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Microeconomía
Microeconomía
Este es un contraste
con la
macroeconomía,
que implica la
"suma total de
la actividad
económica, abordar
los problemas de
crecimiento,
inflación y
desempleo, y con las políticas económicas nacionales relativas a estas
cuestiones". LaMacroeconomía se ocupa también de los efectos de
gobierno con sus acciones microeconómicas (como cambiar los niveles
impositivos) sobre los mismos. En particular, a raíz de la crítica de
Lucas, gran parte de la teoría macroeconómica moderna se ha
construido sobre los supuestos básicos sobre el comportamiento a nivel
micro.
Definición y Asunciones
Modelos
Oferta y demanda
Fallos del Mercado
Coste de Oportunidad
Aplicación de la microeconomía
Economía ambiental
La economía ambiental surge del modelo basado en la formulación de Hartwick (1977)
primero y de Solow más tarde (1986). La idea principal desarrollada por el primero es el
requerimiento de reinvertir las rentas obtenidas del capital naturalen el país de donde se
extraen para mantener el consumo real constante a lo largo del tiempo. Sollow desarrolla
esta premisa y la reinterpreta como el mantenimiento del stock de capital constante. Con
este fin subdivide el capital en sus tres posibles formas: Capital manufacturero (máquinas,
infraestructuras,..), capital humano (stock de conocimientos y habilidades) y capital natural
(recursos naturales renovables o casi-renovables valorados en términos económicos.
Bajo este enfoque, lo que heredan las generaciones futuras es una capacidad general de
producir más que un componente específico de capital.
Este es el modelo base de la sostenibilidad débil de inspiración neoclásica donde se
asume la sustitubilidad de las formas de capital con el fin de mantener constante el capital
en general. Las críticas son varias y procedentes de la economía ecológica en su mayoría.
Algunas de ellas son, por ejemplo que la depreciación del capital natural se imputa a los
países exportadores y no a los países consumidores, o la difícil cuestión de la valoración
monetaria de los recursos naturales como su sustituibilidad por otras formas de capital.
La economía ambiental es el estudio de la conservación de los recursos
naturales. Aplica instrumentos analíticos a las decisiones económicas que
repercuten en el medio ambiente, considerando este como un proveedor de
recursos ecológicos , naturales, de servicios recreativos, etc.27 feb. 2013
o primero que vamos a hacer es encontrar el origen etimológico de las dos palabras que dan
forma al término especie endémica que vamos a analizar en profundidad a continuación:
• Especie, es un vocablo que emana del latín y más concretamente de “species”, que es
equivalente a “imagen o apariencia”.
• Endémica, por su parte, tiene su procedencia en el griego. Y es que así se comprueba al
analizar la estructura que posee: el prefijo “en-“, que es sinónimo de “dentro”; el sustantivo
“demos”, que puede traducirse como “pueblo”; y finalmente el sufijo “-ico”, que viene a
significar “relativo a”.
Las especies son, para la zoología y la botánica, los grupos en que pueden dividirse
los géneros. Al integrar una misma especie, los individuos comparten los caracteres
genéricos y otros factores que hacen que se asemejen entre sí y se diferencien de los
integrantes de otras especies.
Endémico, por otra parte, es lo perteneciente o relativo a la endemia. Este concepto
suele utilizarse para nombrar a una enfermedad que reina en una región o época.
Una especie endémica es aquella que se distribuye en un ámbito geográfico
reducido y que no se encuentra de forma natural en otras partes del mundo.
El endemismo, por lo tanto, refiere a una especie que sólo puede encontrarse
naturalmente en un lugar.
En este sentido podemos decir que existen muy diversos tipos de endemismo: el
paleoendemismo, el patroendemismo, el criptoendemismo, el esquizoendemismo o el
apoendemismo.
