermedad que reina en una región o época.
Una especie endémica es aquella que se distribuye en un ámbito geográfico
reducido y que no se encuentra de forma natural en otras partes del mundo.
El endemismo, por lo tanto, refiere a una especie que sólo puede encontrarse
naturalmente en un lugar.
En este sentido podemos decir que existen muy diversos tipos de endemismo: el
paleoendemismo, el patroendemismo, el criptoendemismo, el esquizoendemismo o el
apoendemismo.
La consideración del endemismo puede variar en distintas esca

Lee todo en: Definición de especie endémica - Qué es, Significado y


Concepto http://definicion.de/especie-endemica/#ixzz42vBJW07H

Seguridad alimentaria hace referencia a la disponibilidad de alimentos, el acceso de las


personas a ellos y el aprovechamiento biológico de los mismos. Se considera que un
hogar está en una situación de seguridad alimentaria cuando sus miembros disponen de
manera sostenida a alimentos suficientes en cantidad y calidad según las necesidades
biológicas. Dos definiciones de seguridad alimentaria utilizadas de modo habitual son las
ofrecidas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación,
conocida por sus siglas en inglés -FAO-, y la que facilita elDepartamento de Agricultura de
los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés):

 La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen acceso en todo
momento (ya sea físico, social,1 y económico) a alimentos suficientes, seguros y
nutritivos para cubrir sus necesidades nutricionales y las preferencias culturales para
una vida sana y activa.2
 La seguridad alimentaria de un hogar significa que todos sus miembros tienen acceso
en todo momento a suficientes alimentos para una vida activa y saludable. La
seguridad alimentaria incluye al menos: 1) la inmediata disponibilidad de alimentos
nutritivamente adecuados y seguros, y 2) la habilidad asegurada para disponer de
dichos alimentos en una forma sostenida y de manera socialmente aceptable (esto es,
sin necesidad de depender de suministros alimenticios de emergencia, hurgando en la
basura, robando o utilizando otras estrategias de afrontamiento). (USDA)3

Las fases de la seguridad alimentaria van desde la situación de seguridad alimentaria


hasta la de hambruna a gran escala. "El hambre y la hambruna están ambas enraizadas
en la inseguridad alimentaria. La inseguridad alimentaria puede categorizarse como
crónica o transitoria. La inseguridad alimentaria crónica conlleva un elevado grado de
vulnerabilidad al hambre y a la hambruna, por lo que para asegurar la seguridad
alimentaria es necesario eliminar esa vulnerabilidad. El hambre crónica no es hambruna.
Es similar a la malnutrición y está relacionada con la pobreza que existe principalmente en
los países pobres."4
La macroeconomía es la parte de la teoría económica que se encarga del estudio general
de la economía, mediante el análisis de las variables agregadas como el monto total de
bienes y servicios producidos, el total de los ingresos, el nivel de empleo, de recursos
productivos, la balanza de pagos, el tipo de cambio y el comportamiento general de los
precios. La macroeconomía puede ser utilizada para analizar cuál es la mejor manera de
influir en objetivos políticos como por ejemplo hacer crecer la economía, conseguir la
estabilidad de precios, fomentar el empleo y la obtención de una balanza de
pagos sostenible y equilibrada. La macroeconomía por ejemplo, se centra en los
fenómenos que afectan las variables indicadoras del nivel de vida de una sociedad.
Además objetiva más al analizar la situación económica de un país propio en el que vive,
lo que permite entender los fenómenos que intervienen en ella. En contraposición,
la microeconomía estudia el comportamiento económico de agentes individuales,
como consumidores, empresas, trabajadores e inversores.

concepto de sustentabilidad se funda en el reconocimiento de los límites y


potenciales de la naturaleza, así como la complejidad ambiental, inspirando una
nueva comprensión del mundo para enfrentar los desafíos de la humanidad en el
tercer milenio. El concepto de sustentabilidad promueve una nueva alianza
naturaleza-cultura fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la
ciencia y la tecnología, y construyendo una nueva cultura política fundada en una
ética de la sustentabilidad –en valores, creencias, sentimientos y saberes– que
renuevan los sentidos existenciales, los mundos de vida y las formas de habitar el
planeta Tierra.
La sustentabilidad en clave temporal
La aparición y difusión del término desarrollo sostenible o sustentable ha acompañado al
proceso de concientización ambiental de la sociedad global.

Inicialmente este concepto se relacionaba –aún con contradicciones-, con el crecimiento


económico, pues no se consideraba en profundidad los objetivos de mantenimiento de las
bases naturales del ambiente y los procesos de deterioro de los recursos naturales en las
distintas escalas geográficas.

Recién hacia finales de los años sesenta y principios de los setenta que la
crisisambiental planetaria comienza a tener consideración en los foros mundiales tanto
gubernamentales como no gubernamentales.

El debate medio ambiente – desarrollo, suscitado en esos momentos-, reveló que los
problemas ambientales se manifiestan de manera distinta según se trate de países
desarrollados o de países en desarrollo. A grandes rasgos es posible señalar que los
primeros sobreutilizan los recursos naturales, mientras los segundos los subutilizan; si bien
en la actual era de la globalización, además, los países desarrollados sobreutlizan los
recursos del resto de los países a través de la apertura del comercio internacional y el
deterioro de los términos de intercambio y el peso impuesto por las deudas externas. En
definitiva, los países desarrollados han sido los focos originarios de los problemas
ambientales que se “exportaron” a las áreas de concentración urbano-industrial de los
países en desarrollo.

La noción moderna de desarrollo sustentable tiene su origen en el debate iniciado en 1972


en Estocolmo(2) y consolidado veinte años más tarde en Rio de Janeiro.

El término desarrollo sustentable aparece con la Estrategia Mundial de Conservación(3) de


1980, que fue el aporte más conocido al problema de las interrelaciones entre la naturaleza
y la sociedad. A pesar de la variedad de interpretaciones existentes en el discurso político y
los debates académicos, se adoptó internacionalmente la definición sugerida por la
Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, presidida por la entonces Primera
Ministra de Noruega, Gro Brundtland en 1987.

La definición más repetida y difundida sobre el concepto es que el desarrollo sustentable es


aquél que “es capaz de cubrir las necesidades del presente sin comprometer las
posibilidades de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”
(CMMAD, 1992).

