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EJEMPLO DE AUTOBIOGRAFÍA

Mi nombre es Luis Alberto Rosario Guzmán. Nací en la ciudad de Bogotá, Colombia,


un 24 de julio de 1981, misma fecha del nacimiento de Simón Bolívar, hecho que
siempre ha llevado a mis papás a decirme que nací para grandes victorias y pocos
amigos. Desde pequeño me gustó el dibujo, aunque creo me va mejor escribiendo,
oficio en el que llevó ya unos diez cuentos.

Como decía, mi nacimiento sucedió en la ciudad de Bogotá, Colombia, un viernes


de lluvia, cuando el almanaque contaba que era 24 de julio de 1981, día en que me
convertí en el primer hijo del abogado Álvaro Rosario y su hermosa esposa y
bailarina, Joaquina Guzmán. Desde entonces y por los tres años siguientes fui el
rey de la casa y el primogénito, hasta la llegada de mi hermana menor, Andreina, y
el ingreso al jardín.

Sin embargo, esta fue una etapa también muy bonita, pues la profecía de mis padres
no se cumplió en parte, ya que desde mis primeros día en el jardín fui de tener
muchos amigos. Así mismo, mis profesoras decían que yo era uno de los alumnos
más aplicados y bellos de esta institución, que llevaba por nombre Mis Primeros
Pasos, y en donde estudié desde marzo de 1984 hasta diciembre de 1986, cuando
con lágrimas lloré, sin saber en verdad que dejaba atrás mi etapa escolar más
bonita.

De esta forma, continué con mis estudios en el colegio distrital Carlos E. Restrepo,
en el cual no llamaba tanto la atención ni tenía tantos amigos, y en donde por si
fuese poco me enfermé a los ocho días de clase, de una varicela espantosa que me
mantuvo alejado de los salones de clases unas tres semanas. Cuando por fin
regresé, todos ya habían creado círculos impenetrables de amigos, mientras yo
seguía siendo el nuevo. La verdad nunca pude adaptarme.

Sin embargo, un golpe de fortuna, haría que mi papá ganara un caso muy
importante, lo que le valió el ascenso a socio del bufete en el que trabajaba hace
diez años. Y así como subió el cargo y las responsabilidades, también subió el
sueldo y las posibilidades. En esa época, mis papás compraron una hermosa casa,
en donde aún somos muy felices, cambiaron de carro, y a mi hermano y a mí nos
inscribieron en este colegio, en donde todavía cursamos nuestros años escolares.

A pesar de que aquí tampoco soy considerado el alumno más bello, la varicela no
me atacó en este comienzo, así que tuve tiempo para hacer amigos, los cuales
quiero mucho, así como a mis profesoras.

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