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Estudio del tipo de pie

El pie es una parte mecánica integral de la extremidad inferior, realiza una función tanto
estática como dinámica, da el soporte para la bipedestación y permite realizar actividades
varias de una manera suave y estable.

En primer lugar, se estudiaron los protocolos existentes para determinar el tipo de pie,
seleccionando el índice de Hernández-Corvo, paso seguido se realizó el análisis de
imágenes y se generó un aplicativo que muestra el tipo de pie del sujeto examinado.

Los pies, como elemento terminal, deben proveer estabilidad y soporte. Una malformación
localizada en el pie puede ocasionar la distribución defectuosa de los pesos a nivel de otras
articulaciones y generar patologías, con consecuencias a corto, mediano y largo plazo.

La baropodometría permite cuantificar la distribución de presiones en la huella plantar, lo


cual permite determinar el tipo de pie que posee una persona, la obtención de estos valores
permite prevenir las deformaciones y tratar las alteraciones funcionales.

El pie es una estructura tridimensional variable, base del servomecanismo antigravitatorio


y que constituye una pieza fundamental para la posición bipodal y la marcha humana, es el
resultado de la transformación del pie prensil de los monos en un pie estático de apoyo [1]–
[2], [3]. El pie tiene 28 huesos articulados entre sí para moverse sincronizadamente. Esta
parte del cuerpo humano actúa como una plataforma de soporte capaz de aguantar cargas
repetitivas mayores al peso corporal, adaptarse a diferentes tipos de terreno y a diversas
velocidades de desplazamiento. El pie absorbe y transmite las fuerzas de reacción del suelo
al resto del cuerpo, sus cualidades únicas le permiten ser muy rígido o bastante flexible.

Existen tres tipos básicos de pie: normal, plano y cavo, como se muestra en la Figura 1.

 El pie normal presenta un arco en la parte media del pie.


 El pie plano presenta un cambio en la forma del pie donde no se tiene un arco normal
al estar parado, se presenta una disminución de la altura del arco longitudinal plantar
(también llamado bóveda plantar).
 El pie cavo es una anomalía del pie que se caracteriza por un arco más pronunciado
de lo normal.
Método Hernández-Corvo
El Índice de Hernández-Corvo permite determinar el tipo de pie mediante un protocolo
establecido, así el pie se tipifica según las medidas obtenidas a través de la imagen plantar,
dando como resultado seis posibilidades que abarcan desde el pie plano hasta el pie cavo
extremo [4].

1. Marcación de los puntos 1 y 1 ́ en las prominencias internas del antepié y del retropié
respectivamente, figura 2A.
2. Unión de los puntos 1 y 1 ́ para formar el trazo inicial, figura 2B.
3. Marcación de los puntos 2 y 2 ́ en el extremo anterior y posterior de la huella
respectivamente, figura 2C.
4. Trazado de dos líneas perpendiculares al trazo inicial que pasen por 2 y por 2 .́
5. La distancia entre la línea que pasa por 2 y el punto 1 se llama medida fundamental (mf),
2D.
6. Trazado de tres líneas perpendiculares al trazo inicial que pasen por las divisiones de la
medida fundamental (se les denomina de arriba abajo 3, 4 y 5), figura 2E.
7. Trazado de una línea entre 3 y 4 perpendicular a 3 (y paralela al trazo inicial), que pase
por el punto más externo del pie. Se llama línea 6, Figura 2F.
8. Medición del valor X, que es la distancia entre el trazo inicial y la línea 6 y que
corresponde a la anchura del metatarso.
9. Trazado de la línea 7, paralela al trazo inicial, que pasa por el punto más externo de la
línea 4, Figura 2F.
10. Trazado de la línea 8, paralela al trazo inicial, que pasa por el punto más externo del
pie de la línea 5, 2F.
11. Medición de la distancia entre la línea 8 y el trazo inicial.
12. Trazado de la línea 9 paralela al trazo inicial y que pasa por el punto más externo de la
zona interna entre 4 y 5, Figura 2F.
13. Medición de la distancia Y, entre 9 y 7.
14. Medición de la distancia entre la línea 9 y el trazo inicial.
15. Se calcula el %X según la Ecuación 1.
Ilustración 1 Método Hernández Corvo
Ilustración 2 Medición con programa BioGD