La consideración del endemismo puede variar en distintas esca
La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen acceso en todo
momento (ya sea físico, social,1 y económico) a alimentos suficientes, seguros y
nutritivos para cubrir sus necesidades nutricionales y las preferencias culturales para
una vida sana y activa.2
La seguridad alimentaria de un hogar significa que todos sus miembros tienen acceso
en todo momento a suficientes alimentos para una vida activa y saludable. La
seguridad alimentaria incluye al menos: 1) la inmediata disponibilidad de alimentos
nutritivamente adecuados y seguros, y 2) la habilidad asegurada para disponer de
dichos alimentos en una forma sostenida y de manera socialmente aceptable (esto es,
sin necesidad de depender de suministros alimenticios de emergencia, hurgando en la
basura, robando o utilizando otras estrategias de afrontamiento). (USDA)3
Recién hacia finales de los años sesenta y principios de los setenta que la
crisisambiental planetaria comienza a tener consideración en los foros mundiales tanto
gubernamentales como no gubernamentales.
El debate medio ambiente – desarrollo, suscitado en esos momentos-, reveló que los
problemas ambientales se manifiestan de manera distinta según se trate de países
desarrollados o de países en desarrollo. A grandes rasgos es posible señalar que los
primeros sobreutilizan los recursos naturales, mientras los segundos los subutilizan; si bien
en la actual era de la globalización, además, los países desarrollados sobreutlizan los
recursos del resto de los países a través de la apertura del comercio internacional y el
deterioro de los términos de intercambio y el peso impuesto por las deudas externas. En
definitiva, los países desarrollados han sido los focos originarios de los problemas
ambientales que se “exportaron” a las áreas de concentración urbano-industrial de los
países en desarrollo.
En tal sentido, en este módulo daremos cuenta, entre otras dimensiones, de:
• La sustentabilidad ecológica o ambiental que exige que el desarrollo sea compatible con
el mantenimiento de los procesos ecológicos, la diversidad biológica y la base de los
recursos naturales.
La capacidad de carga es el máximo número de personas que pueden ser soportadas por
los recursos de un territorio y se define normalmente en relación a la máxima
población sustentable, al mínimo nivel de vida imprescindible para la supervivencia. El
concepto de capacidad de carga permite evaluar los límites máximos del crecimiento de la
población según diversos niveles tecnológicos(6) .
La capacidad de carga puede tener también varios significados. Cuando se trata de recursos
renovables (reservas de aguas subterráneas, árboles y vegetales diversos, peces y otros
animales) este concepto se refiere al rendimiento máximo que se puede obtener
indefinidamente sin poner en peligro el capital futuro de cada recurso. En el caso de la
contaminación (vertidos líquidos y gaseosos en ríos, lagos, océanos y en la atmósfera) la
capacidad de carga se refiere a las cantidades de productos contaminantes que estos
receptores pueden absorber antes de ser irremediablemente alterados.(7)
Para el caso de los recursos naturales renovables, la tasa de utilización debiera ser
equivalente a la tasa de recomposición del recurso. Para los recursos naturales no
renovables, la tasa de utilización debe equivaler a la tasa de sustitución del recurso en el
proceso productivo, por el período de tiempo previsto para su agotamiento (medido por las
reservas actuales y por la tasa de utilización). Si se toma en cuenta que su propio carácter
de “no renovable” impide un uso indefinidamentesustentable, hay que limitar el ritmo de
utilización del recurso al período estimado para la aparición de nuevos sustitutos. Esto
requiere, entre otros aspectos, que las inversiones realizadas para la explotación de
recursos naturales no renovables, a fin de resultar sustentables, deben ser proporcionales
a las inversiones asignadas para la búsqueda de sustitutos, en particular las inversiones en
ciencia y tecnología(8) .
La dimensión social
Sabido es que el origen de los problemas ambientales guarda una relación estrecha con los
estilos de desarrollo de las sociedades desarrolladas y subdesarrolladas. Mientras en las
primeras el sobreconsumo provoca insustentabilidad, en las segundas es la pobreza la
causa primaria de la subutilización de los recursos naturales y de situaciones de ausencia
de cobertura de las necesidades básicas que dan lugar a problemas como la deforestación,
la contaminación o la erosión de los suelos.
