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Fronteras y territorios indigenas hacia 1860 10. Hace unos 150 afios... (ca. 1860) La resistencia de los pueblos originarios frente al surgimiento de los estados nacionales Hacia mediades del siglo XIX, el mundo rioplatense habia, suttido, como el resto de la América eepefola, profundos ‘cambios. Gon el quiebre del orden colonial las elites crillas, Iniciaron la edificacién de un nuevo orden sociel, politico y ‘econémice que culminé en ta construccién de los estados nacionales modernos y Ia imposicién de politicas econémicas berales acordes a sus intereses. La nueva situacién afecté las relaciones con los pueblos indigenas, en general ps hacia fines de ta ép0ca colonial, y on las fronteras del Chaco, ta Araucania y las pampas reapareci6 la violencia. Los pueblos ofiginarios ensayaron distintas respuestas y encararon pol cas orjentadas a dofendor su autonomia y asegurar su subsis- tencia: pactaron y buscaron alianzas con grupos criollos ‘cuando lo consideraron oportuno; guerrearon cuando vieron ta posibilidad de toner éxito. Los cambios iniciados antes se aceleraron, en especial en la vasta llanura pampeana, donde ‘se consolidaron grandes jefaturas que durante afios resistio- ron los intentos criollos de conquista, La segunda mitad del siglo XVIII fue una época clave para Jos territorios metidionales del imperio espafiol, en especial para el Rio de la Plata, Los efectos de las medidas tomadas por la monarquia ‘borbénica se hicieron sentir en la regién, que vivi6 asf un periodo de marcado crecimiento econémico. Se gestaron entonces las condicio- nes para el proceso revolucionario que tavo lugar a partir de la de la monarquia espayiola, a fines de la primera década del siglo XIX. El proceso fuze de fimdamental importancia para las relaciones con las sociedades originarias que se mantenian independientes del control de las autoridades coloniales en las pampas, la Patagonia, el Chaco y la Araucania, tage abe Las transformactones del mundo hispano-crollo fdas que eandujeron ata aperara del pueri de Buenos Aires Las et pelo vlamarno marron in mao deco cio hacia el Auléntico, con el consiguiente reordenamiento de los aoe comerciales. La cindad-puerto se convirtié en la puerta de salida ayy oos pers dl inpeo econ de as rodueiones is Pn expel dela plata del Alto Pers, yen la via de entrada sera enulvamarins,induides loa exclavenafcanos. Ese ar 6 Pro merio junto al contabando, munca abandonado-ree- seo del cae Song come los ode e's gute) se a loscomercantes dla region, : re in cred con rapier Buenos Aes tanta cad como sae tpnercndante-teconiri6en un foc de aac; comer secant de a peninsula -o agentes de eas comercial se fearon en la ciudad; migrantes del interior se instalaron en la cam ra expr dea la sinc comic en qu se encore pa pan eone, cas producciones locales no habianpodido ban leon os productos que entaban por Buenos Aes, como oct tri6 con los textiles de algodén en Santiago del Estero, ‘En 1776, en consonancia con su nuevo papel econdmico y su situa: ign esratégica en fa ruta del Cabo de Hornos, Ia ciudad se convirtié. i all neve Viena, l dl Rio dea Pat En Io ass 3 nto cone aumento de ss habitants la ciudad cambio su ecto debido 2 las medidas edilicias de algunos virreyes mas 0 menos Ge sides del osracién, pro ambien por la consoidr ints ee cnguca En poo datas nang sea co a azemejare a cudad con erg, no dof senile, Los benefios del comercio ultra snr iitados por ls upervencia de ventas burrs rn tn dela, bid alos lets de as guetasevolocio Ses prop en ns gue corona epaila se vi comprometday ses Jaron nterrpeions del comerci alin. El accreamiente Soe rala rani Foolucionria hugo de os furores niles ea Ge rfito con Inglaterra, entonee a principal potenia mark », que impulsaba una politica decididamente antifrancesa re Mo plano la politica centralizadora de los Borbones,dispuestaa imitar no siempre con éxito el peso politico que habian adquirido i aes relia locales, encontréreastenis no daimals: cn antre esos grupos. Bsc fue el objetivo de la imposicién del sistema radi dasen aoe unos 160 ais...299, de intendencias, que limitaba la autoridad de los cabildos ~Srgano de expresion de esas elites-, la designacién preferente de funcionarios provenientes de la peninsula -supuestamente, sin vinculos econémicos © familiares con esas lites~ en los cargos clave del poder colonial, Las tensiones acumuladas estallaron a fines de la década de 1810 con Ia crisis de la monarquia espaiiola ~Ia abdicacién de Carlos IV y de Fernando VIL el ascenso al trono espatiol de José I, hermano de Napoledn~ y la consiguiente invasidn francesa ala peninsula debido ala resistencia al nuevo monarca. Ante la virtual acefalia, en Buenos Aires y en otras capitales, como Santiago de Chile, las elites criollas decidieron ocupar el espacio vacante y traspasar el poder de los anti- {guos funtcionarios ~provenientes de los