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El pie es una parte mecánica integral de la extremidad inferior, realiza una función tanto
estática como dinámica, da el soporte para la bipedestación y permite realizar actividades
varias de una manera suave y estable.
En primer lugar, se estudiaron los protocolos existentes para determinar el tipo de pie,
seleccionando el índice de Hernández-Corvo, paso seguido se realizó el análisis de
imágenes y se generó un aplicativo que muestra el tipo de pie del sujeto examinado.
Los pies, como elemento terminal, deben proveer estabilidad y soporte. Una malformación
localizada en el pie puede ocasionar la distribución defectuosa de los pesos a nivel de otras
articulaciones y generar patologías, con consecuencias a corto, mediano y largo plazo.
Existen tres tipos básicos de pie: normal, plano y cavo, como se muestra en la Figura 1.
1. Marcación de los puntos 1 y 1 ́ en las prominencias internas del antepié y del retropié
respectivamente, figura 2A.
2. Unión de los puntos 1 y 1 ́ para formar el trazo inicial, figura 2B.
3. Marcación de los puntos 2 y 2 ́ en el extremo anterior y posterior de la huella
respectivamente, figura 2C.
4. Trazado de dos líneas perpendiculares al trazo inicial que pasen por 2 y por 2 .́
5. La distancia entre la línea que pasa por 2 y el punto 1 se llama medida fundamental (mf),
2D.
6. Trazado de tres líneas perpendiculares al trazo inicial que pasen por las divisiones de la
medida fundamental (se les denomina de arriba abajo 3, 4 y 5), figura 2E.
7. Trazado de una línea entre 3 y 4 perpendicular a 3 (y paralela al trazo inicial), que pase
por el punto más externo del pie. Se llama línea 6, Figura 2F.
8. Medición del valor X, que es la distancia entre el trazo inicial y la línea 6 y que
corresponde a la anchura del metatarso.
9. Trazado de la línea 7, paralela al trazo inicial, que pasa por el punto más externo de la
línea 4, Figura 2F.
10. Trazado de la línea 8, paralela al trazo inicial, que pasa por el punto más externo del
pie de la línea 5, 2F.
11. Medición de la distancia entre la línea 8 y el trazo inicial.
12. Trazado de la línea 9 paralela al trazo inicial y que pasa por el punto más externo de la
zona interna entre 4 y 5, Figura 2F.
13. Medición de la distancia Y, entre 9 y 7.
14. Medición de la distancia entre la línea 9 y el trazo inicial.
15. Se calcula el %X según la Ecuación 1.
Ilustración 1 Método Hernández Corvo
Ilustración 2 Medición con programa BioGD
Tipos de pie
Cavo Plano-Normal
17% 17%
Normal-Cavo Normal
33% 33% Plano-Normal
Normal
Normal-Cavo
Cavo
Grafica de los tipos de pie obtenidos en relación con el sexo
4 4
2 2 2
4 8 8 4
PLANO-NORMAL NORMAL NORMAL-CAVO CAVO
Incidencia en mujeres
14%
Plano-Normal 4
57% 29%
Normal 8
Normal-Cavo 8
Factores que influyen en las presiones plantares
Es posible diferenciar los factores que influyen sobre la distribución de las presiones
plantares. Entre ellos pueden mencionarse el peso, la edad, el sexo, la velocidad de la
marcha [5].
Peso
A pesar de la débil correlación entre el peso y las presiones plantares descrita por algunos
autores [6], se acepta que existe una importante relación entre dichos factores. Por ejemplo,
algunos afirman [5,7] que tanto al andar como al correr cuanto menor es el peso corporal,
menores son las presiones en todo el pie, excepto en los dedos. De hecho, parece que, en
personas con sobrepeso, tanto descalzos como calzados, se altera la distribución de las
presiones plantares, pues se ve un incremento en la zona lateral del pie, sobre todo en la
fase media de su contacto, con menores picos en la cabeza del primer metatarsiano [7].
Concretamente Hughes et al. [8] hablan de la existencia de una correlación importante entre
el peso y la presión en la cabeza del cuarto metatarsiano. En general, podría decirse que
los sujetos pesados tienden a usar menos la zona medial del antepié.
Edad
La marcha en los niños tiene unas características especiales que van evolucionando con la
maduración del sistema nervioso y que se estabiliza hasta conseguir las características de
la marcha del adulto. Esto sucede, según la mayoría de los autores, hacia los 7 años.
Respecto a las presiones plantares en el niño, como indican Henning et al. [9]y Damiano
et. al. [10], son menores que en el adulto, debido a su menor peso, y en proporción existe
una mayor presión sobre la cabeza del primer metatarsiano debida al valgo de rodilla
presente frecuentemente, el cual conduce a una mayor pronación del pie.
En las personas de edad (a partir de los 60-70 años) existen variaciones en los indicadores
de la marcha, independientemente de las alteraciones debidas a posibles patologías. Según
Murray et al. [11] no se debe considerar una marcha patológica, sino más bien una marcha
cauta. En ellos, el pie es más horizontal en el contacto de talón, debido a un menor rango
de movimiento en las articulaciones de las extremidades inferiores, lo que condiciona una
disminución de la fuerza de reacción vertical y de los picos de presión durante el apoyo [12].
Sexo
La mayoría de los autores coinciden en que muchas veces no es el sexo el que determina
la distribución de las presiones plantares, sino la utilización de calzado diferente y las
características antropométricas, como un menor peso en las mujeres. De todas formas,
Henning et al. [9] describen patrones de distribución muy similares en niñas y niños. Por
otra parte, generalmente la movilidad articular de las mujeres es mayor y esto puede influir
en que los hombres, con mayor rigidez y menor pronación en la fase de apoyo, tiendan,
como indican Pink y Jobe [12], a localizar la mayor presión sobre la zona lateral del antepié
y de los dedos.
En relación con el sexo, encontramos un claro predominio en el sexo femenino. Así, según
los datos de Montagne, el 60% de la población presenta pies cavos, correspondiendo las
tres cuartas partes de los casos a mujeres. González de Aledo en su estudio con 948 niños
obtiene un porcentaje de esta deformidad del 16 3 ́ %, y constata que en las niñas en más
frecuente que en los niños. Esto tiene relación con el uso de zapatos de tacón ya que estos
generan un acortamiento muscular en toda la polea muscular posterior de la pierna (tendón
de Aquiles, gemelos, sóleo e isquiotibiales) directamente proporcional a la altura de tacón
usada de forma continuada, además genera una importante sobrecarga en la zona
metatarsal directamente proporcional a la altura del tacón [13].