En relación con la sustentabilidad social, debemos tener en cuenta que ella implica promover
un nuevo estilo de desarrollo que favorezca el acceso y uso de los recursos naturales y la
preservación de la biodiversidad y que sea “socialmentesustentable en la reducción de la
pobreza y de las desigualdades sociales y promueva la justicia y la equidad; que sea
culturalmente sustentable en la conservación del sistema de valores, prácticas y símbolos
de identidad que, pese a su evolución y reactualización permanente, determinan la
integración nacional a través de los tiempos; y que sea políticamente sustentable al
profundizar la democracia y garantizar el acceso y la participación de todos en la toma de
decisiones públicas. Este nuevo estilo de desarrollo tiene como norte una nueva ética del
desarrollo, una ética en la cual los objetivos económicos del progreso estén subordinados a
las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales y a los criterios de respeto a la
dignidad humana y de mejoría de la calidad de vida de las personas”(9) . En relación con
estas apreciaciones de Guimarães, la dimensión aludida se relaciona estrechamente,
además, con los aspectos culturales y políticos de las sociedades.
En términos de la relación entre estos dos extremos de la sociedad, no hay duda que la
inserción privilegiada de unos –los ricos-, en el proceso de acumulación, y por ende en el
acceso y uso de los recursos y servicios de la naturaleza, les permite transferir a los otros –
los pobres-, los costos sociales y ambientales de la insustentabilidad a los sectores
subordinados o excluidos. Ello implica, especialmente en los países periféricos, con graves
problemas de pobreza, desigualdad y exclusión, que los fundamentos sociales de la
sustentabilidad suponen postular como criterios básicos de política pública los de la justicia
distributiva, para el caso de bienes y de servicios, y los de la universalización de cobertura,
para las políticas globales de educación, salud, vivienda y seguridad social(10) .
Las condiciones que permiten alcanzar un desarrollo sustentable requieren de acuerdos que
incluya a los actores sociales, políticos y la agenda pública del Estado. (11)
Sería muy difícil encontrar un actor social que estuviera en contra del desarrollo sustentable.
Entonces es necesario plantear: ¿cuáles son los actores sociales promotores del desarrollo
sustentable?
Hoy convivimos con dos realidades contrapuestas. Por un lado, los actores sociales
concuerdan en que el estilo actual se ha agotado y es decididamente insustentable, no sólo
desde el punto de vista económico y ambiental, sino principalmente en lo que se refiere a la
justicia social.(12) Por el otro, no se adoptan las medidas requeridas para la transformación
de las instituciones que dieron sustento al estilo de vida actual. El concepto de
sustentabilidad supondría una restricción ambiental al proceso económico, sin afrontar
todavía los procesos institucionales y políticos que regulan la propiedad, control, acceso y
uso de los recursos naturales y de los servicios ambientales.
Pero sin duda la pregunta trae a colación, según el mismo autor, otra que plantea: ¿es
posible hacer sostenible la relación que mantienen la economía y el medio natural sin
cambiar el modelo económico? El modelo económico actual se basa en la búsqueda de la
plusvalía. Toda actividad está hecha a través de esta lógica, en la que además el interés
privado prevalece sobre el interés colectivo. El dueño de los recursos tiene derecho a
explotarlos de la forma que mejor convenga a sus intereses, es decir de la forma que mayor
plusvalía obtenga. Visto el panorama, las administraciones parecen intentar hacer lo posible
por que la mayor plusvalía se obtenga realizando actividades sostenibles, ya sea mediante
ayudas a la mejora tecnológica o certificando sellos que mejoren la imagen de la empresa.
Pero el camino andado en este sentido ya que sólo se producen mejoras parciales y el
modelo económico sigue siendo insostenible.(15)
La dimensión cultural
Medio Ambiente
21.04.2010
17 minutos de lectura
INTRODUCCIÓN
El desarrollo sostenible puede ser definido como “un desarrollo que satisfaga las
necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras
para atender sus propias necesidades. Comisión Mundial del Medio Ambiente de la ONU,
1987.
