Si la onda que llega a la barrera tuviese una longitud de onda menor, su difracción
seria de menor intensidad.
Si la longitud de onda fuese mucho menor que la amplitud de la abertura, la onda prácticamente no se difractaría; o sea, su dirección de propagación no se alteraría al pasar por el orificio. Normalmente, cuando la luz pasa al lado de obstáculos grandes, o por orificios grandes como el de una cerradura, no observamos su difracción. En ese momento debemos entonces recordar que la difracción de una onda no se percibe cuando pasa al lado de un obstáculo o por un orificio mucho mayor que su longitud de onda. Sin embargo, si consideramos obstáculos u orificios de dimensiones comparables con la longitud de onda de la luz, observaremos la difracción de la luz. La difracción de la luz demuestra su verdadera naturaleza ondulatoria. La luz es un movimiento ondulatorio cuya longitud de onda es muy pequeña.