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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ESTE

Facultad de Filosofía

Ciencias de la Educación

LA IMPORTANCI A DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Ensayo

Profesora: Licenciada Francisca Luzbella Silvero de Garayo

Alumno: César Luis Rolón

Curso : Cuarto

Ciudad del Este – 2019


LA IMPORTANCI A DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

INTRODUCCIÓN

Este ensayo se centra en la inteligencia emocional y la importancia de las capacidades y


habilidades personales y sociales que un individuo podría llegar a tener si se fomenta el
desarrollo de la inteligencia emocional en su vida.

Se presenta la evolución conceptual de la palabra inteligencia a través del tiempo hasta


nuestros días y se destaca el consenso de los teóricos actuales sobre la inteligencia
emocional, que es entendida como el desarrollo planificado y sistemático de habilidades
de autoconocimiento, autocontrol, empatía, comunicación e interrelación, se menciona
los tipos de inteligencia según los psicólogos positivistas y las cinco aptitudes de la
inteligencia emocional propuesto por Daniel Goleman.

El ensayo se elaboró a partir de la lectura de artículos académicos publicados en internet.

La educación prepara para la vida y se impone atender al desarrollo emocional, como


complemento indispensable al desarrollo cognitivo. La educación emocional se propone
el desarrollo de la personalidad integral del individuo. Esto incluye el desarrollo de
competencias emocionales: promover actitudes positivas ante la vida, habilidades
sociales y empatía, de cara a posibilitar unas mejores relaciones con los demás.

Se espera que su lectura sea un aporte importante para el conocimiento y el desarrollo de


la inteligencia emocional, de los estudiantes de la carrera de Ciencias de la Educación.
Cómo fue evolucionando el concepto de inteligencia:

Es importante mencionar que la Filosofía es la madre de todas las


ciencias, en tiempos antiguos los filósofos eran los sabios o los científicos.
Asi se nos informa en la academia sobre el origen de las ciencias sociales.

No se presentará en este ensayo el proceso histórico del


surgimiento de las ciencias sociales para su estudio de una forma
cronológica sino solo se menciona como una informacion importante,
como punto de referencia para comprender como fueron surgiendo las
ciencias sociales y los estudios sobre la inteligencia, en la rama de la
Psicología como Ciencia.

Según algunos teóricos el desarrollo de las ciencias sociales entra


en auge más o menos a partir de la segunda mitad del siglo XIX y otros
afirman que fue en el siglo XX.

Lo cierto es que entre la segunda mitad del siglo XIX y el siglo XX,
surgieron las ciencias sociales como ciencia independiente de la Filosofía
o incluso antes.

Asi ya a mitad del siglo XIX surgen nuevos intereses en el ámbito


de la Psicología de profundizar los estudios sobre la inteligencia.

Este interés de conocimiento sobre la inteligencia fue generando


avances en el campo de la psicología que según Sattler(1996) aparecieron
en Europa los primeros métodos psicofísicos propuestos por Weber y
Fechner.

En Inglaterra, Galton, propuso, Los métodos estadísticos de los


procesos mentales, por influencia de la teoría de la evolución propuesto
por otros teóricos.

Estos desarrollos fueron en sus inicios puramente teóricos y


posteriormente se iban corroborando desde un punto de vista estadístico.

Muchos teóricos de EE UU y Europa avanzaron en el estudio de


los procesos mentales desarrollando técnicas de medición de la capacidad
mental que fue perfeccionándose hasta nuestro día.
Actualmente, el peso de la evidencia dice que la inteligencia es
multidimensional y que el rango total de estas dimensiones está
parcialmente representado por una única capacidad general.

Horn, (1985) propone un modelo jerárquico de la inteligencia en


cuatro niveles:

Nivel bajo: incluye funciones de recepción sensorial (visión,


audición,).

Nivel dos: se relaciona con los procesos de asociación.

Nivel tres: hace referencia a los procesos de organización


perceptual.

Nivel cuarto: el más alto, se situarían la capacidad fluida y la


capacidad cristalizada, orientadas a la deducción de relaciones.

Durante mucho tiempo nuestra sociedad ha perseguido, de forma pertinaz,


un ideal de ser humano: la persona inteligente.