Tabla de los datos obtenidos

Sexo IMC Patologías %X Patologia


Femenino 22.06035 ninguna 58.74547 Normal-Cavo
Masculino 22.49135 Ninguna 52.55102 Normal
Femenino 24.12879 Ninguna 63.64706 Cavo
Masculino 29.36576 ninguna 54.44685 Normal
Masculino 20.30741 Ninguna 65.03221 Cavo
Masculino 20.41522 Pie Plano 38.86257 Plano-Normal
Femenino 21.33821 Ninguna 57.10561 Normal-Cavo
Masculino 22.79033 Ninguna 51.71504 Normal
Femenino 21.63115 Ninguna 55.72905 Normal-Cavo
Femenino 22.64184 Ninguna 66.40923 Cavo
Masculino 26.10656 Ninguna 48.49255 Normal
Femenino 23.4375 Pie Plano 39.40162 Plano-Normal
Femenino 20.76125 Ninguna 54.63401 Normal
Masculino 26.89232 Pie Plano 38.10143 Plano-Normal
Femenino 21.56454 ninguna 58.42163 Normal-Cavo
Femenino 19.14063 ninguna 54.49102 Normal
Masculino 24.96495 Ninguna 57.75656 Normal-Cavo
Masculino 22.72044 Ninguna 54.29639 Normal
Masculino 23.79536 Ninguna 58.7106 Normal-Cavo
Masculino 21.71807 Pie Plano 38.75 Plano-Normal
Masculino 26.58318 Ninguna 46.3843 Normal
Marculino 22.40818 Ninguna 57.508 Normal-Cavo
Masculino 23.5102 Pie Plano 62.63506 Cavo
Masculino 22.9854 Ninguna 59.47899 Normal-Cavo

Grafica de los tipos de pie obtenidos

Tipos de pie
Cavo Plano-Normal
17% 17%

Normal-Cavo Normal
33% 33% Plano-Normal
Normal
Normal-Cavo
Cavo
Grafica de los tipos de pie obtenidos en relación con el sexo

Tipo de pie y sexo

4 4

2 2 2

4 8 8 4
PLANO-NORMAL NORMAL NORMAL-CAVO CAVO

Mujer (9) Hombre (15)

Grafica la incidencia de tipo de pie en mujeres

Incidencia en mujeres

14%

Plano-Normal 4
57% 29%
Normal 8
Normal-Cavo 8
Factores que influyen en las presiones plantares

Es posible diferenciar los factores que influyen sobre la distribución de las presiones
plantares. Entre ellos pueden mencionarse el peso, la edad, el sexo, la velocidad de la
marcha [5].

Peso

A pesar de la débil correlación entre el peso y las presiones plantares descrita por algunos
autores [6], se acepta que existe una importante relación entre dichos factores. Por ejemplo,
algunos afirman [5,7] que tanto al andar como al correr cuanto menor es el peso corporal,
menores son las presiones en todo el pie, excepto en los dedos. De hecho, parece que, en
personas con sobrepeso, tanto descalzos como calzados, se altera la distribución de las
presiones plantares, pues se ve un incremento en la zona lateral del pie, sobre todo en la
fase media de su contacto, con menores picos en la cabeza del primer metatarsiano [7].
Concretamente Hughes et al. [8] hablan de la existencia de una correlación importante entre
el peso y la presión en la cabeza del cuarto metatarsiano. En general, podría decirse que
los sujetos pesados tienden a usar menos la zona medial del antepié.

Edad

La marcha en los niños tiene unas características especiales que van evolucionando con la
maduración del sistema nervioso y que se estabiliza hasta conseguir las características de
la marcha del adulto. Esto sucede, según la mayoría de los autores, hacia los 7 años.

Respecto a las presiones plantares en el niño, como indican Henning et al. [9]y Damiano
et. al. [10], son menores que en el adulto, debido a su menor peso, y en proporción existe
una mayor presión sobre la cabeza del primer metatarsiano debida al valgo de rodilla
presente frecuentemente, el cual conduce a una mayor pronación del pie.

En las personas de edad (a partir de los 60-70 años) existen variaciones en los indicadores
de la marcha, independientemente de las alteraciones debidas a posibles patologías. Según
Murray et al. [11] no se debe considerar una marcha patológica, sino más bien una marcha
cauta. En ellos, el pie es más horizontal en el contacto de talón, debido a un menor rango
de movimiento en las articulaciones de las extremidades inferiores, lo que condiciona una
disminución de la fuerza de reacción vertical y de los picos de presión durante el apoyo [12].

