Silvia N. Benítez Alumna. Trabajo presentado a Teoría de la Comunicación I
Soy un pintor que a partir de sombras espirituales han sufrido la deforma-
pinta el retrato más portentoso ción y pérdida de la inocencia. y paga sus colores a más alto precio La obra poética de Baudelaire no es que quien los usa intensos y opulentos pasible de considerarse dentro de los cuando ya nadie se jacta de los suyos términos “del arte por el arte”, –a la llamean aún los míos mortecinos manera de Adorno–, encabalgándola como irradia su luz un antiguo mosaico que orna pesadas lápidas mortuorias en una vertiente autónoma de lo social. pero aún así hay noche ante mis ojos Por el contrario dicha obra conlleva una visera de lágrimas los vela una actitud deliberada, de contenido necesitan beber de mi interior moral y filosófico, atravesada por los con avidez embriagada de nostalgia condicionamientos sociales, y estos servirá entonces de imagen primigenia aspectos son los que Benjamin no de- a ti mismo igual igual a mí ja escapar. Un Baudelaire desencanta- do, crítico social, que supo abrir un in- Walter Benjamin tersticio en la literatura continuado luego por los surrealistas. Benjamin en su ensayo encuentra al Baudelaire que, paradójicamente, es- Benjamin rescata a Baudelaire como cribe para un público incapaz de re- valioso visionario y crítico de una cepcionarlo. Esta transformación del modernidad en ciernes, que se tiñe con público, cuya organización de los va- los claroscuros del hombre anónimo, lores de la percepción ha tomado un del hombre masa. carácter distinto, impone, por así de- Mira donde el resto no ve, rescata cirlo, la reflexión sobre el problema de los nuevos héroes sociales, es el artista la percepción seriada y su relación con que se adelanta a las épocas, es capaz la memoria. En tal sentido Benjamin de proyectar una ciudad enajenada en retoma del trabajo de Bergson, Matière sí. Baudelaire siente una profunda et mémoire, quien “…considera la es- repulsión por este mundo, que rechaza tructura de la memoria como deci- y retrata en su obra: se encuentra siva para la experiencia. La experiencia parado en el espectáculo de una so- es un hecho de tradición, tanto en la ciedad burguesa de la primera mitad vida privada como en la colectiva. La del siglo XIX, donde los valores experiencia no consiste principalmen-
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te en acontecimientos fijados con exac- ciedad en la cual se halla inmerso, y
titud en el recuerdo, sino más bien en su arma es la experiencia que refleja datos acumulados, a menudo en for- su escritura, “’El genio’, escribe ma inconsciente, que afluyen a la me- Baudelaire, ‘no es sino la infancia moria. Su filosofía surge contra la ex- recuperada a voluntad, la infancia periencia hostil, enceguecedora de la dotada ahora, para expresarse, de época de la gran industria”1 . Por lo órganos viriles y del espíritu analítico tanto, es ese lector quien cierra las que le permite ordenar la suma de posibilidades de esta experiencia, pero materiales involuntariamente amasa- no sólo por condicionamientos de la dos’. El punto de vista de Baudelaire propia voluntad; constituye un aspecto lleva directamente al concepto histó- más al que se ensamblan muchos otros, rico-filosófico de la espontaneidad, como por ejemplo el periódico, que no retomado por el surrealismo a través favorece a la narración, sino que queda de la noción de automatismo psíquico, suspendido en la fragmentariedad. que vuelve a colocar en un primer Baudelaire es el poeta que tiene la plano la infancia de la vida, tanto capacidad de darle vida a la expe- individual como histórica, como riencia, y en este sentido él mismo es contrapunto del extrañamiento del el reducto que le sirve como antena sujeto en la sociedad moderna”2 . para percibir lo que acontece, es decir, Benjamin toma elementos del él es su espacio de la experiencia. La psicoanálisis para señalar cómo los actualiza, y cuando ello ocurre en su hombres incorporan los estímulos de presente, ocurre el Shock; éste se shock como experiencia vivida “en presenta como experiencia surrealista, caso de funcionamiento fallido de