Esta definición de sustentabilidad incluye dos ideas clave:

- La “necesidad” de considerar a las generaciones presentes y futuras en tal


conceptualización, y

- la “limitación” impuesta al ambiente por el estado de la tecnología y la organización social


en cada contexto histórico-geográfico.
En realidad, el discurso sobre la sustentabilidad fue una respuesta a la escuela de los límites
del crecimiento, que desde los años setenta venía postulando la inexorable presión del
crecimiento económico sobre la naturaleza.

Frente a esta visión catastrofista, el enfoque de la sustentabilidad es más flexible, al señalar


que los daños ecológicos ocurren cotidianamente, de una manera gradual y sobre unas
tasas o límites ambientales variables.

Un resultado institucional importante de CNUMAD fue la creación de la Comisión sobre el


Desarrollo Sostenible (CDS) en diciembre de 1992 para asegurar un seguimiento efectivo
de CNUMAD y para controlar e informar acerca de la ejecución de los acuerdos de la
Cumbre para la Tierra a escala local, nacional, regional e internacional.

La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible realizada en Johannesburgo en 2002


marca el cierre de este ciclo centrándose en el multilateralismo como una estrategia clave
para el cumplimiento y la aplicación del desarrollo sustentable. Es así como estas cumbres
sirvieron de plataforma para incorporar la idea del desarrollo sustentable en los planes de
acción local, regional y global(4) .
El concepto de sustentabilidad
En este acápite adoptaremos una conceptualización de sustentabilidad operativa para la
mejor comprensión de su complejidad y en vistas de la necesidad de superar ciertas
nociones relacionadas con el crecimiento económico basadas en el neoliberalismo.

El concepto de sustentabilidad se funda en el reconocimiento de los límites y potenciales de


la naturaleza, así como la complejidad ambiental, inspirando una nueva comprensión del
mundo para enfrentar los desafíos de la humanidad en el tercer milenio. El concepto de
sustentabilidad promueve una nueva alianza naturaleza-cultura fundando una nueva
economía, reorientando los potenciales de la ciencia y la tecnología, y construyendo una
nueva cultura política fundada en una ética de la sustentabilidad –en valores, creencias,
sentimientos y saberes– que renuevan los sentidos existenciales, los mundos de vida y las
formas de habitar el planeta Tierra.(5)
La sustentabilidad presenta diversas dimensiones dada su complejidad
Para definir cabalmente la sustentabilidad es necesario considerar todas sus dimensiones
de manera articulada, dado que en caso contrario, se cae en reduccionismos inconducentes.

En tal sentido, en este módulo daremos cuenta, entre otras dimensiones, de:

• La sustentabilidad ecológica o ambiental que exige que el desarrollo sea compatible con
el mantenimiento de los procesos ecológicos, la diversidad biológica y la base de los
recursos naturales.

• La sustentabilidad social que requiere que el desarrollo aspire a fortalecer la identidad de


las comunidades y a lograr el equilibrio demográfico y la erradicación de la pobreza.

• La sustentabilidad económica que demanda un desarrollo económicamente eficiente y


equitativo dentro y entre las generaciones presentes y futuras.

• La sustentabilidad geográfica que requiere valorar la dimensión territorial de los distintos


ambientes. Se trata de una nueva perspectiva o dimensión ya que a pesar de que existe
consenso, en los foros internacionales, sobre la importancia y dimensiones de este
concepto; la realidad es que su aplicación en distintas escalas geográficas, especialmente
en las escalas nacional, regional y local es todavía muy incipiente. Además, existe una
subvaloración de la dimensión territorial que puede traer consecuencias negativas en la
planificación del desarrollo sostenible.

Por lo demás, también se considera la sustentabilidad cultural, política y la dimensión


educativa para completar el carácter complejo que abarca este concepto.

La dimensión ecológica o ambiental


La dimensión ecológica de la sustentabilidad promueve la protección de los recursos
naturales necesarios para la seguridad alimentaria y energética y, al mismo tiempo,
comprende el requerimiento de la expansión de la producción para satisfacer a las
poblaciones en crecimiento demográfico. Se intenta así superar la dicotomía medio
ambiente-desarrollo, aspecto nada sencillo a juzgar por los impactos ambientales de los
modelos económicos neoliberales vigentes en el mundo contemporáneo.

La dimensión ecológica de la sustentabilidad está condicionada por la provisión de recursos


naturales y de servicios ambientales de un espacio geográfico. Es posible advertir que si
bien la abundancia de recursos naturales no garantiza el carácter endógeno del
desarrollo sustentable, como lo demuestra la circunstancia de tantos países
subdesarrollados que poseen una importante dotación de recursos hídricos, minerales o
energéticos; no hay duda que constituye el potencial básico del desarrollo territorial.
Es fundamental incorporar la dimensión ecológica en la toma de decisiones políticas y,
asimismo, es necesario examinar las consecuencias ambientales de la apropiación de los
recursos naturales que cada sociedad promueve en las distintas etapas históricas.

La sustentabilidad ecológica se refiere a la relación con la capacidad de carga de los


ecosistemas, es decir, a la magnitud de la naturaleza para absorber y recomponerse de las
influencias antrópicas.

La capacidad de carga es el máximo número de personas que pueden ser soportadas por
los recursos de un territorio y se define normalmente en relación a la máxima
población sustentable, al mínimo nivel de vida imprescindible para la supervivencia. El
concepto de capacidad de carga permite evaluar los límites máximos del crecimiento de la
población según diversos niveles tecnológicos(6) .

