Está en la página 1de 4

LA VISIÓN FEMENINA, UN CAMINO DE LUCHA EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA

“Las mujeres no somos víctimas, somos agentes del cambio,

Somos las conductoras del progreso y somos hacedoras de la paz.

Lo que necesitamos es luchar por el cambio.”

Hillary Clinton

A través de la historia universal, la imagen de la mujer ha sido subvalorada, su pensamiento se ha


minimizado siendo considerada un objeto a la disposición del hombre. Desde las culturas antiguas, la
mujer ha ocupado siempre la labor de ser madre y del hogar, en pocas ocasiones, ellas han sido
escuchadas, por eso han sido víctimas de discriminación, violencia física y psicológica. Pero algunas,
han demostrado que el hecho de ser mujer no es una diferencia suprema para no ocupar cargos con
mayor relevancia, ejemplo de ello, es la Reina Elizabeth de Inglaterra, que lideró las luchas contra
España, y así, hay muchos ejemplos de mujeres empoderadas. Razón por la cual, la lucha de la mujer
colombiana por una libertad, no solo es del siglo actual, sino viene de un proceso de años y siglos.

En La Biblia, el libro más antiguo, en el Antiguo Testamento, se habla en varios de sus pasajes, de
la consideración que hay frente a la mujer, siendo uno de los libros más machistas, todos los grandes
profetas y elegidos por Dios fueron hombres, y las mujeres solo son protagonistas secundarias, las
progenitoras de estos “Héroes” o las generadoras de placer e incitadoras del pecado. En el Nuevo
Testamento, aunque la sociedad de Jesús aun habías matices de machismo, mujeres como María y
Magdalena, serían fundamentales en la vida de Jesús y el cristianismo, la primera sería la madre del
Hijo de Dios, y la segunda, sería una de las grandes apóstoles que llevaron la palabra del mesías a
todo el mundo. Jesús sabía que las mujeres, no solo servían para “parir” o “limpiar la casa”, ellas
también podían evangelizar, salir de sus casas, y empoderarse para transformar vidas, claro que bajo
una doctrina religiosa.

Por otro lado, en los escenarios de una Colombia antes de ser blanqueada y colonizada por los
españoles, esa tierra habitada por los indígenas, se veía otra visión sobre el valor femenino. El ejemplo
de la pachamama, la madre naturaleza, quien para los nativos, debía ser venerada y respetada, así
mismo, la sociedad era matriarcal, la mujer era la chaman, algunas eran cacicas y otras eran la voz
espiritual del cacique, quienes orientaban a estos jefes de la comunidad. Los indígenas entendían que,
la mujer al ser la dadora de vida, poseía un gran valor, ella traía los hijos de los dioses al mundo.

Pero, por sobre todo, la mujer era la responsable de


[…]Esa primaria satisfacción del regreso a un lugar común, donde moran seres análogos, no violentos,
que comenzó a estructurar la familia y el sentido humano gregario. Esta primera diferenciación de tipo
físico y psíquico llevaría a una de tipo cultural y religioso, manifestada en el arte de las cavernas y el
culto de la Diosa Madre […] unida a la mujer y representaba el aspecto femenino del cosmos. […]En
este momento, el mundo del neolítico se puebla de estatuillas sagradas, imágenes femeninas de formas
opulentas, comienzo de una estética hoy en desuso, que plantea el temprano culto a la Diosa Madre, lo
eterno femenino, tierra y agua, fertilidad y muerte. Paralelamente, la sociedad se torna matriarcal y la
sabiduría de la mujer, conservadora del medio, organizadora e innovadora, lleva las riendas de las
sociedades primarias. (Velásquez, M. 1995)

En la colonia, la sociedad comienza a ser patriarcal, la llegada de España, transforma la idea


matriarcal de los indígenas, y es allí donde el papel de la mujer colombiana varía un poco dependiendo
de su posición social, pero termina siendo lo mismo, no tienen voz y voto como ciudadanas de una
tierra dominada por el régimen español. La mujer esclava se resigna a ocupar los trabajos domésticos,
serían las nanas de los hijos de los amos, las cocineras o como dirían despectivamente las sirvientas;
por otro lado, están las damas de élite, aquellas mujeres acomodadas de familias adineradas, su labor
será ser la ama de casa (acá no es aquella que realiza los labores del hogar, sino la jefe), estar para su
esposo, padre, hermano, hijo, siempre estar a la altura de cualquier situación, poseer buenos modales,
y en algunos casos tendían a ser más machistas que los mismos hombres, el hecho de tener todo sin
la necesidad de trabajar como el hombre las satisfacía.

