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Baños publicos

En este articulo se intenta dar un panorama de esta interesante temática


hasta principios del siglo XX, pues como afirmaba Galarce en 1886: "La
casa de baños es y ha sido siempre una necesidad indispensable para
Buenos Aires, no sólo por el calor sofocante de nuestro clima en verano,
sino porque innumerable cantidad de personas se bañan durante todo el
año, tanto para conservar la limpieza del cuerpo, como por la indiscutible
influencia benéfica que se siente en la salud moral y material del individuo".
En el "Gran Almanaque de La Tribuna" de 1868, encontramos una
interesante publicidad de la casa de baños de Tomás Lassarte en la
Plaza de Monserrat, calle Belgrano 264, donde descubrimos que los
"brvios rusos" eran a vapor y aptos, -según el director del
establecimientopara curar radicalmente el reumatismo, las erupciones
cutáneas y los resfríos.

Aunque las había para todos los gustos y presupuestos, las casas de
baños porteñas tenían una clientela refinada y eran muy rentables.
La opinión de un médico higienista

En el año 1874, el Dr. Guillermo Rawson dictó una serie de


conferencias sobre la higiene pública y privada en la Facultad de
Medicina. Analizó exhaustivamente el problema del agua potable, de
los aljibes, los pozos artesianos, los lavaderos, el agua de mar y de
los ríos y su incidencia en la salud de la población, que unos años
atrás se había visto enfrentada a la grave epidemia de fiebre
amarilla.

Haciendo comparaciones con diversas ciudades de Europa y América,


concluía que lo ideal era que cada individuo contara con un mínimo
de 100 litros de agua diarios para la limpieza doméstica, los baños, el
lavado, las abluciones corporales y en consecuencia, para la buena
higiene. Y expresaba sobre el particular:

"Nosotros necesitamos baños públicos gratuitos o muy baratos y no


los que actualmente tememos, disfrutados tan solo por los ricas. El
pobre necesita aseo, necesita agua abundante, tanto mas cuanto que
sus condiciones especiales lo amenazan de suciedad y de pestilencia;
y el baño accesible a sus fuerzas es, n no dudarlo, uno de los más
poderosos elementos para su higiene, que, en último término, es la
de la comunidad".4

El problema de la higiene en las clases populares, se agudizó más


tarde con la llegada de una inmigración que, exigua al principio, se
convirtió muy pronto en masiva. Proliferan así los conventillos y en
contraposición a las exclusivas salas de baño, los inmigrantes no
contaban con recintos adecuados para asearse.
Otros se bañaban por turnos en tinas de agua dentro de sus piezas y
los niños y niñas pequeños, aprovechaban las piletas de los
conventillos, allí donde se lavaba la ropa y los platos, para asearse y
refrescarse. Y qué decir de las letrinas; no sólo no servían para
bañarse, sino que tenían siempre que compartirla, con todos los
habitantes de la casa.

Era habitual entonces que muchos usaran sitios, más o menos


recatados, en las mismas calles, -generalmente una pared- para salir
de sus apremiantes apuros, costumbre que venía de muy antiguo en
Buenos Aires y en otras ciudades de la América española y que aún
hoy, no pudo ser erradicada.

Martínez Estrada cuenta que era común ese modo de orinar hasta
bien avanzado el siglo XX. Cuando se suprimieron los mingitorios
municipales, acota: "se encontraban transeúntes parados en el
cordón de la acera, como si les hubiesen quitado el reparo
quedándoles la costumbre y sin saber qué hacer. " Y relata una
divertida anécdota sobre la "expulsión de las aguas" antes de los
mingitorios, de cuya veracidad no abrimos juicio: "El más original que
hemos tenido -señala- fue aquel sin paredes, donde el general Rosas
despidió al ministro Mandeville. Se iba el ministro y el general lo
acompañaba, detrás. Al volverse aquél, comprobó un acto de lo
menos diplomático del protocolo sudamericano.
Diferente era la situación en Buenos Aires. En 1886, Galarce afirmaba
que en nuestra ciudad los baños eran una necesidad indispensable, a
pesar de la proximidad del río, por el calor de nuestro clima y la gran
cantidad de personas que los utilizan todo el año por la limpieza y su
indiscutible influencia benéfica. Por esa época, los médicos los
prescribían y aconsejaban tomarlos con frecuencia, contribuyendo
con ello a promover su difusión entre muchos capitalistas e
inversores que erigieron casas de baños "algunas de importancia,
bien reglamentadas y dotadas coco todas las comodidades que
prescriben el aseo, el buen gusto y hasta el Iujo".7