La capacidad de carga puede tener también varios significados. Cuando se trata de recursos
renovables (reservas de aguas subterráneas, árboles y vegetales diversos, peces y otros
animales) este concepto se refiere al rendimiento máximo que se puede obtener
indefinidamente sin poner en peligro el capital futuro de cada recurso. En el caso de la
contaminación (vertidos líquidos y gaseosos en ríos, lagos, océanos y en la atmósfera) la
capacidad de carga se refiere a las cantidades de productos contaminantes que estos
receptores pueden absorber antes de ser irremediablemente alterados.(7)

Para el caso de los recursos naturales renovables, la tasa de utilización debiera ser
equivalente a la tasa de recomposición del recurso. Para los recursos naturales no
renovables, la tasa de utilización debe equivaler a la tasa de sustitución del recurso en el
proceso productivo, por el período de tiempo previsto para su agotamiento (medido por las
reservas actuales y por la tasa de utilización). Si se toma en cuenta que su propio carácter
de “no renovable” impide un uso indefinidamentesustentable, hay que limitar el ritmo de
utilización del recurso al período estimado para la aparición de nuevos sustitutos. Esto
requiere, entre otros aspectos, que las inversiones realizadas para la explotación de
recursos naturales no renovables, a fin de resultar sustentables, deben ser proporcionales
a las inversiones asignadas para la búsqueda de sustitutos, en particular las inversiones en
ciencia y tecnología(8) .
La dimensión social
Sabido es que el origen de los problemas ambientales guarda una relación estrecha con los
estilos de desarrollo de las sociedades desarrolladas y subdesarrolladas. Mientras en las
primeras el sobreconsumo provoca insustentabilidad, en las segundas es la pobreza la
causa primaria de la subutilización de los recursos naturales y de situaciones de ausencia
de cobertura de las necesidades básicas que dan lugar a problemas como la deforestación,
la contaminación o la erosión de los suelos.

En relación con la sustentabilidad social, debemos tener en cuenta que ella implica promover
un nuevo estilo de desarrollo que favorezca el acceso y uso de los recursos naturales y la
preservación de la biodiversidad y que sea “socialmentesustentable en la reducción de la
pobreza y de las desigualdades sociales y promueva la justicia y la equidad; que sea
culturalmente sustentable en la conservación del sistema de valores, prácticas y símbolos
de identidad que, pese a su evolución y reactualización permanente, determinan la
integración nacional a través de los tiempos; y que sea políticamente sustentable al
profundizar la democracia y garantizar el acceso y la participación de todos en la toma de
decisiones públicas. Este nuevo estilo de desarrollo tiene como norte una nueva ética del
desarrollo, una ética en la cual los objetivos económicos del progreso estén subordinados a
las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales y a los criterios de respeto a la
dignidad humana y de mejoría de la calidad de vida de las personas”(9) . En relación con
estas apreciaciones de Guimarães, la dimensión aludida se relaciona estrechamente,
además, con los aspectos culturales y políticos de las sociedades.

Pero no sólo la sustentabilidad deberá promover cambios cualitativos en el bienestar de las


sociedades y afianzar el equilibrio ambiental planetario, sino que deberá considerar la
dimensión social en su más profundo sentido. Esto se comprende si se expresa que es
natural que un ser humano en situación de extrema pobreza, exclusión o marginalidad no
pueda tener un compromiso estrecho con la sustentabilidad. Por ejemplo, no se le podrá
pedir a quienes no tienen leña para calefaccionar sus hogares que no talen de manera
desmedida los árboles cercanos a sus casas o sobreconsuman las especies y
sobrepastoreen los suelos con sus ganados. En sentido contrario, en situaciones de riqueza,
las poblaciones tienden al sobreconsumo y, por lo tanto, tampoco se comprometerán con la
sustentabilidad, hecho que es notorio en las grandes ciudades, en las que la cultura del
shopping, la comida chatarra, el gasto exagerado de energía y agua es moneda corriente.

En términos de la relación entre estos dos extremos de la sociedad, no hay duda que la
inserción privilegiada de unos –los ricos-, en el proceso de acumulación, y por ende en el
acceso y uso de los recursos y servicios de la naturaleza, les permite transferir a los otros –
los pobres-, los costos sociales y ambientales de la insustentabilidad a los sectores
subordinados o excluidos. Ello implica, especialmente en los países periféricos, con graves
problemas de pobreza, desigualdad y exclusión, que los fundamentos sociales de la
sustentabilidad suponen postular como criterios básicos de política pública los de la justicia
distributiva, para el caso de bienes y de servicios, y los de la universalización de cobertura,
para las políticas globales de educación, salud, vivienda y seguridad social(10) .

Guimarães también aporta el concepto de actores sociales de la sustentabilidad al referirse


a los componentes básicos de la sustentabilidad, como son el sustento del stock de recursos
y la calidad ambiental para la satisfacción de las necesidades básicas de las poblaciones.
Desde este punto de vista es necesario considerar a las generaciones actuales y futuras,
que son extrañas al mercado, ya que responden a la asignación óptima de recursos en el
corto plazo y no en el largo plazo. Lo mismo se aplica, con mayor razón, al tipo específico
de escasez actual. Si la escasez de recursos naturales puede, aunque imperfectamente, ser
afrontada en el mercado, elementos como el equilibrio climático, la capa de ozono, la
biodiversidad o la capacidad de recuperación del ecosistema trascienden a la acción del
mercado.

En el siguiente gráfico, se aprecia la inclusión de los actores sociales en el contexto de sus


interacciones con los distintos componentes del Estado.

Las condiciones que permiten alcanzar un desarrollo sustentable requieren de acuerdos que
incluya a los actores sociales, políticos y la agenda pública del Estado. (11)
Sería muy difícil encontrar un actor social que estuviera en contra del desarrollo sustentable.
Entonces es necesario plantear: ¿cuáles son los actores sociales promotores del desarrollo
sustentable?

Hoy convivimos con dos realidades contrapuestas. Por un lado, los actores sociales
concuerdan en que el estilo actual se ha agotado y es decididamente insustentable, no sólo
desde el punto de vista económico y ambiental, sino principalmente en lo que se refiere a la
justicia social.(12) Por el otro, no se adoptan las medidas requeridas para la transformación
de las instituciones que dieron sustento al estilo de vida actual. El concepto de
sustentabilidad supondría una restricción ambiental al proceso económico, sin afrontar
todavía los procesos institucionales y políticos que regulan la propiedad, control, acceso y
uso de los recursos naturales y de los servicios ambientales.