Si bien la escuela tradicional ha considerado que un niño o niña es


inteligente cuando domina todas las áreas del currículo, progresivamente
en el tiempo se ha identificado a la persona inteligente con su coeficiente
intelectual, esto es, con quien obtiene una puntuación elevada en los test
de inteligencia.

Para los científicos en la actualidad, el referente de una calificación


numérica ya no es un indicador de éxito o de un buen desempeño personal.

Es decir, los factores sociales, emocionales y afectivos juegan un papel


importante en cuanto a la interacción y el desarrollo de competencias
personales, por lo que potenciarlos es de relevancia.

Así pues, hoy se sabe que los sentimientos y emociones están presentes en
nuestras vidas, así como que el alumnado adquiere mejor los
conocimientos cuando está motivado, tiene iniciativa y confianza.
De tal forma, que “las emociones son parte fundamental de lo que somos,
de lo que hacemos y de nuestra relación con los demás como lo afirma
García, Valenzuela y Miranda, (2012).

¿Qué constituye la inteligencia?

Según Gardner (1995) existen dos puntos de vistas divergentes que definen
la inteligencia.

En la visión tradicional se define la inteligencia como la habilidad para


responder las cuestiones a un test de inteligencia.

Por otro lado, la Teoría de la Inteligencias múltiples pluraliza el concepto


tradicional sosteniendo que una inteligencia implica la habilidad necesaria
para resolver problemas o para elaborar productos que son de importancia
en un contexto cultural o en una comunidad.

Cabe destacar que Gardner afirma lo propuesto por Hom en el año 1985
que la inteligencia es múltiple y multidimensional y sus aportaciones han
influido mucho en la ampliación del paradigma de la inteligencia y que ha
llevado al concepto de inteligencia emocional y como consecuencia la
identificación de seis tipos de inteligencia.

Tales tipos son:

 Inteligencia lingüística: capacidades sintáctica y programática que


participan en el uso del lenguaje para la comunicación.

 Inteligencia musical: son habilidades que intervienen en la composición


de canto e interpretación musical.

 Inteligencia lógico-matemática: pensamiento lógico, habilidad numérica.

 Inteligencia espacial: percibir el mundo visual, trasponer y modificar la


propia percepción.

 Inteligencia corporal o kinestésica: habilidades para el baile, deportes…

 Inteligencia personal: abarca el conocimiento de uno mismo (inteligencia


intrapersonal) como el de los otros (inteligencia interpersonal).
Para Gardner los cinco primeros tipos de inteligencia corresponden a capacidades
específicas y el ultimo (la inteligencia personal) es donde se situaría la inteligencia
emocional.

De esta manera el autor manifiesta que la inteligencia interpersonal es la capacidad


de comprender y cooperar con los demás y capacita al sujeto para entender las emociones,
intenciones y deseo de los demás.

La inteligencia intrapersonal es la capacidad de conocerse asi mismo de auto


entenderse, de comprender y acceder a los propios sentimientos y emociones, controlarlas
y enfocarlas adecuadamente dirigiendo la propia conducta.

Al llegar a este punto encontramos que se ha comprobado que el concepto de la


inteligencia no es solamente capacidad de raciocinio o intelectual, sino que está ligada a
las emociones.

Pregunta:

¿Te conoces a ti mismo, te entiendes, eres capaz de controlarte cuando te enfrentas


a situaciones adversas?

Cabe destacar que el ser humano persigue con mucha vehemencia la felicidad y
teniendo en cuenta los estudios realizados por los teóricos de la Psicología se debe
considerar a la inteligencia emocional como una herramienta indispensable para lograr la
felicidad en la vida.

Inicialmente, el concepto de inteligencia emocional cobró importancia por las


consecuencias sobre la crianza y educación de los niños, pero, posteriormente, su
investigación se extendió a los entornos laborales, sobre todo en torno a las relaciones
humanas, donde se asume que las mismas capacidades del control emocional que
hacen que un niño sea apreciado y considerado como entusiasta por los demás también
le ayudarán cuando interactúe en el trabajo y el matrimonio. Shapiro y Tiscomia
(1997).