El punto de vista del desarrollo sostenible pone el énfasis en que se debe plantear
las actividades dentro de un sistema natural que tiene sus leyes. Se debe usar los
recursos sin trastocar los mecanismos básicos del funcionamiento de la naturaleza.
Un cambio de mentalidad es lento y difícil. Requiere afianzar unos nuevos valores. Para
hacerlo son de especial importancia los programas educativos y divulgativos. Tiene mucho
interés dar a conocer ejemplos de actuaciones sostenibles, promover declaraciones
públicas y compromisos políticos, desarrollar programas que se propongan fomentar este
tipo de desarrollo.
Para alcanzar la sostenibilidad del medio ambiente es fundamental que los recursos
naturales se utilicen de forma inteligente y que se protejan los ecosistemas complejos de
que depende nuestra supervivencia. Debe tenerse en cuenta que, la sostenibilidad no
podrá lograrse con los modelos actuales de consumo y uso de recursos. Los suelos se
están degradando a un ritmo alarmante. Las especies vegetales y animales están
desapareciendo a un ritmo sin precedentes. Los cambios climáticos están provocando una
elevación del nivel del mar y acrecentando el peligro de sequías e inundaciones. Se
sobreexplotan la pesca y otros recursos marinos, entre otros.
Una sociedad sostenible o sustentable ambientalmente cubre los requerimientos básicos
de su gente de manera justa y equitativa sin degradar o agotar al capital natural que
suministran estos recursos.G. Tyler Myller, 2007.
Hoy se confronta la amenaza ambiental más crítica de la historia, entre estas están el
deterioro del suelo, del agua y de los recursos marinos, esenciales para la producción
alimentaria en ascenso. Contaminación atmosférica con efectos directos sobre la salud,
pérdida de biodiversidad y su modesta, pero no menos importante contribución a los daños
a la capa de ozono y al cambio climático global. Simultáneamente, se encaran graves
problemas humanos como la pobreza y el crecimiento demográfico incontrolado.
Hoy mas que nunca es necesario proteger nuestro capital ambiental, vivir de los intereses
que este nos proporciona. Si agotamos, tiramos o malgastamos este capital, sin duda
alguna pasaremos de un estilo de vida sostenible a uno insostenible.
La visión moderna del desarrollo no sólo busca elevar los niveles de bienestar de las
sociedades humanas de hoy, sino que se preocupa por la posibilidad de heredar a las
generaciones futuras un planeta con aceptables niveles de salud ambiental y económica.
Según G. Tyler Miller, 2007, Una sociedad sostenible o sustentable ambientalmente, cubre
los requerimientos básicos de su gente de manera justa y equitativa sin degradar o agotar
al capital natural que suministran estos recursos.
Durante este siglo, muchos analistas hacen un llamado para poner más énfasis en el
desarrollo económico sostenible ambientalmente. La meta es utilizar a los sistemas
políticos y económicos para alentar las formas de crecimiento económico beneficiosas y
más sostenibles ambientalmente y para desalentar las formas de crecimiento económico
dañinas o insostenibles ambientalmente.
La pobreza es una gran amenaza para la salud humana y para el ambiente, la gente mas
pobre del planeta es la que sufre en mayor medida la contaminación y la degradación
ambiental. El consumo de los recursos esta ligado tanto a pobreza como a la riqueza. Los
pobres consumen menos al no tener suficientes comida, agua y otros recursos para
satisfacer sus necesidades básicas. Muchos de los más prósperos económicamente
consumen mas al utilizar y desperdiciar muchos mas recursos de los que necesitan.