La creciente importancia dada a los criterios de consumo y de producción sustentable es un


objetivo que los países alcanzarán cuando comiencen a reconocer que la sustentabilidad
demanda un enfoque estratégico a largo plazo para transformar las causas que provocan
los problemas ambientales. En relación con el tema de los patrones de consumo es posible
señalar que ellos están determinado por una red de actores y mecanismos que pueden
sintetizarse en: el precio de los bienes y servicios, las características de la infraestructura
(vivienda, energía, transportes), los presupuestos individuales y empresariales, el perfil de
actividad de los particulares y las empresas y las alternativas en los modos de vida. Los
diferentes niveles de influencias y vínculos de interdependencia dentro de estas redes
destacan aspectos condicionantes que los gobiernos deben considerar para operar los
cambios sustentables(13) .
La dimensión económica
El debate economía - medio ambiente es uno de los que ha suscitado las polémicas más
arduas en términos de su relación con la sustentabilidad. Se ha señalado con razón que aún
la ciencia económica no tiene una respuesta convincente a la crítica ecológica. La economía
falla al valorar la riqueza global de las naciones, sus recursos naturales y especialmente los
precios de las materias primas. Por ejemplo, si nos referimos al precio de los recursos
energéticos agotables, es evidente que su valoración siempre es menor que la real en
términos de su preservación para las futuras generaciones. También es posible cuestionarse
si el precio que las industrias tienen que pagar por insertar residuos no reciclados al
ambiente tampoco sea el racional. Entonces, cuáles serán los precios adecuados. Aquí se
incorpora usualmente la noción de externalidades como los aspectos ambientales que no
tienen valoración cuantitativa en la contabilidad o en el proceso de producción. De allí la
importancia de valorizar los recursos al menos por su costo de reposición y construir con
ellos por ejemplo, cuentas del patrimonio natural para saber qué y cuánto tenemos, cómo lo
podríamos usar en diferentes alternativas y cuánto nos queda en cada caso.

Para desarrollar el tema de la dimensión económica de la sustentabilidad se puede plantear


la pregunta: ¿es posible la sostenibilidad ambiental con la economía de mercado?(14) Esta
cuestión requiere de un debate en el que se requiere admitir como modelo
económico sostenible desde el punto de vista ambiental a aquél que se adecua a los ciclos
biogeoquímicos de la materia, y le permite así perpetuarse en el tiempo. Existen una serie
de acuerdos que al establecer determinadas metas ambientales, de manera de influir en las
formas, productos y subproductos de las actividades económicas. Existen también normas
que promueven influir en la mejora ambiental de la actividad de una empresa, pero cuya
aceptación y desarrollo son plenamente voluntarias, (normas ISO 14000). A otra escala,
también existen procedimientos de evaluación de los impactos ambientales generados por
un proyecto o actividad.

Pero sin duda la pregunta trae a colación, según el mismo autor, otra que plantea: ¿es
posible hacer sostenible la relación que mantienen la economía y el medio natural sin
cambiar el modelo económico? El modelo económico actual se basa en la búsqueda de la
plusvalía. Toda actividad está hecha a través de esta lógica, en la que además el interés
privado prevalece sobre el interés colectivo. El dueño de los recursos tiene derecho a
explotarlos de la forma que mejor convenga a sus intereses, es decir de la forma que mayor
plusvalía obtenga. Visto el panorama, las administraciones parecen intentar hacer lo posible
por que la mayor plusvalía se obtenga realizando actividades sostenibles, ya sea mediante
ayudas a la mejora tecnológica o certificando sellos que mejoren la imagen de la empresa.
Pero el camino andado en este sentido ya que sólo se producen mejoras parciales y el
modelo económico sigue siendo insostenible.(15)
La dimensión cultural

Sostenibilidad económica y social


como prioridad para la
sustentabilidad ambiental
José Gregorio Barrios Vera

 Medio Ambiente
 21.04.2010
 17 minutos de lectura

gestión ambiental y desarrollo sostenible

Los países de Latinoamérica presentan un crecimiento acelerado que no responde a un


desarrollo armónico de todos sus componentes. Nace un sector moderno, en el que la
expresión física y patrones de consumo no se diferencian sustantivamente de los países
desarrollados y, por otro lado, se incrementa la población en condiciones de pobreza, que
ocupa sin control el territorio, causando problemas ambientales que no han sido atendidos
adecuadamente. Por lo tanto urge la búsqueda de cómo sostener ese desarrollo
económico y social, con énfasis en la participación y equidad, que contribuyan al logro de
comunidades sustentables. En este artículo se presentan algunas iniciativas nacionales e
internacionales importantes para conducir el desarrollo sostenible y sustentable en las
sociedades de hoy en día.

INTRODUCCIÓN

En la actualidad, la conciencia de que es necesario preservar y mantener el medio


ambiente se refleja prácticamente en todos los ámbitos de trabajo. La colaboración
dinámica establecida entre la Organización y los gobiernos, la comunidad científica
y el sector privado están generando nuevos conocimientos y medidas concretas
para solucionar los problemas ambientales globales, es decir, es un tema de prioridad
en casi todas las organizaciones del mundo.
El sistema económico basado en la máxima producción, el consumo, la explotación
ilimitada de recursos y el beneficio como único criterio de la buena marcha
económica es insostenible. Un planeta limitado no puede suministrar indefinidamente los
recursos que esta explotación exigiría. Por esto se ha impuesto la idea de que hay que ir a
un desarrollo real, que permita la mejora de las condiciones de vida, pero compatible con
una explotación racional del planeta que cuide el ambiente, es el llamado desarrollo
sostenible.

El desarrollo sostenible puede ser definido como “un desarrollo que satisfaga las
necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras
para atender sus propias necesidades. Comisión Mundial del Medio Ambiente de la ONU,
1987.

La sostenibilidad o sustentabilidad, se construye sobre los subtemas del capital natural, la


degradación del capital natural, las soluciones, los compromisos y cómo es que los
individuos importan. G. Tyler Myller, 2007.

La sostenibilidad es la habilidad de diversos sistemas de la tierra, incluyendo las


economías y los sistemas culturales, de sobrevivir y adaptarse indefinidamente a las
condiciones ambientales cambiantes.

El ámbito del desarrollo sostenible puede dividirse conceptualmente en tres partes:


ambiental, económica y social. Se considera el aspecto social por la relación entre el
bienestar social con el medio ambiente y la bonanza económica.

Deben satisfacerse las necesidades de la sociedad como alimentación, ropa, vivienda,


trabajo, entre otras, pues si la pobreza es habitual, el mundo estará encaminado a
catástrofes de varios tipos, incluidas las ecológicas. Asimismo, el desarrollo y el bienestar
social, están limitados por el nivel tecnológico, los recursos del medio ambiente y la
capacidad del medio ambiente para absorber los efectos de la actividad humana.

Ante esta situación, se plantea la posibilidad de mejorar la tecnología y la organización


social de forma que el medio ambiental pueda recuperarse al mismo ritmo que es afectado
por la actividad humana.