Diversas variables actuaban como modificadores de la situación de las mujeres. Mencionemos, en


primer lugar, la clase social. Era muy diferente la libertad de la que gozaba una mujer noble, de aquella
que gozaba una burguesa o una campesina. Todas ellas padecían la dominación de los hombres de su
familia: padres, hermanos, maridos e, incluso, hijos; pero las mujeres nobles disfrutaban de un mejor
status, al tiempo que jugaban el doble papel de oprimidas en su casa y opresoras de las clases inferiores,
hombres o mujeres. (Velásquez, M. 1995)

En la independencia, empieza a tejerse una revolución en contra de la supremacía española, el


llamado a la libertad, hombres y mujeres de la Nueva Granada, liderados por Simón Bolívar, luchan
por conseguir la salida del poder de España sobre el país. Aunque esta batalla fuera liderada por los
hombres, mujeres cansadas no solo de la opresión de un pueblo con otro, sino también el de sus
propias vidas, se unen a estas ideas, Policarpa Salavarrieta y Manuela Sáenz, serán las llamadas
heroínas. Ellas quienes, alzaran la bandera de la libertad, y su voz será escuchada, demostrando que
las mujeres también poseen al igual que los hombres, pensamientos críticos y reflexivos, y así mismo,
revolucionarias.
Según Evelyn Cherpak en su artículo dice,
Los sentimientos de nacionalismo criollo y de intenso patriotismo no eran desconocidos entre algunos
de los miembros del sexo débil. Durante siglos, muchas mujeres habían desarrollado una conciencia
de país y el sentimiento de que eran americanas y tenían intereses diferentes a los de los españoles en
el Viejo Mundo. […]Una de las muchas maneras en que las mujeres manifestaron su interés por los
asuntos del día fue hospedando v propiciando reuniones patriotas, en las que los revolucionarios
discutían, planeaban y fraguaban sus movimientos. […]En la revolución del 20 de julio de 1810,
mediante grupos de protesta, las mujeres exhibieron su rechazo al sistema y a las autoridades
hispánicas, las cuales afectaban sus vidas con los abusos económicos y políticos. Su protesta estaba
principalmente fundamentada en las injusticias económicas. (Velásquez, M. 1995)

Aunque después de todas las batallas, se lograría la tan anhelada independencia, la mujer seguía
siendo dominada por el patriarcado, durante los siguientes siglos no sería un gran cambio para ellas,
como ciudadanas no tenían voto, solo hasta el siglo XX. La entrada a la educación de ellas se daría
por etapas, primero a la educación básica y posteriormente a la educación superior, de hecho muchas
tuvieron que recurrir al disfraz, es decir, vestir y comportarse como hombres, tener un seudónimo
varonil, para recibir la misma educación que los hombres, porque cabe resaltar, la educación era muy
distinta para los dos sexos, es decir si al hombre se le enseñaba humanidades, o todo lo relacionado
al trabajo de mano de obra duro, a la mujer se le enseñaba a cómo comportarse en casa, cocina, tejido,
todo direccionado a ser una buena esposa y madre. Ilustrarse como el hombre, era realmente una idea
trascendental.
En Colombia, sólo se logró una educación sin diferenciación según el género en los programas a partir
de 1957. La equidad en la formación sin diferencia de currículo de acuerdo con los sexos empieza a
revelar resultados sólo a finales del siglo XX, cuando se demuestra que las mujeres tienen igual y hasta
mayor participación en la educación superior, esto las lleva a ser parte importante de la fuerza de
trabajo así como de la vida política y democrática del país. (Caputto, L. 2008, p.115)

En conclusión, el paradigma machista ha estado vigente durante años, y se puede observar esa lucha
de las mujeres para hacer valer sus derechos. El papel de la mujer se ha ido transformando, aunque
hasta ahora en el siglo XXI se puede observar más libertad e igualdad, pero aún existe, esas
resiliencias que no permiten que la mujer se desarrolle más como ser humano, que posee capacidades
similares al hombre. A pesar de las constantes luchas por sus derechos, ¿por qué en el siglo XXI, la
sociedad persiste en ser un rol machista? ¿La mujer se empoderará y hará valer sus derechos?
Referencias
Caputto, L. (2008). La mujer en Colombia: educación para la democracia y democracia para la
educación. Revista Educación y Desarrollo Social, 112-121.

Velásquez, M. (1995). Las mujeres en la historia en Colombia. Santafé de Bogotá: Editorial Norma
S.A.

PAULA ANDREA SILVA MORENO

También podría gustarte