Y José Antonio Amorena en 1888 señalaba: "Varios son los


establecimientos que existen en esta Capital que reúnen todas las
comodidades, todos los entretenimientos de buen gasto para hacer
más agradable el momento del bono, uniendo a todo esto el lujo y
confort más esquisito. Algunos de ellos cuentan con magníficas
piscinas para natación e inmersión y también con piletas de agua
tibia, de afrecho, de mar artificial, rusos, de lluvia, y duchas
escocesas, etc. "

Estas casas, que incluían además salas de estar y gimnasios, estaban


abiertas al servicio público todo el año, y aunque durante siete meses
permanecían casi inactivas, en el verano tenían una animación
extraordinaria y su precio fluctuaba entre los 38 y 41 centavos cada
baño y de 30 a 32, cuando se tomaban por abonos de una docena.

Amorena menciona sólo ocho en el centro y uno en Barracas, aunque


debieron existir algunos más, no dignos de figurar en una guía
publicitaria. Los fichados, estaban ubicados en Piedad 45 y Piedad
630, San Martín 148, Artes 180, Florida 189, Belgrano 362, 25 de
Mayo 5, Balcarce 80 y en la Avenida Santa Lucía 44, de la antigua
numeración.

Pocos años antes se había abierto uno en el pueblo de Belgrano con


piletas para natación por una sociedad por acciones, "que produjeron
un movimiento y actividad inusitadas en la población de la capital,
que hizo de aquella localidad su centro de reunión".

El de la calle Piedad 45, al lado del Banco de Londres, denominado


"La Argentina", inaugurado en 1883, ofrecía duchas y baños de
inmersión fríos y calientes, con agua de pozo surgente renovada
diariamente y tenía anexa una escuela de natación. Abría desde las 5
de la mañana hasta las 12 de la noche; un baño costaba 50 centavos,
el abono para 12 baños, 4,50 pesos y por 100 boletos se pagaban 32
pesos. Complacía unos 350 bañistas diarios, con ocho empleados en
verano y tres en invierno. También existían hoteles como el Argentino
y el Universel, que prestaban estos servicios.

Esta era la situación, un año antes que se proyectara un complejo de


baños públicos, verdadero emporio que incluía negocios, teatros,
restaurantes, etcétera, accesibles también a las clases bajas de la
sociedad. Pero antes de entrar en materia, tenemos que referirnos a
un personaje de honda gravitación en el tema.

En septiembre de 1880 el Congreso Nacional sancionó la ley que declaró capital de la


República Argentina a la Ciudad de Buenos Aires y fue designado primer intendente de
la ciudad Don Torcuato de Alvear.

Una ciudad en la que estaba todo por hacer.

Además de haber realizado un plan para adoquinar las calles de la ciudad, la


construcción del Jardín Zoológico y de haber logrado demoler la recova que separaba la
plaza de Mayo en dos: la plaza Rivadavia y la 25 de Mayo se puede decir que su
mayor realización fue la apertura de la Avenida de Mayo.

La obra de Alvear, tuvo como aspecto negativo, la necesidad de expropiar y demoler


muchas propiedades como por ejemplo parte del Cabildo que en su ala izquierda quedó
con tres arcos menos.
A partir del 9 de julio de 1894, día de la inauguración de la Avenida de Mayo la zona se
pobló de de importantes edificios, comercios y empresas, entre las cuales se encuentran
el diarios La prensa, Café Tortoni, teatro Avenida, Hotel Chile, Edificio Barolo, La
Inmobiliaria, entre otros.

La ciudad a principios del siglo XX, ya había dejado de ser aldea y comenzaba a ser
llamada la Paris de América.

