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Procesamiento de datos en los tribunales de familia

A la luz del reciente caso de la muerte de la menor Ámbar, bajo el cuidado de su


familia de acogida, tras lo que supone una mala gestión y coordinación entre los
distintos organismos del estado. Junto a la seguidilla de casos que se ha hecho
patente acerca del resguardo que presta el SENAME, resulta imperante dirigir el
procesamiento de datos a ámbitos mucho más sociales que económicos.

En este caso, uno de los principales errores que provocó la muerte de Ámbar, se
explica en que el organismo que recauda la información sobre las familias
cuidadoras (SENAME), no reúne a cabalidad la información necesaria para fijar la
tutela de los menores. El proceso es el siguiente: a través de una denuncia de
protección a menores, se inicia un procedimiento de protección, el cual toma en
consideración tres variables para los menores; quedar bajo el amparo de los padres,
su familia extensa (tíos, abuelos, etc.) o finalmente familias sin vínculo con el menor,
privilegiando siempre los vínculos sanguíneos. Y si todas estas instancias fallan,
finalmente se delega el cuidado al SENAME. Los tribunales de familia son la última
instancia del proceso, donde el juez toma la decisión del cuidado de los niños. Estos
últimos han afirmado que dictaminan estos casos bajo escasa información, sin
considerar todas las variables del caso, como lo fue la denuncia de violencia que
existía entorno a la familia que acogió a Ámbar.

En base a esto, se propone la construcción de una sólida base de datos que permita
en primer lugar, tener un registro de todas las familias postulantes, en el que se
ingresarán los atributos, es este caso, las tres variables de tutela que posee el
menor. A través de un procesamiento de datos cualitativos, se utilizará el método
de red neuronal en capas, que analizará con mayor rapidez los datos ingresados.
En la primera capa entrarían las distintas variables de acogida para el menor, luego
en la capa oculta el procesamiento de datos, a partir de los requerimientos exigidos
por el SENAME, tales como: exámenes psicológicos, situación económica
adecuada y salud compatible, para terminar en la capa de salida, que responde a la
variable es una familia válida o no para el menor. De esta manera se agilizará la
recolección de datos, al momento de llegar a las manos del juez, quien tendrá mayor
información para designar la tutela del menor. El mayor desafío que supone este
sistema sería que los criterios de selección escogidos como variables sean
realmente representativos, en cuanto a que la familia resulte verdaderamente
apropiada, por ejemplo, que determine a una variable adecuada, basándose en que
presenta buena situación económica, lo cual en muchos casos no indica
necesariamente mayor aptitud como cuidadores. La solución para esta falla sería
revisar exhaustivamente los criterios de selección preexistentes, y que, de esta
manera, facilite sustancialmente la decisión a los jueces, en un tema tan delicado
como la tutela de un menor.

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