El punto de vista del desarrollo sostenible pone el énfasis en que se debe plantear
las actividades dentro de un sistema natural que tiene sus leyes. Se debe usar los
recursos sin trastocar los mecanismos básicos del funcionamiento de la naturaleza.

Un cambio de mentalidad es lento y difícil. Requiere afianzar unos nuevos valores. Para
hacerlo son de especial importancia los programas educativos y divulgativos. Tiene mucho
interés dar a conocer ejemplos de actuaciones sostenibles, promover declaraciones
públicas y compromisos políticos, desarrollar programas que se propongan fomentar este
tipo de desarrollo.

Para alcanzar la sostenibilidad del medio ambiente es fundamental que los recursos
naturales se utilicen de forma inteligente y que se protejan los ecosistemas complejos de
que depende nuestra supervivencia. Debe tenerse en cuenta que, la sostenibilidad no
podrá lograrse con los modelos actuales de consumo y uso de recursos. Los suelos se
están degradando a un ritmo alarmante. Las especies vegetales y animales están
desapareciendo a un ritmo sin precedentes. Los cambios climáticos están provocando una
elevación del nivel del mar y acrecentando el peligro de sequías e inundaciones. Se
sobreexplotan la pesca y otros recursos marinos, entre otros.
Una sociedad sostenible o sustentable ambientalmente cubre los requerimientos básicos
de su gente de manera justa y equitativa sin degradar o agotar al capital natural que
suministran estos recursos.G. Tyler Myller, 2007.

¿ES POSIBLE TENER SOCIEDADES SOSTENIBLES O SUSTENTABLES SIN


PERJUDICAR EL MEDIO AMBIENTE?

Hoy se confronta la amenaza ambiental más crítica de la historia, entre estas están el
deterioro del suelo, del agua y de los recursos marinos, esenciales para la producción
alimentaria en ascenso. Contaminación atmosférica con efectos directos sobre la salud,
pérdida de biodiversidad y su modesta, pero no menos importante contribución a los daños
a la capa de ozono y al cambio climático global. Simultáneamente, se encaran graves
problemas humanos como la pobreza y el crecimiento demográfico incontrolado.

Hoy mas que nunca es necesario proteger nuestro capital ambiental, vivir de los intereses
que este nos proporciona. Si agotamos, tiramos o malgastamos este capital, sin duda
alguna pasaremos de un estilo de vida sostenible a uno insostenible.

La visión moderna del desarrollo no sólo busca elevar los niveles de bienestar de las
sociedades humanas de hoy, sino que se preocupa por la posibilidad de heredar a las
generaciones futuras un planeta con aceptables niveles de salud ambiental y económica.

El crecimiento económico es un incremento en la capacidad de un país en proporcionar a


su pueblo bienes y servicios. Para cumplir con este incremento se requiere un crecimiento
de la población, más productores y consumidores, más producción y consumo por
persona, o ambos.

Según G. Tyler Miller, 2007, Una sociedad sostenible o sustentable ambientalmente, cubre
los requerimientos básicos de su gente de manera justa y equitativa sin degradar o agotar
al capital natural que suministran estos recursos.

Durante este siglo, muchos analistas hacen un llamado para poner más énfasis en el
desarrollo económico sostenible ambientalmente. La meta es utilizar a los sistemas
políticos y económicos para alentar las formas de crecimiento económico beneficiosas y
más sostenibles ambientalmente y para desalentar las formas de crecimiento económico
dañinas o insostenibles ambientalmente.

Las causas principales de los problemas ambientales son el crecimiento de la población, el


derroche de los recursos, la pobreza, baja responsabilidad ecológica y la ignorancia
ecológica.

La pobreza es una gran amenaza para la salud humana y para el ambiente, la gente mas
pobre del planeta es la que sufre en mayor medida la contaminación y la degradación
ambiental. El consumo de los recursos esta ligado tanto a pobreza como a la riqueza. Los
pobres consumen menos al no tener suficientes comida, agua y otros recursos para
satisfacer sus necesidades básicas. Muchos de los más prósperos económicamente
consumen mas al utilizar y desperdiciar muchos mas recursos de los que necesitan.

Según este planteamiento, el desarrollo sostenible tiene que conseguir a la vez:

 Satisfacer a las necesidades del presente, fomentando una actividad económica


que suministre los bienes necesarios a toda la población mundial. La Comisión
resaltó “las necesidades básicas de los pobres del mundo, a los que se debe dar
una atención prioritaria”.
 Satisfacer a las necesidades del futuro, reduciendo al mínimo los efectos negativos
de la actividad económica, tanto en el consumo de recursos como en la generación
de residuos, de tal forma que sean soportables por las próximas generaciones.

Agenda 21

La participación ciudadana en la Agenda 21


Autores corporativos:
Observatorio Internacional de Ciudadanía y Medio Ambiente Sostenible (autoría; canal)

Autores personales:
Arnanz Monreal, Luis (Autor/a)
Belmonte, Roberto (Autor/a)
García, Néstor (Autor/a)
Garrido, Francisco Javier (Autor/a)
Heras Manso, Pedro (Autor/a)

Descripción Clasificación Documento

Índice:
¿Qué? (La Agenda 21, un compromiso participativo con el desarrollo
sostenible)
¿Por qué? (La importancia de la participación en la Agenda 21)
¿Cómo? (El proceso de la participación ciudadana)
¿Quiénes? (Los actores de la participación)
¿Y? (Conclusiones finales)

¿Qué? (La Agenda 21, un compromiso participativo con el desarrollo


sostenible)
La Agenda 21 surge en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, y supone una
estrategia promovida por las Naciones Unidas de cara al desarrollo sostenible en el planeta. La lógica
que guía este instrumento tiene que ver con el fomento de la sostenibilidad global a partir de la
actuación local (en los municipios, las regiones, las comunidades...). Son ya muchas las experiencias de
Agenda 21 que se han puesto en marcha, impulsadas en la mayoría de los casos por las autoridades
locales. Según un estudio del ICLEI, de 2001, se contabilizan 6.416 prácticas en todo el mundo,
distribuidas en 113 países. Europa es el continente que más aglutina (5.292), y España ocupa el cuarto
lugar en el ránking mundial, con 359, por detrás de Alemania, Italia y Reino Unido.

