[1. Sensación más o menos cotidiana de querer comer spaguetti
y no vermicelli o carpaccio de salmón sino spaguetti. Cualquier otra sensación similar no será apetito sino hambre, y entonces no debe usted comer spaguetti porque podría morir a causa de una confusión cerebral.]
Mientras más apetito tenga, mejor. Luego disponga del monto
exacto para pagar el mejor plato de spaguetti que consiga, un espresso pequeño y nada más, por lo que se recomienda comer spaguetti siempre a solas. La calidad del spaguetti será siempre inversamente proporcional a la cantidad de silencio del restaurante: usted sabrá que consiguió el mejor plato de spaguetti cuando le tome diecinueve minutos llamar al mozo para ordenar, nueve minutos para comer (ni más ni menos) y otros diecinueve minutos para pedir la cuenta, lo cual suma cuarenta y siete minutos, y esto es importante porque la suma de sus dígitos da una cifra spaguettimorfa que trae muy buena suerte. Por ello se aconseja pagar siempre el monto exacto y pedir el café junto con el spaguetti, porque ello le evitará perder otros diecinueve minutos esperando el cambio y diecinueve minutos más pidiendo el café después de comer, lo cual no sumaría cuarenta y siete sino ochenta y cinco minutos, cuyos números suman un guarismo que trae muy mala suerte. Cuando algún mesero le atienda, puede usted pedirle un spaguetti a la bologna, a la napoli o al burro, pero no al filetto di pommodoro, ni a la carbonara ni al pesto, porque estas combinaciones son para comer con vermicelli o cualquiera otra cosa, pero no con spaguetti2.
[2. Tenga mucho celo en guardar esta observación, ya que si
llega a comer spaguetti al filetto di pommodoro, a la carbonara o al pesto, usted podría morir a causa de una confusión palatal; tenga aún más cuidado en probar estas combinaciones con alguna clase de pescado, porque entonces podría usted morir a causa de una confusión palatocerebroespinal].
Antes de empezar a comer, constate que, en efecto, le han traído
spaghetti y no vermicelli o cualquiera otra cosa (ya sabe usted lo importante de esta comprobación); luego, empuñando un tenedor3,
[3. Utensilio especialmente diseñado para comer spaghetti; las
vajillas corrientes tradicionalmente incluyen varios ejemplares. Es sencillo identificarles: si el spaghetti, al enrollarlo con los dientes o cualquiera otra parte de dicho utensilio se desliza y regresa al plato, sabrá usted que eso no es un tenedor; será, a lo sumo, un cubierto. Puede servirle para comer vermicelli o sopa o mermelada, pero no para comer spaghetti con los cinco dedos de una mano como corresponde y no con tres, como se acostumbra al comer vermicelli.]
lleve el spaghetti a su boca (como guste), mastique (puede
prescindir de ello, si lo desea), acabe primero con la porción de spaghetti libre de salsa (nota especial: procure dejar, siempre, un poco de salsa para el final, porque para entonces, cuando probablemente ya no recuerde qué estaba comiendo, usted verá un poco de pasta, blanca, en su plato, sin rastros de salsa que le sirvan para identificarla; entonces, lo más probable es que tampoco recuerde si estaba comiendo con apetito o con hambre spaghetti o vermicelli, y usted podría morir a causa de una confusión cerebral) y trate de terminar lo más rápido que pueda, y mientras tanto, no imagine que está comiendo gusanos (recuerde: spaghetti, no vermicelli), no piense en los hambrientos del mundo, no se limpie la boca hasta el final, limpie cada gota de salsa que caiga dentro o fuera del plato (se recomienda usar la lengua, pero también puede escoger entre el pan y el dedo) y el plato cuando haya terminado (del modo recomendado anteriormente) y, por favor, absténgase de cortar con los dientes el sobrante de spaghetti que le quede colgando en la boca y, en su lugar, aspírelo con la mayor energía posible porque es la única manera que tiene de compartir su salsa con los demás y con su ropa y porque puede salvarlo de morir a causa de una confusión cerebral porque recuerde que está comiendo spaghetti y no vermicelli ni carpaccio de salmón ni gusanos ni hambrientos ni dedos ni mentiras ni suegras.