la en tanto iluminación de la vida coti- reflexión, se produciría el espanto diana. El concepto de Shock que Ben- agradable o más comúnmente desa- jamin desarrolla tiene que ver con la gradable que sanciona el fracaso de la posibilidad de instaurar una ilumina- defensa contra el shock”3 . Esa crisis ción, el tipo de conocimiento de una que la sociedad le provee es la que hace imagen total, plena, que hace estallar posible su obra, toma acertadamente los sentidos, que logra una percepción lo emblemático que conlleva el hor- capaz de sacar al hombre de su estado miguero parisino, cuyo espacio urbano de muchedumbre, y es eso lo que pro- es mirado como el lugar público y es duce Baudelaire, quien recibe el Shock. aquí donde se hace presente el flâneur. Benjamin toma de Baudelaire su concepción del flâneur, y hace de este Gritos y susurros mismo poeta el flâneur por excelencia. “La multitud es su dominio, como el La poesía lírica de Baudelaire tiene aire es el del pájaro, como el agua el incorporada la experiencia de Shock: del pez. Su pasión y su profesión es el poeta está indefenso ante esta so- adherirse a la multitud. Para el perfec-
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to paseante, para el observador apasio- peto de sí mismo, se posterna ante la
nado, es un inmenso goce el elegir do- realidad exterior, y el pintor se inclina micilio entre el número, en lo ondeante, más y más a pintar, no lo que sueña, en el movimiento, en lo fugitivo y lo sino lo que ve. Sin embargo, es una fe- infinito. Estar fuera de casa, y sentirse, licidad soñar, y era una gloria expre- sin embargo, en casa en todas partes, sar lo que se soñaba; pero ¡qué digo! ver el mundo, ser el centro del mundo ¿sigue conociendo esa felicidad? y permanecer oculto al mundo, tales ¿Afirmará el observador de buena son algunos de los menores placeres de fe que la invasión de la fotografía y la esos espíritus independientes, apa- gran locura industrial no son por com- sionados, imparciales, que la lengua pleto ajenas a ese deplorable resulta- sólo puede definir torpemente”4 . Es do? ¿Está permitido suponer que un esta la descripción apasionada del pueblo cuyos ojos se acostumbran a flâneur, descripción que le cabe per- considerar los resultados de una cien- fectamente al mismo Baudelaire; deja cia material como los productos de lo entrever a la ciudad, no abiertamente, bello no ha disminuido singularmen- sino perceptivamente, rechaza y se deja te, al cabo de cierto tiempo, la facul- fluir en su metrópolis, sin cesar de lan- tad de juzgar y de sentir lo que hay de zar sus clamores de espanto. más etéreo e inmaterial?”5 . El escritor supo entrever los efectos de la repro- ductiblidad técnica en cuanto noción El ojo delator de la modificación de la mirada; para él se abría un abismo en la caída del La mirada ya no “pasea sin objeto a aura. En tanto, Benjamin, que sabe leer través de las multitudes”, ahora su en Baudelaire la anticipación, sostie- mirada contempla a las multitudes en ne ante la caída del aura, una actitud su bajeza, detiene el curso de los signos optimista; cree en el hombre, cree que que hablan de una burguesía en sus a partir de que la obra de arte pierda debilidades. Mira al hombre que per- su valor cultual, éste será capaz de una dió la capacidad de mirar, la mirada actitud crítica respecto a su existencia vaciada de lejanía, la percepción mo- y las condiciones de vida. dificada: en el ámbito de la reproduc- ción su mirada perdió el aura, la mi- rada aurática ha huido con la llegada Los héroes de Baudelaire: desde las de la modernidad. “Si se permite que penumbras de París la fotografía supla al arte en algunas de sus funciones pronto, gracias a la El tiempo que le tocó vivir a Bau- alianza natural que encontrará en la delaire, en esa Francia de mediados necedad de la multitud, lo habrá su- del siglo XIX, era también el tiempo plantado o totalmente corrompido… de una sociedad sustentada en la fa- De día en día el arte disminuye el res- milia, para la cual la casa era el lugar
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fundante de la moral y el orden so- cuciones, reciben esta alabanza en su