Agenda 21
Autores personales:
Arnanz Monreal, Luis (Autor/a)
Belmonte, Roberto (Autor/a)
García, Néstor (Autor/a)
Garrido, Francisco Javier (Autor/a)
Heras Manso, Pedro (Autor/a)
Índice:
¿Qué? (La Agenda 21, un compromiso participativo con el desarrollo
sostenible)
¿Por qué? (La importancia de la participación en la Agenda 21)
¿Cómo? (El proceso de la participación ciudadana)
¿Quiénes? (Los actores de la participación)
¿Y? (Conclusiones finales)
Este instrumento de gestión y planificación para la sostenibilidad comprende dos fases fundamentales:
la elaboración de un diagnóstico o evaluación ambiental y la construcción de un Plan de Acción que dé
respuesta al diagnóstico. No es éste el lugar ni el objetivo de este artículo hacer una valoración crítica
del desarrollo y los resultados alanzados por los distintos procesos de Agenda 21 iniciados, en relación
con sus postulados teóricos y los retos que se plantean. En este sentido, habría mucho que decir al
respecto y una reflexión de este tipo requeriría un artículo en sí. En el contexto que orienta este texto,
la participación ciudadana en los procesos de Agenda 21 como herramienta enfocada al desarrollo
sostenible local y la protección ambiental, es importante hacer referencia a otro elemento indispensable
en cualquier práctica de tales características: el Foro de Medio Ambiente. Su constitución a partir de la
puesta en marcha de la Agenda 21, como órgano formal de participación, permite llevar a cabo un
seguimiento, reorientación y evaluación de su desarrollo.
¿Por qué? (La importancia de la participación en la Agenda 21)
El concepto de participación es ambiguo, impreciso, un eslogan o un propósito indefinido. A veces se
denomina participación a cualquier consulta. Otras veces, el discurso de la participación puede servir
para evitar la participación real de la población y enmascarar la toma de decisiones políticas y técnicas.
A efectos de la Agenda 21, y en el marco práctico-operativo que orienta este artículo, lo más importante
es plantear los contenidos o dimensiones fundamentalmente prácticas de la participación aplicada,
desde un marco metodológico científico denominado Investigación Acción Participativa (IAP), a la
implementación de la Agenda 21 en sus dos fases principales: la elaboración del Diagnóstico y la
construcción de un Plan de Acción.
En el caso de la Agenda 21, la participación no sólo resulta un elemento indispensable porque así lo
promulguen todos los manuales o las recomendaciones de las distintas cumbres y foros donde se
debaten cuestiones de sostenibilidad y Agenda 21. Consideramos que es la manera más eficaz de
afrontar el desarrollo sostenible y su vinculación con el desarrollo local. La implicación de todos los
actores locales en el proceso permite establecer una radiografía global ante los problemas ambientales,
la manera de afrontarlos, las posibles soluciones, los agentes encargados de llevarlas a cabo, etc. Cada
sector de la población, cada grupo social, cada colectivo, tiene una visión propia y particular de la
realidad. Ese contraste de opiniones enriquece la información obtenida, la profundiza y nos ofrece la
posibilidad de llegar a puntos a los que, quizás, no habríamos llegado exclusivamente con un trabajo
técnico u objetivo. En el caso de la Agenda 21, es necesario abrir a la percepción de la ciudadanía en su
conjunto, integrada por diferentes sectores sociales (vecinos, técnicos, políticos, empresarios, AMPA´s,
asociaciones...), la identificación de los problemas, necesidades y demandas ambientales que
constituyen el Diagnóstico, y la elaboración de propuestas, líneas de acción, indicadores o actores
responsables, que articulan el Plan de Acción. Además, a través de la participación se puede fomentar la
autorresponsabilidad, la corresponsabilidad en el objetivo del desarrollo sostenible.