Las inversiones extranjeras de la década de 1880 aumentaron 10 veces con respecto a la


década anterior, especialmente de capitales ingleses.

Aumentaron las vías ferroviarias que de 2500 km. que habían en 1880, llegó a 9000 km.
en 1890, con mayor concentración en la zona pampeana, zona fértil para la agricultura,
aumentaron las zonas sembradas y las exportaciones especialmente de trigo y de carne.

Dentro de esa década, también se vio favorecida la inmigración donde el mayor


porcentaje era de italianos y españoles.

Por lo tanto en 1900 Buenos Aires era una ciudad en la que la mitad de sus habitantes
eran extranjeros, provenientes de muchos países, con importantes índices de
analfabetismo, ciudad en la que todo estaba construyéndose o modificándose: los modos
de socialización, los usos y costumbres, las distintas vías de acceso a la cultura, a la
religión, y es el momento en que surgen los nuevos ricos o la nueva burguesía. Dentro
de este contexto los nuevos ricos comienzan a invertir en la construcción y es así como
comienza la edificación Art Nouveau.

El Art Nouveau nace en Bélgica en la década del 90 (1890) y se extiende al mundo


adoptando características diferentes en los distintos países y también diferentes nombres
como Liberty en Italia.

Muestra un culto a la naturaleza, las formas humanas se confunden con moluscos y


anguilas, la sensualidad del movimiento le gana a la rigidez de la pose. Figuras
femeninas protagonizan la escena del Art. Nouveau, en tiempos en que las mujeres
estaban cubiertas desde el tobillo hasta el cuello. Son imágenes femeninas ornamentadas
con elementos de la naturaleza como sogas, plumas y pétalos.

Otra de las características principales del Art Nouveau es el uso de la línea curva.

ARQUITECTURA

El Art. Nouveau de Buenos aires fue sobre todo en arquitectura ya que al ser un país en
formación no estaba en condiciones de producir bienes muebles como joyas, muebles,
o vajilla, rubros que florecían en Europa.

La vigencia del Art Nouveau en Europa fue corta, desde 1895 a 1905, pero en Buenos
Aires la preferencia por este estilo se extendió hasta principio de los años veinte.

Si bien los edificios no poseían la complejidad de las obras europeas, los edificios
aparecían recargados desde la composición de la fachada hasta el detalle ornamental.
El Art. Nouveau, en Buenos Aires se encuentra básicamente en la arquitectura privada y
comercial en especial en los barrios de Montserrat, San Cristóbal y en especial en las
áreas del Congreso y Once, lugar donde se asentaban las clases medias y la burguesía
que encargaban edificios comerciales o de renta y casas particulares.

La estética de estas obras en muchas ocasiones estuvieron relacionadas con la voluntad


de las distintas colectividades, prueba de ello son los edificios de clubes e instituciones,
que desplegaron el imaginario de la patria. Como el caso del club Español.

Exponentes del Art Nouveau en Buenos Aires.

Como exponentes del art Nouveau en Buenos Aires se destacan sin lugar a dudas

CONFITERIA EL MOLINO -1917-

Al igual que la Galería Guemes fue construida por Gianotti en tiempo record, donde se
unificaron el edificio de la confitería de dos pisos con un lote anexo que se englobaron
en una misma fachada, y culminaba en un torreón, con vitrales iluminados desde
adentro con luz eléctrica en el que se implantaron las aspas de un molino. Para adornar
la fachada ningún recurso decorativo fue dejado de lado: mosaicos, vitrales, broncería y
estucos. Gianotti mandó traer para ello todos los materiales de Italia: puertas, ventanas,
mármoles, manijones de bronce, cerámicas, cristalería y más de 150 metros cuadrados
de vitraux
EDIFICIO OTTO WULFF (1914)

El edificio Otto Wulff, diseñado por el arquitecto Morten Rónnow ubicado en la


Avenida Belgrano y Perú construido en hormigón armado, tiene reminiscencias de faro
al igual que muchas empresas marítimas emplazadas cerca del puerto. Se trata de un
edificio coronado por dos cúpulas gemelas.