cial. Los distintos estamentos sociales poesía “El vino de los traperos”: desde los liberales a los conservado- res proclamaban la constitución fami- “…se ve un trapero que viene, meneando la cabeza, chocando y dándose contra los muros como un poeta, liar como el lugar de todos los órde- y, sin tener cuidado de los polizontes, esos sujetos nes: en ella perviven diversas funcio- explayan todo su corazón en gloriosos proyectos…”6 nes, desde la reproducción económi- ca y la transmisión de valores, hasta Por otra parte, las mujeres se pre- la reproducción de la sociedad en ge- sentan para Baudelaire como temibles; neral. La familia nuclear guía la tra- la prostituta lo estremece porque le lle- dición de la época, e infunde la con- va a la certeza del surgimiento de las ciencia de una buena vida, en ella hay masas, y ‘ella misma es un artículo de con- alianza y es lugar permitido para el sumo masivo’. sexo, fuera de ella solo hay enferme- Las lesbianas son rescatadas porque dad y caos. dejan de pertenecer al ámbito de la re- Aquellos que no están insertos en producción. ”En sentido estricto, la ima- la vida matrimonial son seres margi- gen de la mujer lesbiana es uno de los nales, y esos seres son los que rescata modelos heroicos de Baudelaire. El mis- Baudelaire como modelos heroicos. mo lo expresa en el lenguaje de su Ellos son los dandys, los bohemios, los satanismo. Se desprende asimismo de traperos, las lesbianas, los apaches. un lenguaje no metafísico y crítico que Él mismo, como poeta, es el héroe analiza su adhesión a lo moderno en su por excelencia, porque es capaz de per- significado político. El siglo diecinueve cibir las nuevas condiciones de vida comenzó a incorporar sin reservas a la en el ámbito de la modernidad y res- mujer al proceso de producción de mer- ponde con toda la fuerza de su poe- cancías. Todos los teóricos estuvieron de sía. Se considera un dandy, es decir, acuerdo en que de esta manera se veía un hombre público que rechaza la amenazada su femineidad específica y vida social burguesa, y que se pro- con el transcurso del tiempo necesaria- pone marcar las diferencias en un so- mente se manifestarían rasgos mascu- ciedad que tiende a masificarse, de- linos en la mujer. Baudelaire afirma es- fendiendo su individualidad, ponien- tos rasgos; pero simultáneamente quie- do particular énfasis en su vestimen- re disputárselos al dominio económi- ta prolija y elegante, y valiéndose de co. Así es como llega a darle un acento un gesto desdeñoso con respecto al puramente sexual a esta tendencia en dinero y a la vida matrimonial. la evolución de la mujer. El modelo A cada uno de estos marginales de la mujer lesbiana representa la pro- la poesía de Baudelaire los corona de testa de lo ‘moderno’ contra el desa- heroísmo. Los traperos, –esos seres rrollo tecnológico”7. sospechosos por no tener un domici- Al mismo tiempo, el apache también lio fijo–, que son el blanco de perse- se presenta como una sombra de
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Benjamin y Baudelaire: Paseos inocentes
amenaza para la sociedad, haciendo Notas
temer la seguridad de las clases aco- modadas. 1. BENJAMIN,Walter, Angelus Novus, pág. 29 - Todos ellos representan los elemen- Ed. Edhasa, Barcelona 1971. tos asociales, que la burguesía intenta 2. IBARLUCÍA, Ricardo, OniroKitsch, Walter Benjamin y el surrealismo, pág. 53. Ed. alejar de su integridad. Y en este inten- Manantial, 1998. to general por desterrar de sí el efecto 3. BENJAMIN, Walter, op. cit. pág. 35. nocivo de estas imágenes se aísla en el 4. BAUDELAIRE, Charles, Salones y otros escri- tos sobre arte, página 358. Ed. Visor, serie La espejo tranquilizador del modelo fami- balsa de la medusa, Madrid 1996. liar. Pero Baudelaire sigue siendo una 5. BAUDELAIRE, Charles, op. cit. pág. 233. voz que replica en los oídos de la socie- 6. BAUDELAIRE, Charles, Obra poética com- dad, y no permite que se desentienda pleta, pág. 290. Ed. Río Nuevo - España 1984. 7. BENJAMIN, Walter “Cuadros de un pensa- ni de él, ni de los nuevos héroes que él miento”. pág. 185, Ed. Imago Mundi. trae a la luz. Colección Primera Persona, Argentina.