Dentro del esquema de la Agenda 21, centrado en una primera etapa en la realización de un
Diagnóstico de la situación ambiental y en una segunda etapa en la elaboración del Plan de Acción,
desde el Observatorio CIMAS fomentamos la participación e implicación de los diferentes actores
sociales desde el principio. En la realización del diagnóstico, la auditoría técnica pertinente es
completada por un autodiagnóstico social respecto al Medio Ambiente, el desarrollo sostenible y la
calidad de vida en el municipio. Esto consiste en conocer la percepción ciudadana ante estos temas, las
demandas de la ciudadanía, los problemas que consideran fundamentales, los aspectos positivos y
potencialidades a explotar... El autodiagnóstico o la percepción ciudadana se pone en contraste y
complementa los datos técnicos y objetivos, ofreciendo una visión global de la situación ambiental del
territorio en un sentido amplio e integrador (zonas verdes, medio ambiente urbano, medio natural,
contaminación...).
También constituimos un Grupo de Trabajo con ciudadanos interesados que colabora con el Equipo de
Investigación, proporcionando información contextual muy oportuna, debatiendo los resultados,
haciendo propuestas, sugerencias... Se trata de un conjunto de ciudadanos preocupados por el
desarrollo de su municipio y por el Medio de Ambiente, y que prestan su disponibilidad de forma
voluntaria para convertirse en sujetos del proceso de implementación de la Agenda 21, en función del
grado de implicación que cada cual quiera asumir. Resulta de gran utilidad la presencia de este grupo
que, en la experiencia adquirida desde el CIMAS, se convierte en un apoyo muy enriquecedor para el
Equipo de Investigación.
Después de toda esta labor, es el momento de empezar a construir el Plan de Acción, recogiendo las
propuestas que lo van a integrar, definiendo las líneas de acción, los actores responsables, indicadores,
priorizando actividades... Esta elaboración también se desarrolla de manera participativa, contando con
opinión y los puntos de vista de todos los actores locales, en un intento de consensuar el Plan. A través
de la aplicación de distintas técnicas sociológicas de corte cuantitativo y cualitativo, así como otras de
carácter participativo y dinámicas grupales, se realiza una planificación que dé respuesta a las
demandas, necesidades y problemas detectados en el Diagnóstico. La implicación de la ciudadanía, el
apoyo del Grupo de Trabajo y el minucioso análisis de la realidad local llevado a cabo con anterioridad,
permiten diseñar un Plan de Acción perfectamente ajustado al terreno, caracterizado por su viabilidad y
concreción, y con unas propuestas imaginativas, reflexivas y coherentes aportadas por los actores
locales.
Llegados a este punto, cabe preguntarse quiénes participan. Preguntarse por quiénes deben participar
es casi una obviedad: deberían participar todos los sectores sociales, sumando consensos y reflexiones.
En la Agenda 21 es importante contar con el tejido social organizado (asociaciones de vecinos,
culturales, de mujeres, juveniles, de ocio y tiempo libre, clubes deportivos, peñas festivas, grupos
ecologistas...), que pueden tener un discurso relativamente elaborado o pensado respecto a temas de
interés para el municipio. Del mismo modo, el sector económico también debe dejar oír su voz de
manera especial (empresarios, industriales, comerciantes, sindicatos...), ya que su actividad suele tener
notables repercusiones en el Medio Ambiente, la calidad de vida y el desarrollo sostenible del municipio.
Otro ámbito que debe integrarse en el proceso de participación de la Agenda 21 es el educativo
(profesores, AMPA`s, alumnos...), jugando un desatacado papel en la sensibilización y concienciación
ambiental. Otros agentes sociales que pudieran existir, dependiendo del municipio, también han de
aportar sus puntos de vista y su visión de los problemas y las soluciones, como grupos de agricultores o
cazadores, si fuera el caso, cuyo conocimiento sobre el entorno natural o espacios protegidos resulta
muy valioso. Y, por supuesto, debe participar lo que denominamos base social, es decir; la ciudadanía,
el vecino individual que quizás no pertenece a ningún grupo organizado o no posee especiales
conocimientos sobre una determinada materia, pero que vive en el municipio, experimenta los
problemas cotidianos y sus aportaciones permiten conocer la percepción generalizada ante la situación
ambiental y el desarrollo local.