Este instrumento de gestión y planificación para la sostenibilidad comprende dos fases fundamentales:
la elaboración de un diagnóstico o evaluación ambiental y la construcción de un Plan de Acción que dé
respuesta al diagnóstico. No es éste el lugar ni el objetivo de este artículo hacer una valoración crítica
del desarrollo y los resultados alanzados por los distintos procesos de Agenda 21 iniciados, en relación
con sus postulados teóricos y los retos que se plantean. En este sentido, habría mucho que decir al
respecto y una reflexión de este tipo requeriría un artículo en sí. En el contexto que orienta este texto,
la participación ciudadana en los procesos de Agenda 21 como herramienta enfocada al desarrollo
sostenible local y la protección ambiental, es importante hacer referencia a otro elemento indispensable
en cualquier práctica de tales características: el Foro de Medio Ambiente. Su constitución a partir de la
puesta en marcha de la Agenda 21, como órgano formal de participación, permite llevar a cabo un
seguimiento, reorientación y evaluación de su desarrollo.
¿Por qué? (La importancia de la participación en la Agenda 21)
El concepto de participación es ambiguo, impreciso, un eslogan o un propósito indefinido. A veces se
denomina participación a cualquier consulta. Otras veces, el discurso de la participación puede servir
para evitar la participación real de la población y enmascarar la toma de decisiones políticas y técnicas.
A efectos de la Agenda 21, y en el marco práctico-operativo que orienta este artículo, lo más importante
es plantear los contenidos o dimensiones fundamentalmente prácticas de la participación aplicada,
desde un marco metodológico científico denominado Investigación Acción Participativa (IAP), a la
implementación de la Agenda 21 en sus dos fases principales: la elaboración del Diagnóstico y la
construcción de un Plan de Acción.

Esta exposición se sustenta en la reflexión que venimos haciendo en el Observatorio Internacional de


Ciudadanía y Medio Ambiente Sostenible (CIMAS), del Instituto Universitario IEPALA-Rafael Burgaleta,
de la Universidad Complutense de Madrid, y en el trabajo práctico que desarrollamos para diferentes
municipios de la Comunidad de Madrid, tanto en la implementación de la Agenda 21, como en otros
proyectos de desarrollo local.
Desde el CIMAS otorgamos una importancia central a la participación ciudadana en todos los procesos
de investigación que llevamos a cabo, por esta razón nos inspiramos en la Investigación Acción
Participativa (IAP) como metodología de trabajo. La IAP ofrece una serie de técnicas sociológicas de
corte cualitativo y participativo que, combinadas con las técnicas cuantitativas, permiten abordar
actuaciones integrales e integradoras para el desarrollo local. Además, con esta filosofía, el objeto de
estudio se convierte en sujeto del mismo, en la medida que se propicia la reflexión, implicación y acción
de la ciudadanía.

En el caso de la Agenda 21, la participación no sólo resulta un elemento indispensable porque así lo
promulguen todos los manuales o las recomendaciones de las distintas cumbres y foros donde se
debaten cuestiones de sostenibilidad y Agenda 21. Consideramos que es la manera más eficaz de
afrontar el desarrollo sostenible y su vinculación con el desarrollo local. La implicación de todos los
actores locales en el proceso permite establecer una radiografía global ante los problemas ambientales,
la manera de afrontarlos, las posibles soluciones, los agentes encargados de llevarlas a cabo, etc. Cada
sector de la población, cada grupo social, cada colectivo, tiene una visión propia y particular de la
realidad. Ese contraste de opiniones enriquece la información obtenida, la profundiza y nos ofrece la
posibilidad de llegar a puntos a los que, quizás, no habríamos llegado exclusivamente con un trabajo
técnico u objetivo. En el caso de la Agenda 21, es necesario abrir a la percepción de la ciudadanía en su
conjunto, integrada por diferentes sectores sociales (vecinos, técnicos, políticos, empresarios, AMPA´s,
asociaciones...), la identificación de los problemas, necesidades y demandas ambientales que
constituyen el Diagnóstico, y la elaboración de propuestas, líneas de acción, indicadores o actores
responsables, que articulan el Plan de Acción. Además, a través de la participación se puede fomentar la
autorresponsabilidad, la corresponsabilidad en el objetivo del desarrollo sostenible.

¿Cómo? (El proceso de la participación ciudadana)


La participación debe entenderse como un procedimiento continuo y flexible, no como una acción
aislada y puntual con un final determinado. La Agenda 21, como proceso continuo que precisa de la
participación ciudadana para su puesta en marcha, y según la metodología que aplicamos desde el
CIMAS (basada en la IAP, como ya se ha indicado), requiere en un primer momento de un desembarco
en la realidad local en la que nos movemos. Esto supone un conocimiento de esa realidad en sus más
variados aspectos, que se obtiene a partir de la utilización de diferentes técnicas de investigación, y que
permite contextualizar el terreno, la población, sus condiciones sociales, económicas, culturales,
ambientales... También resulta muy útil, sobre todo de cara al fomento de la participación, que es el
tema que nos ocupa, un conocimiento de las distintas redes sociales establecidas en el territorio. Nos
referimos al tejido asociativo, a los grupos informales, al nivel institucional, a la base social o ciudadanía
en general..., y las relaciones que mantienen entre sí. En este acercamiento, el mayor riesgo reside en
quedarse atrapado en una sola red, normalmente la más institucionalizada y próxima al poder local.
Resulta más fácil y accesible el contacto, en un primer momento, con aquellas asociaciones, grupos y
organizaciones cercanas al Ayuntamiento, que colaboran, que organizan actividades, en definitiva, que
tienen cierto dinamismo. Sin embargo, no podemos dejar de lado a otros actores que permanecen más
en la sombra, que no suelen participar de la actividad institucional, pero cuyo discurso, cuyas
propuestas, demandas, intereses..., deben ser tenidos en cuenta en la Agenda 21 y pueden enriquecer
su implementación.

Para el fomento de la participación, un elemento clave es la información. Sin información es difícil


participar. Es conveniente hacer un esfuerzo en la difusión de la Agenda 21 para, a partir del
conocimiento, pedir la participación. Una labor pedagógica acerca de los contenidos, resultados y
beneficios de la Agenda 21 también es una condición para la implicación de la ciudadanía. Existen
multitud de técnicas y procedimientos para la difusión, la publicitación y la información (octavillas,
carteles, concursos, exposiciones, anuncios, boletines...), dependiendo su uso de los objetivos, los
mensajes y el público destinatario en cada momento.

