El Modernismo Mexicano

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El modernismo: discurso alternativo o discurso cómplice

Literatura mexicana II
Bruno Álvarez Flores
FCSyH, LyLH
7/12/2016
En diferentes partes del mundo, ya a finales del siglo XIX, las manifestaciones
estéticas se hallaban bajo una gran angustia. A lo largo de este centenario, sobre
Europa rigieron tanto en el pensamiento como en las costumbres los postulados de
Comte, el materialismo, la industrialización, el darwinismo, etc.; no obstante, ya en
los últimos veinte años se presentan las personas que afirman desencantadas que
este estilo de vida es mezquino, poco espiritual y que terminará por llevar a la
humanidad al desastre. Tales cosas no las habría visto hasta que el potencial
destructor de las guerras mundiales las dejaría al descubierto.

En cambio, en Hispanoamérica existía un claro atraso respecto a las


tendencias europeas: donde ya se había superado a un Balzac que retrataba cuál
historiador un relato ficticio y comenzaban las novelas y cuentos con temática
determinista, en México todavía existía un Manuel Acuña poetizando acerca de la
muerte, un Jorge Isaacs que escribe María en Colombia. En el mundo ya no cabía
lugar para los románticos más que en América. Estos autores, más allá de escribir
de la noche, del amor y la tristeza, realizaban la tarea de establecer en la literatura
la imagen social que querían presentar de Hispanoamérica independiente al mundo.
En México (el sitio que nos compete tratar), esto dio paso inmediato a los textos
costumbristas, donde se pretende mostrar el comportamiento ciudadano ejemplar y
el del corrupto, escritos hacia finales del siglo XIX, en plena época porfiriana, y ya
podemos garantizar que son pertenecientes a la estética realista que, sin embargo,
prontamente se encontrarían con otros textos de carácter cosmopolita, decadente
e individualista llamada ‘modernismo’, los cuales también fueron desarrollados en
el porfiriato.

En este ensayo atenderemos estas dos corrientes literarias que se


desarrollaron en el gobierno de Porfirio Díaz las cuales, a pesar de su temática
variada, observaremos que pretenden un mismo fin discursivo.
Había que pensar en porfiriato como la primera época en la que México se
distancio de los conflictos a mano armada. Tras sesenta primeros años en donde el
país fue protagonista del caos político, en donde poca era la democracia y más la
prepotencia de las clases altas de la sociedad, sin mencionar que fue víctima de
invasiones, los diversos levantamientos civiles, las deudas, el territorio perdido…
Más allá de eso, México se integra al mercado mundial, lo que significa el estado
pasa a ser oligárquico1. Entiéndase con esto no sólo el intercambio de materias
primas, capital y servicios con demás países, sino como la posibilidad del
intercambio cultural.

Con Porfirio Díaz en el poder se termina de instaurar en la república el


capitalismo que defiende Augusto Comte en su filosofía positivista y se comienza a
gobernar bajo famoso su lema “orden y progreso”. Sin embargo, la historia nos dice
que este proyecto acabó en desastre, pues fueron más los intereses en el capital
que el pueblo; tanto se deseaba el progreso que hasta el producto exportado era
tanto que no se surtía la población de clase baja, tal era la ansia de orden y rectitud
que se recurrió a un gobierno “que sometiera a los elementos disolventes mediante
la violencia si fuese necesario”. Si bien las voces políticas de aquél entonces eran
hombres sabios no tenían ninguna intención de compartir las riquezas que producía
la nación2.

Algo curioso en que sucedió en esta época donde se perseguía el progreso


fue el refuerzo de los valores tradicionales de la sociedad, pues se creía que el
trabajo individual era lo que mejoraría las condiciones de vida. “José López Portillo
y Rojas […] llegó en sus novelas a un compromiso de conciencia con la estabilidad
del régimen para garantizar así la preservación de valores que tenía en alta estima,
valores fuertemente tradicionalistas, sustenta dos sobre la seguridad que le daba
su mundo y sobre su liberalismo”3.
Otros, como Rabasa y del Campo, decidieron levantar los valores mexicanos
señalando y satanizando a los vicios y las malas costumbres. Es en La bola (1887)

1
“La consolidación de una economía primario-exportadora” (1987: 22).
2
Op. cit. pp. 23.
3
Op. cit. pp. 26.
y La Rumba (1890-1891) que se demuestra una clara crítica al oportunismo, a la
ignorancia y a la inmoralidad, sin embargo, más allá de eso, Jean Franco dice al
respecto de estas novelas es que “distan de ser obras maestras, pero nos ofrecen
una interesante glosa al clima cultural de este periodo”4, es decir, no hay que olvidar
que se inscriben en la literatura realista-naturalista, pues la preocupación de estás
estéticas era reproducir la realidad tal cual; lo que desarrollan estos textos también
es una crítica socio-política al representar la decadencia espiritual y administrativa
que cruzaba el país a media edad porfiriana, una apoyándose en el costumbrismo
y la otra en el determinismo.

No obstante, en la década de 1890, se instaura el movimiento modernista


que pretendía ser la cara descontenta del porfiriato. Con la fundación de la Revista
Azul, por Gutiérrez Nájera y Díaz Dufóo, se establece un grupo de escritores cuyo
objetivo era establecer una nueva estética y olvidar las anteriores. Parte este grupo
eran sus dos fundadores, Amado Nervo, Luis G. Urbina, Salvador Díaz Mirón y
otros; llamados asimismos modernistas por querer experimenta con recursos de la
lengua francesa como la métrica, el ritmo, tópicos (seducción, vicios placeres…),
paisajes y personajes. Como podemos observar, los modernistas eran contrarios a
los positivistas, pues habían adoptado la ideología decadentista del art nouveau tan
de moda en Francia. Libros de poesía como Lascas (1901), Místicas (1898), y los
poemas publicados en la misma Revista Azul ya demuestran la individualidad de
escritor, sus experiencias con alucinógenos, su interés por lo místico y lo oculto y
su hastío de la sociedad latinoamericana. Mas no sólo escribieron de acuerdo a la
decadencia.

