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Introducción
La disposición de los electrones en los átomos está sujeta a las reglas de la mecánica
cuántica. En particular la configuración electrónica viene dada por una combinación de
estados cuánticos que son solución de la ecuación de Schrödinger para dicho átomo.
De acuerdo con la mecánica cuántica, los electrones pueden pasar de un orbital atómico a
otro ya sea emitiendo o absorbiendo un cuanto de energía, en forma de fotón. Esta
transición de un orbital a otro con diferentes energías explican diversos fenómenos de
emisión y absorción de radiación electromagnética por parte de los átomos.
Notación
Para átomos con muchos protones, esta notación puede ser muy larga por lo que se utiliza
una notación abreviada, que tiene en cuenta que las primeras subcapas son iguales a las de
algún gas noble. Por ejemplo, el fósforo, difiere del argón y neón (1s2 2s2 2p6) únicamente
por la presencia de la tercera capa. Así, la configuración electrónica del fósforo se puede
escribir respecto de la del neón como: [Ne] 3s2 3p3. Esta notación es útil si tenemos en
cuenta que la mayor parte de las propiedades químicas de los elementos vienen
determinadas por las capas más externas.
El orden en el que se escriben los orbitales viene dado por la estabilidad relativa de los
orbitales, escribiéndose primero aquellos que tienen menor energía orbital. Esto significa
que, aunque sigue unas pautas generales, se pueden producir excepciones. La mayor parte
de los átomos siguen el orden dado por la regla de Madelung. Así, de acuerdo con esta
regla, la configuración electrónica del hierro se escribe como: [Ar] 4s2 3d6. Otra posible
notación agrupa primero los orbitales con el mismo número cuántico n, de tal manera que la
configuración del hierro se expresa como [Ar] 3d6 4s2 (agrupando el orbital 3d con los 3s y
3p que están implícitos en la configuración del argón).
Origen histórico
Niels Bohr fue el primero en proponer (1923) que la periodicidad en las propiedades de los
elementos se podía explicar mediante la estructura electrónica del átomo.5 Su propuesta se
basó en el modelo atómico de Bohr para el átomo, en el cual las capas electrónicas eran
órbitas electrónicas a distancias fijas al núcleo. Las configuraciones originales de Bohr hoy
parecen extrañas para el químico: al azufre se le asignaba una configuración 2.4.4.6 en vez
de 1s2 2s2 2p6 3s2 3p4.
Esto significa que las cantidades de las masas involucradas en una reacción determinada
deberán ser constantes a lo largo de la misma, es decir, no habrán cambiado en sus
proporciones cuando la reacción culmine, aunque sí se pueden haber transformado.
Este principio fundamental de las ciencias naturales fue postulado por dos científicos de
manera simultánea e independiente: el ruso Mijaíl Lomonósov en 1748 y el francés Antoine
Lavoisier en 1785. Llama la atención que esto ocurriera antes del descubrimiento
del átomo y la postulación de la teoría atómica, con la cual es mucho más sencillo explicar
e ilustrar el fenómeno.
Los experimentos de Robert Boyle en el siglo XVII, pesando distintos metales antes y
después de dejarlos oxidar, atribuía el cambio en el peso a la ganancia de materia,
ignorando que el óxido significaba la extracción de átomos de oxígeno del aire por parte del
metal.
Así, dedujo que esa cantidad extra de masa provenía de algún lado, y pudo proponer su
teoría de que no era creada, sino tomada del aire. Por ende, en condiciones controladas,
puede medirse la cantidad de masa de los reactivos antes del proceso químico y la cantidad
de masa posterior, debiendo ser necesariamente idénticas, aunque ya no lo sea la naturaleza
de los productos.
Por ejemplo, al quemar metano (CH4) tendremos la siguiente reacción, cuyos subproductos
serán gaseosos e invisibles, pero de una cantidad de átomos idéntica:
Propiedades de la materia
Las propiedades de la materia pueden ser generales o específicas. Las propiedades
generales de la materia son aquellas características comunes a todos los cuerpos como lo
son:
Es importante recalcar que la materia y sus propiedades estarán siempre afectadas por las
fuerzas gravitatorias del medio en que se encuentran y por la fuerza de atracción entre las
moléculas que la componen.
Propiedades químicas: son las propiedades que cada sustancia tiene con respecto a
otras sustancias con la habilidad de crear otras nuevas como, por ejemplo, la
combustibilidad, la oxidación, la reactividad, la afinidad electrónica, entre otros.
La energía se degrada
Aunque la energía se conserva en los diferentes cambios que experimenta, una parte de ella
siempre se transforma en energía menos útil, como calor o sonido. Por ejemplo, cuando
utilizamos una ampolleta, la energía eléctrica se transforma en energía lumínica y calórica.
Sin embargo, esta última forma de energía no es aprovechada de manera útil, sino que se
pierde o disipa.
Propiedades de la energía
La energía presenta las siguientes propiedades:
Las filas de la tabla se denominan períodos y las columnas grupos. 4Algunos grupos tienen
nombres. Así por ejemplo el grupo 17 es el de los halógenos y el grupo 18 el de los gases
nobles.5 La tabla también se divide en cuatro bloques con algunas propiedades
químicas similares.6 Debido a que las posiciones están ordenadas, se puede utilizar la tabla
para obtener relaciones entre las propiedades de los elementos, o pronosticar propiedades
de elementos nuevos todavía no descubiertos o sintetizados. La tabla periódica proporciona
un marco útil para analizar el comportamiento químico y es ampliamente utilizada
en química y otras ciencias.
Dmitri Mendeléyev publicó en 1869 la primera versión de tabla periódica que fue
ampliamente reconocida. La desarrolló para ilustrar tendencias periódicas en las
propiedades de los elementos entonces conocidos, al ordenar los elementos basándose en
sus propiedades químicas,7 si bien Julius Lothar Meyer, trabajando por separado, llevó a
cabo un ordenamiento a partir de las propiedades físicas de los átomos.8 Mendeléyev
también pronosticó algunas propiedades de elementos entonces desconocidos que anticipó
que ocuparían los lugares vacíos en su tabla. Posteriormente se demostró que la mayoría de
sus predicciones eran correctas cuando se descubrieron los elementos en cuestión.
Columnas horizontales: los períodos, que son siete, indican la cantidad de niveles de
energía presentes en cada átomo de cada elemento químico.
Columnas verticales: las familias o grupos, que son dieciocho, indican el subnivel
más energético de cada átomo de cada elemento químico. Las familias periódicas
pueden dividirse en familias A o familias B, siendo ocho familias A (familia de los
elementos representativos) y ocho familias B (familias de los elementos de
transición)