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Era la distancia de un punto a otro lo que nos separaba.

Sin importar la línea o su forma,


buscábamos incansablemente unir nuestros deseos. Con el tiempo, otra forma de
acercarnos, paulatinamente recorrimos con la vista alrededor y fuimos, como todo lo que en
el tiempo existe, en un momento de descuido, más ajenos que el deseo que dejamos de
sentir el uno por el otro, mucho antes. No queda más que decir de esta historia de
distancias, tiempo y la multiplicidad de líneas que convergen y que con el tiempo pueden
llegar a intersectar o a dividir, dos puntos de vista. LAS IDEAS NO ESTÁN
TERMINADAS.

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