Dentro del esquema de la Agenda 21, centrado en una primera etapa en la realización de un
Diagnóstico de la situación ambiental y en una segunda etapa en la elaboración del Plan de Acción,
desde el Observatorio CIMAS fomentamos la participación e implicación de los diferentes actores
sociales desde el principio. En la realización del diagnóstico, la auditoría técnica pertinente es
completada por un autodiagnóstico social respecto al Medio Ambiente, el desarrollo sostenible y la
calidad de vida en el municipio. Esto consiste en conocer la percepción ciudadana ante estos temas, las
demandas de la ciudadanía, los problemas que consideran fundamentales, los aspectos positivos y
potencialidades a explotar... El autodiagnóstico o la percepción ciudadana se pone en contraste y
complementa los datos técnicos y objetivos, ofreciendo una visión global de la situación ambiental del
territorio en un sentido amplio e integrador (zonas verdes, medio ambiente urbano, medio natural,
contaminación...).

También constituimos un Grupo de Trabajo con ciudadanos interesados que colabora con el Equipo de
Investigación, proporcionando información contextual muy oportuna, debatiendo los resultados,
haciendo propuestas, sugerencias... Se trata de un conjunto de ciudadanos preocupados por el
desarrollo de su municipio y por el Medio de Ambiente, y que prestan su disponibilidad de forma
voluntaria para convertirse en sujetos del proceso de implementación de la Agenda 21, en función del
grado de implicación que cada cual quiera asumir. Resulta de gran utilidad la presencia de este grupo
que, en la experiencia adquirida desde el CIMAS, se convierte en un apoyo muy enriquecedor para el
Equipo de Investigación.

Una vez concluido el Diagnóstico, se inicia un proceso de devolución de la información recogida.


Entendemos que el feedback favorece la reflexión, la ampliación de la información y la profundización
de las conclusiones. La participación nunca tiene por qué acabar, dado que en cualquier momento
pueden surgir aportaciones nuevas, siempre y cuando se favorezca la reflexión colectiva. ¿Cómo una
sociedad o comunidad puede reflexionar sobre sí misma o autorreflexionar? Esto es sólo posible cuando
existe tal devolución de la información producida, es decir, cuando se produce una devolución de la
reflexión que origina a su vez una nueva reflexión. Desde el CIMAS nos comprometemos bastante con
esta tarea, no sólo por el compromiso ético de devolver y compartir la información con todas aquellas
personas y colectivos que se han prestado a colaborar, sino también por los enormes beneficios que
consideramos que aporta al proceso de implementación de la Agenda 21. Hemos observado que las
opiniones resultan más interesantes y más críticas en la medida en que han sido recogidas y
posteriormente devueltas varias veces de forma sucesiva. De esta manera, se puede decir que el
resultado final del proceso de implementación de la Agenda 21 es el producto de reflexiones-
devoluciones-reflexiones llevadas a cabo con anterioridad.

Después de toda esta labor, es el momento de empezar a construir el Plan de Acción, recogiendo las
propuestas que lo van a integrar, definiendo las líneas de acción, los actores responsables, indicadores,
priorizando actividades... Esta elaboración también se desarrolla de manera participativa, contando con
opinión y los puntos de vista de todos los actores locales, en un intento de consensuar el Plan. A través
de la aplicación de distintas técnicas sociológicas de corte cuantitativo y cualitativo, así como otras de
carácter participativo y dinámicas grupales, se realiza una planificación que dé respuesta a las
demandas, necesidades y problemas detectados en el Diagnóstico. La implicación de la ciudadanía, el
apoyo del Grupo de Trabajo y el minucioso análisis de la realidad local llevado a cabo con anterioridad,
permiten diseñar un Plan de Acción perfectamente ajustado al terreno, caracterizado por su viabilidad y
concreción, y con unas propuestas imaginativas, reflexivas y coherentes aportadas por los actores
locales.

¿Quiénes? (Los actores de la participación)


Se puede conocer, o cuanto menos intuir, que promover la participación ciudadana en el desarrollo de
un municipio, un territorio o una comunidad, es una tarea ardua y muchas veces complicada, con
resultados desiguales. No se trata aquí de hacer un análisis acerca de las condiciones, los
requerimientos, los resultados o las frustraciones de la participación ciudadana. Sin embargo, las
dificultades que entrañan el movilizar a la gente, concienciar de la importancia de la implicación en los
asuntos públicos y en la toma de decisiones (siempre y cuando se propicien las condiciones para ello,
como es evidente), no debe hacernos caer en la resignación. Desde el CIMAS somos conscientes de las
dificultades y, por ello, actuamos en consecuencia. En el caso de la Agenda 21, que es el que estamos
exponiendo, ya hemos mencionado que la información, la difusión y la sensibilización son requisitos
necesarios para que se dé una participación plena y constante. Otro requerimiento tiene que ver con la
necesidad de hacer ver a la ciudadanía que de su participación y esfuerzo se van a obtener unos frutos
y unos resultados que benefician al conjunto de la comunidad local. Si no se aprecian los resultados, es
difícil que se vuelvan a invertir esfuerzos, energías, tiempo y dedicación para participar.

Llegados a este punto, cabe preguntarse quiénes participan. Preguntarse por quiénes deben participar
es casi una obviedad: deberían participar todos los sectores sociales, sumando consensos y reflexiones.
En la Agenda 21 es importante contar con el tejido social organizado (asociaciones de vecinos,
culturales, de mujeres, juveniles, de ocio y tiempo libre, clubes deportivos, peñas festivas, grupos
ecologistas...), que pueden tener un discurso relativamente elaborado o pensado respecto a temas de
interés para el municipio. Del mismo modo, el sector económico también debe dejar oír su voz de
manera especial (empresarios, industriales, comerciantes, sindicatos...), ya que su actividad suele tener
notables repercusiones en el Medio Ambiente, la calidad de vida y el desarrollo sostenible del municipio.
Otro ámbito que debe integrarse en el proceso de participación de la Agenda 21 es el educativo
(profesores, AMPA`s, alumnos...), jugando un desatacado papel en la sensibilización y concienciación
ambiental. Otros agentes sociales que pudieran existir, dependiendo del municipio, también han de
aportar sus puntos de vista y su visión de los problemas y las soluciones, como grupos de agricultores o
cazadores, si fuera el caso, cuyo conocimiento sobre el entorno natural o espacios protegidos resulta
muy valioso. Y, por supuesto, debe participar lo que denominamos base social, es decir; la ciudadanía,
el vecino individual que quizás no pertenece a ningún grupo organizado o no posee especiales
conocimientos sobre una determinada materia, pero que vive en el municipio, experimenta los
problemas cotidianos y sus aportaciones permiten conocer la percepción generalizada ante la situación
ambiental y el desarrollo local.