Además de todos los actores locales citados, existe otro cuyo papel es central y determinante para el
buen desarrollo de la Agenda 21 en varios sentidos. Se trata de la Administración local, del nivel
institucional. Por un lado, están los técnicos, que cuentan con conocimientos y capacidad para
determinar la viabilidad de las propuestas, la adecuación a las posibilidades, la certeza de las
percepciones, etc. Por otro, están los políticos, que poseen influencia, capacidad de gestión y de toma
de decisiones y recursos para determinar el alcance, el compromiso y la ejecución de la Agenda 21. En
muchas ocasiones, dependemos de la voluntad política tanto a la hora de iniciar cualquier tipo de
planificación o proyecto de desarrollo local (como puede ser la Agenda 21), como a la hora de poner en
práctica lo planificado, darle continuidad, etc. Por esta razón, su influencia es decisiva en distintos
aspectos, y debe convertirse en actor central del proceso de Agenda 21, junto con la ciudadanía, como
motor, impulsor y gestor.
Sin embargo, una cuestión es quiénes deben participar y otra quiénes lo hacen de facto. Las
motivaciones y la implicación variará en cada caso, en función del tema, del territorio, de las
condiciones o de las exigencias. Habrá determinadas organizaciones o asociaciones que se sientan más
identificadas con una temática en particular y decidan integrarse en el proceso de investigación más
que otras. Los mismo ocurrirá con la base social. En el caso de la Agenda 21, por ejemplo, las
asociaciones de carácter ecologista tienden a colaborar de manera asidua. Las asociaciones vecinales,
con otros intereses, también pueden ser habituales en las actividades propuestas. Más difícil puede
resultar implicar al sector empresarial o educativo, pero hay que hacerles ver que en su cometido hay
una gran responsabilidad medioambiental que deben asumir y que su presencia en el proceso es
inevitable. También puede resultar costoso convencer a aquellos grupos más alejados de los círculos
institucionales, o incluso contrapuestos al Ayuntamiento, y los ajenos a cualquier actuación que se
conciba en el municipio, pero el carácter integrador y plural que tratamos de darle a la Agenda 21
desde el CIMAS nos obliga a redoblar esfuerzos para acercar al proceso a los distantes, indiferentes o
contrapuestos. Grupos políticos en la oposición, colectivos enfrentados al Ayuntamiento, jóvenes,
mujeres, inmigrantes..., suelen ser actores marginales en la acción local, por unos u otros motivos, y
cuya voz debe ser incorporada a la implementación de la Agenda 21 en beneficio de un proceso de
desarrollo local sostenible colectivo.
Todos estos actores deben confluir en el Foro de Medio Ambiente, ente formal participativo donde deben
verse representados los diferentes sectores (base social, tejido organizado y ámbito institucional) del
municipio en un intento integrador y responsable de orientar el desarrollo sostenible del municipio de
manera participada.
Pero la participación no debe acabar aquí sino que, a través de un nuevo proceso de apertura, se
continuará, por medio, sobre todo, del Foro, con la tarea de tejer nuevos cauces de participación
ciudadana, de canalizar la participación ya existente y de incrementar el número de personas o
colectivos implicados en la Agenda 21.
Por último, volvemos a poner de manifiesto la necesidad de que la participación ciudadana ofrezca
frutos y resultados visibles y permanentes. En caso contrario, puede ser fácil defraudar expectativas y
producir desencanto y desmotivación. El feedback permite demostrar que el esfuerzo y el trabajo
invertido por parte de la ciudadanía es eficaz y tenido en cuenta, y que su voz ha sido escuchada.
Esta es la apuesta que hacemos desde el Observatorio Internacional CIMAS, la apuesta por una
ciudadanía activa e implicada en el desarrollo sostenible, en la mejora ambiental y en la calidad de vida,
tanto a nivel local como a nivel global. Y desde el protagonismo de todos los actores sociales es posible
avanzar en este camino.
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