La imaginaria del reino vegetal esta casi ausente y la ornamentación recurre a motivos
animales y humanos pero un tanto rígidos.

En este edificio lucen ocho atlantes, tres sobre la calle Belgrano y cinco sobre Perú, de
cinco metros, en actitud de estar sosteniendo desde el segundo piso el resto de la
construcción, cada uno de los cuales representa uno de los artes y oficios relacionados
con ella: herrero, carpintero, albañil, forjador, aparejador, escultor, y en la ochava el jefe
de obras y el arquitecto o sea el mismo Rönnow. Una curiosidad es que las figuras
tienen rasgos correspondientes a la población autóctona. En el fuste, hay unas esculturas
de cóndores de 5 metros de altura y también de otros ejemplares de la fauna local, tales
como loros, pingüinos y lechuzas. Las figuras no son de piedra sino de hormigón
armado, señalando que los constructores prefirieron las técnicas más modernas.

El edificio está rematado por dos bellas torres cupuladas, a partir del séptimo piso, cada
una con un depósito de agua disponible en caso de incendio, hechas -como los atlantes-
en hormigón armado, que rematan en dos altas agujas. Como una lleva el sol en su
extremo y la otra una corona, (parece que perdió la luna original), que se conjeturó que
representaban la alianza imperial entre Austria y Hungría.
GALERIA GUEMES -1915.

La galería Güemes es considerado el primer rascacielos de Buenos Aires. Sorprendía la


variedad de usos que albergaba en su interior. En el subsuelo un teatro, un cabaret y un
restaurante, pisos de vivienda que daban a Florida y pisos de oficina por San Martín, en
planta baja, galería con locales comerciales; en la terraza otro restaurante con mirador.
Todo esto rodeado de avances técnicos como ascensores muy rápidos, sistemas contra
incendios, refrigeración, calefacción y ventilación forzada. Un sistema de tubos
neumáticos que servía de correo interno del edificio y detalles de broncería en los
ascensores, entre otras cosas.

CASA KULCKE, FRANKEL Y CIA (1913)

Edificio de Avenida de Mayo y San José

En este edificio se realizaron los más importantes experimentos del Art. Nouveau. La
ornamentación que adornaban los exteriores, tanto las de hierro como las de revoque
seguramente evocaban los bordados de la ropa interior que se vendía en el negocio,

La fachada de este edificio consiste en una gran vidriera de hierro y vidrio en forma de
arcadas con columnas de capiteles enrulados y festones en los bordes repitiéndolo varias
veces para cubrir los frentes por las tres calles.

PALACIO DE LOS LIRIOS -1905-.

El llamado Palacio de los Lirios diseñado por el ingeniero E.S. Rodríguez Ortega
ubicado en Rivadavia 2031, transmite la imagen más emblemática asociada al Art.
Nouveau en su vertiente belga, que en Buenos Aires no tuvo demasiada aceptación.
Pero también en sus formas se puede ver algún aporte del Modernismo Catalán, en su
fachada porque el interior apenas tiene algunos detalles ornamentales como los
cielorrasos y la carpintería.

HOTEL CHILE – 1907-

Protección: estructural

Hacia el 1900 la arquitectura hotelera experimentó un boom, principalmente por dos


factores: el desarrollo en el transporte y la comunicación y los progresos técnicos en el
campo de la construcción y equipamiento.

El diseño del hotel Chile de la Avenida de Mayo y Santiago del Estero es del
arquitecto Louis Dubois. Las sinuosidades superficiales de las fachadas toman cuerpo
en las molduras, rejas y paneles cerámicos y se continuaban en las mansardas y cúpula
cubiertas por escamas de pizarra. Lamentablemente la cúpula junto con la mansarda fue
consumida por un incendio en 1988.

HERRERIA

La versatilidad del hierro fue fundamental para satisfacer los caprichos del Art.
Nouveau.

En los inicios el hierro fundido permitió una construcción con vigas capaces de
soportar varios pisos de alto. Con la aparición del acero las construcciones no solo
pudieron hacerse en altura sino también a lo largo. Ejemplo de esto son los grandes
puentes como el de Brooklyn en Nueva York o la torre Eiffel en Paris.

