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UNIVERSIDAD DE SANTANDER

¿CAMBIAR EL MUNDO DESDE EL CONSUMO RESPONSIBLE?

VIÁFARA TORRES ASTRID DANIELA 19351019

DOCENTE

JUAN ESTEBAN CASTRILLÓN

VIERNES, 3 DE MAYO DEL 2019

VALLEDUPAR - CESAR
¿Es posible cambiar el mundo desde el consumo?

El paradigma económico actual: el consumo. El consumo es la base de todo modelo


económico y político, incluso está por encima de la producción, podría decirse, incluso que
la producción le precede al consumo ya que las empresas producen lo que el consumidor
demanda. Por lo tanto, el consumo es un factor fundamental para lograr un cambio tanto en
el modelo económico como en el político.

Hace falta una reflexión profunda sobre cómo se puede llegar a un verdadero cambio y tomar
conciencia sobre la manera en la que la sociedad actual está sumida en un consumismo
bastante marcado, con el problema ya identificado se deben poner en práctica diversas
alternativas que lleven al individuo o a la sociedad civil al consumo responsable.

Aunque el consumo sea un factor importante para poder llegar a la sostenibilidad, este cambio
no puede caer sólo en los consumidores, debido a que hay otros agentes implicados en las
decisiones económicas, es importante que haya consumidores responsables, pero también se
necesitan gobernantes, empresas, educadores y medios responsables para que el modelo
económico y político puedan funcionar.

Existen muchos factores para reflexionar sobre si estamos consumiendo de manera


responsable, El autor del texto “¿Cambiar el mundo desde el consumo?” propone una serie
de preguntas que ayudan a tomar conciencia sobre el tipo de consumo que manejan las
personas, por ejemplo, no muchas personas se han detenido a pensar de dónde provienen los
productos que compran o su ciclo vital y mucho menos a dónde irán cuando ya no sean
consumibles o se dañen.

Según Dubois y Rovira, todo es consumo: la sociedad actual está sumida en un consumismo
permanente, siempre se consume algo, por pequeño que sea, ya sea un bien o un servicio.

La forma en la que la sociedad consume es la clave para el modelo o sistema económico,


político y social. La forma en la que se consume es el principal factor a reflexionar para
definir el tipo de consumidor que eres y el que quieres ser.
Un consumidor responsable es aquella persona consiente de sus hábitos de consumo que
conoce y exige sus derechos como consumidor, busca y propone opciones para reducir el
impacto negativo en la sociedad, el medioambiente y los animales no humanos. Por lo tanto,
un consumidor responsable no sólo vela por su comodidad o interés personal, sino que
también busca un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente.

Existen unas reglas que rigen el mercado y son muy útiles a la hora de buscar estrategias para
un consumo responsable, algunas de éstas son:

Consumo de alimentos provenientes de la agricultura y ganadería ecológica y dinámica,


evitando el uso de productos químicos y utilizando medios naturales basados en plantas y
minerales, vegetarianismo y veganismo, productos no testeados en animales y consumo
eficiente de agua y energía, equidad en el comercio internacional y contribución al desarrollo
sostenible, productos de segunda mano y tiendas locales, proyectos económicamente viables,
pero que sean social, ética y medioambientalmente responsables, reducción, reutilización y
reciclaje, etc.

Debe haber un equilibrio entre empresas, gobierno y consumidor. No se puede exigir una
empresa o gobierno responsable si el consumidor no lo es. Las empresas dependen de los
consumidores, por lo que, si éstos deciden premiarlas o castigarlas según lo que sea más
convenientes para ellos las empresas se verán obligadas a responder de la forma en la que el
consumidor lo desea. Por lo tanto, si los ciudadanos que consumen responsablemente son
mayoría, las empresas poco a poco irán convirtiéndose en empresas responsables debido a
las exigencias del consumidor.

Dos factores determinantes que impiden al consumidor lograr un cambio son las asimetrías
de información y las asimetrías de poder, las asimetrías de información se dan porque el
consumidor desconoce el desempeño social y ambiental que tiene la empresa. Al no ser
obligatorio para las empresas brindar esta información al público, simplemente la omiten o
entregan información incompleta o falsa para evitar problemas que les puede traer algún fallo
o procedimiento incorrecto que se esté realizando, debido a esto la veracidad de lo que dice
la empresa no está garantizada.
Las asimetrías de poder se dan porque la empresa tiene la capacidad de dictar lo criterios de
elección de marca usando diversas estrategias, esto quiere decir que las empresas le dicen al
consumidor que marca elegir, por criterios que ellos mismos brindan. Esto es algo que impide
el consumo responsable, debido a que estas empresas buscan que sus productos se consuman
y no les interesa el uso que se les dé, el hecho de vender sus productos ya es suficiente para
ellos.

El autor dice que la soberanía consumidora debería entenderse como el derecho de los
pueblos y las personas a decidir colectiva y responsablemente qué quieren consumir, por qué
y para qué. Este concepto no es aplicado actualmente, las asimetrías de poder, como ya se
explicó, demuestran claramente que la soberanía consumidora es algo que no tienen los
consumidores actuales, el marketing y las estrategias comerciales de las empresas han
logrado que las personas consuman bienes o servicios que no necesitan realmente, pero estas
estrategias le hacen creer a la sociedad que sus productos son necesarios, por lo que el
consumidor, confiando en los criterios de las empresas consume cosas que no necesita. Una
de estas estrategias son los comerciales, en ellos generalmente se muestran personas que
promocionan el producto haciéndole creer al consumidor que de verdad lo necesita y le será
de ayuda, cuando muchas veces esas personas ni siquiera usan esos productos.

Lograr un cambio a nivel mundial, promoviendo el consumo responsable es un proceso largo


y puede ser viable, pero hay muchos factores que lo imposibilitan, sin embargo, es importante
crear conciencia para que las personas que de verdad quieran generar un aporte social y
ambiental y ser parte del cambio puedan lograr, por lo menos individualmente un pequeño
cambio. Para poder cambiar el mundo se debe empezar por lo mínimo, el ser humano suele
seguir lo que la mayoría hace, por lo tanto, aunque parezca que una persona que consume
responsablemente no hace gran cambio, puede que haya inspirado a otras a seguirle el paso,
por lo tanto, si cada uno individualmente da su pequeño aporte, aunque puede que no haya
un cambio muy notable, entre más personas aporten individualmente, mejor será el efecto
social y ambiental, o tal vez simplemente podría dejar de empeorar, por lo tanto, los impactos
positivos, aunque a veces no se noten, están disminuyendo los efectos negativos.

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