Según estos autores el contexto social en donde se desarrolla un individuo cobra


mucha importancia para que sea inteligente emocionalmente.

Para los autores Mayer y Salovey (1997), la inteligencia emocional se define como
"la capacidad para percibir, asimilar, comprender y regular las emociones propias y
de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual ; y se sabe que, a
diferencia del coeficiente intelectual, considerado como relativamente estable-, las
habilidades de la inteligencia emocional pueden mejorarse a través del aprendizaje y
la práctica (Goleman, 2011), y su desarrollo implicaría el éxito de los individuos en
diversos campos de actuación.

De aquí se puede deducir lo importante que es considerar la educación de la inteligencia


emocional en los centros educativos, porque a través de esta se puede ayudar a formar
individuos inteligentes emocionalmente para la sociedad.

Pero como es obvio y natural el lugar ideal para formar individuos emocionalmente
inteligentes seria la familia. Asi afirma Gottman (2001), los padres son los entrenadores
de las emociones de los niños y contribuyen en el entendimiento y reconocimiento de los
efectos negativos, el desarrollo del sentido de control y optimismo del niño, y en la
regulación eficaz de sus emociones.

Asimismo, pero en sentido negativo, algunos autores creen que los conflictos familiares
promueven el descontrol emocional de los niños (Davies & Cummings, 1994), que los
conflictos maritales y la disfunción familiar pueden ser predictores de los desajustes
emociones de los hijos (Jadue, 2003), y que las situaciones adversas en el interior de la
familia pueden predecir los problemas emocionales y de comportamiento de los niños
(Bradley & Corwyn, 2002); y, en este sentido, los problemas familiares se constituyen
como un factor de riesgo para quienes interactúan en el interior de la familia y,
especialmente, para los niños.

No obstante, se debe aclarar que, si bien existen niños expuestos a este factor de riesgo,
también existen algunos que escapan de sus efectos (Flouri, Midouhas & Joshi, 2015).

Un docente psicólogo debe tener la capacidad de evaluar y reorientar el desarrollo


de las capacidades emocionales de sus alumnos si fuere necesario.

Algunos autores como Bar-On (1997), Gottman, (1997), Cooper y Sawaf (1998), Shapiro
(2010) y Goleman (2011) han propuesto diversas aproximaciones al concepto de
inteligencia emocional y han elaborado instrumentos de medición, cada uno con sus
propios componentes.

Sin embargo, aunque existe una discrepancia entre los conceptos y las habilidades
emocionales que debe poseer un individuo emocionalmente inteligente, también existe
un consenso con respecto a que estas tienen una influencia sobre diferentes aspectos de
la vida.

Desde la perspectiva teórica de la evaluación cognitiva, las emociones son el resultado de


los estímulos personales más intensos, que se caracterizan por ser relativamente de corta
duración, tener un objetivo específico e implicar la activación fisiológica y las tendencias
de comportamiento Bagozzi, Gopinath & Nyer, (1999); Johnson & Stewart,( 2005).

Otros, autores como Goleman sostienen que la inteligencia académica no es suficiente


para alcanzar el éxito profesional, así como que tampoco garantiza el éxito en la vida
cotidiana y que no contribuye en el equilibrio emocional y la salud mental; mientras que
la inteligencia emocional sí lo hace, ya que incluye emociones internas que son
importantes para el crecimiento personal y el ajuste emocional.

Según Goleman la inteligencia emocional está basada en 5 aptitudes:

1. El conocimiento de las propias emociones.


El conocimiento de uno mismo es tener la capacidad de reconocer un sentimiento
justo en el momento en que éste aparece, ya que las personas que tienen una mayor
certeza de sus emociones, son quienes suelen dirigir mejor sus vidas, ya que tiene un
conocimiento seguro sobre cuáles son realmente sus sentimientos.

2. La capacidad de controlar las emociones.


Lo nos permite controlar nuestro sentimiento y adecuarlos al momento, como lo son
la capacidad de tranquilizarse a uno mismo, de deshacerse de la ansiedad, de la
tristeza, de la irritabilidad y de las consecuencias que acarrea su ausencia, es la
conciencia de uno mismo.