A partir de entonces se pudieron independizar la estructura de los cerramientos y


comienzan a asociarse las piezas metálicas con los paños de vidrio.

Como ningún otro material el hierro logro acaparar la energía de las líneas del Art.
Nouveau.

Importados o de producción local los elementos de herrería inundaron las obras de


Buenos Aires materializando el espíritu Art. Nouveau que caracterizaron las
construcciones porteñas de principios del 1900. El uso de componente metálico como el
hierro, cobre, bronce, zinc y plomo en puertas y ventanas, techos y marquesinas, loggias
y galerías, escaparates y vidrieras hicieron que retrocediera la mampostería.

PIEDRA

La piedra tuvo amplia difusión especialmente en exteriores en Europa, No ocurrió lo


mismo en Buenos Aires ya que estaba asentada en una llanura y carecía de canteras, Es
por eso que las fachadas se realizaron en revoque símil piedra. La piedra importada,
apareció en algunos componentes de la construcción como en balaustradas u
ornamentos de gran talla en interiores o exteriores de edificios institucionales o en
viviendas donde la ostentación superaba el estándar porteño de la símil piedra.
SIMIL PIEDRA

El revoque símil piedra terminó convirtiéndose en un rasgo característico de la


arquitectura Argentina, apoyado en la habilidad técnica y artesanal de los albañiles
italianos, creando así una ilusión de una arquitectura de aparente solidez.

El revoque símil piedra es una mezcla de cemento, arena y pigmentos minerales que
con el paso del tiempo adquieren una patina idéntica a la de la piedra natural.

FACHADAS

Hasta entonces el aspecto del la ciudad colonial era austero a la manera de las ciudades
del sur de España y como ornamentación, solo rejas y balcones.

Hacia 1900 los frentes adquirieron gran importancia dada la necesidad del titular del
inmueble de distinguirse, demostrando así su poderío económico.

Este poderío económico no solo se demuestra en la fachada del edificio sino también en
las cúpulas.

El origen de las cúpulas se remonta a la Mesopotamia hace unos 6000 años, pero fueron
los romanos quienes desarrollaron la sintaxis moderna de la cúpula, destacándose el
Panteón de Agripa. La cúpula va evolucionando, pasando por la cúpula bizantina
apoyada sobre pechinas, donde el mejor ejemplo se puede observar en la iglesia de
Santa Sofía, la cúpula califal, la cúpula octogonal de Brunelleschi,hasta llegar a la más
novedosa que es la cúpula geodésica que permite el techado de grandes espacios sin
soportes y con gran iluminación.

En Buenos Aires la cúpula no tuvo un sentido religioso sino que fue adoptada como
remate por su fuerza expresiva, convirtiéndose en un símbolo de la ciudad y de la
suntuosidad de la burguesía argentina.

Se puede observar un gran número de cúpulas en Avenida de Mayo y sus alrededores.


Proliferaron por doquier. Estilos arábigos y españoles se mezclaron con el art nouveau
de moda en Europa y que ya empezaba a invadir Buenos Aires.

En Buenos Aires hay alrededor de 300 cúpulas entre las que a nuestro criterio se
destacan

CÚPULAS DE BUENOS AIRES.


CONFITERIA EL MOLINO -1914-

La cúpula de la confitería El molino está ubicada en Callao y Rivadavia frente al


Congreso de la Nación, de estilo Art Nouveau y fue diseñada y construida por el
arquitecto italiano Francesco Gianotti. En su interior aloja una vivienda pequeña,
habitable, que tiene tres alturas y a la que se accede por una escalera caracol.

Además, algunos detalles fueron resueltos con piezas pre moldeadas de hormigón
armado, como por ejemplo escaleras y la estructura de la estilizada cúpula que corona la
ochava.

La totalidad de los elementos decorativos provienen de la mano de Gianotti, algunos de


ellos interpretados en Milán por su hermano. Es allí donde la estética modernista hace
su aparición en vitrales.