Sexo

La mayoría de los autores coinciden en que muchas veces no es el sexo el que determina
la distribución de las presiones plantares, sino la utilización de calzado diferente y las
características antropométricas, como un menor peso en las mujeres. De todas formas,
Henning et al. [9] describen patrones de distribución muy similares en niñas y niños. Por
otra parte, generalmente la movilidad articular de las mujeres es mayor y esto puede influir
en que los hombres, con mayor rigidez y menor pronación en la fase de apoyo, tiendan,
como indican Pink y Jobe [12], a localizar la mayor presión sobre la zona lateral del antepié
y de los dedos.
En relación con el sexo, encontramos un claro predominio en el sexo femenino. Así, según
los datos de Montagne, el 60% de la población presenta pies cavos, correspondiendo las
tres cuartas partes de los casos a mujeres. González de Aledo en su estudio con 948 niños
obtiene un porcentaje de esta deformidad del 16 3 ́ %, y constata que en las niñas en más
frecuente que en los niños. Esto tiene relación con el uso de zapatos de tacón ya que estos
generan un acortamiento muscular en toda la polea muscular posterior de la pierna (tendón
de Aquiles, gemelos, sóleo e isquiotibiales) directamente proporcional a la altura de tacón
usada de forma continuada, además genera una importante sobrecarga en la zona
metatarsal directamente proporcional a la altura del tacón [13].

[1] A. Martínez Assucena, J. Pradas Silvestre, M. D. Sánchez Ruiz, and M. F. Peydro de


Moya, “Plantillas instrumentadas. Utilidad clínica”, Rehabilitación, vol. 39, n.o 6, pp. 324
330, Jan. 2005.
[2] R. G. Nielsen, M. S. Rathleff, C. M. Moelgaard, O. Simonsen, S. Kaalund, C. G. Olesen,
F. B. Christensen, and U. G. Kersting, “Vídeo Based Analysis of Dynamic Midfoot Function
and its Relationship with Foot Posture Index scores” Gait Posture, vol. 31, n.o 1, pp. 126-
130, 2010.
[3] R. Viladot, O. Cohí, and S. Clavell, Ortesis y prótesis del aparato locomotor, Volume 2.
Barcelona, Elsevier España: 1989.
[4] R. Hernández Corvo, Morfología funcional deportiva: sistema locomotor. Madrid:
Paidotribo, 1989.
[9] Henning, E. M.; Staats, A. and Rosenbaum, D. (1994). Plantar pressure distribution
patterns of young school children in comparison to adults. Foot Ankle; 15 (1): 35-
40. [ Links ]
[5] Bennetti, P. J. and Duplonk, L. R. (1993). Pressure distribution beneath the human foot.
J Am Podiatr Med Assoc; 83 (12): 674-678. [ Links ]
[6] Sarnow, M. R.; Veves, A.; Giurini, J. M.; Rosenblum, B. I.; Chrzan, J. S. and Habershaw,
G. M. (1994). In shoe foot pressure measurements in diabetic patients with at risk feet and
in healthy subjects. Diabetes Care; 17 (9): 1002-1006. [ Links ]
[7] Nyska, M.; McCabe, C.; Linge, K. and Lenerman, L. (1995). Effect of the shoe on plantar
foot pressures. Acta Orthop Scand; 66 (1): 54-56. [ Links ]
[8] Hughes, J.; Cark, P. and Klenerman, L. (1993). The importance of the toes in walking. J
Bone Joint Surg; 72B (2): 245-251. [ Links ]
[10] Damiano, D. L.; Abel, M. F.; Fontaine, J.; Juhl, G. and Carmines, D. (1998). Age related
changes in plantar pressure during gait in normally developing children. Gait Posture; 7 (2):
175-176. [ Links ]
[11] Murray, M. P.; Kory, R. C. and Clarkson, B.H. (1969). Walking patters of healthy old
men. J Gerontol; 24 (2): 169-178. [ Links ]
[12] Pink, M. M. and Jobe, F. W. (1997). The foot/shoe interface. In Guten G. N. (ed.).
Running Injuries. Filadelfia: WB Saunders Company; 1997. p. 20-29. [ Links ]
[13] Alfaro V. (2019). Zapatos de tacón. ¿Conoces todo sobre este tipo de calzado?
[Links]

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