Manuel Gutiérrez Nájera es reconocido por su habilidad de escribir bajo


diferentes perspectivas. Como si cambiase de personalidad, adoptaba
sobrenombres como ‘El duque de Job’, ‘Puck’, Mr. Can-Can’, ‘Nemo’, ‘Omega’ y
más; como si quisiese imitar al poeta portugués Pessoa. Mencionamos esto por es
curioso encontrar en Memorias de un paraguas cuentos como “La hija del aire”, “Un
14 de juilo (histórico)” o “Historia de una corista”: ¿cuentos sencillamente realistas

4
Jean Franco. Historia de la literatura hispanoamericana. p. 126.
con un toque decadente, o relatos modernistas en donde se asoma el determinismo
y la exaltación de las costumbres? A mi parecer distan poco de la literatura de
Rabasa y del Campo, ya que en estos cuentos se juzga el comportamiento
aceptable y no aceptable de los protagonistas, se eleva la imagen de la madre y
todo lo que esta representa y se hace una fuerte crítica al que hacer social. Dice
Pineda Franco sobre la Revista Azul que esta se interesaba en los acontecimientos
políticos de Francia que “favorecía una orientación política contraria a tendencias
socialistas o anarquistas que desequilibraran la paz porfiriana […] se afirmaron
valores trascendentales como amor patriótico, sacrificio y bondad, a través de la
glorificación de héroes nacionales y de emblemas femeninos que reconciliaran
facciones opuestas”5. Otro ejemplo de esto es quizás otro de los integrantes de la
Revista Azul, Luis G. Urbina que en su poema “Una juventud” caracteriza la
moralidad femenina y la enaltece ya como figura patriótica, violando los precepto de
los decadentes franceses en donde la mujer era una imagen de sexualidad
reprimida, misticismo llegando al grado de cosificar a la hembra como un simple
objeto de placer masculino.

El encuentro de estas dos estéticas nos hace pensar en la posibilidad que se


desarrollan bajo un mismo ideal, aunque parezca ilógico. Sin embargo, si nos
salimos del panorama literario e investigamos en las demás bellas artes, puede que
encontremos una respuesta. Para 1915, ya pasando el siglo XX, Saturnino Herrán
rescata una imagen perdida de nuestros antepasados. La Coatlicue, quien era un
monolito prehispánico, fue retratado como símbolo que puede representar un gran
número de referencias, pasiones, ideales. No obstante, es el carácter nacionalista
y moderno lo que impresiona más de la coatlicue, pues Herrán llevó la imagen de
esta diosa de la vida al lienzo extranjero, convierte la tradición, la costumbre en un
espectáculo de mundo que parece innovador. Ese es quizás el gran aporte de los
modernistas literatos también, convertir la imagen de una dama ejemplo al estilo

5
Adela E. Pineda Franco. “El afrancesamiento modernista de la Revista Azul (1894-1896): ¿Un arte
decadente o una apología del progreso positivista?” pp. 11-12.
francés, escribir cuentos de carácter determinista y ambientarlos en ‘la ciudad de la
luces’, hablar de las mismas cosas de antes pero de una forma diferente.

“El modernismo mexicano logra una rara libertad expresiva en la historia de


nuestro país”6. ¿Y cómo no iba ser rara si es establece sobre una contradicción
ideológica? Ya que podemos observar que en el porfiriato, los mismos ‘científicos’
que desean apropiarse de las mercancías mexicanas y promueven la
industrialización son los que temen a un cambio tan rápido y tan bruto como el que
se dio en México. En las mismas personas chocan los mismos pensamientos
liberales que a la vez son conservadores, se busca reunirse al discurso internacional
y a la vez establecer las tradiciones. Estas mismas filosofías son las que terminarán
por detonar la calma social que representó el gobierno de Porfirio Díaz, llegará el
hastío de los abusos políticos y económicos de la clase trabajadora y la sed de
capital y democracia de los liberales que resultará en la lucha de clases en la que
se trasformó la Revolución Mexicana.

6
Martha Elisa López Pedraza & Juan Cristóbal Cruz Revueltas. “Modernismo, pasado-presente: El México de
Saturnino Herrán”. Tzintzun. pp.178.
Referencias:

Pineda Franco, Adela E. (1998). “El afrancesamiento modernista de la


Revista Azul (1894-1896): ¿Un arte decadente o una apología del progreso
positivista?”. Pérez Siller, J. (Ed.), México Francia: Memoria de una sensibilidad
común siglos XIX-XX. Tomo I. Centro de estudios mexicanos y centroamericanos.

López Pedraza, Martha Elisa, & Cruz Revueltas, Juan Cristóbal. (2015).
“Modernismo, pasadopresente: El México de Saturnino Herrán”. Tzintzun. Revista
de estudios históricos, (61), pp. 163-178.

Sefchovich, Sara. (1987) “Ideología y literatura en el Porfiriato”. Revista de


la Universidad de México. (435), pp. 22-28.

Franco, Jean. (1975). Historia de la literatura hispanoamericana. Barcelona.


Ariel.

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