Además de todos los actores locales citados, existe otro cuyo papel es central y determinante para el
buen desarrollo de la Agenda 21 en varios sentidos. Se trata de la Administración local, del nivel
institucional. Por un lado, están los técnicos, que cuentan con conocimientos y capacidad para
determinar la viabilidad de las propuestas, la adecuación a las posibilidades, la certeza de las
percepciones, etc. Por otro, están los políticos, que poseen influencia, capacidad de gestión y de toma
de decisiones y recursos para determinar el alcance, el compromiso y la ejecución de la Agenda 21. En
muchas ocasiones, dependemos de la voluntad política tanto a la hora de iniciar cualquier tipo de
planificación o proyecto de desarrollo local (como puede ser la Agenda 21), como a la hora de poner en
práctica lo planificado, darle continuidad, etc. Por esta razón, su influencia es decisiva en distintos
aspectos, y debe convertirse en actor central del proceso de Agenda 21, junto con la ciudadanía, como
motor, impulsor y gestor.

Sin embargo, una cuestión es quiénes deben participar y otra quiénes lo hacen de facto. Las
motivaciones y la implicación variará en cada caso, en función del tema, del territorio, de las
condiciones o de las exigencias. Habrá determinadas organizaciones o asociaciones que se sientan más
identificadas con una temática en particular y decidan integrarse en el proceso de investigación más
que otras. Los mismo ocurrirá con la base social. En el caso de la Agenda 21, por ejemplo, las
asociaciones de carácter ecologista tienden a colaborar de manera asidua. Las asociaciones vecinales,
con otros intereses, también pueden ser habituales en las actividades propuestas. Más difícil puede
resultar implicar al sector empresarial o educativo, pero hay que hacerles ver que en su cometido hay
una gran responsabilidad medioambiental que deben asumir y que su presencia en el proceso es
inevitable. También puede resultar costoso convencer a aquellos grupos más alejados de los círculos
institucionales, o incluso contrapuestos al Ayuntamiento, y los ajenos a cualquier actuación que se
conciba en el municipio, pero el carácter integrador y plural que tratamos de darle a la Agenda 21
desde el CIMAS nos obliga a redoblar esfuerzos para acercar al proceso a los distantes, indiferentes o
contrapuestos. Grupos políticos en la oposición, colectivos enfrentados al Ayuntamiento, jóvenes,
mujeres, inmigrantes..., suelen ser actores marginales en la acción local, por unos u otros motivos, y
cuya voz debe ser incorporada a la implementación de la Agenda 21 en beneficio de un proceso de
desarrollo local sostenible colectivo.

Todos estos actores deben confluir en el Foro de Medio Ambiente, ente formal participativo donde deben
verse representados los diferentes sectores (base social, tejido organizado y ámbito institucional) del
municipio en un intento integrador y responsable de orientar el desarrollo sostenible del municipio de
manera participada.

Pero la participación no debe acabar aquí sino que, a través de un nuevo proceso de apertura, se
continuará, por medio, sobre todo, del Foro, con la tarea de tejer nuevos cauces de participación
ciudadana, de canalizar la participación ya existente y de incrementar el número de personas o
colectivos implicados en la Agenda 21.

¿Y? (Conclusiones finales)


Después de lo expuesto, podemos comprobar cómo la participación ciudadana en la implementación de
la Agenda 21 debe ser un objetivo inicial para poder desarrollar un plan de sostenibilidad local
realmente eficaz e integral. Siendo conscientes de que la participación es una de las asignaturas
pendientes de la Agenda 21, nuestra propuesta pasa por su fomento, su dinamización y su articulación
a partir de lo concreto, de la realidad a la que nos enfrentamos. El conocimiento de las redes locales es
una condición necesaria para poder llevar a cabo una labor de implicación ciudadana en el desarrollo
sostenible de un municipio o un territorio. Pero este conocimiento debe ser empleado y puesto a
disposición de un proceso de apertura a todos los puntos de vista, a la integración de todos los sectores
de población, no sólo de aquéllos grupos más afines al poder local, a las instituciones o al objeto de
estudio (en este caso, la Agenda 21). Este es el gran reto, conseguir la complicidad y la participación de
los ajenos, antagónicos o indiferentes, que, desgraciadamente y por la experiencia adquirida, pueden
ser una mayoría. La aplicación de diferentes técnicas y dinámicas y el desarrollo de actividades de tipo
lúdico-festivo, con un elemento de sensibilización y concienciación, son mecanismos útiles en esta
tarea. Del mismo modo, el acercamiento a los centros neurálgicos donde se aglutina la acción de los
distintos grupos o actores locales, la integración en su actividad cotidiana y la observación participante,
permiten manejar las claves de las redes sociales y estar en condiciones de fomentar su implicación en
el proceso de Agenda 21. En muchas ocasiones no podemos contar con la presencia de determinados
actores o colectivos (jóvenes, mujeres, empresarios, inmigrantes, profesores...) en las acciones que
organicemos, con lo que debemos ir a ellos, buscarles en sus lugares cotidianos y desde ahí integrarles
en la Agenda 21.

Por último, volvemos a poner de manifiesto la necesidad de que la participación ciudadana ofrezca
frutos y resultados visibles y permanentes. En caso contrario, puede ser fácil defraudar expectativas y
producir desencanto y desmotivación. El feedback permite demostrar que el esfuerzo y el trabajo
invertido por parte de la ciudadanía es eficaz y tenido en cuenta, y que su voz ha sido escuchada.

Esta es la apuesta que hacemos desde el Observatorio Internacional CIMAS, la apuesta por una
ciudadanía activa e implicada en el desarrollo sostenible, en la mejora ambiental y en la calidad de vida,
tanto a nivel local como a nivel global. Y desde el protagonismo de todos los actores sociales es posible
avanzar en este camino.

webmaster@gloobal.net

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