grupos peninsulares o vincu- Jados a ellos~a otros salidos de su seno. Un aspecto clave en las pol ticas de los grupos dirigentes eriollos fue completar la liberalizacion cl comercio comenzada en el siglo anterior, afin de vincularse dt rectamente a Jos mercados mundiales, politica alentada por la monar- ‘quia inglesa. En la implementaci6n de esas politicas surgieron nuevos contfictos. Laclite porteiia, autoproclamada heredera del poder colonial, intents ‘mantener la posicién de la ciudad en el espacio virreinal, en especial sus privilegios comerciales, pero sus pretensiones no s6lo encontraron Ja oposicién de los partidarios del antiguo orden, legitimada huego del regreso al trono de Fernando VII, en 1814, sino de los grupos dominan- tes en aquelas regiones mnds dindmicas, como ellitoral, poco dispuestos 2 aceptar la preeminencia porteiia, Asi, el proyecto portefio de conservar la herencia del estado colonial fracas6. La crisis politica vivida en la ciudad en 1820 puso fin a exe pro- yecto y Hew al surgimiento de Buenos Aires como un estado regional autGnomo, sin duda el mas fuerte y rico de los que emergfan de la di- solucién del antiguo virreinato, En efecto, el Paraguay se habia separ zado tempranamente, en 1811; las provincias del Alto Peri permanecic- ron leales a la causa peninsular y resistieron con éxito Jos intentos nilitares del gobierno portefio por mantener el control sobre esa rica regién minera; Montevideo, competidora comercial de Buenos Aires y siento de una fuerte base naval, también permanecié leal a Ja causa monérquica, hasta que fue tomada militarmente en 1814. La poblacién rural habfa adherido al movimiento revolucionario y apoyado las accio- nes militares contra Montevideo, aunque pronto su principal disigente, José Gervasio Artigas, se distancié de Buenos Aires para acercarse a ‘otras elites del litoral, especialmente de Entre Rios 240 Ls Argentina aborigen En la vecina Capitanfa General de Chile, el movimiento revolucio- tate Ito sone porl cite ila de Santiago enfrent6 dade l comienzo confictos internos entre sectores radicalizados y conser- vatdores,y no logré adhesiones frmes fuera de fa capital y su entorno, Dominado finalmente por fuerzas militares provenientes del Virrei- ato del Peri, sus principales dirigentes debieron exiliarse en la pro- vinciasrioplatenses. El movimiento se reavivé recién en 1817, cuando tuna expedicidn organizada por el gobierno de Buenos Aires con apoyo de los enliados chilenos yal mando de José de San Martin atra- ¥es6 la cordillera, derrot6 al ejército realista en Chacabuco y entré en Santiago, Un aio después, la batalla de Maipt consolico Ia posicion revolucionaria El efécitorealsta se retr6 hacia el sur, donde resistié los intentos del nuevo gobierno de Santiago por controlar definitiva- ‘mente el terrtorio, : Para entonces, al inicio de la década de 1820, el sector dominante Portefio habia cambiado sus ntereses. Durante la primera década revo- Tucionaria, comerciantes ingleses o grandes casas comerciales de ese pals habfan ido ganando el control del comercio extemo, dejando alos srandes comerciantes locales en una posicién subordinada. Sin em- argo, la expansion de la economia mundial tras el fin de las guerras napoleénicas habia ampliado los mercados para los productos pecua- os de la campaiia bonaerense; mumerosos miembros de la elite por tefia comenaaron a wolcarse hacia ema actividad. La reorientacién de la ‘economia de Buenos Aires impulsé la necesidad de nuevas tierras; el biemo portefio puso entonces su mirada en aquellas que se exten- Sion as do ia, cone como ne frac se ciedades originarias del sur desde la €poca virial. EL mueyo intento de construi un estado nacional centalizado expre- sado en la Gonsttucién de 1824, la guerra con el imperio del Bras ya cfimera presidencia de Bernardino Rivadavia marcaron los aos centra- Jes de la década de 1820, Ala renuncia de Rivadavia, cuyo poder real habia quedado tmitado a Buenos Aires sigvis una etapa de cruenta h- cha politica y militar que se extendi6 hasta 1829, cuando Iegé al go- bierno provincial Juan Manuel de Rosas. El ascenso de Rosas, estrecha- ‘mente vinculado a los intereses de los grandes hacendados del sur, ‘mareé la estabilizaci6n de un nuevo sistema politico, la Confederaci6n, asociacién de estados provinciales auténomos que reconocfan al de Buenos Aires algunas funciones comunes, como el ejercicio de las rela- ciones exteriores. No obstante, el nuevo sistema, convalidado en el Pacto Pederal de 1881 y vigente hasta la cafda de Rosas en 1852 -con- Hace unes 150 aos. 289 t, Giancia Hoy, vo 8, n° 22, Buenos Aes, Asociactn Cencia Hoy, marzo-ai de 1890, pias. 200. ~ y Sara Or "Los ‘araucanos en las pameas c. 1700-1859, en CColonizsén resistencia y mestiao on ss Amica (gos XV1209 (Gulaume Boccara, 24), sto, Abyaaiansttuo Francés de Estuos ‘Archos, 2002, pgs 257-207. 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