CONGRESO NACIONAL -1906

Nivel de protección: estructural

En este monumental edificio tiene asiento el Poder Legislativo Nacional, proyectado por
el arquitecto italiano Víctor Meano.

La edificación se inició a comienzos del año 1898. La nueva sede se inaugura el 12 de


mayo de 1906.

Su gran cúpula de 80 metros de altura, revestida en bronce, está constituida por una
estructura de casquetes metálicos cuya resolución constituyó un alarde técnico para la
época, ésta rematada con un pararrayos.
EDIFICIO LA INMOBILIARIA -1910-

Nivel de protección: estructural.

Ubicada en Av. de Mayo entre San José y Sáenz Peña, es obra del arquitecto Luís
Broggi, inaugurada el 25 de Mayo de 1910, mandado a construir por la compañía de
seguros “La Inmobiliaria.

Influencia de la arquitectura italiana se aprecia en las “loggias” materializada por arcos


y columnas y en las esculturas de Venus y Apolo en nichos en el último piso.

En la parte central de la fachada un mosaico cerámico policromado dice la


inmobiliaria.

En el edificio se destacan sus torres esquineras que poseen cúpulas de color rojo, con
minarete y mirador superior, este último construido en zinc. Las dos torres son
habitables.

EDIFICIO BAROLO -1922-

Nivel de protección: integral

Ubicada en Avenida de mayo 1466, realizada por el arquitecto Palanti Mario,


inaugurado en 1922. La fachada principal, sobre Avenida de Mayo, termina en una
torre bulbosa. Mide 100 m. de altura hasta el faro giratorio que corona la torre. En
Montevideo, Palanti construyó el Palacio Salvo, de semejante arquitectura.

El edificio parece ser un caso raro de diseño Integral, ya que desde las fallebas y las
manijas de las puertas hasta los once ascensores fueron especialmente proyectados por
Palanti. Y no sólo proyectados sino importados: todos los materiales, desde las puertas y
los caños hasta el granito de las paredes y columnas y el mármol de carrara para los
1.410 peldaños que componen los 236 metros de escalera, fueron traídos desde Italia.
Además, el Palacio Barolo está considerado una obra precursora del “criterio de
destinos múltiples“, es decir la hoy llamada propiedad horizontal.

HOTEL CHILE -1907-

Nivel de protección: estructural

Avenida de Mayo y Santiago del Estero.

Su fachada rica detalles ornamentales, que terminan en el remate del cuerpo


central con la cúpula acebollada. La mansarda y cúpula estaban cubiertas por escamas
de pizarra. Esta última con una particular estructura de madera de formas bulbosas y
con caladuras, coronadas por dos pináculos de zinc. Lamentablemente la cúpula junto
con la mansarda fue consumida por un incendio en 1988

AV DE MAYO 1401-1909-

Nivel de protección: estructural

Edificio construido en 1909 por el arquitecto Guichet. Como podemos ver La base de la
cúpula es circular con una semiesfera realizada con una estructura de madera sobre la
cual se coloca la pizarra en forma de escamas, coronada por un decorado pararrayos.

Edificio LA PRENSA -1898-

Nivel de Protección: Integral

Ubicada en Av. de Mayo 567 construida por los arquitectos Alberto de Gainza y Carlos
Agote entre los años 1895 a 1898. Entre los elementos que se destacan esta la cúpula
que constituye una enorme farola con una estatua de bronce que alcanza los 55m.,
representando alegóricamente al periodismo, una mujer que en una mano sostiene una
antorcha y en la otra una página escrita

En su fachada se destacan el balcón, el reloj y en especial la farola con su figura


femenina que durante los primeros años del siglo XX fue símbolo de identidad de la
avenida y de la ciudad.

Tenía entonces una sirena que se escuchó por primera vez en 1900, a la muerte del Rey
de Italia, Humberto I, volviendo a hacerlo en otros acontecimientos como el fin de la
Primera y Segunda Guerras Mundial.

En 1993 el gobierno de la ciudad compro el edificio y desde entonces funciona la casa


de la cultura del gobierno de la ciudad.
CLUB ESPAÑOL

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