Está en la página 1de 3

El televisor

Autor: Ricardo Elias Caffo

Yo siempre fui una persona miedosa, siempre tuve miedo. Primero a


quedarme solo de niño, luego a la oscuridad, dormí con mi mama hasta
los 12 años creo. Y creía siempre que el demonio se me iba a meter por
entre mis sabanas. A veces pienso que sufría de esquizofrenia, o
cualquier otro mal. Veía en las noches colgadas de mi techo cabezas que
me miraban sonriendo, caras de payasos y sentía sonidos de moscas en
mis oídos. O aveces sentía que mi cama se me movía de golpe. Y salía
corriendo con el corazón en la boca. Mi infancia fue traumatizante.
Yo les juro que no creo en fantasmas. Me volví Ateo, porque preferí no
creer en dios para no creer en el demonio. Ni en los espíritus. Y siempre
vivi toda mi vida negando la existencia de fantasmas, de duendes o de
cualquier fenómeno paranormal que no sea explicado primera por la
ciencia. Me hice científico para poder creer y confiar en solo lo que se
puede ver. Nunca vi un fantasma. Lo juro. Pero siempre vivi escuchando
testimonios a mi alrededor sobre eso. Historias de terror, y juegos de
miedo. Pero yo me volví duro, reacio a cualquier evento de miedo. Era
fanático de las películas de terror, me las veía todas cuando salía en
cartelera. Y siempre que podía buscar en cable películas de terror
también las veía. Ahora ya no tengo miedo es cierto, pero nunca entendí
porque siendo niño me gustaban tanto las historias de terror, y de ahí no
podía dormir. Nose porque de niño me gustaba ver películas de terror si
de ahí no iba poder dormir, y no se porque leía historias de terror… si
corría el riesgo de nunca poder dormir.
Esta historia es real. y yo les juro que nunca pensé contarla. Pero ya no
puedo mas. Pero no te preocupes no eres el primero, ni serás el ultimo
que la lee. O quizás si…
Yo era de las personas que dormía con el televisor prendido. Y mas que
todo era porque me gustaba “sentirme acompañado”, o cuando estaba
solo también escuchaba música. Siempre venia televisión. Y cuando
amanecía la apagaba. Todo estuvo bien hasta el día aquel… ese día
que…. En serio preferiría no contarla.
 ¡DILO!
Escucharon esa voz. Quien no tiene un televisor en casa, yo nunca
pensé que fuese así. ese día abrí mis ojos en la madrugada, creo que no
había dormido bien, seguro comí muy tarde.. el asunto es que desperté.
Cosa que nunca pasa, siempre escuche el dicho que decía, nunca te
despiertes en la madrugada porque las almas están tras de ti. Me senté
en mi cama, y me sobe los ojos. Sentía un una pequeña sensación de
frío. Pero no era una sensación de baja temperatura, sino como si me
estuvieran respirando al lado, un viento helado, algo desolado. Comencé
a tiritar y ese viento paso por todo mi cuerpo, recorriendo
venas, quedándose aferrado a mi cerebro.
Mire entre la oscuridad y ahí estaba el televisor. No era muy grande, pero
para mi cuarto pequeño estaba bien, ese televisor que yo había dejado
prendido estaba ahora apagado. Dije que extraño. Mire bien el televisor y
vi como una lucecita blanca salía del medio, de pronto se encendió y
salió la cara de una vieja, con pelo lacio y largo, peinándose… nunca
olvidare ese rostro. Y cuando la mire me sonrió. De pronto sonó un
sonido así como cuando se prende el televisor y desapareció y el
televisor volvió a quedar negro. Salí corriendo de mi cuarto y me fui para
el baño. Me moje la cara varias veces, simplemente no podía creer lo
que estaba viendo. Pensé quedarme en el baño hasta que amanezca,
pero resolví al final que seria absurdo, así que decidí regresar a mi
cuarto. Entre con mucho cuidado, repitiendo en mi cabeza, una otra
vez… porque diablos vi eso, no puede ser verdad, que era eso… nunca
hubiera dormido con la televisión prendida.
Mi cuarto estaba vacío, y la televisión apagada. Entonces decidí
acostarme y continuar durmiendo, cuando de pronto se volvió a prender
el televisor. Apareció otra vez esa anciana diciendo hola…! Desde la
pantalla… con una sonrisa y unos ojos negros, no tenia dientes. Yo no
atine hacer otra cosa que taparme rápidamente, de pronto siento que me
comienzo atorar, sentía como unas cosas raras en mi boca. Y cuando
veo, mi almohada estaba llena de pelos, de pelos blancos de cabellera,
eran canas… como el de la señora de la televisión. Comencé atorarme
con los pelos y no podía pararme de mi cama. Comencé a revolcarme en
mi propia cama, desesperado porque me estaba atorando con los pelos
de la vieja. No sabia, y hasta ahora no puedo explicarme que paso. En
fin, seguí revolcándome hasta que de pronto, toda mi cama estaba llena
de cabellos blancos, como en el suelo de una peluquería llena de pelos…
de pronto se volvió a encender la televisión otra vez… esa imagen en
blanco y negro con la vieja sonriendo, mirándome con esos ojos de
muerto… pero esta vez estaba sin pelo, estaba completamente calva. Y
levanto la mano y me señalaba a mi, y me decía: tu, tu y me señalaba su
cabeza…sin pelos. Comencé a temblar a decir… lárgate. Déjame en
paz. De pronto se prendió la luz. Mire estrepitosamente al techo, el foco
estaba prendido. Cuando regrese mi vista hacia la televisión ya no había
nada, todo estaba apagado.
Corrí desesperado hacia el cuarto de mis papas. Cuando entre ellos
dormían, se escuchaban ronquidos, levante la mirada en la punta de la
cama, la vieja sentada, otra vez saludándome sonriendo sin dientes, y
señalándome su cabeza sin pelos. y diciéndome: tu ..! se me escapo un
suspiro, sentía que me ahogaba. Grite papa, mama, pero cuando los
mire, ellos estaban también con sus ojos abiertos, sin pelo y me miraban
como muertos y señalaban con sus manos, mientras la anciana se
acercaba a mi. diciendo tu…!
Cerré los ojos, los apreté fuerte y no me acuerdo mas. Hasta ahora, que
estoy aquí, solo triste, y con mucho miedo. Atrapado, detrás del televisor.
Y solo cuando tu duermes yo aparezco, ya sea como una vieja o duende
para decirte: tu ..! tu…! … señalándote. Porque luego de leer esta
historia, ya sabes que tu tienes que entrar para yo salir.
Nos vemos cuando tengas miedo, y prendas tu televisor.

También podría gustarte