3. La capacidad de motivarse a uno mismo.


Las personas que tienen la habilidad del autocontrol emocional suelen ser más
productivas y eficaces en las empresas.

4. El reconocimiento de las emociones ajenas.


La empatía, es la capacidad que se asienta en la conciencia emocional de uno mismo.
Las personas empáticas suelen sintonizar con las señales sociales sutiles que indican
que necesitan o que quieren los demás y esta capacidad la hace más aptas para el
desempeño de vocaciones.
5. El control de las relaciones.
El arte de las relaciones se basa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnos
adecuadamente con las emociones ajenas que subyacen a la popularidad, el liderazgo
y la eficacia interpersonal.

Las personas que sobresalen en este tipo de habilidades suelen ser auténticas.

En el proceso de aprendizaje de las personas tiene mucha importancia la inteligencia


emocional.

Los sistemas educativos tienen siempre el reto de educar a los miembros más jóvenes
de sus sociedades para que puedan dar respuesta a las situaciones que tendrán que
afrontar en el futuro próximo.

Muchas veces los cambios científicos, tecnológicos y sociales son tan rápidos que la
educación no sabe cuáles serán los contenidos educativos relevantes cuando esos
niños sean los adultos de su propia sociedad.

La tarea de educar emocionalmente es urgente. El ritmo de vida está provocando que


se sustituyan las necesidades emocionales de los niños por artículos electrónicos.

El vacío emocional incapacita a los niños a enfrentarse a las dificultades.

El entorno tampoco facilita las cosas: la tele, internet, los videojuegos... Shapiro
(2001) sostiene que los niños están afectados por dos grandes problemas: menos
atención en casa y una creciente influencia de la televisión.

El desarrollo emocional de ellos es mucho más vulnerable por las calamidades y


privaciones de afecto a que están expuestos en los medios masivos de comunicación.

Esta es la situación de nuestra sociedad la gente está siempre ocupada, el ritmo de


vida es muy acelerado y las relaciones muy deterioradas, según Goleman todo es más
pesado si se es analfabeto emocionalmente y esta es la realidad de muchas personas
de nuestro tiempo incluso de los maestros.
Conclusión

Siendo la finalidad de la educación formar estudiantes competentes


académicamente y emocionalmente capaces de reconocer y manejar sus emociones y
por lo tanto, de relacionarse con los demás de forma adecuada y pacífica, surge el
planteamiento de una educación emocional como forma de implicar al proceso
educativo en la búsqueda de este logro.
La educación emocional comprende la promoción del desarrollo de las
competencias emocionales antes planteadas, a través de una programación sistemática y
progresiva, de acuerdo a las edades de los alumnos que, idealmente, sea transversales con
el currículum y acompañen al aprendizaje de conocimientos y habilidades.
En las escuelas, dicha aproximación se hace necesaria desde el nivel inicial hasta
el egreso de los estudiantes; es decir, en todos los niveles de la educación y en todas las
etapas de desarrollo.
Esta intervención, enfocada al desarrollo afectivo y mediada por la educación, ya
no debe circunscribirse a actividades aisladas, como las realizadas en la “hora de tutoría”.
Corresponde, más bien, al acto educativo en sí. Resulta transversal a la práctica
docente, por lo que ya no son solo los tutores los encargados de trabajar los temas
afectivos, sino también todos los maestros que interactúen con alumnos.
El docente emocionalmente inteligente es, entonces, el encargado de formar y
educar al alumno en competencias como el conocimiento de sus propias emociones, el
desarrollo del autocontrol y la capacidad de expresar sus sentimientos de forma adecuada
a los demás.

Para que el profesor se encuentre preparado para asumir este reto, es necesario, en
primer lugar, que piense en su propio desarrollo emocional: solo entonces estará apto para
capacitarse y adquirir herramientas metodológicas que le permitan realizar esta labor.
Se sabe que es imposible educar afectiva y moralmente a estudiantes si no se
cuenta con una estructura de valores claras, además de un cierto dominio de las propias
emociones por eso es de primordial importancia que los docentes desarrollen estas
capacidades y habilidades en su propia vida.
BIBLIOGRAFÍA

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